Научная статья на тему 'EL MOVIMIENTO DE LIBERACIóN NACIONAL (MLN) Y LA DISCUSIóN SOBRE LA ESTRATEGIA ARMADA EN LA ARGENTINA (1960-1969)'

EL MOVIMIENTO DE LIBERACIóN NACIONAL (MLN) Y LA DISCUSIóN SOBRE LA ESTRATEGIA ARMADA EN LA ARGENTINA (1960-1969) Текст научной статьи по специальности «Языкознание и литературоведение»

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MLN / REVOLUCIóN / ESTRATEGIA / LUCHA ARMADA

Аннотация научной статьи по языкознанию и литературоведению, автор научной работы — Pacheco Julieta

En el marco de la discusión sobre cuál es la estrategia revolucionaria adecuada para la Argentina presentamos aquí el debate que, en torno a este problema, sostuvo el MLN en la década del '60. Esta organización batalló contra todos aquellos que defendían una estrategia armada, campesina y rural como la vía revolucionaria para la Argentina. Muy tardíamente y a pesar de sus argumentos, terminó preso de sus propias contradicciones y defendiendo prácticas de propaganda armada, que se tornaron masivas a partir del ’70.

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El Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y la discusión sobre la estrategia armada en la Argentina (1960-1969)

The National Liberation Movement (MLN) and discussion on armed strategy in Argentina (1960-1969)

*

Julieta Pacheco

Resumen

En el marco de la discusión sobre cuál es la estrategia revolucionaria adecuada para la Argentina presentamos aquí el debate que, en torno a este problema, sostuvo el MLN en la década del '60. Esta organización batalló contra todos aquellos que defendían una estrategia armada, campesina y rural como la vía revolucionaria para la Argentina. Muy tardíamente y a pesar de sus argumentos, terminó preso de sus propias contradicciones y defendiendo prácticas de propaganda armada, que se tornaron masivas a partir del '70.

Palabras clave: MLN- Revolución- Estrategia- Lucha armada

Absract

As part of the discussion about what is the proper revolutionary strategy for Argentina, we present here the discussion that the MLN had on this issue during the early 60's. This organization fought against those who advocated the armed strategy (farmer and rural) as the revolutionary way for Argentina. Very belatedly and despite their arguments, the MLN ended up imprisoned for defending their own contradictions and practice of armed propaganda, which became massive from '70.

Keyswords: MLN- Revolution - Strategy - Armed struggle

* Argentina, egresada de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y Doctoranda en Historia en la misma institución. Esta investigación es desarrollada dentro del grupo de investigaciones de la lucha de clases en los '70, correspondiente al Centro de Estudios e Investigaciones en Ciencias Sociales (CEICS). E-Mail: julieta.pache@gmail.com

Introducción

En la convulsionada década de 1960, y tal como ocurría en el resto del llamado tercer mundo, en América Latina surgieron innumerables organizaciones políticas revolucionarias. En cada uno de los países del continente, la mayoría de estas organizaciones, rompiendo con los partidos tradicionales de izquierda de la época, compartían no sólo la convicción de que la revolución era posible, sino también, que la vía para alcanzarla era armada. En el marco de la victoria cubana y sobre la base de las consignas pergeñadas por uno de sus máximos líderes, Ernesto "Che" Guevara, dos cosas parecían seguras: que el territorio adecuado para iniciar, desarrollar y garantizar la victoria revolucionaria era el campo y que el principal sujeto que la impulsaría era el campesinado. Argentina no escapó a esta tendencia: en 1963 el Che dirige la instalación de un foco guerrillero en Salta, denominado Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP). A pesar de su derrota casi inmediata, no dejaron de fluir militantes hacia Cuba en busca de entrenamiento militar. Desde el Partido Comunista Argentino (PCA), que renegaba de la vía armada, pasando por el peronismo y el radicalismo, hasta fracciones trotskistas no sólo discutieron la viabilidad de esta estrategia sino que sufrieron escisiones y rupturas de sectores que optaron por llevarla a la práctica. La fuerza de este impacto debe medirse en el contexto de una realidad nacional, como la de Argentina, en la que la absoluta mayoría de su población era urbana y se hallaba ocupada en alguna rama de la producción industrial o del sector de servicios.

En este contexto, el Movimiento de Liberación Nacional (MLN-MALENA) desde 1960 hasta 1969, batalló contra todos aquellos que defendían una estrategia armada, campesina y rural como la vía revolucionaria para la Argentina. Muy tardíamente y a pesar de sus argumentos, terminó preso de sus propias contradicciones y defendiendo prácticas de propaganda armada, que se tornaron masivas a partir del '70.

En este trabajo revisaremos las posiciones defendidas por el MLN frente a esta problemática. Por un lado, enfrentó al PCA asumiendo la defensa de una vía no pacífica para la toma del poder. Por otro lado, discutió la idea de que el modelo armado pudiera extrapolarse a todas las regiones del mundo. Para el primer caso, argumentaba los éxitos de las revoluciones china, cubana y vietnamita. Para el segundo caso, apelaba a explicar que la estructura económica y social argentina no era compatible con la propuesta de la guerrilla rural ya que en este país el capitalismo estaba completamente desarrollado, al igual que la clase obrera, que vivía predominantemente en las ciudades. A partir de esta caracterización, el MLN consideró que la tarea inmediata en la Argentina no era la formación y el entrenamiento de cuadros militares sino la de cuadros políticos profesionales capaces de insertarse con éxito en los grandes frentes de masas: sindicatos, barrios, universidades, etc. De allí la importancia otorgada por esta organización a la propaganda teórica y a las actividades de carácter intelectual: edición del periódico quincenal llamado Liberación, de informes políticos y económicos, dictado de charlas, seminarios, participación en debates, etc.1

En contra del pacifismo del Partido Comunista, en defensa de la Revolución Cubana

A medidos de los '50, los militantes que posteriormente constituirán el MLN se habían posicionado de manera crítica frente al PCA, pero la coyuntura política abierta con el gobierno de Arturo Frondizi ubicó a ambos sectores en una nueva situación. Mientras el PCA fue proscripto y sus militantes perseguidos, el Movimiento Nacional de Unidad Popular (MNUP), que luego formaría el MLN, comenzó su distanciamiento del gobierno frondizista. Este movimiento, por el cual atravesaron las dos organizaciones, las llevó a confluir en la formación de un frente junto a representantes del peronismo de izquierda. De esta forma, la formación de este frente manifestó la total ruptura de los militantes del futuro MLN con las políticas de Frondizi. Sin embargo, a comienzos de 1960, el frente se disolvió y surgió el MLN. En un contexto en el cual todas las organizaciones de izquierda debieron manifestarse a favor o en contra de la Revolución Cubana, el PCA resolvió distanciarse de este proceso, mientras el MLN manifestó su apoyo y solidaridad.

