Научная статья на тему 'INSURRECCIóN Y AUTODEFENSA ARMADA: DELINEANDO LA PROPUESTA ESTRATéGICA DE LA ORGANIZACIóN COMUNISTA PODER OBRERO EN LA ARGENTINA (1969-1975)'

INSURRECCIóN Y AUTODEFENSA ARMADA: DELINEANDO LA PROPUESTA ESTRATéGICA DE LA ORGANIZACIóN COMUNISTA PODER OBRERO EN LA ARGENTINA (1969-1975) Текст научной статьи по специальности «Языкознание и литературоведение»

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OCPO / ESTRATEGIA / LUCHA ARMADA / INSURRECCIóN / STRATEGY / ARMED STRUGGLE / INSURRECTION

Аннотация научной статьи по языкознанию и литературоведению, автор научной работы — Costilla Ana

En este artículo, focalizamos la delimitación estratégica de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO), una de las organizaciones político-militares más trascendentes a mediados de los años ‘70 en Argentina. Nuestra hipótesis es que la OCPO desplegó una estrategia de tipo insurreccionalista, que privilegió la realización de mecanismos y acciones de autodefensa de masas, como los piquetes obreros armados. A su vez, entabló un debate sobre las limitaciones para el desarrollo de una estrategia guerrillera en el país. Abordamos estos problemas a partir de prensas y documentos producidos por la organización entre 1969 y 1975, así como de la reconstrucción de algunas acciones pun

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INSURRECTION AND ARMED SELF-DEFENSE: OUTLINING THE MILITARY STRATEGY OF THE WORKER POWER COMMUNIST ORGANIZATION IN ARGENTINA (1969-1975)

In this article we focus on the strategic delimitation of the Worker Power Communist Organization (OCPO), one of the most important political-military organizations in the mid 70s in Argentina. Our hypothesis is that OCPO developed an insurrectionist type of strategy, which gave more importance to mass self-defense mechanisms and actions, such as the armed workers' pickets. Also, they discussed the limitations on the development of a guerrilla strategy in the country. We approach these problems from documents and papers produced by the organization between 1969 and 1975, as well as the reconstruction of some specific actions

Текст научной работы на тему «INSURRECCIóN Y AUTODEFENSA ARMADA: DELINEANDO LA PROPUESTA ESTRATéGICA DE LA ORGANIZACIóN COMUNISTA PODER OBRERO EN LA ARGENTINA (1969-1975)»

Insurrección y autodefensa armada: delineando la propuesta estratégica de la Organización Comunista Poder Obrero en la

Argentina (1969-1975)

Insurrection and armed self-defense: outlining the military strategy of the Worker Power Communist Organization in Argentina (1969-1975)

Ana Costilla*

Resumen: En este artículo, focalizamos la delimitación estratégica de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO), una de las organizaciones político-militares más trascendentes a mediados de los años '70 en Argentina. Nuestra hipótesis es que la OCPO desplegó una estrategia de tipo insurreccionalista, que privilegió la realización de mecanismos y acciones de autodefensa de masas, como los piquetes obreros armados. A su vez, entabló un debate sobre las limitaciones para el desarrollo de una estrategia guerrillera en el país. Abordamos estos problemas a partir de prensas y documentos producidos por la organización entre 1969 y 1975, así como de la reconstrucción de algunas acciones puntuales.

Palabras clave: OCPO, estrategia, lucha armada, insurrección

Abstract: In this article we focus on the strategic delimitation of the Worker Power Communist Organization (OCPO), one of the most important political-military organizations in the mid 70s in Argentina. Our hypothesis is that OCPO developed an insurrectionist type of strategy, which gave more importance to mass self-defense mechanisms and actions, such as the armed workers' pickets. Also, they discussed the limitations on the development of a guerrilla strategy in the country. We approach these problems from documents and papers produced by the organization between 1969 and 1975, as well as the reconstruction of some specific actions.

Keywords: OCPO, strategy, armed struggle, insurrection

Recibido: 26 septiembre 2017 Aceptado: 30 noviembre 2017

*Argentina. Profesora y doctoranda en Historia (Universidad de Buenos Aires). Becaria doctoral de CONICET, dentro del Grupo de Estudios sobre Acumulación, Conflicto y Hegemonía (GEACH) de la Universidad Nacional de Quilmes. Investigadora del Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (CEICS). Contacto: ana costilla@hotmail.com

Introducción

El presente artículo tiene el propósito de examinar la estrategia de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) y sus afluentes, en la Argentina del período 1969-1975. Se trata de un período histórico caracterizado por la agudización de la lucha de clases, y por una crisis de régimen visible en la alternancia entre gobiernos surgidos de las urnas y de golpes de estado, con personal civil o militar. El Cordobazo, como acontecimiento político, expresó la apertura de un proceso en el cual entró en crisis la forma en que estaba organizada la sociedad. Así, se profundizó en el movimiento de masas un cuestionamiento del Estado en su conjunto, y con él de los partidos políticos, el parlamento y las direcciones sindicales (Balvé et. al: 2005 y 2006).

En tal contexto, se actualizaron en el interior de la izquierda revolucionaria los debates en torno a la estrategia adecuada para la toma del poder. Más específicamente, y a raíz de la experiencia cubana, se instaló el problema de la lucha armada. La bibliografía sobre el período -que usualmente lo aborda desde la perspectiva de la "violencia política"-tiende a asumir como iguales todas las formas de lucha armada, simplificando el profundo debate estratégico del momento. En este sentido, consideramos que el estudio de la OCPO permite reponer la complejidad del problema, al permitirnos ahondar en una organización que criticó la estrategia de lucha armada con argumentos que se distanciaron de los cuestionamientos que se generalizaron en determinados sectores de la izquierda argentina con posterioridad a la revolución cubana, tendientes a condenar todo tipo de acción en el terreno militar como una forma de aislamiento de las masas. Sostenemos, a modo de 199 hipótesis, que la OCPO intentó dar una respuesta al problema del momento militar de la revolución y su preparación, aún sin claudicar -al menos hasta 1975- frente a la lucha armada, aportando una lectura crítica del asunto que la distinguió de las posiciones mayoritarias en la etapa.

La OCPO es una organización escasamente trabajada dentro de la historiografía sobre los '70. Sin embargo, consideramos que su relevancia está dada, en primer término, por la elaboración de un programa político de izquierda socialista (por el cual se reivindicaban parte de la corriente del "socialismo revolucionario") que, al caracterizar al capitalismo argentino como plenamente desarrollado, enfatizando en la contradicción capital-trabajo, ponía en cuestionamiento a los postulados del programa de liberación nacional, de fuerte predominio en la izquierda argentina (encarnado en Montoneros, pero que también impregnaba la política del PRT-ERP y de las corrientes maoísta y trotskista).1

Lo que conocemos como OCPO fue el resultado de un proceso de confluencia de características singulares para la etapa (en la cual el grueso de los partidos revolucionarios surgió a partir del crecimiento de un núcleo inicial, o provino de una ruptura del Partido Comunista y Partido Socialista). En efecto, entre 1973 y 1975, se produjo la fusión del grupo cordobés El Obrero (surgido en 1969 a partir de la ruptura de la regional Córdoba del Movimiento de Liberación Nacional -MLN-) con una decena de diversos afluentes

1Costilla, Ana: "¿Qué hacer? Las tareas revolucionarias en el programa de la Organización Comunista Poder Obrero 1969-1976". VIII Jornadas de Trabajo sobre Historia Reciente. Universidad Nacional de Rosario, Rosario, 2016.

menores de distintas regiones del país: Poder Obrero (Santa Fe), Filosofía/70 (Buenos Aires), ARDES (Tucumán), Lucha Socialista (La Plata), Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR-Buenos Aires) y desprendimientos de las Fuerzas Armadas de Liberación "22 de agosto", FAL "Columna América en Armas", Partido Revolucionario de los Trabajadores-Fracción Roja, Acción Comunista y MR17. En dicho proceso, siendo la organización con mayor trayectoria, El Obrero se constituyó en el eje aglutinante de los destacamentos que se fueron unificando en torno al programa por la revolución socialista.2 A los fines de comprender las diferentes nomenclaturas que utilizaremos en este trabajo, es importante aclarar que una de las fusiones más relevantes (por el crecimiento que trajo aparejada) fue la que se consumó entre El Obrero, Poder Obrero y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) hacia fines de 1974, dando nacimiento a la Organización Revolucionaria Poder Obrero (ORPO). Luego, en los meses de junio y julio de 1975 se producirá la unificación definitiva con Lucha Socialista, tras la cual la organización resultante adoptará el nombre de OCPO, con el que se la conoció posteriormente. En este trabajo, a la hora de analizar los documentos, principalmente producidos entre 1974 y 1975, conservaremos la distinción entre ORPO y OCPO.

En cuanto a su propuesta estratégica, se destaca la tardía asunción de la lucha armada, ya que el núcleo que conforma la OCPO, El Obrero, apostó desde temprano a una estrategia de tipo insurreccionalista. Es decir, que mientras la mayoría de las organizaciones políticas de izquierda que intervenían en la etapa contemplaron estrategias que, en diferentes formas, asumían prioritariamente la lucha armada, El Obrero comenzó su actividad desplegando una estrategia donde la inserción sindical fue la tarea prioritaria. Sin embargo, ya hacia mediados del '74 y sobre todo en el '75, la OCPO se volcó crecientemente hacia el desarrollo de actividades militares. Para emprender el estudio de este problema, en el presente artículo nos concentraremos en la posición de la OCPO sobre la lucha armada, contenida en los documentos orgánicos que han sobrevivido. Por otra parte, indagaremos en su particular formulación del problema basada en el desarrollo de acciones de autodefensa y el despliegue de piquetes obreros armados.

