Научная статья на тему 'Historiografía y marxismo en Colombia en la segunda mitad del siglo XX'

Historiografía y marxismo en Colombia en la segunda mitad del siglo XX Текст научной статьи по специальности «Социологические науки»

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Colombia / historia social / historiografía / marxismo / participación política / Colombia / social history / historiography / Marxism / political participation

Аннотация научной статьи по социологическим наукам, автор научной работы — Lina Marcela Martínez Durango, Guissepe D’Amato Castillo

Este articulo analiza la producción historiográfica de textos sobre Karl Marx, el marxismo, y autores abiertamente marxistas en Colombia en la segunda mitad del siglo XX. El objetivo principal es reconocer la importancia de las técnicas y teorías relacionadas con el estudio de la historia adelantadas por autores afines al marxismo, a la doctrina del materialismo histórico, enfatizando en el estudio de las relaciones de producción, y su aplicación científica y política. Tiene como hipótesis definir la relación entre marxismo e historiografía, y los principales aportes de la historiografía marxista a la academia de Colombia. El diseño metodológico hace una revisión conceptual, histórica y jurídica. A manera de reflexión, destacó el impulso que dio el discurso del marxismo y los marxistas al modo de lucha de los trabajadores, los gremios y las organizaciones de los círculos de los estudiosos.

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Historiography and Marxism in Colombia in the second half of the 20th century

This article analyzes the historiographical production of texts on Karl Marx, Marxism, and openly Marxist authors in Colombia in the second half of the 20th century. The main objective is to recognize the importance of the techniques and theories related to the study of history advanced by authors related to Marxism, to the doctrine of historical materialism, emphasizing the study of relations of production, and its scientific and political application. Its hypothesis is to define the relationship between Marxism and historiography, and the main contributions of Marxist historiography to the Colombian academy. The methodological design makes a conceptual, historical and legal review. By way of reflection, he highlighted the impulse that the discourse of Marxism and the Marxists gave to the way of struggle of the workers, the unions and the organizations of the circles of scholars.

Текст научной работы на тему «Historiografía y marxismo en Colombia en la segunda mitad del siglo XX»

52, octubre 2023: 1-11

Historiografía y marxismo en Colombia en la segunda mitad del siglo XX*

Historiography and Marxism in Colombia in the second half of the 20th century

Lina Marcela Martínez Durango** Guissepe D'Amato Castillo***

Resumen: Este articulo analiza la producción historiográfica de textos sobre Karl Marx, el marxismo, y autores abiertamente marxistas en Colombia en la segunda mitad del siglo XX. El objetivo principal es reconocer la importancia de las técnicas y teorías relacionadas con el estudio de la historia adelantadas por autores afines al marxismo, a la doctrina del materialismo histórico, enfatizando en el estudio de las relaciones de producción, y su aplicación científica y política. Tiene como hipótesis definir la relación entre marxismo e historiografía, y los principales aportes de la historiografía marxista a la academia de Colombia. El diseño metodológico hace una revisión conceptual, histórica y jurídica. A manera de reflexión, destacó el impulso que dio el discurso del marxismo y los marxistas al modo de lucha de los trabajadores, los gremios y las organizaciones de los círculos de los estudiosos.

Palabras claves: Colombia, historia social, historiografía, marxismo, participación política.

Abstract: This article analyzes the historiographical production of texts on Karl Marx, Marxism, and openly Marxist authors in Colombia in the second half of the 20th century. The main objective is to recognize the importance of the techniques and theories related to the study of history advanced by authors related to Marxism, to the doctrine of historical materialism, emphasizing the study of relations of production, and its scientific and political application. Its hypothesis is to define the relationship between Marxism and historiography, and the main contributions of Marxist historiography to the Colombian academy. The methodological design makes a conceptual, historical and legal review. By way of reflection, he highlighted the impulse that the discourse of Marxism and the Marxists gave to the way of struggle of the workers, the unions and the organizations of the circles of scholars.

Keywords: Colombia, social history, historiography, Marxism, political participation.

Recibido: 24 mayo 2023 Aceptado: 18 agosto 2023

Este artículo es resultado del proyecto de investigación "Evolución histórica, política, social y legal en la protección de las minorías étnicas y sexuales en la región Caribe colombiana" (Código del proyecto: INV.1314-01-011-16) del grupo de investigación Derecho, Política y Sociedad de la Universidad de la Costa- CUC (Colombia).

Colombiana (autora principal) (autora de correspondencia) Abogada. Magíster en Derecho. Doctorando en Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla- España. Docente e investigadora a tiempo completo de la Universidad de la Costa (Barranquilla, Colombia) correos de contacto: lmartine117@cuc.edu.co / lmmardur@alu.upo.es. ORCID: http: / / orcid.org/0000-0002-3513-6835.