De esta manera, comenzaron las relaciones entre el MLN y el gobierno cubano. Este último habría invitado a los militantes del MLN alrededor de tres veces. El contacto era realizado a través de la revista Nuevas Bases, de Uruguay. Entre los que viajaron en este primer momento se encontraban Ismael Viñas y José Vazeilles, ambos dirigentes del MLN y, junto a ellos, Paco Urondo y Milton Roberts, también militantes del MLN. Este apoyo brindado al gobierno cubano se complementaba con la solidaridad hacia el proceso vietnamita. La reivindicación de estos dos procesos, impulsados por la resistencia armada de sus pueblos, los distanciaba del planteo estratégico del PCA, quien defendía la vía pacífica para tomar el poder. Por el contrario, el MLN comenzó a configurar su estrategia a partir de tres puntos. El primero, que la violencia era intrínseca al sistema y que sólo a partir de la lucha armada había posibilidades de tomar el poder.3 En segundo lugar, que la lucha debía ser internacional, pero que las formas que adoptaran las organizaciones revolucionarias debían surgir de la estructura económica, política y social de cada región. Tercero, que la lucha por el poder en la Argentina sería a través de una insurrección dirigida por una organización política de masas. En este sentido toda la producción escrita del MLN en relación a este problema tendría como único objetivo batallar "...contra el desviacionismo pacifista que cree posible la revolución por vías reformistas [y] tomar partido en la polémica que existe también en el campo de quienes sostenemos la imprescindible necesidad de la lucha armada."4

En la primera reunión a la cual asistió Ismael Viñas se sentaron las bases políticas y organizativas para la realización de una reunión Tricontinental, un espacio de discusión y definiciones para los pueblos del tercer mundo en su lucha contra el imperialismo.5 Según un militante del MLN, el sentido de estas primeras reuniones era nuclear:

(...) a los movimientos de liberación [ya que] lo que hay es una etapa antiimperialista muy agitada de liberación de las colonias africanas [además] se independizan muchos emiratos y estados árabes pequeños que, siendo completamente reaccionarios, están en contra del imperio británico [y] ayudan a debilitar la posición imperialista. Nasser aparece como uno de los líderes6

Este primer encuentro dio lugar a que el MLN formara parte de la delegación argentina en la Primera Reunión Tricontinental, a realizarse en La Habana, en 1966. La importancia de esta reunión residía en que no sólo asistirían las organizaciones revolucionarias más importantes del mundo, si no que allí se definiría una estrategia común a seguir por todas estas organizaciones. Este punto trajo una serie de conflictos en el momento de conformación de la delegación argentina que asistiría a la reunión. Basándonos en el documento redactado por José Vaseilles, un miembro de la dirección nacional del MLN que asistió a dicha reunión, observamos cómo esta disputa estratégica se profundizó en el transcurso de la década del '60.7

La dinámica de la organización de la Tricontinental se basaba en que Cuba debía garantizar la presencia de las delegaciones de los países de Latinoamérica. Para realizar esta tarea conformó un Comité provisorio integrado por seis organizaciones de diferentes países: Partido Comunista Cubano, Movimiento de Liberación Nacional mexicano, el Partido Progresista de los Pueblos de Cheddi Jagan (Guayana Británica) el Comando Coordinador de la guerrilla venezolana (Movimiento Independiente Revolucionario y Partido de Vanguardia Comunista en sus alas guerrilleras), el Frente de Acción Popular (Chile) y el Frente de Izquierda de Liberación-FIDEL (Uruguay). Asimismo, cada una de estas organizaciones estaba encargada de diversas zonas que abarcaban a otros países, además del propio. Sin embargo, antes de que estas organizaciones comenzaran a ocuparse de las convocatorias, en el Comité provisorio se resolvió cuáles debían ser las organizaciones convocadas. De esta manera, el líder de la zona que debía hacer cumplir este mandato, tenía facultades para invitar a todas las organizaciones que creyera necesario sin un límite establecido.

En el caso de la delegación argentina, ésta quedaba dentro la zona del FIDEL. De esta manera, su representante uruguayo el Senador Ramírez viajó, en diciembre del '65 a Buenos Aires para convocar a los representantes de las organizaciones designadas. Ramírez traía el mandato desde Cuba de invitar al MLN, al Partido de Vanguardia Popular (PVP), al PCA, al Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical (MUCS), al grupo Cooke, a la Federación Universitaria Argentina (FUA) y a las 62 Organizaciones. Sin embargo, al comenzar la reunión se presentó la Unión de Mujeres Argentinas (UMA, dependiente del PCA), y se aclaró que las 62 no asistirían ya que no había sido posible ubicarlas y que, de esta manera, el PCA proponía que en lugar de las 62 viajara un representante de la Mesa Coordinadora de Juventudes Políticas (MCJP) dependiente también del PCA. A pesar de que el PCA intentó apurar las discusiones y las votaciones para ver qué representantes viajarían a Cuba, tanto el MLN como el PVP y el grupo Cooke se resistieron a comenzar la

reunión sin tener noticias de las 62 y manifestaron su disconformidad con invitar arbitrariamente a la UMA y a la MCJP. Luego de que las 62 dieran acuse de recibo negándose a asistir a la reunión y de que el PCA se mantuviera intransigente al respecto de la situación de la UMA y la MCJP, se resolvió comenzar la votación. El resultado de la misma fue que la comisión argentina quedaría integrada por las organizaciones dependientes del PCA, estas eran la FUA; la UMA; el MUCS y la MCJP y Jhon W. Cooke, representando a su propio grupo.

De esta manera, en este primer momento tanto el MLN con el PVP quedaron excluidas de la delegación argentina. Sin embargo, a los pocos días llegaron pasajes desde Cuba a nombre de representantes del PVP y del MLN. Es así como Abel Lattendorf, dirigente del primero y José Vazeilles, dirigente del segundo, viajaron a la Tricontinental. Una vez allí pudieron comprender a qué se debieron los extraños comportamientos del PCA durante la reunión preparatoria en Buenos Aires. La explicación de fondo residía en que el PCA y el PC uruguayo habían intentado realizar todo tipo de maniobras para que la delegación tuviera mayoría de votos adherentes al PCA ya que "el fondo de este proceso [radica en que] en Latinoamérica intentan imponerse, dentro de los movimientos antiimperialistas y en los organismos que los agrupen, dos líneas contrarias [la] revolucionaria [y la] reformista".

De esta manera se intentó excluir al PVP y al MLN desde el momento en que el Comité, en Cuba, había discutido las representaciones. En ese momento el PCA y el PC uruguayo se habían negado a invitar a estas dos organizaciones argumentando su falta de representatividad. Sin embargo, Cuba, Venezuela y un representante socialista chileno consideraron que estas organizaciones debían ser invitadas, por lo que se las incluyó en el mandato que debía ejecutar el representante del FIDEL.9 En esta primera instancia, el PCA y el PC uruguayo fracasaron en su intento de desplazar a estas organizaciones, por lo que vuelven a intentarlo en Buenos Aires. Luego, presionan al representante del FIDEL10 para que no llevara la carta donde estaba el mandato del Comité y para que se alegara no poder traerla por miedo a ser revisado y detenido en la frontera argentino-uruguaya.