Comenzaremos por realizar un breve estado de la cuestión sobre el tema, repasando las ideas centrales de los trabajos que se han ocupado parcialmente del problema de la estrategia militar de la OCPO. Luego, examinaremos los conceptos de "autodefensa de masas" y "piquetes obreros armados" de la tradición insurreccionalista, a partir de ciertos escritos de Trotsky que los abordan. Finalmente, nos adentraremos en el análisis de las posiciones de la OCPO frente a la lucha armada, identificando las premisas de la estrategia insurrecionalista reseñadas en el apartado anterior. Para ello, revisaremos primero las críticas realizadas al desempeño de las organizaciones político-militares del período (particularmente, del PRT-ERP) así como hacia los partidos que no desarrollaban la lucha armada. Como cierre, reconstruiremos algunas acciones llevadas a cabo por la organización en el marco del conflicto metalúrgico en la ciudad de Villa Constitución.

2Costilla, Ana: "La izquierda y la construcción partidaria en los '70: el proceso de discusión y formación de la Organización Comunista Poder Obrero (1974-1975)". XV Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia (Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), Comodoro Rivadavia, 2015.

Consideramos que las fuentes más adecuadas para el trabajo de reconstrucción y análisis de las posiciones de la OCPO, son sus documentos internos y publicaciones -particularmente aquellas contenidas en el periódico El obrero-. A dichas fuentes accedimos a partir del relevamiento del fondo documental de diversos archivos: el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI), el Archivo digital del SITRAC y el centro de documentación Topo Blindado. También nos servimos de fuentes disponibles en el archivo de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA). Asimismo, incorporamos algunos testimonios orales que forman parte del corpus de entrevistas que nos encontramos realizando en el marco de una investigación mayor sobre la historia de la organización de 1969 a 1976.

Un estado del arte sobre OCPO y la lucha armada

La bibliografía que ha abordado la estrategia de la OCPO, si bien insuficiente, logra identificar algunas de sus particularidades. Uno de los primeros trabajos, que establece ciertas líneas rectoras para investigar a la organización, pone de relieve su énfasis en la preparación de destacamentos revolucionarios armados para acompañar la insurrección proletaria. No obstante, se destaca la peculiaridad de que sus acciones armadas se desarrollaron más fuertemente en el contexto dictatorial.3 Luego, en un artículo publicado en el número 1 de la revista Lucha Armada en la Argentina, Dardo Castro y Juan Iturburu (quienes fueran fundadores de El Obrero y miembros de la dirección de la OCPO) señalan que hacia 1975 la organización atravesó un debate entre "militaristas" y "espontaneístas". Los primeros, ante el reflujo de masas, sostenían la necesidad de profundizar el enfrentamiento militar lo cual alentaría las luchas del movimiento obrero, mientras que los segundos buscaban profundizar las tareas de masas y la unidad con Montoneros y el PRT para lanzar una ofensiva político-militar conjunta. Finalmente, la organización habría adoptado una postura que conciliaba ambas posiciones pero que no logró implementarla en la medida en que la represión terminó por liquidar a la OCPO. Aun así, sostienen que la idea central era que "aunque la acción militar independiente de las organizaciones revolucionarias se considere necesaria, ella forma parte de las tareas preparatorias para el armamento general del proletariado una vez abierta la situación revolucionaria"4 Se trata, afirman los autores, de una estrategia de "Guerra Civil Revolucionaria" que se diferencia de la guerra popular prolongada (adoptada por el PRT-ERP) que supone como sujeto al campesino, y del insurrecionalismo como levantamiento proletario sin acumulación militar para tomar y defender el poder. Si bien valioso, este trabajo testimonial debe ser contrastado con los documentos de época de la organización, así como con la práctica armada concreta que desarrolló, a partir de un relevamiento de las acciones encaradas.

En este sentido, y ya en el campo académico, un trabajo analiza los lineamientos políticos de El Obrero entre 1970-1974, para dilucidar cuáles fueron las características

3Rodríguez, Florencia: "La Organización Comunista Poder Obrero (OCPO)" en Razón y Revolución, №10, Bs. As., 2002.

4Castro, Dardo e Iturburu, Juan: "Organización Comunista Poder Obrero", Lucha Armada en la Argentina, año I, N°1, Bs. As., 2005.

originales que aportó a la propuesta armada de la OCPO.5 Quiroga considera que la organización cordobesa se fue acercando a la práctica armada en base a la experiencia que fue desarrollando en el movimiento de masas y al análisis crítico de la intervención de las organizaciones armadas de la etapa. Absorbido por el trabajo de masas, hasta 1972 no aparecería una reflexión central sobre el problema de la lucha armada, más que una adhesión clara a la concepción marxista de la dictadura del proletariado. Luego, el contexto de la apertura electoral y el triunfo de la fórmula del FREJULI habrían consumido a la organización en una discusión interna sobre la posición asumida frente al peronismo, relegando a un segundo plano la reflexión sobre la lucha armada. Efectivamente, no se encuentran escritos que contengan formulaciones de la organización al respecto en 1973, pero contamos ya con un documento de 1972 que comienza a esbozar una estrategia. Quiroga analiza dicho documento, pero sostiene que no avanza en el planteo de una propuesta propia. Para el autor, recién en 1974 el aumento de la represión y los renovados contactos con otras organizaciones del socialismo revolucionario, permitieron clarificar una formulación estratégica general, centrada en el desarrollo de milicias obreras, proponiendo la generación de piquetes obreros armados, y caracterizando su estrategia de enfrentamiento armado como de "guerra civil revolucionaria".

En este sentido, queda débilmente demostrado el rol de El Obrero en la elaboración de dicha estrategia, siendo que hasta 1974 no habría mostrado una sistematización del problema armado. Consideramos que uno de los déficits del trabajo de Quiroga, es la escasez de fuentes con la que cuenta, que no le permite brindar conclusiones sólidas. No obstante, el autor logra identificar los postulados principales de la OCPO respecto a la promoción del armamento de la clase obrera, plasmado en la conformación de organismos de autodefensa.

Un último trabajo completa la bibliografía sobre el tema. Se trata de la tesis de Maestría de Ana Mohaded, quien fuera ella misma militante de la OCPO, por lo que constituye así mismo una fuente testimonial.6 Uno de los aspectos señalados respecto de la visión estratégica de la organización, refiere a la influencia que habría tenido la experiencia del clasismo cordobés (de la que El Obrero fue parte) en sus definiciones. Más precisamente, en su modelo de consolidación de acciones de autodefensa y ofensiva, y el rechazo explícito a la intervención armada por fuera de los sindicatos. Sin embargo, Mohaded sostiene que entrado el año 1974 comenzó a ganar terreno dentro de la organización cierta desviación "militarista" (tan debatida, por otro lado, en los trabajos sobre el PRT-ERP y Montoneros). En el caso de la OCPO, varios testimonios lo asocian a una pérdida de la mecánica de funcionamiento horizontal, rasgo que habría caracterizado a la organización hasta 1975 (y, más específicamente, hasta la creación de las Brigadas Rojas). Por otra parte, algunos lo atribuyen a la impronta de afluentes como los desprendimientos provenientes de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), que venían desplegando una estrategia foquista. En efecto, se postula una contradicción entre lo político y lo militar, que encerraba dicha experiencia y que no se resolvió con el nuevo agrupamiento, sino que ambas visiones de construcción y acumulación convivieron en

5Quiroga, Manuel: "La perspectiva sobre la lucha armada en la organización política El Obrero (1970-1974)", en XIV Jornadas Interescuelas, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.

6Mohaded, Ana: La propuesta teórica, política y organizativa de la OCPO, tesis de Maestría en Cs. Sociales de la UNCA, 2009.

tensión, y sobrevivieron a lo largo de la historia de la OCPO.7 Sin embargo, Mohaded no avanza en la indagación de este problema, ni incorpora otro tipo de fuentes. Únicamente señala que la mayoría de los entrevistados coinciden en que las Brigadas Rojas constituyeron un error, y un alejamiento de la línea que se construyó durante años, "incluso de la práctica de los piquetes y las milicias obreras."8 Se trata, entonces, de una cuestión que aún no ha sido completamente explorada. En este sentido, consideramos que, para encarar un abordaje acabado del problema, debemos empezar por reconstruir y analizar la concepción de una estrategia insurrecionalista en la OCPO.

Piquetes obreros armados: la táctica de autodefensa armada en Trotsky

Con el objetivo de reconstruir un marco teórico que nos permita comprender la formulación de "autodefensa de masas" y, particularmente, rastrear la táctica de "piquetes obreros armados" -a la que adhirió la OCPO- en la tradición revolucionaria, revisaremos las concepciones contenidas en los escritos de León Trotsky, uno de los impulsores y organizadores de la insurrección de Octubre del '17.

En líneas generales, el esquema insurreccional desarrollado por el propio Lenin9, plantea que la pequeña burguesía (particularmente, sus capas intelectuales) cumple el rol histórico de llevar la ideología proletaria a la clase obrera (conciencia de clase), dando lugar a la conformación de una vanguardia proletaria cuya función es promover la transformación de las reivindicaciones económicas en políticas. Es decir, que hay un proceso de educación política de la clase obrera, por parte del partido revolucionario, que es anterior a la huelga insurreccional. Dado cierto desarrollo y alza de la conflictividad entre el capital y el trabajo, el proceso puede desembocar en una "guerra civil revolucionaria". Esto es, el momento en que el proletariado se encontraría en condiciones de alzarse y tomar el poder en forma violenta. En efecto, la acción militar está presente hacia el final del proceso revolucionario, garantizando el triunfo de la insurrección de masas. He aquí una cuestión clave: a diferencia de la estrategia foquista, y de la concepción de "guerra popular prolongada" (desarrollada en la experiencia de la revolución china y sistematizada por Mao Tse Tung, luego retomada por la revolución vietnamita y el General Vo Nguyen Giap) en la estrategia insurreccionalista la acción armada corona el proceso revolucionario, no lo genera. Ahora bien, a partir de la experiencia de la Revolución Rusa, Trotsky redactó un corpus de ideas, parte del cual analizaremos a continuación, atendiendo especialmente al rol de los "piquetes obreros armados" en la autodefensa de masas.