Colombiano. Historiador. Magíster en Historia de América Latina y Mundos Indígenas. Doctorando en Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla- España. Docente e investigador a tiempo completo de la Universidad Sergio Arboleda (Barranquilla, Colombia) correos de contacto: guisepe.damato@usa.edu.co / gdacas@alu.upo.es. ORCID: https: / /orcid.org/0000-0001-6239-789X.

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1. Introducción.

Este artículo de revisión, desde lo teórico e histórico, examina los aportes de académicos y estudiosos sobre los grandes debates sobre la historiografía y el marxismo en Latinoamérica. Este documento analiza la aplicación de distintas teorías marxistas, desde el punto de vista historiográfico, sobre las realidades económicas y sociales de Colombia en la segunda mitad del siglo XX. La militancia política, los discursos, el multiculturalismo radical y las nuevas tendencias creadas en ese periodo fueron el insumo para los debates académicos sobre el marxismo y sus realidades en América Latina. Es necesario responder a la pregunta ¿Que función adquirió el marxismo como método de análisis del sistema filosófico, político y económico de Colombia en la segunda mitad de siglo XX? El marxismo como instrumento de investigación y crítica social generó un notable impacto en la historiografía de la región desde mediaos del siglo pasado, de hecho, un mayor análisis de los fenómenos históricos y realidades política permitió reconocer las problemáticas, las luchas internas de clases sociales en la región; Colombia y los círculos académicos cercanos al marxismo estuvieron cercanos a los estudios de esas realidades.

Estudiosos colombianos como Orlando Fals Borda, Carlos Uribe Celis, Gerardo Molina, entre otros, generaron iniciativas académicas para reconocer el impacto del marxismo en el mundo contemporáneo y en Colombia. Encontraron en un ciclo de conferencias y textos sobre el natalicio de Karl Marx un espacio para describir la influencia de las teorías y políticas del marxismo en Colombia. Desde las primeras décadas el marxismo nacional encontró condiciones internas y externas en las clases populares del país que merecían ser estudiadas. La fundación del partido marxista en Colombia afianzó una primera etapa de influencia del marxismo hasta la década de 1930, y desde entonces se abrió una coyuntura que permitió una influencia ideológica del marxismo sobre la izquierda liberal y sobre otros movimientos sociales y políticos en el país. El inicio del periodo denominado "La Violencia" en la década de 1940 perfiló al marxismo como una guía antidogmática de las realidades de la época.

Durante el periodo estudiado, el marxismo en Colombia encontró en el materialismo histórico un marco conceptual indicado para explicar las distintas culturas de la nación, el desarrollo de las relaciones de producción, las luchas sociales, y la creación de corrientes filosóficas y políticas distintas a las de las elites conservadoras y militares que habían controlado el país desde el periodo de independencia (Martínez Durango, Campos Benavides, D' Amato Castillo, & Arrieta López, 2022). Las diferentes teorías de Marx y del marxismo universal fueron utilizadas como una bandera de liberación del colonialismo intelectual, surgió entonces un mayor apoyo a la eliminación de las teorías "eurocentristas" de mediados del siglo XIX con las que se explicaba la historia de Colombia y sus habitantes.

La visión del desarrollo desigual y no uniforme de Marx sobre el mundo ayudó a los estudiosos de la historia de Colombia (como un país periférico y con fuertes confrontaciones internas y civiles especialmente en el mundo rural) a una renovación de los discursos, planteando así nuevos contenidos y recursos que obligaban a los estudiosos e intelectuales a comprender las realidades históricas con la inclusión de actores sociales y políticos distintos a los mencionados en los textos tradicionales de historia. Hubo un cambio profundo en la historiografía, que sirvió de bandera a los diferentes grupos revolucionarios que se habían fundado a mediados de siglo, y en los círculos de políticos reaccionarios, quienes se habían autodenominado como faros de círculos de izquierda postmarxista que veían en la revisión de la historia una causa en común. Todas estas situaciones nos llevan a revisar que se ha escrito sobre Marx y el marxismo desde un punto de vista crítico que dé a conocer los contenidos aún vigentes en el escenario académico, y que también permitan conocer como fue el proceso de formación y luchas que vivieron los círculos académicos que encontraban en Marx y el marxismo una fuente de conocimiento para afrontar problemas notables en el contexto de Colombia.

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Una de las hipótesis mostrará como estos profundos cambios sobre la historia colombiana tuvo un notable impulso con las publicaciones de artículos y libros relacionados con Marx y el marxismo en las universidades del país, ayudando a construir también dogmatismos, y/o discursos que sirvieron a las luchas armadas y propagandas subversivas de grupos al margen de la ley. El desarrollo del presente artículo se fundamenta en el paradigma cualitativo, empleando un enfoque de tipo hermenéutico documental que permite un alcance descriptivo e interpretativo de la información, a la cual se llegó a través de una serie de instrumentos, entre los cuales se presentan, la revisión bibliográfica y documental de la literatura histórica sobre la historiografía y el marxismo en Colombia. La justificación de este artículo se encuentra en la necesidad de revisar los aportes del materialismo histórico a la construcción del marxismo académico. Destacaron las reformas educativas, sociales y económicas impulsadas por el crecimiento del sindicalismo y los distintos movimientos obreros colombianos, que favorecieron un clima para la apertura intelectual que permitía la crítica, pero que era señalado por los círculos conservadores del país como promotores de las guerrillas en el territorio nacional.