Una vez allá, las maniobras continuaron. Lattendorf y Vazeilles se enteraron en Cuba de que, a raíz de que la delegación argentina había sido notificada del viaje de militantes del PVP y del MLN, el PCA aceleró la discusión por la votación de quién sería el presidente de la comisión. El problema se resolvió cuando fueron informados que las comisiones no tenían un límite de asistencia de representantes por delegación, por lo que decidieron que cada uno asistiría a la delegación que quisiera. En la Tricontinental, entre otras, se formaron dos comisiones, la política y la organizativa. En la primera se ratificó que la estrategia para toda Latinoamérica sería la guerrilla rural.11 En esta comisión, a la cual asistieron Vazeilles, Cooke y Alcira de la Peña (PCA) se trataron tres puntos: "a) Definición de coexistencia pacífica; b) Posición de la conferencia frente a la ONU [...]; c) Evaluación y significado

histórico de las distintas formas de lucha -lucha armada o vía pacífica- de los pueblos

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contra el imperialismo."

El MLN intervino en relación al último punto planteando que:

(...) salvo situaciones de excepción que por otra parte no se han presentado nunca hasta hoy, todo cambio que pretenda una auténtica liberación nacional, supone la necesidad de luchas violentas contra el imperialismo y sus aliados locales, ya que éstos no cederán mas que por la violencia todo privilegio que haga a la base de su poder, que son a la vez, los que constituyen los cimientos de nuestra dependencia. Circunstancia que se ve reforzada por el hecho de que la liberación nacional implica hoy, ineludiblemente, la revolución socialista. Ello no conduce, por supuesto, a un 'guerrillerismo' ni a un 'insurreccionalismo' que plantee la lucha armada como método excluyente en cualquier condición, ni tampoco a negar la utilidad de otras formas de lucha, necesarias no solamente durante el proceso previo, sino también en el pleno período revolucionario, cuando se usa ya la lucha armada. Pero a lo que sí lleva, es a combatir las ilusiones de fondo por vías meramente pacíficas. Y en tal sentido, esto es para nosotros una cuestión de

principios13.

Como observamos, el MLN intervino en esta reunión con la misma línea que desarrolló durante los años anteriores, es decir cuestionando el pacifismo del PCA sin acordar, plenamente, con las posiciones "guerilleristas".

Por su parte, en la segunda se creó una entidad que centralizaría a todas las organizaciones que adhirieran a la estrategia armada, la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS). La discusión sobre la creación de las OLAS trajo también conflictos entre el PC y las diferentes delegaciones, particularmente la delegación argentina, por lo que fue citada para discutir el tema. Si bien no se hizo explícito cuáles eran los problemas, era claro que el PC estaba en contra de la formación de la OLAS, ya que ésta consagraba la implementación de la vía armada. Finalmente la delegación argentina concluyó por mayoría apoyar a la organización continental. Respecto de la conformación de la OLAS, el MLN valoró de manera positiva esta iniciativa. Asimismo consideraba que esta resolución mostraba el avance de la línea revolucionaria internacionalista por sobre la reformista. De esta manera:

(...) la OLAS significa la aparición, aunque hasta ahora larval, de una organización internacional latinoamericana, que puede permitir la elaboración de un estrategia general continental [...] Dicha estrategia, dada la relación de fuerzas existentes entre las organizaciones revolucionarias y de la izquierda en conjunto en relación a las fuerzas antiimperialistas del continente, permitiría establecer una línea revolucionaria latinoamericana14

De esta manera, un año y medio más tarde, entre el 31 de julio y el 10 de agosto de 1967, en La Habana, se llevó a cabo la Primera Conferencia de la OLAS. El MLN concurrió a este evento. Terminada la reunión, publicó el siguiente comunicado:

Acaba de terminar en La Habana la reunión de OLAS, que ha significado el triunfo de la línea realmente revolucionaria en nuestro continente sobre el reformismo, que sostiene que la liberación y el paso al socialismo se pueden dar por la vía 'pacífica'. Aún no es posible dar un resumen completo de lo resuelto en la conferencia de los pueblos, pues los delegados siguen en el exterior. Pero es conveniente y necesario adelantar algunos elementos. Por la Argentina fueron oficialmente invitados: el Movimiento de Liberación Nacional, Partido Comunista, Acción Revolucionaria Peronista, A. Socialista Revolucionaria, Juventud Revolucionaria Peronista, Frente 'Camilo Torres' (católicos), Mesa de Juventudes (aunque el PC diga ahora que no fue invitado). En la Conferencia se aprobó que la única salida es la insurreccional, y que en cada país la vía revolucionaria es diferente, en coincidencia con nuestras postulaciones de siempre, de base nacionalista, es decir, internacionalista concreta y no abstracta15

En realidad, la OLAS ratificó que las condiciones revolucionarias estaban vigentes en América Latina, África y Asia y, en este contexto, estas condiciones planteaban la necesidad del desarrollo de una vanguardia revolucionaria ligada al campesinado y al proletariado que, uniendo la dirección política y militar, debía convertirse en un centro político que enfrente y derrote a los ejércitos contrarrevolucionarios. Esto sólo se lograría imponiendo la violencia revolucionaria. Por lo tanto, debía iniciarse la lucha armada en todos los pueblos y en aquellos países en donde las condiciones del campo, una topografía razonable y una base social potencialmente revolucionaria, harían de la guerrilla la expresión fundamental de la lucha armada. Se declaró que la guerrilla y los ejércitos revolucionarios del continente eran los destacamentos de vanguardia. En este sentido, la Revolución Cubana constituía la vanguardia del movimiento antiimperialista latinoamericano, ya que era el símbolo del triunfo del movimiento armado y la lucha de Vietnam era un ejemplo a seguir por el resto de América Latina.16

Esta resolución, como pudimos observar, difería completamente con la propuesta estratégica que mantenía el PCA. En este sentido, manifestó, en su Nuestra Palabra su disconformidad con la realización de la OLAS:

El Partido Comunista [...] ha apoyado y estimulado siempre y en toda oportunidad la acción de solidaridad real con los pueblos en lucha contra el imperialismo y la reacción [...] A la vez, no hemos compartido de ninguna manera las ideas que postulaban como contenido de tal movimiento la creación de un centro político de dirección y orientación, partiendo nosotros de que la línea general de la acción revolucionaria en

cada país latinoamericano es y debe ser el patrimonio exclusivo del pueblo respectivo, tocándole a ésta la responsabilidad de fijar su objetivo estratégico y sus modos tácticos. Estos puntos de vista habrían sido expuestos en la conferencia de OLAS por la delegación de nuestro Partido si es que nuestro Partido hubiese sido invitado a concurrir17

A pesar de no haber podido asistir, al PCA le llegó la información por vía de periodistas que aquella reunión habría sido "una tribuna de desplantes anticomunistas y antisoviéticos.