"¿A dónde va Francia?" es un escrito de Trotsky de fines de Octubre de 1934. Entre otras cuestiones, allí se propone refutar los argumentos que se levantaban contra lo que denominaba la "organización de defensa" (es decir, la milicia obrera) en discusión con los periódicos "Le Populaire" y "L 'Humanité". En principio, Trotsky argumenta que la "autodefensa de masas", sostenida por algunos detractores de la formación de milicias, implica precisamente a una organización de combate de masas, con cuadros especializados

7Ídem, p. 47.

8Ídem, p. 190-191

9Lenin, Vladimir I.: "El marxismo y la insurrección", 1917. Disponible en www.marxist.org.

y armamento. No habría forma de plantear una autodefensa sin ellos. "Negar el rol de la milicia, es negar el rol de la vanguardia. En ese caso, ¿para qué un partido? Sin el apoyo de las masas, la milicia no es nada. Pero, sin destacamentos de combate organizados, las masas más heroicas serán aplastadas, sector por sector, por las bandas fascistas. Oponer la milicia a la autodefensa es absurdo. La milicia es el órgano de la autodefensa."10

Por otra parte, contra quienes recuerdan que los destacamentos milicianos no salvaron al proletariado alemán de la derrota, Trotsky argumenta que la milicia no resuelve el problema, sino que necesita de una política y estrategia correctas. Es decir, no se soslaya el papel del partido. En este sentido, discute la idea de que la milicia implique un reemplazo de la lucha política por la lucha física. Por un lado, la milicia, en tanto organización de la vanguardia, sería un seguro contra el aventurerismo, el terrorismo individual y las explosiones espontáneas que terminan ahogadas en sangre. Pero, además, sería "el único medio serio de reducir al mínimo la guerra civil que el fascismo impone al proletariado." De este modo, la ofensiva armada del enemigo se detiene por la defensiva armada, hasta que esta pueda pasar a una ofensiva. Entonces, para Trotsky la milicia es un elemento central de la autodefensa de masas, y de ningún modo implicaría aislar a los destacamentos de combate de las mismas. Por el contrario, es necesario el armamento del proletariado. "Los cuadros fundamentales de la milicia deben ser los obreros fabriles, agrupados según el lugar de trabajo, conociéndose unos a otros y pudiendo proteger a sus destacamentos de combate de la infiltración de agentes enemigos".11 Precisamente, en el acápite titulado "El armamento del proletariado", Trotsky aborda el problema de los piquetes de huelga, planteados en términos de instancia embrionaria de la milicia obrera:

Una huelga es inconcebible sin propaganda y sin agitación, pero también sin piquetes que, donde puedan, actúen por la persuasión y allí donde se vean obligados, recurran a la fuerza física. La huelga es la forma más elemental de la lucha de clases, en la que se combinan siempre, en proporciones variables, los procedimientos "ideológicos" y los procedimientos físicos. La lucha contra el fascismo es, en el fondo, una lucha política, que requiere una milicia del mismo modo que una huelga requiere piquetes. En el fondo, el piquete es el embrión de la milicia obrera.12

Retomando la famosa formulación de Clausewitz, Trotsky asevera que el deber de un partido revolucionario es el de "prever la inevitabilidad de la transformación de la política en conflicto armado declarado", y obrar en consecuencia: esto es, prepararse con todas sus fuerzas para ese momento (de igual modo que lo hacen las clases dominantes). Se refiere, entonces, al momento militar del proceso revolucionario. En este sentido, el dirigente del ejército rojo señala la imposibilidad de una vía constitucional a la toma y conservación del poder, con una "burguesía [que] no vacilará en provocar una docena de golpes de estado para prevenir la llegada del proletariado al poder (...) Los obreros deben

10Trotsky, León: A dónde va Francia, 1934. Disponible en www.marxist.org

"Trotsky, Op. Cit.

12Ibídem

saber que tendrán que batirse en una lucha a muerte. (...) el partido de la revolución debe predicar incansablemente (...) la necesidad de armarse y de hacer todo lo que puedan para asegurar, por lo menos, el armamento de la vanguardia proletaria."13

Por último, Trotsky señala que una de las fuentes de armas para los obreros, es el desarme sistemático de los fascistas, que sería entonces una de las formas más serias de lucha contra el fascismo. Pero, sobre todo, siendo la clase obrera la misma que produce las armas y la que engrosa los ejércitos que las portan, "bastará que el proletariado quiera tener las armas, y las encontrará. La tarea del partido revolucionario es la de despertar en el proletariado esa voluntad y facilitar su realización."

Posteriormente, algunas de estas ideas fueron retomadas en el "Programa de Transición" (1938), escrito que contiene un breve acápite titulado "Piquetes de huelga, destacamentos de combate, milicias obreras, armamento del proletariado". Allí, Trotsky parte de analizar las huelgas con tomas de fábricas, y la respuesta represiva que generan. En este sentido, señala que es necesario preparar la lucha contra el fascismo, y el punto de partida, para ello, serían los piquetes de huelga, que

constituyen las células fundamentales del ejército proletario. (...) Por eso,

para cada huelga o manifestación callejera, hay que propagar la necesidad

de crear grupos obreros de autodefensa. Hay que introducir esta consigna

en el programa del ala revolucionaria de los sindicatos. Allí donde sea

posible (...) es necesario crear grupos de autodefensa e instruirlos y

familiarizarlos con el manejo de las armas. (...) Hay que avanzar la

consigna de milicias obreras como única garantía seria de la inviolabilidad 205

de las organizaciones, las reuniones y la prensa obrera. (..) El armamento

del proletariado es un imperativo intrínseco a la lucha por su liberación.14

Por otra parte, analiza que de los piquetes de huelga surgen los piquetes de auto-defensa. Es decir, que una vez finalizado cierto conflicto laboral, la necesaria defensa de los sindicatos otorgará carácter permanente a los piquetes que se hubieran organizado. Finalmente, otra cuestión que señala en este texto, es que no serán los propios partidos los que deban crear los piquetes de autodefensa con sus militantes, sino que la tarea del partido revolucionario será la de promoverlos en el seno de las masas, propagándose en los barrios obreros inclusive.

En suma, podemos afirmar que para Trotsky los "piquetes de huelga" o "piquetes obreros armados", constituyen el embrión de la futura milicia que garantizará el triunfo en la batalla por la toma del poder. Contienen un sentido defensivo, enmarcado en un contexto de hostigamiento sistemático y sangriento por parte del fascismo. Como su nombre lo indica, están integrados por obreros y tienen una ligazón con los conflictos laborales, desde el momento en que surgen para garantizar la seguridad y defensa de las medidas de fuerza (como las huelgas y tomas de fábrica), asumidas por la clase obrera en su lucha por mejorar

13Ibídem

14Trotsky, León: Programa de transición, 1938. Disponible en www.marxist.org

las condiciones de explotación. Estas definiciones de Trotsky, como veremos, las encontraremos en las formulaciones de la OCPO en la década del '70.

Entre la insurrección y la lucha armada: críticas y definiciones de la OCPO Los debates con el guerrillerismo y el pacifismo

El primer documento disponible en el que El Obrero aborda específicamente el problema de la estrategia militar, data de 1972 y se titula "Lucha sindical y lucha armada". Un primer punto a destacar del mismo, es la posición frente a la propaganda armada. Se trata de un eje de discusión que excede al foquismo (la variante estratégica con mayor énfasis puesto en la intervención sobre la conciencia a partir de la lucha armada) sino con el grueso de las organizaciones político-militares del período. En efecto, en el documento de marras se ponen en entredicho las potencialidades de la acción armada para generar una conciencia revolucionaria, es decir, para transformar la lucha sindical en lucha política:

Descartamos desde el vamos que la lucha armada por sí misma engendre conciencia socialista por el solo hecho de realizarse acciones. Lo que sí puede afirmarse es que las acciones armadas (...) despierta en los sectores más atrasados o de obreros medios (por su conciencia) admiración, simpatía y curiosidad por las ideas políticas, por la política en general, por tener conocimientos políticos y ver la insuficiencia de la organización sindical para lograr la liberación obrera.15

En este sentido, El Obrero distingue acciones armadas de "violencia" en general, puesto que los hechos de masas (como el Cordobazo y el Viborazo) "sí hacen desarrollar ideas políticas, si bien espontáneas, orientadas en un sentido proletario."16 Por otro lado, el documento mencionado analiza el papel cumplido por las organizaciones armadas en las luchas espontáneas del proletariado (particularmente el cordobés), puntualizando en las limitaciones políticas de las Organizaciones Armadas Peronistas (OAP) y del PRT-ERP. Respecto de las primeras, y al margen de evaluar su capacidad para desarrollar, extender y profundizar la experiencia clasista (por su alianza con la burguesía nacional), la crítica de El Obrero se orienta en el terreno estratégico hacia su caracterización de la situación actual como de "guerra", sumada a una "comprensión incorrecta (no científica)" de lo que ella implica. Un problema que compartiría el conjunto de las OAP, conduciéndolas a una subestimación de los organismos de masas, clasistas, del proletariado. Para El Obrero, en cambio, "si verdaderamente existieran condiciones de guerra, y esta fuera del proletariado por el socialismo, las organizaciones de masas del proletariado serían el nervio y la sangre de la guerra."17

En cuanto al PRT-ERP, en este documento El Obrero considera que, si bien asume el marxismo de otra forma e incluso es crítico del peronismo, también presenta ciertos

15Ídem, p. 3

16Ibídem

17El Obrero: Lucha sindical y lucha armada, 1972. P. 1.

