Научная статья на тему 'A 50 años de Modos de producción en América Latina Historia y política en un texto clásico del marxismo latinoamericano'

A 50 años de Modos de producción en América Latina Historia y política en un texto clásico del marxismo latinoamericano Текст научной статьи по специальности «Языкознание и литературоведение»

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Historiografía / Marxismo / Materialismo Histórico / América Latina / 1960-1970 / Historiography / Marxism / Historical Materialism / Latin America / 1960s-1970s

Аннотация научной статьи по языкознанию и литературоведению, автор научной работы — Mariano Schlez Y Manuel Chust

En 2023 se cumplen 50 años de la publicación de un volumen central para la historiografía latinoamericana y global: Modos de Producción en América Latina. Editado en el marco de los Cuadernos de Pasado y Presente, se trata de un texto fundamental para la comprensión del derrotero del materialismo histórico en la década de 1970. En este artículo nos proponemos realizar un balance de su lugar en la historiografía mediante su contextualización histórica y del análisis de los vínculos entre historia y política.

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50 years of production modes in Latin America History and politics in a classic text of Latin American Marxism

2023 marks the 50th anniversary of the publication of a central volume for Latin American and global historiography: Modos de Producción en América Latina (Modes of Production in Latin America). Published within the framework of the Cuadernos de Pasado y Presente, it is a fundamental text for understanding the course of historical materialism in the 1970s. In this article we propose a review of its place in historiography through its historical contextualisation and an analysis of the links between history and politics.

Текст научной работы на тему «A 50 años de Modos de producción en América Latina Historia y política en un texto clásico del marxismo latinoamericano»

52, octubre 2023: 1-41

A 50 años de Modos de producción en América Latina Historia y política en un texto clásico del marxismo latinoamericano

50 years of production modes in Latin America History and politics in a classic text of Latin American Marxism

Mariano Schlez y Manuel Chust*

A Juan Marchena Fernández (una, dos, tres veces), quien debiera haber

escrito este artículo con nosotros

Resumen. En 2023 se cumplen 50 años de la publicación de un volumen central para la historiografía latinoamericana y global: Modos de Producción en América Latina. Editado en el marco de los Cuadernos de Pasado y Presente, se trata de un texto fundamental para la comprensión del derrotero del materialismo histórico en la década de 1970. En este artículo nos proponemos realizar un balance de su lugar en la historiografía mediante su contextualización histórica y del análisis de los vínculos entre historia y política.

Palabras Clave. Historiografía; Marxismo; Materialismo Histórico; América Latina; 1960-1970

Abstract. 2023 marks the 50th anniversary of the publication of a central volume for Latin American and global historiography: Modos de Producción en América Latina (Modes of Production in Latin America). Published within the framework of the Cuadernos de Pasado y Presente, it is a fundamental text for understanding the course of historical materialism in the 1970s. In this article we propose a review of its place in historiography through its historical contextualisation and an analysis of the links between history and politics.

Key Words. Historiography; Marxism; Historical Materialism; Latin America; 1960s-1970s

Recibido: 15 abril 2023 Aceptado: 10 julio 2023

Introducción

En 2023 se cumplen 50 años de la publicación de un volumen central para la historiografía latinoamericana y global: Modos de Producción en América Latina. Editado en el marco de los Cuadernos de Pasado y Presente, se trata de un texto fundamental para la comprensión del derrotero del materialismo histórico en la década de 1970. En este artículo nos proponemos realizar un balance de su lugar en la historiografía mediante su contextualización histórica y del análisis de los vínculos entre historia y política, fundamentalmente a través de una lectura de su línea editorial (resumida en la introducción) a la luz de las trayectorias militantes de sus autores y de la historia del grupo intelectual editor. Asimismo, buscaremos ponderar, a través de diferentes

* Mariano Schlez. Argentino. Investigador Adjunto del CONICET en el Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur. Manuel Chust. Español. Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Jaume I de Castellón.

mmschlez@hotmail.com; chust@his.uji.es. Coautores (https://orcid.org/0000-0002-5904-8098 - https://orcid.org/0000-0001-5679-5082).

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variables, su "impacto" no sólo científico, sino también político y social. De este modo, mostraremos la unidad orgánica entre pasado y presente, historiografía y política, dando cuenta de los estrechos límites de los estudios que limitan la Historia a un ejercicio profesional, escindiéndola de sus determinantes materiales y sociales.1

I. Breve estado del arte: el cuaderno n° 40 en el debate de los modos de producción

a. Debates en torno al origen de la cuestión

Como hemos señalado en un trabajo previo, la gran mayoría de los balances historiográficos dedicados al debate de los modos de producción en América Latina encuentran su origen a fines de la década de 1960, con la intervención de André Gunder Frank y las subsiguientes respuestas críticas.2 Esta periodización condujo a un conjunto de autores a colocar en la Teoría de la Dependencia su motor inicial, al que se habrían sumado, posteriormente, un ecléctico conjunto de teóricos marxistas.3

Siguiendo esta línea, el también sociólogo Colin Henfrey conceptualizó el debate entre "dependentistas" y "marxistas", ampliando el rango de la periodización a las décadas de 1950 y 1970, considerando a ambas teorías como "intentos de reformular el subdesarrollo" y como "respuestas a la crisis general del pensamiento marxista después de la desestalinización" 4 Su mayor acierto fue advertir una de las principales debilidades del debate en aquella etapa: su excesivo carácter "teórico" y sus deficiencias empíricas. Hipótesis que también desarrolló el politólogo norteamericano Ronald H. Chilcote, preocupado por señalar los aportes de la teoría de la dependencia al marxismo5, y Steve Stern, quien explicó la escasa influencia del primer tomo de El moderno

1 Continuamos la línea desplegada en trabajos previos. Véase Chust, Manuel (ed.), De revoluciones, Guerra Fría y muros historiográficos. Acerca de la obra de Manfred Kossok, Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2017; Schlez, Mariano, "Pensar, comprender y hacer la revolución. El debate en torno a las historiografías 'académica' y 'militante'", en Chust, Manuel y Serrano, José A. (Eds.), ¡Abajo la Tiranía! Las Revoluciones en Américay España, 1776-1836, Madrid, Sílex, 2018, pp. 259-300.

2 Schlez, Mariano, "Modos de producción en América Latina. Un mapa para un debate permanente" y Chust, Manuel, "Revolución.. .ese "fantasma" que sigue recorriendo la historiografía (1950-1970)", en Marchena, Juan; Chust, Manuel y Schlez, Mariano (Coord.), El debate permanente. Modos de producción y revolución en América Latina. Santiago de Chile: Ariadna Ediciones, 2020, pp. 27-140 y 381-403.

3 El sociólogo británico Aidan Foster-Carter caracterizó a la teoría de los modos de producción como refractaria a la sociología del desarrollo y a la "escuela latinoamericana de la dependencia", asegurando que la "recientemente de moda" teoría de los modos de producción se desarrolló al calor de los textos de Gunder Frank, Samir Amin, Immanuel Wallerstein y Geoffrey Kay. Agustín Cueva había planteado que el debate se dio "a la suite de la Revolución Cubana, especialmente provocado por André Gunder Frank y su escuela". Maristella Svampa aseguró que "el debate sobre los modos de producción en América latina y sus diferentes momentos" representó el primer capítulo de los "debates en el campo de la dependencia". Por su parte, aunque Rodrigo Martínez Baracs señaló que "el libro de Frank tuvo la sana virtud de provocar una reacción de parte de los historiadores marxistas, al obligarlos a pensar en términos rigurosos el problema de la caracterización de las sociedades latinoamericanas después de la conquista europea". Ver Cueva, Agustín, "La teoría marxista. Categorías de base y problemas actuales", en Entre la ira y la esperanza y otros ensayos de crítica latinoamericana, Bogotá, Siglo del Hombre - CLACSO, 2008, p. 188 (1° ed., México, Planeta-Letra viva, 1987); Svampa, Maristella, Debates latinoamericanos. Indianismo, desarrollo, dependencia, populismo, Buenos Aires, Edhasa, 2016, p. 230; Martínez Baracs, Rodrigo, "El debate sobre los modos de producción y la contribución de Carlos Sempat Assadourian", en Marini, Ruy Mauro; Millán Moncayo, Margara (Ed.) La teoría social latinoamericana. Tomo 3: La centralidad del marxismo, México, El Caballito, 1995, 187-226, p. 204. En la misma línea se encuentra Osorio, Jaime, Teoría marxista de la dependencia: historia, fundamentos, debates y contribuciones, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2016.

4 Henfrey, Colin, "Dependency, Modes of Production, and the Class Analysis of Latin America", Latin American Perspectives, vol. 8, 3-4, 1981, pp. 17-54, p. 17 (traducción propia del inglés).

5 Chilcote, Ronald, "Issues of Theory in Dependency and Marxism", Latin American Perspectives, Vol. 8, N° 3/4, Late Summer- Autumn, 1981, pp. 3-16. Para un desrrollo de sus posiciones, ver Chilcote, Ronald H. y Joel C. Edelstein (Ed.), Latin America: The Struggle with Dependency and Beyond. Cambridge and New York: Schenkman and John Wiley & Sons, 1974; (junto a Dale Johnson) (Ed.), Dependency and Marxism: Toward a Resolution of the Debate. Boulder, Colorado: Westview Press, 1982; Theories of Development: Mode of Production or

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sistema mundial en América Latina debido a la ignorancia de su autor respecto de buena parte de las investigaciones históricas allí realizadas.6 A diferencia de Ingrosso que, aunque se retrotrajo a Mariátegui para datar el inicio del debate, no presentó un análisis historiográfico.7

Por su parte, más atento a las divergencias teóricas entre los marxistas, Luis Vitale dividió a los contendientes entre "dependentiólogos" y "modoproduccionistas", quienes durante el "deshielo de los últimos 20 años" (en referencia a las décadas de 1960 y 1970), habrían revitalizado al marxismo, pese a los límites de sus planteos.8 De la misma manera, Barbosa Domínguez insistió en esta mirada circunscripta, aunque con dos elementos adicionales: reconociendo "antecedentes" en la década de 1920 y sosteniendo que el debate fue iniciado por el intelectual norteamericano W. W. Rostow, con su "Manifiesto No Comunista", sobre las etapas del desarrollo económico.9 Otros estudios recientes colocaron como punto de partida la década de 1940, con los aportes de Sergio Bagú y el propio Puiggrós.10

No obstante, los estudios más completos del debate prueban que su origen se dio en el movimiento socialista internacional, desde mediados del siglo XIX. Ciro Flamarión S. Cardoso y Héctor Pérez Brignoli destacaron la importancia del breve ensayo de Stalin, "Materialismo histórico y materialismo dialéctico" (1938).11 En Formas de sociedad y economía en Hispanoamérica, José Carlos Chiaramonte se remonta hasta las primeras apariciones del concepto de feudalismo en la historiografía, a fines del siglo XIX, aunque señalando el carácter distintivo respecto de la conceptualización marxista, impulsada por Mariátegui desde los 1920.12 Coincidiendo con Cardoso y Pérez Brignoli, a partir de una lectura original de Marx, concluye que en ellos no se encuentran los fundamentos del debate, los que fueron impuestos por el estalinismo, desde fines de la década de 1930. Por su parte, David Mayer realiza un profundo rastreo de la cuestión que lo lleva a las primeras expresiones latinoamericanas del socialismo utópico, en la década de 1830; a la obra de los principales teóricos del marxismo en Europa y a su influencia en América Latina, considerada no sólo en términos estrictamente teóricos, sino político-organizativos.13 Esta mirada amplia del debate, que continúa con la III Internacional y aborda, finalmente, el período más conocido del debate, no sólo demostró su vínculo orgánico con el marxismo, sino también que el debate latinoamericano no implicó un "eco" del debate sobre la transición del feudalismo al capitalismo europeo, impulsado por M. Dobb y P. Sweezy. Por el contrario, ambos se desarrollaron en paralelo y realizaron aportes originales a la teoría marxista.

Dependency? Los Angeles: Sage Publications, 1983; Theories of Development and Underdevelopment. Boulder: Westview Press, 1984; (junto a Joel C. Edelstein), Latin America: Capitalist and Socialist Perspectives of Development and Underdevelopment. Boulder: Westview Press, 1986; Development in Theory andPractice: Latin American Perspectives. Lanham, Md: Rowman and Litüefield Publishers, 2003.

6 Stern, Steve: "Feudalismo, capitalismo y el sistema mundial en la perspectiva de América Latina y el Caribe", en Revista Mexicana de Sociología, Vol. 49, N° 3, 1987, pp. 3-58.

7 Ingrosso, Marco, Modelos socioeconómicos de interpretación de la realidad latinoamericana, de Mariátegui a Gunder Frank, Barcelona, Anagrama, 1973.

8 Vitale, Luis, "Los periodos de transición en la historia económica y social de América Latina. Contribución a una teoría de la historia latinoamericana", Universidad de Cuenca, Escuela de Sociología, Ecuador, 1981.

9 Barbosa Domínguez, Jhosman Gerliud, Debate Sobre el Modo de Producción en América Latina 1960-1970 (Reflexiones de Intelectuales Latinoamericanos), Latvia, Editorial Académica Española, 2012, pp. 7-8 y 14. Ver, de W. W. Rostow, The Stages of Economic Growth: A Non-CommunistManifesto, Cambridge, Cambridge University Press, 1960.

10 Hernández, Juan Luis, "La historiografía socio-económica colonial y los debates teórico-metodológicos. Algunas reflexiones", Nuevo Topo, N° 1, 2005, pp. 33-54; Rodríguez, Sebastián, "Ensayo historiográfico: Modos de Producción en América Latina: Anatomía de un debate en el espejo de la academia contemporánea", Periferias. Revista de Ciencias Sociales, Año XI, N° 15, jul-dic 2007, pp. 61-90. Asimismo, en una compilación reciente, se asegura que la polémica fue "desplegada en las décadas de los '60 y '70 pero (...) reconoce importantes antecedentes", Galarza, Antonio (Comp.), Debates y diagnósticos sobre las sociedades coloniales latinoamericanas, Buenos Aires, GIHRR, 2010, p. 12.

11 Cardoso, Ciro Flamarión S. y Pérez Brignoli, Héctor, Los métodos de la historia, Barcelona, Crítica, 1976.

12 Chiaramonte, José Carlos, Formas de sociedady economía en Hispanoamérica, México, Grijalbo, 1983.

13 Mayer, David, "Trotzige Tropen — Kämpferische Klio. Zu marxistisch inspirierten Geschichtsdebatten in Lateinamerika in den, langen 1960er Jahren in transnationaler Perspektive", Tesis de Doctorado, Universität Wien, Septiembre de 2011.

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Es decir que un análisis completo del debate exige una mirada de largo plazo, que abarque desde el origen del concepto de modo de producción hasta las más recientes investigaciones, realizadas a escala global, tal como lo hemos planteado recientemente.14

b. La especificidad del debate en las décadas de 1960 y 1970

Atendiendo a la particularidad del debate en la América Latina de las décadas de 1960 y 1970, y mostrando al mismo tiempo su vínculo orgánico con el debate en torno a la transición del feudalismo al capitalismo, Enrique Tándeter presentó a la traducción al español de la obra del economista británico Maurice Dobb, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, como el verdadero "parteaguas".15 El nivel "pre-Dobb" se habría caracterizado por una "comunidad de categorías circulacionistas" y un esquema evolucionista que ponderaba el "atraso" social a partir de un mayor predominio feudal o de un escaso desarrollo capitalista, por un lado; y, una segunda etapa, en la que Gunder Frank habría tenido la virtud de apelar a las categorías de metrópoli y satélite, aunque sin salir de la misma escalera evolucionista de sus predecesores. Luego de esto, la aparición y difusión de la obra de Dobb en español, desde 1971, habría planteado el siguiente problema: reinstalado "el 'primado de la producción' (...) ¿cómo insertarse en el caso americano en esa vuelta a Marx preconizada por Dobb y sólo implementada por él para el caso de la Europa occidental, con particular referencia a Inglaterra?". Las respuestas a esta pregunta representarían la primera etapa del debate propiamente dicho, el año I de la era Dobb, a partir de las críticas a Gunder Frank planteadas por Assadourian y Laclau, luego compiladas en el cuaderno 40 de PyP, en 1973. Como señaló Tándeter, la compilación era tributaria de los aportes del marxismo italiano y el francés, en particular de las teorías de Louis Althusser, y por los debates en torno al concepto de formación económico-social. No obstante, se distinguieron del althusserianismo por su apelación al método histórico, que los alejó del "teoricismo" que caracterizó a buena parte de los seguidores del filósofo francés.16

Martínez Baracs señaló que el cuaderno 40 rechazó tanto la tesis feudal como la capitalista, enfatizando la especificidad del "hecho colonial" en América Latina, destacando que "la novedad del enfoque de los autores de Modos de producción en América Latina se derivó de la búsqueda de un doble rigor, tanto historiográfico como teórico marxista" 17 No obstante, pareciera que su balance en torno a los vínculos entre historia y política es negativo, aseverando que "esta subordinación del análisis histórico a una tesis política resultó necesariamente en un empobrecimiento del conocimiento de la realidad".18 Además, criticó la "indiscriminada multiplicación de modos de producción, para aprehender la inmensa variedad de situaciones empíricas", resultado de no comprender su específico nivel de abstracción del concepto.19 Un segundo error teórico provendría de una traducción incorrecta de ökonomischen Gesellschaftsformation como "formación económico-social", cuando en realidad debiera traducirse como "formación económica de la sociedad".

14 Schlez, Mariano, "Modos de producción en América Latina. Un mapa para un debate permanente" y Chust, Manuel, "Revolución.. .ese "fantasma" que sigue recorriendo la historiografía (1950-1970)", en Marchena, Juan; Chust, Manuel y Schlez, Mariano (Coord.), El debate permanente. Modos de producción y revolución en América Latina. Santiago de Chile: Ariadna Ediciones, 2020, pp. 27-140 y 381-403.

15 Tándeter, Enrique, "Sobre el análisis de la dominación colonial", Desarrollo Económico, Vol. 16, N° 61, Buenos Aires, abril—junio, 1976, pp. 151-160.

16 Fioravanti, Eduardo, El concepto de modo de producción, Barcelona, Península, 1972; Hindess, Barry y Hirst, Paul, Los modos de producción precapitalistas, Barcelona, Península, 1979. Sobre la influencia del filósofo francés, ver de Marcelo Starcenbaum, "El marxismo incómodo: Althusser en la experiencia de Pasado y Presente", Izquierdas, N° 11, 2011, pp. 35-53 y "Más allá del principio de exclusión: Gramsci y Althusser en Pasado y Presente", Prismas, Revista de historia intelectual, N° 18, 2014, pp. 199-203.

17 Martínez Baracs, op. cit., pp. 207-208.

18 Martínez Baracs, op. cit., p. 204.

19 Martínez Baracs, op. cit., pp. 214.

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Balances posteriores destacaron los vínculos del debate con otras cuestiones historiográficas: mientras que Manuel Chust destacó la relación de los modos de producción con las polémicas en torno a las revoluciones de independencia americanas, Mariano Schlez resaltó el vínculo con la llamada cuestión colonial, en el marco del impulso otorgado por el congreso organizado por Heraclio Bonilla.20

Como pudimos ver, la mayoría se concentró en un análisis del contenido de los textos, de su lógica interna y de sus argumentos teóricos y metodológicos, avanzándose menos en explicar los (divergentes) fundamentos políticos que influyeron en esta "tercera posición", más allá del recurrente señalamiento en torno a la divergencia estratégica entre revolución burguesa/socialista. Para Martínez Baracs, el aporte de Assadourian fue orientado por

una problemática política, muy propia de su generación latinoamericana, que buscó dar cuenta y respuesta a los acuciantes problemas del rudo presente: el subdesarrollo y la miseria, la fragmentación de América Latina en 'países', con sus respectivos dictadores, la represión absurda y brutal. Y (...), una problemática teórica para entender, criticar y superar la miseria capitalista, particularmente la latinoamericana: la teoría del subdesarrollo y las caracterizaciones hechas por los partidos comunistas y la izquierda sobre la realidad latinoamericana y la naturaleza de la revolución por venir. Frente a una discusión muchas veces viciada, se hacía necesario un análisis riguroso y crítico, teóricamente fundado, y en la discusión sobre América Latina en las épocas prehispánica, colonial y contemporánea se impuso la referencia teórica a El capital de Karl Marx y sus borradores (los Grundisse, la Contribución a la crítica de la economía política, el Capítulo VI inédito), así como a los intentos de autores marxistas por rendir cuenta de realidades históricas no capitalistas. Assadourian es uno de los más destacados exponentes de esta generación de historiadores que se impuso este triple rigor, historiográfico, político y teórico.21

Siguiendo a Palomeque, en este texto "se encuentra el intento de integración de su preocupación política con su oficio de historiador. Esto lo podemos ver cuando no sólo cuestiona la sucesión obligatoria de modos sino que plantea la complejidad del problema frente a la coexistencia de distintas relaciones de producción, todo refrendado con información concreta histórica".22 Por su parte, Martínez Baracs y Galarza advierten que el aporte de Assadourian se distingue claramente del resto de los capítulos reunidos en el cuaderno 40 por realizar una crítica de método, a partir de los planteos de la Introducción... de Marx, de 1857.23 Asimismo, advirtiendo el vínculo entre la coyuntura específica de publicación y los problemas planteados, Martín Cortés asevera que los cuadernos 39 y 40 de PyP, dedicados a la dilucidación de la estructura específica de las sociedades latinoamericanas, y lo que ella supondría en términos políticos (el problema del sujeto revolucionario y de la transición), se vinculan también "con las indagaciones acerca del imperialismo y las formas específicas que debe asumir la disputa en sociedades periféricas (...) ambos de mayo de 1973, tal vez

20 Chust, Manuel, "Insurgencia y revolución en Hispanoamérica. Sin castillos hubo Bastillas", en Historia Social,, N° 20, 1994, pp. 67-95; Schlez, Mariano, "La cuestión colonial en el siglo XXI. Balance y perspectivas del debate en torno a los modos de producción en América Latina", en Revista Eletrónica da ANPHLAC, Associa^ao Nacional de Pesquisadores e Professores de Historia das Américas, Universidade Federal de Sao Paulo (Unifesp), Brasil, Enero-Junio de 2013, pp. 65-83; Bonilla, Heraclio (ed.), La cuestión colonial,, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2011.

