Научная статья на тему 'El Partido Socialista y la CGT ante la desocupación masiva en la Argentina a principios de los años 30. Entre el conservadurismo y la radicalización discursiva'

El Partido Socialista y la CGT ante la desocupación masiva en la Argentina a principios de los años 30. Entre el conservadurismo y la radicalización discursiva Текст научной статьи по специальности «История и археология»

CC BY
3
0
i Надоели баннеры? Вы всегда можете отключить рекламу.
Журнал
Izquierdas
Scopus
ESCI
Область наук
Ключевые слова
Desocupación masiva / Crisis del ‘30 en Argentina / Partido Socialista y CGT / Enfoque transnacional / Mass unemployment / 1930 crisis in Argentina / Socialist Party and CGT / Transnational approach

Аннотация научной статьи по истории и археологии, автор научной работы — José Benclowicz

El fenómeno de la desocupación masiva a principios de la década de 1930 en Argentina ha recibido escasa atención por parte de la bibliografía de las izquierdas y el movimiento obrero; con el propósito de contribuir en este sentido, en este trabajo se estudian las políticas desplegadas por el Partido Socialista y por la CGT. Para eso, se analizan sus publicaciones y se examinan los debates parlamentarios sobre el tema. A su vez, se propone una mirada transnacional, atenta a los alineamientos mundiales de las dos organizaciones.

i Надоели баннеры? Вы всегда можете отключить рекламу.
iНе можете найти то, что вам нужно? Попробуйте сервис подбора литературы.
i Надоели баннеры? Вы всегда можете отключить рекламу.

The Socialist Party and the CGT in the face of mass unemployment in Argentina in the begining of the 1930s. Between conservatism and discursive radicalization

The phenomenon of mass unemployment in the early 1930s in Argentina has received little attention from the bibliography of the left and the labor movement, to contribute in this sense, in this work I study the policies deployed by the Socialist Party and by the CGT. For this, I analyze their publications and examine the parliamentary debates on the subject. In addition, the study proposes a transnational point of view, attentive to the alignments of both organizations worldwide.

Текст научной работы на тему «El Partido Socialista y la CGT ante la desocupación masiva en la Argentina a principios de los años 30. Entre el conservadurismo y la radicalización discursiva»

51, julio 2022: 1-22

El Partido Socialista y la CGT ante la desocupación masiva en la Argentina a principios de los años 30. Entre el conservadurismo y la radicalización discursiva

The Socialist Party and the CGT in the face of mass unemployment in Argentina in the begining of the 1930s. Between conservatism and discursive radicalization

José Benclowicz*

Resumen: El fenómeno de la desocupación masiva a principios de la década de 1930 en Argentina ha recibido escasa atención por parte de la bibliografía de las izquierdas y el movimiento obrero; con el propósito de contribuir en este sentido, en este trabajo se estudian las políticas desplegadas por el Partido Socialista y por la CGT. Para eso, se analizan sus publicaciones y se examinan los debates parlamentarios sobre el tema. A su vez, se propone una mirada transnacional, atenta a los alineamientos mundiales de las dos organizaciones.

Palabras Clave: Desocupación masiva, Crisis del '30 en Argentina, Partido Socialista y CGT, Enfoque transnacional

Abstract: The phenomenon of mass unemployment in the early 1930s in Argentina has received little attention from the bibliography of the left and the labor movement, to contribute in this sense, in this work I study the policies deployed by the Socialist Party and by the CGT. For this, I analyze their publications and examine the parliamentary debates on the subject. In addition, the study proposes a transnational point of view, attentive to the alignments of both organizations worldwide.

Keywords: Mass unemployment, 1930 crisis in Argentina, Socialist Party and CGT, Transnational approach

Recibido: 1 de marzo 2022 Aceptado: 13 mayo 2022

Introducción

El fenómeno de la desocupación masiva a principios de los años 30 en Argentina ha tendido a ser minimizado por la literatura académica, atenta en general a la rapidez de la recuperación de la actividad que se registró hacia la segunda mitad de esa década. Sin embargo, el período que va desde el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen —vinculado entre otras causas a la propia crisis económica— hasta finales del primer año de gobierno de Agustín P. Justo, está marcado por un notorio aumento del

* Argentino. Doctor en Historia (UBA). Investigador del CONICET y Profesor regular de la Universidad Nacional de Río Negro. Filiación institucional: IIDyPCa (CONICET/UNRN). Este trabajo contó con el auspicio del proyecto PI-UNRN40-B-903 "La crisis política y social de los años 30 y el movimiento obrero en Argentina y España. Representaciones, posicionamientos y diálogos" (2021-2024), de la Universidad Nacional de Río Negro. Correo electrónico: jd.benclowic2@.gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7779-7773

51, julio 2022: 1-22

desempleo que movilizó a las instituciones del estado y al conjunto de los actores políticos y sociales de la época. La falta de estadísticas sistemáticas y confiables nos impide conocer con precisión el número total de desocupados, pero el primer censo oficial sobre desocupación, realizado en 1932, logró identificar 333.997 desempleados, cifra que no resulta despreciable para una población total que no llegaba a los 12 millones de habitantes. Fuera de eso, diversas fuentes primarias y secundarias coinciden en señalar que el índice de desocupación era mucho más elevado; desde las mismas oficinas del Departamento Nacional del Trabajo (DNT), encargado de censo, se relativizó su precisión, debido a que distaba de haber sido exhaustivo.1 En ese contexto, en el que se multiplicaban las tensiones políticas desarrolladas al calor de la crisis mundial, las corrientes obreras se posicionaron de manera diversa e impulsaron iniciativas para enfrentar la desocupación que han sido escasamente estudiadas hasta el momento. A fin de contribuir a cubrir ese déficit, en este trabajo examino las políticas de las principales organizaciones obreras y de las izquierdas hacia los primeros años de la década de 1930: Confederación General del Trabajo (CGT) y el Partido Socialista (PS).

Dentro del campo de estudios sobre movimiento obrero, Iñigo Carrera y Fernández fueron los primeros en aportar una aproximación sobre los posicionamientos de las distintas corrientes con respecto al tema en cuestión, agrupándolas según su intención de insertarse o no en el sistema institucional.2 En este esquema, aparecen tanto anarquistas como comunistas procurando organizar a los desocupados, mientras que la CGT y el PS impulsarían propuestas paliativas y de ocupación como el seguro de desempleo y la construcción de obras de infraestructura. Las indagaciones sobre las medidas implementadas desde el estado nos aportan material adicional para pensar el accionar del PS, que alcanzó durante los primeros años del gobierno de Justo la mayor representación parlamentaria de su historia. En este sentido, los trabajos de García y Panettieri destacan su papel en el Congreso impulsando iniciativas como la del censo de desocupados, obras públicas, agencias de colocaciones estatales y la Junta Nacional para Combatir la Desocupación.3 Por otra parte, indagaciones posteriores sobre los sectores más radicalizados permitieron diferenciar la política del Partido Comunista (PC) de las posiciones adoptadas dentro del movimiento libertario. De ellas se desprende que el PC no sólo intentó la organización de los desocupados sino que, a tono con la línea de la III Internacional, los pensó como un actor central para la transformación revolucionaria que consideraba inminente.4 En contraste, si bien es posible detectar iniciativas de organización animadas desde el anarquismo, se pudo establecer que buena parte de este movimiento compartía con el resto de las izquierdas una representación del desocupado como un sujeto pasivo y eventualmente peligroso para la clase obrera

1 Por otra parte, la distribución y recepción del material censal estuvo a cargo, entre otros funcionarios estatales, de las Policías de las distintas jurisdicciones, lo cual alentó presumiblemente una actitud refractaria entre los candidatos a engrosar los guarismos. Se ha identificado asimismo la resistencia de muchos desocupados a censarse por temor a ser considerados vagabundos o por avergonzarse de su condición. Datos referidos a resultados y metodología disponibles en Departamento nacional del Trabajo, "La desocupación en Argentina, 1932", Buenos Aires, 1933. Para ampliar este punto puede verse Alicia García, "Crisis y desocupación en los años 30" Todo es historia 154, 1980, 60-65, José Panettieri, "Paro forzoso y colocación obrera en Argentina en el marco de la crisis mundial", Cuadernos del CISH 1, 1996, 9-30.

2 Nicolás Iñigo Carrera y Fabían Fernández, "El movimiento obrero ante la organización y formas de rebelión de los desocupados: 1930 — 1935", Ciclos, XVI, 2007, 125-152. Este es uno de los planteos centrales de Iñigo Carrera desde su ya clásico La estrategia de la clase obrera. 1936, Buenos Aires, Ediciones Madres Plaza de Mayo, 2004.

3 García, "Crisis y desocupación...", op. cit, Panettieri, op. cit, en otros trabajos en cambio se ignora ese protagonismo, véase Noemí Girbal Blacha, "La Junta Nacional para Combatir la Desocupación. Tradición y modernización socioeconómica en la Argentina de los años treinta", Estudios del Trabajo 25, 2003, 25-53.

4 José Benclowicz, "Un movimiento de desocupados para la revolución. El Partido Comunista y la organización de los trabajadores desocupados hacia la década de 1930 en Argentina", Revista de Historia Americanay Argentina, 51, 2, 2016, 167-198. Sobre la política de los comunistas argentinos en general y su actuación bajo el "tercer período", en el que asumían la inminencia de la revolución mundial véase Hernán Camarero, A la conquista de la clase obrera, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007.