"puntos de contacto" con las OAP en cuanto a la posición "nacional-oportunista" y a la caracterización de guerra. De igual modo, presentarían un planteo oportunista en su propuesta sindical, ya que "el grado de definición que se puede tomar en la lucha sindical varía de un sindicato a otro, como también el grado de alianzas con los mismos."18 De esta forma, mientras en algunos sindicatos realizan una actividad meramente "economista", en otros adoptarían "correctamente" definiciones de poder. El Obrero entiende que este oportunismo responde al objetivo de que, en última instancia, el sindicato sirva como apoyatura "a la guerra del pueblo que realiza el ERP"19

Una crítica similar realizaría posteriormente la ORPO, a propósito de las experiencias de piquetes obreros armados en las luchas metalúrgicas de Villa Constitución. En dicho contexto, calificaron de "sectario" el accionar del PRT-ERP, cuando desde las páginas de El combatiente invitaba a los integrantes del piquete a incorporarse al partido. Para ORPO la propuesta evidenciaba una incomprensión importante del fenómeno, al no advertir el PRT que esas actividades de la vanguardia "surgen directamente ligadas a las necesidades concretas de la clase y no a partir de la adhesión a tal o cual línea política." Se trataba, entonces, de la necesidad de dar una respuesta en el terreno armado, al servicio de la cual debían colocarse las organizaciones revolucionarias, promoviendo la formación de amplios organismos de base.20

Esta crítica hacia el "oportunismo" del PRT en el ámbito sindical, por su presunto objetivo de engrosar las filas del ERP, muestra el rechazo, ya desde El Obrero en 1972, a la construcción de un brazo armado del partido. En este sentido, encontramos una crítica más fundamentada en un documento contenido en El Obrero N°12, de Mayo de 1975. Si bien el mismo está firmado por Poder Obrero, El Obrero y MIR (ORPO), para entonces ya se encontraban en proceso de sellar la discusión y posterior unificación con Lucha Socialista (de hecho, es en ese mismo número del periódico que se anuncia la novedad). La nota que analizamos está motivada por la creación de la Compañía de Monte del ERP, en Tucumán. Hecho que, según la OCPO, volvió a poner sobre la mesa el problema de la guerrilla rural como estrategia en Argentina. Ello nos muestra, además, que la organización estuvo atenta al desarrollo real del PRT-ERP.

En principio, la OCPO señala que la estrategia que viene a desplegar el ERP con la Compañía de Monte, dista de ser foquista. En este sentido, no repetiría el error de pretender calcar la vía cubana, como ocurriría con otros destacamentos revolucionarios del continente (en clara alusión, en el plano nacional, al Ejército Guerrillero del Pueblo -EGP-):

Una generalización inadecuada de la experiencia cubana, llevó a convertir el 'foco rural' en toda una teoría, cuyos principales errores se encontraron en la negación del papel del partido político de la clase obrera, la desvinculación del accionar armado de la vanguardia respecto de las masas y lucha, la subestimación de la lucha en las ciudades con independencia de la estructura económica y social de cada país, etc.21

18El Obrero, Op. Cit., P. 2.

19Ibídem

20Íbídem

21Poder Obrero-El Obrero-MIR: El Obrero, N°12, Mayo 1975. P. 20.

Para la OCPO, factores como los intentos fallidos, la dimensión que alcanzó la experiencia de guerrilla urbana en Uruguay (Tupamaros) y una mejor comprensión del fenómeno de la revolución china y vietnamita, habrían sepultado a la estrategia foquista para la región. En este sentido, la Compañía de Monte se caracterizaría por la superación de la concepción del foco, planteando incluso diferencias sustanciales con todos los ensayos anteriores de guerrilla rural en Argentina. Por tanto, la OCPO rescata que se trata de la guerrilla de un partido político, con estructura e inserción de masas a escala nacional: "Aunque el PRT no sea el Partido del proletariado (que a nuestro juicio no lo es) no puede negarse que es una organización política con una línea definida, con cuadros, infraestructura, trabajo político en el seno de las masas, etc."22 Por otra parte, la Compañía de Monte contaría con varias condiciones ventajosas: la base y experiencia militar que ha acumulado el PRT-ERP (con las cuales no habrían contado los otros intentos de guerrilla rural); la posibilidad de apoyo logístico y político en todo el país; y el trabajo político de años en Tucumán (que sería, a ojos de la OCPO, "su fuerte político", ya que todos lo conocen y gozaría de fuerte simpatía entre la población)."23

A pesar de aquellas diferencias señaladas en la estrategia de la Compañía de Monte respecto del foquismo, la OCPO identifica algunos puntos de contacto entre ambas. La primera crítica apunta a la total independencia de la Compañía respecto del movimiento de masas. En efecto, "el ERP no parte del desarrollo de la lucha armada ligada a otras formas de lucha y el movimiento de masas (. ) De hecho, no ha tenido ninguna relación con la lucha y el movimiento de los obreros azucareros."24 Esta última cuestión que señala OCPO, echa luz sobre el vínculo que debería tener la lucha armada con las formas de autodefensa que surgen en el seno mismo del movimiento de masas. Por el contrario, la Compañía de Monte

no ha surgido apoyándose en el impulso de organismos que canalicen las necesidades de autodefensa de las masas. El proletariado azucarero tucumano tiene una gran experiencia en el terreno de incorporación de formas armadas a sus movilizaciones de masas. Ha sido en los picos de lucha, en las heroicas tomas de ingenios, en los cortes de rutas con barricadas, etc., que se ha hecho esta rica experiencia, posiblemente una de las más altas de todo el país en este aspecto. Pero la Compañía de Monte empalma sólo de una manera muy general e indirecta con esta tradición combativa de los obreros tucumanos.25

Incluso, la OCPO advierte que el PRT estaría perdiendo o abandonando, "deliberadamente", los organismos de masas en donde tenía una influencia real y concreta, desatendiendo a la lucha de los trabajadores "del surco" durante todo el año '74. Lejos de ser un descuido coyuntural, la OCPO atribuye este desacierto a un problema general de

22Op. Cit., P. 21.

23Ibídem

24Íbídem

25Ibídem

cómo entiende el PRT-ERP la lucha armada. En definitiva, una vez más, la crítica apunta hacia la creación de un ejército del propio partido:

Aquí se traduce nuevamente algo que hemos criticado varias veces a los compañeros: incomprensión de la importancia de la experiencia de las masas, no atención de las necesidades de su lucha concreta, desarrollo de 'SU' guerra (la del ERP) sin consideración hacia el estado político real del movimiento. Es decir, una desviación 'sustituísta', lo cual no significa que la guerrilla esté absolutamente aislada de las masas en el sentido de que ningún sector de masas sienta simpatía, ni esté dispuesto a apoyar de ninguna manera a los guerrilleros. (...) Lo que ocurre es que el problema central sigue sin resolver, cuál es el desarrollo de formas de incorporación de las masas a la violencia organizada. En una palabra, en este intento se ven las mismas positividades y las mismas limitaciones que ha tenido hasta ahora la mayoría de los grupos armados urbanos.26

La OCPO realiza otras consideraciones ya sobre "aspectos estratégicos" más generales. En primer lugar, señala que en Argentina la guerrilla rural cumple un rol muy secundario respecto de la lucha en las ciudades (dada la estructura social del país, con el 75% de la población residiendo en centros urbanos). Diferencia crucial con China, Vietnam y buena parte de Latinoamérica. En este sentido, la organización cuestiona el derroche de esfuerzos puestos en la Compañía de Monte, cuando la inmensa mayoría del proletariado argentino se concentra en Buenos Aires, donde "ninguna organización revolucionaria (ni nosotros, ni el PRT, ni nadie) alcanza a dar un mínimo de respuesta a las necesidades que plantea la lucha de clases."27

En segundo lugar, la OCPO aborda el problema de las zonas liberadas, y descarta que en Argentina sea posible darle estabilidad a una experiencia de ese tipo. Esto, debido a que, a diferencia de países como Vietnam y China (en donde el desarrollo capitalista era escaso, subsistían economías de tipo pre capitalistas en el campo y no había una integración económica nacional), en nuestro país cualquier zona en donde se establezca la guerrilla rural, incluso contando con la fuerza para obligar al enemigo a replegarse, sería muy fácil de paralizar económicamente, obstruyendo la base material para una zona políticamente

autónoma.28

La escaza factibilidad de esta táctica, además, se refuerza por las "peculiaridades" del campo argentino en términos geográficos: en su mayoría es como la llanura pampeana, y no como Tucumán. Incluso las zonas que el ERP ya declaró como liberadas, para OCPO no lo son ni lo fueron. No sólo porque las FF.AA finalmente consiguieron penetrar la zona sino, sobre todo, porque mientras era supuestamente zona liberada, no se modificó la situación social y económica, no se estableció un nuevo gobierno ni se iniciaron las transformaciones revolucionarias de la sociedad. Todas estas consideraciones, conducen a la OCPO a concluir y enfatizar que "en lo esencial, la estrategia en nuestro país tiene como

punto de partida las ciudades y desde allí al campo, y no a la inversa; y esto determina diferencias importantes en cuanto a la concepción de guerra prolongada clásica."29

Como veremos, esta discusión con el PRT-ERP resulta muy elocuente respecto de la estrategia que estaba planteando la OCPO en 1975. Por un lado, identifica las limitaciones de la guerrilla rural en Argentina, fundamentándolo en el análisis concreto de la estructura social, económica y demográfica del país. Esto implica identificar el sujeto revolucionario en el proletariado urbano, y no en la clase obrera rural (tal como planteamos en la introducción, la caracterización programática de las relaciones asalariadas plenamente desarrolladas, implica que la existencia de un campesinado para la OCPO es nula). Por otra parte, el problema no sería solo geográfico, ya que, incluso llevada a las ciudades, la estrategia del PRT de construir el ERP sería un error.

