Научная статья на тему 'Derroteros de Marx en el marxismo chileno. Notas sobre Marta Harnecker y Osvaldo Fernández'

Derroteros de Marx en el marxismo chileno. Notas sobre Marta Harnecker y Osvaldo Fernández Текст научной статьи по специальности «Языкознание и литературоведение»

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Marxistas chilenos / marxismo / Marta Harnecker / Osvaldo Fernández / interpretaciones / Marx / Chilean Marxists / marxism / Marta Harnecker / Osvaldo Fernandez / interpretations / Marx

Аннотация научной статьи по языкознанию и литературоведению, автор научной работы — Paula Vidal Molina, Roberto Vargas-Muñoz

El artículo propone examinar conceptual y analiticamente planteamientos fundamentales de algunas de las obras de dos marxistas chilenos del siglo XX: Marta Harnecker y Osvaldo Fernández. Metodológicamente hemos definido una aproximación interpretativa a algunos de los textos más importantes que estos han producido, identificando las tesis principales que plantean en torno a Marx, el capitalismo y las luchas por el socialismo en América Latina.

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Ways of Marx in Chilean Marxism. Notes on Marta Harnecker and Osvaldo Fernandez

The article proposes to conceptually and analytically examine fundamental approaches to some of the works of two Chilean Marxists of the twentieth century: Marta Harnecker and Osvaldo Fernández. Methodologically we have defined an interpretative approach to some of the most important texts they have produced, identifying the main thesis they raise around Marx, capitalism and the struggles for socialism in Latin America.

Текст научной работы на тему «Derroteros de Marx en el marxismo chileno. Notas sobre Marta Harnecker y Osvaldo Fernández»

51, mayo 2022: 1-15

Derroteros de Marx en el marxismo chileno. Notas sobre Marta Harnecker y

Osvaldo Fernández.

Ways of Marx in Chilean Marxism. Notes on Marta Harnecker and Osvaldo Fernandez

Paula Vidal Molina* Roberto Vargas-Muñoz**

Resumen: El artículo propone examinar conceptual y analíticamente planteamientos fundamentales de algunas de las obras de dos marxistas chilenos del siglo XX: Marta Harnecker y Osvaldo Fernández. Metodológicamente hemos definido una aproximación interpretativa a algunos de los textos más importantes que estos han producido, identificando las tesis principales que plantean en torno a Marx, el capitalismo y las luchas por el socialismo en América Latina.

Palabras claves: Marxistas chilenos, marxismo, Marta Harnecker, Osvaldo Fernández, interpretaciones, Marx.

Abstract: The article proposes to conceptually and analytically examine fundamental approaches to some of the works of two Chilean Marxists of the twentieth century: Marta Harnecker and Osvaldo Fernández. Methodologically we have defined an interpretative approach to some of the most important texts they have produced, identifying the main thesis they raise around Marx, capitalism and the struggles for socialism in Latin America.

Keywords: Chilean Marxists, marxism, Marta Harnecker, Osvaldo Fernandez, interpretations, Marx. Recibido: 7 agosto 2021 Aceptado: 13 noviembre 2021

1. Introducción

Se propone examinar conceptual y analíticamente los planteamientos fundamentales de algunas de las obras de dos marxistas chilenos del siglo XX: Marta Harnecker y Osvaldo Fernández, quienes construyeron parte de sus vidas y algunas de sus obras en Chile. Si bien Harnecker vivió y publicó principalmente fuera del país, sin embargo, formó parte del debate latinoamericano de la izquierda, a partir de su primera obra publicada mientras vivía en Chile y llegaba al gobierno la Unidad Popular. Metodológicamente se realizamos una aproximación interpretativa a algunos de los textos más importantes que estos han producido, identificando las tesis principales que plantean en torno a Marx, el capitalismo y las luchas por el socialismo en la región de América Latina.

* Chilena, autora principal, Dra. en Trabajo Social. Profesora Asociada Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Investigadora Postdoctoral en Estudios Latinoamericanos, Freie Universität Berlin. Alemania. Proyecto Fondecyt Regular N° 1190866 (2019-2022). pvidal@u.uchile.com , https://orcid.org/0000-0002-9036-3766

** Chileno, autor secundario, Dr. en Filosofía. Investigador Posdoctoral del Instituto de Filosofía, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Proyecto Fondecyt Posdoctorado N°3200399. robertovmu@gmail.com, http: / /orcid.org/0000-0002-6041-9351

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El contexto teórico e histórico en que se desarrolla el pensamiento de estos autores, transcurren los cambios más importantes del mundo en los últimos 60 años (1960-2020): en el campo político, su juventud se enmarca en las consecuencias de la II Guerra Mundial, la llamada "guerra fría", la revolución cubana y su impacto en américa latina. Estos intelectuales se forjaron al calor de sus militancias partidarias que hacían del marxismo su fundamento, como son el Partido Comunista -en el caso de Osvaldo Fernández- y del Partido Socialista - en el caso de Marta Harnecker después que vuelve de Francia. A ello, debemos sumar el proceso de ascensión al gobierno de la Unidad Popular y Salvador Allende. Con el golpe cívico-militar y las medidas neoliberales impuestas en escalada en los países, la mayoría de los intelectuales chilenos se exilió o autoexilió (Cuba, México, Francia). Posteriormente Fernández retorna a Chile, y Harnecker vivirá el resto de su vida en varios países.

2. Marta Harnecker1: Tras las huellas del Marxismo Althusseriano

Las obras y escritos de Marta Harnecker van desde lo conceptual a lo testimonial. Es ella quien clasificó su obra como: a) teórico-pedagógica, b) de educación popular, c) testimonial y d) ensayos2. Abordamos las obras de dos momentos de su vida: la temprana de tipo teórico-pedagógica y la tardía, asociada a ensayos. En la primera etapa, encontramos Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico, lejos la de mayor difusión e impacto en el mundo de la izquierda, y luego, en la segunda, nos centraremos en Un mundo a construir, obra premiada y publicada el 2013 en la que sostiene que en Latinoamérica el proceso de transición es particular, y no se dan las condiciones imaginadas por Marx ni las de la Revolución Rusa.