51, julio 2022: 1-22

organizada.5 Estos últimos aportes muestran un avance en el estudio de la actuación de la izquierda radicalizada, pero el conocimiento sobre los posicionamientos y acciones de las organizaciones obreras más importantes e influyentes a nivel nacional, la CGT y el PS, sigue siendo precario.

Distintos autores examinaron temas vinculados, empezando por el de la creación de la CGT hacia 1930 y sus relaciones con el PS. Como es sabido, la central surgió como consecuencia de la fusión entre la Confederación Obrera Argentina (COA), de tendencia socialista, y la Unión Sindical Argentina (USA), dirigida por sindicalistas. Éstos últimos reivindicaban una posición políticamente neutral para el movimiento sindical, lo cual resultaba compatible con la "resolución de Avellaneda" del XVI Congreso del PS, que propugnaba la independencia entre el Partido y el movimiento obrero. Sin embargo, los alcances de la mentada neutralidad fueron objeto de agrias disputas entre los dos sectores antes y después de la creación de la CGT, cuya dirección terminó conformándose con mayoría sindicalista.6 Como plantea Matsushita, la preocupación compartida por el incremento de la desocupación jugó un papel central en la confluencia de ambas tendencias en el movimiento obrero.7 Las diferencias entre las dos corrientes se irían incrementando hasta terminar en 1935 con la ruptura de la propia CGT, lo cual no significa que deba pensarse en un enfrentamiento entre bloques más o menos homogéneos. Más bien al contrario: al calor de la crisis económica, las posiciones y las relaciones de fuerza al interior de cada organización asumían un carácter fluido. La orientación de la dirección del PS, confiada en el carácter pasajero de la crisis y en su superación mediante el retorno a la senda del librecambio, sufriría diversos embates internos. En primer lugar, la reivindicación del "planismo" iría ganando fuerza en torno al grupo de Rómulo Bogliolo y José Luis Pena, que propiciaban la transición hacia una economía socialista planificada por los trabajadores con el apoyo del Estado.8 Un segundo cuestionamiento puede identificarse en torno a la necesidad de estrechar los lazos con el movimiento obrero; ese será el eje del sector que demandó la revitalización de la Comisión Socialista de Información Gremial (CSIG) y que llamaré aquí gremialista, encabezado por Francisco Pérez Leirós.9 Finalmente, la izquierda del Partido, asociada a la figura de Benito Marianetti, entre otras, apuntará a la superación de las relaciones capitalistas como camino para resolver la crisis.10 Por su parte, entre los sindicalistas puede distinguirse un sector moderado que procuraba mejoras a partir del diálogo y la intervención de los sindicatos en el sistema institucional, y uno radicalizado, que en línea con la tradición histórica del sindicalismo apostaba a una transformación revolucionaria.11 Estas orientaciones disímiles formaban parte de los

5 José Benclowicz, "¿Vencidos sin dignidad o sujetos revolucionarios? Los anarquistas ante los desocupados y la desocupación en la Argentina de la primera mitad de los años treinta", Izquierdas 31, 2016, 19-45 y "Literatura de izquierdas, crisis del '30 y representaciones de los desocupados en Argentina" en Cuadernos del CILHA 18, 1, 2017, 45-64.

6 Sobre las relaciones entre la CGT y el PS véase Hiroshi Matsushita, Movimiento Obrero Argentino (1930-1945), Buenos Aires, Hyspamérica, 1987; María Cristina Tortti, Clase obrera, partido y sindicatos: estrategia socialista en los años '30, Buenos Aires, Biblos, 1989; Diego Ceruso, "El Partido Socialista y la cuestión gremial. Debates internos durante la primera mitad de la década infame", Archivos 10, 2017, 119-139.

7 Matsushita, op. cit., p. 67 y 81.

8 Sobre este punto, véase María Cristina Tortti, "El partido socialista ante la crisis de los años '30. La estrategia de la 'Revolución constructiva'" Cuadernos del CISH 4, 5, 1999, 217-227; Juan Carlos Portantiero, "Imágenes de la crisis: el socialismo argentino en la década de 1930", Prismas 6, 6, 2002, 231-241 y Osvaldo Graciano, "Los debates y las propuestas políticas del Partido Socialista de Argentina, entre la crisis mundial y el peronismo, 1930-1950", Revista Complutense de Historia de América 33, 2007, 241-262.

9 María Cristina Tortti, Clase obrera, partido y sindicatos: estrategia socialista en los años '30, Buenos Aires, Biblos, 1989; Diego Ceruso, "El Partido Socialista y la cuestión gremial..." op. cit.

10 Carlos Herrera, "Corrientes de izquierda en el socialismo argentino, 1932-1955". Nuevo Topo 2, 2006, 127-153; llana Martínez, "Trayectorias de una disidencia partidaria: el grupo de izquierda del socialismo argentino de los años treinta", A Contracorriente 14: 3, 2017, 23-48.

11 Matsushita, op. cit.; Un examen del discurso anticapitalista en el Boletín de la CGT puede verse en Leandro García, "En torno al concepto de "prescindencia": la corriente sindicalista al frente de la CGT (1930-1935)", Archivos, 10, 2017, 95-115.

51, julio 2022: 1-22

debates que, recepcionados de distintos modos localmente, atravesaban por entonces a las izquierdas a nivel mundial.12 Fuera de los comunistas y anarquistas, que podían seguir esgrimiendo sus credenciales intactas, también la socialdemocracia y su expresión sindical continuaban definiéndose como un movimiento mundial basado en la solidaridad de clase más allá de las fronteras. La refundación de la II Internacional con el nombre de Internacional Obrera y Socialista (IOS) hacia 1923 y la reconstitución de la Federación Sindical Internacional (FSI) en 1919 dieron cuenta del peso que conservaba esa identificación después de la Gran Guerra.

Partiendo de las consideraciones y de los aportes sintetizados arriba, en las líneas que siguen examino exhaustivamente las primeras políticas desplegadas por la CGT y por el PS a propósito de la desocupación entre 1930 y 1932; para eso, analizo sus publicaciones —en especial La Vanguardia, Revista Socialista y el Boletín de la CGT— y los debates parlamentarios sobre el tema, en los que el PS tuvo una intervención destacada. Sin olvidar que se trata de instituciones disímiles, su estrecha relación y su común interpelación a los trabajadores habilita un análisis de conjunto. El período bajo estudio, que coincide con las primeras manifestaciones graves de la desocupación, permite observar exhaustivamente las múltiples reacciones que se registraron en ambas organizaciones al comienzo de la crisis, y los diversos modos en que sus dirigentes se plantearon intervenir bajo la doble presión del agravamiento de la situación económica y de la represión, que alcanzaba por entonces niveles sin precedentes. Privados de las garantías constitucionales que habían regido en general hasta ese momento, el PS y la CGT formularon distintos planteamientos ante la creciente desocupación, que se fueron diversificando en función de las posibilidades que ofrecía el cambiante marco político y la propia evolución de la crisis. Así, hacia 1932, cuando el sistema institucional fue reestablecido, se desplegaron múltiples posiciones que no habían sido indagadas hasta el momento, y que expresan fuertes tensiones inter e intra organizacionales entre sectores que tendían a radicalizarse y aquellos que procuraban afirmarse en posiciones conservadoras. En este sentido, el tratamiento de las primeras reacciones ante la cuestión de la desocupación ofrece un punto de observación privilegiado para dar cuenta de los senderos que transitaron las principales organizaciones obreras de la Argentina en un momento bisagra que puso en jaque las viejas recetas de la socialdemocracia a nivel mundial. En función de eso último, resulta a su vez pertinente examinar los diversos posicionamientos a la luz de las vinculaciones transnacionales del PS y la CGT. El advenimiento de la crisis del '30 fue abordado por ambas desde una perspectiva global, que no desconocía los debates y posicionamientos de agrupamientos afines a nivel mundial. Para dar cuenta de ellos, incorporo al análisis los planteos de las Internacionales y cotejo las recepciones locales. El trabajo está organizado de la siguiente manera: en el primer apartado examino los primeros posicionamientos de las dos organizaciones tras el golpe de estado de 1930; en el segundo me detengo en los pronunciamientos internacionales sobre la desocupación masiva y los comparo con los de las agrupaciones argentinas, en el tercero y en el cuarto analizo las iniciativas parlamentarias sobre el tema una vez restablecido el sistema institucional, en las que el PS tuvo un rol protagónico, y considero sus repercusiones, en el quinto sopeso las acciones y posiciones de ambas organizaciones más allá del Congreso y esbozo las reflexiones finales.

12 Sobre este punto, Portantiero introdujo un valioso, aunque incipiente panorama de las recepciones en el PS de los posicionamientos de la socialdemocracia internacional que resulta conveniente ampliar y matizar. Juan Carlos Portantiero, "El debate en la socialdemocracia europea y el Partido Socialista en la década de 1930", Hernán Camarero y Carlos Herrera (eds.), El Partido Socialista en Argentina, Buenos Aires, Prometeo, 2005, 299-320.

