Научная статья на тему 'El patrón concentrador del desarrollo latinoamericano: El caso de Pedro Vuskovic'

El patrón concentrador del desarrollo latinoamericano: El caso de Pedro Vuskovic Текст научной статьи по специальности «Социальная и экономическая география»

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Desarrollo / Dependencia / Concentración / Desigualdad / Crisis / Development / Dependency / Concentration / Inequality / Crisis

Аннотация научной статьи по социальной и экономической географии, автор научной работы — Rafael Alvear, Rommy Morales-Olivares, Juan Miguel Chávez

El presente artículo procura tematizar el núcleo intelectual de la obra de Pedro Vuskovic acerca del camino al desarrollo tomado por América Latina, principalmente a lo largo del siglo XX. Para ello, se describe su análisis del período de “industrialización sustitutiva” y posterior reconversión exportadora de la economía latinoamericana, haciendo luego hincapié en el tránsito externo e interno a la crisis visible en dicha región en los años 70s y 80s. En ese marco general, se observa la relevancia obtenida por lo que Vuskovic entiende como una suerte de patrón general de desarrollo “concentrador” de las sociedades latinoamericanas, que agudiza su relación de dependencia con el exterior y recrudece las problemáticas sociales y políticas en el interior. Hacia el final, se repara en las dos alternativas visibles por Vuskovic ante la trayectoria histórica seguida por América Latina, a saber: profundización o ruptura de aquel patrón general de desarrollo.

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The Concentrating Pattern of Latin American Development: The Case of Pedro Vuskovic

This article seeks to thematize the intellectual core of Pedro Vuskovic's work on the path to development taken by Latin America, mainly throughout the 20th century. To do this, his analysis of the period of “import substitution industrialization” and the subsequent export reconversion of the Latin American economy is described, then emphasizing the external and internal transition to the visible crisis in that region in the 70s and 80s. In this general framework, the relevance obtained by what Vuskovic understands as a kind of general pattern of “concentrating” development of Latin American societies is observed, which sharpens their relationship of dependency with the outside and intensifies the social and political problems in the interior of the continent. At the end, the two alternatives described by Vuskovic about the historical trajectory followed by Latin America are problematized, namely: deepening or breaking of that general pattern of development.

Текст научной работы на тему «El patrón concentrador del desarrollo latinoamericano: El caso de Pedro Vuskovic»

51, mayo 2022: 1-19

El patrón concentrador del desarrollo latinoamericano: El caso de Pedro Vuskovic

The Concentrating Pattern of Latin American Development: The Case of Pedro Vuskovic

Rafael Alvear* Rommy Morales-Olivares** Juan Miguel Chávez ***

Resumen: El presente artículo procura tematizar el núcleo intelectual de la obra de Pedro Vuskovic acerca del camino al desarrollo tomado por América Latina, principalmente a lo largo del siglo XX. Para ello, se describe su análisis del período de "industrialización sustitutiva" y posterior reconversión exportadora de la economía latinoamericana, haciendo luego hincapié en el tránsito externo e interno a la crisis visible en dicha región en los años 70s y 80s. En ese marco general, se observa la relevancia obtenida por lo que Vuskovic entiende como una suerte de patrón general de desarrollo "concentrador" de las sociedades latinoamericanas, que agudiza su relación de dependencia con el exterior y recrudece las problemáticas sociales y políticas en el interior. Hacia el final, se repara en las dos alternativas visibles por Vuskovic ante la trayectoria histórica seguida por América Latina, a saber: profundización o ruptura de aquel patrón general de desarrollo.

Palabras clave: Desarrollo, Dependencia, Concentración, Desigualdad, Crisis

Abstract: This article seeks to thematize the intellectual core of Pedro Vuskovic's work on the path to development taken by Latin America, mainly throughout the 20th century. To do this, his analysis of the period of "import substitution industrialization" and the subsequent export reconversion of the Latin American economy is described, then emphasizing the external and internal transition to the visible crisis in that region in the 70s and 80s. In this general framework, the relevance obtained by what Vuskovic understands as a kind of general pattern of "concentrating" development of Latin American societies is observed, which sharpens their relationship of dependency with the outside and intensifies the social and political problems in the interior of the continent. At the end, the two alternatives described by Vuskovic about the historical trajectory followed by Latin America are problematized, namely: deepening or breaking of that general pattern of development.

Keywords: Development, Dependency, Concentration, Inequality, Crisis

Recibido: 7 agosto 2021 Aceptado: 13 noviembre 2021

*Chileno, Co-autor. Investigador Postdoctoral del Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas (CEDER), Universidad de Los Lagos. Correo electrónico: rafael.alvear.m@gmail.com. ORCID: 0000-0002-3959-9781. Este trabajo fue realizado en el marco del Proyecto Fondecyt de Postdoctorado n°3190389 de ANID (Chile).

**Chilena,-Española Co-autora. Profesora, "Margarita Salas" Researcher, Universidad de Barcelona; Investigadora OTS Observatorio de Transformaciones Socioeconómicas- (MPG190012). Investigadora Asociada. Sociology Department. Wits University. South Africa. Correo electrónico: rommymorales@ub.edu. ORCID: 0000-0003-2196-1444

***Chileno, Co-autor. Profesor Sociología de la Universidad de la Frontera. Correo electrónico: juan.chavez@ufrontera.cl. ORCID: 0000-0003-3008-0577.

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Introducción y contexto histórico

El camino para el desarrollo y modernización de un país o un continente es una cuestión compleja. Ya la misma definición de lo que es el progreso es algo en permanente disputa. Por lo mismo, el progreso debe ser comprendido no solamente como una meta colectiva sino como un proyecto2. Y en cuanto tal, aquel no puede entenderse independientemente del contexto histórico y político nacional e internacional, así como de los diversos caminos que el mismo concepto de progreso admite. Lo sustancial del progreso, y en particular del desarrollo material y económico, tiene relación con la mejora progresiva de las condiciones de vida de las personas mediante la transformación de las condiciones objetivas de su existencia3. Meta para la cual es posible la coexistencia de distintos caminos a veces sumamente contradictorios entre ellos. Ya la oposición entre capitalismo y socialismo es testimonio de esto y cabe recordar al respecto que Marx4, en Los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, reivindica la importancia que tiene el trabajo no sólo para la transformación del mundo, sino también para la posibilidad de que el ser humano se objetive en su trabajo. Es decir, para que el trabajador pueda identificarse a sí mismo en su obra y reconocer en el mundo que se construye con el trabajo la huella de su participación en él.

La disputa en torno al significado y los caminos para el progreso o desarrollo ha sido especialmente importante en el contexto latinoamericano. Según explica Jorge Larraín5, la modernización de América Latina, aunque puede enmarcarse dentro del mismo proyecto autonomista de Europa y Norte América, fue víctima de un desequilibrio que dio al continente y a la disputa en torno al significado de aquellos conceptos un sello particular. Los ideales emancipatorios de la Ilustración se habrían instalado tempranamente en el imaginario latinoamericano, especialmente de las élites. No obstante, el desarrollo de una economía capitalista no llegaría hasta ya avanzada la segunda mitad del siglo XIX, y la misma no alcanzaría igual fuerza que en otras regiones de Occidente, lo que habría provocado que desde los inicios de la vida independiente de las naciones latinoamericanas se sostuviese la necesidad de replicar los procesos de transformación industrial de los países europeos antes de pensar en el desarrollo. De hecho, según Larraín, no han sido pocos/as los/as autores/as que han indicado que el problema del permanente subdesarrollo de América Latina se explica por el mismo desajuste. Es decir, por el desarrollo de un sistema institucional democrático avanzado en el contexto de una economía pobremente industrializada y sin la existencia de una burguesía local. Esta cuestión redunda en la idea, extendida de modo generalizado durante el siglo XIX y XX, de que, antes del desarrollo, las economías latinoamericanas tendrían que cumplir una serie de precondiciones para transformarse y asemejarse a las naciones desarrolladas, e insertarse así en la economía internacional y aprovechar sus ventajas.