En relación a la primera etapa, se observa que para fines de la década del sesenta, la influencia de Althusser en la academia francesa era evidente, así como la que ejerció sobre Harnecker. La juventud de ambos fue marcada por su procedencia cristiana, como también ambos, adscribieron al pensamiento de Mao. Señaló que, de él, aprendió el método de estudio para hacer un marxismo creador, esto era, ir más

1 Fallecida el año 2019, con más de 80 títulos en varios idiomas, ha sido una de las marxistas chilenas más conocida a nivel mundial. Nació en 1937, de familia de inmigrantes austriacos. Se autodefine como pedagoga, pero se formó en psicología en la Pontificia Universidad Católica de Chile, titulándose en 1962. En 1960 conoció la experiencia de la revolución cubana, marcándola políticamente para el resto de su vida. En 1963 viajó a Francia y asistió a las clases de Louis Athusser en la Escuela Normal Superior y participó de seminarios junto a los discípulos de este, intentando "aplicar el marxismo al estudio concreto de Francia y otros países". Ella, no solo estudió El Capital con Athusser, sino que también lo consideró su padre espiritual, en su conversión al marxismo. Durante su estadía en París -y de los apuntes del curso que dictó sobre Materialismo Histórico a un grupo de latinoamericanos- escribió Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico (1968), y se dedicó al estudio de los marxistas clásicos (Marx, Engels, Lenin y Mao Tse Tung). Retornó a Chile en 1968 e ingresó a la Universidad de Chile y, en 1970, como investigadora del Centro de Estudios Socio-Económicos (CESO) de la Facultad de Economía. Militante del Partido Socialista, en 1972 comenzó a dirigir "Chile Hoy", una revista política semanal de la izquierda hasta el golpe cívico militar. Se exilió en Cuba durante 29 años, vivió en Venezuela entre 2004 y 2011 y desde esa fecha se estableció en Vancouver junto a su compañero, el marxista Michael Lebowitz. En 1995 recibió el Premio Nacional del Libro y el 2013 el Premio Libertador al Pensamiento Crítico.

2 Los textos de a) son: Los conceptos elementales del materialismo histórico; El capital: conceptos fundamentales; La revolución social (Lenin y América Latina); Estrategia y táctica; Indígenas, cristianos y estudiantes en la revolución; Fidel: La estrategia política de la victoria); los textos de b) son: Cuadernos de Educación Popular; Socialismo del siglo XXI; El Capitalismo y el material audiovisual realizado; los textos de c) son: Cuba: ¿dictadura o democracia?; La estrategia de la victoria; Pueblos en armas; Colombia: Combinación de todas las formas de lucha; Entrevista con la nueva izquierda, Bernardo Jaramillo (Unión Patriótica), Nelson Berrío (A Luchar); Vanguardia y crisis actual; Frente Amplio: Los desafíos de una izquierda legal; Forjando la esperanza; Haciendo camino al andar. Experiencias de ocho gobiernos locales en América Latina) y, los textos de d) son: Haciendo posible lo imposible. La izquierda en el umbral del siglo XXI; Reconstruyendo la izquierda; Un mundo a construir (nuevos caminos).

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allá de la cita textual, sumergiéndose en el contexto, intentando deducir lo que dice y no dice el autor para extraer instrumentos teóricos que aportaran al estudio de nuevas realidades3. Respecto de la visión sobre Marx, sostenía que su obra, estaba centrada en comprender las leyes que determinan la existencia real de los hombres que viven en las sociedades, en ese sentido, ella se sumó a la tarea del proyecto althusseriano de defender la cientificidad del materialismo histórico y dar cuenta de la tesis de que había una nueva teoría de la historia y una nueva filosofía en Marx. En esta tarea, Harnecker quiso contribuir a través de Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico, un manual que se planteó como un programa de formación teórica para militantes revolucionarios, donde el estudio de la teoría marxista-leninista brindaba las bases para "transformar el mundo".

El libro4 se divide en 3 partes, la primera -y más larga- se denomina La Estructura Social donde aborda explicaciones didácticas acerca de lo que significan: Producción, Relaciones de Producción, Fuerzas Productivas, Estructura Económica de la Sociedad, Base y Superestructura, Estructura Ideológica, Estado, Modo de Producción, Formación Social y Coyuntura Política, terminando con Transición. La segunda parte es sobre Las Clases Sociales y la tercera se titula La Teoría Marxista de la Historia. La apuesta del libro es que el militante marxista estudie la historia de cada país conociendo las características específicas de esa formación social: su estructura económica, la forma en que se combinan los diferentes modos de producción de bienes materiales, las ideas que dominan las masas, la estructura del poder y las contradicciones internas de este, pero además, la coyuntura política (la lucha de clases en el país y a nivel mundial). La estructura del libro da cuenta de definiciones conceptuales, exponiendo algunos ejemplos para que el lector pueda comprender cada concepto y cierra con una serie de preguntas que intentan generar una reflexión sobre la temática revisada en cada capítulo y subcapítulo aplicando dichos conceptos a la particularidad de los países.

Importante de destacar que las fuentes en las que sostiene Harnecker la elaboración de cada uno de los apartados son las obras de Marx (principalmente El Capital tomo I, II y III, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse), La ideología alemana, El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Crítica al programa de Gotha, Manifiesto del Partido Comunista), Lenin (Obras Completas, El contenido económico del populismo, en Escritos económicos (1893-1899)), Engels (Anti-Dühring, cartas), Mao Tse-Tung (Obras escogidas en cuatro tomos), Bujarin (Teoría del materialismo histórico), pero también de los franceses marxistas cuya obra -en la época- poseía una influencia en el ámbito académico y político: Charles Bettelheim, Poulantzas (Poder político y clases sociales en el estado capitalista) y, por supuesto, Louis Althusser (La filosofía como arma de la revolución, Polémica sobre marxismo y humanismo, Para Leer el Capital) y Etienne Balibar (en la última obra de Althusser con quien comparte autoría).

La autora prescinde de una reflexión filosófica densa sobre categorías que define en el índice, por ejemplo, en conceptos como los de totalidad, estructura5, ideología, Estado y otras. En su afán de intentar explicar "didáctica o "pedagógicamente" estos, los termina reduciendo, veamos;

3 Harnecker, op.cit, 12.

4 Retomamos la edición de 1985 que ella considera reformulada y mejorada respecto de la primera, ya que reordena capítulos, evita caer en la repetición acrítica por parte del lector, desarrolla el tema del Estado, la transición al socialismo, la historia y las clases sociales.