21 Martínez Baracs, Rodrigo, "El debate sobre los modos de producción y la contribución de Carlos Sempat Assadourian", en Marini, Ruy Mauro y Millán, Márgara (Comp.), La teoría social latinoamericana. La centralidad del marxismo, Tomo III, México, UNAM, 1995, p. 188.

22 Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 13.

23 Martínez Baracs, op. cit., p. 218-219; Galarza, Antonio y González, Leandro, "El oficio de historiador: Carlos Sempat Assadourian y sus aportes al conocimiento de las economías coloniales latinoamericanas", en Galarza, Antonio (comp.). Debates y diagnósticos sobre las sociedades coloniales latinoamericanas. Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata, 2010, p. 103.

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condicionados por las preguntas acerca del peronismo como forma singular de expresar la lucha de clases en la Argentina".24

Aunque no son pocos quienes han buscado "enterrar" el debate de los modos de producción (rememorándolo a lo sumo como excentricidad, antigüedad o ejemplo de aquello de lo que nunca debemos volver a hacer), nuevas generaciones de historiadores no sólo lo reivindican, y advierten su carácter inconcluso, sino que también lo continúan.25 De este modo, nuevas investigaciones, retomando las críticas precedentes, presentaron resultados empíricos originales y nuevas hipótesis en torno a los orígenes del capitalismo en América Latina.26

II. Nacionalismo, socialismo y "liberación nacional": los dilemas de la revolución y la transición en la América Latina de la Revolución Cubana

La revolución china (1949), la cubana (1959) y la guerra de Vietnam (1955-1975) tuvieron repercusiones decisivas para América Latina. Su triunfo determinó la especificidad del debate socialista en las décadas de 1960 y 1970: ya no regía "el socialismo en un solo país", sino que su desarrollo implicaba nuevos debates políticos, teóricos e históricos. De este modo, la transición al socialismo se tornó una cuestión vigente para el conjunto del mundo colonial y semicolonial o, como se lo llamó en aquel entonces, para el "Tercer Mundo".27 Naturalmente, Cuba estuvo a la vanguardia, en tanto la necesidad de construir una economía planificada determinó el impulso de la cuestión de los modos de producción. El Ministerio de Industrias, a cargo del Che Guevara, se convirtió en un laboratorio privilegiado para su estudio.28 La teoría se desarrolló en torno a la necesidad de impulsar las fuerzas productivas cubanas y edificar "el modo socialista de producción", tal como lo muestra el informe de Néstor Lavergne, realizado como funcionario del gobierno.29

Poco después, la conferencia Tricontinental (La Habana, enero de 1966), que condujo a la constitución de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), representó en nuevo intento de organización internacional de los llamados países oprimidos de América Latina, Asia y África, en alianza con la U.R.S.S., China y Vietnam, otorgándole a los debates teóricos un alcance global y un marco orgánico.30

24 Cortés, Martín, Un nuevo marxismo para América Latina. José' Aricó: traductor, editor, intelectual, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2015, 74. Aunque el cuaderno 39 fue editado en abril, ello no invalida la hipótesis.

25 Martín L. E. Wasserman sostiene la vigencia del debate, presentando los interrogantes que aún perviven en la historiografía, particularmente en torno a la cuestión colonial. Desde su perspectiva, "La edición de Modos de Producción en América Latina es, por ello, otro punto más de contacto entre esos universos heterogéneos, sólo analíticamente diferenciables: desde el lenguaje académico que codifica a la ciencia social en las Humanidades, el debate abría un terreno más para la confluencia y para la intersección necesaria del ejercicio político y la reflexión histórica", Martín L. E. Wasserman, "Sobre la vigencia de Modos de Producción en América Latind', en https: / /www.unicen.edu.ar/iehs/homenaje/rese%C3%B1as.html (consulta 28/3/2023).

26 Iñigo Carrera, Juan, La formación económica de la sociedad argentina. De la acumulación originaria al desarrollo de su especificidad hasta 1930, Ariadna Ediciones, Santiago de Chile, 2022; Schlez, Mariano, La necesidad es ley suprema. El capital mercantil en el Río de la Plata: del monopolio comercial al industrial (1770-1825), Universidad Jaume I, Castellón de la Plana, 2021; Marchena, Chust y Schlez, El debate permanente, op. cit.

27 La bibliografía al respecto es enorme. Véase un resumen de la cuestión en un volumen publicado el mismo año que el cuaderno sobre modos de producción: Sweezy, Gerratana, Fenghi, Rossanda, Chitarin, Jobic, Teoría del proceso de transición, Buenos Aires, Pasado y Presente, 1973.

28 Guevara, Ernesto "Che", Apuntes críticos a la economía política, Melbourne - New York - La Habana, Ocean Sur — Centro de Estudios Che Guevara, 2006 (reúne textos redactados entre 1962 y 1965).

29 De Néstor Lavergne, ver "Sobre problemas de la economía del modo socialista de producción", Informe, Ministerio de Comercio Exterior, La Habana, 1964 y El intercambio mercantil en el socialismo, La Habana, Universidad de La Habana, Escuela de Economía -Ministerio de Comercio Exterior, Dirección de Investigaciones Económicas, 1964.

30 Grenat, Stella, "La Internacional Guerrillera. Una historia de la conferencia Tricontinental y de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (1966-1967)", Tesis de Doctorado, UPO, Sevilla, 2023.

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Fue en esta coyuntura que el descubrimiento y traducción al español de las Formen, de Marx, reorientaron los fundamentos teóricos.31 De esta manera, un "nuevo" modo de producción, denominado por Marx como "asiático", se convirtió en objeto de debates e investigaciones.32 La teoría estalinista de los "cinco estadios" de desarrollo de la humanidad sufrió un poderoso golpe, así como el etapismo que de ella se desprendía, promoviéndose nuevas reflexiones que buscaron dilucidar la dinámica específica de las sociedades no europeas, en el que historiadores y antropólogos tuvieron un papel protagónico.33 Asimismo, cobró vigencia la cuestión de la acumulación primitiva de capital, más allá del período definido por Marx para Europa occidental.34

En este sentido, la evolución del debate mostraba que no sólo Europa "influía" sobre la teoría producida en América Latina, sino que la cuestión latinoamericana se hacía cada vez más presente en los debates europeos, principalmente en España y Francia. Por ejemplo, al calor de este proceso, el campesinado abandonó paulatinamente su carácter de "rémora precapitalista", para convertirse en un sujeto político revolucionario (y un objeto de estudio) de primer orden, dado su protagonismo en procesos a lo largo del mundo, desde China a Bolivia, pasando por Cuba y Vietnam.35 A raíz de ello, antiguas teorías sobre la dinámica de las sociedades "no capitalistas" volvieron a la palestra, impulsando el estudio del "modo de producción doméstico" y la "economía campesina".36

Como decíamos, ninguna fuerza política quedó exento de posicionarse en torno a la revolución cubana, lo que implicaba una caracterización histórica de América Latina, así como del carácter de su revolución y las estrategias para su despliegue. Aunque Cuba no irradiaba una defensa de la revolución permanente, el pasaje de la liberación nacional al socialismo en sólo dos años agudizó el debate en torno al carácter necesario de la revolución latinoamericana.37 A pesar de que el DIAMAT estalinista y la teoría de los cinco estadios había entrado en crisis, el etapismo continuaba predominando en el movimiento revolucionario, por lo que el carácter feudal o capitalista del continente se constituyó en el terreno donde se debatió si la revolución debía tener un objetivo democrático-burgués o socialista.

El debate entre Rodolfo Puiggrós y André Gunder Frank en torno al carácter de la conquista hispano-lusitana fue el de mayor repercusión, tal como lo muestran sus reediciones y una enorme cantidad de intervenciones se desplegaron a lo largo y ancho del continente.38 Imposibilitados de explayarnos en cada uno de ellos, y

31 Marx, Karl, Formaciones económicas precapitalistas, Cuadernos de Pasado y Presente, N° 20, Córdoba, 1971 (Texto original 1857-58; Primera edición rusa, 1939; 1° ed. en español, 1966). Ver Hobsbawm, Eric, "Descubriendo los Grundisse", en Cómo cambiar el mundo, Barcelona, Crítica, 2011 (1° ed., 1964).

32 Chesneaux, Jean; et. al.: El modo de producción asiático, Gijalbo, México, 1969; Bartra, Roger, El modo de producción asiático. Problemas de la historia de los países coloniales, México, Era, 1969; Sofri, Gianni, El modo de producción asiático. Historia de una controversia marxista, Barcelona, Península, 1971.

33 Godelier, Maurice, Economía, fetichismo y religión en las sociedades primitivas, México, Siglo XXI, 1974; Murra, John, Formaciones económicas y políticas del mundo andino, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1975; Golte, Jürgen, "Modo de producción asiático y el Estado Inca", Nueva Antropología. Revista de Ciencias Sociales, N° 3, 1976, pp. 71-82; Godelier, Maurice, Perspectives in Marxist Anthropology, Cambridge, Cambridge University Press, 1977; Krader, Lawrence, The Asiatic mode of production: sources, development and critique in the writings of Karl Marx, Assen, Van Gorcum, 1975.

34 Marx, Karl, "La acumulación primitiva del capital", Praxis, N° 2, Montevideo, diciembre 1968, pp. 68-75; Banaji, Jairus, "Backward capitalism, primitive accumulation and modes of production", Journal of Contemporary Asia, 3:4, 1973, pp. 393-413; Menjívar, Rafael,

Acumulación originariay desarrollo del capitalismo en El Salvador, San José, Educa, 1980.

35 Díaz-Polanco, Héctor, Teoría marxista de la economía campesina, México, Juan Pablos Editor, 1977.

36 Meillassoux, Claude, Mujeres, graneros y capitales, México, Siglo XXI, 1977 (1° ed., 1975); Falcón, Lidia, La razón feminista. La mujer como clase social y económica. El modo de producción doméstico, Barcelona, Fontanella, 1981; Chayanov, Alexander V. La organización de la unidad económica campesina, Buenos Aires, 1974.

37 Rodolfo Stavenhagen presentó sus "Siete tesis equivocadas sobre América Latina" (Tres ensayos sobre América Latina, Barcelona, Anagrama, 1973), en el periódico El Día, 25 y 26/6/1965.

38 El debate fue publicado originalmente en El Gallo Ilustrado, suplemento dominical de El Día, de México (un diario de tirada nacional), N° 173, 175, 177, 179 y 181, del 17 de octubre al 12 de diciembre de 1965. Fue reeditado en Izquierda Nacional, N° 3, Buenos

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dejando afuera a muchos autores imprescindibles, deben mencionarse como parte del debate en torno a los modos de producción en América Latina los aportes de Volodia Teitelboim, Marcello Carmagnani, Ruggiero Romano, Álvaro Jara, Luis Vitale y Marcelo Segall sobre Chile39; Jan Bazant y Cristóbal Kay sobre México40; Manuel Moreno Fraginals y Ramón de Armas sobre Cuba41; Ignacio Rangel, Nelson Werneck Sodré, Alberto Passos Guimaraes, Caio Prado Junior y Darcy Ribeiro sobre Brasil42; José P. Barrán, Benjamín Nahum, Lucía Sala de Touron, Nelson de la Torre y Juan Carlos Rodríguez, sobre Uruguay43; Liborio Justo, Sergio Bagú, Milcíades Peña, Luis Franco, Jorge Abelardo Ramos, José Carlos Chiaramonte y Ceferino Garzón Maceda desde Argentina.44

Fue en este contexto que los trabajos de Althusser fueron traducidos al español los que, sumados a los "manuales" y textos de sus discípulos latinoamericanos, produjeron un impacto decisivo en el debate de los modos de producción.45 Su influencia fue importante en el grupo Pasado y Presente (PyP en adelante), cuyos

Aires, Octubre de 1966; Cátedra "Sociología de América Latina", Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (s/f); Puiggrós, Rodolfo, América Latina en Transición. De las guerrillas colombianas al petróleo de Venezuela, Tomo II, Buenos Aires, Juárez Editor, 1970 pp. 309-349; Puiggrós, Rodolfo; Gunder Frank, André; Abelardo Ramos, Jorge, Polémica sobre los modos de producción en Iberoamérica, Cuadernos Universitarios. Serie Historia, Ficha 2, Agrupación Universitaria Nacional (AUN), 1973. Posteriormente, Puiggrós desarrolló sus posiciones en La España que conquistó al Nuevo Mundo, 1961 y Génesis y desarrollo delfeudalismo, 1965 (editado como La cruzy el feudo, 1973). Gunder Frank lo hizo en Capitalism and Underdevelopment in Latin America: Historical Studies of Chile and Brazil, New York, Monthly Review Press, 1967 (Capitalismo y subdesarrollo en América Latina, Siglo XXI, México, 1970).

39 Teitelbo, Volodia: El amanecer del capitalismo y la conquista de América, Buenos Aires, Editorial Futuro, 1963; Carmagnani, Marcelo: El salariado minero en Chile colonial: Su desarrollo en una sociedad provincial: El Norte Chico 1690-1800, Universidad de Chile, Santiago, 1963; Romano, Ruggiero: Una economía colonial, Chile en el siglo XVIII, Eudeba, Bs. As., 1965; Jara, Alvaro, Tres ensayos sobre economía minera hispanoamericana, Santiago, Editorial Universitaria, 1966; Segall, Marcelo, Las luchas de clases en las primeras décadas de la República de Chile, 1810-1846, Santiago, Separata de Anales de la Universidad de Chile, N° 125, 1962. De Luis Vitale, ver "América Latina, ¿feudal o capitalista?", Estrategia, Santiago de Chile, 1966; Interpretación marxista de la historia de Chile, 7 tomos, Santiago de Chile (editados desde 1967); "España antes y después de la conquista de América", Pensamiento Crítico, N° 27, abril de 1969, pp. 3-29.

40 Bazant, Jan, Reseña de Cué Cánovas, Historia social y económica de México..., El Trimestre Económico, Vol. 30, N° 120, Octubre-Diciembre de 1963, pp. 689-691.

41 De Manuel Moreno Fraginals, ver El ingenio. Complejo económico-social cubano del azúcar, Tomo 1, La Habana, Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, 1964 (Edición definitiva: La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1978) y "La historia como arma", Casa de las Américas, La Habana, octubre de 1966, pp. 20-28 (Barcelona, Crítica, 1983). De Ramón de Armas, ver "La burguesía latinoamericana. Aspectos de su evolución", en AA.VV., Feudalismo, Capitalismo, Subdesarrollo, Bogotá, Universidad de Tolima Ediciones, 1971, pp. 61-76.

42 Rangel, Ignacio, A Questao Agrária Brasileira, 1961; Sodré, N. W., Capitalismo e revoluçao burguesa no Brasil,, Belo Horizonte, Oficina de Livros, 1960; Guimaraes, Alberto Passos, Quatro séculos de latifundio, Sao Paulo, Editora Fulgor, 1964; Prado Junior, Caio, A revoluçao Brasileira, Sao Paulo, Editoria Brasiliense, 1966; Prado Junior, Caio, The Colonial background of Modern Brazil, University of California Press, California, 1967; Ribeiro, Darcy, As Américas e a civilizaçao: processo de formaçao e causa do desenvolvimento cultural desigual dos povos americanos, Río de Janeiro, Civilizaçao Brasileira, 1968.

43 Barrán, José P. y Nahum, Benjamín, Bases económicas de la revolución artiguista, Ed. de la Banda Oriental, Montevideo, 1963. De Lucía Sala de Touron, Nelson de la Torre y Juan Carlos Rodríguez, ver Estructura económico-social de la Colonia, Montevideo, Universidad de la República, 1967; Evolución económica de la Banda Oriental, Pueblos Unidos, Montevideo, 1968 y Artigas y su revolución agraria, Montevideo, Siglo XXI, 1972.

44 Chiaramonte, José Carlos, "Acerca de la estructura económico-social de las colonias hispanoamericanas", Cuadernos de Cultura, Año X, N° 45, enero-febrero, 1960 y "La cuestión agraria en Mayo", Cuadernos de Cultura, n° 47, Mayo-Junio, 1960; Abelardo Ramos, Jorge, "Los modos de producción en Iberoamérica", Izquierda Nacional. Órgano teórico del Partido Socialista de la Izquierda Nacional, N° 3, octubre de 1966; Historia de la Nación Latinoamericana, Buenos Aires, 1968 y Revolución y contrarrevolución en la Argentina, Distal, Bs. As., 1999 (1° ed., 1957); Romano, Ruggiero, "Caracterización histórica del desarrollo económico", Fichas de investigación económica y social, N° 8, diciembre de 1965, pp. 58-61; Peña, Milcíades, "Claves para entender la colonización española en la Argentina", Fichas de investigación económicay social, N° 10, junio-julio de 1966, pp. 39-50; Justo, Liborio, Bolivia: la revolución derrotada, Buenos Aires, Ediciones ryr, 2007 (1° ed., 1967); Nuestra patria vasalla (Historia del coloniaje argentino). De los Borbones a Baring Brothers. Mayo y Antimayo, Buenos Aires, Schapire, 1968; Garzón Maceda, Ceferino, Economía del Tucumán. Economía Natural y economía monetaria, siglos XVI, XVII, XVIII, UNC, Córdoba, 1968.

45 De Louis Althusser, ver Pour Marx, París, Librairie François Maspero, 1965 (La revolución teórica de Marx, México, Siglo XXI, 1967); Lire le capital, París, Librairie François Maspero, 1967 (Para leer el capital, México, Siglo XXI, 1969 -junto a Etienne Balibar-); Materialismo

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integrantes habían roto con el Partido Comunista de Argentina (PCA) en 1963.46 Los historiadores del (y cercanos al) grupo impulsaron una delimitación del antiguo estalinismo, así como del trotskismo y de la teoría de la dependencia, que tomó primero la forma de virulentas reseñas.47 Pasaron luego a la traducción y edición de clásicos de la historiografía y la teoría marxista, tanto en los Cuadernos de PyP como, posteriormente, en la editorial Signos y Siglo XXI. Fue así como, por ejemplo, Juan Carlos Garavaglia tradujo y editó Estudios sobre el desarrolh del capitalismo, de Maurice Dobb, en 1971.48 Luego de ello, la intervención cedió a la redacción de los primeros artículos y ensayos que presentaron una posición original en el debate de los modos de producción en América Latina, y que cristalizó en el clásico cuaderno n° 40.

III. Modos de Producción en América Latina: la "tercera posición" en el terreno historiográfico (y la importancia de la letra s)

Modos de Producción en América Latina fue editado como el número 40 de Cuadernos de PyP, en Buenos Aires, en mayo de 1973. La colección editó más de un millón de ejemplares, que tuvieron un impacto decisivo en la cultura de izquierda a escala latinoamericana.49 Según su editor general, José Aricó,

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Su razón de ser derivaba de una falencia, del hecho de que la izquierda latinoamericana y por supuesto argentina aceptaba una tradición teórica que privilegiaba de manera acrítica ciertas figuras y experiencias del movimiento social. Esta construcción ideológica dejaba de lado, menospreciándolas o ignorándolas, a muchas otras.50

Aunque la portada del volumen lo radica en Córdoba, la dirección editorial ya se había trasladado a Buenos Aires. Es decir que el volumen correspondió a la "etapa porteña" (precedida por una cordobesa, y seguida por la mexicana, luego del exilio), la que abarcó del número 17 al 65, entre 1970 y 1975. Ella estuvo signada por la realidad política argentina y por la búsqueda de un "anclaje político" del grupo.51 Intentaremos ver de qué manera esa realidad presente, y esa búsqueda, condujeron a una mirada particular del pasado colonial americano.

dialéctico y materialismo histórico, Pensamiento Crítico, N° 5, junio de 1967, pp. 3-26 (México, Cuadernos de Pasado y Presente, N° 8, 1977 -junto a Alan Badiou-); La filosofía como arma de la revolución, México, Siglo XXI, 1968. La sistematización más influyente fue, por lejos, Harnecker, Martha, Los conceptos elementales del materialismo histórico, Siglo XXI, México, 1969. Una crítica de estas posiciones en Aricó, José, "El marxismo antihumanista", Los libros, N° 4, octubre de 1969, pp. 20-28; Vilar, Pierre, Historia marxista. Historia en construcción. Ensayo de diálogo con Althusser, Barcelona, Anagrama, 1974; AA.VV., Estudios contra el marxismo ventrílocuo de Althusser, Buenos Aires, Editor 904, 1977; Thompson, E. P., Poverty of theory, New York University Press, 1978.

46 Aricó, José, "Pasado y presente", Pasado y Presente, N° 1, Córdoba, junio de 1963, pp. 1-17. Sobre la trayectoria del grupo, ver Gaido, D. y Bosch Alessio, C.: "José María Aricó y el grupo Pasado y Presente. 'Una rara mezcla de guevaristas togliattianos", En Defensa del Marxismo, N° 44, 2015, pp. 173-208.

47 Chiaramonte, José Carlos, "Acerca del europeísmo de la cultura argentina", Pasado y Presente, N° 1, Córdoba, junio de 1963, pp. 98100; Assadourian, Carlos Sempat, "Un ataque a la historia en nombre del marxismo", Pasado y Presente, N° 4, Córdoba, enero-marzo de 1964, pp. 333-337.

48 Garavaglia, Juan Carlos, Una juventud en los años sesenta, Bs. As., Prometeo, p. 148. Ver Schlez, Mariano y Grenat, Stella, "Militante total: Juan Carlos Garavaglia en la terrorífica noche bahiense", Americanía. Revista de Estudios Latinoamericanos, N° 8, UPO, Sevilla, julio-diciembre de 2018, pp. 155-195.

49 Burgos, Raúl, Los gramscianos argentinos: Cultura y política en la experiencia de Pasado y Presente, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004 155; 405418.

50 Aricó, José, Entrevistas (1974-1991), Ediciones del Centro de Estudios Avanzados, UNC, Córdoba, 1999, pp. 32-33. Véase también Crespo, Horacio, "En torno a los Cuadernos de Pasado y Presente, 1968-1983", en C. Hilb (comp.), El político y el científico. Ensayos en homenaje a J. C. Portantiero, Buenos Aires, Siglo XXI, 2009.