Ahora bien, además de señalar los déficits de la estrategia de lucha armada, en paralelo la OCPO también entabló discusión con cierta vertiente del insurreccionalismo al que caracterizaron como "pacifista", y que en ocasiones incluye desde el partido trotskista Política Obrera, pasando por el maoísmo hasta el Partido Comunista. En este sentido, es interesante advertir que para la OCPO el problema militar constituía un asunto que no podía ser ignorado sin caer en una irresponsabilidad inadmisible por parte de las organizaciones revolucionarias:

(...) hay quienes hablan mucho a favor de la lucha de masas para, en realidad, argumentar en contra de la necesidad de responder también en el terreno de la violencia organizada. Remarcan lo de la lucha de masas para oponerla a la acción armada. Apelan falsamente a las masas para eludir su responsabilidad en ese terreno y para condenar a quienes la asumen. Pacifismo puro, como si no fuera posible usar las armas desde una perspectiva proletaria. Como si la situación política no planteara la necesidad de responder también en el terreno militar a la ofensiva ultraderechista. Como si no fuera posible y necesario usar las armas para golpear, desenmascarar y desorganizar a la derecha, como se hizo en ese corazón proletario que es Villa Constitución. (...) Aplastar a la derecha es la tarea de la hora, y esto supone combatirla en todos los terrenos, combinando todas las formas de lucha. Entiéndase bien: todas.30

La discusión con esta vertiente del insurreccionalismo, tuvo lugar también en las páginas de El Obrero, en el cual señalaban que "hay un marco para discutir el problema de las acciones armadas, más allá del cual la discusión cambia de carácter." En este sentido, el límite se encontraría en el pacifismo, que encuentra en variantes del reformismo y caracteriza como aquellos que siempre están dispuestos a cuestionar de "provocadores" ("petardistas", "aventureros", "pequeños burgueses impacientes") a quienes realizan acciones armadas. La OCPO advierte cierto principismo errado en aquella concepción, que considera "que siempre y en todos los casos las acciones armadas generan represión y desorganizan a los revolucionarios y a la clase obrera. (...) Consideran a la guerrilla, por el sólo hecho de ser guerrilla, un enemigo de la clase obrera.31

Estos planteos polemizan con quienes se declaran a favor de las milicias para fundamentar su posición contraria a la formación de un verdadero Ejército revolucionario, partiendo de la falsa contraposición antes mencionada. En este punto, la OCPO discute con dicha corriente del insurreccionalismo, señalando que existe una trampa al argumentar que la "verdadera fuerza de la revolución son las masas" y que su impulso revolucionario puede enfrentar al más perfeccionado ejército burgués. Si bien esto en parte es cierto, señala OCPO, este tipo de razonamientos habilita la conclusión de que el proletariado no necesita tener su propio ejército para derrotar al de la burguesía. Así, cuando estas voces hablan de "milicias", en realidad se imaginan algo más improvisado e inorgánico, y en cuyo surgimiento aparentemente espontáneo no tendrán ninguna responsabilidad concreta. En este sentido, para la OCPO estas organizaciones y partidos, que pretenden erigirse en vanguardia, desconocen que como tal deben contar con una capacidad militar propia.32

Así, para la OCPO el hecho de que el "impulso revolucionario de las masas" pueda más que los dirigentes políticos de la burguesía, no implica que la clase obrera no necesite gestar sus propios dirigentes políticos, y lo mismo sucede con el aspecto militar. En otras palabras: que la organización armada deba estar fundida con las masas, no implica que la vanguardia consciente deba desentenderse del asunto y sentarse a esperar que esta surja sola. Muy por el contrario:

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Los revolucionarios debemos proponernos que las fuerzas armadas de la revolución sean lo más desarrolladas, extendidas, disciplinadas, capacitadas y pertrechadas que sean posible. En ese sentido, la organización militar más elevada, aquí y en cualquier lado, se llama Ejército. (...) la clase obrera necesita su propio ejército revolucionario. (...) negar la necesidad de una organización militar sólida y preparada, y (...) descuidar, demorar o -directamente- oponerse a las tareas militares que la lucha de clases va planteando en cada momento como necesarias, no es más que una variante mal disimulada del pacifismo.33

Para la OCPO, este tipo de esquema de razonamiento sería el propio del PC, que fomenta las ilusiones en un ascenso pacífico al poder, entregando de esa forma el proletariado indefenso y desarmado a la masacre de la contrarrevolución burguesa. Por su parte, ninguno de los "pacifistas más disimulados" (el trotskismo y el PCR), sin especular necesariamente con que la burguesía se rinda sin pelea, "se preocupa en absoluto de las tareas militares que va planteando como necesidad la lucha de clases. Eso sí, para despotricar contra el 'terrorismo', el 'guerrillerismo', y todos esos 'ismos' que ellos tanto odian, siempre están listos."34

En suma, siguiendo a la OCPO, cuestionar los alcances y limitaciones de una estrategia armada no debería llevar al espontaneísmo y a la ausencia de una línea partidaria sobre la cuestión militar. En función de ello, la organización planteó la necesidad de

encarar la autodefensa obrera a través de los "piquetes obreros armados" (POA) que serían el germen de las posteriores milicias obreras.

Una propuesta de autodefensa armada

Adentrándonos en la formulación estratégica particular que ofreció la OCPO, retomamos aquel primer documento de 1972, en el que El Obrero comenzaba a elaborar con mayor precisión sus posiciones en torno al problema militar. Como primera definición, la organización cordobesa consideraba que el aporte que la acción armada pudiera realizar al triunfo sindical de las masas, dependía fundamentalmente "de la relación de fuerzas entre la clase obrera y la burguesía, la coyuntura política particular, y la organización, conciencia, capacidad de resistencia de cada sector obrero en particular."35 En este sentido, El Obrero sostenía que lo que las masas no hubieran podido conseguir con lucha, no lo habrían de obtener con acciones armadas. "La acción organizada de las masas es lo fundamental y al desarrollo y consolidación de ello, en la expresión más avanzada que en este momento tiene: sindicalismo clasista, huelga política de masas, debe subordinarse la acción armada, y no ésta suplantar a aquella."36

Por otra parte, El Obrero analiza las limitaciones de las distintas formas que han asumido las luchas de la clase obrera (en sus expresiones de lucha económica y lucha política más espontánea). Una de ellas sería la toma de fábrica, donde la autodefensa se organiza con elementos de trabajo, y suele incluir la toma de rehenes para la negociación de las reivindicaciones sindicales. En estos casos, la resistencia a la represión sería dificultosa, 212 así como lo sería la profundización política de la medida. En general, para las fuerzas represivas sería sencillo aislar a las fábricas más combativas, y en todo caso, en cuanto ceden esas fábricas (con mayor cantidad de empleados y fuerza), ceden las más pequeñas. Por otra parte, considera la huelga política de masas, "en la que la manifestación política de las masas en la calle termina casi siempre en violencia contra la propiedad capitalista y estatal y en el enfrentamiento con las fuerzas de la represión."37 En el caso de que la manifestación no se disuelva, esta podría desarrollarse hacia la ocupación a gran escala de barrios, hasta convertirse en un levantamiento espontáneo con territorios ocupados, donde a las fuerzas represivas se les dificulte abrirse el paso (nuevamente, ejemplos de ello serían los dos Cordobazos). No obstante, El Obrero destaca que en las experiencias de huelga política de masas, es fundamental la existencia de una dirección política revolucionaria que conduzca y organice la enorme energía de las masas detrás de objetivos políticos. En este sentido, en los casos concretos de los dos Cordobazos, se careció de una dirección política clara, de cierto "grado de conciencia". En función de este balance, se afirma:

La tarea fundamental de los revolucionarios es lograr más conciencia, más organización socialista, es lograr construir una dirección política del proletariado y en ese marco procurar los medios y organización militares

para los objetivos políticos del proletariado. Si bien a ambas tareas hay que diferenciarlas clara y explícitamente, otorgándole prioridad a la primera, no se puede crear, después de las últimas experiencias en Córdoba, un abismo entre ambas. Hay problemas de este orden que van presentándose en cada paso del movimiento de masas, de la actividad clasista, que es necesario ir resolviendo para seguir avanzando.38

El Obrero pone por ejemplo el caso del hostigamiento de la burocracia sindical hacia la opción clasista cuando comienza a disputar la conducción de las masas y el control del sindicato. En dichos enfrentamientos político-sindicales, la burocracia (en mayor o menor grado) pone en juego todo un "aparato policial", para oponer resistencia. Frente a ello, si bien la denuncia pública contribuye a acercar a los sectores vacilantes, no bastaría para garantizar cuestiones mínimas como, por ejemplo, que los activistas puedan hablar en una asamblea. Además, la organización rechaza que sea conveniente y alcance con oponer "la sola presencia de las masas a la violencia burocrática." Esto porque, o bien resultan impotentes frente a esa represión, se escinden los elementos más atrasados y vacilantes y se recae sobre la vanguardia; o bien, en caso de ser posible oponerse "a manos limpias", se paga un costo político y en vida muy alto, que el movimiento no puede dar de esa manera absurda. Es una estrategia que "llevará sin dudas al suicidio político a quien se embarque en tal línea."39

Este planteo pone de manifiesto que, en 1972, El Obrero ya le otorgaba un lugar importante a la autodefensa y cierto grado de organización de lo militar, distanciándose, por otra parte, de la condena y crítica clásicas que esbozaban entonces los partidos políticos 213 trotskistas que intervenían en el movimiento obrero, contra las organizaciones armadas. Por el contrario, El Obrero afirma:

Es necesario, entonces, organizar, preparar, perfeccionar, dotar de los medios necesarios a lo que la vanguardia y aún las mismas masas se plantean espontáneamente, su instinto de defenderse y responder a esos ataques no tiene por qué limitarse a la protección de un orador clasista en una asamblea, por ejemplo, ni a la organización y defensa de las manifestaciones. Para ello basta ver la reacción de los obreros de Perkins ante la voladura de la casa de un ejecutivo de fábrica, que no fue de tristeza precisamente. Que no se nos diga que esto se debe a la limitación del propio movimiento de masas, que la lucha hay que dirigirla contra la burocracia, que aquello desvía de este objetivo y otras verdades de perogrullo. (...) ¿El hecho de que el terrorismo consiguiera desviar a la vanguardia de sus ejes políticos centrales, caso de ser cierto, no constituye una limitación de las organizaciones marxistas revolucionarias, y no será que lo que favorece a ello (además de las líneas políticas incorrectas) es la limitación que tienen, tenemos, para utilizar los medios violentos de lucha en el enfrentamiento anti-patronal y anti-burocrático?40