5 Importante es detenerse en la nota a pie N° 57 que ella hace para dar cuenta de cómo entiende Althusser, la estructura en el marxismo, y así evitar lo que califica como equívocos en la interpretación que se realiza sobre él; "No cabe aquí desarrollar más ampliamente el concepto marxista de estructura y su relación con el estructuralismo, pero debemos adelantar, para evitar equívocos, que según texto inédito de Althusser "toda estructura en Marx debe ser entendida como proceso" y que, por no haber señalado suficientemente este aspecto fundamental del concepto marxista de estructura, se ha afirmado que la corriente

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"Nosotros definiremos como totalidad, en sentido estricto, a aquel "todo" que está formado por un conjunto de elementos yuxtapuestos que no tienen ninguna forma específica. Por ejemplo, un paquete de azúcar. Este "todo" está formado por una cierta cantidad de pequeños cristales de azúcar que tomarán la forma del recipiente que los contenga, sin que el cambio de lugar dentro de la totalidad afecte en nada a cada cristal. El concepto de estructura, en cambio, se refiere a un "todo" en el que los elementos no se yuxtaponen sino que, por el contrario, se encuentran distribuidos en ella según una organización de conjunto. Es esta organización la que determina la función que desempeña cada elemento dentro de la totalidad."6

Comprendió, respecto del Estado, que es una institución que no ha existido eternamente, que su existencia está ligada a la existencia de las clases sociales, por lo tanto, no es neutro, sino que está al servicio de la clase dominante y a la reproducción de esta. Cuando las clases desaparecen, el Estado también. Además, este Estado poseía tres tipos de aparatos o instituciones con ciertas características según las funciones que cumplían: represivo, técnico-administrativo y la reproducción de la ideología de la clase dominante. Por ejemplo, en el aparato represivo se ubican el ejército permanente, policía, cárceles, tribunales de justicia, por otro lado, en el aparato técnico-administrativo se encuentra el gobierno, parlamento, la "administración pública", y por último, se encuentran una serie de aparatos cuya principal función es ser reproductores de la ideología de la clase dominante que llamaremos "aparatos ideológicos del estado" (definición de Althusser, donde señalaba que es el primero en desarrollarlo, aun reconociendo que Gramsci es quien lo planteó7). Asumió que el Estado en la sociedad capitalista aparentemente no interviene directamente en la explotación capitalista, es decir, aparece como un Estado "por encima de las clases", sin embargo, este permite y asegura las condiciones de existencia del sistema de producción capitalista, esto es, la propiedad privada, la separación y despojo del trabajador de sus medios de producción, la represión cuando no se sigue el curso de la defensa de la propiedad privada y las condiciones de explotación del trabajador, donde el desarrollo desigual es la ley absoluta del desarrollo capitalista.8

En definitiva, el libro se planteó como un estudio científico de la estructura social a su nivel abstracto (modo de producción) y concreto (formación social y coyuntura política), para así también comprender "los efectos que producen estas estructuras sobre los individuos que las habitan y la forma en que ellos pueden modificar estas estructuras". Por lo tanto, tiene sentido tanto el concepto de clases sociales y cómo estas pueden actuar sobre la estructura, a través de la lucha de clases. Contempló 2 clases sociales antagónicas en el capitalismo: la burguesía y el proletariado, de esta última, consideró que es la fracción del proletariado productivo la que puede guiar la revolución, lo cual da cuenta de una visión esquemática y reducida de la clase social y su función, aun sabiendo que en su libro señala la existencia de otros sujetos populares

althusseriana es una interpretación estructuralista de Marx. Por otra parte, el concepto marxista de estructura no tiene nada que ver con una simple "combinatoria" de relaciones. La estructura social no es, para el pensamiento marxista, una simple combinación de relaciones que podría construirse independientemente de la historia empírica, por una parte, y por otra, el marxismo reconoce una cierta jerarquía en estas relaciones. Existen relaciones dominantes y relaciones que tienen un papel determinante en última instancia. Se trata, como dice Althusser, de una "estructura a dominante", determinada en última instancia por las relaciones económicas. Tampoco cabe separar sincronía y diacronía. Se trata sólo de dos puntos de vista. Cuando se acentúa el carácter estable de las relaciones y se las estudia como tales, se está pensando desde un punto de vista sincrónico, pero esa misma estructura pensada como proceso implica poner en práctica un punto de vista diacrónico.". Harnecker, op.cit, 69.

6 Harnecker, op. cit.., 67.

7 Harnecker, op. cit., 99.

8 Harnecker, op. cit., 111-112.

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que no incluye como parte del proletariado, pero que son parte de las formaciones sociales en Latinoamérica,

"Es el proletariado productivo, el proletariado industrial, propio de un capitalismo avanzado, el que por su situación en la producción (organización propia del trabajo colectivo, complejo, nivel de educación, etc.) es la fracción del proletariado más preparada para dirigir la revolución socialista, es la vanguardia del proletariado" 9

La lucha de clases la concibió en dos sentidos: estricto y amplio, que no se excluyen. El primero refiere a "cuando se disputan los intereses estratégicos o a largo plazo de una clase contra otra" y, en el segundo sentido, la lucha de clases considera los enfrentamientos que se producen por la situación de clase en la que se encuentra la clase explotada y que lucha por mejoras en las condiciones de vida, sin que necesariamente lleguen a cuestionar "el sistema de explotación propiamente tal"10. Por otro lado, es evidente que consideró que el concepto central de toda la teoría marxista de la historia -y que se encuentra en El Capital- es el de "modo de producción", que concibe como una estructura global compleja y dinámica, que se compone de lo que llama tres estructuras "regionales" (la económica, ideológica y jurídico-política), que poseen una existencia "relativamente autónoma" con sus propias leyes de funcionamiento, pero

"sin dejar, por ello, de estar determinada, en última instancia, por la estructura económica. Los aspectos de la superestructura no son, por lo tanto, la simple expresión de lo económico. Tienen una realidad propia, relativamente independiente. Decir que un aspecto de la sociedad tiene una existencia propia y leyes de desarrollo propias es afirmar que tiene un tiempo propio y relativamente autónomo, relativamente independiente, en su dependencia misma de los tiempos de los otros niveles. (...)".u

A partir de ello, se afirma que el materialismo histórico es una teoría científica que otorga el conocimiento de un objeto histórico abstracto: el modo de producción capitalista. En esta obra, Harnecker consideró que esta teoría es un instrumento de trabajo intelectual que permite un conocimiento científico de un objeto histórico concreto, mediante el uso de los conceptos teóricos específicos relativos al modo de producción capitalista, lo cual más se entiende como un manual que promueve una interpretación mecanicista y reduccionista de categorías de Marx para aplicar a la realidad social latinoamericana.