Ciertamente, con ello esas personas no han ayudado en ninguna medida a la causa de la

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unidad y de la solidaridad antiimperialistas."

No obstante, si bien podía resultar acertado el balance del MLN en cuanto a que se había derrotado, a nivel internacional, la posición del PC, sus demás afirmaciones en torno al triunfo de la vía insurreccional y la aplicación de esta estrategia (adecuada para cada región en particular), no se desprenden de la Declaración General de la OLAS, ni del discurso de cierre dado por Fidel Castro, quien declara que "la guerrilla es la forma principal de lucha, y eso no excluye todas las demás manifestaciones de lucha armada que puedan surgir."19

En diciembre de ese mismo año, el MLN publicó un balance más completo del que había realizado unos meses antes. Aquí se explicaba que en la reunión de la OLAS se habría aprobado una moción de repudio hacia el PC venezolano, por haber traicionado a la guerrilla. También, reafirmaba la derrota de los partidos comunistas reformistas manifestada en la Declaración General. Asimismo, señalaba que existió acuerdo acerca de que las tareas de los revolucionarios del continente eran llevar a cabo una estrategia que conduzca a la toma del poder y la incapacidad de las burguesías nacionales para crear naciones independientes. Por último, el informe destacaba que cada proceso revolucionario seguiría vías nacionales, marcando el contenido internacionalista del movimiento revolucionario.

Por otra parte, el MLN informaba que en la reunión se habrían mostrado dos tendencias: por un lado la foquista, encabezada por Cuba y por otro, la insurreccionalista. Esta última posición, a la que adhería el MLN, planteaba que la acción armada exigiría previamente la creación de una organización política revolucionaria y que a través de la propaganda y la agitación, la formación de conciencia y un ejercicio gradual y creciente de la violencia armada, terminaría en una insurrección. Por lo tanto, la acción revolucionaria exigiría

profundizar la lucha socialista revolucionaria, la lucha contra los reformismos y la

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discusión entre todas las tendencias insurreccionales.

En este segundo balance se reformulaba y se matizaba el primero realizado por el MLN sobre las resoluciones de la OLAS. Mientras en el primero se afirmó que en dicha convocatoria había triunfado la tendencia insurreccionalista, en el segundo se aclaró que, en realidad, existieron dos tendencias, por un lado la foquista y por otro, la insurreccionalista. Sin embargo, en el documento de la OLAS solo pudimos corroborar la primera tendencia. De esta manera, podemos observar que el MLN intenta justificar su asistencia a la OLAS a partir de lo declarado. Esta justificación tenía que ver con que la adhesión a esa

organización implicaba un respaldo mayor hacia la estrategia votada en la Tricontinental,

teniendo en cuenta que, a esas alturas, muchos PC de Latinoamérica no enviaban

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delegaciones por rechazar de forma unánime las resoluciones que allí se trataban. Este respaldo tomó cuerpo dos años más tarde, cuando el MLN integró un frente que defendía la lucha armada de manera inmediata.

En contra del foquismo, a favor del insurreccionalismo

Como fuimos desarrollando en el acápite anterior, el MLN se enfrentó al pacifismo del PCA defendiendo la lucha armada. Sin embargo, una vez saldada esta diferencia, el MLN comenzó a discutir al interior de las fuerzas que denominaba revolucionarias sobre cuál era la forma que debía adoptar la lucha armada en la Argentina. Mientras discutía con el PCA, el MLN comenzó a enfrentarse con los fundamentos de la teoría guevarista, difundida por Regis Debray. En este punto, sostenía que los dichos de Debray no reflejaban lo sucedido en Cuba. A su vez, el MLN criticó aquellas organizaciones que intentaban extrapolar la experiencia cubana al resto de Latinoamérica, particularmente a la Argentina. En este sentido, no sólo discutía a nivel teórico el problema de la lucha armada, si no que tomó posición frente a hechos concretos acaecidos en la época.

El primer conflicto interno que el MLN tuvo que revolver fue a raíz del enfrentamiento entre Azules y Colorados. Las Fuerzas Armadas lejos de ser homogéneas atravesaron innumerables conflictos que finalizaron en un enfrentamiento directo en las calles, en 1962. Este enfrentamiento armado fue el resultado de los grandes conflictos que había provocado el problema de qué hacer frente al peronismo. Luego del golpe contra Perón en 1955 y, a partir de la evidencia de que el movimiento peronista seguía en ascenso pese a su proscripción y persecución a sus dirigentes y militantes, las fuerzas armadas se debatieron entre dos propuestas. La primera, encabezada por los Colorados, sector del Ejército que apoyaba y representaba a fracciones del sector agropecuario de la burguesía argentina, entendía que se debía combatir con firmeza al peronismo ya que éste representaba al comunismo en nuestro país. La segunda, liderada por los Azules, quienes representaban a la fracción industrialista de la burguesía argentina, consideraba que era necesario incorporar al

peronismo a la vida política para frenar el avance del comunismo. Estas discrepancias se

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resolvieron en un enfrentamiento directo en las calles22 que finalizó con un triunfo del bloque Azul.

Sin embargo, a la hora de designar el próximo candidato para las elecciones presidenciales, que recibiría el apoyo de la totalidad del Ejército, los Azules accedieron a reconocer a Arturo Illia, presidente de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) y representante civil

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de la fracción colorada.

Frente a este conflicto, un militante planteó la necesidad de desarrollar un tipo de militancia diferente a la desarrollada por el MLN. Marcos Schlachter, quien luego abandonaría la organización para formar parte del Ejercito Guerrillero del Pueblo (EGP), planteó que el

conflicto al interior de las Fuerzas Armadas debía ser utilizado para intervenir políticamente de otra manera, por ejemplo, liberar a presos políticos. Si bien Schlachter no cuestionaba abiertamente la estrategia del MLN, observamos en estos planteos una disconformidad con respecto al tipo de actividades que realizaba la organización. Un segundo momento, ubica nuevamente a Schlachter y a Ernesto Popper, ambos compañeros de la regional Capital, volviendo a cuestionar el accionar del MLN. Esta vez proponiendo formar lo que ellos llamaron Grupos de Acción, que realizaran actividades de acción directa. Asimismo, comenzaron a discutir el funcionamiento de la organización

(...) ellos discutían el democratismo aparente [pretendían] rescatar para el conjunto de la militancia espacios de decisión que, en la estructura vertical, estaban reservados a la dirección. [Proponían] un desplazamiento de la toma de decisiones desde la dirección hacia las

células24

Esta propuesta pasó a segundo plano en el momento en que estos dos militantes fueron designados para viajar a Cuba, respondiendo a una de las tantas invitaciones realizadas. Sin embargo, ninguno de los dos logró llegar a la Isla debido a que frente al conflicto en Bahía Cochinos, se suspendieron todos los viajes. Mientras Popper regresó a sus tareas en la regional Capital, Schlachter resolvió pasarse a las filas el EGP, abandonando la estrategia del MLN para adoptar la estrategia armada.