Ahora bien, el tránsito por la vía de la inserción de las naciones latinoamericanas en la economía internacional no fue fácil y no trajo de modo inmediato los beneficios esperados. Así lo constató Raúl

2 Peter Wagner, Progress. A reconstruction, Cambridge UK, Polity Press, 2016, 5.

3 Ibid, 90.

4 Karl Marx, Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 (Marxists.org, 2001), https://www.marxists.org/español/m-e/ 1840s/manuscritos/man1.htm

5 Jorge Larraín, ¿América Latina Moderna? Globalización e Identidad, Santiago de Chile, Lom, 2011, 34-36.

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Prebisch6, quien observará hacia la mitad del siglo XX que la participación de América Latina en el mercado internacional había relegado al continente al papel específico de la producción de alimentos y materias primas para los grandes centros industriales, cuestión que redundaría en que parte de los beneficios producidos en América Latina fueran aprovechados por las grandes economías, pero no por los países latinoamericanos. Y como efecto de esto, para la primera mitad del siglo XX, las ventajas del progreso técnico se habían concentrado principalmente en los centros industriales y no habían llegado a los países de la periferia. En América Latina faltaba, en suma, y según observaba Prebisch7, una ampliación de la productividad que permitiese el aumento del ahorro y de la capitalización que, a su vez, ayudaría al desarrollo de una industria local. Lo que significaba, por otra parte, que era necesario, al menos de modo transitorio, que hubiera un aumento de la participación del capital extranjero en América Latina, de forma que fuera posible un empuje de la productividad, del ahorro y del consumo.

Sin embargo, llevar a cabo un proyecto de industrialización y transformación como el que se requería para empujar a Latinoamérica al nivel de productividad de Europa o Estados Unidos no era sencillo. Especialmente porque el sistema capitalista que se había desarrollado en América Latina era aún bastante precario8. En el contexto chileno, por ejemplo, según explica José Bengoa9, fue posible solamente la instauración de un desarrollo agrario capitalista incompleto que se mantuvo de ese modo al menos hasta la reforma agraria iniciada en 1962. La estructura hacendal del campo chileno, así como el inquilinaje, fueron en este sentido y especialmente en el siglo XX, un obstáculo para la modernización del país, que además se profundizó por un progresivo aumento de la concentración de la propiedad de la tierra: desde el siglo XIX a la primera mitad del siglo XX habría habido un aumento de 288 a 554 grandes predios, lo que expresa que la estructura colonial del campo chileno, antes de la reforma agraria, lejos de retroceder se fue fortaleciendo10. Algo análogo habría ocurrido también en Brasil, donde la producción azucarera fue la principal actividad productiva desde la época colonial hasta bastante avanzado el siglo XX, y en donde la expansión de la industria fomentó la creación de latifundios y una economía dedicada a los monocultivos. Cabe considerar como antecedente de esto que, entre 1930 y 1960, la producción de azúcar de caña en Brasil creció en un 1800% y la de alcohol, producto derivado de la misma actividad, en un 2000%11.

Teniendo como antecedente este contexto histórico se entiende que durante la segunda mitad del siglo XX se difundiera entre algunos pensadores latinoamericanos la convicción de que los patrones tradicionales de crecimiento económico y desarrollo se encontraban agotados. El permanente subdesarrollo de América Latina y la dependencia respecto de las potencias económicas que, lejos de superarse con la participación de los países latinoamericanos en la economía internacional, se consolidó, habría llevado a la constatación de la imposibilidad de seguir la misma vía que abrieran los países del

6 Raúl Prebisch, El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas, Santiago de Chile, CEPAL, 2012[1962], 5-20.

7 Ibid., 7.

8 Larraín, op.cit., 35.

9 José Bengoa, Haciendas y campesinos. Historia social de la agricultura chilena. Tomo II, Santiago de Chile, Ediciones Sur, 1990.

10 Ibid, 12-15.

11 Pedro Ramos y Araken Alves de Lima, "La influencia de la agroindustria de la caña de Brasil en la persistencia de las desigualdades sociales y en las técnicas de producción extensivas y depredatorias", Ules i Imperis 9, 2006, 36.

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norte para alcanzar el mismo estadio de desarrollo12. Esta idea ha sido difundida especialmente por las llamadas Teorías de la Dependencia, que sostienen que habría una estrecha relación entre el desarrollo Europeo y la falta de un desarrollo en Latinoamérica y otros países no pertenecientes a Europa o Norteamérica, puesto que la participación de los países latinoamericanos en la economía internacional se ha limitado a la tarea de proveer a las potencias europeas de los recursos naturales necesarios para su desarrollo13. Esto último hace indispensable el esfuerzo por comprender la singularidad de la situación económica de los países de América Latina así como el modo particular en que el capitalismo se ha desarrollado en la región, antes de poder definir una vía propia para el progreso local.

Pedro Vuskovic y un patrón de desarrollo "concentrador"

Al interior de esta problemática general, Pedro Vuskovic, quien fuera miembro insigne de la CEPAL desde los años 50 y se desempeñara como Ministro de Economía del Gobierno de Salvador Allende entre noviembre de 1970 y junio de 197214, expuso a lo largo de sus reflexiones académicas y políticas por qué las economías latinoamericanas muestran un patrón de desarrollo que las distingue al interior del sistema capitalista global15. Para Vuskovic, la realidad de América Latina, más allá de sus fases históricas particulares, debe ser entendida como parte de un "patrón de desarrollo necesariamente 'concentrador'" y, por lo mismo, "excluyente"16, en tanto que sus economías conducen de forma inevitable a una ascendente concentración de los frutos del crecimiento por parte de estratos o clases específicas de la población en desmedro de otras. Esta lectura se basa en una realidad que sería observable a lo largo y ancho de la región latinoamericana. Haciendo eco de los estudios de la CEPAL, Vuskovic17 deja en claro desde el inicio que, alrededor de 1970, el 5% de la población más rica de América Latina se apropiaba de un 33% del ingreso, mientras que al 20% más pobre de la población le correspondía menos del 4% del ingreso nacional —suponiendo así que una persona en el 5% más rico recibía un ingreso 40 veces superior al de una persona del 20% más pobre—.

Por cierto, la lectura del problema de la concentración no es del todo nueva. Ya Marx se refirió en el pasado, principalmente en algunos pasajes de El Capital y de la Introducción a la crítica de la economía política, a una suerte de proceso de concentración de los medios y resultados de la producción a partir de la dislocación existente entre los/as capitalistas —subdivididos/as en grandes y pequeños/as— frente a la masa de trabajadores/as18. No obstante, en Vuskovic esta tendencia a la concentración se aleja en parte del esquema más dogmático-marxista para adquirir así, tal como adelantamos, la forma de una marcada concentración del ingreso, con una subsecuente generación de estratos socioeconómicos específicos. Allí se entablarían lógicas de estratificación que marcarían una especie de dicotomización grupal de la sociedad entre aquellos grupos que concentran la bonanza económica (como "sector moderno") y aquellos que

12 Jorge Bertini y Pedro Vuskovic, "Política económica y realidad social latinoamericana", Investigación económica 37, n° 143, 1978, 151.

13 Ruy Mauro Marini, Dialéctica de la Dependencia, México D.F., Ediciones Era, 1981, 18.

14 Jacobo Schata, "En memoria de Pedro Vuskovic", Revista de la CEPAL, 50, 1993, 9.

15 Una panorámica bibliográfica de la obra de Vuskovic se encuentra en Carlos Flores Villela y Elke Köppen, "Contribución a una bibliografía sobre el exilio de don Pedro Vuskovic Bravo", Políticay Cultura, 3, 1993, 341-351.