2. Marx, el marxismo y el pensamiento marxista en Latinoamérica.

El pensamiento marxista y las realidades de los países menos desarrollados en occidente estuvieron articulados por la forma en como los textos de Marx ayudaron a descifrar los contextos de los países no capitalistas, o periféricos (Eagleton, 2011). La visión de un desarrollo desigual y no uniforme del capitalismo en esta parte del mundo se enfocó en las relaciones productivas del mundo campesino y las comunidades rurales. En Argentina, Brasil, Chile, México Y Uruguay la figura de Marx generó interés tempranamente en un grupo de pensadores a principios del XX (Hobsbawm, 1998). De hecho, en la región las figuras de José Martí, Rafael Núñez y Tobías Barreto ayudaron a entender el revolucionario sistema filosófico alemán del siglo XIX (Tristán, 2002). La propagación del marxismo dentro del sistema político latinoamericano se apoyó tempranamente en los círculos de lectores y periódicos propagandísticos.

En América Latina, como en el resto del mundo, el marxismo hizo su aparición en momento de duras tensiones económicas y sociales: justamente en el lapso comprendido entre los años veinte al cuarenta, cuando las repercusiones del desarrollo capitalista en nuestro continente se hicieron tan ostensibles que comenzaron a transformar de modo significativo, la vida política y económica de los distintos países del área (Martínez & D Amato, 2022). La modernización del capitalismo regional fue bastante notable en el periodo mencionado, especialmente porqué los cambios economicos fueron estructurales, impulsándose la industrialización, la expansión de los mercados internos, y el crecimiento urbano con una masa de trabajadores que encontraban en las fábricas un espacio como protagonistas históricos que reclamaban presencia y voz en las grandes decisiones (Martínez Durango & D' Amato Castillo, 2022).

Los debates teóricos, historiográficos y políticos sobre el origen histórico del marxismo latinoamericano generaron una amplia recepción en la región (Loyola, 2021). Dentro de los puntos en común del marxismo en Latinoamérica se encontró la autonomía ideológica, políticas y organizativa de los movimientos obreros cercanos al partido socialista, distante en todo caso del tradicional liberalismo burgués, también la preparación de las luchas de los obreros por la extensión de derechos y reivindicaciones históricas en el desarrollo de la sociedad. La caída del zarismo y la revolución socialista de 1917 en Rusia generó amplias expectativas en este hemisferio. La figura de Lenin y el llamamiento a la lucha de clases para la toma del poder era el preámbulo que el movimiento obrero latinoamericano necesitó para afianzar el discurso del cambio social. Pensadores como el peruano José Carlos Mariátegui vieron que en las realidades de América debía surgir un socialismo del siglo XXI que "no debe ser calco ni copia, sino creación heroica" (Wolf, 2005).

Los intelectuales encontraron en el discurso de la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos un objetivo esencial que beneficiaria un sentimiento de clase portadora de futuro que necesitaba representarse

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a sí misma con iniciativas revolucionarias. El papel de las minorías étnicas (indígenas y afrodescendientes) en ese periodo también tuvo interés por cómo el marxismo era una herramienta discursiva para obtener mayores derechos en temas relacionados con el acceso a derechos fundamentales. De hecho, estos grupos minoritarios vieron en las formas de lucha que inspiraba Marx una ventana para visibilizar los graves problemas de inequidad, exclusión y discriminación en Colombia (Martinez & D Amato, 2022). El origen del materialismo histórico a mediados del siglo XIX generó por primera vez una crítica coherente y radical del capitalismo (Wallerstein, 2010), y en América Latina la migración masiva de europeos a través de los puertos permitió la rápida difusión de discursos y textos. Sin embargo, solo hasta el siglo XX estas ideas germinaron en amplios movimientos latinoamericanos que impactaron de forma notable a través de levantamientos y acciones, como la revolución cubana.

Sumado a la anterior, el estudioso del marxismo Ricardo Sánchez destacó que en el componente histórico de la revolución en América Latina, la corriente de las ideas no avanzó al ritmo del componente de la acción, de hecho, esa no correspondencia fue incluso notable y dramática; aunque al principio no fue la idea, sino la acción, los hechos; porque las masas se levantan a luchar contra la opresión y surgen los revolucionarios de acción; el desarrollo de las ideas socialistas en sus diferentes variantes fue reducida. El mismo autor mencionó que la figura de ideólogos del socialismo latinoamericano de dimensión universal, además de José Carlos Mariátegui, está Ernesto Che Guevara y su propuesta del Hombre Nuevo en el socialismo y Fidel Castro, quienes destacaban como la fórmula del socialismo para el camino del desarrollo económico para los países América Latina.