Finalmente, El Obrero concluye que, si bien la situación concreta determinará el peso que se le deba adjudicar y la forma que asumirá la lucha armada, es un aspecto del enfrentamiento de clases que, aún subordinado al desarrollo político, no se puede soslayar:

La forma concreta que debe tomar en cada situación particular la acción violenta, cómo, para qué, y cuáles elementos pueden llevarla adelante, sólo puede surgir del análisis de cada momento o coyuntura. Pero cuando decimos, complementa, queremos decir que se subordina en todos los sentidos, tanto en la elección del momento, como de los medios, como en la conservación de la dirección política de las masas, como en el procesamiento de las masas en lucha. Triste será el papel de aquel que diciéndose socialista y revolucionario, no esté a la vanguardia en el terreno de la violencia.41

Después de este documento, no será hasta 1974 que El Obrero le dedique unas páginas en la prensa a la exposición de algunos de sus lineamientos en torno a la lucha armada. En realidad, nos encontramos ya en el proceso de fusión con otros destacamentos revolucionarios (centralmente, Poder Obrero y el MIR), conformando la ORPO. Prueba del grado avanzado de este proceso es el periódico El Obrero, que estas organizaciones comenzaron a editar en conjunto desde mediados de 1974. En el N°4 se inaugura una sección titulada "El armamento obrero", que se desarrollará durante, por lo menos, cuatro números consecutivos -hasta donde tenemos registro-. Para su análisis, disponemos de la segunda parte, contenida en el N°5 de El Obrero, correspondiente a Septiembre de 1974, y la cuarta parte, de El Obrero N°7 publicado en Noviembre de 1974. Vale tomar nota de la frecuencia y regularidad que comenzaba a tomar la edición del periódico.

El título "Hay que apastar a la derecha", en mayúsculas y sobre un fondo negro, marca la tónica del N°5 de El Obrero. En efecto, en el resumen que aparece en la primera página, se anticipa el contenido del mismo, señalando que es un número "teñido de rabia" por las recientes caídas de compañeros a manos de la "represión 'extra-oficial'" (se refieren, entre otros, al asesinato del abogado Alfredo Curuchet, ocurrido el 10 de Septiembre). En este sentido, se enfatiza en que ello obliga a definir una posición clara respecto de la respuesta que hay que dar y retomar "un tema político central: el criterio respecto a las acciones armadas".42 Luego, en una nota sobre "los crímenes de la derecha", se remarca la impunidad con la que actuaron las fuerzas policiales, contando con el respaldo gubernamental. En este sentido, el objetivo de los comandos para-policiales y para-militares no sería sólo la liquidación física, sino, al mismo tiempo, aterrorizar al activismo y "acostumbrar" o "insensibilizar" al pueblo ante estos hechos reiterados. Una política de gobierno que se complementaría con eliminar toda voz "en la superficie": atemorizar y dejar sin abogados defensores de los presos políticos y luchadores torturados; que no haya legisladores que se animen a denunciar estos hechos ni pedir su investigación, ni periodistas que informen objetivamente los crímenes. En este sentido, buscarían

41Ibídem

42Poder Obrero-El Obrero-MIR: El Obrero, N°5, 1974. P. 2.

controlar la información televisiva y censurar la prensa escrita. No obstante, la ORPO advierte que estos crímenes son la otra cara de la política de la "pacificación", que llama a la sociedad a "trabajar en paz". Y que es una política del gobierno en su conjunto, y no de tal o cual sector. Hecha esta caracterización, la organización lleva la discusión al interior de la izquierda, señalando el carácter político de la lucha que debe encararse, en el sentido de gestar una movilización de masas con la que responder y contraatacar. "Sin disparates voluntaristas", pero tampoco permitiendo dejarse llevar por delante, hay que movilizar a las más amplias masas contra estos crímenes y sus responsables políticos.43

Como dijimos, en este número de El Obrero también se desarrolla la segunda parte de la sección "El armamento obrero", retomando el desarrollo de cuestiones abordadas en una nota del número anterior, titulada "Las acciones armadas, hoy". En ella, la ORPO señalaba que la situación política obligaba a la progresiva incorporación de formas armadas a la lucha, atendiendo siempre a la significación política, desde el punto de vista táctico, de cada una de las acciones. Esta consideración se debe a que "las acciones armadas hoy se inscriben en una situación general en la que las masas no han adoptado aún la lucha armada como la forma principal de su lucha."44 No obstante, para la ORPO ello no quita que la violencia esté presente, y cada vez más, en manifestaciones de la actividad social, planteando a la clase obrera y al pueblo esa necesidad de incorporar la violencia, incluso armada, a su lucha. En lo concreto, la organización rescata la toma de fábrica con defensa armada, el combate de barricadas, las huelgas garantizadas por medio de piquetes, y los enfrentamientos con las bandas de matones de la burocracia:

En estos combates, en los que se va forjando la conciencia y la experiencia de la clase y su vanguardia, también deben irse formando los cuadros obreros y los organismos armados de la clase. En ese camino y en esa lucha es necesario que los sectores más avanzados de la clase se formen y se fogueen militarmente. (...) porque el problema que hay que resolver para la revolución no es sólo el de armar e instruir a algunos miles de combatientes, sino que el problema fundamental es el de la participación de una clase en la lucha armada por el poder. Estratégicamente, se trata del armamento de todo el proletariado. Y el proletariado llega a ese nivel de lucha a través de su experiencia concreta y directa, recorriendo todo un camino de enfrentamiento con sus enemigos de clase que atraviesa distintas etapas, en las cuales se dan diversas combinaciones de los diferentes métodos de lucha.45

De este modo, la ORPO sostiene que el proceso estratégico que debe desarrollarse es el del armamento de la clase, a partir de la experiencia concreta de masas. En este sentido, se opone al voluntarismo de la estrategia foquista, así como a la idea de la construcción de un brazo armado del partido. Esto no implica que la ORPO descarte la necesidad de que existan cuadros militares que dirijan la lucha, pero estos surgirán de la

43Poder Obrero-El Obrero-MIR: Op. Cit., p. 3.

44Ídem, P. 12.

45Íbídem

propia clase. Habrá una vanguardia armada, pero que se adiestrará al calor de la dirección práctica de las expresiones concretas de violencia de las masas:

Sólo en una estrecha relación con su clase puede formarse correctamente una auténtica vanguardia proletaria, y esto también vale para los cuadros militares de la revolución, para los dirigentes militares obreros. (...) Lo fundamental [en un cuadro revolucionario en el terreno militar] es que sepa orientar y desarrollar la capacidad de combate de la clase. Que sepa tensar todas las fuerzas, hacer aflorar la potencialidad de combate que en cada momento anida en la masa. Potencialidad variable en cada caso, y que -naturalmente- no siempre dará que cada obrero empuñe un fusil. De hecho, siempre se da una compleja combinación de niveles y formas de lucha (...).46

Ahora bien, según la ORPO, esa dirección militar de la clase "naturalmente" sólo puede ser cumplida en forma cabal por quienes ya ejercen la dirección de sus compañeros en el terreno político y sindical: esto es, los activistas obreros. Una formulación, como podemos apreciar, similar a la de Trotsky. Sólo a ellos prestarán atención cuando propongan e impulsen una determinada forma de lucha, y sólo ellos podrán "calibrar ajustadamente cuál es el nivel de enfrentamiento que los compañeros están dispuestos a asumir, cuál es el grado de preparación (material y política)."

Luego, en este esquema, el papel de las organizaciones revolucionarias entraría a jugar en el siguiente punto: su tarea central será la de "suministrar al activismo obrero los elementos necesarios para proyectarse en esa dirección (como dirigentes integrales de su clase)."47 Ello no implicaría que las organizaciones no puedan realizar acciones armadas propias, pero sí que estas deberían estar directa o indirectamente orientadas a promover y reforzar ese objetivo principal. En este sentido, la ORPO recuerda los ejemplos de "acciones armadas que nos parecen correctas", desarrollados en la nota de El Obrero anterior. Allí, ponía por ejemplo el del secuestro e interrogatorio al matón de la UOM, Cardozo, en Villa Constitución, que habría generado una profunda identificación de las masas con la acción (la cual reseñaremos en el siguiente acápite). Ello se debe a las características propias de los Piquetes Obreros Armados que actuaron en la misma:

Los piquetes obreros armados son algo enraizado en la experiencia de Villa. Su tradición viene desde el propio origen del movimiento, a partir de las gloriosas tomas de fábricas. Son un fenómeno surgido de abajo, y su plasmación tiene que ver con dos cuestiones relacionadas entre sí: por un lado, con la maduración de una importante experiencia en un sector avanzado del proletariado; por otra parte, con la aplicación de un criterio superador para encarar las actividades armadas en la presente etapa

política.48

Hasta aquí es evidente que la ORPO se distanciaba, especialmente, de la concepción estratégica de la "guerra popular prolongada" que toma el PRT-ERP de los vietnamitas (así como de la de "guerra integral" propia de Montoneros), al considerar incorrecta la apreciación de que fuera el momento de armar un Ejército. Es decir, aún no se estaría atravesando el momento militar definitorio de la lucha de clases. ORPO enmarca la "cuestión del armamento obrero" en la etapa general de la lucha de clases que se transita, considerándolo una instancia de preparación del proletariado para confrontar violentamente contra el fascismo.