51 Según Horacio Crespo, op. cit., ese "anclaje político" condujo al acercamiento a Montoneros y al peronismo, mediado por la intervención del militante Roberto Quieto. Gaido y Bosch Alessio, op. cit. muestran cómo esa búsqueda los condujo del PC a la guerrilla, de allí a Montoneros, para termina en la socialdemocracia alfonsinista.

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Por aquel entonces, PyP ya era parte de un proyecto mayor, como sección argentina de Siglo XXI, que imprimió y distribuyó sus libros. Su experiencia manifiesta el papel fundamental de los editores en la divulgación histórica, por un lado, y la inexistencia de una estricta división del trabajo: los historiadores investigaban, escribían, traducían, editaban y distribuían como parte de una misma tarea militante.52 De este modo, un conjunto de editoriales tuvieron un papel protagónico en la popularización de los debates sobre la transición al capitalismo, destacándose particularmente Ariel, Crítica, Ruedo Ibérico, Akal, Fondo de Cultura Económica, Siglo XXI y el Centro Editor de América Latina (CEAL).53 Por medio de una acción sistemática, ellas colocaron, al decir de Gonzalo Pontón, "bombas de tiempo en las bibliotecas de las casas".54

Anuncio de la publicación de Modos de Producción en América Latina

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Para una crítica política de la cultura

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PEDAGOGIA V REVOLUCION / PSICOLOGIA EDUCACIONAL LA POLITICA EDUCACIONAL DE LA "REVOLUCION ARGENTINA" SELECCION BIBLIOGRAFICA

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Fuente: Revista Los Libros, Buenos Aires, Agosto-Septiembre de 1973.

52 Sorá, Gustavo, Editar desde la izquierda. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2018; Cortés, Un nuevo..., op. cit.; Burgos, op. cit.

53 Gociol, Judith, Boris Spivacow: el señor editor de América Latina, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2010; Forment, Albert, José Martínez: la epopeya de Ruedo Ibérico, Anagrama, Barcelona, 2000; Sorá, Editar..., op. cit. Sobre el papel central de las editoriales en la edición de los debates realizados en congresos científicos, ver Marchena, Juan; Chust, Manuel y Schlez, Mariano, "Crear dos, tres... muchos congresos", en Marchena, Juan; Chust, Manuel y Schlez, Mariano (Coord.), El debate permanente. Modos de producción y revolución en América Latina. Santiago de Chile: Ariadna Ediciones, 2020, pp. 9-26.

54 Entrevista de Mariano Schlez a Gonzalo Pontón, Barcelona, julio de 2014. Los historiadores Gonzalo Pontón y Josep Fontana fueron un claro ejemplo de las múltiples formas de la militancia en los '70.

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Luego de editar el libro de Dobb, en 1971, Juan Carlos Garavaglia le propuso a Aricó la edición de un tomo exclusivamente dedicado a los modos de producción en América Latina, que no sólo expresara sus diferencias con el análisis etapista y dual del PCA, sino que también les permitiera enfrentar la creciente influencia del dependentismo -y parte del trotskismo-, cuyas teorías corporizaba, en mayor medida, André Gunder Frank, que por aquel entonces vivía en Chile. El proyecto se concretó rápidamente, y el libro salió de imprenta en mayo de 1973, cuando Héctor Cámpora asumía la presidencia de la Argentina, el peronismo abandonaba una proscripción de 18 años y los presos políticos eran liberados en medio de una movilización popular, en el llamado Devota%o.55 Las posiciones del cuaderno 40 buscaron constituirse, en términos de Manuel Moreno Fraginals, en un arma de la revolución: discutir la América colonial implicaba, al mismo tiempo, debatir la de 1970.56

IV. Del presente al pasado: la línea editorial del cuaderno n° 40

Dado que, como vimos previamente, el contenido del volumen fue repetidamente sintetizado en libros y artículos, no presentaremos aquí un resumen exhaustivo de él, limitándonos a esbozar sus tesis fundamentales, concentrándonos en los elementos compartidos por todos los autores. En primer lugar, es preciso señalar que la comprensión del debate sobre los modos de producción del cuaderno 40 es inescindible de su antecesor, el 39, sobre el concepto de formación económico-social. Ambos forman, de alguna manera, un volumen doble que reflexiona en torno a la validez de ambos conceptos para el análisis de las sociedades latinoamericanas. Mientras que el primero salió a la luz en abril de 1973, el segundo lo hizo al mes siguiente, en mayo.

Pese a que uno se dedica a cada uno de los conceptos, ambos son trabajados y discutidos en conjunto por ambos cuadernos. El tomo de formación económico-social incluye un conjunto de artículos de Cesare Luporini y Emilio Sereni, dirigentes del Partido Comunista Italiano (PCI), publicados en Crítica Marxista (Roma); más un dossier editado por La Pensée (París), titulado "Modo de producción y formación económico-social".57

Juan Carlos Garavaglia, compilador y editor del cuaderno n° 40, fue autor de la introducción y de un capítulo especialmente redactado para este volumen, "Un modo de producción subsidiario: la organización económica de las comunidades guaranizadas durante los siglos XVII-XVIII en la formación regional altoperuana-rioplatense".58 Sumó a ellos otros dos trabajos inéditos, de Horacio Ciafardini ("Capital, comercio y capitalismo: a propósito del llamado capitalismo comercial") y Ciro Flamarión S. Cardoso ("Sobre los modos de producción coloniales de América"). Asimismo, reeditó tres textos: uno de Carlos Sempat Assadourian, "Modos de producción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina", tomado de Cuadernos de la Realidad Nacional (N° 7, Santiago de Chile, 1971, pp. 116-142); otro de Ernesto Laclau, "Feudalismo y capitalismo en América latina", editado en inglés por la New Left Review (N° 67, Londres, may-jun., 1971) y luego en español por el Centro de Estudios de Economía Política (Buenos Aires, octubre de 1971); y otro del propio Cardoso, "Severo Martínez Peláez y el carácter del régimen colonial", publicado recientemente en Estudios Sociales Centroamericanos, en Costa Rica (n° 1, enero-abril de 1972).

55 AA.VV., Modos de producción en América Latina, Cuadernos de Pasado y Presente, N° 40, Siglo XXI Argentina Editores, Buenos Aires, 1973 (trabajaremos con la 12° edición, de 1989).

56 Moreno Fraginals, Manuel, "La historia como arma", Casa de las Américas, La Habana, octubre de 1966, pp. 20-28 (Barcelona, Crítica, 1983).

57 Luporini, C. y Sereni, E. (eds.), El concepto de formación económico-social,, Pasado y Presente, Bs. As., N° 39, 1973. Respecto del debate que nos convoca, recomendamos ver "La categoría de 'formación económico-social'", de Emilio Sereni; "Modo de producción, formación económico-social, teoría de la transición a propósito de Lenin", de Christine Gluksmann; "La formación económico-social como combinación de modos de producción", de Guy Dhoquois; y "Cuatro observaciones sobre los conceptos de modo de producción y de formación económica de la sociedad", de Georges Labica.

58 El concepto "subsidiario" provenía de una observación de Enrique Tándeter. Ver Fradkin, Raúl, "Indicios y conjeturas: la formación de un historiador original", Prohistoria, Año XX, N° 28, 2017, 257-275, p. 273.

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Finalmente, tradujo al español un capítulo inédito de la tesis de Cardoso, "El modo de producción esclavista colonial en América"59, el único del grupo que ya era Doctor.

El objetivo principal del libro es, por medio de afinar la caracterización de los modos de producción pre-capitalistas y coloniales en América, enfrentar tanto al dogmatismo estalinista como a los defensores de la lucha por el socialismo de forma inmediata. Esta última, en la versión específica de André Gunder Frank, por aquel entonces cercano al MIR chileno, organización que no se había sumado a la Unidad Popular que llevó al gobierno a Salvador Allende.60 De hecho, según el director de la revista Pensamiento Crítico, Fernando Martínez Heredia, cuando Miguel Enríquez viajó a Cuba para recibir instrucción militar y entrevistarse con la primera plana del gobierno (como Manuel "Barbarroja" Piñeiro), el dirigente del MIR le "habló del libro Capitalismo y subdesarrollo en América Latina, de André Gunder Frank, [...] compartía la tesis del autor pero tenía algunas opiniones críticas".61 Este elemento es central, dado que el debate de modos de producción suele explicarse como expresión del enfrentamiento entre partidos distintos. No obstante, una de las principales críticas a Capitalismo y subdesarrollo fue escrita en Chile por Carlos Sempat Assadourian, que también era parte del núcleo de intelectuales cercano al MIR. Era, además, amigo de Enríquez, quien le habría recomendado aligerar sus críticas al "compañero" Gunder Frank. Como es sabido, André Gunder Frank había planteado que América Latina era capitalista desde el siglo XVI. Desde su perspectiva, la dinámica económica había generado dos polos opuestos, el desarrollo y el subdesarrollo, por lo que la contradicción principal que estructuraría a las sociedades americanas sería la de metrópoli-satélite, o centro-periferia. De este modo, el sistema colonial era la causa del atraso, y sólo se abrían posibilidades de desarrollo para los "satélites" cuando lazos con las metrópolis se debilitaban. Desde esta postura, las revoluciones latinoamericanas no habrían tenido el mismo desenlace que la de los Estados Unidos, triunfando el sector "antinacional" y aliado al imperialismo, frente al "industrial", conformándose en América Latina una estructura económica dependiente. En este marco,

si (...) ninguna parte de la economía es feudal y toda ella se integra en un solo sistema capitalista, la opinión de que el capitalismo debe penetrar aún en el resto del país es científicamente inaceptable, y la estrategia política que la acompaña -apoyar a la burguesía en su esfuerzo por extender el capitalismo y completar la revolución democrática burguesa- es políticamente desastrosa (...) Es estéril hablar en términos de una burguesía o clase industrial nacional que fomenta la economía de un supuesto 'tercer mundo', liberando a su sector capitalista nacional del colonialismo y el imperialismo (...) la estructura contemporánea del capitalismo no consiente el desarrollo autónomo de una burguesía nacional lo bastante independiente para dirigir un verdadero movimiento de liberación nacional (...). La derrota de los intereses de la industria nacional (...) allanó el camino al neoimperialismo contemporáneo y a un subdesarrollo estructural aún más profundo, que hoy sólo pueden ser eliminados por medio del socialismo.62

El conjunto de los artículos responde a estas tesis, por medio de una estructura similar: planteamiento del problema (clarificar la metodología para el análisis de los modos de producción latinoamericanos); crítica de las posiciones de las tesis circulacionistas y estalinistas; planteo de la necesidad de recuperación de la tradición marxista, a través de largas citas de los textos marxianos; y propuesta de investigación empírica para el futuro, a través de hipótesis exploratorias. Sólo algunos trabajos avanzan en investigación empírica original. Los diferentes autores, a pesar de debatir entre ellos sobre aspectos menores (sobre los que no

59 Cardoso, Ciro Flamarión, La Guyane française (1715-1817): Aspects économiques et sociaux. Contribution à l'études des societés esclavagistes dAmerique, Institut des hautes études de l'Amérique Latine, Université de París X, 1971.

60 Marta Fuentes, militante del MIR y esposa de Gunder Frank, "barruntaba que los partidos de la UP no estaban dispuestos a enfrentar el golpe militar ni menos a construir una sociedad alternativa al capitalismo", Vitale, Luis, "Marta Fuentes. Feminista de Altura", Revista Punto Final,, Santiago de Chile, julio de 1993.

61 Lozoya López, Ivette, Intelectuales y revolución. Científicos sociales latinoamericanos en el MIR chileno (1965-1973), Ariadna, Santiago de Chile, 2020, p. 235.

62 Gunder Frank, Capitalismo..., op. cit., pp. 3, 5, 10.

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profundizaremos en esta oportunidad), coinciden en líneas generales, lo que da cuenta de una publicación con un cierto grado de organicidad, otorgada por la línea editorial de PyP.

La "línea editorial" de PyP

El cuaderno 39 presenta una introducción breve, que condensa los objetivos de la edición de este "volumen doble". En su "advertencia", señala que el "sentido profundo" del debate en torno a los conceptos de formación económico-social y modo de producción no se alcanza si sólo se busca "en la lógica interna de los trabajos de investigación que los autores han realizado sobre el tema".63 Por el contrario, para comprender su valor teórico y político es necesario partir de

las demandas concretas que surgen de los problemas planteados hoy al proletariado en su lucha revolucionaria (...) Particularmente, los problemas de la construcción de la hegemonía proletaria en los movimientos de liberación social y nacional en los países dependientes, coloniales y semicoloniales, y los de la conformación del Estado de la dictadura del proletariado en la transición hacia la sociedad sin clases.64

De este modo, "ante el fracaso de las interpretaciones causalistas económicas y su infaltable correlato político, el reformismo", PyP se propone combatir el antiguo "economismo y el mecanicismo" de la II Internacional, hoy reencarnado en el "formalismo estructuralista".65 Para ello, dedica estos volúmenes a discutir lo que Antonio Gramsci denominaba

el punto crucial de todos los problemas del marxismo como teoría: la comprensión de cómo nace y se desarrolla el movimiento histórico sobre la base de la estructura económica. La modalidad propia del condicionamiento económico y la eficacia específica de la lucha política, la causalidad estructural objetiva que preside el movimiento de la sociedad capitalista y el papel de los fines subjetivos, de las ideologías, de la acción y voluntad política orientadas a su reproducción o a su quiebra revolucionaria.66

Cuestiones que, pese a que suelen presentarse de forma escindida, expresados en dos escuelas o interpretaciones del marxismo -el historicismo y el estructuralismo; el voluntarismo y el determinismo-, representan elementos de una única realidad que exige ser dilucidada. De este modo, la comprensión de ambos conceptos constituye, para los editores, una condición "para lograr una reinscripción práctica del materialismo histórico en toda su dimensión y eficacia revolucionaria".67 De este modo, los artículos compilados "son de marcada organicidad para la comprensión y transformación de nuestras sociedades nacionales latinoamericanas".68

En su introducción al cuaderno n° 40, Garavaglia desarrolla estos objetivos, poniendo "en práctica" los supuestos teóricos manifestados en el cuaderno anterior. De este modo, define "el concepto de modo de producción" como "modelo explicativo", es decir, como "un conjunto vinculado de hipótesis en las cuales se han tomado los elementos comunes a una serie de sociedades que se consideran de tipo similar".69 Se trata de una definición que, tomada de Althusser, lo coloca como una especie "tipo ideal" weberiano, obligando a encontrar otro que le dé una carnadura en "una realidad concreta y pasible de ubicación histórico-temporal". Por ello recurre al concepto de "formación económico-social", retomando el debate en el marxismo italiano editado en el cuaderno n° 39.

63 "Advertencia", en Luporini y Sereni, El concepto..., op. cit., 7.

64 Ídem.

65 Ídem.

66 Ídem.

67 Ídem, 8.

68 Ídem.

69 Garavaglia, "Introducción", en Modos., op. cit., 7.

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El punto de partida teórico para justificar ambos conceptos es la cita de Marx en torno a que en toda sociedad existe una determinada producción que asigna al resto su posición.70 Siguiendo a Luporini, considera ella representa la 'ley general de las formaciones económico-sociales", ofreciendo el "único criterio objetivo para la construcción de cualquier modelo de formación".71

La cuestión a discernir es en qué medida estos conceptos sirven para la comprensión de la historia colonial americana. Para responderlo, respecto del primer concepto, refiere en un todo a la tesis del modo de producción colonial, de Ciro Flamarión Cardoso. Respecto del segundo, presenta el concepto de "formación económico social no consolidada.72 ¿Y por qué "no consolidada"? Porque ella no tendría ningún "modo de producción dominante (...) y el peso fundamental en el dominio de esa formación económico-social estaría dado por el hecho colonial'13 o "relación colonial', definida como "el sometimiento político-económico de un espacio sobre otro".74

Es decir que, para Garavaglia, en la América colonial no hubo "un tipo de producción que fijara las reglas del juego para el entero marco de las relaciones de producción y dominación".75 Ello implica distinguir, conceptualmente, entre "producción principal" (Potosí, que "altera el pulso económico de la región") y "modo de producción dominante", que implicaría una clase o grupo social dominante en el espacio de la propia formación económico-social dada. Es decir que no hay modo de producción dominante porque no hay clase social dominante en América, rol que no le cabría a los propietarios de las minas. Naturalmente, esta tesis implica una caracterización de la (o las) clase(s) dominante(s) en la América colonial. Dado que es la relación colonial la que predomina, pareciera que el protagonismo debiera recaer en la burocracia del imperio invasor. Pero, nos dice Garavaglia, "la realidad es bastante más compleja". No resulta un dato menor que, para explicar esa complejidad y justificar la inexistencia de una clase dominante local, cite Revolución y Guerra (de Tulio Halperín Donghi, recientemente publicado por Siglo XXI), que impuso desde aquel entonces la categoría de elite para denominar a los "grupos" o "sectores" dominantes de las colonias hispanoamericanas. Es decir que ese "frente popular" tan particular entre el marxismo inglés y los Annales franceses que constituía a la llamada historia social76, y que en la Argentina se manifestó en el trabajo en la cátedra de José Luis Romero, en la UBA, tuvo consecuencias teóricas decisivas. Volviendo a la complejidad de la realidad americana, nos dice Garavaglia que el dominio económico del sistema se encuentra en manos de quienes "dominan los medios de circulación", es decir, los comerciantes. Por supuesto, "casi siempre íntimamente ligados a los miembros de la burocracia metropolitana y local".77 No obstante, al explicar los fundamentos sociales de esta dominación, Garavaglia "da vuelta" el materialismo, y ya no es la producción la que explica a las clases, sino que "es un específico funcionamiento del aparato de circulación de las mercancías, el que otorga a los comerciantes el dominio del sistema".78 De este modo, el análisis de la "realidad americana" implicaría trasladar el eje del (abstracto, y carente de base social) modo de producción al (concreto) sistema cohnial. Este salto teórico, en el cual un sector (no digamos ya, clase) social se constituye en dominante por intervención de un aparato de

70 Presentada por Marx en su "Introducción general a la crítica de la economía política, publicada recientemente por Siglo XXI como parte de los Grundisse.

71 Este trabajo se había editado previamente como Luporini, Cesare, Dialéctica marxista e historicismo, Cuadernos de Pasado y Presente, n° 11, Córdoba, 1969, 29.

72 Sereni, Emilio, "Da Marx a Lenin: la categoría di'formazione economico-sociale", en Lenin teorico e dirigente rivoluzionario, cuaderno 4 de Critica Marxista, Roma, 1970, 29-79.

73 Garavaglia, "Introducción", en Modos., op. cit., 7.

74 Ídem, 10.

75 Ídem, 7-8.

76 "Por aquella época se había encontrado una bandera común para el frente popular -que de homogéneo no tenía nada- de los innovadores: la 'historia social'. Era un concepto que encajaba bien con la radicalización política de la población estudiantil de los años sesenta espectacularmente numerosa. El término resultaba vago y a veces inducía a la confusión, pero como escribí entonces, haciendo hincapié en el 'estado notablemente próspero de este campo': 'Es un buen momento para ser un historiador social. Incluso aquellos que nunca nos planteamos llamarnos por ese nombre no querremos renunciar a él", Hobsbawm, Eric, Años interesantes. Una vida en el siglo XX, Barcelona, Crítica, 2013, 268.

11 Garavaglia, "Introducción", en Modos., op. cit., 8.

78 Ídem, 8.

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dominación, es decir, por el Estado, o sea, por un elemento superestructural que se convierte en determinante, proviene de la influencia de Althusser.

Este análisis, que coloca en un lugar protagónico a los comerciantes en virtud del imperio del sistema colonial, conduce a que la centralidad por comprender la "producción" del excedente ceda al análisis de la participación del capital mercantil en su "apropiación" (por la vía fiscal, del monopolio y del aparato eclesiástico). Es decir que, luego de un largo rodeo, volvemos al criticado ámbito de la circulación de mercancías. Posiblemente consciente de esta situación, Garavaglia aclara con énfasis que no debe confundirse la realización de la riqueza con su producción, reafirmando que el papel fundamental en el proceso se encuentra en la segunda. Es decir, que el capital mercantil transfiere un excedente fruto del trabajo.

Unificando circulación y producción (refiriendo al tomo III de El capital), Garavaglia presenta la hipótesis de que el rol del capital comercial en los espacios coloniales es el de "vehiculizar el excedente generado por los productores directos gracias a distintos modos de producción", mediante la unificación de "distintas formas productivas aisladas" y de "atacar y despojar a los productores directos de esas comunidades" y a quienes "se apropian del trabajo de los productores directos", particularmente mineros y estancieros. Es decir que el carácter de la ganancia comercial, que proviene de las diferencias de precios de producción, posible gracias al desconocimiento entre los mercados, al engaño, la estafa y al abierto despojo, definen al capital mercantil como precapitalista, es decir, distinto al subordinado al industrial, en el cual "su ganancia no es más que una parte alícuota de la ganancia general".79

Avanzando en su objetivo de adaptar la teoría de Marx a la realidad americana, Garavaglia asevera que el surgimiento de un nuevo modo de producción no sólo depende del desarrollo del comercio y del carácter del régimen antiguo de producción, sino también "en los casos de modos de producción insertos en espacios coloniales, dependerá también de la fuerza con que se imponga el hecho colonial (elemento (...) directamente relacionado con el tipo de metrópoli y el grado de desarrollo de las fuerzas productivas en ella)".80 Es decir que la relación colonial, la dominación de un espacio sobre otro, determina la evolución posterior de ese modo de producción. Su tesis es tajante: "la disolución de un modo de producción 'anterior' por parte del capital comercial, no lleva, en los espacios coloniales americanos, especialmente hasta bien avanzado el segundo cuarto del siglo XIX, a la constitución de relaciones capitalistas de producción".81 Es decir que el capital comercial impulsó la producción de valores de cambio para el mercado, pero no constituyó para ello relaciones sociales capitalistas, salvo en enclaves totalmente marginales y de escaso peso en la totalidad del sistema. El principal objetivo del capital comercial será extraer la mayor cantidad de trabajo excedente posible, lográndolo por la imposición de relaciones laborales "fuertemente teñidas de aspectos serviles, donde el elemento distintivo será el uso de la fuerza, es decir, la coacción extra-económica; en suma es el reino de la violencia desnuda".82 Al explicar el papel destacado de la violencia en la estructuración de las relaciones sociales en América, desde la mita a la papeleta de conchabo, Garavaglia justifica la lucha armada de 1970:

Por eso mismo, al asistir hoy a la violencia desatada por los oprimidos, resulta casi risible, si no fuese trágica en consecuencias, la apelación de los portavoces de las clases dominantes, herederos cercanos de dudosos blasones coloniales demasiado salpicados de sangre de indios, negros y mulatos, excesivamente adheridos a los socavones, las tiendas de raya o las milicias rurales, cuando invocan la vuelta de un supuesto estilo de vida nacional o americano, para el cual la violencia habría sido siempre un elemento ajeno (?) e introducido en la actualidad por las 'arteras maniobras de los ideólogos foráneos'.83

79 Ídem, 10.