3 Las experiencias Latinoamericanas de emancipación

Marta Harnecker, a diferencia de otras contribuciones, en el libro Un mundo a construir. Nuevos caminos publicado el año 2013, a partir de la experiencia de Venezuela y el proceso impulsado por Hugo Chávez, sintetiza varias de las ideas que fue elaborando a lo largo de años, fruto tanto del trabajo intelectual como de las luchas y experiencias prácticas desarrolladas en diversos países de "nuestra América" y de las que ella sistematizó muchos de sus aprendizajes. En este libro, se alejó de categorías abstractas y formales, sin historicidad para hacer análisis de un proceso revolucionario (en curso hasta el momento en que escribe), el de Hugo Chávez y el socialismo del "siglo XXI" (que por cuestiones de espacio no podemos abordar aquí). Recurriendo a las contribuciones de Marx y algunos de los

9 Harnecker, op. cit. 175-178.

10 Harnecker, op. cit. 195.

11 Harnecker, op. cit. 208.

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continuadores de esta tradición de pensamiento, realizó un análisis tanto de la dimensión económica como política, de los procesos postneoliberales. Así, se identificaron -en lo económico- las fuerzas en pugna a nivel internacional-regional y nacional (Venezuela), como los actores en juego, donde la figura de Chávez adquiere una especial relevancia en el proceso, porque hace presente también la necesidad de un marxismo creador que no sea copia de nada. Especialmente, Harnecker observó la particularidad de América Latina, las experiencias revolucionarias, sus triunfos y derrotas. Desde una perspectiva crítica y autocrítica, rescató las estrategias y tácticas ensayadas para avanzar en una senda hacia el socialismo del siglo XXI, alertando acerca de los peligros del dogmatismo y de la falta de educación, participación y protagonismo del pueblo en ese camino. En la primera parte del libro, se identificaron los actores que desde la década del noventa fueron enfrentando la implantación de medidas neoliberales en los países de la región, poniendo énfasis en las luchas populares en las que confluyen viejos y nuevos movimientos sociales (donde la clase trabajadora es una parte de ellos). Por otro lado, planteó que se debe ser cuidadoso al establecer juicios sobre los gobiernos de izquierda en la región, porque para juzgar lo que hacen se debe tener claro lo que no pueden hacer por limitaciones objetivas, eso implica realizar un análisis correcto de la realidad de cada país y la correlación de fuerzas, evitando caer en reduccionismos, en aplicar acríticamente moldes e ideas abstractas y realizar evaluaciones simplistas de los procesos,

"de la estructura económica heredada, de la herencia cultural desde la que tienen que operar; de la correlación de fuerzas en la que están inmersos -tanto interna como internacional-, algo que a menudo obvian los sectores de la izquierda más radical (...) solo partiendo de la realidad de cada país y analizando la correlación de fuerzas existente, sabremos qué es lo que esos Gobiernos pueden hacer y no hacen"12

En el capítulo sobre el socialismo del siglo XXI, Harnecker trajo a la reflexión las elaboraciones de Marx y Engels sobre el socialismo y comunismo, además de otros autores marxistas, con el fin de aportar elementos teóricos a la propuesta de Hugo Chávez. Así, las elaboraciones de autores como Lebowitz, Meszáros o Bellamy Foster, son solo algunos de los que recogió elementos para concluir que lo que debería caracterizar al socialismo del siglo XXI se corresponde con: 1.- ser esencialmente democrático, donde la democracia participativa y protagónica del pueblo, desde abajo primen, claramente en la confluencia de la democracia directa y con forma delegada; 2.- con autonomía y descentralización no anárquica y solidaria en la toma de decisiones; 3.- control social; y 4.- modelo económico regido por la lógica humanista y solidaria orientada a satisfacer las necesidades humanas, pero que también respeta la naturaleza y lucha contra el consumismo, en que se establece la nueva dialéctica producción-distribución-consumo.

En síntesis, Harnecker aquí, más que acoger teorías y un método abstracto de análisis, ordena, sistematiza y presenta de un modo coherente, los dilemas a los que se vieron enfrentados ciertos procesos, especialmente de Venezuela, pero también de otros países como Ecuador y Bolivia, en el curso de ir avanzando hacia el socialismo. En este libro, el marxismo de Harnecker, a diferencia del texto anteriormente revisado, consideró la pluralidad de clases, la lucha de clases, la perspectiva revolucionaria, la atención a la correlación de fuerzas, la participación popular y la economía basada en los sujetos y sus necesidades, no como categorías abstractas-formales o ajenas a la dinámica de la formación social de Latinoamérica y sus países que deben aplicarse. Parece estar ahí la riqueza de esta obra que sintoniza con un esfuerzo y aprendizaje de la autora, de un marxismo vivo, cuya capacidad interpretativa, permite comprender los procesos sociales situados y en curso. Teniendo esto en

12 Marta Harnecker, Un mundo a construir: nuevos caminos. LOM ediciones. Santiago, Chile.2014. p. 64.

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consideración, los textos abordados, no dan cuenta de que Harnecker haya procesado teóricamente la problemática eurocentrista del marxismo, aunque sí permiten levantar la hipótesis de que (para ella) el marxismo adquirió -en la modernidad periférica- una función teórico-práctica, en el sentido de que las categorías iluminaban y permitían develar las contradicciones de la sociedad periférica capitalista, como también avanzar procesos políticos-prácticos de transformación de los pueblos, por ello, la importancia de la participación, la politización, la toma de conciencia de las masas, de los pueblos (mediados por la cultura), es fundamental para sostener otra forma de concebir la democracia, el Estado y el socialismo en el siglo XXI. Harnecker, en Los conceptos elementales, tendió a dar centralidad al proletariado y la clase trabajadora como sujeto histórico, y también aplicar categorías a la realidad de los países de la periferia capitalista, pero vemos que esto cambia en su última obra, donde se observa la pluralidad de sujetos colectivos que reconoce, producto de su análisis y comprensión situada de la formación social latinoamericana.

4 Osvaldo Fernández: la traducción marxista

En la obra de Osvaldo Fernández13 Marx, Gramsci y Mariátegui componen tres momentos de una sola gran unidad crítica de la modernidad capitalista. Tal unidad le ha permitido traducir de manera heterodoxa no solo los debates conceptuales del marxismo del siglo XX sino que también, por un lado, el lugar de la teoría para comprender las formaciones económico-sociales y, por otro, construir una representación conceptual de las formaciones económico-sociales y sus mediaciones a partir de la teoría.