El marxismo latinoamericano tuvo como características principales una aguda conciencia del carácter original, específico y unitario de la realidad latinoamericana, y a aceptación del marxismo heterodoxo, según el cual las sociedades latinoamericanas podían ser discretas y analizadas determinando sus posibilidades de transformación. En Latinoamérica los avances en materia de historiografía tuvieron un notable apoyo de los movimientos estudiantiles (Acevedo Tarazona & Samacá Alonso, 2011), que encontraron en sus discursos un apoyo para las movilizaciones y levantamientos que ocurrieron en la década de 1960 y 1970; casi todo ocasionado por las convulsiones económicas y políticas cercanas a la inconformidad social de los sectores menos favorecidos (Archila, El movimiento estudiantil en Colombia, una mirada histórica, 2012).

Las nuevas reflexiones historiográficas enseñaron que todo ensayo de análisis marxista no debe escindir la teoria de la realidad histórica en que se inserta, deberá respetar una minuciosa cronología, para dar al marxismo como teoria y como práctica su definición y su lugar exactos; o en otras palabras, deberá elaborar seria y responsablemente análisis de las relaciones sociales. Desde una aproximación esquemática, hablar de marxismos latinoamericanos nos enfrenta al menos con dos tendencias. Por una parte, existe una línea que podríamos denominar dogmática que sostiene que la teoría marxista es una y la misma, que se extiende a distintas partes del globo con una capacidad explicativa intrínseca debido a la universalidad de las formas de explotación capitalista. En contraposición, existen enfoques que niegan la posibilidad de comprender la realidad latinoamericana a partir de la teoría marxista al entenderla como una perspectiva occidental y eurocéntrica que nada tiene que aportar al pensamiento regional.

La historia del socialismo y de los distintos partidos obreros nacionales de Latinoamérica también hizo parte importante del conocimiento histórico de las sociedades modernas y la formación de clases sociales (García Nossa, Una vía socialista para Colombia, 1973), y contribuyó a la creación de una periodización histórica del pensamiento marxista en esta parte del mundo. Claramente la década de 1930 marcó un punto álgido con la aparición de un mayor número de partidos socialistas y antimperialistas en la región (García Nossa, 1968), sin embargo, fue la expansión del éxito soviético el lapso que mayor influencia tuvo en esta parte del mundo, puntualmente con el éxito de la revolución cubana y las luchas insurgentes armadas en parte del continente por parte de guerrillas campesinas. El periodo de divulgación de las ideas marxistas y los debates entorno al pensamiento de Marx marcó profundamente el desarrollo de naciones como Argentina,

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Colombia y México, donde sirvió también de plataforma al grupo de movimientos subversivos que veían en la lucha armada otra posibilidad de ganar poder frente a las elites conservadoras regionales.

El grado de las relaciones del capitalismo en América Latina fue distintas a las de Europa y Estados Unidos, y el marxismo supo recepcionar y adaptar el pensamiento filosófico y político a las teorías en los sectores populares. Los enfrentamientos con otras corrientes de pensamiento tuvieron una de sus mejores expresiones en la polémica a propósito de la implementación de la educación socialista en México a inicios de los años treinta entre el marxista Vicente Lombardo Toledano y el filósofo Antonio Caso, destacado representante del intuicionismo y el voluntarismo; en México otras figuras como las del cubano Julio Antonio Mella fueron determinantes para el funcionamiento del partido comunista mexicano como teóricos del nacionalismo. El principal debate de los marxistas latinoamericanos sobre la historia de los países de la región giró en torno al modo de producción y formaciones socioeconómicas en la segunda mitad del siglo XX; en el caso mexicano, hubo un notable interés por conocer las características y rasgos culturales propios de cada región.

La aparición de teorías como la teoria de la dependencia fueron el resultado de los debates sobre el desarrollo de Latinoamérica, y en donde los estructuralistas encontraron, en el pensamiento marxista, especialmente en los que tomaron el materialismo histórico como una herramienta, una forma de comprender mejor las particularidades latinoamericanas. Asuntos como la denominada cuestión indígena, las etapas historias del desarrollo económico latinoamericano, y el marco global del capitalismo, generaron debates en torno a las particularidades de la región. El surgimiento de estas teorías marxistas de la dependencia surgió y se consolidaron en la década de 1960 estuvo también articulado a las teorías estructuralistas, especialmente por la figura de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pero no siempre se ha reconocido su importancia como parte de las corrientes de los pensamientos marxistas latinoamericanos (Branca & Cognigni, 2021).