16 Pedro Vuskovic, "Distribución del ingreso y opciones de desarrollo", El Trimestre Económico, 87, 2020[1970], 250.

17 Ibid., 250.

18 Karl Marx, Das Kapital, Berlin, Dietz, 1971, 654 ss., 790; Karl Marx, Einleitung [zur Kritik der Politischen Ökonomie], Bd. 13, Berlin, Dietz, 1974, 630 ss; véase también Marx, Manuscritos económicos yfilosóficos, op. cit.

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estarían en condiciones de precariedad general o exclusión económica (como "sector primitivo"). Si bien existiría un estrato grupal entre ambos (intermedio), son estos dos los que darían cuenta más patentemente de la lógica que pone en movimiento el patrón de desarrollo concentrador como tal —ya sea "cuantitativa como cualitativamente"—19.

Si bien dicha tendencia concentradora, tal como se desprende de la observación de Marx, también sería visible en las regiones mayormente industrializadas (Europa y Estados Unidos), la diferencia de intensidad de la misma daría cuenta del carácter particular del subdesarrollo latinoamericano. En palabras de Vuskovic20: "Como es sabido, un sector pequeño de la población percibe una proporción muy alta del ingreso total en medida mucho mayor a la que se constata en los países capitalistas industrializados, en tanto que la participación de los estratos más pobres es extremadamente exigua". La unicidad formal de la dinámica concentradora adquiere entonces colores propios en virtud de dicha diferencia de intensidad, que indica que "los altos grados de concentración del ingreso constituyen un rasgo inherente al capitalismo dependiente latinoamericano"21. Ciertamente, la interrogante acerca de los fundamentos que permitirían explicar esta diferencia de intensidad que distingue dicha concentración "del ingreso y de los frutos del crecimiento económico" como una suerte de "constante en la evolución histórica del desarrollo latinoamericano"22, resulta del todo relevante. Buena parte de dichos fundamentos descansaría en las características inherentes al régimen capitalista, a los que habría que sumarle, según Vuskovic23, factores adicionales como la herencia colonial en la forma de tenencia de la tierra, el posterior carácter extractivo de la economía y el sello de dependencia en la vinculación del progreso técnico respecto del exterior. Pero estas circunstancias no son absolutas, sino que se deben al proceso histórico particular con el que se encuentra Vuskovic en la segunda mitad del siglo XX.

a. El fracaso de la fase de industrialización sustitutiva

Al respecto, el proceso de "industrialización sustitutiva", también conocido como "industrialización por sustitución de importaciones" (ISI) tampoco logró, a pesar de las expectativas puestas en ella, abrir un nuevo patrón de desarrollo. En esa fase anterior del subdesarrollo latinoamericano, en que el esquema sustitutivo "requería de un Estado cooptador"24 para darle paso a su vez a "políticas redistributivas" de carácter compensatorias25, el intento de adopción de espacios mayores de autonomía productiva tropezó con una lógica general de concentración y continua dependencia. A pesar del intento de transformación gradual de la estructura económica y social latinoamericana, en los hechos "las formas particulares asumidas por la industrialización latinoamericana" condujeron, según Vuskovic, a "una profundización" de la vulnerabilidad de "las economías internas"26. Esto último se debe a que el proyecto de industrialización sustitutiva planteado en América Latina tomó "como su referencia 'de

19 Vuskovic, "Distribución del ingreso", 251.

20 Ibid., 250.

21 Bertini y Vuskovic, op.cit, 157.

22 Pedro Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", Economía de América Latina, n. 5, 1980, 115.

23 Vuskovic, "Distribución del ingreso", 251-256.

24 Pedro Vuskovic y Javier Martínez, "Once proposiciones sobre la situación actual de América Latina", Estudios Políticos, 1977, 18.

25 Pedro Vuskovic, "Economía y crisis", en América Latina, hoy, editado por Pedro Vuskovic, México D.F., Editorial Siglo Veintiuno, 2007[1990]), 22-23.

26 Bertini y Vuskovic, "Política económica y realidad social latinoamericana", 165.

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mercado' la demanda preexistente", proveniente justamente de las capas altas de la población, contribuyendo así a "reproducir la desigualdad" y concentración27. Prebisch28 ilustra esto señalando que hacia 1960 el 5% más rico de la población abarcaba tres décimos del consumo total de América Latina, lo que equivalía a un consumo medio familiar 15 veces superior al del 50% de la población más pobre. En ese sentido, en la medida en que la industria se adaptaba a las demandas internas "de los sectores sociales beneficiados por la concentración del ingreso" —asumiendo por contrapartida la "participación exigua de las capas más pobres"29—, la supervivencia del patrón de desarrollo concentrador y excluyente quedaba entonces asegurada. De ahí que la concentración no se erigiera solamente como resultado de aquella lógica económica, sino que incluso como motor inherente a la misma, en tanto el desarrollo industrial dependía directamente del crecimiento y composición de la demanda interna. En palabras de Vuskovic30:

En muchos países latinoamericanos, no obstante lo exiguo del nivel medio del ingreso, la minoría beneficiada por la distribución (digamos, el 5 por ciento de la población) disponía de montos absolutos de ingreso comparables a los de los estratos más ricos de las naciones desarrolladas y, por lo tanto, buscaban reproducir las formas de vida y consumo de estos últimos, es decir, ejercían una demanda crecientemente diversificada, que alentaba el mismo grado de diversificación en las estructuras productivas que se construía: reprobable socialmente, la concentración del ingreso cumplía en todo caso una función de dinamismo económico.

A pesar de ello, enfrentado a la problemática del crecimiento, el modelo de industrialización sustitutiva mostraba también falencias que la hacían tambalear frente al escenario económico-político internacional. En cercanía y distancia a los postulados de Marx31, quien observaba el progreso de la sociedad a partir del desarrollo pleno de las fuerzas productivas, Vuskovic sostiene que los viejos postulados de la izquierda latinoamericana sobre el denominado agotamiento del capitalismo "acertaban en un sentido y erraban en otro"32: mientras que, por una parte, acertaban en asumir que el capitalismo latinoamericano era crecientemente incapaz de "desarrollar las fuerzas productivas en nuestras sociedades" —entre otras cosas por dicha dependencia respecto de una demanda interna diversa pero extremadamente pequeña— , agudizando con ello tendencias al estancamiento, por otra parte, erraban al pasar por alto que lo que se agotaba, según el ex ministro de Allende33, "no era el capitalismo en sí", sino una forma específica de "acumulación capitalista". Era el modelo de industrialización sustitutivo de importaciones, que en todo caso manifestaba límites sociales relativos al "empobrecimiento mayor de los pobres" en beneficio de "los estratos privilegiados" que componían la demanda interna de las economías latinoamericanas34, el que agotaba con el paso del tiempo sus posibilidades de funcionamiento y expansión, llevando al continente a adherir con ello más fuertemente a los condicionamientos de la dependencia exterior. A partir de lo mismo, se abre camino una

27 Pedro Vuskovic, "La crisis y las exigencias del futuro de América Latina", Problemas del Desarrollo, 69, 1987, 34.

28 Raúl Prebisch, Hacía una dinámica del desarrollo latinoamericano. Con un apéndice sobre el falso dilema entre desarrollo económico y estabilidad monetaria, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1963, 6.