80 Ídem, 10.

81 Ídem, 10.

82 Ídem, 10-11. En este punto señala una similitud con casos europeos donde la producción para el mercado reforzó las antiguas formas serviles.

83 Ídem, 19.

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Recién a mediados del XIX se constituiría "la relación neo-colonial y las formaciones capitalistas dependientes", cuando aquella violencia manifiesta deje paso a los mecanismos "puramente" económicos. Pero Garavaglia señala que los espacios coloniales americanos no fueron moviéndose gradualmente de la producción para el uso a la mercantil: nos encontramos, casi siempre, con formas productivas cuyo único fin es la producción de valores de cambio, creadas (...) teniendo como mira la producción de esos valores de cambio y donde la categoría misma de valor de cambio, aparece como previa a la constitución de esas formas productivas".84 Por lo tanto no hay, siguiendo a Assadourian, una sociedad dual, en tanto el sector de subsistencia (o producción para el consumo) y el de comercialización conforman una sola estructura. Siguiendo con el tomo III de El Capital, al cuestionarse en torno a la famosa equiparación entre el capital mercantil y los "judíos en los poros de la sociedad polaca", advierte una contradicción para el caso americano: aunque es marginal en tanto su presencia no define a un modo de producción, la estructura comercial permite al Estado metropolitano la dominación y expoliación de los productores directos y, frecuentemente, de sus explotadores, generando "'insólitas' relaciones productivas" con el fin de extraer excedente. Esto lleva a una paradoja aparente: el capital comercial puede dominar a la producción gracias a que las relaciones capitalistas no se transforman en hegemónicas.

En síntesis, la diferencia específica para el análisis de las sociedades americanas radicaría en que las formaciones económico-sociales coloniales no tendrían "un modo de producción hegemónico en el sentido 'clásico' de Marx, porque en última instancia el dominio del sistema es exterior al espacio dominado".85 Aparece aquí, ya explícitamente señalado, el concepto de determinación en "última instancia", planteado por Althusser. En un tomo que se plantea el objetivo de retomar la centralidad de las relaciones sociales y los modos de producción, y cuyo objetivo es "volver a Marx", la "sobredeterminación" le devuelve a la política, al Estado, y a la superestructura, un papel determinante. Siguiendo a Luporini, se traslada el concepto de dominante, utilizado para definir a una producción económica que da sentido a todo el sistema, determinando la relación de sus diversas partes, a la relación colonial, que cumpliría esa función en la América española, "y no tal o cual modo de producción nativo". Por lo tanto:

Las formaciones coloniales serían entonces, formaciones económico-sociales no consolidadas, en las cuales coexistirían diversos modos de producción, uno de ellos principal y otros subsidiarios, combinados en una cierta relación jerárquica (en el cual, n. de a.) el dominio político del sistema estaría dado por un acuerdo o alianza (...) entre un aparato burocrático como representante, por cierto harto mediatizado, del estado metropolitano -y por lo tanto de la corona y de las clases dominantes en la metrópoli- y de las diversas fracciones de las clases propietarias, tanto de los medios de circulación, como de los medios de producción imperantes en la formación regional (...) donde lo económico, por razones evidentes aparece muchas veces oculto en una maraña de lazos familiares, étnicos, o estrechamente ligados a particularismos regionales, el hecho colonial será lo determinante en última instancia (cursiva original).86

La clave pasa de las relaciones sociales de producción al "doble brazo de dominación del estado metropolitano" (recordemos, conformado por el aparato burocrático y el monopolio (oligopolio-oligopsonio) del capital mercantil), que es el que posibilita la imposición de términos de intercambio desfavorables, impide la producción de mercancías competitivas con las metropolitanas y regula el comercio y la producción para beneficiar a regiones, ciudades y grupos específicos. En otras palabras, lo

84 Ídem, 13.

85 Ídem, 14.

86 Ídem, 15.

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determinante es el Estado, su dominación y las clases implicadas en ella: la "hegemonía del hecho colonial".87

Lo notable de este planteo es que perdura, aunque con otras formas, hasta el presente, en que el capitalismo trocó aquella violencia manifiesta en un "mundo neo-colonial, donde el guante de la diplomacia y los acuerdos comerciales 'libremente' contratados" reemplazaron, siempre que fue posible, al colonialismo directo.88

V. Del pasado al presente: la historiografía a la luz de la lucha política

Para comprender el vínculo entre estas tesis historiográficas y la política del presente, realizaremos un recorrido por las vidas de los autores del cuaderno 40, que nos permitirá, observar cómo, cuándo y dónde ellas se entrelazaron para conformar lo que podríamos denominar un frente que defendió una "tercera posición" (luego del debate entre feudalismo y capitalismo) en el debate en torno a la caracterización histórico-social de América Latina.

Juan Carlos Garavaglia

Juan Carlos Garavaglia se formó, académica y políticamente, en la década de 1960, al calor de levantamientos de masas a escala global: desde Cuba a Vietnam, pasando por Argelia, Egipto y Palestina.89 En aquel contexto, desde La Habana, la Tricontinental y la OLAS propusieron la unificación de estas luchas tras la estrategia de Ernesto Che Guevara: "crear, dos, tres... muchos Vietnam", era la consigna.90 En la Argentina, un país dividido por el avance patronal sobre las conquistas políticas (golpes de Estado y proscripciones) y sindicales de los trabajadores (despidos masivos, persecución gremial), esta convocatoria interpeló a miles de jóvenes para quienes la lucha revolucionaria se convirtió en el eje cardinal que ordenó sus vidas. Es decir que Garavaglia no representa un caso aislado, sino que es un "hijo de su época". Comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de La Plata, donde tuvo sus primeros vínculos con el abogado trotskista Silvio Frondizi, profesor de la cátedra de historia argentina.91 Luego de pasar a la Universidad de Buenos Aires (UBA), las investigaciones de James Scobie y las clases de José Luis Romero y Tulio Halperín Donghi, lo impulsaron a ingresar a la carrera de Historia en 1966, cuando Juan Carlos Onganía inauguró una nueva dictadura militar. A través de la cátedra de Historia Social se acercó a José Luis Romero, Reyna Pastor de Togneri, Alberto J. Plá y Hugo Rapopport. También fue alumno del exiliado español Claudio Sánchez Albornoz y de Abraham Rosenvasser. Asimismo, al elegir la orientación en sociología, Garavaglia realizó diez seminarios en la Facultad de Ciencias Sociales, donde conoció a Juan Carlos Portantiero y Roberto Carri.92 En aquellos años, alternó sus lecturas académicas de Bloch, Carr, Silva Herzog, Postan, Marx, Hamilton, Kula y Rostovtzeff con su trabajo en la librería y editorial Jorge Álvarez, que le permitió codearse con el núcleo de la intelectualidad peronista "de izquierda", como los hermanos David e Ismael Viñas, Jorge Abelardo Ramos, Juan Gelman, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde, Paco Urondo, Rodolfo Walsh y Rodolfo Puiggrós.93

87 Para los casos en que era evidente que esa dominación no era suficiente para imponerse frente a los (poderosos) intereses locales, Garavaglia asegura que se trataba de un "vale todo mientras no estuviese en juego el vínculo colonial", es decir, no se afectase las posibilidades de apropiación-extracción del excedente por parte de las fracciones de las clases propietarias metropolitanas.

88 Garavaglia, "Introducción", en Modos..., op. cit., 16.

89 Para un desarrollo mayor sobre Garavaglia, ver Schlez y Grenat, "Militante total...", op. cit.

90 Guevara, Ernesto, "'Crear dos, tres... muchos Vietnam'. Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental", Tricontinental, N° Especial, 1967.

91 Garavaglia, Unajuventud, 100.

92 Carri fue un sociólogo de orientación peronista, desaparecido desde el 24 de febrero de 1974, durante el gobierno de Juan Domingo Perón quién se encontraba en ejercicio de su tercera presidencia.

93 Garavaglia, Una juventud, 98. Rodolfo Ortega Peña, abogado historiador, dirigente del peronismo de Base (PB) fundador de la revista Militancia, fue director del Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en 1973, y fue asesinado por la Triple A el 31 de julio de 1974; Francisco "Paco" Urondo, escritor, militante de las Fuerzas Armadas

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Luego del golpe de 1966, y sobre todo desde la tristemente famosa "noche de los bastones largos", la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA se convirtió en "un cementerio cultural', en el que "la policía y (...) los servicios tenían las puertas abiertas y se paseaban como si estuvieran en casa".94 Sin embargo, la represión no produjo sólo terror, sino que también fomentó la militancia de vastos sectores sociales. Fue por aquel entonces que Garavaglia comenzó a dar cursos de historia en sindicatos y profesorados, adonde había llegado de la mano de Arturo Jauretche. Asimismo, por su relación con Carlos Olmedo, dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), dictó cursos de historia argentina en el centro de estudios de Cristianismo y Revolución?'5

Según Garavaglia, 1967 sería "el peor de todo ese período (...) en el que más sentía que estábamos solos frente a la dictaduray no le hallábamos salida a ese atolladero que nos tenía prisioneros".96 Desde septiembre de ese año, asistía regularmente al Archivo General de la Nación (AGN), con el objetivo de preparar su tesis de licenciatura, orientada al estudio de la historia colonial, a partir de su interés por los procesos productivos, vinculado a su afinidad con la teoría marxista.97 La coyuntura determinaba una estrecha unidad entre historia y política: el día que se confirmó el asesinato del Che, la policía ocupó la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y golpeó a los estudiantes. En esa coyuntura, Garavaglia

había leído hacía poco el famoso escrito del Che, presentado en la Tricontinental del año anterior y sentía que podía ser que por allí surgiera la solución (...) Los acontecimientos que se estaban preparando (...) mostrarían más tarde que yo estaba bien lejos de ser el único que imaginaba el futuro de ese modo [...] esa situación sólo se podía terminar a los fierrazos y no con elecciones mutiladas y apañadas.98

El 28 de junio de 1968, mientras agitaba una huelga, Garavaglia cayó preso por primera vez, quedando recluido durante un mes en la cárcel de Ezeiza. Allí conoció a militantes de todas las corrientes, a quienes les dictaba charlas de historia argentina. Según sus memorias, "esa experiencia de vida fue absolutamente central para elegir el camino en el que quería continuar".99 Poco después, en mayo de 1969, el Cordobazo inició un ciclo insurreccional de masas que derribó al gobierno de Onganía y abrió un proceso revolucionario. En aquella coyuntura, Garavaglia, reconoce la influencia de

toda una corriente cultural marxista (...) de gran influencia sobre muchos de los que mirábamos la realidad desde la izquierda en los sesenta (Althusser, pasado con frecuencia por la licuadora devastadora del pequeño libro de Marta Harnecker), nos convenció que el estado era un aparato rodeado de aparatos (judicial, armado, educativo, cultural, ¡simbólico! (...) que existe sólo en nuestras mentes). (...) si lo que había era luchar contra todos esos aparatos, la política se reducía a

Revolucionarias (FAR), fue director del Departamento de Letras de la misma Facultad, y fue desaparecido, junto a su esposa e hija menor, en diciembre de 1976. Ese mismo mes fue asesinada en un enfrentamiento su hija mayor Claudia Urondo militante montonera; Rodolfo Walsh, periodista y escritor, fundador de Prensa Latina en Cuba, militante Montonero, se encuentra desaparecido desde el 25 de marzo de 1977, su hija Victoria, también militante montonera, fue asesinada en un enfrentamiento el 29 de septiembre de 1976.

94 Garavaglia, Unajuventud,, 121.

95 Dos grupos conformaron las FAR: uno dirigido por Carlos Olmedo, provenía de una ruptura del Partido Comunista, el otro liderado por Arturo Lewinger quien inicia su militancia en el MIR-PRAXIS y luego continúa en una escisión de este sector denominada Tercer Movimiento Histórico (3MH). Ambos rompen con sus organizaciones madres al desplegar una estrategia armada. La defensa de un programa reformista de liberación nacional por parte de las FAR, hicieron posible su unificación con Montoneros en octubre de 1973. Ver Morello, G., Cristianismo y Revolución. Los orígenes intelectuales de la guerrilla en la Argentina, Ed. de la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, 2003.

96 Garavaglia, Una juventud, 131.

97 "¿Por qué elegí historia Colonial? Porque quería trabajar sobre el comercio, ya que las cuestiones relacionadas con la producción me parecían algo inaccesible todavía (...) Lo que realmente me interesaba eran los procesos productivos y tardé bastante en poder entrar en esas aguas", Ibid,144.

98 Ibid, 131 y 66.

99 Ibid,143.

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los balazos (...). En una palabra, parecía que Nguyen Giap, una lectura de nuestra época, tenía razón: el poder surgía de la boca del fusil.100

Los esfuerzos por lograr una síntesis entre marxismo y nacionalismo se expresa en su primera reseña, publicada en la revista Los Libros, en la que destacaba el vínculo orgánico entre cuestiones políticas y económicas en el tratamiento que León Pomer hizo de la Guerra de la Triple Alianza.101 Parte de este mismo esfuerzo lo condujo a formar parte de la fundación de la editorial Signos, que luego derivó en Siglo XXI de Argentina, junto a Enrique Tándeter, José Aricó y José Luis Romero, en asociación con Arnaldo Orfila Reynal, director del Fondo de Cultura Económica (FCE) de México.102 Tándeter, que conocía a Garavaglia desde la escuela secundaria, en el Colegio Nacional Buenos Aires, le presentó a Pancho Aricó, permitiendo su incorporación al grupo PyP en su "etapa porteña".103 De este modo, Siglo XXI reunió la experiencia de PyP con la de varios intelectuales porteños que también se habían alejado del PCA.104 Asimismo, a principios de la década de 1970, Garavaglia obtuvo su primer cargo docente universitario, como ayudante de segunda (ad honorem) en la cátedra "Introducción a la Historia", a cargo de Antonio J. Pérez Amuchástegui, quien además era director de su tesis de licenciatura.105 Con sus compañeros Juan Carlos Grosso, Enrique Tándeter, Luis Alberto Romero, Susana Bianchi, Lilia Ana Bertoni, Hugo del Campo, el "Chango" Andrada, Marta Calviño, Marta Cavilliotti y Alberto Calou, conformaban un "grupo (que) se reivindicaba como marxista y no lo ocultaba, pero, estábamos bien alejados de cualquier posición dogmática."106 Y fue justamente por la acción de este grupo, que se esforzaba por introducir nuevos autores en el anquilosado programa de la materia, que surgió un conflicto en la universidad que terminó con Garavaglia, a sus 28 años, nuevamente preso, esta vez en la cárcel de Devoto.107 El hecho terminó con todos los "contestatarios" expulsados de la cátedra.108 En esa coyuntura, la conciencia de Garavaglia sufrió un salto cualitativo, como él mismo describe:

Cuando me repuse, tomando un baño como la gente por primera vez en semanas (...) fui dándome cuenta que algunas cosas habían cambiado en mí de manera rotunda. Estaba decidido a

100 Ibid, 67.

101 Garavaglia, Juan Carlos, "Reseña La guerra del Paraguay ¡Gran negocio!, de León Pomer", Los Libros, N° 5, Buenos Aires, noviembre, 1969, 26-27.

102 Sorá, Editar..., op. cit..

103 Garavaglia y Aricó se encargaban de la edición. Como parte de esta tarea, "los Studies... de Dobb, los hice con tanto cariño -el libro me había gustado mucho la primera vez que lo había leído a mediados de los sesenta- que seguí paso a paso todo el proceso, desde la traducción hasta la encuademación. Los muchachos de la imprenta en la calle Corrientes, todos antiguos militantes del PC, me veían llegar con aprehensión pues cada vez que había que iniciar un pliego, yo controlaba minuciosamente las primeras pruebas y daba el visto bueno, nunca se habían topado con un maniático así", Garavaglia, Una juventud, 148.

104 Gaido y Bosch Alessio, "José María.", op. cit.

105 Garavaglia, Juan Carlos, El comercio virreinal 1779-1784, Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1970.

106 Garavaglia, Una juventud,, 146.

107 Un grupo de estudiantes de la materia reclamó, en un final, que se incluyera la bibliografía del "grupo marxista" de la cátedra. Frente a la negativa de Pérez Amuchástegui, los estudiantes anunciaron que nadie saldría del aula, lo que fue denunciado al decano, quien llamó a la policía. Según relata Garavaglia, la vida en Devoto fue muy similar a su anterior experiencia en Ezeiza: "Fue más intensa intelectualmente, por supuesto. Calou y yo dimos algunas clases de historia a un grupito; yo me ocupé de Historia Argentina y Alberto de Historia Moderna europea (...) La discusión política entre todos los grupos era casi inacabable, como había sucedido en Ezeiza y la fractura principal (¡Oh sorpresa!), era la posición frente al peronismo, siendo allí la izquierda ampliamente mayoritaria", Garavaglia, Unajuventud,, 146.

108 Sobre el conflicto en la Facultad de Filosofía y Letras, el grupo docente al que pertenecía Garavaglia emitió un comunicado el 1° de mayo de 1971: "Los docentes de Historia y una ciencia social al servicio del pueblo", en el que se oponían a un plan de división de la facultad. Posteriormente, en noviembre del mismo año, salió "Frente a una Historia que no es la nuestra", documento en el que se "critica a fondo al eclecticismo idealista de Pérez Amuchástegui en sus posiciones historiográficas". Ambos documentos fueron publicados en la revista Los Libros, cercana al maoísmo, dirigida por Héctor Schmucler. Al recordar este evento, Garavaglia equipara marxismo y althusserianismo, asegurando que "la crítica se hace desde el marxismo y con el lenguaje típico de la época en el que no faltan los famosos 'aparatos ideológicos' del Estado, pero, nuevamente, el documento está bien lejos de ser un panfleto", Ibid, 129.

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dar un salto cualitativo, pero no sabía muy bien cómo hacerlo. (...) Me puse a buscar contactos para salir de esa sensación de inacción (...). Por otra parte, seguía trabajando intensamente en la editorial. Dejé de ir tanto al Archivo (sentía que las cosas no estaban para eso), pero preparaba algunos de los textos que después formarían parte del Cuaderno 40 de Pasado y Presente, cuyo plan había sido aprobado por Pancho Aricó calurosamente. Era mi segunda prueba como historiador, la primera había sido en 1970 gracias a mi participación en Polémica, la colección de historia del Centro Editor con un pequeño escrito sobre el período colonial. Al mismo tiempo, comencé a redactar un trabajo que Tulio Halperín -a quien conocía desde 1965- me había pedido para presentar en el Congreso de Americanistas que se reuniría en Roma en septiembre de 1972. Como se puede ver, me hallaba a dos (y hasta tres) aguas; la política, la editorial -mi medio de vida- y los primeros escarceos en la profesión de historiador. No creía yo entonces que eso fuera contradictorio, sino todo lo contrario. (...) Finalmente, la acción política acabó 'comiéndose' todo, pero no me arrepiento en lo más mínimo por el hecho de haberlo intentado.109

Este pasaje resume, como ningún otro, la vida cotidiana de Garavaglia a principios de la década de 1970, así como los fundamentos de su militancia y de su investigación. Como se desprende de su relato, había una vinculación orgánica entre todas sus actividades, y tanto la investigación, como la edición, la docencia y la militancia política y gremial constituían diferentes aspectos de una praxis total, que él entendía como revolucionaria. Fue en este contexto que Garavaglia pensó, coordinó y editó el cuaderno N° 40 de PyP, Modos de Producción en América Latina, en 1972.110 Su aparición condensó la problemática política e intelectual que atravesaba a América Latina y buena parte del mundo: el proceso por el cual lo viejo termina de morir, y lo nuevo acaba por nacer. Revolución y transición.

Fue en ese mismo año que, invitado por Halperín Donghi, preparó una ponencia para el Congreso de Americanistas de Roma, dedicado a la memoria de sus compañeros Manolo Belloni, Diego Frondizi y Carlos Olmedo, caídos en combate con la policía, el año anterior.111 En su viaje a Roma, previa escala en Madrid, hizo sus primeros contactos con la filial española de Siglo XXI.112

En paralelo a las definiciones teóricas se planteaban las políticas. Para muchos, la apertura electoral que auspiciaba la caída de la dictadura y el levantamiento de la proscripción al peronismo suponían el cierre de un ciclo, y su llegada al gobierno una victoria histórica del pueblo. Para otros, por el contrario, significaba una medida extraordinaria tomada por la clase dominante para frenar el proceso revolucionario abierto con el Cordobazo.113 En este marco, la estrategia armada fue puesta en entredicho, no sólo por organizaciones revolucionarias que sistemáticamente la habían criticado.114 Garavaglia participó de una discusión sobre cómo debía continuar la acción política, la que condujo a la editorial del N° 1 de la nueva época de PyP, con la que "casi todos los de nuestro grupo en Siglo XXI nos sentimos bien representados".115 De este

109 Ibid, 162-163. Ver Garavaglia, Juan Carlos, "Comercio colonial: expansión y crisis", en Polémica. Primera historia argentina integral,, N° 5, Buenos Aires, CEAL, 1970; Garavaglia, Juan Carlos, "Reducciones y pueblos de indios", Documentos de Polémica, N° 29, Buenos Aires, CEAL, 1972. Sobre la colección Polémica, ver Toroncher, M. A., "Polémica: un enfoque pluralista de la historia argentina", en AA.VV., Centro Editor de América Latina, Capítulos para una historia, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006

110 Fradkin, "Indicios.", op. cit. 273.

111 Con Belloni y Frondizi había compartido prisión en Ezeiza. La ponencia se publicó como Garavaglia, Juan Carlos "Las actividades agropecuarias en el marco de la vida económica del pueblo de indios de Nuestra Señora de los Santos Reyes Magos de Yapeyú, 1768-1806", en Florescano, Enrique, Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina, México, Siglo XXI, 1975.