Precisamente, este tema es abordado con mayor detalle en la siguiente entrega de la sección, subtitulada "Milicia y ejército". Si en el número anterior del periódico se había planteado la formación de piquetes (o comandos) obreros armados "en la perspectiva de formar los organismos armados del proletariado, la milicia proletaria", esta nota apunta a clarificar esos "aspectos más de fondo, de tipo estratégico".49 Entonces, aparece aquí, por primera vez, el problema de la milicia y de su eficiencia. La ORPO discute la idea de que una milicia sea algo contradictorio con el planteo de "Ejército", y sostiene que la milicia es un sistema especial de Ejército. En rigor, es un Ejército de milicias. Ahora bien, que la milicia esté, por definición, integrada en base a la población y no a militares profesionales, no implica que deba necesariamente ser menos elevada o eficaz en tanto organización militar, ya que ello depende de la preparación, disciplina, capacidad de los cuadros, medios materiales y moral de las tropas, entre otros factores. Mientras que el carácter de Ejército revolucionario fundido con las clases revolucionarias, resulta fundamental:

Tanto para tomar el poder como -con mayor razón aún- para conservarlo, hace falta una organización armada de las masas y, en ese sentido, debe ser una milicia. (...) Los que sostenemos la necesidad de construir una sólida organización militar para garantizar la derrota de la burguesía, cometeríamos un error negando el planteo de la milicia obrera (o popular -eso es otra cuestión-) porque es fundamental la estrechísima ligazón de esa organización militar con las masas.50

En conclusión, el problema, para la OCPO, radicaba en cómo la lucha armada surgía, se nutría de y fortalecía a la autodefensa de masas. La cuestión era cómo organizar y armar a las masas (el "armamento obrero") partiendo de sus propias experiencias concretas de lucha. Esta constatación se traducía primero, en la necesidad de adoptar formas de autodefensa para los enfrentamientos político-sindicales con la burocracia que actúa con su "aparato policial". Frente a ello, "la sola presencia de las masas" no garantizaría, por caso, las condiciones de seguridad mínimas para que los activistas pudieran hablar en una asamblea. Sin caer en un "disparate voluntarista", las tomas de fábrica con defensa armada, el combate en barricadas y los enfrentamientos contra matones, serían expresiones de una táctica de POA que no solo garantizarían la autodefensa, sino que irían forjando la conciencia. Cuadros partidarios y sectores avanzados de las masas se irían fogueando

49Poder Obrero-El Obrero-MIR: "El armamento obrero (IV) milicia y ejército", en El Obrero, Noviembre

1974. Disponible en Lucha Armada en la Argentina, año I, N°1, Bs. As., 2005, p. 119.

50Ibídem

militarmente. Esta táctica tendería estratégicamente al "armamento de todo el proletariado", es decir, a la formación de milicias proletarias, que, por su definición, no están constituidas por militares profesionales sino integradas por el conjunto de la población. Al descartar que se estuviera en una situación de "guerra", era el momento de ir desarrollando organismos de autodefensa de masas, para en un futuro poner en pie un ejército proletario capaz de defender el poder, una vez tomado. Así, se distinguía de organizaciones como el PRT-ERP que llamaba a construir inmediatamente un ejército propio.

A continuación, consideramos que puede resultar ilustrativa de esta propuesta la revisión de algunas acciones armadas realizadas por Poder Obrero/OCPO en el conflicto de Villa Constitución, del cual participó activamente y que ha reivindicado en particular como un ejemplo de experiencia de autodefensa de masas.

OCPO en acción: el caso de Villa Constitución (1974-1975)

Las tareas políticas de inserción de masas, desarrolladas desde los inicios de El Obrero hasta la conformación de OCPO, mostraron su potencial en dos conflictos de envergadura que protagonizó el movimiento obrero en la etapa que estudiamos. Nos referimos a la lucha anti-burocrática de la ciudad santafesina de Villa Constitución entre 1974-1975, ya la experiencia de las Coordinadoras Interfabriles, que motorizaron el proceso de huelga general de Junio y Julio de 1975. En ambos conflictos, OCPO intervino como uno de los elementos de dirección, en conjunto con otras organizaciones revolucionarias.51 En efecto, en el caso del llamado "Villazo" de marzo de 1974 (por el cual, tras años de lucha, se logró desplazar a la dirigencia peronista de la seccional de la Unión Obrera Metalúrgica -UOM-) OCPO se desempeñó como parte de la conducción del proceso, demostrando ser una de las organizaciones con mayor influencia en el movimiento obrero metalúrgico, junto con el PRT.52 Así es como Francisco Sobrero, empleado de Acindar y militante de Poder Obrero-OCPO, llegó a ser sindicado como el "ideólogo de la subversión fabril" por el Ministro del Interior, Alberto Rocamora. En respuesta, la organización reivindicó su participación, con el aliento a "redoblar los esfuerzos para llevar a más y más explotados las banderas de la revolución socialista y la organización de un fuerte partido proletario."53 Del mismo modo, la OCPO habría apuntalado el liderazgo de Alberto Piccinini, el nuevo secretario general de la UOM-Villa Constitución.

En un artículo sobre la dinámica armada del conflicto, Santella refiere a dos acciones puntuales llevadas a cabo por la organización Poder Obrero.54 La primera de ellas

51Para el caso de las Coordinadoras Interfabriles, donde se le atribuye especial influencia en la zona Norte, véase: Lobbe, Héctor: La guerrilla fabril, Ediciones ryr, Bs. As., 2006.

52Santella, Agustín y Andrea Andujar: El Perón de la fábrica éramos nosotros, Desde el subte, Bs. As., 2007.

53Poder Obrero-El Obrero-MIR: El Obrero, "Informe sobre Villa", 1974, p. 8.

54Santella, Agustín: "Las guerras obreras en la Argentina. Villa Constitución en 1973-1975", en Izaguirre, Inés: Luchas de clases, guerra civil y genocidio en la Argentina. 1973-1983, Buenos Aires, Eudeba, 2009. Es importante aclarar que cuando el autor habla de Poder Obrero en la primera acción (de marzo del '74), hace referencia a la organización santafesina, en proceso de fusión con El Obrero y el MIR. Mientras que, cuando se refiere a la segunda acción (ocurrida un año después), sin dudas nos encontramos ya en el período de ORPO (al cual se le siguió llamando, igualmente, "Poder Obrero").

se desarrolló con posterioridad al Villazo de Marzo del '74, cuando los trabajadores metalúrgicos consiguieron la apertura electoral de la seccional de la UOM. Es una acción enmarcada en un contexto de sucesivos ataques al movimiento sindical por parte de grupos parapoliciales que respondían a la derecha peronista (entre ellos, el asesinato de tres trabajadores y la explosión con dos bombas del local de la lista Marrón, que funcionaba en las instalaciones de la histórica FORRA). La estructura, en palabras del autor, "para-sindical-empresario-policial" responsable de los ataques, así como la identidad de sus autores (miembros de la "Agrupación Peronista 20 de Junio de la UOM"), quedaron expuestas a partir del secuestro de Hipólito Cardozo por parte de los llamados "Piquetes Obreros Armados". "La estructura que realiza los atentados se expone públicamente a partir de la acción de una organización revolucionaria con trabajo político entre los trabajadores. En agosto los Piquetes Obreros Armados, grupo armado vinculado a Poder Obrero, secuestra a Hipólito Cardozo, para que confiese públicamente su participación en el aparato represivo montado en Villa Constitución."55

Como saldo de la acción, el grupo firmó un comunicado bajo el título: "A los obreros y al pueblo de Villa Constitución: Confesiones de un matón", que contenía un original manuscrito de la declaración de Cardozo durante el secuestro. Allí, el ex gremialista confesaba en primera persona la identidad de los autores intelectuales y materiales de los ataques al sindicalismo combativo en Villa Constitución. Asumía la colocación de siete bombas en comercios, lugares públicos y en el local de la FORA; la conexión con las patronales (a quienes proveían información sobre los activistas de las plantas) y la complicidad del Jefe de Policía e incluso de la Intendencia, donde se reunían con Giambroni. Así, se puso al descubierto que el grupo armado estaba integrado por el aparato sindical y policial, y financiado por la metalúrgica Acindar.

Con respecto a las repercusiones de la acción, Santella cita un fragmento de un artículo en El Obrero de Septiembre del '74 (lo cual evidencia que el período en que se desarrolló la acción de Poder Obrero coincidía con el proceso de fusión con El Obrero y el MIR), en el que los autores de la acción relataban las repercusiones amplias que tuvo la misma, en términos no sólo de reacción represiva sino de difusión.

La segunda de las acciones de Poder Obrero mencionadas por Santella, se trata del secuestro de un directivo de la empresa Villber, ocurrido durante la huelga de Marzo de 1975. En esta oportunidad, la acción estuvo a cargo de los "destacamentos Leonardo Reyes" y "Guillermo Barros" de las Brigadas Rojas. Si bien Santella identifica a las Brigadas como una "organización de Poder Obrero", para ese entonces la fusión ya estaba consolidada y se estaba discutiendo con Lucha Socialista. De hecho, Santella repasa la composición del Comité de Lucha, formado después del 20 de Marzo, con dos delegados por fábrica, e incluye entre ellos a un trabajador de Villber, de apellido Galarza, identificado como militante de OCPO. En cuanto a la acción, el secuestro del directivo de Villber planteaba la exigencia de reincorporación de los despedidos, la destitución de un capataz de la fábrica y el pago de salarios caídos y del aumento acordado. Reclamos todos que la empresa tuvo que conceder. Luego, encontramos una reivindicación de este operativo por parte de OCPO en El Obrero N°13, del mes de julio de 1975, en una nota

55Santella, Agustín: Op. Cit., p. 295.

titulada "Brigadas rojas: un ejemplo". Allí se menciona que la acción fue realizada con posterioridad a la huelga, y que la misma consistió en el secuestro de un directivo de la fábrica Villber, tras el despido de los trabajadores activistas más destacados por su rol durante el conflicto. El operativo, con su resultado exitoso, constituye para la OCPO "un excelente ejemplo de un accionar militar profundamente ligado a la situación de las masas y sus luchas."56 En este sentido, no habría pretendido suplantar al movimiento de masas en la acción (que además fue avalada en asamblea por las bases), sino que incluso lo habría fortalecido. Otra cuestión señalada en la nota, es que la ofensiva de la patronal contra los obreros de esta fábrica (pequeña en comparación con Acindar, Marathon y Metcon), no habría contado con la acumulación de fuerzas que la clase obrera y el pueblo vendrían desarrollando "en muchas formas y terrenos de lucha". Es decir, que más allá de la huelga, el movimiento obrero contaba con la capacidad para responder con acciones como la relatada.