A raíz de estos sucesos y de la aparición del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT), el MLN dio lugar en su órgano Liberación a la discusión sobre cuáles eran las condiciones objetivas de la Argentina y, por lo tanto, cuál debía ser la estrategia a desarrollar. Por un lado, a ambos les criticó el aislamiento de las masas al que los conducía su accionar y, como consecuencia, sus déficit a la hora de construir un partido revolucionario. Por otro lado, al EGP le cuestionó la elección del ámbito geográfico rural y la práctica guerrillera y al MNRT su desmesurada violencia durante el asalto al Policlínico Bancario.

En este sentido, el MLN realizó un análisis y balance de la utilización de la violencia y el lugar que le cabía a ésta dentro de la construcción de la organización revolucionaria. El MLN aceptó la violencia, pero como parte "de una ideología y de una teoría de la acción revolucionaria, ligada a la organización política que le dé marco [sin] exceder la perspectiva que la conciencia popular pueda admitir como válido y propio de cada momento."25 Asimismo, la coyuntura histórica de la época, según caracterizaba el MLN, ofrecía una sola salida, "la vía nacionalista revolucionaria que culmine con la construcción de una sociedad socialista", la que no podría estar a cargo de una organización sindical, ni de un organización política burguesa, ni "de grupos 'guerrilleros': solamente podía llevarla adelante una organización revolucionaria, con ideología y métodos revolucionarios."26 Además, la

(...) creación de un aparato cuya función sea la actividad violenta, y la forma que debe tener esa actividad (guerrilla, comando urbano, sabotaje, ejército popular, etc.) debe realizarse en función de la teoría y de la estrategia adoptada por la organización revolucionaria, para que la violencia no sea otra cosa que un frente de acción específica27

A su vez,

(...) durante el tiempo de maduración del proceso revolucionario, la violencia es, a la vez: 1) Instrumento para la maduración de la conciencia revolucionaria; 2) arma para plantear y ejercer paulatinamente la disputa por el poder. En el primer caso, es útil solamente si expresa la fuerza real de la organización [...] En el segundo caso, si la violencia es sólo el sustituto de la fuerza de la organización, y no la expresión de su poder real, su ejercicio será contraproducente. Al usar la violencia contra el régimen sin que la organización haya llegado a un grado de desarrollo que le permita aguantar la represión, el resultado será su destrucción, y no su crecimiento28

Asimismo destacan que la violencia armada no sería lo mismo que el "enfrentamiento armado para la disputa por el poder'. La disputa por el poder se realiza y culmina en la violencia armada general, que puede tomar diversas formas: insurrección, guerra civil, etc."

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Segundo, "antes de llegar a esa situación [...] puede practicarse la violencia armada como

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forma de apoyo a la actividad política revolucionaria general." Tercero, "la violencia armada antes del enfrentamiento por el poder cumple funciones de: elevar el nivel de combatividad del proletariado, ayuda a mostrar el camino real de la revolución [.] por una parte; y, por la otra: formar los cuadros revolucionarios, ligar a la organización revolucionaria con el proletariado a través de actos de lucha". 31

Cuarto,

(...) la violencia armada, por sí misma, no engendra, no da nacimiento al proceso revolucionario [...] en niveles anteriores al de la disputa por el poder no es más que parte del proceso revolucionario [...] En este momento debe estar al servicio de la política revolucionaria, no al revés [...] En tal sentido, la violencia armada, tiene igual jerarquía que la propaganda, la difusión ideológica y otros medios de agitación32

Como podemos observar, el MLN consideró necesario la utilización de la acción violenta, pero siempre dentro del marco de la organización política revolucionaria. A su vez, el aparato que ejerciera tal actividad debía ser construido en base a las características estructurales de cada región y debía ser tenido en cuenta del mismo modo que el resto de

los frentes que componen la organización política. Asimismo, la violencia debía ser expresión de dos situaciones, por un lado, de la maduración de la organización política, ya que ésta debía estar preparada material y políticamente para poder afrontar las consecuencias de dicha práctica. Por otro, de un nivel de maduración de la conciencia de las masas que permitiera sostener dicha actividad.

Por último, el MLN plantea una diferencia entre la violencia armada y el enfrentamiento armado por la disputa del poder. En el primer caso, se estaría hablando de una forma de apoyo que cumpliría diferentes fines y no sería un elemento que generara por sí sólo el proceso revolucionario, sino que formaría parte de este último. En el segundo caso, la disputa por el poder culminaría en una violencia general, asumiendo las diferentes formas que la estructura social determinara.

Al análisis sobre la utilización de la violencia, el MLN agregó el planteo de una estrategia general para toda Latinoamérica, pero teniendo en cuenta las características de cada región. En el caso argentino, la sociedad sería "predominantemente urbana, en la cual el poder burgués se asienta en las ciudad industriales, y en el campo de la zona pampeana".33 Por lo tanto, "el eje de la lucha no puede pasar por la guerrilla campesina, sino que la lucha principal se dará en las ciudades" y la forma era la insurreccional. Por lo tanto, "el que no prevé y prepara las formas insurreccionales, no es un revolucionario, aunque lo diga." 34 De esta manera, planteaba que

(...) la revolución es internacional, pero se realiza concretamente en revoluciones nacionales [...] Esto sí implica [...] organización a través de la acción, de la violencia destinada a enfrentar al sistema, de acuerdo a las condiciones que cada sociedad impone a la actividad política revolucionaria y a la violencia que es el abrazo armado de esa política; encuadre de esas luchas locales en una estrategia general latinoamericana; solidaridad efectiva entre todo el movimiento de liberación latinoamericano; encuadre de esa lucha en el marco mundial de la revolución35

En este sentido, debido a la inminente victoria del Vietcong, el MLN trae este ejemplo para demostrar que el triunfo es posible a partir de la comprensión de la estructura de la región en donde se despliega determinada estrategia: "Desde luego el proceso revolucionario vietnamita tiene elementos diferentes de los del proceso argentino [...] y, por lo tanto, es diferente el desarrollo y la relación de los grupos sociales [y] que la forma de llegar a la lucha armada, y el tiempo para hacerlo pueden ser diferentes aquí y allá"36 A su vez, este ejemplo cobraría importancia, ya que a nivel mundial "aparecen dos desviaciones que pueden frenar el avance de la lucha de los pueblos". Por un lado, la posición pacifista representada por el PC, por el otro, la idea del foco armado.