112 Fradkin, "Indicios...", op. cit., 273.

113 Luego de la puesta en marcha de Gran Acuerdo Nacional (GAN), propuesto por el general Lanusse, el escenario político se polarizó, y Montoneros y el PRT-ERP sumaron a sus filas a OPM de menor envergadura, disputándose la adhesión de miles de jóvenes. Sobre el debate programático entre FAR y el PRT-ERP, ver De Santis, Daniel (Comp.) La polémica FAR-ERP, Bs. As., Ediciones Sudestada, 2017.

114 Grenat, Stella, "Las armas de la revolución latinoamericana", prólogo a Lora, Guillermo: Revolución y Foquismo. Balance de la discusión sobre la desviación "guerrillerista", Ediciones ryr, Bs., As., 2011.

115 Garavaglia, Una juventud, 169.

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modo, se presentó un decidido apoyo al peronismo en las elecciones presidenciales, planteando que "el

único voto clasista es el voto alFREJULT'116, debido a que

el peronismo, visto desde la clase obrera, es la forma política que asumió la clase en su lucha para transformar la sociedad; fue y es, por lo tanto, un momento del proceso revolucionario argentino", concluyendo que "la izquierda que no vote junto a la clase obrera peronista le hace el juego, objetivamente, al gobierno en su lucha contra la clase. En este caso, la izquierda prefiere un voto programático, ajeno a la realidad, en lugar de un voto clasista.117

Y aunque este apoyo no obturaba la consciencia de la precariedad de la unidad peronista, recorrida por un "río de odio caliente como si fuera lava subterránea', la muerte de Olmedo profundizó la vinculación de Garavaglia con las FAR, que pronto se fusionarían con Montoneros. Fue así que, a través de Paco Urondo, Garavaglia le planteó a Ernesto Villanueva, militante de la Juventud Universitaria Peronista, y secretario de la UBA, su deseo de vincularse orgánicamente, obteniendo como respuesta el ofrecimiento del cargo de interventor del Departamento de Humanidades en la Universidad Nacional del Sur (UNS), en Bahía Blanca. Es decir que su destino bahiense estuvo determinado por Montoneros, en momentos en que la organización se aprestaba a participar del manejo del Estado y el gobierno de la Argentina.118

Juan Carlos Garavaglia. Izq.: Bahía Blanca, Iglesia de Lourdes, 24/8/1973. Der: Foto de juventud. Fuente: https://www.unicen.edu.ar/iehs/homenaje/juancarlosgaravaglia.html (consulta 28/3/2023).

116 Se refiere al Frente Justicialista por la Liberación, que promovía la candidatura de Héctor J. Cámpora, quien, posteriormente, debería ceder el poder a Juan D. Perón.

117 Comisión de apoyo y movilización Córdoba, "El único voto clasista es el voto al FREJULI (Declaración, marzo de 1973)", Pasado y Presente, N° 1 (Nueva serie), Ano IV, abril-junio, 1973, 141-144.

118 "Alguien muy ligado a la Orga (Montoneros, n. del a.) me había enviado a Bahía Blanca para esta función" (refiriéndose a dictar clases y dirigir el Instituto de Humanidades de la UNS, n. del a.), Garavaglia, Una juventud, 45.

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El mismo mes en que Héctor Cámpora ganó las elecciones, el cuaderno 40 salió a las calles. No obstante, sólo Garavaglia era parte "oficial" del nuevo gobierno. Ninguno de sus compañeros era militante de PyP, ni tampoco de Montoneros. Veamos, entonces, cuál era la trayectoria que habilitó la conformación de esta "frente científico-político".

Ernesto Laclau

El primer capítulo del libro correspondió a Ernesto Laclau, a quien Garavaglia conocía de la cátedra de Historia Social de Romero, en la UBA. Laclau había presidido el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras durante el periodo 1956-1957, luego fue ayudante de investigación de Gino Germani y, posteriormente, se incorporó al equipo de Romero en el Instituto de Historia Social.119 Su derrotero político lo condujo del socialismo al trotskismo. Para ser más exactos, al Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN), fundado en mayo de 1962 por Jorge Abelardo Ramos.120 Para fines de 1963, Laclau ya se había incorporado al comité central, y al año siguiente, al buró político, con Ramos y Jorge Enea Spilimbergo.121 Fue también director de los órganos de prensa partidarios, Izquierda Nacional y Lucha Obrera.122

Sus primeros textos militantes dan cuenta de la condición "semicolonial" de la Argentina, la que justificaría el programa de transición y la revolución permanente, por el cual las reivindicaciones democráticas, en países atrasados, se convierten en consignas revolucionarias. Retrospectivamente, Laclau aseguró que la coincidencia fundamental con el PSIN radicaba en la necesidad de nacionalizar a las clases medias como condición para la revolución en la Argentina.123 Tal como señala Omar Acha, el PSIN adecuó su estrategia a la condición "semicolonial" del país, por medio del "apoyo crítico" a los movimientos nacional-populares como el peronismo, aunque sin abandonar la construcción de un partido obrero que permita, una vez consumada la revolución nacional, avanzar al socialismo.124 En este sentido, hacia 1964, Laclau caracterizaba la forja de un "eje histórico de luchas" vinculadas a la consolidación del mercado interno y al combate contra la oligarquía y el imperialismo.125

Lucha Obrera, año 1, N° 2, 7 de octubre de 1964. Fuente: https://jorgeabelardoramos.com.ar/category/lucha-obrera/

119 Bergel, Martín, Mariana Canavese y Cecilia Tossounian (2004-2005), "Práctica política e inserción académica en la historiografía del joven Laclau", Políticas de la Memoria, N° 5, pp. 149-158.

120 Junto a Laclau se incorporaron sus compañeros del FAU Ana Lía Payró, Adriana Puiggrós, Félix Gustavo Schuster y Blas Alberti. Omar Acha, "Del populismo.", 60.

121 Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 6.

122 Omar Acha, "Del populismo marxista al postmarxista: la trayectoria de Ernesto Laclau en la Izquierda Nacional (1963-2013)", en Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda, n° 3, 2013, pp. 57-78 y Martín Retamozo, "Marxismo y posmarxismo en Ernesto Laclau: hacia una teoría política posfundacional", Colombia Internacional [En línea], 108 | 2021, consulta 27/1/2023.

123 Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 7.

124 Omar Acha, "El marxismo.".

125 Laclau, Ernesto, "La crisis del sindicalismo puro", Lucha Obrera, año 1, N° 2, 7/10/1964, p. 1.

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La preocupación por realizar una intervención en el movimiento obrero que supere el aislamiento condujo al PSIN a establecer lazos con el peronismo. De este modo, como posteriormente Montoneros, señalará como central la construcción de un frente nacional antiimperialista.126 Pero las afinidades entre Laclau y Garavaglia no sólo eran político-estratégicas, sino también teóricas. Al proponerse

poner juntas la tradición nacional-popular, y el marxismo (...) las dos influencias que se empezaron a sentir fuertemente fueron las de Althusser y Gramsci. Yo me acuerdo de la fascinación con que leía ese artículo sobre contradicción y sobredeterminación, porque entender todo el proceso de formación de identidades políticas nacional-populares en la Argentina que acompañó al peronismo, en términos estrictamente clasistas nos parecía totalmente absurdo, pero por otro lado, la lucha de clases era el motor de la historia. Entonces la idea de que la contradicción es sobredeterminada vino como una especie de iluminación, a partir de esta sobredeterminación nos parecía que se podían poner estos procesos juntos; y la teoría gramsciana se adicionó a ese otro tipo de influencias.127

A ello se sumó el interés de Laclau en el estudio de los modos de producción. En 1966, Izquierda Nacional (n°3, Buenos Aires, 1966) reprodujo el debate entre Puiggrós y Gunder Frank, incorporando la posición del partido por medio de un texto de Abelardo Ramos en el que aseguraba que, pese a su larga trayectoria desde el período colonial, el "capitalismo nacional no ha triunfado plenamente".128 Por aquel entonces, especialmente durante el dictado de un curso en su breve paso por la Universidad Nacional de Tucumán, Laclau comenzó a elaborar su propia respuesta a Gunder Frank.129

Una de sus primeras reflexiones historiográficas sobre la cuestión las publicó en el marco de la colección Siglomundo, del CEAL, en 1968.130 La violenta intervención de la dictadura de Onganía en la universidad pública había expulsado a una enorme cantidad de docentes de la universidad pública, obligándolos a incorporarse a instituciones privadas o a partir al exilio. En el caso de Laclau, se sumó al proyecto "La Marginalidad en América Latina", radicado en el Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Di Tella, dirigido por José Nun y conformado por Miguel Murmis y Juan Carlos Marin, Beba Balvé, N. D'Alessio y Marcelo Nowerstein como investigadores; y David Apter, Eric Hobsbawm y Alain Touraine como asesores internacionales.131 La publicación de su primer informe, en diciembre de 1968, desató un temporal sobre sus integrantes, acusados de colaboradores del imperialismo, en tanto el proyecto estaba financiado por la Fundación Ford. La denuncia comenzó por una agrupación estudiantil de la UBA, pero luego escaló a nivel internacional, hasta el Granma, Casa de las Américas (Cuba) y Marcha (Uruguay).132 El grupo sirvió como marco para que Laclau desarrollara sus tesis sobre los modos de producción, los que tomaron la forma de dos publicaciones: una que sirvió de base para su futuro artículo contra Gunder Frank, y otro que buscaba aportar a la explicación de la "marginalidad" como ejército de reserva, apelando

126 Omar Acha, "Del populismo.", 59.

127 Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 8.

128 Abelardo Ramos, Jorge, "Los modos de producción en Iberoamérica", Izquierda Nacional. Órgano teórico del Partido Socialista de la Izquierda Nacional,, N° 3, octubre de 1966.

129 Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 12.

130 Laclau, Ernesto, La formación del mundo moderno, Buenos Aires, CEAL, 1968.

131 Bergel, Canavese y Tossounian, "Práctica política.", 157.

132 Al recordar el debate, Balvé declaró recientemente "Se nos acusó de marxistas y también de colaboradores de la CIA, porque sosteníamos que la marginalidad no existía como categoría, y que debía hablarse de ejército industrial de reserva. Pero me encargué de decirles a muchos que yo había estado en todas las luchas y que a sus huevos no los había visto en ningún lado. No nos jodieron más", Página/12, 22/2/2008, disponible en https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-3916-2008-02-22.html. Sobre el caso, véase Petra, Adriana, "El 'Proyecto Marginalidad': los intelectuales latinoamericanos y el imperialismo cultural", Políticas de la Memoria, n° 8-9, 2009, 249-260 y Ben Plotkin, Mariano, "US Foundations, Cultural Imperialism and Transnational Misunderstandings: The Case of the Marginality Project", Journal of Latin American Studies, n° 47, 2015, 65-92.

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al concepto de renta diferencial.133 De este modo, la posición de Laclau representaría una "tercera posición" frente a la que caracterizaba al agro como feudal (planteando una revolución democrático burguesa) y la que lo ubicaba como plenamente capitalista (es decir, maduro para la lucha plenamente socialista): la renta explicaría el carácter capitalista, pero dependiente, de la Argentina y su agro, marcando las tareas revolucionarias de liberación nacional, antiimperialistas, y su empalme con socialistas. En 1968, en el marco de la denuncia al proyecto "Marginalidad", Laclau abandonó su militancia en el PSIN. Aplicó a una beca St. Anthony College, en Oxford, apoyado por Eric J. Hobsbawm, para realizar su doctorado en Inglaterra, entre 1969 y 1972.134 Antes de partir, al año siguiente, dictó el curso "Modos de producción y sistemas económicos", en el Centro de Investigación en Ciencias Sociales (CICSO), junto a Reyna Pastor y María Elena Vela.135 En 1969 viajó a Inglaterra, donde continuó escribiendo e investigando en la misma línea teórica y política que venía desarrollando.

Laclau recuerda que "yendo al Public Record Office, que son los archivos ingleses, me acordé de un libro de Ramos que decía: 'el día en que la clase obrera abra los archivos ingleses se verá.'. Yo fui ahí y me los abrieron sin problemas (risas)".136 Gracias a un almuerzo que Hobsbawm le organizó con Perry Anderson, Laclau se vinculó rápida y estrechamente con los intelectuales de la revista New Left Review y la editorial Verso Books. Luego de discutir la situación en Argentina, Anderson le pidió un artículo sobre el Cordobazo, publicado inmediatamente.137 Posteriormente, Laclau sistematizó su crítica a Gunder Frank, cuya primera edición se tituló "Feudalism and Capitalism in Latin America" (New Left Review, n° 67, mayo-junio de 1971, pp. 19-55). El texto fue rápidamente traducido al español como "Feudalismo y Capitalismo en América Latina" (Centro de Estudios de Economía Política, Buenos Aires, 1971). En palabras de Laclau:

desde el comienzo yo veía que la idea de generalizar la noción de capitalismo en la forma que lo hacía Frank fácilmente iba a llevar a una posición ultraizquierdista. Por ejemplo, si el capitalismo era de ese modo, cualquier forma ligada a la economía de mercado debía ser repudiada. Y en esa medida, ninguna ideología de la transición -como las llamábamos en esos años- resultaba posible. Esta era la perspectiva política desde la cual no me gustaba la posición de Frank. En ese momento

133 Laclau, Ernesto, "Feudalismo y Capitalismo como categorías de análisis histórico", Publicación interna del Instituto Torcuato Di Tella, Buenos Aires, 1968; Laclau, Ernesto, "Modos de producción, sistemas económicos y población excedente. Aproximación histórica a los casos argentino y chileno", Revista Latinoamericana de Sociología, N° 5, 1969, pp. 276-315. Laclau apeló a la renta diferencial para explicar tanto el crecimiento del capitalismo argentino como sus límites, dado que, al ser apropiada por la oligarquía, detuvo el crecimiento, determinando su carácter dependiente y semi colonial. Como señalaron Bergel, Canavese y Tossounian, esta tesis era parte del programa del PSIN. Planteada por Spilimbergo en "La sociedad argentina a la luz del marxismo" (1964) (y luego aprobadas por un congreso partidario e incorporadas al programa oficial ese mismo año), provenía, según estos autores, de su lectura y asimilación de los trabajos de Methol Ferré sobre la fertilidad del suelo rioplatense (La crisis del Uruguay y el Imperio Británico, 1959; El Uruguay como problema, 1967, en los que no se desarrolla particularmente la categoría de renta diferencial en términos de Marx) y de José Boglich (La cuestión agraria, 1937, reeditada en 1964 por una editorial de Abelardo Ramos, Pampa y Cielo), uno de los primeros en plantearla en el marco del debate en el seno del trotskismo criollo en torno a la estructura social argentina y el carácter de la revolución, entre Antonio Gallo, Héctor Raurich y Liborio Justo. Ver Bergel, Canavese y Tossounian, "Práctica política.", 149 y 157.

134 El mediador fue José Nun: "La mayor contribución de Laclau al proyecto fue una positiva y otra negativa. La positiva fue el artículo que está en el número de la Revista Latinoamericana sobre feudalismo y capitalismo en América Latina, que es un muy buen trabajo. Y, después, él me pidió que lo ayudara a ir a Inglaterra, entonces le escribí a mi amigo Eric Hobsbawm, que le sirvió de puente para ir a Inglaterra, donde finalmente se estableció en la universidad. No recuerdo si de Essex o de Sussex, creo que de Essex. Con respecto al proyecto marginalidad, lo negativo fue que era un líder, digamos, Trotskista Nacional en la Facultad de Ciencias Sociales. Y entonces le tenían mucho odio los peronistas, por ejemplo. Y entonces empezaron a atacar al Proyecto Marginalidad porque tenía financiamiento de la Fundación Ford, que había financiado el proyecto Camelot. Bueno, pero, se ocuparon de eso simplemente porque estaban Laclau y otro, que era un economista que también era un furioso militante. (.) Marcelo Norwestern. Marcelo hizo contribuciones como de investigador junior, no es ningún aporte sustantivo", Diogo Valen^a de Azevedo Costa y Franco Alejandro López Marín, "Entrevista a José Nun. Un intelectual público", Novos Olhares Sociais, Vol. 3 — n.2 — 2020, p. 322. Norwestern era militante de Política Obrera.

135 Jumar, Fernando, "El espacio colonial peruano en la historiografía sobre circulación mercantil", en História económica & história de empresas, vol. 17 no 2 (2014), 475-534, p. 485.

136 Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 13.

137 Laclau, "Argentina Imperialist Strategy and the May Crisis". En: New Left Review 62 (julio-agosto de 1969). Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 13.

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Puiggrós escribe un artículo, que se publicó en México, de polémica con Frank, que fue un poco la predecesora de lo que planteé después, porque él decía que el capitalismo era un modo de producción, y en esa medida no estaba simplemente ligado a la generalización de las economías de mercado. Era un poco la posición que yo sostenía y que después traté de expandir en el artículo al que vos te referís.138

En otra entrevista, aseguraba que no estaba entre sus objetivos defender ninguna ortodoxia marxista, sino

que, por el contrario, al trasladar la discusión del ámbito de los modos de producción al de los sistemas

económicos ya se movía hacia el "posmarxismo":

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En mis primeros trabajos publicados en Inglaterra—las críticas a Poulantzas y a Gunder Frank, por ejemplo— la gente creyó encontrar una formulación más rigurosa de la ortodoxia marxista, pero no creo que ésta haya sido una interpretación correcta. La crítica a Frank, por ejemplo, era un intento por definir al capitalismo como modo de producción para impedir que el concepto perdiera todo valor analítico; pero por otro lado, también afirmaba que los modos de producción no son un sustrato o fundamento, sino que se articulan en totalidades más amplias constituidas por los

sistemas económicos -y en aquel tiempo ya muchos observaron que la categoría de "sistema

económico" no es una categoría marxista. Y no creo que puedas encontrar en mis escritos de ninguna época la reducción de los componentes no clasistas a superestructuras de las clases (...) yo nunca consideré mi crítica a Frank como una defensa de la ortodoxia marxista, sino como una operación de precisión conceptual. En conversaciones personales, y también por escrito, el propio Frank me ha reprochado el haber afirmado que él pretendía ser un marxista, cuando en realidad él nunca había tenido tal pretensión. Frank probablemente tiene razón en este punto, pero eso no afecta la línea básica de mi crítica que es que, marxista o no, la concepción de Frank acerca del capitalismo carece de toda sustancia conceptual, pese al valor e interés de muchas de sus intuiciones. El objetivo de mi crítica a Frank, y también a otros trabajos, puede ser caracterizado por un doble movimiento. El primero era llevar a cabo una rigurosa recuperación del contenido conceptual de las categorías marxistas, evitando toda inflación teórica o aplicación metafórica. Por ejemplo, en el caso al que tú te refieres, dar una estricta definición del capitalismo como modo de producción y no simplemente como producción para el mercado. Habiendo definido precisamente esas categorías en términos conceptuales, el segundo movimiento era determinar las formas de su articulación en totalidades más amplias. Pero desde el punto de vista de la naturaleza de estas lógicas articulatorias, mi posición no fue nunca marxista ortodoxa. (...) En el mismo artículo en que critico a Frank, presento la idea de que la articulación entre modos de producción tiene lugar en el seno de totalidades más amplias que son los 'sistemas económicos' (...) esto ya fue criticado en aquel tiempo como no-marxista. Para mí estuvo claro desde un comienzo que la articulación entre 'modo de producción' y los 'niveles' político e ideológico no podía verificarse en términos de la lógica endógena del modo de producción. Como ves, es el propio acto de limitar rigurosamente ciertas categorías a su contenido marxista el que me permitió moverme hacia una teoría de la articulación y, por lo tanto, de las totalidades sociales; y resultó crecientemente claro que esta teoría debía ser posmarxista. Desde luego que todas estas distinciones no estaban tan claras en mi mente a comienzos de los 70. Pero veo el desarrollo de mi pensamiento desde entonces como la maduración de ciertas intuiciones originarias y no como un corte con mi trabajo anterior.139

Su salida del PSIN no implicó romper sus lazos con la izquierda nacional y, en 1972, participó de la

fundación de los Cuadernos del Socialismo Nacional Latinoamericano Revolucionario, con Ricardo Carpani y otros

138 Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 12.

139 Laclau, Ernesto, Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, Buenos Aires, Nueva Visión, 2000, pp. 188, 211-212 (1° ed. en inglés, 1990).

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intelectuales. En Oxford inició una tesis de historia económica, "La industria lanar en la Provincia de Buenos Aires entre 1850 y 1880", que nunca terminó "porque me aburrí terriblemente en la mitad".140 Al mismo tiempo había iniciado estudios de filosofía y teoría política, que finalmente reemplazaron a la historia económica. En 1972, al finalizar su beca en Oxford, recibió una invitación para ser profesor en Chile, que se vio truncada por el golpe de 1973, por lo que aceptó un Obtuvo un cargo fellowship de teoría política en el Department of Government de la Universidad de Essex.

En 1973 recibió muchas invitaciones desde Argentina aunque no tenía pertenencia partidaria, era "muy amigo" de Ortega Peña e "íntimo amigo" de Ricardo Carpani.141 Por aquel entonces, aseguraba, la cuestión era "romper con el estricto clasismo del marxismo clásico".142 En ese marco, su crítica a Gunder Frank tuvo dos reediciones: una de PyP y otra de Anagrama.143 Tres hechos prueban la completa mimetización de Laclau y de su (ex) partido con el peronismo. 1) En Inglaterra, Laclau publicó "Peronism and Revolution" (Latin American Review ofBooks, n° 1, Londres y Leeds, primavera de 1973, pp. 117-130); 2) en Argentina, el antiguo PSIN se había convertido en el Frente de Izquierda Popular (FIP) que, en las elecciones presidenciales, apoyó la fórmula Perón-Perón, obteniendo casi 900.000144; 3) La reedición del debate Puiggrós y Gunder Frank por el FIP propagandizaba desde la contratapa que los aportes Abelardo de Ramos

explicitan el contenido político actual de la polémica, al desenmascarar la tentativa de Gunder Frank y otros de jaquear desde una seudo-izquierda dócil al imperialismo a los movimientos nacionales de Latinoamérica, entre ellos al peronismo. Complementan así la brillante refutación histórica de Puiggrós a Frank. Llamamos la atención sobre el hecho, en verdad escandaloso, de algunos flamantes voceros universitarios del peronismo (¡) que se han convertido en difusores y entusiastas discípulos de la escuela de Frank, es decir, en gorilas 'de izquierda'.145

140 Entrevista a Ernesto Laclau, El Ojo Mocho. Revista de Crítica Cultural, n° 9/10, 1997, p. 14.

141 Ernesto Laclau - Grandes pensadores del siglo XX (2010), disponible en

https: / /www.youtube.com/watch?v=faA00qXznS0&list=PL9 lojkZorwKolz1FPYwr403ED5yv9--6&index=17 (consulta 23/3/2023).