Destacó el impulso que dio el discurso del marxismo y los marxistas al modo de lucha de los trabajadores, los gremios y las organizaciones de los círculos de los estudiosos. Las acciones políticas y el activismo tampoco quedan exentas de este debate, especialmente desde mediados del siglo pasado cuando surgieron tendencias que cotejaron algunas ideas del marxismo dogmático, de corte estalinista, y reclamaron un retorno a los clásicos en busca de nuevas perspectivas teóricas que enriquezcan la investigación y la acción política. Uno de los grandes aportes teóricos de ese debate se dio en Simposio patrocinado por el Departamento de Historia de la Universidad Nacional con motivo del Centenario de la muerte de Carlos Marx, en donde se analizaron los campos del conflicto social, de la acción política, de la ideología y de los estudios sobre la realidad nacional.

3. El pensamiento marxista y la utilidad del materialismo histórico en Colombia

En Colombia la figura de Luis Eduardo Nieto Arteta tuvo una notable relevancia para los estudios de economía y cultura en la historia del país, especialmente por la influencia que generó en los sectores marxistas colombianos (Vidal & D Amato , 2016). Este conoció a través de sus estudios de derecho público y privado los fundamentos de las conductas de los individuos y de los grupos; para ese momento la agitación en los centros urbanos crecía debido a la incorporación de grupos de estudiantes a organizaciones de izquierda promovida por el recientemente creado Partido Comunista, y por los sectores más radicalizados del tradicional Partido Liberal (Cajas, 2002). Los tempranos postulados sobre como debía funcionar la política socialista colombiana fueron conocidos por las organizaciones obreras, quienes veían en sus teorías con ahínco para la transformación radical de la economía; y quienes entendieron y encontraron en el socialismo un conjunto de ideas y sistemas fortalecidos en el terreno sindical, aunque la historia de éste fuera más decisiva en las transformaciones sociales (Martínez Durango, D' Amato Castillo, & Guzmán Posso, 2020).

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Un capítulo de la historia nacional se abrió con los nuevos postulados de ideas socialistas en Colombia. Ciertamente no era un movimiento nuevo para el país porqué en 1849 se fundó tempranamente el Club Socialista en Colombia; aunque son escasos los registros sobre el desarrollo de ideas y acciones en ese momento. No obstante, fue el estallido de la revolución mexicana (1910-1919) el que trajo nuevamente fuerza a los ideales socialistas en Colombia, especialmente porque ponía en discusión el acceso a la tierra y la libertad apoyado por las movilizaciones obreras.

No obstante surgió como un periodo utópico producto de la expansión de las ideas por Europa y el mundo a través de intelectuales jóvenes y textos que estuvo alimentado por la revolución de 1854. Ciertamente fue con la valoración del socialismo de carácter progresivo que denunciaba las desigualdades y la dimensión igualitaria que debía adquirir la sociedad colombiana que ganó espacio dentro de la historia y la sociedad de la época, especialmente incentivado por los movimientos de artesanos y obreros en las ciudades, y por una base agraria en lo rural que no poseía tierras ni bases materiales para su desarrollo (Archila, 2008).

Cabe mencionar que durante todo el siglo XIX Colombia se encontró sumida en numerosos conflictos civiles y políticos internos que ocasionaron no solo profundas divisiones territoriales, sino que dificultaron la entrada a ideas distantes de las tradicionales lideradas por los partidos políticos afines al conservadurismo y al liberalismo clásico. A pesar que no es nuestra la intención de discutir los problemas de la formación de la Nación colombiana, nos parece relevante enmarcar que justamente con el surgimiento de una corriente de pensadores afines al materialismo histórico, surgieron en las academias debates sobre la formación misma de la Nación en el siglo XIX; el concepto de Nación destacó entonces como como una extensión de las fronteras regionales interconectadas, con la idea de romper con versiones más cercas a la ficción que al rigor que merece tal asunto (Fals Borda, 2008).

Pese a lo anterior, las discusiones de los mismos estudiosos afines al marxismo se enfrascaron en que temas de índole cultural, económico, político y social, que era relevante para construir una idea novedosa lejana a discursos regionalistas, nacionalistas o de una simple visión a un territorio con la colección de los habitantes en alguna provincia, país o reino. La palabra región también fue trascendental entonces debido a que su clasificación permitió entender los espacios estudiados como franjas naturales, diferentes en el orden ambiental, económico y sociocultural, gradualmente autosuficientes en cuanto a su ordenamiento, y poseedoras de un sistema de comercio conectado internamente y externamente; como una particularidad encontramos que artículos, ensayos y libros, dan aun importancia al determinismo geográfico como un elemento importante en la historia de Colombia y sus regiones desde el periodo colonial hasta el mediados del siglo pasado.