En 1966, en la coyuntura del golpe de Onganía, el MLN vuelve a tener un conflicto interno, pero esta vez de una profunda envergadura. La crisis política local se había acentuado a partir del recrudecimiento de las medidas represivas manifestadas en la intervención del sindicato de prensa y de la intervención de las universidades (el MLN tenía un importante desarrollo en ambos lugares). Esta situación de opresión se veía contrarrestada con la vitalidad de la propuesta que se acababa de resolver en la reunión Tricontinental. En este contexto un grupo de militantes de la regional Capital, entre los que se encontraba

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Popper , cuestionaron más duramente la línea política del MLN. El problema se suscitó a partir de que

(...) en el '66, había un grupo que empezamos a plantear que a partir del golpe Onganía se acababan todas las posibilidades de lucha democrática. Onganía planteaba una dictadura que iba a durar, por lo menos, veinte años y en ese momento esto no era descartable. Es ahí donde empieza a darse una discusión que culmina cuando todo el grupo Capital, la Dirección de Capital Federal en la cual yo estaba en la dirección intermedia, es expulsado del Malena38

Por su parte, desde el Secretariado Nacional lo veían como "una izquierdización en el modo

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de intervención política." A su vez, el grupo de Capital planteaba que el MLN no ejercía una militancia efectiva, que era burocrático "en el sentido que lo que podía significar el modo de funcionamiento, el modo de producción de ideas, el modo de trabajo en los frentes.40 Una vez planteadas las diferencias, el Secretariado Nacional realizó una reunión en donde se votó, primero la suspensión de este grupo y luego su expulsión. 41 De esta manera, cerca de treinta militantes se fueron de la organización, provocando la reestructuración completa de la regional Capital.

En 1968 y como producto de ocho años de trabajo y discusiones sobre el tema, el MLN consideró que era necesario aclarar qué tipos de formas armadas existían y cuáles correspondían a cada momento y situación histórica. No discernir estos puntos habría llevado a que "gran parte de quienes adhieren a la vía armada no [distinguieran] entre la violencia ligada a las masas y la violencia desatada sin esa ligazón".42 Por su parte, el MLN distinguía tres modelos para la vía armada

la insurrección general, centrada en las grandes ciudades, según el modelo de 1870 y de la revolución rusa de 1905-1917; la guerra revolucionaria dirigida por el proletariado urbano, pero desarrollada fundamentalmente en el campo [...] 'cerca de la ciudad', según el modelo chino y vietnamita; el 'alzamiento' de un grupo de revolucionarios que esperan provocar, a partir de su enfrentamiento aislado y definitivo contra el sistema el apoyo de las masa populares, según el modelo de Blanqui y

de la guerrilla 'foquitas' inspiradas por Cuba, tal como se llevó adelante

en Salta en 1964 y últimamente en Bolivia43

En primer lugar, a partir de esta descripción, el MLN consideró que "el camino de la revolución socialista hacia la toma del poder sólo puede recorrerse por uno de los primeros caminos y que el tercero lleva inevitablemente al fracaso."44 En segundo lugar, observamos que el MLN identificó foquismo con blanquismo como forma de argumentar el fracaso de la propuesta guevarista, restándole toda posibilidad de éxito.45

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El MLN continuará la discusión en contra de la extrapolación de la estrategia guevarista en una serie de intervenciones realizadas en el primer aniversario de la muerte del "Che" Guevara. En primer lugar, argumentó por qué esta estrategia no tenía viabilidad en nuestro país, presentando el siguiente análisis: "aquí la población urbana [...] llega al 72% [...] Téngase en cuenta que aún en provincias que suelen atraer la atención de los partidarios de la guerrilla en el campo, como Tucumán, sobre los 800 mil habitantes totales más de 350 mil viven en San Miguel, su capital."46 Con estos datos insistían en que "en nuestro país la estrategia revolucionaria debe centrar sus esfuerzos en las grandes ciudades."47 Por lo tanto, podemos decir que a lo largo de nueve años el MLN mantuvo su posición crítica al respecto del uso del accionar armado en la Argentina, sosteniendo que era "imprescindible que se cree la organización revolucionaria". Esta organización debía insertarse en las masas a partir de una acción de propaganda y su lucha debía culminar en una insurrección. Para llegar a esa etapa final, sería necesaria "la labor política de masas de la organización

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revolucionaria, que no puede ser reemplaza por una acción puramente guerrillera."

De esta manera, en abril de 1969, el MLN, a raíz de un conflicto sobre qué posición tomar frente a la CGT, comenzó a criticar la estrategia del recientemente conformado PRT-El Combatiente.49 En primer lugar el MLN planteaba que este sector del PRT "estaba influenciado por dos cuestiones principales y coincidentes en lo internacional, por la reciente derrota infringida a los Partidos Comunistas a través de los debates y resoluciones de la OLAS y, en lo local, por la orientación reformista y oportunista que existía en el seno y la dirección de su organización".50

Esta situación habría llevado a que el PRT-El Combatiente redefiniera su estrategia encarando los problemas que atravesaban a los socialistas a nivel mundial: "el enfrentamiento total con el imperialismo y la lucha armada, sobre los que adoptó una definición genéricamente coincidente con la del Movimiento y demás organizaciones revolucionarias".51

Sin embargo, según el MLN, ese cambio que se había realizado sin una firme convicción teórica y estratégica, habría hecho perder de vista al PRT-El Combatiente los ejes centrales de la acción política revolucionaria donde "el problema de la lucha armada, planteado con prescindencia de los nexos que la unen al desarrollo global de la lucha de clases, derivó en un nuevo conjunto de deformaciones oportunistas."52

De esta manera, el PRT-El Combatiente sería "débil para sostener una posición autónoma" por lo que "se cobijó en el castrismo". En primer lugar, según el MLN, partirían de un supuesto válido que sería la modificación de las contradicciones mundiales e imperialistas después de la segunda guerra mundial. De esta situación, el PRT-El Combatiente deduciría que

(...) al imperialismo hay que batirlo en una gran confrontación mundial y, sin ningún otro elemento, pasan a considerar a esta frase como si fuera una estrategia. Ignorando a los países socialistas -excepto Cuba y Vietnam- como fuerzas revolucionarias para esa confrontación, viene la táctica que se corresponde con aquella 'estrategia': 'la creación de dos, tres muchos, Vietnam'. Así que esta consigna [...] pasa de un salto a constituir nada menos que una 'táctica' mundial53

Asimismo, el PRT-El Combatiente plantearía que "donde no existen partidos revolucionarios habrá que crearlos como fuerzas militares desde el comienzo. Donde existen y son débiles.. .habrá que transformarlos en fuerzas militares de inmediato"54

A partir del planteo de estas posiciones, el PRT-El Combatiente dejaría de lado los principios fundamentales de la estrategia revolucionaria

(...) en primer lugar, llega al análisis del carácter nacional de la revolución habiendo preestablecido no sólo la necesidad de la insurrección armada para la toma del poder (lo que es correcto), sino también la forma de esa lucha y la resolución de comenzarla de inmediato. En segundo lugar, considera el problema de la lucha armada como si fuera el único o el más importante a resolver [.] Luego, no tiene en cuenta que la violencia revolucionaria, en todas sus formas y grados, debe guardar una relación con el grado de conciencia de la clase y de maduración del proceso revolucionario en su conjunto [...] En cierto sentido, 'El Combatiente' no desconoce el papel de la lucha política, de la propaganda o la agitación, pero en los hechos lo subordina a la lucha armada en todas las etapas del proceso, sin entender que ésta constituye una expresión de los distintos niveles alcanzados por la lucha política de clases, que sólo se convierte en la forma de acción fundamental en el más alto de esos niveles, cuando llega el momento de la insurrección55