51, julio 2022: 1-22

Primeros posicionamientos bajo la dictadura

Como se mencionó, la desocupación figuró desde un inicio entre las principales preocupaciones para la dirección de la CGT. De hecho, su primera gestión gremial fue el despacho de una nota solicitando al régimen de Uriburu la construcción de un sistema de caminos para crear fuentes de trabajo, cursada apenas a un mes de constituida la central.13 Por su parte, dos semanas después del golpe de estado, La Vanguardia planteaba en su tapa "una tarea trascendental" que debía llevar adelante la dictadura: despedir a los empleados públicos que se consideraba habían sido nombrados por la política de "bajo electoralismo" de los radicales, y "orientarlos hacia tareas privadas más provechosas".14 Más allá de poner en evidencia el doble discurso del PS, que denunciaba la ilegalidad de los actos del gobierno de facto mientras lo invitaba a cesantear empleados, el artículo revela el poco registro que tenía por entonces al menos parte de su dirección de las crecientes dificultades para emplearse en el ámbito privado. En contraste, en el mismo número se publicaba una nota de la Unión Ferroviaria que tras ponderar el problema de la desocupación, planteaba que "La estabilidad de los trabajadores en sus puestos de labor [...] debe preocuparnos lo suficiente para ponernos a cubierto de sorpresas más o menos ingratas". El texto no se refiere sólo a los ferroviarios, sino que habla de los trabajadores en general: se trata de la solicitud ya citada que poco después elevará la CGT al gobierno de Uriburu.

Lo cierto es que también la CGT durante los primeros meses de la dictadura exhibió posiciones sumamente moderadas, que se irían radicalizando sobre el final del régimen, hasta llegar en algunos casos a la impugnación del capitalismo y, en coincidencia con la izquierda socialista, a la necesidad de derribarlo. Y es que dentro de la central convivían sectores moderados con otros más radicalizados, provenientes de las tradiciones sindicalistas, socialistas y aún anarquistas. Por lo pronto, hacia fines de marzo de 1931, la cúpula de la CGT consideraba en uno de sus primeros comunicados que "Atravesamos por un período de dificultades económicas en el cual se hace necesario que las clases sociales [...] aporten con lo que puedan para remediar esa situación",15 argumentando que había que evitar la rebaja de salarios y los despidos ya que esas medidas, impulsadas por los empresarios, agravaban la crisis.16 Distintos planteos que circulaban por entonces en las publicaciones del PS no podían ser más contrastantes. El primer artículo de Revista Socialista en abordar directamente la cuestión en la Argentina fue publicado en abril de 1931, allí se elucubraba una particular "planificación" con la que se suponía "queda resuelto completamente el problema de la desocupación".17 Tras advertir que el desempleado es propenso a "ideas extremistas, que se arraigan en esas multitudes desesperadas", y también que "se convierte en un menesteroso, en un delincuente", el texto desestimaba el seguro al parado tomando como ejemplos a Alemania e Inglaterra, "que anualmente deben disponer de sumas fabulosas, que les reclaman constantemente sus varios millones de personas sin TRABAJO, lo que les ha provocado el desequilibrio de sus finanzas".18 En función de lo anterior, se proponían dos

13 Boletín de la CGT, "La CGT representa la mayor conjunción de fuerzas obreras que ha existido en el país", n° 1, 15 de enero de 1932.

14 La Vanguardia (LV), "Tareas para el gobierno provisorio", 20 de septiembre de 1930.

15 LVV, 'Procedimientos que ahondan la crisis económica y la desocupación", 24 de marzo de 1931.

16 Aun así, consciente de una relación de fuerzas que no le resultaba favorable, la central terminó aceptando esas rebajas e incluso las justificó. Véase, por ejemplo, Boletín de la CGT, "La Unión Ferroviaria ha evitado que aumente la desocupación", N° 1, 15 de enero de 1932.

17 Antonio y José Roberti, "Solución del problema de la desocupación en todo el mundo", Revista Socialista 11, abril de 1931. Al igual que en La Vanguardia, si bien no faltan artículos sobre la crisis mundial en Revista Socialista, en general tienen un enfoque global que no se detiene en el caso específico de la Argentina.

18 Idem, mayúsculas en el original.

51, julio 2022: 1-22

"maneras" de resolver la cuestión. La primera consistía en introducir "períodos de descanso" sin paga correspondientes a un 10% del trabajo anual de los trabajadores ocupados durante los que trabajarían los desocupados, la segunda planteaba una reducción salarial generalizada de ese mismo porcentaje como base para implementar un reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, sin afectar los costos patronales. Con la primera "manera" en particular —que suponía que durante más de un mes el trabajador no percibiría ingreso alguno—, se consideraba que "la distribución de la capacidad disponible de trabajo, tiene lugar en forma equitativa y justa".19 Como se verá en el siguiente apartado, el enfoque, muy cercano a los planteos patronales, no sólo contrastaba con los de la CGT, sino que se diferenciaba bastante de las orientaciones de la IOS. En cambio, aunque más extremo en sus formulaciones y en sus representaciones de los desocupados, compartía terreno con el que poco después desarrollaría la dirección del PS.

Por su parte, La Vanguardia informó desde un principio abundantemente sobre la desocupación en otros países del mundo, en especial en Estados Unidos y Europa, aunque en general omitía a la Argentina, al punto que el gobierno de facto parecía tener más iniciativas con respecto al tema. Hacia fines de octubre de 1930, el diario socialista consideraba positivamente una de ellas: la realización de un censo de desocupados. El censo no llegó a implementarse bajo la dictadura, pero la fuente muestra que, distinto a lo que en general se supone, su realización, impulsada ante el Congreso por el socialista Rómulo Bogliolo, tras el restablecimiento institucional, no se planteó en el país originariamente o exclusivamente a partir de las actuaciones del PS. En esa breve nota, el censo era valorado en la medida en que aportaría datos ciertos sobre la situación en el país, dando cuenta de que un sector del Partido reconocía la existencia de dificultades para encontrar trabajo. Incluso, se recomendaba allí la suspensión temporal de la inmigración.20 Reforzando esta perspectiva, el periódico socialista publicaba algo después un extenso informe del jefe de la oficina de colocaciones del Departamento Nacional del Trabajo (DNT), Luis Grünner, en este último sentido.21 Los planteos de Grünner, y también los de Eduardo Maglione, presidente del DNT, tuvieron su espacio en distintas ediciones de La Vanguardia, en la medida en que coincidían con posiciones del PS y también de la CGT. Así, las primeras medidas implementadas por el gobierno, en línea con los pedidos sindicalistas y socialistas, fueron la puesta en marcha de obras viales mediante un impuesto a la nafta y la intervención del DNT para establecer la rotación de obreros y la disminución de jornada en lugar de despidos.22 El interés de Maglione, simpatizante del corporativismo, en emular un funcionamiento que incorporara a los gremios moderados lo llevó ofrecer un espacio legítimo para esos sindicatos, lo cual no dejó de ser apreciado por sindicalistas y socialistas.23 Incluso, jóvenes intelectuales cercanos por entonces al socialismo como Rodolfo Aráoz Alfaro y Faustino Jorge ocuparon cargos no menores en el DNT, el primero como jefe de la asesoría jurídica del organismo.24

Por otra parte, los estímulos que ofrecía el propio contexto para abandonar las tradicionales políticas económicas liberales generaban una encrucijada en la que podían encontrarse los representantes de la extrema derecha con los socialistas pro planificación, que contaban con la Revista

19 Idem, itálicas en el original. Ambas "maneras" se planteaban tras asumir una cifra de 350.000 desocupados —curiosamente casi la misma que arrojaría el censo de 1932— y estimar que correspondería al 10 por ciento de la población activa.

20 LV, "Censo de los desocupados", 28 de octubre de 1930.

21 LV, "Desocupación e inmigración", 22 de enero de 1931.

22 LV, "Una interesante circular del Registro Nacional de Colocaciones", 16 de marzo de 1931; "La desocupación obrera y el DNT", 18 de marzo de 1931. Más adelante, bajo el gobierno de Justo, se crearía la Comisión de Asistencia Social de los Desocupados, a cargo del albergue oficial instalado en el Puerto de la Capital Federal. Véase Junta Nacional Para Combatir la Desocupación, Memoria año 1936, 1937.

23 Matsushita, op. cit.

24 Tulio Halperín Donghi, La República imposible, Buenos Aires, Emecé, 2004, 41; Horacio Tarcus, Diccionario biográfico de la izquierda argentina, Buenos Aires, Emecé, 2007, 19.

51, julio 2022: 1-22

Socialista como principal medio de difusión de sus ideas. Figuras como la del "neosocialista" francés Marcel Déat, quien se deslizó luego desde el socialismo hacia el fascismo, condensan de algún modo ese cruce de caminos; La Vanguardia también publicó por entonces un artículo suyo en el que sugiere la solución de la desocupación masiva e incluso la superación del capitalismo como el resultado de la reglamentación del funcionamiento de la economía a nivel mundial.25 Con todo, el diario socialista siguió en general la línea liberal de la dirección que, significativamente, evitó discutir la cuestión económica en el contexto de la campaña electoral de 1931.26 Tampoco prestó gran atención hasta ese momento al drama de la desocupación, en este sentido, no es exacto que la dirección del PS se ubicara en la misma posición que la IOS ni bien estallada la crisis;27 la presión por imponer prácticas redistributivas, clave en el caso de la socialdemocracia internacional, no terminó de despuntar en la cúpula del socialismo argentino, que centró sus planteos en la puesta en marcha de un plan de obras públicas que no alterase el equilibrio presupuestario.