Este ejercicio rompe con el uso manualístico que asumió una buena parte del ejercicio de "pedagogización del marxismo" una vez muerto Marx. Fernández es crítico de los manuales que tan caro han costado a la relación práctica marxismo y política. Uno de ellos y contra el cual apunta tempranamente es el libro Los conceptos elementales del materialismo histórico de Marta Harnecker, a quien considera una manifestación del "extremismo marxista althusseriano".14 Fernández no desconoce la importancia del texto de Harnecker -en esfuerzo, en lo que representa y en sus efectos- pero identifica

13 A los 21 años Fernández fue dirigente estudiantil en humanidades (1956), y en sus propias palabras, fue el paso a su "despertar a la vida intelectual". Ingresó a estudiar literatura en 1957 y se titula como profesor de Estado en Castellano por la Universidad de Chile de Valparaíso con un trabajo sobre estética en Platón en 1965. Mientras cursa Letras, Fernández ingresa a estudiar filosofía en la misma Universidad en 1960. En 1964 junto a Sergio Vuskovic, publicó Teoría de la ambigüedad. Bases ideológicas de la Democracia Cristiana, donde analizan la teoría política de la iglesia cristiana y sus fundamentos, el tomismo y el neotomismo. En 1971 terminó su grado en filosofía con una tesis sobre materialismo histórico y en 1972 publicó, vía Editorial Nascimento, la famosa antología sobre Gramsci titulada Maquiavelo y Lenin, incluyendo un análisis introductorio y una selección de textos; el mismo año siendo académico de Arquitectura viaja a la Unión Soviética a realizar un intercambio académico de 10 meses en la Universidad de Lomonosov donde estudia ruso, dialoga con investigadores de la Academia de Ciencias, e incluso, llegó a conocer al autor de La dialéctica de lo abstracto y lo concreto en El Capital de Marx, Evald Iliénkov. En este periodo Fernández estudia El Capital y los Grundrisse en Moscú. En 1973, producto del exilio llega a Francia, país donde vivió cerca de 30 años. Hizo sus estudios de doctorado en la Universidad Paris I, Pantheon Sorborne (1979) y trabajó como profesor universitario en la Universidad de Paris X, Nanterre. El año 2003, ya en Chile, retoma sus labores en la Universidad de Valparaíso como académico del Instituto de Filosofía y desde el 2010 forma y dirige el Centro de Investigación del Pensamiento Iberoamericano (CEPIB) en la misma Universidad. Cfr. Villanueva, Jaime, Trayectos de escritura. Conversaciones sobre exilio, lecturas y pensamiento latinoamericano con Osvaldo Fernández, Ril Editores, Santiago, 2018.

14 Fernández, Osvaldo, "Chile: ¿Qué enseñanza filosófica?' Revista Araucaria de Chile N°10, 1980, Ediciones MICHAY, Madrid, 137.

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en él una "pretensión pedagógica del positivismo" cuya tendencia a la intervención "desde arriba" para "hacer bajar" un saber que nunca es problematizante, en tanto que "se aprehende una estructura, pero no su funcionamiento"15 no permite comprender cómo operan los conceptos, más bien, sus explicaciones se vuelven resultados definitivos y por lo tanto cerrados. El problema de la transmisión positivista, cuya forma cierra en vez de abrir espacios críticos a la reflexión, es una vía para introducirnos en uno de los problemas que Fernández aborda bajo el concepto de traducción: ¿cómo comprender la utilidad de la teoría (con pretensión de universalidad) en su relación con las distintas latitudes sociales, considerando que aquella en principio surge en otra formación social? ¿Cuáles son las mediaciones que deben ser consideradas para su incorporación y de qué manera operan?

Fernández sostiene que el problema de la "fusión" entre una ciencia social de carácter mundial y su "presencia" en una formación social determinada tiene que sortear ciertas complejidades que no se resuelven a través del simple salto lógico de "lo general a lo particular". La ciencia de carácter mundial ya supone una determinada formación económico-social y su dimensión mundial, además, también está determinada coyunturalmente por la lucha de clases. Fernández sostiene que esta discusión en Latinoamérica se presenta bajo la forma de una visión culturizante "no somos nada y lo debemos todo" o particularista, en la posición de los que niegan la influencia como "no nuestra" en la forma de un indigenismo a ultranza■16

Evidentemente, ambas posiciones en su oposición se tocan dialécticamente. Mariátegui resolvió este problema, según Fernández, como 'la existencia de una universalización de las relaciones de producción capitalistas, que se manifiestan de manera peculiar en nuestra realidad periférica y dependiente".17 Esta discusión se le presenta a Fernández no solo como un problema epistemológico, también como una discusión político-conceptual acerca de los procesos reproductivos entre un saber extranjero (europeo) y la lógica propia y específica de un saber local (como Chile o Latinoamérica), que implican grados de coincidencia y tangencialidad: "son como dos círculos que se tocan en un punto".

Para Fernández, en la realidad autóctona es preciso observar la reproducción cultural, pues en ella se tiende a afirmar los rasgos nacionales de la cultura y la producción teórica que se reproducen por el carácter de la lucha de clases, la forma del poder, la acción de la ideología dominante, los aparatos ideológicos de Estado, la conciencia política de los sectores medios, etc. Entonces, ¿cómo interpretar la transferencia cultural o teórica de una latitud social a otra? ¿Cómo el proceso reproductivo nacional incorpora una determinada corriente teórica o cultural de origen y formación foránea y, en este caso, europea?

Según nuestro autor, el concepto de traducción permite pensar la incorporación de estos dos polos que solo en apariencia no se tocan. La traducción como concepto y metáfora busca comprender "la presencia de un elemento cultural en el interior de un mecanismo reproductivo que no es el suyo", permite "[...] describir la práctica específica de nuestra producción teórica, nuestro modo de enfrentar la realidad social".18 Así, en Fernández la traducción es un mecanismo o la manera como una formación social dependiente, incorpora y se hace cargo de otras posiciones generadas no solo en otras latitudes espaciales sino que también en otra coyuntura de la lucha de clases.

15 Ibid., 138.

16 Ibid., 129.

17 Ibid., 130.

18 Ibid.

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La interpretación e incorporación crítica que Fernández hace con la obra de Marx, Gramsci y Mariátegui es un ejercicio conceptual de traducción en los mismos términos en los que él mienta el término. En efecto, Fernández elabora una lectura heterodoxa y ecléctica respecto de Marx, Gramsci y Mariátegui. Tres autores, los cuales, son traducidos bajo las mediaciones circunstanciales del exilio, de las urgencias políticas epocales transidas por la contingencia, pero también son traducidos por el interés de conectar las abstracciones lógicas del capitalismo con las condiciones espaciales latinoamericanas: desde Marx, por un lado, va tras el lugar de la praxis y fuerza explicativa acerca de la transformación del mundo objetual, por otro, tras la estructura lógica del capitalismo y sus mediaciones ideológicas y fetichistas. De Gramsci, tras una interpretación de la política moderna y del lugar necesario de la esfera ideológica y, finalmente, con Mariátegui, va tras una interpretación del marxismo latinoamericano y una inspiración para mediar los registros teóricos universales y particulares. En lo que sigue abordaremos sintéticamente algunos de estos aspectos de la obra de nuestro autor.