Estas posiciones del PRT-El Combatiente, para el MLN se deberían a que "estos compañeros dudan de las verdades estratégicas fundamentales del marxismo y de la capacidad revolucionaria de la clase obrera [.] El Combatiente ha partido de un intento de revisión del oportunismo, y entonces trata de elaborar una teoría".56 En este sentido, el PRT-El Combatiente consideraría a la OLAS como una

(...) organización revolucionaria continental' fundamental para la estrategia latinoamericana, con una dirección cubana. Pero resulta que la OLAS: a) sólo fue concebida como un instrumento de solidaridad y comunicación entre distintas organizaciones del continente; b) no pasó de emitir una serie de declaraciones, producto del acuerdo entre marxistas y no marxistas, sin ninguna parecido a una estrategia; c) nunca pudo constituirse realmente ni a nivel continental ni nacional; d) no tenía ni un mando ni una dirección cubanas y actualmente carece de toda dirección57

A su vez, el PRT El Combatiente caracterizaría que

(...) el norte argentino es una 'región de vanguardia' y que 'el proletariado azucarero y el proletariado rural del norte' constituyen la vanguardia de la clase obrera. Pero como tiene el problema de ligar aquel supuesto enfrentamiento armado en la región de vanguardia con el grueso de la clase obrera industrial y urbana que es el pivote de la revolución inventa una categoría llamada 'el desarrollo político uniforme' de la Argentina, que permitirá una inmediata solidaridad nacional con el germen del ejército revolucionario. Esto se llama espontaneísmo disfrazado de teoría [.] tal como lo hace Debray, y que el PRT critica58

De esta manera, el MLN concluye que "este conjunto de hechos que no agotan una crítica detallada, es el que nos hace afirmar que El Combatiente continúa arrastrando la deformación oportunista del grupo que lo precede".59 Sin embargo, a pesar del avance en la clarificación de la estructura económica y social argentina y del mantenimiento de la línea al respecto de cuál es la estrategia adecuada para la Argentina el MLN, en forma paralela, comenzó a incurrir en una serie de contradicciones que lo llevaran a formar parte de un frente que propone la lucha armada como método de propaganda y acción inmediata.

Las contradicciones

Como vimos, a lo largo de su existencia, el MLN mantuvo una línea uniforme en las discusiones que daba en contra del PC y de la extrapolación de experiencia cubana. Sin embargo, hacia fines de los '60 formará un frente que reivindicó las acciones armadas como forma de propaganda en las ciudades. Esta contradicción fue una manifestación de la crisis interna por la cual atravesaba la organización.

En 1968, en el mismo momento en que Viñas argumentó por qué en la Argentina no era viable la estrategia armada rural, dejó entrever que sí existía la posibilidad de desarrollar acciones armadas en las zonas urbanas

(...) el peso de que la lucha no sólo política sino también militar, se centra en la ciudad [...] surge de un análisis de cada sociedad en su conjunto [...] En un país predominantemente rural y de población campesina mayoritaria, lógico es que la estrategia se base en la guerra en el campo y procure el apoyo político del campesino como factor decisivo de la revolución. En cambio, en una sociedad predominantemente urbana e industrial, el peso masivo del proletariado de la industria crece, y la lucha armada debe tener en cuenta la guerra en la ciudad y el papel del campo se relativiza. Ese es nuestro caso60

Estas declaraciones se concretaron en el momento en que el MLN integró un frente denominado Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), el cual defendía la lucha armada. El MAR estaba integrado, además, por el Partido Comunista Revolucionario (PCR), el PRT - El Combatiente, Acción Revolucionaria Peronista, Juventud Peronista de la ciudad de Santa Fe, entre otros. El MLN planteaba que "las coincidencias con el MAR han sido elaboradas para llevar a cabo acciones en común de propaganda y agitación" y que no se proponía "la lucha armada como método de acción inmediata [sino que se priorizaban los] acuerdos especiales del uso de la violencia armada de propaganda, autodefensa, etc." 61

Es decir, que el accionar armado sería contemplado como una forma más de lucha y no como una estrategia. Sin embargo, el frente se definía explícitamente "por la lucha armada como la vía para derrotar el poder oligárquico imperialista e instalar un gobierno popular revolucionario [.] el MAR la postula como el camino para la toma del poder"62

De esta manera el MLN intentó justificar su participación en el MAR argumentando que este frente no planteaba el inicio inmediato de la lucha armada, lo cual sería falso, ya que, no sólo el PCR estaba discutiendo el carácter táctico o estratégico de la lucha armada, sino que el PRT-El Combatiente ya se había definido claramente por esta estrategia.63

Conclusión

Como podemos observar, el MLN a lo largo de su existencia desarrolló una línea política y estratégica que se enfrentaba al pacifismo reformista el PCA y defendía la lucha armada considerando que la violencia era intrínseca al sistema y solidarizándose con el proceso cubano y vietnamita. Asimismo, llevó adelante una ardua tarea de discusión al interior de las organizaciones revolucionarias acerca de cuál era la estrategia adecuada en la Argentina. En este sentido el MLN criticó las teorías de Regis Debray y la posiciones guevaristas de la extrapolación de la experiencia cubana. Para esto argumentaba que si bien

la lucha revolucionaria tenía un carácter internacional, cada región debía resolver cómo la llevaría adelante. El caso argentino se trataba de un país plenamente capitalista con un proletariado mayoritariamente urbano, por lo que la tarea a realizar por todas las organizaciones revolucionarias debía ser la construcción de una organización política de masas que actuara en las grandes ciudades. Sin embargo, hacia fines de los '60, el MLN empezó a manifestar una serie de contradicciones respecto de la utilización de la lucha armada. Si bien intentaba mantener la misma posición que tuvo durante sus nueve años de existencia, esto no impidió que participara del MAR, un frente integrado por una mayoría de organizaciones que se declaraban a favor de las acciones armadas de forma inmediata.

En este sentido, el MLN no fue una excepción a la regla general de la mayoría de las organizaciones del período, ya que cedió frente a la línea estratégica que se impondrá de forma masiva a partir de los años '70. De esta manera, los problemas del MLN son una muestra de la debilidad de un plateo político que, en un contexto en donde la estrategia armada se presentaba como una alternativa exitosa, fue incapaz de plantear una salida independiente para la clase obrera argentina.

Recibido: 12- 09 - 2009 Aceptado: 01- 02-2010

1Este trabajo forma parte de una investigación mayor donde se intenta comprender cómo se dio el proceso de conformación de uno de los programas, el de liberación nacional, adoptado por fracciones de la pequeña burguesía argentina en los '60-'70. Dicha investigación es desarrollada dentro del CEICS y será defendida como tesis de Licenciatura en Historia bajo el nombre de "El MLN y la construcción del programa de liberación nacional (1960-1969)".