El problema de la desocupación ocupó un lugar destacado en el programa mínimo de la CGT, difundido por primera vez a través de la radio por Luis Cerutti en diciembre de 1931. La aplicación de este programa, apuntaba en aquella oportunidad el secretario general, sumado al cumplimiento estricto de la legislación del trabajo que estaba siendo violada, aportaría "un buen remedio para aliviar la desocupación".28 Ese mismo mes, aún bajo la dictadura, la central convocó a su primer acto público en el Teatro Verdi con los mismos ejes.29 En esta oportunidad, hablaron además de Cerutti el ex secretario general de la Confederación Obrera Argentina (COA) y miembro de la mesa directiva de la CGT, José Negri, y llamativamente, Luis Ramicone, dirigente gráfico vinculado al ala izquierda que se perfilaba por entonces en el PS,30 lo cual da cuenta del avance de este sector. Pero esas líneas internas eran todavía incipientes cuando hacia la segunda mitad de enero de 1931 el PS decidió conformar una comisión especial "Pro abaratamiento de las subsistencias y el problema de la desocupación obrera". Hasta ese momento, según reconocía el principal referente partidario, Nicolás Repetto, no se habían planteado ningún plan para encarar el asunto.31 Es a partir de allí que encontramos un paulatino incremento del interés sobre la cuestión, asociado casi siempre a uno de los temas que también preocupaba a las internacionales socialdemócratas: el del proteccionismo, identificado como uno de los principales causantes de la carestía de vida.32 Llegados a este punto, resulta conveniente analizar las posiciones del PS y de la CGT de cara a los pronunciamientos de las Internacionales a las que estaban vinculados formal e informalmente.

Planteos de las Internacionales y orientaciones argentinas

La profundidad de la crisis en general y el incremento de la desocupación en Europa motivaron reacciones bastante rápidas por parte de la IOS y de la FSI, que tendieron a radicalizar sus discursos. El comité ejecutivo de la IOS se pronunció unánimemente en mayo de 1930 sobre la cuestión planteando

25 LV, "Más allá del capitalismo. Reflexiones sobre la crisis y la desocupación", 5 de abril de 1931.

26 Portantiero, "El debate en la socialdemocracia europea..." op. cit.., 305.

27 Ibídem.

28 Boletín de la CGT, "La CGT llena una necesidad de la clase obrera", n° 1, 15 de enero de 1932.

29 Boletín de la CGT, "Divulgación del Programa de la CGT y cumplimiento de la legislación obrera", n° 1, 15 de enero de 1932.

30 Sobre este interesante y poco conocido dirigente socialista puede verse José Benclowicz, "Trayectoria de Luis Ramicone (Buenos Aires, 1901-1977). Defensa de las libertades, identidad obrera y militancia socialista", Historia Regional 47, 2022, en prensa.

31 LV, "Pro abaratamiento de las subsistencias y el problema de la desocupación obrera", 20 de enero de 1931; "El abaratamiento de las subsistencias y la desocupación obrera", 21 de enero de 1931.

32 Véase por ejemplo LV, "La carestía de vida y la desocupación", 1 de febrero de 1931.

51, julio 2022: 1-22

que "la anarquía del modo capitalista de producción se está convirtiendo cada vez más en algo incompatible con los intereses vitales de las masas" por lo que llamaba "a aprovechar de la crisis económica internacional para hacer consciente a las masas trabajadoras de todos los países de la necesidad de la lucha contra el orden social capitalista e imbuirlos con la voluntad de lucha por la organización económica del mundo en un sentido socialista".33 Por su parte, la FSI consideró el problema en su Congreso de julio de 1930, y la IOS invitó al mes siguiente a su aliada sindical a constituir un comité conjunto sobre el tema. El resultado inmediato de esta iniciativa fue la publicación de un primer pronunciamiento en octubre de ese año planteando como "las más urgentes de las tareas inmediatas involucradas en la gran lucha de la clase trabajadora por derribar el capitalismo y la realización del socialismo",34 la resistencia contra las tentativas patronales de reducir los salarios y la defensa de subsidios de desempleo adecuados. Asimismo, se constituyeron diversos subcomités para estudiar con más detenimiento la cuestión y las medidas que se propondrían, todo lo cual dio lugar a un programa de acción aprobado en enero de 1931 y publicado en forma de folleto para resaltar su importancia. Este texto subraya la profundidad de la crisis y su carácter excepcional, que no podía compararse, de acuerdo a la perspectiva de ambas Internacionales, a las anteriores que había experimentado el capitalismo. En consonancia con lo anterior, se hace un llamado al mundo civilizado y a la clase obrera de todos los países en particular para combatir la desocupación que resulta "por lejos, de muchísima más importancia que todos los reclamos generales del movimiento obrero".35

Tales posicionamientos salieron a la luz cuando la situación política en la Argentina atravesaba momentos particularmente complejos, esto, junto con el mayor impacto inicial de la crisis en el viejo continente explica, en parte, el desacople de las organizaciones argentinas. Sin embargo, no deberá pasar mucho tiempo hasta que el restablecimiento institucional y el agravamiento de la situación social —o acaso su mejor visibilización— mostrara que, en el caso del PS, ese desacople se debía a divergencias más profundas. La dirección partidaria no llegaba a pensar que la crisis mundial fuera a tener alcances muy diferentes que otras precedentes, y aunque reconocía su profundidad a nivel mundial, en un principio relativizaba su impacto en la Argentina. De modo que cuando la comisión conjunta de la IOS y la FSI planteó, entre finales de 1930 y principios de 1931, un conjunto de soluciones que, afirmaban, "pueden y deben ser puestas en práctica... si ha de haber alguna esperanza de salvar la sociedad de la ruina que la amenaza", la mayor parte del ejecutivo del PS no parece haber compartido el diagnóstico general y en consecuencia, se ubicó en los márgenes de las orientaciones de la IOS. Esto en principio no resultaba extemporáneo habida cuenta del particular modelo organizativo de la Internacional. A diferencia de lo que ocurría con su gemela la FSI, se suponía que las resoluciones que adoptaba la IOS eran obligatorias para sus miembros, sin embargo, en la práctica se otorgaba una considerable libertad de acción a los partidos para interpretar y aplicar los planteos que se aprobaban en los foros mundiales. Sus resoluciones eran supuestamente vinculantes aunque tendían a ser deliberadamente amplias para evitar posiciones claras o definitivas en temas controversiales.36 Así, si bien muchas de las orientaciones del PS eran compatibles con las alternativas más moderadas que podían asumirse a partir de las resoluciones de la IOS, otras llegaban a traspasar sus amplios márgenes, lo cual se hizo evidente cuando las cámaras legislativas volvieron a sesionar y los socialistas presentaron sus proyectos.

33 LSI, "Fourth Congress of the Labour and Socialist International. Reports and Proceedings", LSI-LP, Zurich-London, 1931, p. 43-44.

34 Ibidem, 45.

35 Joint Unemployment Comittee of the IFTU and the LSI, "Fighting world economic crisis and unemployment", 1931, 3-5 (traducción propia en todas las citas).

36 John Price, The international labour movement,, London/New York/Toronto, Oxford Universitiy Press, 1945; Talbot Imlay, "Socialist Internationalism after 1914", en Glenda Sluga and Patricia Clavin, Internationalisms, Cambridge, Cambridge University Press, 2017.

51, julio 2022: 1-22

Por su parte, la dirección de la CGT, mientras negaba públicamente la vinculación formal con la FSI que el PS deseaba para la central obrera, comulgaría mucho más fácilmente con los planteos y con la caracterización general de las Internacionales y acompañaría su radicalización discusiva. En este punto debe señalarse que la orientación anticapitalista que pasaría a exhibir parcialmente la central, no se derivaba únicamente de una historia nutrida en este sentido por el sindicalismo revolucionario sino que también encontraba un diálogo fecundo con unas organizaciones mundiales que además de tender a radicalizar sus pronunciamientos en ese contexto, no dejaban de contar con su propio acervo discursivo contra el capital.37 Para los dirigentes obreros y socialistas internacionales, las medidas que se proponían permitirían aliviar la situación en un período breve al tiempo que abrirían el camino a "una organización más sistemática de la sociedad" en la que "la negligencia y el caos capitalistas serán reemplazados por un sistema de economía conscientemente planificado en un futuro no demasiado lejano".38 Aunque pueda objetarse que sólo se desplegaban en el plano discursivo, este tipo de pronósticos, que cobraban cada vez más fuerza en las resoluciones de la Internacional, se alejaban bastante de la visión de la dirección del PS.