29 Vuskovic, "Economía y crisis", 42.

30 Vuskovic, "La crisis y las exigencias del futuro", 34-35.

31 Karl Marx, Vorwort zur Kritik der Politischen Ökonomie, Bd. 4, Berlin: Dietz, 1974.

32 Vuskovic y Martínez, "Once proposiciones", 6.

33 Idem.

34 Vuskovic, "La crisis y las exigencias del futuro", 35.

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transformación internacional que habría marcado el destino regional no sólo hasta los últimos días de vida de Vuskovic, sino hasta el presente.

b. La reconversión exportadora de la economía

Integrado en un sistema capitalista global a fines de los 60s y principios de los 70s, cuya división internacional del trabajo comienza a descansar cada vez más en el aprovechamiento de la "mano de obra 'barata' de las áreas dependientes y subdesarrolladas", estrechando así los límites de un "desarrollo nacional independiente", a la vez que acentuando la penetración creciente de empresas transnacionales, etc., aquel modelo de industrialización sustitutiva estaba condenado a su desdibujamiento estructural35. Con la superación histórica de dicho momento, aparece entonces la alternativa de la apertura plena a los procesos de internacionalización de la producción económica mediante una nueva lógica de acumulación, en un refaccionado pero —en lo central— igualmente existente patrón de desarrollo. Puestos ante tal desafío, se buscó "reconvertir a estas economías" tercermundistas, estancadas en procesos sustitutivos altamente inflacionarios, "en economías exportadoras", basadas justamente en la disminución de los salarios reales —mano de obra "barata"— para la sustentación de la producción para el "mercado mundial"36. Dicho reacomodo de la forma específica de acumulación aparece — dialécticamente— "una vez que el viejo modelo" "se agota, y cuando este agotamiento es históricamente irreversible", aducen Vuskovic y Javier Martínez37. Así, las economías latinoamericanas reconvirtieron sus esquemas de producción, dedicándose fundamentalmente a la exportación especializada de materias primas, a saber: de trigo, maíz y carne en Argentina, de metales en Bolivia, de cobre en Chile, de caña de azúcar y alcohol en Brasil, de café en Colombia, de petróleo, tómate, aguacate (palta) y maíz en México, etc.

En el marco de dicho proceso de "internacionalización de la producción", América Latina se convirtió entonces en una "pieza decisiva para el capitalismo internacional"38. Esto se debió justamente a su condición de "fuente y reserva de recursos naturales (agrícolas, minerales, energéticos)", así como a su dimensión global, con una población y un producto anual cada vez mayores, y una capacidad extendida de adquisición de "productos químicos, bienes de capital y bienes de consumo duradero"39. Para ello no sólo se debió asegurar el acceso expedito de las empresas transnacionales —aquellas empresas que Allende, acompañado del mismo Vuskovic, denunciaba en 1972 frente a la Asamblea General de la ONU por su tremendo poderío al interior de las naciones subdesarrolladas—, sino que, por lo mismo, la profundización de los lazos consiguientes de dependencia, determinados por las posibilidades de ingreso o no a los mercados exteriores de los países centrales. De ahí la configuración de una estrecha vinculación de los estratos burgueses nacionales —aquellos que monopolizaban ya no las empresas industriales, sino las productoras de materias primas— con las empresas transnacionales de Europa y Estados Unidos40. Tal como expone la CEPAL41, hacia 1970 la Comunidad Económica Europea (CEE)

35 Pedro Vuskovic, "La reestructuración del capitalismo mundial y el nuevo orden económico internacional", Comercio Exterior 30, n. 12, 1980, 1324.

36 Idem.

37 Vuskovic y Martínez, "Once proposiciones", 6-7.

38 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 121.

39 Idem.

40 Vuskovic, "La reestructuración del capitalismo", 1326.

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ocupaba el segundo lugar (después de Estados Unidos) en el comercio exterior total de los países de América Latina, con una participación que creció significativamente durante la década de 1960. Entre 1958 y 1960 la CEE absorbió 17% de las exportaciones de América Latina, y para 1968 ese porcentaje aumentó al 20%. Además, la CEE suministro el 19% de las importaciones de Latinoamérica desde 1958 a 1968. Asimismo, las exportaciones latinoamericanas hacia la CEE crecieron entre 1958-1960 y 19661968 a una tasa anual de 6,6%, muy por encima del 4% anual con que crecieron, en los mismos periodos, las exportaciones totales del continente.

La crisis latinoamericana de un refaccionado patrón de desarrollo concentrador/exportador

Pero no todo lo que brilla es oro: por debajo de ese crecimiento en las relaciones externas entre los países centrales y las naciones subdesarrolladas latinoamericanas, aparecieron al corto tiempo algunas consecuencias ciertamente críticas. Tal como lo han resumido Vuskovic y Martínez en el Seminario Permanente de Latinoamérica en 1977, esta nueva forma de acumulación supuso: "(a) Una creciente polarización estructural de las economías", circunscribiendo el dinamismo a un sector de alta modernización monopólica, arrasando con sectores medios y excluyendo abiertamente a los estratos "primitivos"; "(b) Una orientación crecientemente exportadora de las economías", la que estrecha crecientemente la extensión de la demanda interna de los mercados; "(c) Una agudización extrema de los procesos de concentración, centralización y extranjerización del capital, y una acentuación igualmente extrema de la regresividad en la distribución del ingreso; (d) Un crecimiento del ejército industrial de reserva (...) como característica estructural y no coyuntural", y, finalmente, "(e) En la mayor parte de los casos, una incapacidad consustancial para alcanzar niveles significativos de crecimiento"42. En síntesis, se observaría la gestación de un trance histórico latinoamericano ciertamente crítico que, si bien no se explica meramente por el estilo de dicha "reconversión exportadora", encuentra nuevas dimensiones a partir de la misma. Lo que, según Vuskovic, entra en crisis es nuevamente el patrón de desarrollo de base, el cual le agrega aquí a su cariz concentrador — visible también en la fase de la industrialización sustitutiva— un formato claramente "exportador".

a. Factores externos de la crisis

Aquello que marca la crisis de América Latina es un refaccionado patrón concentrador de desarrollo, que le suma entonces una relevante veta crítica a la sopa43 —la dimensión exportadora—. En ese contexto, y buscando explicar esta primera dimensión externa de la crisis latinoamericana, es que Vuskovic se sirve directa y explícitamente del pensamiento marxista en su análisis del tránsito crítico que se observa en la región en los años 70s e inicios de los 80s. Como se observa en detalle en su libro La crisis en América Latina.. Un desafío continental, el marxismo había sostenido tres tipos de crisis relacionadas al capitalismo global: el primero, "es la crisis general del capitalismo" que apunta al "proceso histórico de desaparición del sistema"; el segundo, es "la crisis económica estructural del capitalismo", la que incluye la "crisis de

41 CEPAL, "Relaciones entre América Latina y la CEE. Parte II. El comercio entre América Latina y la CEE: sus principales características y problemas", CEPAL, 1970, 1.

42 Vuskovic y Martínez, "Once proposiciones", 7.

43 Vuskovic, "Economía y crisis", 43.

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regulación monopolista de Estado", entre otros factores; y el tercero, es "la crisis cíclica de la economía capitalista", la que tendría su origen en la propiedad privada de los medios de producción, en la disociación de "la producción social y la centralización de los frutos de ella, [en] el carácter anárquico de la producción" 44, etc.. Pues bien, mientras el primer tipo de crisis opera como una suerte de telón de fondo de los procesos societales mundiales, que encuentran a su vez expresión en el segundo tipo de crisis —relacionado a la crisis económico-estructural del capitalismo—, es el tercer tipo de crisis el que capta especial atención en Vuskovic, toda vez que permite el despliegue de observaciones tendentes a distinguir regionalmente la afluencia de las crisis capitalistas, y en este caso en particular, las crisis de las economías latinoamericanas.