4.1 La lógica y mediación fetichista de las relaciones de producción capitalista: Fernández lector de un Marx tardío.

En 1973 en el exilio parisino retoma sus estudios sobre la producción teórica de Marx pero ahora para construir su tesis doctoral sobre los conceptos ideología y fetichismo desde los Grundrisse al Capital.19 En aquel momento la elección del concepto ideología como objeto de estudio derivó de su interés político por develar los conflictos ideológicos de la junta militar chilena y por el interés teórico de discutir los textos de Louis Althusser. Si bien Fernández concentra su análisis en la ideología y en el fetichismo en el Marx tardío, vale recordar que en el 2017 publicó De Feuerbach al materialismo histórico. Una lectura de las Tesis de Marx,20 libro que aborda principalmente La Ideología Alemana y las Tesis sobre Feuerbach y las rupturas de Marx con Hegel y Feuerbach. Pero la ideología como problema está presente a lo largo de la producción teórica marxiana y no se reduce al tratamiento desarrollado por Marx y Engels en la Ideología Alemana. De hecho, la propuesta de Fernández, consiste en analizar el abordaje intelectual marxiano que comienza en 1857 y que dura hasta el final de su vida. Entre las tesis sugerentes que se juega, sostiene que la ideología aparece en cada una de las categorías económicas, llegando incluso, a atravesar el interés del discurso científico de Marx, siendo un sostén crítico de la denominada, por el propio Marx «crítica de la economía política». Fernández en línea paralela a la exposición de Marx en El Capital, va tras las huellas ideológicas en las categorías económicas y fiel a la lectura marxiana, sitúa la discusión en un registro abstracto y referencial a las sociedades donde domina el modo de producción capitalista siguiendo el rastro de los fenómenos ideológicos, desanudando la forma y el carácter de la mistificación, el contenido del ocultamiento y su significación social.21

En la estructura general de las relaciones ideológicas modernas capitalistas se pueden distinguir tres niveles lógicos de "presencia y funcionamiento". El primer nivel es el de "las relaciones concretas y

19 La tesis defendida en 1979 lleva por nombre El concepto de ideología en El Capital de Marx y fue publicada posteriormente como libro en 1982 en Madrid, bajo el título Del fetichismo de la mercancía al fetichismo del capital. Según Fernández, el fetichismo fue cada vez más tomando relevancia en su investigación, y considerando las discusiones contemporáneas sobre su uso conceptual y las nuevas lecturas de Marx y la teoría del valor, en el 2014, decide publicar una edición corregida y disminuida respecto de la publicada en España por la Editorial LAR.

20 El concepto de praxis, uno de los conceptos que irán hilando una nueva condición para entender la realidad "conforma el pilar fundamental de Marx", que según Fernández, permite al autor del Capital "vislumbrar el carácter de la actividad humana como actividad real del ser humano" que funciona como una actividad revolucionaria. Fernández, Osvaldo, De Feuerbach al materialismo histórico. Una lectura de las Tesis de Marx. Concepción: Perseo Ediciones, 2017, p. 50.

21 Cfr., Fernández, Del fetichismo de la mercancía al fetichismo del capital,, Ed. Planeta, 2014, 16.

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necesarias"22, lugar del fetichismo y la reificación. Aquí, según Fernández, se producen ciertos equívocos como consecuencia de la forma que asume la reproducción material del capitalismo. Es el nivel de los productos de la inversión que constituyen la forma dominante del fenómeno ideológico de las sociedades modernas. En este nivel juegan un papel fundamental las categorías de reificación y fetichismo en tanto categorías básicas para construir una crítica radical de la moderna sociedad burguesa. En especial, en el caso de la reificación, Fernández sostiene que es una categoría básica de la crítica de la sociedad contemporánea, constitutiva de una crítica antropológica y humanista con un énfasis ético. Para Fernández, la reificación es el concepto base para llegar al fetichismo, no obstante, cuando llega a tal conceptualización, se le presenta un problema, pues concluye que el fetichismo es un fenómeno propio de la mercancía, entonces ¿pertenece a la estructura mercantil o al desarrollo de toda categoría económica capitalista? En el fondo responde a ambas, sostiene Fernández -luego de seguir la exposición de Marx tanto de los Grundrisse, Teorías sobre la Plusvalía y El Capital- y, es propio del modo de producción capitalista donde "[...] las relaciones personales de dominio, se convierten en la sociedad burguesa en relaciones donde el poder se expresa por medio de los objetos. De ahí la existencia de la mercancía, el dinero, el capital y el fetichismo que le es inherente".23 El fetichismo como problema no se completa sino refiere también a otras dimensiones de la estructura social, como el nivel ideológico de la superestructura, esto es, el ámbito de las representaciones ideológicas, el campo político, jurídico y de las ideas en general y su expresión práctica en la vida cotidiana.

Este primer nivel analítico de la reproducción objetiva se complementa con el segundo y tercer nivel de carácter subjetivo. Específicamente, el segundo nivel, que propone Fernández, corresponde a la "representación ideológica", donde encontramos la conciencia común, es el espacio de la ilusión, el soporte de las ideas modernas de propiedad, igualdad y libertad: el contrato. Tales representaciones ideológicas corresponden a la síntesis de los movimientos de la reproducción a nivel "material, objetiva y general del sistema" y a nivel de las relaciones de superestructura.24 Esta totalidad conceptual construida por Fernández para comprender el fenómeno ideológico no pierde de vista los movimientos propios de cada una de las determinaciones y su mutua dependencia, no obstante, en este nivel, igual que en Gramsci, su intención es captar el espacio necesario propio de la ideología y que encuentra teorizado en El Capital, texto desde el cual desprende un objetivo último: una crítica de la ideología capitalista, del fetichismo material y su desarrollo en la representación25, cuestión fundamental para comprender los tipos de sujetos ideológicos históricamente determinados en el modo de producción capitalista.

El tercer nivel es el del "discurso ideológico" del economista. Fernández analiza aquí las relaciones entre las representaciones ideológicas y la acción específica del discurso ideológico. Considera que la práctica ideológica del economista vulgar encuentra sus antecedentes en la misma economía política clásica, puesto que en el discurso científico e ideológico inaugurado por Smith no se discrimina entre las formas fetiches y el objeto real (por ejemplo, la naturalización del intercambio), mientras que Ricardo si bien había logrado deducir una teoría del valor trabajo no problematiza el carácter histórico del mismo y menos aún llega a una conceptualización de la plusvalía. La economía política clásica no vio el problema real de la plusvalía, solo sus formas fetiches:26 renta, ganancia e interés. Aun cuando los

22 Ibid., 16-17.

23 Ibid., 83.

24 Cfr., ibid., 107.

25 Cfr., ibid., 113.

26 Cfr., ibid., 175.

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economistas clásicos no cayeron en el ámbito circunscrito27 de los mercantilistas y de la escuela fisiocrática, su procedimiento ideológico consistió en hacer del resultado histórico de un individuo particular "[...] un individuo premisa de toda historia y de toda sociedad [...] Esta inversión es el resultado de la consolidación de las formas económicas de la estructura mercantil capitalista, donde el individuo aparece dentro de un conjunto de productores privados".28

Fernández reconstruye la crítica categorial desarrollada por Marx en función de una crítica del registro ideológico y fetichista de la moderna sociedad burguesa, logrando salvaguardar la importancia de mediar el registro universal de la teoría marxiana con las realidades de la región latinoamericana, a partir del equilibrio entre el singular y el universal implicados en el marxismo que dialécticamente José Carlos Mariátegui construye y reflexiona.