Las primeras y principales medidas que se plantearon desde el comité conjunto internacional sobre la desocupación en octubre de 1930 fueron dos: la "Introducción, preservación y extensión de un sistema de largo alcance de subsidios para los desocupados" y "Una distribución más equitativa del empleo mientras dure la crisis mediante la reducción de las horas de trabajo".39 El planteo de instrumentación general de seguros de desempleo se remonta en el caso de la IOS por lo menos al Congreso de Marsella de 1925;40 en cambio, el reclamo de un nuevo acortamiento de la jornada laboral —después de la lucha por las 8 horas— era más novedoso, especialmente porque el comité llamaba en otro punto a "resistir todos los ataques sobre los niveles de vida de los trabajadores a través de reducciones salariales, ya que cualquier disminución en el poder de compra de las masas devendrá en un incremento de la desocupación".41 Esto indica que la reducción de las horas de trabajo se planteaba sin que afecte al salario, aunque al presentarse por separado dejaba espacio para cierta ambigüedad: si la resistencia fracasara, quedaba en pie la idea de la distribución del trabajo entre ocupados y desocupados.

En enero de 1931 el comité de la IOS y la FSI afinó su plan de acción. La distribución de las horas laborales para afrontar la crisis dio paso a la lucha internacional por la semana de 40 horas de trabajo, sin afectar el salario real, planteada ahora no como una cuestión coyuntural, sino estratégica. Sin embargo, casi inmediatamente la reivindicación fue matizada: en contradicción con otras afirmaciones de carácter tajante en defensa de esta medida, en su reunión de febrero de 1931 el ejecutivo de la Internacional planteó, en función de las dificultades para lograr la conquista en el contexto de la crisis, una propaganda enérgica para alcanzarla más adelante. Asimismo, advertía que lo anterior no debía impedir que 'los partidos de la IOS luchen con toda su energía para asegurar... las 8 horas por día", ante los intentos patronales de extender la jornada. Como se puede ver, estas enmiendas habilitaban un menú de opciones variadas y contradictorias que daba lugar a encuadres alternativos para las distintas líneas que convivían tanto en el PS como en la CGT. En el mismo sentido, el ejecutivo de la IOS apuntaba que "el hecho de que los trabajadores frecuentemente acuerden reducir el tiempo [de trabajo]

37 Aquí no puede dejar de incluirse también a la Asociación Internacional de Trabajo (AIT) anarcosindicalista, cuya influencia sobre la corriente sindicalista argentina hacia los años 20 merece ser estudiada con mayor profundidad.

38 Joint Unemployment Comittee of the IFTU and the LSI, op. cit., 3-5.

39 Ídem

40 Ya entonces las resoluciones consideraban esencial "que las leyes obliguen a todos los gobiernos a la asistencia a los desocupados", procurando que "el sistema de subsidios para desocupados y su organización esté bajo control de los sindicatos". Labour and Socialist International (LSI), Second congress of the Labour and Socialist International, Londres, Labour Party, 1925, 298.

41 Joint Unemployment Comittee of the IFTU and the LSI, op. cit., 8.

51, julio 2022: 1-22

para evitar que parte de sus colegas se conviertan en o permanezcan desocupados es un acto de solidaridad de la clase obrera". De este modo se explicitaba la ambigüedad de la primera declaración sobre la posibilidad de aceptar rebajas salariales, aun cuando se advertía que "este método de combatir la desocupación debe ser facilitado asegurando el pago de seguros de desempleo a aquellos trabajadores a tiempo parcial por los días que no trabajan".42

En el plan de acción conjunto de la IOS y la FSI la consigna de las 40 horas aparece acompañada de la introducción de vacaciones pagas en los países donde no se hayan implementado y una mayor permanencia de los niños en los sistemas educativos (hasta los 16 años). A su vez, se defiende la idea de que en lugar de reducir los gastos estatales en tiempos de crisis deben aumentarse lo máximo posible, activando las obras públicas. El comité también "demanda enfáticamente" que desocupados y los subocupados reciban apoyo económico mientras no se les pueda garantizar trabajo de tiempo completo. Junto con la demanda por el seguro al parado, se plantea la organización del mercado de trabajo mediante agencias estatales creadas a tal fin, que formarían un entramado junto con otras instituciones que se encargarían de organizar obras públicas y censos periódicos sobre los niveles de ocupación en tiempos de desempleo masivo. Los principales componentes de los pronunciamientos del comité de la IOS y la FSI pueden verse en los primeros posicionamientos de la CGT, en los que solicitaba la puesta en marcha de un plan de obras camineras y evitar la rebaja de salarios y los despidos argumentando que agravarían la crisis. Después de eso, en abril de 1931, la central elaboró su programa mínimo en el que figuraban, entre las medidas, la reducción de la jornada laboral a 40 horas, el establecimiento de un seguro social amplio que incluyera a la "desocupación, enfermedad, vejez y maternidad", la extensión de la edad escolar a los 14 años, las vacaciones pagas, las agencias de colocaciones bajo control estatal.43 Por último, fuera del programa y en línea con la ambigüedad de las internacionales, la CGT respaldó a gremios como los ferroviarios y yeseros que impulsaron una distribución de las horas entre ocupados y desocupados —el llamado "prorrateo", aun cuando implicó la reducción salarial respectiva. Por su parte, gremios como el de telefónicos, enrolados en el sindicalismo que conducía la CGT, también plantearon tempranamente la reducción de la jornada laboral como medio para disminuir la desocupación, e incluso la organización de los desocupados, medida que no propugnaba la dirección de la central.44

El impulso de la obra pública —aunque sin descuidar el equilibrio presupuestario— y, en menor medida, la organización del mercado del trabajo, se convertirían en los ejes centrales de la campaña del PS con respecto a la desocupación; otras medidas serían minimizadas o rechazadas por la dirección socialista, mientras que la amplitud y ambigüedad de los planteos de la IOS facilitarían la presentación de iniciativas disímiles, a través de las cuales se expresaban sectores diversos. Sobre el seguro al parado La Vanguardia no deja de reflejar su desarrollo a nivel mundial, pero la ausencia de artículos que consideren su aplicación en Argentina se hace notar. La reivindicación va a ser incluida en la plataforma electoral del PS de 1931 con una formulación similar a la del programa mínimo de la CGT dado a conocer a principios de 1932, sólo que será corrido del primer lugar, planteando un "Seguro nacional de enfermedad, invalidez y desocupación. Pensión a la vejez",45 y que el punto va a ser prolijamente ignorado por la dirección y el periódico partidario, cuya sintonía parecía acercarse más a la del DNT que a las organizaciones obreras internacionales. La retirada definitiva de la dictadura y la reapertura del Congreso a partir de 1932 llevó a una mayor diferenciación entre la dirección de la CGT y la del PS, no

42 LSI, "Fourth Congress..." op. cit, p. 49-50.

43 Boletín de la CGT, "El programa de la CGT con relación a la actual situación del proletariado argentino", n° 1, 15 de enero de 1932.

44 LV,"Federación de Obreros y empleados telefónicos", 23 de febrero de 1931; "Se auspicia la organización de desocupados", 12 de enero de 1932.

45 LV, "Nuestra Plataforma" publicada entre otros días el 20, 24 y 29 de octubre y 6 de noviembre de 1931.

51, julio 2022: 1-22

sólo por la mayor confianza de los socialistas en las posibilidades parlamentarias, sino por el tipo de proyectos a impulsar en el nuevo contexto.

Alcance de la crisis e iniciativas parlamentarias

La idea de impulsar la construcción de caminos formulada en aquel temprano pedido al gobierno de Uriburu no dejaba de aparecer también en las páginas del primer número de la publicación de la CGT, aunque de manera particular. En el extenso artículo de tapa, se menciona ese pedido como parte de las gestiones llevadas adelante inicialmente por Comité Confederal, pero no se planteaba como un reclamo presente. Aparece en cambio relegado en la última página en una breve nota que parece rechazar solapadamente una de las reivindicaciones del programa mínimo: la del seguro al desocupado. Su autor, a pesar de reconocer que los sin trabajo tienen derecho a una compensación en la medida en que son víctimas del progreso industrial, cuestiona a los que creen "que esa compensación implica darle unos pesos —uno o dos diarios—".46 A pesar de lo que pueda parecer, la suma no era del todo irrisoria, la alusión del articulista parece apuntar a los comunistas, que tenían por entonces una actividad intensa entre los desocupados, y que formularon el reclamo de un subsidio de tres pesos diarios en reemplazo de su consigna inicial del seguro al parado, que en una segunda instancia consideraron demasiado abstracta.47

El rechazo del subsidio para los desocupados era una posición que había cobrado fuerza en el campo libertario y también, como se verá en seguida, en el socialismo argentino. En el caso de los anarquistas, lo consideraban indigno y le oponían la reducción de la jornada a 6 horas,48 en el de los socialistas, se enfatizaba justamente la necesidad de impulsar obras de infraestructura para crear demanda de fuerza de trabajo y capacidad de consumo. Tampoco puede descartarse que un sector del sindicalismo lo viera con acritud. Lo cierto es que junto con la reducción de la jornada pasaría a formar parte del conjunto de medidas planteadas por la CGT para enfrentar la desocupación. Y si bien, en oposición a la línea socialista, la dirección cegetista advertía acerca de la futilidad de movilizarse para la aprobación de leyes laborales oponiéndole la perspectiva de fortalecer las organizaciones sindicales,49 no dejó de recurrir al Parlamento por su propia cuenta. En efecto, al poco tiempo de reestablecidas las sesiones solicitó la sanción de su programa mínimo, pedido que ingresó a la Cámara de Diputados en mayo de 1932;50 el texto del programa fue introducido en el diario de sesiones a pedido del diputado socialista Pérez Leirós, quien poco antes se había pronunciado a favor de un seguro de desocupación,51 aunque fue derivado a la comisión de legislación del trabajo y no fue discutido.