Desde esta perspectiva, Vuskovic entiende que las crisis cíclicas afectan, "es necesario recalcarlo", "de modo desigual a las diversas categorías de países en el sistema imperialista actual"; en ese sentido, la evolución de "la crisis en América Latina no sería igual a los rasgos que caracterizan la misma en los países imperialistas"45. Este planteamiento se sustentaría, sin duda, en una observación empírica de las dos grandes crisis cíclicas de su contemporaneidad, a saber: la crisis de 1974-1975 y la de 1980-1982. En el caso de la crisis de los años setenta, las tasas de crecimiento, que en promedio resultaban considerablemente "mayores que en los países industrializados", obtuvieron una caída menor, con una duración más corta y una "recuperación más significativa" que, en tales naciones, suponiendo así una mayor resistencia ante los embates desestabilizadores46. Pero si en la primera crisis cíclica la crisis había impactado con menor fuerza en la región latinoamericana, en la segunda crisis cíclica se dan vuelta los papeles de manera dramática. En el período de 1980-1982, América Latina habría "enfrentado un retroceso brutal de sus niveles de actividad, con caídas absolutas en el nivel del producto, reducciones significativas del ingreso por habitante, depresión de los indicadores del sector externo, caída en los indicadores de la inversión, transferencia neta —fuga de capitales incluida— de recursos financieros, etc."47. Al respecto, es del todo interesante el papel dialéctico que habría jugado el modelo de acumulación establecido como resultado de la mencionada reconversión de las economías tercermundistas en economías exportadoras.

El proceso de internacionalización de la economía que había sucedido al abandono de la estrategia de industrialización sustitutiva habría jugado un rol relevante en la "evolución y superación" de la primera crisis: por una parte, una cierta escasez de materias primas había "provocado cierto auge de las importaciones desde los países capitalistas desarrollados, manteniendo e incrementando los ingresos por exportaciones de los países capitalistas subdesarrollados"; por otra parte, la "caída generalizada de las tasas de ganancia en los países desarrollados" había impulsado "la colocación de recursos financieros" bajo la forma de créditos, préstamos desde la banca privada —bajo la rectoría de las empresas transnacionales—, los que estaban orientados por sobre todo al mundo subdesarrollado, en particular a América Latina48. Por esto mismo, la crisis cíclica de mediados de los 70s habría terminado impactando en mucha mayor medida a los países desarrollados que a los de América Latina. Sin embargo, lo que hoy te salva mañana te mata: los elementos que "habían sido fuente de la solución a la

44 Pedro Vuskovic, La crisis en América Latina. Un desafío continental (México: Editorial Siglo Veintiuno, 1990), 166, 171.

45 Ibid., 166.

46 Ibid., 175.

47 Idem.

48 Idem.

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crisis cíclica y que permitieron que la región librara relativamente airosa sus consecuencias significaron que de nueva cuenta se crearan las condiciones necesarias para el desarrollo de la siguiente crisis cíclica"49. En ese sentido, el empuje y progreso que generó una sobreproducción de materias primas mineras, agrícolas, energéticas, etc., se reconvirtió dialécticamente en el fundamento de la crisis cíclica que explotó entre 1980-1982 y mantuvo luego características de "crisis en estado de reposo". De hecho, como consecuencia de esta crisis, la región retrocedió del 121% de promedio del PIB per cápita mundial al 98%, y del 34% al 26% del PIB por habitante de los países desarrollados, entrando en lo que luego se llamó la "década perdida" para la economía latinoamericana, período caracterizado por un aumento de la incidencia de la pobreza que va de 40,5% en 1980 a 48,3% en 199050.

A lo largo de su formación histórica, las economías de América Latina habían pagado "un precio muy alto por su adecuación constante a las alternativas de la demanda externa por sus exportaciones"; esto se debía sobre todo a la construcción de sus "sistemas productivos" en torno a un tipo de exportación determinado desde afuera y con frecuencia derrumbado "estrepitosamente por una sustitución técnica en los países compradores"51, para luego volver a comenzar desde cero —tal como se advierte con la crisis del salitre en Chile en los años 30s, producto de la invención del salitre sintético—. Y de ahí que esto se agudizara, sin embargo, con la reconversión exportadora y jugara un "papel determinante en la precipitación de la crisis latinoamericana" de los años 80s52. En virtud de dicha relación dependiente, la periferia latinoamericana habría asumido un papel "pasivo y subordinado", constituyéndose como una suerte de prolongación "apendicular" de los centros, tal como sostenía Prebisch, con la tarea de suministrarles las materias primas respectivas a bajo costo, ajustándose así a unos principios de "división internacional del trabajo" que implican una mayor vinculación con los centros y una simultánea precarización de la periferia53. Por todo esto, la dimensión externa, esto es el modelo tradicional de exportación como "factor de impulso dinámico" del desarrollo latinoamericano aparecería finalmente como un modelo "muy estrecho hacia el futuro"; este se habría convertido en una suerte de soga al cuello, resumido en el lema: "exportar o morir"54.

b. Factores internos de la crisis

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Pero el patrón concentrador-exportador de desarrollo no hace crisis solamente en lo que respecta a su dimensión externa, sino también en su interna, en lo tocante a los problemas sociales que emergen recrudecidos, producto, justamente, de la solidificación de las tendencias a la concentración del ingreso. En lo que respecta a esto mismo, Vuskovic55 da cuenta de cómo se habría fortalecido "hacia adentro" la lógica concentradora, resumida en la vieja frase de Alexander von Humboldt en 1814: "México es el país de la desigualdad", frase que se podría aplicar en todo caso a cualquier país de la región latinoamericana. Si, como hemos mencionado, esta dinámica concentradora ya era observable en el

49 Ibid, 177.

50 José Antonio Ocampo, "La crisis latinoamericana de la deuda a la luz de la historia", en La crisis latinoamericana de la deuda desde la perspectiva histórica, editado por José Antonio Ocampo et. Al, Santiago de Chile: CEPAL, 2014, 19-44.

51 Vuskovic, "La crisis y las exigencias del futuro", 31.

52 Vuskovic, "Economía y crisis", 21; véase también Pedro Vuskovic, "Raúl Prebisch y su teoría del capitalismo periférico", Comercio Exterior 37, 1987.

53 Vuskovic, "Raúl Prebisch", 410.

54 Pedro Vuskovic, "Hacia un programa económico de la izquierda", Cuadernos Políticos 57, 1989.

55 Vuskovic, "La crisis y las exigencias del futuro", 35 ss..

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esquema de industrialización sustitutiva, basada en la absorción de la demanda interna de los grupos que concentran los ingresos nacionales, esta misma habría alcanzado en el marco del modelo exportador una confirmación fáctica radical. Según Vuskovic, al observar el devenir contemporáneo de las sociedades latinoamericanas, sería posible constatar incluso una suerte de "aritmética de la desigualdad" que aparecería producto de dichas tendencias a la concentración. Esta aritmética de la desigualdad —expresada también bajo la idea de una dinámica de desigualdad56 o dinámica de concentración57— habría supuesto que una "fracción de la población concentra[ra] el ingreso indispensable para poder acceder a las producciones diversificadas" de la estructura productiva, "con la contrapartida inevitable de la exclusión de otras fracciones de la población"58.

Para Vuskovic, el grado "extraordinariamente alto de concentración" que adquiere el "capitalismo dependiente latinoamericano" en la fase exportadora de su economía regional daría cuenta de este esquema móvil de desigualdad, que pondría en marcha "interrelaciones y fuerzas" que se alimentan recíprocamente, permitiendo así "ahondar cada vez más ese carácter concentrador"59. Aquel ahondamiento de los procesos de concentración y consiguiente desigualdad que expresa dicha lógica de "acumulación capitalista" no puede tener lugar además sin implicar consecuencias de índole social. Para Vuskovic, la fuerza generada en esa dinámica de desigualdad, tan visible y patente en la evolución general del capitalismo dependiente latinoamericano, pondría al sistema frente a "tensiones y contradicciones crecientes, que en definitiva no pueden sino desembocar en su crisis"60. Por lo mismo, esta crisis tiene a nivel interno una categorización inconfundible y elocuente, que forma parte del título de uno de los más destacados artículos de Vuskovic a inicios de los años 90s, a saber: América Latina: la crisis de la desigualdad. Los conflictos y vicisitudes sociales que experimentaría la región latinoamericana a nivel social tendrían que ver justamente con una crisis detonada por una desigualdad que conducía a un enorme empobrecimiento y "deterioro en las condiciones de vida de las grandes masas de la población"61.