142 Ídem.

143 Junto a "Siete tesis equivocadas sobre América Latina", de Rodolfo Stavenhagen y "Dialéctica de la dependencia: la economía exportadora", de Ruy Mauro Marini. Ver Ernesto Laclau, Ruy Mauro Marini y Rodolfo Stavenhagen, Tres ensayos sobre América Latina, Barcelona, Anagrama, 1973.

144 Omar Acha, "Del populismo.", 62. Como lo ha reconocido en numerosas oportunidades, la ex presidente de la Argentina, Cristina Kirchner, votó a Perón en 1973 a través de la boleta del partido de Abelardo Ramos (y Laclau)

145 Polémica sobre los modos de producción en Iberoamérica, Cuadernos Universitarios. Serie Historia, Ficha 2, Agrupación Universitaria Nacional (AUN), 1973.

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Carlos Sempat Assadourian

Carlos Sempat Assadourian estudió historia en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y fue presidente del centro de estudiantes de su Facultad. Su padre, emigrado armenio, obrero ferroviario, desde los tres años lo sentaba "a upa" en las reuniones de célula del Partido Comunista, que se realizaban en su casa. Según el propio Sempat, desde los ocho años militó en el Partido Comunista de la Argentina (PCA), particularmente en la Federación Juvenil Comunista (FJC).146 Combinaba la política (como las explicaciones que les daba a sus vecinos sobre la Segunda Guerra Mundial en curso o la política de Stalin) con el fútbol: era el mejor jugador de la región.

El fútbol lo distanciaba de otro de sus camaradas "mayores", como José Aricó, a quien Sempat conoció en 1955: Aricó lo retaba por faltar a las reuniones de célula los fines de semana, a las que no podía asistir por jugar tres partidos por día. Sólo cuando Aricó vio en primera persona la popularidad del goleador, entendió la importancia de tener en el partido a un tipo "con calle", característica que, para Sempat, no puede faltar en ningún revolucionario.

Al graduarse en historia, su maestro, Ceferino Garzón Maceda, un historiador de origen socialista que participó de la Reforma Universitaria, lo incorporó al Instituto americanista que dirigía, en 1962. De él aprendió la importancia central de la investigación y el trabajo de archivo, el que empezó a realizar sistemáticamente desde aquellos años, analizando protocolos notariales, correspondencia de comerciantes y archivos judiciales, fuentes hasta el momento no estudiadas.147 Como ha reconstruido Silvia Palomeque, a través de los libros ingresados en la biblioteca de Americanistas de Córdoba, la formación de Sempat se compuso, fundamentalmente, de tres grupos historiográficos: el de José Luis Romero (en el que se destacaba ya el aporte de Tulio Halperín Donghi), de la UBA; el de la escuela de los Annales (en particular, Ruggiero Romano); y el de los historiadores chilenos Mellafe y Jara.148 La incorporación de estas corrientes se dio en permanente diálogo y debate con Aricó y Óscar del Barco, en el seno del PCA.149 Hacia 1963, Assadourian y sus compañeros de juventud, comandados por Aricó, rompieron con el PCA, debido al rechazo de la estrategia armada y de la revolución cubana. Juntos fundaron la revista PyP, de la cual Sempat formó parte hasta 1966. En ella publicó uno de sus primeros textos: una reseña crítica del libro de Leonardo Paso (historiador oficial del PCA), De la colonia a la Independencia Nacional (Editorial Futuro, 1963), con el título "Un ataque a la historia en nombre del marxismo".150 No obstante, pronto tuvo diferencias con la línea política del grupo: no estuvo de acuerdo con el apoyo al EGP salteño, por lo que se distanció del núcleo de PyP.

Por aquel entonces, Assadourian publicó los resultados de su tesis de licenciatura (1964), dedicada al tráfico de esclavos en la Córdoba de los siglos XVI y XVII.151 En aquella coyuntura, el estudio de la incidencia de los mercados interiores en el desarrollo económico era un tema de primer orden político. Tal como lo reconoce Garzón Maceda en su estudio (hoy) clásico sobre Tucumán, asegurando que refiere a "los problemas que actualmente se plantean a los países latinoamericanos en proceso de desarrollo económico y social".152

146 Salvo referencia explícita, el relato está construido a partir de conversaciones de Mariano Schlez con Carlos Sempat Assadourian, Sevilla, enero de 2017.

147 Palomeque, Silvia, "Homenaje a Carlos Sempat Assadourian", Anuario IEHS, 9, 1994, p. 11; Martínez Baracs, op. cit., p. 190.

148 Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 11.

149 Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 12.

150 Assadourian, Carlos Sempat, "Un ataque a la historia en nombre del marxismo", Pasado y Presente, N° 4, Córdoba, enero-marzo de 1964, pp. 333-337. Sobre ella, ver Wasserman, Martín L. E., "Lecturas de un historiador anticipatorio. Crítica y construcción del oficio historiográfico en Carlos Sempat Assadourian", Rey Desnudo. Revista de libros, Año IV, No. 7, Primavera 2015, 257-261.

151 Assadourian, Carlos Sempat, "El tráfico de esclavos en Córdoba. 1588-1610", Cuadernos de Historia, N° XXXII, Instituto de Estudios Americanistas, Universidad Nacional de Córdoba, 1965; Assadourian, Carlos Sempat, "El tráfico de esclavos en Córdoba. De Angola a Potosí, siglos XVI-XVII", Cuadernos de Historia, N° XXXVI, Instituto de Estudios Americanistas, Universidad Nacional de Córdoba, 1966.

152 Garzón Maceda, Ceferino, Economía del Tucumán. Economía naturaly economía monetaria, siglos XVI, XVII, XVIII, Córdoba, UNC, 1968 (1964), 4 y 29, citado en Palomeque, "Homenaje.", op. cit., 12.

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Por aquel entonces, surgieron posibilidades de realizar estudios de posgrado en el exterior, gracias a una serie de becas. La gran mayoría de sus compañeros, como Aníbal Arcondo, viajó a la Ecole, en Francia, a especializarse en historia económica con Ruggiero Romano. No obstante, dado que Assadourian estaba interesado en los mercados americanos, por sugerencia de su director, se dirigió a la Universidad de Chile, para estudiar con Mellafe y Jara. Fue, de hecho, el único que, en lugar de París, eligió Santiago para realizar sus estudios de posgrado, adonde llegó en 1967, con una beca Fullbright.153 Por este motivo, siguiendo el relato del propio Sempat, fue sospechoso de "espía del imperialismo", por lo que no se le ofreció ayuda alguna y, luego de su estancia, no se le otorgó siquiera el diploma de Maestría que le correspondía.154 Además de investigador, fue profesor en el Departamento de Historia Económica y Social de América Latina, en el Instituto de Historia de la Universidad Católica.155 Fue dando clases en la universidad que se enfrentó a la abrumadora presencia de la teoría de la dependencia, de Gunder Frank, Cardoso y Faletto, predominante entre los alumnos. Intervino contra ellos no con un "objetivo político determinado", sino para demostrar que desconocían de historia, y que su "modelo" no servía ni para Chile, ni para América Latina. Según me aseguró Sempat, fue a pedido de Armand Mattelart que convirtió sus clases en un artículo, el que concluía señalando que Gunder Frank era financiado por el castrismo. Quien leyó y corrigió el borrador, probablemente el dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Miguel Enríquez, amigo personal de Sempat, le señaló que no debía tratarse de esa manera a los compañeros, y le recomendó modificar el artículo. Así se explicaría el elogio inicial a Gunder Frank, de "Modos de producción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina": "En ese ondulante escenario latinoamericano un libro de tesis radicales, polémico, un libro militante proyectó su influencia. Con Capitalismo y subdesarrollo en América Latina, A. G. Frank se situaba en el centro mismo del debate sobre la encrucijada latinoamericana".156 Insistimos: este dato no es menor, en tanto suele considerarse que el debate de los modos de producción se dio entre historiadores, teóricos y militantes de organizaciones políticas enfrentadas. En este caso, tanto Gunder Frank (que, recordemos, también vivía en Chile) como Assadourian eran afines al MIR.

En 1972, Sempat regresó a la Argentina para dictar un seminario en la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, donde recientemente había obtenido un puesto de profesor José Carlos Chiaramonte. Ese mismo año publicó un capítulo junto a él y Guillermo Beato, en la Nueva Historia Argentina, dirigida por Tulio Halperín Donghi.157

Luego del golpe de Pinochet, se asiló en la embajada argentina en Santiago, a la que llegó con un enorme baúl, que pasaba más de cincuenta kilos, lleno de fichas de investigación recolectadas en sus años de trabajo en Córdoba y Chile. Los carabineros que observaron el hecho, seguramente se preguntaron qué se transportaba en ese baúl escondido en la embajada, aunque difícilmente sospecharan su contenido. En ese mismo contexto, Gunder Frank, buscó asilo en la embajada alemana. El golpe implicó un duro golpe no sólo político, sino científico, impidiendo la concreción del anunciado libro de Sempat, Crecimiento económico y dependencia colonial, planeado por Siglo XXI editores.158

Luego de escapar de Chile, regresó a Córdoba.159 Aunque no se sumó orgánicamente a PyP, mantenía un vínculo estrecho de trabajo con Garavaglia (recordemos, en aquel entonces, también en la UNS de Bahía Blanca, donde también daban clase Ciafardini y Chiaramonte). Tal como ha señalado Jumar, se trata de una "relación claramente visible por el nro. 40 de los Cuadernos de Pasado y Presente, pero su intimidad

153 Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 11.

154 Assadourian nos contó esta anécdota en el momento en que se enteró, frente a su clase en el Máster en Historia de América Latina "Mundos Indígenas", de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, de que había sido nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Chile, la misma universidad que, cincuenta años atrás, le había negado el diploma de maestría.

155 Martínez Baracs, op. cit., p. 191.

156 Assadourian, C. Sempat, "Modos de producción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina", Cuadernos de la Realidad Nacional,, N° 7, Santiago de Chile, 1971, pp. 116-142, luego reeditado en el cuaderno 40 de PyP.

157 Assadourian, C. Sempat, "La conquista", en Assadourian, C. S.; Beato, G.; y Chiaramonte, J. C., Historia Argentina 2. De la conquista al a Independencia, Buenos Aires, Paidós, 1972.

158 Martínez Baracs, op. cit., p. 192.

159 Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 12.

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se observa en que, por ejemplo, Assadourian pudo utilizar datos que le cedió Garavaglia de una investigación en curso (...) para nutrir su formulación del espacio peruano".160

Sempat tuvo dificultades para reincorporarse a la universidad argentina, logrando estar a cargo de Historia Americana I, de marzo de 1974 a marzo de 1975, pero con una dedicación muy baja. Por ello sumó un Subsidio para la Investigación Avanzada del Social Science Research Council, para hacer trabajo de archivo.161 Para aquel entonces, como recordó Presta, ya era una referencia científica en la UBA. Durante su estancia en Argentina, no dejó de investigar y presentar sus resultados. EN 1973, fue parte del volumen que homenajeó a su maestro, con el trabajo "Potosí y el crecimiento económico de Córdoba en los siglos XVI y XVII".162 Al año siguiente, presentó un trabajo en el Primer Encuentro de Historiadores Latinoamericanos, "El problema de la práctica teórica en la producción histórica marxista", que permaneció inédito hasta 2020.163 También asistió al XLI Congreso de Americanistas, realizado en México también en 1974, donde presentó la ponencia "La producción de la renta en la esfera de la encomienda".164 Y redactó uno de sus principales trabajos, "La producción de la mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial. El caso del espacio peruano, siglo XVI", que presentará en el congreso americanista de París, en 1976.165

Silvia Palomeque, que fue alumna de Sempat en un seminario sobre modos de producción en 1972, recuerda su insistencia en indicarles que "analizáramos de qué investigaciones disponía Marx cuando escribe las Formaciones", sintetizando de este modo los primeros años del trabajo de Assadourian:

Los escritos de esta etapa (1964-1975, n. del a.), comenzados bajo la clara dirección de Garzón y muy influenciados por las discusiones con Aricó y del Barco, deben entenderse considerando dos tipos de elementos que inciden en su conformación. Por un lado tenemos la información sobre la que están construidos, vale decir la existencia de un trabajo en archivo continuo y sistemático, sobre fuentes nuevas, diferentes a las de la historia tradicional, con un fuerte respeto hacia la información que brindan y a la que se le da prioridad frente a cualquier otro elemento. Por otro lado está el conjunto de preguntas teóricas, originadas en la tradición marxista, en un momento en que la discusión y la crítica al marxismo ortodoxo está centrada en el cuestionamiento a la obligatoria sucesión de modos de producción. En esta coyuntura política-intelectual Assadourian participa con los resultados de su propia investigación como historiador: intenta crear una forma de aporte a la discusión marxista desde la riqueza que brinda el relevamiento del 'concreto histórico'.166

Este conjunto de artículos, escritos entre 1962 y 1973, produjeron un quiebre en la historiografía económica colonial: el análisis de las economías regionales y los mercados internos mostraron los límites de una mirada enfocada en el comercio de larga distancia entre Europa y América y ofrecen la clave

160 Jumar, "El espacio.", p. 489. Se refiere al estudio de Garavaglia sobre la yerba mate, Mercado interno y economía colonial, México, Grijalbo, 1983.

161 Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 12.

162 Assadourian, C. Sempat, "Potosí y el crecimiento económico de Córdoba en los siglos XVI y XVII", en Homenaje al Dr. Ceferino Garzón Maceda. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba, 1973, p. 169-183.

163 Conocí la primera versión de este trabajo gracias a una copia mecanografiada que me pasó Tristan Platt. Assadourian, C. Sempat, "El problema de la práctica teórica en la producción histórica marxista", en Primer Encuentro de Historiadores Latinoamericanos, 1974 (publicado en El trimestre económico, N° 347, 2020, pp. 837-856). Su edición quedó a cargo de Ibarra, Antonio, "La crítica como anticipación: la producción del conocimiento histórico y el ocaso del marxismo académico en América Latina", El trimestre económico, vol. LXXXVII (3), núm. 347, 2020, pp. 859-876.

164 Assadourian, C. Sempat, "La producción de la renta en la esfera de la encomienda". Ponencia presentada al XLI Congreso de Americanistas, México, 1974.

165 Assadourian, C. Sempat, "La producción de la mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial. El caso del espacio peruano, siglo XVI", ponencia al Congreso de Americanistas, Paris, 1976 (publicada en Revista de Ciencias Sociales, Quito, Universidad Central del Ecuador, 1977 y en Florescano, Enrique, Ensayos sobre el desarrollo económico de Mexico y América Latina (15001975), México, FCE, 1979); Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 13.

166 Palomeque, "Homenaje.", op. cit., p. 12.

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explicativa de la dinámica del sistema colonial.167 Para ello fue central el concepto de polos de desarrollo, tomado de François Perroux.168 De este modo, el 'modelo Assadourian' permitió explicar el papel del "espacio peruano", del mercado interno y, más específicamente, de la producción minera, 'polo de arrastre', en el desarrollo productivo de las regiones sudamericanas.

Horacio Ciafardini

Horacio Ciafardini estudió dos carreras, Contador Público (no existía aún la Licenciatura en Economía) y Auxiliar de Psicología, en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en Santa Fe (Argentina).169 Al mismo tiempo, habría cursado materias de Letras, Derecho e Historia. Militó en el campo del "reformismo" (Movimiento Nacional Reformista), alcanzando ser secretario general de la Federación Universitaria del Litoral (FUL). Entre 1960 y 1962, se incorporó al Partido Socialista Argentino (PSA). En 1961, como representante del Comité de Solidaridad con Cuba, habría viajado a Cuba, en ocasión de la invasión a Bahía de Cochinos.

Mientras estudiaba trabajaba en la escuela secundaria, lo que no le impidió realizar estancias académicas en Córdoba (1961), Concepción (Chile, 1963) y Montevideo (1964). Se graduó de "Contador Público y Perito Partidor" en 1963, y de auxiliar en Psicología, en 1964. Ese mismo año ganó un concurso para ayudante alumno en la cátedra de Sociología, en la UNL. Desde niño había estudiado idiomas, lo que le permitió obtener diplomas de la Universidad de Cambridge y la Alianza Francesa, que le otorgó una beca para estudiar en París por realizar el mejor examen de todo el país, también en 1964.

En París se incorporó al grupo de investigación dirigido por François Perroux, que por aquel entonces trabajaba en la teoría de los Polos de Desarrollo. Según aseveran personas cercanas, la experiencia lo desilusionó. Entre 1964 y 1966 continuó su formación con Charles Bettelheim, dedicándose a la planificación económica. Entre 1966 y 1969 fue becado por el gobierno polaco y vivió en Varsovia, donde trabajó con Michal Kalecki. Se doctoró en la "Ecole Centrale de Planification et de Stadistique", "Faculté d"Economie de la Production", bajo la dirección de "E. Gorzelak" con la tesis "Quelques aspects du capitalisme dans l"agriculture d"Amerique Latine".

Desarrollando su especialización en planificación económica del bloque soviético, realizó seminarios en Berlín y Belgrado, en 1967 y 1968. Este año, después de participar en Sofía (Bulgaria), del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad, viajó a Praga, donde experimentó la invasión soviética a Checoeslovaquia. Gracias a su enorme conocimiento de idioma, ofició como traductor para sus compañeros de Argentina, interpretando volantes, manifiestos y diálogos en checoslovaco y ruso. En Varsovia redactó "Algunas deficiencias de la planificación en la práctica de los países socialistas" (1970).170 Al regresar a Rosario (Argentina), en 1970, la coyuntura de la dictadura le impidió ingresar en la universidad. Desenvolvió su actividad teórica como militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR), un desprendimiento de la juventud del PCA. Realizó actividades de formación y propaganda: dictó escuelas de formación sobre El Capital, redactó sus primeros artículos para la revista partidaria, Teoría y Política (fue secretario de redacción, junto a Carlos Echagüe, Eugenio Gastiazoro y Antonio Sofía).171 José Aricó había seguido de cerca la conformación del PCR, entre 1967 y 1968. Otto Vargas, Pedro Planes y José Ratzer eran sus antiguos compañeros y camaradas. De hecho, se planteó la posibilidad de incorporarse al partido, en 1969. Aunque no se materializó, participó de reuniones de redacción de Teoríay

167 Assadourian, Carlos S., El sistema de la economía colonial,, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1982.

168 Perroux, François, "Les espaces économiques", Économie Appliquée, III, 1, p. 225-242, janvier-mars 1950; Perroux, François, "Note sur la notion de 'pole de croissance'", Économie Appliquée, VIII, 1-3, p. 307-320, janvier-juin 1955.

169 Seguimos la investigación de Matías Rubio, "Horacio Ciafardini, una vida entre la ciencia y la revolución. Sistematización de su trayectoria política e intelectual (1942- 1984)", Intellèctus, vol. 19, n° 1, 2020, 236-262. Apelamos, asimismo, al Legajo Personal de Horacio Ciafardini (N° 3540) en la Universidad Nacional del Sur (UNS, Bahía Blanca, Argentina).

170 Ciafardini, Horacio, "Algunas deficiencias de la planificación en la práctica de los países socialistas". Economía y Administración, n° 14, primer cuatrimestre de 1970, pp. 27-35.

171 Celentano, Adrián, "Ciafardini, Horacio", en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas, 2021, Disponible en http:/ / diccionario.cedinci.org

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Política, y probablemente también del comité central. Del mismo modo, PyP publicó Los marxistas argentinos del 90, de Ratzer; mientras que Carlos Echagüe, Horacio Ciafardini y Carlos Altamirano tradujeron siete tomos de los cuadernos de PyP.172

En 1970, fundó el Centro de Trabajadores Intelectuales (CTI), con Carlos Cristiá, Edgardo Ferrer, Osvaldo Barsky y Roque Caggiano, por el cual buscaron desarrollar el debate teórico y político.173 Ciafardini y sus compañeros se concentraron en desentrañar la cuestión del capital mercantil, los monopolios, la dependencia y el imperialismo en América Latina, analizado en el largo plazo, es decir, desde el período colonial, y a escala global, tomando en cuenta América Latina y los llamados países socialistas. Esta perspectiva le permitió discutir con otras teorías del imperialismo y el "intercambio desigual", como la de Oscar Braun, que coincidía con Arghiri Emmanuel.174 Esta delimitación teórica comenzó a través de reseñas bibliográficas (publicadas con el seudónimo de Héctor Páez175), y continuó con artículos y libros dedicados a la cuestión: en el marco del "tercermundismo", era central desentrañar las características de su comercio exterior y de la industrialización.176

Ciafardini también colaboró con José Carlos Chiaramonte (también proveniente de la UNL), quien dirigía un grupo de investigación que estudiaba los siglos XVIII y XIX en Corrientes. Y se sumó a la Asociación de Historia Económica y Social, colaborando en las jornadas de Buenos Aires (1970) y Rosario (1971). En 1972, cuando la dictadura dejaba el paso a nuevas elecciones, obtuvo sus primeros cargos universitarios. Fue profesor visitante en la Universidad Nacional de Rosario (en Historia dictó un seminario sobre El Capital y el curso "Elementos de economía para el análisis espacial," en Arquitectura). Pero su incorporación permanente a la docencia e investigación en el país se dio, en agosto de ese año, en la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca, donde fue invitado a sumarse a la carrera de economía, en la cual se estaba implementando una reforma que la distinguía de la formación tradicional liberal.177 Dictó "Teoría Económica Clásica I y II" (1972-1973), y como investigador participó de un proyecto sobre la "estructuración social del área frutícola del Alto Valle del Rio Negro". En 1973 ingresó a la UBA, según Rubio, "impuesto por los estudiantes de la catedra de Economía Internacional que habían destituido a su titular por 'apologista del sistema'".178 Allí también se hizo cargo de "Macroeconomía" (1973 y 1974), al tiempo que fue Profesor Adjunto de Economía Política en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.179 Esta estructura laboral, junto con "el creciente clima 'tenso'

172 Echagüe, de los tomos 34 y 36, sobre el debate en la Unión Soviética entre 1924 y 1926, con textos de Trotski, Bujarin, Zinoviev y Stalin; Ciafardini, del 29 y el 35, de Bujarin (Teoría económica del período de transición) y Luxemburg (Introducción a la economía política); Altamirano, del 14 (cuestión palestina y conflicto árabe-israelí), el 23 (revolución cultural china) y La cuestión agraria, de Kautsky.