Y es que las iniciativas legislativas socialistas sobre el tema tenían recorridos alternativos. La primera de todas, presentada por el senador Mario Bravo a principios de mayo, planteaba la creación de una "Pensión a la vejez" para personas que perdieron la capacidad de trabajar y se encontraran reducidas a la miseria.52 Así, el punto de la plataforma electoral del PS, "Seguro nacional de enfermedad, invalidez y desocupación. Pensión a la vejez", quedaba reducido a su última frase, desechando aquí —y no sólo aquí— el seguro al desocupado. El mismo mes, Bogliolo presentó en Diputados el proyecto de Censo de Desocupados, que se implementaría algunos meses después. Pero fue en junio de 1932 cuando Repetto presentó el principal proyecto de los socialistas; se trataba de la

46 Boletín de la CGT, "Un fenómeno que no se justifica en nuestro país: la desocupación", n° 1, 15 de enero de 1932.

47 Benclowicz, "Vencidos sin dignidad...", op. cit.

48 Benclowicz, "Un movimiento de desocupados." op. cit.

49 Véase por ejemplo Boletín de la CGT, "Justificaciones del programa mínimo", N° 3, 15 de marzo de 1932.

50 ACD, 16 de mayo de 1932, p. 981-985.

iНе можете найти то, что вам нужно? Попробуйте сервис подбора литературы.

51 El Obrero Municipal 199, 16 de febrero de 1932, citado en Matsushita, op. cit., 102.

52 LV, "Se proyectan establecer pensiones para mujeres y hombres de 50 a 60 años respectivamente", 8 de mayo de 1932.

51, julio 2022: 1-22

creación de la Comisión Parlamentaria "Para combatir la desocupación, abaratar la vida del pueblo y defender la producción agropecuaria argentina en los mercados extranjeros", mediante la cual el PS procuró que el Congreso Nacional apruebe la realización de un amplio programa de obras públicas, replicando la misma política en la Ciudad de Buenos Aires y en las legislaturas provinciales donde tenían presencia.53 Concretamente, el programa propuesto por el dirigente socialista incluía la ampliación de la red caminera en base a impuestos sobre autos y caballos de carreras, obras de pavimentación pagadas por los vecinos de la Capital y financiadas por un bono emitido por el Estado, obras portuarias y terraplenes ferroviarios en base a financiamiento privado, la construcción de un estadio y de un auditorio municipal a partir de impuestos del 10% sobre las entradas al fútbol y al teatro de la ciudad de Buenos Aires, la intensificación de los trabajos de explotación y exploración petrolífera, la reducción en un 50% del precio de los arrendamientos rurales y créditos agrícolas para arrendatarios y la construcción de escuelas en todo el país en base a un polémico "impuesto a la solidaridad" —sobre el que volveremos más abajo—, consistente en el descuento del 1% del sueldo de los trabajadores ocupados, entre otras medidas diseñadas de forma tal "que no se desarticule el presupuesto que ya hemos votado y que queremos se mantenga en el más perfecto equilibrio".54 Así, si bien ese porcentaje resulta irrisorio comparado con aquella propuesta de disminuir el 10% de los salarios aparecida en Revista Socialista, la iniciativa del PS se ubicaba en la línea del gobierno de Justo, quien ya en su mensaje de apertura de Sesiones, pronunciado el mes anterior, aseguraba que dedicaría "preferente atención al problema de propulsar el desarrollo de las obras públicas, dentro de los límites que vuestra honorabilidad juzgue prudente fijar por las dificultades que embargan al erario nacional".55

Si la primera parte del nombre de la comisión propuesta por Repetto apenas difiere de aquella creada en el seno partidario un año y medio antes, cuando la dirección socialista empezó a considerar seriamente el asunto del desempleo masivo, el agregado de la segunda parte evidencia el enfoque tradicional con que era encarado: el combate de la desocupación aparece ligado directamente a las posibilidades de la exportación de productos primarios. Asimismo, la morosidad para activar iniciativas concretas para atender el problema expresa no sólo la dependencia del PS con respecto a la labor parlamentaria, abolida bajo la dictadura, sino también los alcances que la conducción partidaria le otorgaba a la cuestión. Así, en su presentación del proyecto, Repetto asumía que "la Argentina es un país realmente privilegiado [...] Gracias a esta circunstancia, nuestro país ha podido y puede afrontar las consecuencias de la crisis económica mundial en condiciones ventajosas". Las medidas que se plantean tienen entonces más bien un carácter preventivo, debido a que "Un hombre que no trabaja es un factor de perturbación general, es un factor de perturbación económica y social", afirmaba el diputado socialista.56 La perturbación económica es asociada a la caída en la capacidad de consumo, la social, a que "esa gente constituye un excelente caldo de cultivo listo para desarrollar cualquier germen".57

La propuesta del PS fue bien acogida por los sectores conservadores, que coincidían en que la desocupación "puede engendrar enfermedades sociales que es necesario precaver". 58 En esa línea,

53 Véase por ejemplo LV, "Los Socialistas y la desocupación", 6 de mayo de 1932; "Sancionó el Concejo un vasto plan de pavimentación", 30 de junio de 1932.

54 Nicolás Repetto en ACD, 8 de junio de 1932, p. 1395.

55 Agustín P. Justo en ACD 2 de Mayo de 1932, p. 266.

56 Nicolás Repetto en ACD, 8 de junio de 1932, p. 1394-1395. Esta escasa atención inicial a la cuestión de la desocupación contrasta con la defensa de la pequeña burguesía agraria encarada por la dirección partidaria desde los inicios de la crisis. Esto puede vincularse con la persistencia de una visión agrarista como clave de transformación del país. Sobre este punto véase Osvaldo Graciano, "Las izquierdas ante la crisis del capitalismo agrario argentino. Producción de saber para la acción política", en Javier Balsa y Silvia Lázzaro (coord.) Agro y política. El modelo agrario en cuestión, 1930-1943, Buenos Aires, Ciccus, 2012, 119202.

57 Nicolás Repetto en ACD, 8 de junio de 1932, p. 1399.

58 José Bustillo en ACD, 8 de junio de 1932, p. 1399.

51, julio 2022: 1-22

acompañaron la iniciativa de crear la Comisión Parlamentaria, aunque pidieron —y obtuvieron sin inconvenientes— suprimir el plazo de expedición de ésta, que en el proyecto original presentado por Repetto era de 15 días. De este modo, el carácter urgente que se pretendía dar a la cuestión —de ahí su tratamiento en una comisión bicameral en lugar del trámite ordinario— parecía sucumbir ante los pausados tiempos legislativos habituales. Este hecho fue puesto en evidencia por el ex tercerista y ahora diputado por el Partido Socialista Independiente (PSI), Roberto Giusti. Este peculiar aliado del oficialismo no se limitó a defender la necesidad de una expedición urgente de la comisión ante la gravedad del problema de la desocupación, vaticinó un probable y tal vez deseable derrumbe de la sociedad capitalista.59 Además de exponer la heterogeneidad y las contradicciones de la alianza gobernante, la intervención de Giusti da cuenta de un debate en curso en el socialismo a nivel mundial reflejado en las declaraciones citadas de la IOS y la FSI y que en la Argentina se manifestaría en el cambio de táctica que le exigiría poco después el ala izquierda del PS a su dirección. Más allá de esto, los temores de Giusti resultaron infundados en lo que hace a las posibles dilaciones legislativas: la Comisión parlamentaria se conformó y rápidamente empezó a debatir las propuestas planteadas mayormente por el PS. La expectativa de influir y converger con parte los sectores liberales estuvo presente históricamente desde las primeras incursiones parlamentarias del socialismo;60 reforzada ahora con el número de su bancada, finalmente parecía florecer. Al mes siguiente la comisión se pronunció a favor de diversos proyectos, que resultaron sancionados casi en su totalidad.61

La acción legislativa socialista y en particular las actividades de la "Comisión parlamentaria para combatir la desocupación" —nombrada siempre así en La Vanguardia— tuvieron una amplísima cobertura en el periódico desde el momento mismo de la presentación del proyecto por parte de Repetto. Sin perjuicio de la conveniencia periodística de acortar el nombre de la comisión, probablemente la opción del diario refleje también que los simpatizantes socialistas le daban al tema una relevancia que no necesariamente iba de la mano de la defensa de la producción agropecuaria en los mercados extranjeros. De hecho, un mes después de ser aprobada la iniciativa encabezada por Repetto, Enrique Dickmann, que no había firmado ese proyecto —si lo hizo en cambio Pérez Leirós— presentó otro para establecer la semana legal de trabajo de 40 horas en Argentina. La Vanguardia, que no había dejado de informar sobre la defensa de esta medida por parte de la IOS, la FSI y aún la OIT, publicó el texto de la intervención de Dickmann en la Cámara de Diputados y luego al igual que ésta archivó la propuesta. En su discurso, si bien ubicaba la iniciativa en el marco de los reclamos de esas organizaciones internacionales, planteaba una interesante diferenciación entre la desocupación provocada específicamente por la crisis mundial y la "estructural" u "orgánica", asociada al progreso técnico y la racionalización del trabajo. Esto le permitió postular distintos medios para luchar contra cada una: las obras públicas eran el remedio adecuado para enfrentar el desempleo coyuntural provocado por la crisis, la reducción de la jornada de trabajo se postulaba como la indicada para combatir el paro estructural.62 Más allá del evidente esfuerzo por compatibilizar las diversas propuestas que circulaban entre las filas del PS, resulta notable la desconexión que se supone entre los dos tipos de desocupación. En este sentido, la propia argumentación que ofrece Dickmann parece una invitación

59 Roberto Giusti, ACD, 8 de junio de 1932, p. 1401. El PSI surgió hacia 1927 como una escisión "por derecha" del PS, alentó el golpe del 30 y participó luego de la "Convergencia", la alianza que llevaría a Justo en 1932 a la presidencia. Sobre el PSI puede verse, entre otros, el clásico trabajo de Horacio Sanguinetti, Los socialistas independientes, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1981.