En paralelo a estas dinámicas de concentración y desigualdad, que dan cuenta de un tipo de constante del patrón de desarrollo latinoamericano, Vuskovic observa cómo habría aparecido también un discurso dominante que solidificaría el desenvolvimiento de la crisis, ocultando las consecuencias principales de la misma. Aquel discurso dominante se basaría en tres elementos: (1) Un primer concepto tiene que ver con la tesis defendida por algunos/as intelectuales de que 'la crisis es un fenómeno que se circunscribe a la esfera económica"62, sin comprender el nivel de impacto que esta tendría en otras dimensiones, como la social y política (y viceversa). (2) Un segundo elemento tiene relación con la identificación de la crisis actual con meros "factores externos", sin entender, según Vuskovic, que "la crisis actual de América Latina tiene que ser comprendida" a un nivel interno, como se ha señalado, "más que nada, como una crisis de desigualdad", esto es: "como el agotamiento de un modo de crecimiento económico" o patrón de "desarrollo" que acabó "por encontrar en su misma condición concentradora

56 Vuskovic, "Economía y crisis", 23.

57 Bertini y Vuskovic, "Política económica y realidad social latinoamericana", 157.

58 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 116.

59 Bertini y Vuskovic, "Política económica y realidad social latinoamericana", 157.

60 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 116.

61 Vuskovic, "Hacia un programa económico de la izquierda".

62 Pedro Vuskovic, "América Latina: la crisis de la desigualdad", Problemas del Desarrollo 80, 1990, 127.

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y excluyente unos límites ya no sólo sociales y políticos, sino también económicos"63. (3) Un tercer componente tiene que ver con la "difusión de la idea de que la crisis viene imponiendo sacrificios (...) al conjunto de la población"64, sin apreciar verdaderamente cómo es que los costos son al final asumidos mayoritariamente por las masas más desposeídas en tanto el funcionamiento del sistema aparece intocable.

Visto desde una perspectiva más abstracta, la crisis general de América Latina adquiere entonces, según Vuskovic65, el carácter de "desenlace de un complejo de factores, de naturaleza externa e interna, de corto plazo y de largo tiempo de gestación". En la cara externa, unas políticas económicas de "acoplamiento pleno" y subordinado "a los centros capitalistas dominantes y al acelerado proceso" de internacionalización; en la cara interna, unas políticas "regresivas en su esencia, que acentúan el carácter concentrador y excluyente de la mayoría de las sociedades latinoamericanas" como supuesta base para un desarrollo y dinamismo, que termina siendo obstaculizado por las mismas66. Es la dinámica capitalista "y no su insuficiencia" la que se manifiesta en este tipo de diferenciaciones, abriendo con ella los grandes desafíos a los que se ve enfrentado América Latina como un todo, los que emanan desde lo que ha venido ocurriendo con el sistema de relaciones económicas internacionales y el problema de "los destinatarios del esfuerzo económico" como tal67. Pero ¿cómo responder satisfactoriamente a esta crisis bidimensional, externa e interna, que atraviesa la región latinoamericana? ¿Qué respuestas y/o estrategias se ofrecen como métodos para enfrentarla? ¿Cuál es papel que debiera jugar la izquierda latinoamericana ante tal trance histórico? ¿Será posible transitar un camino propio de superación de la crisis que aqueja al continente? Este tipo de preguntas son las que ocuparon a Vuskovic más intensamente a lo largo de su carrera académica y política —ya desde que ingresara a la CEPAL en 1950, pasara por el gobierno de la Unidad Popular en Chile a inicios de los años 70s, hasta que falleciera en el año 1993 en Ciudad de México—.

Las opciones de desarrollo ante la crisis: entre la profundización y la ruptura del sistema

A propósito de las interrogantes por los métodos de superación de la crisis, adquiere aún mayor vigencia la preocupación de fines de los 60s y principios de los 70s acerca de los "estilos de desarrollo", marcando el eterno retorno de un trascendental componente latinoamericano. Pero, si bien dicha preocupación sirve como cohesionador interpretativo, las posibilidades de respuesta sobre la misma difieren claramente, haciendo aún más urgente una definición al respecto. Frente a esto, y luego de una experiencia larga de concentración y desigualdades sociales estables, de cooptación productiva por parte de "segmentos minoritarios de las poblaciones", de una dependencia estructural frente a los centros desarrollados, Vuskovic distingue grosso modo dos opciones de desarrollo para enfrentar esta crisis: la primera gran opción se basa en una "profundización de las tendencias pretéritas", en la esperanza de poder retomar el camino adecuado para el crecimiento económico de la sociedad, con la promesa paralela de una compensación futura de los sacrificios necesarios para ello; la segunda gran opción tiene

63 Ibid, 132-133.

64 Ibid, 134.

65 Vuskovic, "Economía y crisis", 23.

66 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 120.

67 Vuskovic, "Hacia un programa económico de la izquierda".

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relación con el intento de una reversión sustantiva de las tendencias mencionadas, lo que implica una redefinición de los objetivos del desarrollo, así como de las estructuras productivas, patrones de vida y consumo, etc.68. Por cierto, cada opción involucra formas y desafíos diferenciados.

a. Políticas de segregación y corrección: la profundización del refaccionado patrón de desarrollo

La primera opción, tendente a profundizar el refaccionado patrón de desarrollo, descansa a su vez en dos vías o estrategias para enfrentar la crisis. La primera vía tiene que ver con la denominada estrategia de segregación. Esta es la variante que vendrían conformando diversos sectores de intereses económicos predominantes, los que logran permear el ámbito de acción de los gobiernos latinoamericanos. Esta estrategia de segregación apunta a una limitación de los recursos plausibles de movilización, en tanto "los condicionamientos externos y las restricciones de todo orden obligarían a una política de 'selectividad'"; la clave de este tipo de estrategia reside entonces en la reunión de todos los recursos posibles "en una parte de la economía y con vistas a que sirvan igualmente a una parte de la sociedad, aceptando como contrapartida, supuestamente inevitable, alguna forma de marginación del resto"69. Esta vía segregadora se identifica así con las políticas económicas "estabilizadoras" que apuntan a la consolidación de las posiciones económicas alcanzadas, para lo cual las denominadas políticas de ajuste han jugado un rol central. Las políticas de ajuste, cuyo contenido esencial fue definido por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, apuntaban fundamentalmente a aminorar el desequilibrio fiscal de los países en desarrollo, seriamente impactados por enormes índices de endeudamiento —i.e. deuda externa— asumidos con antelación, tal como se ha señalado respecto del proceso de internacionalización de las economías latinoamericanas.

En virtud de que los países subdesarrollados arribados a la crisis ya no pueden "disponer de financiamiento externo adicional", resulta indispensable "modificar la relación entre exportaciones e importaciones y comprimir el gasto, 'ajustándolo' de modo que no siga presionando sobre el saldo de la cuente corriente con el extranjero"70. El objetivo, por tanto, no es en primera instancia reducir el impacto de la crisis en los países dependientes, sino más bien devolverlos a una situación de "endeudamiento sano", para estar en condiciones de preservar la lógica de funcionamiento internacional llevada a cabo hasta ese momento. Por ello, aunque no se asuma directamente, se trata finalmente de "identificar todo aquello que debería hacerse para poder seguir pagando los servicios de la deuda externa acumulada en las condiciones extraordinariamente difíciles que han llegado a prevalecer"71, esto es: mediante una reducción del gasto interno o un cambio en la relación de exportaciones e importaciones nacionales. Como sea que se desplieguen, la amplitud y profundidad que asumen las políticas de ajuste hacen relativamente sencillo, como sostiene Vuskovic72, el poder identificarlas con "los programas de estabilización y las políticas 'neoliberales'". El mismo caso chileno expone esto de manera patente, en tanto "las políticas de la dictadura militar" canalizaron los recursos hasta terminar creando en una parte de Chile "las condiciones para una sociedad de relativa abundancia,

68 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 114.