4.2 Coordenadas para un marxismo latinoamericano. Desde la traducción política hacia una nueva gramática crítica: entre Marx, Gramsci y Mariátegui.

Jaime Massardo29 identifica en Fernández a uno de los introductores de la obra de Gramsci en Chile. Y, en efecto, como hemos señalado, Fernández selecciona y prologa algunas notas sobre la teoría de la política elaboradas por el marxista italiano en prisión. Gramsci piensa a Maquiavelo a través de Lenin y tal ejercicio, en palabras de Fernández se trata también de una traducción esto es, "[d]el modo específico y creador de cómo se asume una herencia"30 bajo la forma de una síntesis nueva, que como Weltanschauung encuentra una instancia en el ejercicio de repensar la política a partir de una coherencia entre el pensamiento crítico marxista y los problemas concretos de la práctica política situada. Tal ejercicio constituye repensar la teoría a partir de la práctica y construir la práctica desde la teoría, fusión orgánica que -en Fernández- expresa el partido que piensa y realiza Lenin.

Si bien para Fernández, Marx, Lenin, Gramsci y Mariátegui constituyen la herencia de nuestro tiempo, lee en Gramsci un gesto especial al volver a Marx, bajo una nueva lectura y al enfrentar los embates de la época (contexto imperialista, la emergencia de la socialdemocracia, los problemas del socialismo, el marxismo vulgar y el estalinismo) bajo la inspiración marxista de Lenin.31 Fernández tempranamente hace una lectura sobre el partido y El Príncipe en Gramsci. Por sobre los prejuicios, Gramsci lee a Maquiavelo en clave teórica, popular y revolucionaria,32 y lo utiliza como un medio para la exposición sistemática de una teoría política marxista.33 El partido es innovación teórica, un aporte gnoseológico, fusión orgánica entre teoría y práctica.34 En la lectura que Fernández hace de Gramsci, Lenin aparece como un traductor que ve en la figura del príncipe de Maquiavelo la forma, organización y sentido del partido revolucionario. El príncipe es una forma, un "deber ser" más no un personaje concreto de la política italiana, he ahí la abstracción de Gramsci subrayada por Fernández. Si el príncipe es el sujeto protagonista de la teoría política de la sociedad moderna: el príncipe moderno es el partido.

27 Cfr., ibid., 176.

28 Cfr., ibid., 195.

29 Cfr. Massardo, Jaime, "A propósito de la «Fuerza Expansiva» del pensamiento político de Antonio Gramsci", 2. Artículo descargado en http://www.archivochile.com/Ideas Autores/gramscia/s/gramscisobre0020.pdf (24/05/2021).

30 Fernández, Osvaldo. "Prólogo" En Gramsci, Antonio. Maquiavelo y Lenin. Notas para una teoría política marxista, Editorial Nascimento, Chile, 1972, 9.

31 Cfr., ibid., 14.

32 Cfr., ibid., 11.

33 Cfr., ibid., 15.

34 Cfr., ídem.

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Por otra parte, Fernández ve en Gramsci un punto inicial de conexión con Mariátegui en la posición de ambos frente al auge de la ortodoxia marxista (de la II Internacional) y del revisionismo: "Mariátegui propone la heterodoxia como movimiento interno y necesario de la ortodoxia, mientras que Gramsci recorre las alternativas comprendidas en la idea de ortodoxia como pensamiento que se basta a sí mismo".35 Fernández sostiene que el concepto (teórico-histórico) "marxismo latinoamericano" es problemático ya que el término "marxismo" puede ser acusado de eurocentrismo y por lo tanto, percibido como "el universal opuesto a la realidad de las formaciones sociales latinoamericanas".36 Su solución apuesta por una lectura de la totalidad capaz de integrar en su abstracción aquellos rasgos particulares que a pesar de su singularidad, no están fuera de aquella totalidad que denominamos capitalismo. Según Fernández, conceptualizar esto como "el desarrollo específico, regional, periférico del capitalismo, justifica la existencia del marxismo al interior de una realidad singular. La expansión de las relaciones de producción capitalistas a nivel mundial explica el desarrollo conjunto de su crítica teórico-práctica, el marxismo.37

Dentro de esta historia de la teoría latinoamericana, no han sido pocas las páginas que se han dedicado a conceptualizar y cartografiar el "marxismo latinoamericano". En tal definición, Mariátegui no solo aparece como uno de sus precursores, sino que se le ha atribuido sin más, el rótulo del "marxista latinoamericano".38 Como es sabido, un rasgo definitivo del pensamiento de Mariátegui es que no se conforma con una teoría ajena a los problemas peruanos, más bien, deviene en la tensión teórico-política de los radicales años 20 a nivel local, regional como internacional. Es así que la riqueza de la obra del Amauta y su heterodoxia en términos de "método" consiste en pensar el marxismo desde América Latina y no al revés, cuestión que en el contexto de un marxismo ortodoxo y mecánico fue todo un desafío, puesto que, como plantea Michel Lowy,39 exigía polemizar con el llamado relativismo histórico atribuible a Haya de la Torre y con el materialismo mecanicista de Vittorio Codovilla. Mariátegui se propuso realizar en su práctica política y en su discurso teórico la vinculación particular de la formación económica social del Perú y la universal con el socialismo marxista como movimiento emancipador de una clase social. Mariátegui entendió que no se podía ni se debía abandonar ninguno de los polos contradictorios,40 bajo riesgo de caer en un excepcionalismo particular o en el cosmopolitismo universal. Según su perspectiva, en los países europeos sólo la clase obrera industrial tiene posibilidades de desarrollar el socialismo, mientras que, en América latina, los partidos revolucionarios no pueden darse el lujo de prescindir del campesinado y, dentro de éste, particularmente de los trabajadores indígenas. Diferencia fundamental que ilustra el carácter de la universalidad diferenciada que el Amauta hacía entre lo particular y lo universal, entre América y Europa, entre lo nacional y lo internacional. Como parte de esa cadena de síntesis debe entenderse su propuesta de entroncar la tradición socialista europea con la tradición del comunismo incaico, se trata de un nuevo nacionalismo, según Fernández:

35 Fernández-Díaz, Osvaldo. "Gramsci y Mariátegui: frente a la ortodoxia". En Nueva Sociedad N° .115, Sept-Oct., 1991, 135.