173 Según Matías Rubio, "Lejos de pretender fundar un grupo intelectual o editorial, el CTI fue, simplemente, un sello que estos jóvenes le pusieron a su círculo de estudios para poder firmar las publicaciones que producían y editaban", Rubio, "Horacio.", pp. 242-243.

174 Ciafardini, Horacio; Cristiá, Carlos Alberto, La explotación imperialista y el „comercio exterior". Rosario: Centro de Trabajadores Intelectuales, 1971; Ciafardini, Horacio et al., Dependencia, integración y monopolios en América Latina. Rosario: Centro de Trabajadores Intelectuales, 1971; Ciafardini, Horacio, "Capitalismo comercial": ¿concepto científico?. Rosario: Centro de Trabajadores Intelectuales, 1971.

175 Entre 1971 y 1973, Ciafardini reseñó Desarrollo del capital monopolista en Argentina de Oscar Braun", La dependencia político — económica de América Latina, de H. Jaguaribe, A. Ferrer, M. S. Wionezek y Th. Dos Santos, "El tratado de economía marxista", de Ernest Mandel; "El problema del intercambio desigual", de Arghiri Emannuel; "Argentina: desarrollo capitalista dependiente y discurso ideológico" y "Economía: liberación y dependencia".

176 Ciafardini, Horacio, "Concepciones 'tercermundistas' en la teoría de las relaciones económicas internacionales", Economía y Administración, n° 19-20, 1971, s/p; Ciafardini, Horacio, "El funcionamiento del sistema de precios en una economía socialista", Ciencias Económicas — Revista del Consejo Profesional de Ciencia Económicas de la Provincia de Córdoba, n° 6, 1972, 9-31 Ciafardini, Horacio; Cimilo, Elsa; Lifschitz, Edgardo; Gastiazoro, Eugenio; Turkieh, Mauricio, Acumulación y centralización del capital en la industria argentina, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1973; Ciafardini, Horacio; Cristiá, Carlos; Caggiano, Carlos, En torno a la Acumulación y al Imperialismo. Rosario: Encuadre, 1974.

177 Sobre la carrera en esos años, ver Teubal Miguel y Fidel Carlos, Enfoques heterodoxos en el pensamiento económico: la Carrera de Economía de la Universidad Nacional del Sur en los sesenta, Ediciones del CCC - Universidad Nacional de Quilmes, Bs. As., 2017.

178 Rubio, "Horacio.", p. 247 y 249.

179 A ellas se sumaron otros cargos, en instituciones de la región (en la UNS, dictó "Microeconomía" en el Curso Superior de Planificación Regional del Departamento de Economía de la UNS; fue Profesor Asociado de "Economía Política III" -en el

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(...) en la UNS, a partir del triunfo camporista"180, lo determinaron a seguir viviendo en Buenos Aires, y a viajar a Bahía Blanca semanalmente.

Sus estudios sobre historia de las teorías económicas fueron divulgados por el CEAL181, mientras que impulsó los debates con su propio trabajo editorial, dirigiendo la colección "Economía y Sociedad" de Tiempo Contemporáneo, por el cual tradujo a Bujarin, Bohm von Bawerk, Hilferding, Bruhoff y Dobb.182 Desde 1971, Ciafardini se concentró en el debate en torno a los modos de producción en América Latina, publicando "Sur la question du mode de production en Amérique Latine"1'8'3. "Capital, comercio y capitalismo: a propósito del llamado capitalismo comercial" fue su aporte al cuaderno n° 40, cuya escritura estuvo destinada inicialmente para la revista de la Universidad de Concepción, Economía y Administración. Según Matías Rubio, la publicación del tomo tuvo un impacto importante en el PCR, que decidió presentar una posición orgánica sobre el debate. De este modo, en el programa del 3° Congreso partidario de 1974, se sostiene que

Pese a que las colonias españolas en América, y en nuestro caso particular del Virreinato del Rio de la Plata, estuvieron vinculadas desde su origen al capitalismo naciente, y lo fundamental de su producción fue una producción mercantil, las relaciones de producción imperantes, y la superestructura jurídica y política, fueron feudales. Ni la 'hibridez' de las relaciones de producción imperantes en la colonia (...), ni las diferencias existentes entre distintas regiones (...), que fueron importantísimas en la determinación de los procesos históricos previos y posteriores a la independencia, anulan la esencia feudal del Virreinato.184

Asimismo, hacia 1973, el Partido desplegó el debate en la revista Los Libros, cuya dirección había recaído en Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano. Entre las principales publicaciones sobre el tema se destacan un trabajo de Manfred Kossok sobre el feudalismo y el capitalismo en la historia latinoamericana, y una reseña de dos obras que analizaban la definición de feudalismo, realizadas por Ciafardini.185 Posteriormente, con un seudónimo, Ciafardini continuó su crítica al dependentismo.186 Como resume Rubio, "Ciafardini concluye su análisis postulando que el principal 'error' sería plantear una revolución

Instituto Universitario de Olavarría-; y Profesor Titular en el "Area Teoría Económica II". En la Universidad Nacional de Rio Cuarto fue Profesor Adjunto, también por concurso nacional, de Macroeconomía. También obtuvo un puesto de Profesor Adjunto de Macroeconomía en la Universidad del Salvador (USAL). Ver Rubio, "Horacio.", p. 247 y 249.

180 Rubio, "Horacio.", p. 249.

181 Ciafardini, Horacio Economía y economistas del siglo XX, Nuevo Siglomundo — La Historia temática del siglo XX, n° 63. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1976; Ciafardini, Horacio, Economía y economistas del siglo XX. Buenos Aires: CEAL, s/f (circa 1973); Ciafardini, Horacio, La economía política clásica. Smith, Ricardo, Quesnay (Selección de textos, traducción e introducción). Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1977.

182 Braun, Oscar; Maurice Dobb y otros, Teoría del capitaly la distribución. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo, 1973; Bujarin, N., El imperialismo y la acumulación de capital. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo, 1974; Bohm-Bawerk, E. Von y Hilferding, R., Valor y precio de producción. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo, 1975; Bruhoff, Suzanne, La oferta de la moneda. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo, 1975.

183 Ciafardini, Horacio, "Sur la question du mode de production en Amérique Latine", Études rurales, n° 47, 1972, pp. 148-162.

184 PCR, Documentos aprobados por el PCR a partir de su 2° Congreso, abril de 1972, hasta su 3° Congreso, marzo de 1974. Tomo 3, Publicaciones 35° aniversario del PCR, 2005, 94, tomado de Matías Rubio, "El Partido Comunista Revolucionario y la definición de una interpretación histórica en su período formativo (1967-1987)", Izquierdas, 46, mayo 2019:137-161, p. 154.

185 Manfred Kossok, "Feudalismo y capitalismo en la historia de América Latina", Los Libros, N° 37, Buenos Aires, septiembre-octubre 1974, 13-19; Ciafardini, Horacio, "Feudalismo: economía y sociedad", Los Libros, n° 37, septiembre — octubre de 1974, 20-23. La reseña era de VV. AA., El feudalismo, Segunda edición, Madrid, Ayuso, 1973 y Witold Kula, Teoría económica del sistema feudal, Buenos Aires, Siglo XXI, 1974. Asimismo, Los Libros divulgó textos sobre el papel de la ciencia en la revolución, como al reseñar la experiencia de Varsavsky, matemático que diseñó los planes de estudio de la carrera en la UNS, y cuya influencia se hacía sentir en todos los laboratorios del país: Ciafardini, Horacio [Páez, Hugo], "Varsavsky: Proyectos Nacionales", Los Libros, n° 27, julio de 1972, pp. 27-28; Ciafardini, Horacio, "Revolución cultural, revolución en la producción", Los Libros, n° 35, mayo — junio de 1974, pp. 10-13.

186 Ciafardini, Horacio (Páez, Hugo), "Teoría de la dependencia: inútil contra el viejo amo, útil para el nuevo", Teoría y Política n°14, año VI, 1975, 14-23; Ciafardini, Horacio [Hugo Páez], "Sobre algunos enfoques unilaterales en historia", Teoría y Política, n° 17, marzo de 1976, 20-22.

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socialista donde, para él y el PCR, lo que estaba a la orden del día es una revolución democrática y nacional".187

Al mismo tiempo se vinculó al Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO), dictando cursos y publicando en sus cuadernillos análisis teóricos.188 Por aquel entonces, aunque el corazón del CICSO se dedicó a temas del siglo XX, los estudios de Eduardo Saguier, editados como documentos de trabajo internos (con una escasa circulación, por lo que tuvieron el impacto que merecen), y los de Miguel Murmis, Mario Pérsico y Carlos Ramil Cepeda (seudónimo de Néstor Lavergne), representaron importantes aportes al debate de los modos de producción.189

No obstante, 1973 fue testigo de la ruptura entre PyP y el PCR, cuando el primero llamó a votar al peronismo, mientras que el segundo planteó el voto en blanco.190 No obstante, hacia 1975, la incorporación de Ciafardini al staff de la revista Los Libros, vehiculizó lo que Rubio define como "un fuerte desplazamiento político en su producción", mediante el cual, ante la inminencia del Golpe de Estado, el PCR apoyó a Isabel Perón.191

Ciro Flamarión S. Cardoso

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Ciro Flamarion Cardoso nació en Goiánia (Brasil), en 1942, y pasó su infancia y adolescencia en Nova Friburgo y Niterói.192 Su padre era miembro del PC, por lo que conoció de joven sus planteos políticos. En 1962 comenzó a estudiar Historia en la Facultad Nacional de Filosofía, Ciencias y Letras, de la Universidad de Brasil (UB), como en aquel entonces era llamada la actual Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), graduándose en 1965.193 Rápidamente se incorporó a la cátedra de Historia Moderna y Contemporánea, a cargo de Maria Yedda Linhares y, en la misma área, a la Universidad Católica de Petrópolis, invitado por el profesor Francisco Falcon. También dictó, ocasionalmente, clases en la escuela secundaria.

Comenzó a dedicarse al estudio de la expansión comercial europea de los siglos XVI a XVIII, el tráfico y el sistema esclavista. Tomó como observable la Guayana francesa, dado que se trataba de una colonia poco estudiada y que poseía, debido a la ocupación portuguesa (1809-1817), una gran cantidad de documentos en los archivos de Río de Janeiro. En febrero de 1967, viajó a Cayena para ampliar su base documental. Por aquel entonces, Cardoso militó en la izquierda, aunque no de manera orgánica. Dirigió el Centro de Estudos de Historia y su Boletim de Historia, donde publicó sus primeras obras. Según su principal colaborador y amigo, Héctor Pérez Brignoli,

187 Rubio, "El Partido.", op. cit., p. 155.

188 Ciafardini, Horacio, Sobre el problema de la realización de la plusvalía y la acumulación de capital (Intento de crítica de la teoría de Rosa Luxemburgo. Buenos Aires: CICSO — Serie Análisis N° 1, 1973; Trabajo asalariado, capitaly valor de cambio (Análisis de la teoría de Adam Smith sobre el valor de cambio). Buenos Aires: CICSO, 1974; La caída de la tasa de ganancia. Buenos Aires: CICSO — serie análisis n° 7, 1974; Trabajo asalariado, capitaly valor de cambio (Análisis de la teoría de Adam Smith sobre el valor de cambio). Buenos Aires: CICSO, 1974; David Ricardo: valor y capital. Buenos Aires: CICSO — serie análisis n° 3, 1975.

189 Saguier, Eduardo, "La historia de la formación social del Río de la Plata a partir de la génesis de su estructura agraria", Buenos Aires, CICSO, 1973; Murmis, Miguel: "Tipos de capitalismo y estructura de clases. Elementos para el análisis de la estructura social de la Argentina", CICSO, Serie Estudios N° 1, 1973 (reeditado por La Rosa Blindada, Bs. As., 1974); Saguier, Eduardo, "Aportes para el estudio de las leyes económicas que rigieron la formación social del Río de la Plata", Cuadernos de CICSO, Buenos Aires, CICSO, 1975; Cepeda, Carlos Ramil y Pérsico, Mario: "La formación de la sociedad argentina: 1500-1800, en Estudios sobre, La Rosa Blindada, Bs. As., 1974, pp. 33-135.

190 Datos tomados de Crespo, "En torno.", op. cit.

191 Según Rubio, "actuó como el escriba que justificó en términos teóricos un viraje partidario de gran trascendencia que venía produciéndose desde 1974" y "Con el seudónimo de Hugo Páez, justificó la nueva consideración sobre la burguesía nacional, el gobierno de Isabel Martínez de Perón y la posición "anti golpista", en los siguientes textos Ciafardini, Horacio, "U.R.S.S. ¿Capitalismo o socialismo?", Los Libros, n° 39, enero—febrero de 1975, pp. 24-26; [Hugo Páez] "¿Por qué la crisis no se resuelve sin revolución?", Teoría y Política, n° 15, agosto de 1975, pp. 25-28; [Hugo Páez], "Critica de la teoría del capitalismo dependiente", Teoríay Política, n° 16, noviembre de 1975, pp. 14-22.

192 Pérez Brignoli, Héctor, "Ciro Flamarion Cardoso", Revista de Historia, n° 68, Julio-Diciembre 2013, 11-20.

193 Ver Frizzo, Fábio, "Ciro Cardoso e a Economia Pré-Capitalista: traaos de um intelectual sistematicamente polémico", Sociedades Precapitalistas, vol. 6, N° 2, junio 2017 y https://www.cirocardoso.com/trajetoria.php (consulta 27/3/2023).

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Quizás el fruto más importante de esas experiencias fue una adhesión al marxismo, tan sincera y sin dogmatismos, como persistente (...) estuvo siempre lejos de cualquier línea de partido u ortodoxia oficial: pasaba por una lectura profunda de los textos de Marx y Engels, y un conocimiento detallado de lo que Perry Anderson llamó el "marxismo occidental".194

Los Annales tenían un poderoso influjo en Brasil. En 1967, gracias al apoyo de Yedda Linhares —que conocía a Fernand Braudel-, Cardoso obtuvo una beca para realizar estudios de posgrado en Francia. En octubre llegó a Paris, donde permanecería hasta 1971. Según Pérez Brignoli, se adaptó rápidamente a la VI sección de lEcole des Hautes Etudes y l'Institut des Hautes Etudes de l'Amérique Latine, donde

Los estudios de posgrado tenían una carga mínima de cursos, así que había mucho tiempo para trabajar en la investigación, dedicarse a lecturas teóricas, y escoger cursos y conferencias dentro de una oferta vastísima. Para cualquiera que viniera llegando de América Latina, las bibliotecas eran riquísimas, al igual que las librerías; el problema principal en este último aspecto era lo reducido del monto de la beca, que cubría apenas los costos de alimentación y alojamiento. Con todo, vivir y estudiar en el París de esos años resultaba una experiencia maravillosa.195

En 1968 fue testigo del Mayo Francés y vivió de cerca la invasión soviética a Checoslovaquia, en agosto. El recrudecimiento de la represión en Brasil volvía difícil planificar el regreso, al finalizar el doctorado (ver imagen de informe policial, de 1969).

En esa coyuntura, Pérez Brignoli llegó de la Argentina a París para realizar su tesis con Pierre Vilar, y conoció a Cardoso, dando inicio a una colaboración de larga data. Por su parte, Cardoso se doctoró en la Universidad de Paris X (Nanterre), el 28 de junio de 1971, con la tesis La Guyane française (1715-1817). Aspects économique et sociaux. Contribution à l'étude des sociétés esclavagistes d'Amérique (Institut des hautes études de l'Amérique Latine, Université de París X, París, 1971), bajo la dirección de Frédéric Mauro.196 Para Pérez Brignoli, se trató de

un valioso estudio de una colonia marginal, un caso límite, en el contexto comparativo americano. Ciro planteó ahí, por primera vez, su hipótesis sobre el modo de producción esclavista colonial. El clima intelectual que coadyuvó al desarrollo de estas ideas incluía, en el París de esos años, el estructuralismo, la relectura de Marx realizada por Althusser y las polémicas derivadas, las discusiones en el seminario de Pierre Vilar, el redescubrimiento de Gramsci y el surgimiento de la sociología latinoamericana de la dependencia.197

Según Mário Jorge da Motta Bastos y Fábio Afonso Frizzo de Moraes Lima, Cardoso había conocido el amplio debate marxista internacional en sus épocas de estudiante, por lo que, desde principios de los años sesenta, se implicó en el estudio de los modos de producción no capitalistas (asiáticos, modelos de evolucionismo multilineal).198 Ellos aseguran que, aunque marxista declarado, y asiduo lector de los clásicos de Marx y Engels, su tesis expresaba las influencias de Braudel y la segunda generación de los Annales. De este modo, Cardoso buscaba romper con las perspectivas que consideraban a las sociedades coloniales americanas como especies de "apéndices" de Europa, con el objetivo de atribuirles estructuras de clase y lógicas específicas propias. Por lo tanto, para ello era necesario cuestionar la aplicación de uno de los modos de producción "clásicos" del Viejo Mundo a las realidades americanas. Fue así como, a partir del poco conocido "caso" de la colonización de la Guayana Francesa, estudió el tráfico y la implantación

194 Pérez Brignoli, "Ciro.", 14-15.

195 Pérez Brignoli, "Ciro.", 15.

196 Publicada mucho más tarde, por Ibis Rouge Editions, Petit-Bourg / Guadeloupe, 1999.

197 Pérez Brignoli, "Ciro.", 16.

198 Mário Jorge da Motta Bastos; Fábio Afonso Frizzo de Moraes Lima, "Ciro Flamarion Santana Cardoso (1942-2013): a Historia como Vocaçao", Sociedades Precapitalistas , vol. 3, n° 1, diciembre 2013.

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del sistema esclavista, poniendo de relieve las ventajas de la historia comparada al formular el concepto de modo de producción colonial. De este modo, el aporte de Cardoso mostró

las sociedades coloniales como verdaderas sociedades, y no como anexos de sociedades extranjeras (o, en el caso de las sociedades esclavistas, en la opinión de ciertos autores, como verdaderos campos de concentración en los que los esclavos eran vistos como víctimas inhumanas de un sistema opresor) .199

En un texto inédito, Cardoso resume su tesis teórica y metodológica:

Si queremos comprender mejor los problemas de América Latina, debemos entonces interesarnos más por las especificidades [del sistema económico de las colonias de América], buscando descubrir las leyes, las dinámicas internas de las sociedades coloniales americanas. Mientras no lo hagamos, nos contentaremos -como hasta ahora- con observar los aspectos vinculados a la circulación e insertar esas sociedades, para bien o para mal, en los moldes tomados de la evolución europea, lo que sólo puede oscurecer o distorsionar su verdadera configuración.200

El destino de Cardoso estuvo vinculado al de Pérez Brignoli, en Centroamérica: mientras que el historiador argentino aceptó, al concluir su beca en 1970, una oferta para trabajar en la Universidad de El Salvador; Cardoso se dirigió a la Universidad de Costa Rica, en agosto de 1971, para hacerse cargo de un proyecto de historia económica y social de los siglos XIX y XX del Programa de Ciencias Sociales de la Confederación Universitaria Centroamericana, dirigido por el sociólogo guatemalteco Edelberto Torres, cuyo objetivo era promover las ciencias sociales en las universidades estatales de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Allí se hizo cargo de la revista Estudios Sociales Centroamericanos, permaneciendo en Costa Rica cinco años, desarrollando una nutrida actividad de docencia, investigación y escritura.

En 1972, Pérez Brignoli fue el responsable de llevar los originales de los artículos de su compañero Cardoso a Juan Carlos Garavaglia, que en Argentina se encontraba preparando el cuaderno 40 sobre modos de producción.201 El prestigio de Cardoso, el único del volumen que ya poseía el grado de Doctor, se notó en que aportó tres capítulos (más que el propio editor).

En 1974, participó del Congreso Internacional de Americanistas, en el simposio sobre modos de producción en América Latina que "constituyó un hito en las discusiones intelectuales en el seno de la izquierda y del nuevo latinoamericanismo".202 Coordinado por Roger Bartra, y presidido por Pierre Vilar, la cuestión fue abordada a través de una amplia perspectiva histórica, incluyendo discusiones en torno al problema de las formaciones sociales pre-clasistas (José Luis Lorenzo, Mario Sanoja); al modo de producción asiático (Miguel Acosta Saignes, Fernando Arauco, Jurgen Golte, Alberto J. Pla); los modos de producción coloniales (Ciro F. S. Cardoso, José Carlos Chiaramonte, Angel Palerm, Jean Piel); la transición al capitalismo (Manfred Kossok, Sergio de la Peña, Enrique Semo); la articulación de modos de producción en las sociedades agrarias (Le-Cháu, Rodrigo Montoya, Luisa Paré, Verónica Bennholdt-Thomsen), y sobre diversos aspectos teóricos generales (Roger Bartra, Pierre Beaucage, Agustín Cueva, Pierre Vilar, Raúl Olmedo).203 De la mesa participaron, también, Carlos Sempat Assadourian y André Gunder Frank.

Las ponencias más destacadas fueron publicadas por Historia y sociedad en un volumen también titulado Modos de Producción en América Latina que, tal como sintetizaron sus editores, representó una crítica de las

199 Traducción propia de Cardoso, Ciro F. S., "Como enxergo minha trajetória em linhas gerais", Niterói, 2012, mimeo, 11, citado por Motta Bastos y Frizzo de Moraes Lima, "Ciro...", op. cit.

200 Traducción propia de Cardoso, "Como enxergo.", op. cit.

201 Seminario "Modos de producción", Sevilla, 2023.

202 Sábato, Hilda, "La estación mexicana", Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani", Tercera serie, N° 45, segundo semestre de 2016, pp. 170-173.