69 Vuskovic, "Economía y crisis", 44.

70 Ibid., 31.

71 Ibid, 31-32.

72 Ibid, 32.

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sustentada en ese pedazo del país por una economía moderna y tecnificada" —muy al estilo de lo que se entiende hoy en día como el oasis chileno—, mientras que la otra parte de Chile —mayoritaria— se caracteriza "por el empobrecimiento, los retrocesos en la condición de vida, el desempleo", etc.73.

Una segunda vía interna a la opción que tiende a profundizar las condiciones del refaccionado patrón de desarrollo imperante, tiene que ver con lo que Vuskovic denomina estrategia correctora. Esta variante ha sido promovida fundamentalmente por organismos internacionales, particularmente desde la Organización de las Naciones Unidas y descansa en el supuesto de que "los niveles alcanzados por las fuerzas productivas en el mundo subdesarrollado —con mayor razón en América Latina— y las posibilidades de la cooperación internacional tendrían la potencialidad necesaria para erradicar las situaciones extremas de pobreza e indigencia"74. Esta estrategia correctora se entabla a partir del reconocimiento de las condiciones de pobreza extrema e indigencia como extremos que afectan a la población latinoamericana y han de ser corregidos. Mientras que a nivel social y político se apunta a la importancia del sistema democrático, convocando a su vez a una suerte de "concertación" o "pacto social" para asegurar su viabilidad práctica —muy al tenor de lo que será en Chile la Concertación de Partidos por la Democracia—, a nivel económico se procura generar una armonización de las orientaciones del denominado "crecimiento hacia adentro" con la continuidad en "los empeños por lograr una inserción mayor en la economía mundial", basado en estrategias de apertura sistemática al exterior75.

Encuadrada en una suerte de "neodesarrollismo", esta estrategia correctora defendería igualmente un espacio de acción para el Estado, ya sea para "ejercer una conducción económica global indispensable como para asumir responsabilidades directas de suministro de algunos de los 'satisfactores' de las necesidades básicas"; aunque atribuyendo siempre al mercado "el rol fundamental en la asignación de los recursos", así como a los propietarios de capitales las garantías suficientes para su subsistencia y reproducción76. En ese sentido, la estrategia correctora, con sus proyecciones en materia de desarrollo agrícola e industrial, se identifica de forma más cercana con las denominadas políticas expansivas o expansionistas, a partir de las cuales se pretenden compartir en alguna medida mínima los frutos del desarrollo con estratos no-monopólicos. Esto último se observaría, por ejemplo, en una ampliación de los servicios sociales de carácter público, posibles de reconocer en ámbitos como la salud y la educación, destinadas a compensar por la vía estatal las externalidades negativas del patrón de desarrollo vigente77. Como afirma Vuskovic78, la misma CEPAL habría sido identificada como uno de los exponentes institucionales más destacados de este tipo de propuestas, valoradas usualmente como "progresistas".

Ya sea en su estilo más neoliberal o de avanzada, Vuskovic entiende que ambas estrategias coinciden en lo que respecta a la preservación del refaccionado patrón de desarrollo —predominante hasta el día de hoy—. Es más, la diferenciación —sino incluso oposición— observable entre ambas parecería ser más de

73 Ibid., 44-45.

74 Ibid., 46.

75 Idem.

76 Vuskovic, La crisis en América Latina, 160-161.

77 Vuskovic, "América Latina: la crisis de la desigualdad", 140.

78 Cfr. Bertini y Vuskovic, "Política económica y realidad social latinoamericana".

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tipo "formal" que "esencial". Si bien sus objetivos y métodos desarrollados se muestran diferentes en el corto plazo, ambas variantes se mostrarían a largo plazo como complementarias en su función principal de afirmar "un mismo patrón monopólico de desarrollo", el que se basa ya no solo en una persistente dinámica de concentración, sino también en la mencionada extranjerización79. Así se observa cómo las políticas de ajuste, pero también las políticas expansionistas, no operan realmente como programas para "salir de la crisis", sino apenas para "administrarlas". En ese sentido, su objetivo central "no es resolver la crisis, sino salvar de sus consecuencias a los intereses que representa[n]"80, esto es: los intereses de los sectores privilegiados económicamente. Ambas vías configuran así una primera gran opción o camino necesario para "salvar el sistema". El mismo propósito de "corregir las situaciones de pobreza extrema", como se observa en la estrategia más "progresista", no sólo tiende a omitir la necesidad de cambios fundamentales, sino que, al igual que la estrategia segregacionista, tiende a profundizar "la raíz" de las mencionadas situaciones de miseria, de dependencia externa y concentración interna, haciendo cada vez más indispensable la instauración de regímenes represivos para su preservación —piénsese, sin ir más lejos, en la masividad de las dictaduras latinoamericanas en la década del 70 y 80—.

b. Políticas de transformación: el desafío de un nuevo patrón de desarrollo

La segunda opción de desarrollo manifiesta patentemente la alternativa defendida por Vuskovic. Este camino nace desde la necesidad imperiosa de generar nuevas reflexiones acerca de la crisis profunda que enfrenta América Latina y sus políticas económicas convencionales —ya sea, como se ha dicho, de espíritu neoliberal o neodesarrollista—. Por ello, una revisión empírica y una teorización crítica han de abrirse paso mediante un primer acto de reconocimiento de dicho escenario, en tanto es aquella realidad en sí misma la que daría cuenta de "la urgencia de respuestas alternativas"81. De ahí que sería hora de abandonar la lucha de trincheras para avanzar en el estudio de "nuestra miseria actual", repensar "nuestra región desde las claves más gruesas" y, a partir de lo mismo, abrir perspectivas posibles de "salida de la crisis"82. Con una suerte de frustración aprendida, Vuskovic entiende ya en plenos 80s que las izquierdas latinoamericanas no han ofrecido alternativas "idóneas", y ello "no sólo para una transformación profunda, sino incluso para reformas moderadas"83. Por ello, recae en el economista latinoamericano más que nunca la "responsabilidad insoslayable" de ir más allá de la mera crítica y denuncia, de sobrepasar la colonización del individualismo, y así atreverse a formular una "propuesta diferente", "una nueva convocatoria", a "configurar otra solución"84.

Esta imagen o proyecto general supone cierta utopía, pero no gratuitamente. Según Vuskovic85, la envergadura de la crisis hace que prácticamente no exista escapatoria a pensar un modelo diferente a estos esquemas del pasado. En ese marco, Vuskovic expone lo que defiende bajo la categoría de estrategia transformadora. Esta vía procura encarar la crisis antes que corregir, retocar o compensar lo ya existente. Así, se apunta a una proyección de las conclusiones esgrimidas a partir del diagnóstico crítico

79 Ibid., 164.

80 Vuskovic, "Economía y crisis", 45.

81 Bertini y Vuskovic, "Política económica y realidad social latinoamericana", 171.

82 Ibid., 5; Vuskovic, "Economía y crisis", 41.

83 Vuskovic, "Hacia un programa económico de la izquierda".

84 Pedro Vuskovic, "El economista latinoamericano y su tarea actual", Comercio Exterior 31, n. 6, 1981, 603, 605; véase también Vuskovic, "Hacia un programa económico de la izquierda".