36 Fernández, Osvaldo "Sobre los orígenes del marxismo en América Latina", Revista Latinoamericana del Colegio Internacional de Filosofía, N°5, dic., 216.

37 Ídem.

38 Cfr., Acha, Omar y D" Antonio. "Cartografía y perspectivas del 'marxismo latinoamericano'". En A Contra corriente. Vol.7, N°2, Winter 2010, 227. Si bien Fernández estudia en profundidad la obra de Mariátegui, considera que el marxismo latinoamericano se plantea e inicia productivamente también con la obra de Luis Emilio Recabarren, Julio Antonio Mella (Cfr., Fernández, "Sobre los orígenes.", op. cit., 220) los tres -incluyendo a Mariátegui- son dirigentes políticos y teóricos que interpretan sus realidades y las difunden desde el umbral marxista (cfr., ibid., 225).

39Cfr., Lowy, Michael. El marxismo en América Latina. Antología, desde 1909 hasta nuestros días. Lom Ediciones, Chile, 2007, 10.

40 Cfr. Ídem.

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Más que la simple aplicación de un modelo europeo, o que la creación ex nihilo, absoluta, sin referencias, su marxismo tiene que ser concebido como una traducción, en el sentido que Antonio Gramsci dio al término. Una traducción que crea una realidad distinta, con una especificidad nueva, donde los dos componentes vuelven a encontrarse, pero transformados en un contenido mestizo como lo quería Bolívar.41

Traducción, nuevamente, es aquí el resultado de la experiencia que articula la abstracción teórica del marxismo y los problemas propios de la práctica política que como expresión teórica, permite a Fernández conceptualizar el equilibrio entre el singular y el universal implicados en la noción misma del marxismo, tal como fue planteado por Mariátegui, en una situación como la de América Latina. A propósito de la polémica del Amauta con Henri de Man, Fernández sostiene que son pocos los que como Mariátegui sostuvieron tempranamente: "[...] la necesidad de traducir la idea del socialismo en la realidad específica. Optar por el socialismo es un [...] acto de creación, de producción específica de algo nuevo. Creación autónoma, propia, nacional, tanto del concepto, como del movimiento que lo impondrá".42

La traducción política en Fernández se mueve entre y hacia una nueva gramática crítica. Marx elaboró una gramática categorial del capitalismo en un momento determinado del mismo y tal tarea titánica fijó el carácter universal "a un estado determinado de su desarrollo, por el intermedio de un acto sincrónico que es capaz de precisar el momento lógico del proceso de reproducción",43 sin embargo, es posible construir nuevas gramáticas críticas que medien entre el modo de producción capitalista y las formas que asume en cada una de las formaciones económico sociales, en tal sentido, Marx propuso un método de presentación crítica de las categorías, las cuales son formas sociales y de un alto carácter abstracto que solo se realizan en espacios y tiempos determinados, en tal sentido, son las determinaciones históricas de las formaciones económico sociales las que permiten comprender lo particular al interior de la universalidad diferenciada. Según Fernández este ejercicio requiere una gramática original, que en Mariátegui encuentra una voz singular cuando este sostiene:

la necesidad de elaborar un "lenguaje propio", de crear un discurso específico, que tenga en cuenta que la interpretación de esta realidad requiere de conceptos diferentes. Llama entonces, a la creación de conceptos nuevos que expresen los nuevos aspectos que ella revela. Fenómenos que plantean como inevitable la modificación de lo universal, una vez que se ha penetrado en la singularidad concreta de la realidad nacional44.

Marx, Gramsci y Mariátegui son tres autores que, en la traducción conceptual articulada por Fernández, constituyen nodos claves para trazar un registro teórico suficientemente robusto para (re)pensar la dialéctica entre los modos de producción y las formaciones económico-sociales, y el lugar y la función de la política. La obra de Fernández, como él mismo lo ha sostenido en su libro sobre el fetichismo en Marx, en principio, estaba estimulada por los debates epocales en un contexto de exilio. Sin embargo, ahora, desde las nuevas lecturas de Marx, pero también desde los nuevos bríos abiertos a propósito de las (re)lecturas de la teoría del valor y las interpretaciones sobre modernidad y el capitalismo en América Latina, la obra del filósofo de Valparaíso constituye no sólo un estímulo para el marxismo heterodoxo

41 Fernández, Osvaldo "Sobre los orígenes...", op. «t., 224.

42 Fernández, Osvaldo "¿Defensa o transformación del marxismo?' Gutiérrez, P., Fernández, O., Budrovich, J., & Jara, G (2015). Reedición Comentada de Defensa del Marxismo. Chile: Universidad de Valparaíso, 2015, 107.

43 Fernández, Osvaldo "Sobre los orígenes...", op. «t., 228.

44 Fernández, Osvaldo, "¿Defensa o transformación del marxismo?' op. cit.,107.

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en Chile y el pensamiento crítico en América Latina, también para producir nuevas gramáticas críticas en el capitalismo tardío.

Conclusión

Si identificamos los puntos de desencuentro entre ambos autores, es importante mencionar que es especialmente en las primeras obras de Harnecker y Fernández que encontramos las distancias (epistemológicas) de ambos autores, pues ella se ubica en el estructuralismo althusseriano y él en el marxismo humanista e historicista crítico temprano del althusserianismo (cuestión que en las obras tardías de Harnecker se va a ir desdibujando). Un segundo aspecto que da cuenta de las diferencias entre ambos, tiene que ver con los problemas que se plantean, modos y niveles de reflexión para abordarlos. Por otro lado, -a partir de los textos abordados- creemos que uno de los puntos de encuentro entre ambos autores, es la centralidad que adquiere para cada uno, la necesidad y ejercicio de repensar la política a partir de una coherencia entre el pensamiento crítico marxista y los problemas concretos de la práctica política situada, por ello, coinciden -a pesar de sus radicales diferencias- en que el marxismo debería ser un acto de creación autónomo, sin perder el registro categorial (universal y abstracto) crítico del capitalismo.

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Fernández, Osvaldo, "¿Defensa o transformación del marxismo?" Gutiérrez, P., Fernández, O., Budrovich, J., & Jara, G (2015). Reedición Comentada de Defensa del Marxismo. Chile: Universidad de Valparaíso, 2015.

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http://www.archivochile.com/Ideas Autores /gramscia/s /gramscisobre0020.pdf (24/05/2021). Rodríguez, Arleen (2018). Marta Harnecker: una vida de luchas. Entrevista a escritora y educadora latinoamericana. 13/9/2018. Disponible en

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