203 Actas del XLLI Congreso Internacional de Americanistas, México, 2 al 7 de septiembre de 1974, México, INAH, 1975.

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tesis circulacionistas y dependentistas por medio del estudio de las relaciones de producción y de la lucha de clases, que intentó recuperar la teoría marxista con el objetivo de afinar los instrumentos para el estudio de la realidad latinoamericana, aunque advirtiendo que se trataba de una polémica que aún no encontraba solución.204

V. Conclusiones... para continuar el debate: el "impacto" del cuaderno n° 40

(y una paradoja)

La salida de Modos de Producción en América Latina tuvo un impacto inmediato en los medios político-académicos. Para Raúl Fradkin, se trató de un texto "oportuno y de alguna manera urgente, como todo parecía serlo por entonces".205 En palabras de Ana María Presta, que por aquel entonces era estudiante de Historia en la UBA,

Corría 1973. La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires era un bullicioso, superpoblado y estimulante ámbito académico donde la docencia conjugaba la militancia en la utopía (...) Cursaba por entonces Historia Moderna, con Reyna Pastor, quien nos deslumbró con un programa que hacía eje en la transición del feudalismo al capitalismo. El primer cuatrimestre de 1974 tomé el curso de Historia de América I, Colonial, con un joven profesor que había sido colaborador en la cátedra de la Dra. Pastor y nos ofrecía, igualmente, un programa inédito en sus propuestas, sugiriendo otra mirada sobre las poblaciones indígenas y enseñándonos a articular el mundo español al indígena para detectar la matriz colonial de las sociedades americanas. El profesor se llamaba Enrique Tándeter. El curso de Americana comenzaba con la "Declaración de Barbados" de 1971, acta de reconocimiento de las autonomías indígenas y del respeto a las diferencias étnicas. El derrotero continuaba, previo a la conquista, con el abordaje de los imperios mexica e inca, para cuya interpretación teórica discutíamos, en las sesiones de trabajos prácticos, las Formen en la insuperable edición de Pasado y Presente, editorial nacida en Córdoba que también nos ofrecía un texto que abonaba el debate que nos enredaba: Los Modos de Producción en América Latina. (...) Por entonces, la historiografía latinoamericanista que leíamos llevaba una década de reflexión y debate sobre el sustrato indígena-campesino de sus sociedades, a la vez que ciertos autores buscaban, en torno a él, una vía hacia la praxis revolucionaria. Se debatía en cómo integrar las "razones del atraso" en un proceso superador; en cómo despertar a los no-proletarios a la lucha revolucionaria y, desde la militancia crítica, la imposibilidad de sostener -para la periferia- el evolucionismo unilineal que procedía de la ortodoxia del modelo: el socialismo en un solo país. Las mesas de café registraban interminables discusiones en torno al feudalismo o capitalismo tras la conquista de América, mientras productivistas y circulacionistas enfermaban tras los clásicos y la vigencia de los planteos de André Gunder Frank, Emilio Sereni, Sergio de Santis, Roger Bartra, Rodolfo Stavenhagen, a los que se debatía junto a Maurice Dobb, Paul Sweezy, Paul Baran, Jean Chesnaux, Maurice Godelier o Manfred Kossok.206

204 Bartra, et. al., Modos de producción en América Latina, Historia y Sociedad. Revista latinoamericana de pensamiento marxista, Segunda época, N° 5, México, primavera de 1975, p. 4. Incluyó: Bartra, Roger, "Sobre la articulación de modos de producción en América latina"; Cueva, Agustín, "El uso del concepto de modo de producción en América latina: algunos problemas teóricos"; Beaucage, Pierre, "¿Modos de producción articulados o lucha de clases?'; Olmedo, Raúl, "El estatuto teórico de los modos de producción no capitalistas"; De la Peña, Sergio, "Acumulación originaria y el fin de los modos de producción no capitalistas en América latina"; Semo, Enrique, "La hacienda mexicana y la transición del feudalismo al capitalismo"; Cardoso, Ciro F. S., "Los modos de producción coloniales: estado de la cuestión y perspectiva teórica"; Chiaramonte, José Carlos, "El problema del tipo histórico de sociedad: crítica de sus supuestos" (reeditado en Lima, Delva Editores, 1975 y en México, Ediciones de Cultura Popular, 1978).

205 Fradkin, "Indicios.", op. cit. 273.

206 Presta, Ana María, "Potosí y la minería en la historiografía argentina: El "espacio" de los maestros", Surandino Monográfico, Vol. 1, N° 2, 2010.

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Rápidamente, el texto se incorporó a algunas de las cátedras de Historia de América, tal como ocurrió en el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, donde Juan Carlos Garavaglia dictaba clases y dirigía el Instituto de Estudios del Tercer Mundo "Eva Perón", como interventor del gobierno peronista (ver imagen).

La ciencia actual, que tiene una verdadera obsesión por el "impacto" de las investigaciones, las pondera de un modo un tanto mezquino: por la cantidad de veces en que dicho "paper" es citado por sus pares y por el "impacto" de las revistas académicas en que son publicadas (que también se miden elementos cuantitativos). Ello condujo a situaciones insólitas, como el ascenso de universidades gracias a la enorme cantidad de críticas negativas recibidas. El "ladran Sancho" no era señal de que esa investigación cabalgaba, pero poco importa el contenido para las mediciones actuales de "impacto". Se trata de un sistema nefasto, ya denunciado por el propio Garavaglia hace pocos años.

Si midiéramos al tomo 40 por criterios actuales, no saldría mal parado. En primer lugar, sus artículos fueron publicados en revistas académicas de primer orden, y por una editorial pionera (aunque difícilmente editoriales que en la actualidad puedan equipararse al rol que jugaba Siglo XXI en aquel entonces sean bien puntuadas por las agencias del presente). En segundo, el cuaderno 40 también tuvo una incidencia notable desde el punto de vista "editorial": las trece ediciones, con unos 30 mil ejemplares publicados entre mayo de 1973 y 2005, lo colocan como un verdadero clásico de la historiografía.207

Programa original de la materia Historia Argentina y Americana (siglos XVI-XVIII), a cargo de J.

C. Garavaglia (2do. cuatrimestre de 1974)

PROGRAMA DE H13'jORIA ARfïENTIRA f A H3R X CA RA (s. XVI-XVIII)

2do. Cuatrimeate de 197'í .

Prof. Juan Carlos Carsvaglla

Par-te 1

Conceptos elementales: producción, relaciones de producción, fuerzas prsductivaa, niveles de análisia. Modos de producción ción económico-so c ial.

Bibli

igraíía obligal

Marx, K.: El capital Balibar, E.: "Acerca los co

llamo histórico" , en Althussei-Capital. capítulo I (. í'íob 1, Hobsbawiu, E. :

FCE, tomo I

"Introduc c io n

económica, h

Pfe

altali

II. La hlatorlogrufía ele

cusión sobre el carácte: oaciones coloniales.

opcciín 3,cap; V, Ir fundamentales del materia-

libar, E.: Para leer el

, Hobsbawai, F.. : £

rno de P y P N« 20.

de laa aocieA

Bibliografía obliga lorui: Laclan, E.s "Feudalismo y capitalismo Modos de producción r.América Lc-x.- , Cardoso, C.F.S. "Se'v.ro Martínez Poló.< gimen colonial", en >c. clt. ut su ore Ctirdoao, CjF. S. , "Sobro los uodos de , América", en loe, clt. _it eupra.

en Aiuérica Latina", en cuaderno P y P N® 40ï m y el carácter del ré—

producción coloniales de

Parte 2. Tema especial: el espacio peruano siglos XVI-XVIII.

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uión de un. nuevo espacio (polo minero

ár»a nuclear Ruptura del-múñelo in Elementos de estiuot y polo comercial) Evolución y crisis.

Bibliografía obligatoria (/achtel) N. : La visión dga III, (se publicará

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Fuente: Archivo del Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur.

207 Burgos contabilizó 12 ediciones y 28 mil ejemplares, hasta 1989. Luego de la salida de su libro, encontramos la decimotercera edición, en 2005, pero no pudimos averiguar la tirada. En la historia de los Cuadernos, las reediciones sólo fueron superadas por

Introducción general a la crítica de la economía política, de Marx (24); La filosofía como arma de la revolución, de Althusser (20); y Formaciones económicasprecapitalistas, de Marx y Hobsbawm (17). Ver Burgos, Losgramscianos..., 412.

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Finalmente, aunque se trata de un cálculo que no pudimos realizar, seguramente si midiéramos la cantidad de citas, menciones y reseñas del cuaderno 40 -y de los artículos que lo conforman por separado-, podríamos demostrar fehacientemente su influencia determinante en la historiografía. De hecho, no descubrimos nada al señalar esto, que difícilmente sea negado por algún historiador en la actualidad. Carlos Marichal destacó su "amplia difusión en todo el hemisferio".208 Refiriéndose al rol de Assadourian, Gelman aseguró que

fue decisivo su papel en destruir algunas de las hipótesis centrales de la escuela de la dependencia. Su texto en el justamente famoso Cuaderno de Pasado y Presente N° 40 de 1973 sobre 'Modos de Producción en América Latina' es, creo, el más rico de los allí incluidos. No sólo por las estocadas mortales que da a las interpretaciones de Gunder Frank y otros sobre el comportamiento de las economías latinoamericanas coloniales y post-coloniales, sino porque es el único que ofrece una alternativa interpretativa que iba a producir una verdadera revolución historiográfica y desencadenar una oleada de trabajos sobre las economías regionales americanas.209

Pero quisiéramos cerrar este trabajo deteniéndonos en otro tipo de "impacto", muy superior al medido en citas, publicaciones e influencia historiográfica. En la actualidad, podría equipararse -de alguna manera- a la "transferencia" o a la "extensión universitaria". En numerosas oportunidades, sobre todo cuando se busca justificar un ajuste en ciencia y educación, los medios se preguntan para qué sirven un conjunto de investigaciones humanísticas y de ciencias sociales, en tanto no es sencillo observar de qué manera podrían contribuir a la sociedad. En el caso del estudio de los modos de producción, el verdadero "impacto" se debió a la "transferencia" que hicieron los historiadores de su investigación a la sociedad del presente: el estudio del pasado, la comprensión de las leyes de la dinámica y el cambio social, constituyeron una parte orgánica de su militancia por transformar el presente. Comprender la revolución era la precondición para hacerla. Y su "impacto" fue tal, que generó una respuesta brutal: su lucha avanzó al punto en que las fuerzas del orden tuvieron que desplegar una bestial represión para detenerla. Ello implicó un intento por eliminar la teoría, a sus "emisores" y a sus "receptores": libros, docentes y estudiantes se convirtieron en blanco privilegiado del fascismo.

En la Argentina, la Alianza Anticomunista Argentina (AAA, o Triple A), primero, y la dictadura militar, después, intervinieron las universidades desde principios de 1975. En Bahía Blanca, Juan Carlos Garavaglia, Horacio Ciafardini y José Carlos Chiaramonte estaban en listas para ser apresados (ver imagen). Luego del golpe de Estado de 1976 se realizó un "juicio por infiltración marxista", mediante el cual el interventor de la Universidad Nacional del Sur (UNS) ordenó "evitar la propagación del ideario marxista dentro del ámbito de esta Casa de Estudios" y, considerando que "las publicaciones de la lista anexa (...) sólo buscan la difusión política de una ideología totalmente reñida con el sentir nacional", mandó a destruir "la totalidad de los textos".210 De esta manera, continuando el ejemplo nazi, fueron quemados 821 libros declarados subversivos: junto a publicaciones de Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Mao, el Che Guevara y revolucionarios de todas las latitudes, se encontraba Modos de producción en América Latina. Al año siguiente, la dictadura militar lo incluyó entre los libros prohibidos.211

208 Marichal, Carlos, "Obituario. Testimonio de Juan Carlos Garavaglia (1944-2017): sus contribuciones a la historia económica y social del México colonial", Historia Mexicana, vol. LXVIII, N° 2, 2018, 889-903, p. 892.

209 Gelman, "Una historia dada vuelta.", op. cit.

210 Universidad Nacional del Sur, Resolución I-600/76, Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina), 26/8/1976. Ver Bonora, Elena, "Libros prohibidos en el Instituto del Tercer Mundo Eva Perón", IX Seminario Internacional Políticas de la Memoria. A 40 años del golpe cívico-militar: reflexiones desde elpresente, Centro Cultural de la Memoria "Haroldo Conti", CABA, noviembre de 2016.

211 Archivo Provincial de la Memoria (Córdoba), "Biblioteca de libros prohibidos", Córdoba: Archivo Provincial de la Memoria / Ediciones del Pasaje, 2012, p. 43.

REVISTA IZQUIERDAS

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"Lista de los acusados en el juicio por 'infiltración ideológica' en la Universidad Nacional del

Sur, en Bahía Blanca, Argentina"

List o£ the accused in the trial for "ideological infiltration" at the National Southern University (Universidad Nacional del Sur) in Bahía Blanca, Argentina

Imprisoned:

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List given in the newspaper "La Nación" of August 5, 1976, p. 1: Economists: Heber Nazareno Tapatta, Luis Alberto Rodríguez, Anahl Rodríguez de Tapatta, Carlos Alberto Barrera, Miguel Angel Arias, Eduardo Alfredo Villamil, Dolio Heraclio Sfascia, Alberto Constante Barbeito, Hora^^^iafardini; Victor Manuel Schillizzi, bachelor in Literatifl^^^fflHIBP^SaaeRH^ secretary of the local branch of the Universidad Tecnológica Nacional; Héctor Pistonessi Castelli, accountant; lawyers: Rafael Luis Lapláza and Víctor Benamo (former Rector); physician: Mario Carlos Aggio; social worker: Stella Maris Ramírez de Custodio; Mario Usabiaga, professor of Humanities, former Secretary of the Union of non-teaching staff; Hugo Reinaldo Sartison, printer, student.

List published in the newspaper "La Opinión" of November 13, 1976 p. It all the imprisoned mentioned in this list are former professors of the Humanities Department: Hug^Osval^g pel Campo, Edgardo Arturo Trigo, Marta Natividacff'ai^WI^Te W^P^Janiel Villar, Félix Gustavo Schuster, Marcos Luis Isabal, Celia Taich de Rotstein, Ana María Pucciarelli. The last one was given parole shortly afterwards; Pantano de Bosco was freed in January; Isabal and Villar, in March.

Wanted:

List of 8.5.76: Gustavo Malek, former Rector of the University and former Minister of Education, apparently the order for his arrest has been dropped; Roberto Doraecg, former Rector of Universidad Nacional de Comahue; Augusto M. Pérez Lindo, former academic secretary of the University; Enrique Rubén Melchior, Bruno León Susani, Ernesto Aníbal Bilder, Juan Pedro Drisaldi, Víctor Morón, Gustavo Mosconi, Roberto Aníbal Sala, Alberto Mario Federico, Héctor Hércules Gair.barotta, José Luis Coraggio, all of the Economics Department; JoséCarlo^hiara¿ mont^^i^to^Lan; Hugo M.- Zillia.ii and Gregfl^nft^^^THBffler^ 8! m B staff union.

List of 11.13.76: Mario Merlino, former academic secretary of the Humanities Department; Nora Francisca Barba, Eva Beatriz Ocampo, Oscar Rubén Bag, Jaime Rest, Myriam Hilda Najt, María Angélica Sevilla, Ana María Dar.iani de Alvarez, Mario Sing Shuhan, María Elena Fasani, Lidia Esther Henales, Fructuosa de la Flor, Alicia Poloniatto, Sergio Tristán Giusti, María Bruzzo, María Rosa Balducci, Oscar Julio Galfre, ^ja^ Esther Beatriz Iglesias, Beatriz FolTW^ 5ona^^SWüWW^T,ucía Isabel Torres de Viilanova, Lucio lurman, Beatriz Thelma Sagarzazu, Cora Escolar, Héctor Alberto Alimonda, Duilio Biancucci (Catholic priest), all of the Humanities Department.

Fuente: State Argentina Declassification Project (1975-1984), U.S. Department of State, 4/7/1978.

En uno de sus numerosos artículos de propaganda militar, el diario La Nación titulaba "Detenidos por subversión en la Universidad del Sur", asegurando que "La ampliación de las investigaciones iniciadas (...) sobre infiltración marxista (...) llevó a investigadores de la delegación Bahía Blanca de la Policía Federal a detectar a los activistas que operaban en el área de Humanidades", y publicando el texto difundido por el General Acdel Vilas, responsable del V Cuerpo del Ejército, en el que se asegura que

La obtención de los programas de estudio utilizados por un grupo de profesores que controlaban las cátedras de las carreras del Departamento de Humanidades a fines de 1972, 1973 y 1974, la mayoría de los cuales se basaba casi exclusivamente en la ideología marxista-leninista.212

La "investigación" militar, que habría determinado que "el grupo docente destinado a desarrollar la acción revolucionaria en la educación de la juventud con la finalidad de deformar la mentalidad estudiantil para enrolarla en su accionar político de izquierda", incluía entre sus principales acusados a Juan Carlos Garavaglia, Hugo del Campo (que fue detenido en el momento en que buscaba obtener su pasaporte para exiliarse en México), Jaime Rest, Daniel Villar y decenas de docentes e investigadores. De este modo, no sólo se buscó eliminar las ideas, sino también a la fuerza social que las impulsaba. Junto a decenas de docentes, los tres autores del volumen de PyP que vivían en Bahía aparecieron en las listas de prófugos que la dictadura buscaba: mientras que Ciafardini cayó preso, Garavaglia y Chiaramonte lograron exiliarse, en España y México, respectivamente.

La represión, claro está, no se dio sólo en la Argentina. En Brasil, Ciro Flamarión Cardoso ya tenía ya un expediente policial abierto desde 1969, que le impidió volver luego de su doctorado (ver imagen). Pero ella no logró todos sus cometidos, y el cuaderno 40 siguió estudiándose clandestinamente, tal como lo refirió recientemente un grupo jóvenes que, entre 1975 y 1979, lo incorporó como "parte de una serie de lecturas que hacíamos con un grupo de compañeros de estudio los viernes a la noche y que nos ayudaba a sobrevivir".213

1. ASoOWTOl KoTlMtl 'ouidaotll

2. OBXGTOl CCXPK

J. CM:-3TPICAClbl A-2

1. CIRO rumio« ¿AITAIA CARDOSO, inÍNur da UlaUrla • Oalvoraldada Católica da Potrópolia, fol a

postado eonc aa doo chafas aala exaltados dorante aa agltofóae, na Casa 4o "«■••11 aa Parta, aa aala do 1 96«.

2. Latava aa larla oouo bolalota do CarSrae raneas (01/ 10/67 a 30/06/1968). Eota bolsa fot obtlda par lnt.tr«¿dio da rrof» H¿ IZA TODA 1XIB LIXIIAUS, coaboelda »111tanta ooaanlata, neo aatoo aot£ dantla.

3. o Tglaado i (rormlanw <m dao autorsa da apoatl la do Unirla, altaaaata aandata usada ao cura« da acnam ili do Coro« Fia tío (At rroo. •srgao a* 590/1902) cada aoa naaa aparaoo eoao CBO T.

CARDOSO.

4. ra anexo, da

Informe policial sobre Ciro Flamarión S. Cardoso, 25/6/1969

Fuente: https://marxismo21.org/ciro-flamarion-cardoso-1942-2013/, consulta 27/3/2023)

212 La Nación, 13/11/1976.

213 Jumar, "El espacio.", op. cit. p. 486.

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Por último, la asimilación del debate, y el desarrollo de las posiciones presentadas por PyP condujeron a una paradoja, que debe explicitarse: los principales críticos de Gunder Frank terminaron explicando y describiendo el origen del capitalismo en la América colonial. Aunque la forma correcta de probarlo implicaría un largo recorrido por el derrotero historiográfico de Garavaglia y Assadourian, una anécdota de Jorge Gelman lo resume perfectamente:

recién en 1978, en el exilio, empecé a estudiar historia formalmente en Francia y pronto me conecté con quien iba a ser mi director de tesis doctoral Ruggiero Romano. En sus clases le escuché repetidas veces hablar bien y mal de un historiador argentino residente en México, también exiliado, que había 'inventado' un concepto histórico para describir el funcionamiento de la economía colonial que para él era un error, el 'Mercado Interno Colonial'. Para Romano esto era sinónimo de capitalismo y, como es sabido, para él este sistema no reemplazó en América al feudalismo en algunos casos hasta el siglo XX.214

Lisa y llanamente, para Ruggiero Romano "Assadourian pretendía introducir el capitalismo en el mundo colonial que él consideraba cerradamente feudal".215 De hecho,

Ruggiero también acusó a Juan Carlos de querer meter el capitalismo por la ventana del mundo colonial feudal rioplatense. ¡Cuántos sufrieron esos embates de este verdadero combatiente del feudalismo vernáculo!, a veces estimulados por los defensores locales del feudalismo colonial que no cejaban de escribir a Ruggiero —o a Reyna Pastor— contándoles sobre esas 'traiciones' de sus discípulos que reintroducían el capitalismo en la colonia (se preguntarán cómo lo sé: porque Ruggiero y Reyna nos lo contaban..., a veces críticamente, a veces con malicia y complicidad). No voy a dar nombres de nuestros acusadores locales, pero no es difícil imaginarlo.216

Coincidiendo con estas "sospechas", Gelman aseveró que "La hipótesis feudal para interpretar el funcionamiento de esa economía colonial murió en sus manos. O al menos tuvo que refinar mucho sus argumentos para sobrevivir muy debilitada".217

Esta breve reflexión nos muestra que, pese a la idea predominante de que el debate de los modos de producción fue clausurado en la década de 1980, un análisis más atento prueba que éste permaneció, aunque de forma solapada, como tema central en buena parte de las investigaciones hasta el presente.218

214 Gelman, Jorge, "Una historia dada vuelta. Los aportes de C. S. Assadourian a la historia económica y agraria rioplatense", Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Débats, 2012 (consulta 15/1/2023, disponible

en http://journals.openedition.org/nuevomundo/64714).

215 Gelman, Jorge "Juan Carlos Garavaglia y la historia económico-social de América Latina. Algunas lecciones de historia y de vida", Prohistoria, Año XX, N° 28, 2017, 281-287, p. 282.

216 Gelman, "Juan Carlos.", op. cit., 282.

217 Gelman, "Una historia dada vuelta.", op. cit.

218 Schlez, "Modos de producción en América Latina.", op. cit.

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