85 Vuskovic, La crisis en América Latina, 13.

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esbozado más arriba, trascendiendo los intentos por generar "opciones intermedias" mediante políticas parciales —ya sea de producción, empleo, absorción tecnológica, etc.86—. Esta opción es a su vez necesariamente una opción global y total —en ningún caso una nueva "refacción"—, cuyos rasgos centrales quedan expresados con relación a las dos dimensiones críticas mencionadas con anterioridad: la externa y la interna. Frente a la dinámica de extranjerización y dependencia externa, Vuskovic entiende como clave la diversificación geográfica de las relaciones económicas internacionales, esto es, a partir de tres caminos: una acentuación de las relaciones económicas con países socialistas, una profundización de las relaciones "sur-sur" —esto es con otras naciones subdesarrolladas— y, sobre todo, un viraje decisivo hacia la "integración económica de América Latina"87. Respecto de esto último, y más allá del fundado escepticismo que genera, Vuskovic apunta a ir más allá de la reedición de esquemas anteriores, más allá de una perspectiva netamente comercial, en dirección a un "amplio proyecto unificador", de "complementariedad e integración de las estructuras productivas", conducido por intereses "regionales latinoamericanos" y no "por las grandes empresas transnacionales"88.

En este marco, esta estrategia externa de recomposición del modelo de desarrollo vendría a recuperar y re-significar el sentido de la demanda por un "nuevo orden económico internacional" —categoría acuñada en la VI Asamblea de la Organización de Naciones Unidas en el año 1974—. Si bien esta categoría apuntaba originalmente a la exigencia de los países subdesarrollados de generar nuevas reglas de funcionamiento en materia de relaciones económicas internacionales con respecto a las naciones de capitalismo avanzado —en una suerte de esquema "sur" vs "norte"—, esta perspectiva apunta a que el mundo subdesarrollado y América Latina en concreto puedan forjar un "nuevo orden" a través de sus propios medios, "modificando drásticamente el sistema de relaciones económicas externas en el que han procurado desenvolverse en el pasado"89. En ese sentido, "son los hechos objetivos" —la angustiosa "deuda externa"— tal como se constataría en la realidad latinoamericana, 'los que imponen ahora" la necesidad de un "cambio fundamental" del esquema de relaciones internacionales basado en el "patrón exportador tradicional"90. Esto último, no supone "autarquía" —no se pretende volver a la industrialización sustitutiva ya superada históricamente—, ni tampoco una renuncia a los "beneficios" de la "corriente exportadora", pero "sí obliga a (...) una reconsideración del papel del "sector externo" en el desarrollo global", de tal forma que en el futuro la pregunta fundamental no debiera seguir siendo "cuál es el máximo que podemos exportar", sino "cuál es el mínimo de exportaciones que necesitamos" para "cubrir los requerimientos básicos de importaciones que demanda el desarrollo interno"91.

En lo que respecta a la dinámica de concentración y desigualdad interna a los países latinoamericanos, Vuskovic92 entiende aquí indispensable la variación del foco de desarrollo latinoamericano, trasladándolo a "las necesidades y demandas del conjunto de las poblaciones". Esto último involucra una decisión trascendental, destinada a "revertir las tendencias concentradoras y marginalizadoras predominantes en la dirección exactamente opuesta", en la búsqueda de una integración social real, entendiendo que "el conjunto de la sociedad y no un pedazo de ella" han de establecerse como los

86 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 117.

87 Vuskovic, "Economía y crisis", 48.

88 Vuskovic, "La crisis y las exigencias del futuro", 38-39.

89 Ibid., 40.

90 Ibid., 36.

91 Ibid., 32.

92 Vuskovic, "Economía y crisis", 47.

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nuevos "destinatarios del esfuerzo de desarrollo"93. En consecuencia, son las mencionadas "necesidades básicas" las que se erigen como referencia fundamental para la definición concreta de las estrategias y orientación del desarrollo. Y es que, a diferencia de la estrategia correctiva, no se trata aquí de cambiar para mantenerlo todo intacto, sino que de reconvertir nuevamente el sistema productivo completo en la búsqueda por horizontalizar efectivamente los frutos del desarrollo regional. Persiguiendo alcanzar dicho objetivo, Vuskovic94 considera una diversidad de medidas plausibles, tales como la generación de "proyectos movilizadores" de acuerdo con potencialidades productivas no lo suficientemente aprovechadas, políticas de reactivación y corrección de desajustes estructurales, medidas de "control de precios", recuperación de "salarios reales", redefiniciones del gasto público, así como de los excedentes financieros, entre otras.

En síntesis, se trata de una estrategia que "privilegia las demandas básicas ('las necesidades de todos') como eje dinámico", que "apunta a una disminución rápida de la desigualdad", atacando sus fuentes y no sus síntomas, que procura "acceder a los frutos de la revolución tecnológica principalmente en función de sus propias necesidades" y que, para estos efectos, pone en práctica "un proceso continuo de planificación" destinado a generar realmente una "economía para la mayoría"95. Para enfrentar con éxito esta tarea, América Latina debería poner en movimiento la infinidad de recursos naturales y humanos, dirigidos por una suerte de "Estado popular", que "impulse la transformación profunda de la sociedad", abriendo con ello el "cauce al proceso de transición de un continente de pobreza y opresión a otro de justicia y libertad"96. Si bien la planificación no supone ipso facto contenidos de carácter vanguardista, en cualquier caso supondrían proyectos más autónomos, conscientes y hasta democráticos, que los ofrecidos por la opción del polo "neoliberal"-"progresista". Mientras en aquella dirección se apreciaba una tendencia a solidificar variantes políticas de carácter represivas, esta opción involucra también "cambios políticos profundos", asume Vuskovic97, "sólo que en la dirección opuesta correspondiente", hacia una participación y democratización crecientes.

Reflexión final

A partir de lo anterior, se observa con relativa claridad la magnitud de la opción defendida por Vuskovic para afrontar las interminables crisis económico-sociales, así como para abrir nuevos caminos para el progreso de la región latinoamericana. Por cierto, Vuskovic no carece de realismo político: éste entiende que los problemas de viabilidad "económica y política parecen mayores" en esta dirección transformadora, precisamente por enfrentarse más "directa y profundamente a la naturaleza esencial de la crisis"98. Sin embargo, esta opción nace desde la convicción de que la "discusión sobre estrategias alternativas no es para después de la crisis", ni tampoco puede ser sencillamente importada desde los centros, sino que solo puede aparecer como el resultado de una reflexión y acción mayor al interior del continente. Para Vuskovic, se trata de reconvertir dialécticamente el estado de dependencia y relativa exclusión en que se encontraría América Latina en una posibilidad, dado que serían precisamente estos

93 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 118.

94 Vuskovic, "Economía y crisis", 52-53.

95 Ibid.., 49; Vuskovic, La crisis en América Latina, 16.

96 Vuskovic, "La crisis y las exigencias del futuro", 44.

97 Vuskovic, "Opciones actuales del desarrollo latinoamericano", 118.

98 Vuskovic, "Economía y crisis", 50.

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hechos los "que nos están dando la oportunidad de definir un camino propio", de "redefinir nuestro futuro" sin miramientos99. El objetivo sería lograr construir un trayecto conforme a la realidad regional para pasar finalmente de un patrón de desarrollo dependiente, exportador e incesantemente concentrador a uno parcialmente independiente, "no exportador" y fundamentalmente "no concentrador"100. Y es que, dado que a los centros capitalistas "nunca" les habría interesado "la profundidad social del desarrollo periférico", habría que convencernos, tal como escribe Vuskovic101 parafraseando a Prebisch, poco tiempo después de su fallecimiento, de que "la transformación no podrá venir de fuera, ni en las ideas ni en los hechos: tiene que ser obra nuestra, obra latinoamericana".

Referencias bibliográficas

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