Cabe destacar que existieron problemas para debatir temas en torno a Marx y a las teorías del marxismo en el contexto académico de las universidades, y a la influencia de estos en los círculos académicos universitarios, básicamente por las dificultades políticas y dificultades analíticas que atravesaba el marxismo en todo el contexto global, y en el caso colombiano, por el estigma que se había creado alrededor de su influencia en la ideológica de las Fuerza Armadas Revolucionarias de Colombia — FARC.

Igualmente, a reconocer el papel de las instituciones universitarias públicas nacionales como plataformas de debate para concebir lo social desde la observación marxista. En ese contexto los desarrollos teóricos marxistas eran vistos como apología de la lucha armada o propaganda subversiva, y cabe también recordar que en la década de 1990 los sucesivos procesos de paz en el conflicto armado del país permitieron que el marxismo y la teoría crítica emergieran nuevamente y se visibilizaran, con mucha más fuerza por la potencialidad de múltiples movimientos sociales que se estaba dando en Latinoamérica.

El fortalecimientos del movimiento obrero colombiano en torno al desarrollo de la industria y también de la organización de las zonas agrarias permitió la formación de sindicatos, y la celebración del Primer Congreso Obrero de Colombia con numerosa presencia de La Unión Obrera (partido que sugería la nacionalización del petróleo) Cabe mencionar que en ese periodo el surgimiento de grandes huelgas en

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Colombia sufrió la represión del Estado colombiano, que en muchas ocasiones terminaron en masacres, como la mundialmente conocida de las bananeras, y levantamientos en las industrias petroleras, puertos y minas (Sánchez, 1983).

Dentro de las políticas que se pretendía fijar con la corriente del socialismo en Colombia se buscó establecer una independencia del proletariado frente a los partidos políticos tradicionales, enlazando las fuerzas de la izquierda liberal a una revolucionaria procomunista con una agenda clara que le permitiera incorporarse a las 21 condiciones de la tercera internacional. El momento comprendido entre 1957-1982 puede definirse como una ola de disputas posguerra civil interna que supuso un "superar conservando" de esa subversión socialista o como una reiteración de la utopía socialista con la participación de una pluralidad de protagonistas, circunscripta en un régimen social crecientemente conflictivo, más difícil de interpretar y transformar. En los escritos de integrantes del Partido Comunista, se puede ver una fuerte influencia del estudio de Lenin. Fue un momento nuevo del país, no solo político donde se abrieron problemas propios del devenir coyuntural e histórico del país, que fueron objeto de estudios publicados en proyectos editoriales (en especial, las impresas por los grupos autodefinidos como marxistas); se reprodujeron masivamente libros de Marx, Engels, Lenin, Mao, Trotsky, y otros clásicos, al tiempo que aparecen en la academia algunos trabajos realizados con categorías marxistas. Todo ello, en el marco de una creciente ola de subversión social, de la emergencia de un conjunto de sujetos sociales insurgentes; intelectuales, políticos, anti-élites, partidos revolucionarios, guerrillas, sindicatos, campesinos, estudiantes, cuyo propósito es la acción rebelde encaminada a cambiar el orden social imperante.

El estudioso Fernando D' Jannon Rodríguez analizó el origen del marxismo en Colombia desde un punto de vista crítico. Encontró que el desarrollo del pensamiento marxista tuvo en sus orígenes dificultades, principalmente por las luchas de los partidos políticos colombianos tradicionales y por las condiciones del entorno económico de la época, como la migración del campesino a la ciudad, o la vinculación del mismo a las "obras públicas" convirtiéndose en obrero de mentalidad campesina, una marcada influencia de lo que se podría denominar "ideología artesanal", cuya consecuencia más inmediata fue la de haber producido un marxismo de expresión "obrerista" y una acusada tendencia "economicista" en la interpretación de la historia nacional, orientaciones ambas, que empobrecieron durante muchos años la investigación marxista en Colombia.

Un interesante artículo de Javier Calderón Castillo destacó que, con la creación de una nueva historia sobre el proceso capitalista en Colombia, en los debates sobre este asunto, se pueden ver destellos de la versión más potente de un Marx vivo, divergente con la teleología que supo constituirse como análisis del "desarrollo de las fuerzas productivas", un Marx que planteó en sus escritos maduros sobre la economía política, en especial en El capital. Una mirada sobre el conjunto de las relaciones sociales de producción y no de un economicismo determinista. Un debate encendido no solo desde las corrientes de la nueva izquierda en contra del marxismo oficial del PCC, sino entre las corrientes mismas de la llamada nueva izquierda, que como indica Mauricio Archila supusieron la emergencia de un campo maoísta dogmático que, si bien introdujo una dinámica a los debates e incorporó a un amplio sector a las organizaciones marxistas, devino en la práctica de un izquierdismo infantil sectario. Se puede recrear el debate sobre esta cuestión, que pasa por conocer las influencias internacionales de la época, y conocer en detalle la recepción del marxismo, y su bibliografía, traducciones e interpretaciones (Calderón Castillo, 2022).