60 Sobre este punto puede verse Lucas Poy, El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. Una historia social y política, Santiago de Chile, Ariadna Ediciones, 2020.

61 Entre otros, se aprobaron la construcción del estadio municipal, pasajes gratuitos para desocupados, impuesto a los boletos del hipódromo, intensificación de trabajos petrolíferos, autorización al Concejo de Educación para construir escuelas con fondos de alquileres, obras ferroviarias y limitación del interés en préstamos a agricultores.

62 LV, "Semana legal de trabajo de 40 horas", 11 de julio de 1932.

51, julio 2022: 1-22

para archivar su proyecto: lo urgente es la crisis, lo otro puede esperar. Sin embargo, como ya se dijo, lo anterior no dejaba de formar parte en cierto sentido del menú de opciones que ofrecía la IOS. Salvando el hecho de que se planteaba una fuerte propaganda que en el caso del PS no se verificó, la idea de las 40 horas como una reivindicación que debía instalarse discursivamente para conquistarse cuando la crisis económica mundial hubiera pasado, estaba prevista por la Internacional.

Curiosamente, tan sólo tres meses antes de presentar la iniciativa, Dickmann había publicado en Revista Socialista un artículo en el que enumeraba las mismas causas de la crisis, aunque sin divorciarlas e invirtiendo las posibilidades y urgencias de las soluciones. En "Los males del capitalismo", del número de abril de 1932, planteaba como medidas urgentes el seguro contra la desocupación y la reducción de la jornada a 40 horas, mientras que relativizaba la efectividad de las obras públicas por depender de las escasas posibilidades financieras de los estados en el contexto de la crisis. Pero hay más: Dickmann rechazaba por "antisociales y absurdas" las tentativas de disminución de salarios, ya que agravaban "aún más el problema de la crisis y la desocupación".63 De este modo, el dirigente socialista le salía al cruce al artículo publicado en la misma revista un año antes y convergía plenamente con los planteos centrales de la IOS —y como se mostrará en seguida, con los de la CGT— y no con los de Repetto.64

La IOS también contemplaba la defensa de las 8 horas diarias, que ciertamente no estaban aseguradas en la Argentina de la época. Coincidentemente, en el mes de junio de 1932 el diputado socialista Marcelino Buyán había presentado un proyecto con modificaciones menores a la ley vigente de jornada de trabajo que mejoraba las condiciones, pero terminaba ratificando la semana 48 horas.65 Los fundamentos de esta iniciativa publicados en La Vanguardia, no hacían referencia al problema de la desocupación. Llamativamente, tampoco aparecía ninguna referencia a la desocupación en los fundamentos dados a conocer por ese diario del proyecto de Vacaciones pagas, también de Dickmann, presentado poco después del de Buyán. En este caso se trataba de una iniciativa que se encontraba claramente en la línea de lo planteado por la comisión conjunta de la IOS y la FSI y del programa mínimo de la CGT para combatir la desocupación, y sin embargo las razones que aparecen en la publicación socialista, que hacen referencia a "la elevación física y moral del pueblo trabajador, a la mayor eficiencia y productividad del trabajo",66 que aportaría la aprobación de la iniciativa, omiten el directamente relacionado y central tema de la desocupación. Los motivos de esto no resultan claros, pero refuerzan la idea de que la cuestión no era enfocada por la mayor parte de la dirección del PS como lo hacía la de la CGT o las de las Internacionales; a pesar de ciertas desavenencias iniciales, se terminó imponiendo la línea de que para controlar el problema del desempleo masivo bastaba el programa de obras públicas y una colocación de las exportaciones en el exterior más eficaz.

Reacciones ante las iniciativas y otros proyectos de ley

La CGT optó por ignorar la iniciativa legislativa sobre vacaciones pagas en su órgano de prensa, pero no ocurrió lo mismo con el proyecto de las 40 horas. En lugar de saludarlo, el Boletín consideró, en la medida en que coincidía con parte de lo planteado en su programa mínimo, que "no es

63 Enrique Dickmann, "Los males del capitalismo", en Revista Socialista 23, abril de 1932, 241-248.

64 Portantiero atribuye erróneamente la autoría del artículo en cuestión a Dickmann y Repetto, en realidad corresponde sólo a Dickmann, que muestra evidentes diferencias con los planteos que terminará imponiendo el principal dirigente del PS. Véase Portantiero, op. cit.., 307

65 Las modificaciones involucraban especialmente al trabajo nocturno: se consideraba cumplida una hora cada 50 minutos y se establecía un máximo de 14 días para desempeñarse en ese turno. LV, "Modificaciones a la ley de la jornada legal", 13 de junio de 1932.

66 LV, "Vacaciones pagas para obreros y empleados", 23 de junio de 1932.

51, julio 2022: 1-22

malo en si", pero advirtió que resultaba fundamental agregar que la disminución de las horas de trabajo no debía implicar la disminución proporcional del salario. Esto efectivamente no estaba aclarado en el texto, y si puede pensarse en una omisión insidiosa por la falta de comentarios sobre la iniciativa socialista de vacaciones pagas, en este caso la advertencia no lo era: el proyecto de Buyán citado arriba no dejaba de incluir esa salvedad. Para fundar la necesidad de impedir la reducción salarial, el artículo del Boletín consideraba "que la desocupación no es una consecuencia de la superproducción sino de la falta de capacidad de consumo de los pueblos". En este punto la CGT atacaba implícitamente la diferenciación entre los dos tipos de desocupaciones que postulaba Dickmann; su proyecto estaba dirigido a contrarrestar una desocupación que se suponía consecuencia del progreso técnico y por lo tanto, se asociaba fácilmente a la superproducción. En esta línea, se planteaba que si producía esa reducción salarial la medida perdería su efectividad, ya que caería la capacidad de consumo de las masas.

Por otra parte, el llamado "impuesto a la solidaridad" planteado por Repetto para financiar la construcción de escuelas, implicaba, aunque mínima, una efectiva reducción salarial. En este caso, la reacción de la dirección de la CGT fue contundente. Además de insistir con el argumento de la irracionalidad económica de reducir los sueldos en el contexto de la crisis, la publicación de la central acusó a la Comisión interparlamentaria que analizaba la medida de "seguir la política profundamente capitalista de que la cuerda debe romperse siempre por lo más delgado",67 y envió una nota a la Comisión en la que manifestaba su oposición a la propuesta, solicitaba el cumplimiento de las leyes laborales y la aprobación del programa mínimo de la CGT como la mejor forma de combatir la desocupación.68 Esto muestra que más allá de la tendencia a descreer de la utilidad de la actividad en el Parlamento, la dirección cegetista no lo desconocía como factor de poder e intentaba ejercer alguna influencia.

Pero no sólo la cúpula de la central obrera repudió el "impuesto a la solidaridad". El gremio gráfico, por ejemplo, encabezado por el socialista Ramicone, lo rechazó de plano, llamando a "repudiar todo impuesto a los sueldos y salarios", y a luchar por la reducción de la jornada de trabajo sin afectar el nivel de vida de los trabajadores siguiendo las "directivas" impartidas por las organizaciones internacionales. La Federación Gráfica Bonaerense (FGB) tenía además su propia versión de subsidios a los desocupados, sostenidos por el gremio.69 Así, la cuestión va más allá de una situación de enfrentamiento entre la CGT y el PS o entre sindicalistas y socialistas, como podría parecer a primera vista. En este ejemplo, se trata por un lado de un importante gremio socialista que rechaza la política del Partido hacia la desocupación —no casualmente, Ramicone figurará luego entre los dirigentes de izquierda que conformarán el Partido Socialista Obrero (PSO)—. Pero, además, la FGB impugnaba por verticalista a la Mesa directiva de la central, en particular por el modo en que habían sido designados los delegados obreros a la Conferencia de OIT,70 conflicto que sumado a otros terminó con la expulsión de la FGB de la CGT. Al mismo tiempo, otro gremio, el del mueble, rechazaba por entonces la propia participación en las conferencias de la OIT, postura que tanto la conducción del PS como la de la CGT defendían, lo que puede asociarse con su vinculación con las vertientes más radicalizadas del sindicalismo revolucionario.71 Así las cosas, el sector sindicalista de la central distaba de ser homogéneo,

67 Boletín de la CGT, N° 7, "¿Un nuevo impuesto a los salarios?", 25 de julio de 1932.

68 Boletín de la CGT, N° 7, "Contra un proyecto de gravamen a los salarios", 25 de julio de 1932.

69 Entrevista de Luis Alberto Romero a Luis Ramicone, Proyecto de Historia Oral del Instituto Di Tella, 1971.

70 Unos meses antes de repudiar el "Impuesto a la solidaridad" impulsado por la dirección del PS, el gremio gráfico impugnó la designación inconsulta por parte de la mesa directiva de la CGT de Sebastián Marotta para integrar la delegación obrera a la XVI Conferencia de la OIT. Boletín de la CGT, N° 4, "La XVI Conferencia Internacional del Trabajo", 25 de abril de 1932

71 Véase por ejemplo la convocatoria del gremio del mueble para el acto del 1° de mayo de 1932, en la que se anunciaba una disertación sobre la CNT española y la misión del sindicalismo revolucionario en LV, "Los trabajadores celebrarán la fecha de hoy", 1° de mayo de 1932.