2Entrevista a Osvaldo Pedroso, realizada por la autora, enero de 2009.

3Viñas, Ismael: "Los caminos de la revolución", en Liberación n° 54, 2° quincena de octubre, Buenos Aires, 1968, p. 4.

4Consejo de Redacción: "Lo clásico y lo actual en la revolución vietnamita", en Problemas del tercer mundo n° 2, diciembre de 1968, p. 11. 5Entrevista a Osvaldo Pedroso, op. cit.

6Ídem. Ismael Viñas, también relata estas reuniones, de las cuales habrían salido bastante desilusionados por el carácter burgués de alguno de sus representantes.

7Vazeilles, José: Tricontinental ¿Burocracia o Revolución?, ediciones del Movimiento de Liberación Nacional, Buenos Aires. 8Ídem, p. 10.

®En el balance realizado por el MLN se sostiene que tanto el PCA como el PC uruguayo junto al PC chileno son los representes de la línea más férreamente reformista. Mientras Cuba y Venezuela, que habían resuelto incluir al MLN dentro de la delegación, encabezaban la línea revolucionaria en Latino América. 10En las elecciones de 1962, el PC uruguayo se presentó con la conformación del FIDEL, en donde también se agrupaban sectores que habían abandonado a los partidos tradicionales. Por su parte, el representante del FIDEL, que no pertenecía al PC uruguayo denunció presiones a la hora de la convocatoria de las organizaciones argentinas.

11Dicha estrategia ya había sido formulada por Castro, Fidel: Segunda declaración de La Habana, 4 de febrero de 1962, citada por Guevara, Ernesto: "Guerra de guerrillas un método, op. cit., p. 132-133. El MLN sostenía que la ratificación de la estrategia armada estaba matizada por una posterior declaración de Fidel Castro en donde aclaraba que cada nación resolvería el momento, la intensidad y la forma de lucha.

12Vazeilles, José: op. cit., p. 28.

13Ídem, p. 33 y 34. A pesar de que Vazeilles tenía grandes expectativas en que esta moción prosperara, no fue así. La primera oposición habría surgido del bloque árabe, en donde el representante de Siria se habría dirigido a Vazeilles proponiendo una redacción para la moción, que cambiaría casi todo el contenido 14Vazeilles, José: op. cit., p. 65.

15"OLAS", en Liberación, n° 45, 2° quincena de agosto de 1967, p. 2. Como vimos, el PC declaraba que no recibió ninguna invitación, y que, por lo tanto, no habría asistido. También se puede ver un balance sobre el carácter internacionalista de la reunión y de las declaraciones en "Internacionalismo proletario", en Liberación n° 57, 2° quincena de enero de 1969.

16Esta información fue extraída de "La declaración de las OLAS", en Lowy, Michael: El marxismo en América Latina, ediciones LOM, 2007 (1° ed. en español 1982), Chile, p. 321-333.

17"OLAS", en Nuestra Palabra n° 503, 15 de agosto, Buenos Aires, 1967. La denuncia de que Cuba se inmiscuiría en los asuntos internos de otras naciones, también, fue realizada por la OEA en declaraciones dadas como respuesta a los pronunciamientos efectuados durante la Tricontinental. 18"OLAS": op. cit.

19http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1967/esp/f100867e.html

20"Olas derrota del reformismo", en Liberación Extra, 2° quincena de diciembre, Buenos Aires, 1967 21Tanto el PCA como el chileno, el brasilero y el mexicano no envían delegaciones. Un ejemplo contrario a la posición del PC y con una clara posición a favor de las resoluciones de la OLAS es el del PRT, el cual a partir de las declaraciones de la OLAS comenzó a tener una serie de discusiones internas que llevaron a su ruptura, creando el PRT-La Verdad, bajo la dirección de Nahuel Moreno y el PRT-El Combatiente, bajo la dirección de Roberto Santucho. El PRT-El Combatiente adhirió a la declaración de la OLAS, en su IV Congreso, en 1968.

22El enfrentamiento se llevó a cabo en las calles del barrio de Constitución y en los parques Chacabuco y Avellaneda.

23La UCRP fue una de las fracciones que surgió de la ruptura de la Unión Cívica Radical, en la década del '50. La otra fracción, representada por Arturo Frondizi se hizo llamar Unión Cívica Radical Intransigente y ocupó la presidencia durante los años '58-'62 hasta el golpe de estado del Guido. 24Entrevista a Osvaldo Pedroso, op. cit.

25"Cuándo y por qué la violencia", en Liberación n° 25, 1° quincena de octubre, 1964, p. 4

26"Única vía: Nacionalismo Revolucionario", en Liberación n° 26, 2° quincena de octubre, 1964, Buenos

Aires., p.1

27"La acción violenta en una política revolucionaria", en Liberación n° 27, 1° quincena de diciembre, Buenos Aires, 1964, p. 4.

28Ídem. 29Ídem. 30Ídem. 31Ídem. 32Ídem. 33Ídem. 34Ídem. 35Ídem.

36"Vietnam, el camino del triunfo", en Liberación n° 48, 2° quincena de febrero, Buenos Aires, 1968, p. 3 y 4. También, en "Vietnam: guerra y negocios", en Liberación n° 49, 1° quincena de abril, año VI, Buenos Aires, 1968, p. 5.

37Además ubicamos a S. B., Ricardo Scaricavarozzi y Pedro Pasturenzi, entre otros. Algunos de los militantes de este sector formaron más tarde el grupo FAL América en Armas. 38Entrevista a S. B., realizada por Stella Grenat.

39Entrevista a Osvaldo Pedroso, op. cit. Corroborado con otros testimonios. 40Entrevista a Osvaldo Pedroso, op. cit.

41Ídem.

Consejo de redacción, op. cit., p. 11-12.

43Ídem. 44Ídem, p. 12.

45Mientras el foquismo se plantea como una estrategia de construcción de poder a partir de tareas militares, el blanquismo, como el putchismo, plantea acceder al poder a partir de un golpe de mano de un grupo reducido. 46Viñas, Ismael: op. cit

47Ídem.

48Ídem. A la organización político militar a la que hace se referencia es a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).

49"PRT El Combatiente: Herencia oportunista", Liberación n° 60, Año VII, 2° quincena de abril de 1969, p. 2.

50Ídem. 51Ídem. 52Ídem. 53Ídem. 54Ídem. 55Ídem. 56Ídem. 57Ídem. 58Ídem. 59Ídem.

60Viñas, Ismael: op. cit. 61Secretariado Nacional: op. cit.

62Ídem.

63Ver las resoluciones del IV Congreso, el 25 y 26 de febrero de 1968, en De Santis, Daniel: ¡A vencer o

Morir! PRT-ERP Documentos, (Tomo 1), Eudeba, Bs. As, 1998.

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