Respecto de Villa Constitución, el artículo de Santella establece una clasificación de las acciones armadas que se realizaron en apoyo a la huelga entre marzo y mayo de 1975, pero sin identificar organización político-militar autora. Por tanto, cabe la posibilidad que, entre esas 14 acciones relevadas, alguna haya sido llevada a cabo por Poder Obrero/OCPO. Por ejemplo, en un Informe sobre OCPO elaborado por la DIPBA en diciembre de 1975, se consigna una acción realizada en marzo en Villa Constitución, que consistió en el secuestro de una avioneta para arrojar volantes acerca del conflicto sobre la ciudad y sobre la cárcel donde se encontraban los gremialistas detenidos.57

En suma, podemos ver una preocupación central por la difusión del conflicto y sus términos, así como por el desenmascaramiento de la estructura sindical, policial y empresarial de represión a los trabajadores movilizados. Ahora bien, si se examinan ambas acciones a la luz de la propuesta de la OCPO, que abreva en el planteo de Trotsky, se observa una tensión entre ella y la práctica. En ninguno de los dos casos, la acción armada se manifiesta en sentido estricto como una herramienta de autodefensa de una acción de masas (huelga, asamblea, etc.) Esto es más visible en la segunda de las acciones, aquella protagonizada por las "Brigadas Rojas", en tanto que el secuestro es utilizado como forma de presión para la resolución de un conflicto obrero, luego de la huelga protagonizada por los trabajadores de la planta. Por su parte, la primera pretende funcionar como una herramienta de propaganda de fines anti-represivos. Es notable que, en ambos casos, las iniciativas están protagonizadas por militantes del partido y no por el colectivo obrero, es decir, a la inversa de lo que era el planteo inicial de la OCPO.

Por último, cabe destacar que el Informe elaborado por la DIPBA también contiene una caracterización pormenorizada de OCPO, que incluye una reseña de su historia, sus lineamientos políticos y sus vínculos con el movimiento obrero y las demás organizaciones político-militares. Allí se expone, también, su concepción sobre la lucha armada, que partiría de considerar que deben darse las condiciones para una larga preparación de la clase obrera para la violencia organizada. En este sentido,

56Poder Obrero-El Obrero-MIR: El Obrero, N°13, Julio 1975, P. 10.

57DIPBA, Mesa Ds, Varios, Legajo N°3987, 22 de Diciembre de 1975, Folio N°5.

Los 'piquetes de huelga', las guardias armadas durante las huelgas, los grupos de autodefensa, etc., son susceptibles de servir como 'escuelas prácticas', de manera que cuando se llegue a niveles más agudos, puedan llegar a ser los gérmenes de las 'milicias obreras'. El objetivo estratégico en el terreno militar será la formación del ejército proletario. (...) La mayoría de las actividades independientes [efectuadas por la organización] deben transformarse en dirección militar de las masas. Siempre es necesario que el Partido tenga una capacidad militar propia en cuando a cuadros, pertrechos, etc. (...) siendo la dirección política la que debe asumir la conducción en todos los terrenos de la lucha.58

Si bien hay que tomar en consideración la autoría de esta fuente, atendiendo a que se trata de una caracterización realizada desde uno de los organismos de inteligencia que operaron en favor de la represión de los elementos "subversivos" para la defensa del orden social, es interesante advertir que contiene una serie de precisiones bastante acertadas con respecto a los postulados estratégicos de OCPO. En efecto, nos encontramos con una definición del rol de los mecanismos de autodefensa (como los piquetes obreros armados) en tanto terreno de preparación de la violencia organizada de las masas (las milicias), que coincide con las formulaciones que hemos analizado hasta aquí. Por otra parte, el rol de dirección política insoslayable que se le atribuye al partido, es una de las premisas estratégicas cuya continuidad, desde El Obrero hasta OCPO, hemos podido verificar. No obstante, cierto énfasis en el desarrollo de acciones independientes a cargo de la organización, podría estar dando cuenta de un viraje real dentro de la estrategia planteada. Algunos testimonios confirman esta posibilidad, al referir a una disputa creciente en el seno de la dirección de la OCPO, entre sectores más y menos militaristas.59

Conclusiones

Del análisis presentado de las fuentes, se fueron delineando algunas conclusiones. En principio, la OCPO se caracterizó por la adopción de una estrategia insurreccionalista, ya desde los inicios de El Obrero. En efecto, desde 1972 la organización cordobesa rechazó la premisa de que la lucha armada pueda hacer avanzar las condiciones subjetivas para la revolución (es decir, la conciencia revolucionaria) y haciendo foco, en cambio, sobre el papel del trabajo político del partido en el seno de las masas. Pero OCPO (y sus afluentes) no renegaron del problema militar, sino que lo encaraba de manera diferente. Considerando que no era el momento de armar un ejército, la organización no construyó un brazo armado propio ni apostó a la conformación de una guerrilla. De cara al momento militar de la lucha de clases (y de su estrategia insurreccionalista) el objetivo era armar a la clase, y no al partido.

En este sentido, la discusión con el PRT que revisamos clarifica cómo se construye lo militar para OCPO. Es una línea estratégica que se sostiene, por lo menos, hasta bien

58DIPBA, Op. Cit., Folio N°4.

59Entrevistas a Juan Enrique Villa y "Beto" Cortés, realizadas por la autora. En el caso de este último, recuerda que llegaron a circular documentos internos de discusión estratégica, entrado el año 1975.

entrado el año 1975, ya conformada la organización en su forma definitiva, y que pone el eje en las masas, desarrollando acciones ligadas a conflictos puntuales. Su puesta en práctica, sin embargo, resulta más compleja y no termina de reflejar cabalmente lo que inicialmente la organización se propone: basta con señalar que los comandos defensivos son construcciones propias de la organización. Así, es como se llega a destacar el rol de los mecanismos de autodefensa (como la táctica de los Piquetes Obreros Armados de carácter defensivos), que brindan cierto entrenamiento militar a la clase. De esta forma, la práctica armada en la organización parece haber estado vinculada al incremento de la represión paraestatal y a la posterior clausura de la actividad legal con el golpe, lo que diferenció a OCPO de la propuesta militar de guerra revolucionaria y construcción del ejército popular del PRT-ERP.

Ahora bien, como anticipamos, el estudio de la estrategia de OCPO no se agota en este trabajo. Aún queda pendiente un relevamiento exhaustivo de sus acciones concretas, para poder enriquecer la caracterización a la que aquí arribamos y, en ese sentido, explorar el problema de las Brigadas Rojas. Habiendo centrado el eje de su estrategia en el desarrollo de frentes de masas (mayormente de tipo sindical, pero también estudiantil y barrial), en articulación con el despliegue de acciones de autodefensa (como las que pudimos encontrar en el conflicto de Villa Constitución), no podemos ignorar que hacia el final de este período (y más fuertemente en 1976) OCPO desarrolló progresivamente acciones armadas que excedían el terreno de la autodefensa y eran ejecutadas por las Brigadas Rojas. Una suerte de comandos urbanos armados ofensivos, integrados por militantes de la organización. En efecto, el "Foro de la Verdad Histórica, Listado Cronológico de los principales atentados y ataques terroristas ocurridos entre 1969 y 1979" consigna diez acciones armadas protagonizadas por OCPO para el período 1975-1976, momento en que se ubica entre las tres fuerzas más activas, junto a Montoneros y PRT-ERP.60 Como muestra de esta importancia militar podemos señalar, también, el intento de constituir una Organización de Liberación Argentina (OLA), un frente militar entre las tres fuerzas mencionadas, que se vio frustrado por la caída de las direcciones de las mismas. Estos elementos permiten visualizar la importancia que la organización tuvo para sus enemigos y para las organizaciones que se consideraban "compañeras".

Aquí es donde se insertan ciertos indicios de que la discusión estratégica dentro de la organización pudo no haberse clausurado por completo. Como resultado, una posible hipótesis es que los frentes de masas desarrollados por la organización se hayan ido subordinando progresivamente a la construcción de una estructura militar propia. En tal caso, se desprenden interrogantes que ameritan continuar con una investigación minuciosa del problema: ¿Por qué se produjo un abandono creciente del insurreccionalismo? ¿Cómo impactó el cambio estratégico en la relación e inserción de masas de la OCPO? Se trata de un momento final de este proceso histórico (como lo fue el año 1976), pero parte importante de la historia de OCPO, porque es cuando cobró mayor protagonismo, como una de las organizaciones político-militares más relevantes del proceso revolucionario de

60En igual sintonía, en mayo de 1976 el Comando General del Ejército circula secretamente la Orden Parcial n° 405/76 en la cual se reconoce como principales enemigos militares a Montoneros, PRT-ERP y OCPO.

los '70 en Argentina.

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Fuentes:

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__: El Obrero, N°13, Julio 1975. Original disponible en CeDinCI.

-DIPBA, Mesa Ds, Varios, Legajo N°3987, 22 de Diciembre de 1975.

-Estado Mayor General del Ejército: Copia s/ nro, Cdo Grl Ej (EMGE-Jef III-Op), Buenos Aires, 211800 May 76, CPM-234.

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