Otro de los grandes aportes del marxismo a la historia del país se encontró en el estudio de los acontecimientos históricos con una mirada innovadora que se centraba en la formación social y económica y la producción y distribución de los bienes materiales. La revolución cubana aumentó la producción de estudios sobre las características culturales y políticas en la historia del país. El resultado fue la publicación de numerosos textos sobre la historia y la historiografía marxista en Colombia. Figuras de estudiosos como Ignacio Torres Giraldo, Luis Eduardo Nieto Arteta y Guillermo Hernández Rodríguez crearon nuevos

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espacios de discusión sobre la acción política partidista y la realidad nacional desde la actividad política y revolucionaria de la época.

Los estudiosos mencionados dieron paso a una corriente de académicos abiertamente marxistas que encontraron en el materialismo histórico y en otros marcos conceptuales, cercanos a Marx y al marxismo, corrientes más libres y creativas que con ayuda de un contacto enriquecedor entre la historia, la antropología, la etnología, la sociología y otras ciencias sociales, y con la profesionalización del oficio de historiador, les permitieron apropiarse de importantes elementos teóricos y metodológicos, descubrir estimulantes enfoques sobre los problemas de la dependencia, sobre la historia regional y fundamentalmente sobre problemas de naturaleza económica y social (García Nossa, 1955).

Destacó dentro de esa corriente de académicos Mario Arrubla, quien se acercó a temprana edad al Partido Comunista Colombiano (PCC) y cofundó el periódico Crisis, con estudios como "Problemas sobre el subdesarrollo colombiano" que estudiaba la imposibilidad de la realización del capitalismo en Colombia, principalmente porque los campesinos no se transformaron en parte de la industria nacional, y al igual que los asariados tenían dificultades para producir bienes y servicios. Una notable hipótesis de Arrubla arrojó que el escaso acceso a los créditos y recursos monetarios dificultó los procesos de producción, y que el costo de las materias primas no podía ser asumido por los pequeños productores.

El mismo Arrubla enfatizó en el estudio de la formación y expansión de un modesto capitalismo nacional, con marcados problemas, estudiando el papel de las industrias locales a través de las estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Departamento de Planeación de la época. Arrubla mostró que para la década de los cincuenta del siglo pasado la mayor parte de la industria estaba compuesta por alimentos, textiles, bebidas, calzado y vestuario, lo que le daba su carácter de industria liviana. A medida que nuevos sectores fueron ganando participación con tecnologías de producción más complejas, se incrementaron las necesidades de importación de maquinaria, equipo de transporte y motores.

Otro de sus grandes aportes fue la creación de la periodización con cuatro etapas del proceso de industrialización en Colombia, que coincidió con otros estudiosos en que el mayor periodo de crecimiento industrial de la historia reciente del país había transcurrido con la crisis en las exportaciones de café básicamente por la ruptura de las cadenas de exportación a Europa y Estados Unidos por los estragos de la guerra europea y posteriormente por la crisis financiera de la década de 1930. Cabe mencionar que Arrubla encontró en la industrialización colombiana una fuente de financiamiento económico externos para los cafeteros nacionales, aunque afectara la capacidad de importar debido a la escasa capacidad industrial nacional, las dificultades en canales y vías para el transporte, y la autonomía industrial sujeta a los intereses políticos.

En favor de Arrubla, primero, debemos decir que se refirió con desdén a las tesis del subdesarrollo de la Cepal. Creía que la política de sustitución de importaciones propuesta por esta entidad, como medio para industrializar a América Latina, era un mecanismo que le iba a permitir a la burguesía colombiana solucionar sus problemas de recursos en dólares para adquirir la nueva maquinaria de la industria naciente, pero sin llegar al fondo del problema, que era superar la dependencia. Se trataba de una contradicción creada por dos hechos: de un lado, la falta de una lectura crítica de los informes y recomendaciones de la Cepal a los gobiernos latinoamericanos; de otro lado, el acuerdo temporal que se había realizado entre la Cepal y la Organización de Estados Americanos (OEA), tutelada por los Estados Unidos, y que se concretó en el programa de desarrollo de la Alianza para el Progreso (Villamizar, 2022).

Ambas situaciones crearon en los militantes de izquierda, en toda la región latinoamericana, la sensación de que la Cepal era solo un instrumento del capitalismo, guiado desde los Estados Unidos. Mario Arrubla tiene el gran mérito de haber iniciado el análisis de la economía colombiana, recurriendo a los esquemas de reproducción, en 1962; su aporte ha sido un elemento importante para el conocimiento de la realidad colombiana. Si bien, como lo reconocen los investigadores que han trabajado sobre los esquemas de Arruba, en su planteamiento hay importantes fallas metodológicas; sin embargo, su aporte, al estudio sobre las

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condiciones de reproducción y la estructura agraria al inicio de la década de los sesenta; es muy importante, y marca posteriormente toda una generación de investigadores marxistas en economía.

Los aportes del marxismo en la historia de Colombia hicieron una especial atención en la investigación económica del país, lo que sirvió a la formación de historiadores y economistas que encontraron en el materialismo histórico un campo interesante para el desarrollo de labores de investigación. En un principio las organizaciones políticas que se reclamaban del marxismo carecían de cuadros políticos que conocieran a fondo la teoria marxista y pudieran emprender labores de investigación económica, bajo un método de análisis marxista. La visión de la región de América Latina les permitió a los estudiosos del marxismo entender la función del sistema capitalista mundo, y como este se nutría con los hechos políticos que sucedieron en ese momento. Antonio García fue otro de los estudiosos cuya producción intelectual se remonta a los años cuarenta, con trabajos sobre estructura agraria, geografía económica, clases y poder políticos. Textos que no fueron bien acogidos en su momento, en los medios que se reclamaban del marxismo, debido a la heterodoxia del autor que contrastaba con el rígido dogmatismo de los cuadros del partido comunista, dominantes en los medios socialistas hasta inicios de la década de los sesenta.

El historiador Medofilo Medina también realizó un notable aporte en cuanto al origen del marxismo en Colombia y sus aportes a la formación del Partido Comunista, encontrando una coyuntura nacional importante las consideraciones políticas como fuentes para plantear nuevos problemas de investigacion en la academia. Los antecedentes y condiciones del surgimiento del partido comunista en el país permitieron conocer la formación del proletariado colombiano, y el origen de las luchas obreras cercanas a la fundación del Partido Socialista. La formación de una base teórica antiimperialista desde la academia permitió conocer los postulados programáticos del Partido Comunista, en palabras de Medina, en distintos momentos de su historia sobre el carácter de la revolución colombiana y sus fuerzas motrices (Medina, 1980). Otros estudiosos como Salomón Kalmanovitz encontraron que el marxismo un movimiento que permitió hacer una relectura de fuentes de archivos en donde encontraron información más puntualizada sobre el desarrollo económico del país, teniendo en cuenta las particularidades del modo de producción nacional, y las coyunturas y rupturas que había experimentado a lo largo de la historia (Kalmanovitz, 2019).

4. Conclusiones.

La renovación historiográfica contribuyó de manera significativa a la creación de contenidos y planteamientos en lógica transferencia por la reflexión ante las cambiantes realidades históricas, de las que siempre se ha alimentado la mejor teoría. El paradigma marxista creado por los estudios históricos tuvo un notable intereses por reescribir los estudios de historia sobre los movimientos de los centros urbanos y los movimientos sindicales y estudiantiles con las consecuencias de las luchas en contra de las políticas del capitalismo que generaba pobreza y una profunda brecha entre las clases más favorecidas con una masa poblacional empobrecida.

En Colombia esta corriente de pensadores forjó una construcción centrada y relacionada a través de la polémica entre grupos de académicos y libres pensadores, y la crítica al orden social imperante, impulsados especialmente por la revisión de fuentes en revistas, periódicos y libros con ensayos y estudios empíricos. No obstante se puede afirmar que la existencia de distintas corrientes historiográficas, cercanas a la concepción de la historia a través de los textos de Marx, permitió un cambio a la forma de abordar los problemas y propuestas de los aportes del marxismo en Colombia, como también a la forma en cómo se entendía a la sociedad, y como se podía ayudar a una transformación profunda, en donde los sectores menos favorecidos y marginados tuvieran una amplia participación. En Colombia la experiencia sobre la posibilidad de una historiografía marxista o materialista fue posible, notablemente en la segunda mitad del siglo XX, especialmente por la tradición amplia y plural que los estudios permitieron tener por primera vez sobre las

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estructuras sociales, en una coyuntural convivencia con otras teorías críticas que generaban un sentido común historiográfico.

En cuanto al marxismo en la historiografía colombiana, no es una tarea de fácil interpretación; especialmente porqué esta corriente de investigación dio desde la segunda mitad del siglo XX trabajos históricos importantes sobre el estudio del desarrollo cultural, económico, político y social del país. La interpretación de las realidades colombianas a través del marxismo encontró limitaciones debido a las duras tensiones económicas y políticas del país, justo cuando la economía interna iba en crecimiento acelerado debido a las creación de un espíritu empresarial con capitales nacionales, pero también con el fortalecimiento de la clase obrera nacional que se nutría con la revolución bolchevique y el nacimiento de un círculo de intelectuales progresistas que analizaban las realidades locales, regionales y nacionales con un espíritu crítico de la situación social de la nación.

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