51, julio 2022: 1-22

como lo demuestran también la alternancia entre invectivas dirigidas a suprimir el capitalismo y los elogios al "capitalismo inteligente" y a la política de la OIT. Como se desprende de los ejemplos citados más arriba, ambas organizaciones eran escenario de un conjunto de debates que las atravesaban, y si sus direcciones se enfrentaban con respecto a varios temas, podían llegar a coincidir en otros. Con todo, las diferencias entre las dos conducciones a propósito de la desocupación no dejaban de ser, como se viene mostrando, significativas.

Por otra parte, Palacios presentó un proyecto en el Senado para crear una "Comisión Honoraria de fondos de desocupación", dependiente del Ministerio del Interior.72 Esta iniciativa no prosperó, aunque sería el antecedente del proyecto finalmente aprobado de Junta Nacional para combatir la Desocupación, presentado al año siguiente por Pérez Leirós.73 En la propuesta original, el senador socialista defendía la necesidad de contar con "un plan orgánico" para asesorar al Poder Ejecutivo respecto de los medios para disminuir la desocupación. En este sentido, se aproximaba a la propuesta de la comisión de la IOS y la FSI de creación de agencias estatales para abordar el tema. La comisión tendría a su cargo el estudio de la posibilidad de instrumentar prorrateos en las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, la reducción de tiempos de trabajo o la rebaja de la jornada en general: aquí el proyecto presentado por Dickmann aparece como una posibilidad entre otras que ya se aplicaban de hecho. Adicionalmente, la comisión debía evaluar la conveniencia de reducir temporalmente la inmigración. Esta última cuestión figuró dentro de la agenda del PS casi desde su fundación, al toparse con la contradictoria necesidad de alentar la inmigración europea que se suponía fomentaría el progreso y aportaría el material humano que se juzgaba idóneo para el desarrollo de una clase obrera consciente, y de limitarla en la medida en que superados ciertos volúmenes generaba un exceso en la oferta de fuerza de trabajo que provocaba desocupación y caída del salario.74 Cierto es que la situación de los años 30 resultaba social y económicamente nueva, pero esa novedad no era percibida claramente como tal por los dirigentes socialistas, confluía con una idea largamente acariciada, la de limitar la desocupación y fortalecer a los obreros organizados vía la restricción de la inmigración. También esta posición coincidía con la que defendía por entonces un sector del conservadurismo. En este sentido, José Bustillo se pronunciaba por "impedir que vinieran trabajadores de afuera a quitarles trabajo a los de adentro y tal vez envilecer su salario".75

La Comisión Honoraria propuesta por Palacios analizaría además la posibilidad de crear fondos para trabajadores cesantes a partir de la "colaboración espontanea" entre patrones y obreros en empresas de más de 200 personas y de "estimular" a asociaciones obreras para que se planteen fondos de desocupación a condición de que acepten el control estatal de los mismos, entre otras medidas.76 Ese último ítem recoge de alguna manera el planteo de las organizaciones obreras internacionales y de la CGT de instrumentar un seguro al parado, aunque interponiendo tal cantidad de mediaciones que permiten dudar de la voluntad de Palacios de defenderlo: antes que nada, se trata de una comisión que "estudiaría" la posibilidad, luego, para las empresas de envergadura el asunto quedaba librado a la

72 LV, "El senado convirtió en Ley dos proyectos para combatir la desocupación", 22 de julio de 1932.

73 El proyecto de Pérez Leirós, presentado en agosto de 1933, aprobado un año después y puesto en funcionamiento recién en noviembre de 1934, cuando los aspectos más graves de la desocupación masiva ya habían sido superados, retomaba el de Repetto y sobre todo el de Palacios en sus puntos centrales. Véase LV, "Proyéctase la Creación de la Junta Nacional para combatir la Desocupación" 10 de agosto de 1933. El desempeño de la Junta ha sido analizado por García, "Crisis y desocupación...", op. cit, Panettieri, op. cit, Gibral Blacha, op. cit., Iñigo Carrera y Fernández, op. cit., entre otros autores.

74 Véase sobre este punto Patricio Geli, "El Partido Socialista y la II Internacional: la cuestión de las migraciones", en Camarero y Herrera, op. cit, 121-144.

75 José Bustillo en Actas de la Cámara de Diputados (ACD), junio de 1932, p. 1399.

76 La Comisión también podría gestionar descuentos en los pasajes para desocupados cuando vayan a emplearse, alojamiento provisorio en dependencias nacionales a quienes no tengan vivienda y organizar comedores populares y distribución de víveres a precios módicos.

51, julio 2022: 1-22

dudosa colaboración espontánea entre patrones y trabajadores y para otros casos el estado sólo aportaría una pequeña parte "estimulando" a asociaciones que aceptasen su control. Aun así, el discurso de Palacios puede diferenciarse, como suele ocurrir, de otros referentes partidarios. En su intervención parlamentaria reivindica la jornada de 40 horas sin recurrir a las diferenciaciones que hacía Dickmann, y considera que "el sistema capitalista ha sido sacudido en sus cimientos y ha comenzado la crisis general. Sólo en el socialismo está la solución". Con todo, no deja de defender el desarrollo de obras públicas como medio más indicado para combatir la desocupación y las opone abiertamente al planteo de un seguro de desocupación financiado por el estado: "En vez de dar millones de dinero en forma de indemnización surge la idea de dar trabajo con utilidad social". Pero incluso en lo que hace a la obra pública parece que para Palacios, al igual que para el resto de los principales dirigentes socialistas, era menester avanzar con la prudencia que pedía el presidente Justo en la apertura de sesiones, cuando aludía a la escasez de fondos en la que se encontraba sumido el estado; el senador socialista se hace eco de eso apuntando que "la dificultad estriba —caso argentino— en que el estado sufre penuria de dinero",77 antes de señalar la necesidad de buscar financiamiento privado. Así, incluso un díscolo como Palacios se mostraba reactivo a una intervención que pusiera en peligro el equilibrio presupuestario, lo cual —pensaba—, lejos de propiciar el socialismo, traería males mayores para los trabajadores. En este sentido, aún con sus particularidades, Palacios no dejaba de expresar en sus iniciativas la línea de la dirección partidaria, tal como lo había hecho como primer diputado socialista a principios de siglo.78

También Bogliolo presentó otra iniciativa en la línea de creación de agencias estatales que planteaban las resoluciones de las Internacionales, sólo que en este caso se trataba de una Comisión interparlamentaria de Planes económicos —designada con las siglas "COPLAN", denominación que remite inevitablemente al Gosplan soviético, que tan sólo cuatro años antes ponía en marcha el Primer Plan Quinquenal—, destinada abiertamente a regular la economía y por eso mismo destinada también a ser archivada por el Congreso. Sin embargo, a juzgar por el acompañamiento que recibió por parte de otros diputados socialistas, su prédica parece haber tenido más influencia en el Partido de lo que se ha sugerido.79 El proyecto en cuestión, firmado también por figuras como Enrique Dickmann y Francisco Pérez Leirós además de Américo Ghioldi, Alejandro Castiñeiras, Amleto Magris, José L. Pena, Juan B. Lamesa, Silvio Ruggieri y Marcelino Buyán, apuntaba nada menos que a desarrollar "una política económica encaminada a regular la producción de acuerdo a normas científicas, a fomentar la explotación de nuevas fuentes de riqueza y a analizar con criterio colectivo las conveniencias generales de la población en el desarrollo de nuestra vida económica nacional e internacional".80 La COPLAN debía vincular sus estudios con el mantenimiento de la ocupación y el nivel de vida de la población, y de esta manera se podía convertir en una herramienta capaz de generar una respuesta "orgánica" —en el sentido que le daba Dickmann— al desempleo y a todos los problemas que planteaba el sistema económico, en este sentido, puede verse incluso como una propuesta de transición ordenada al socialismo que descartaba tempranamente el laisse%Jaire al que seguía aferrado no sólo el núcleo duro de la dirección del PS, sino también de la CGT. Al apuntar contra el proteccionismo como una de las causas que agravaban la crisis y la desocupación, ambas direcciones coincidían con el que aún era el posicionamiento oficial de las Internacionales socialdemócratas, aunque iniciativas como la de Bogliolo anticipaban un cambio de rumbo que en la Argentina tardaría más en producirse que en de las

77 LV, "El senado convirtió en Ley.", 22 de julio de 1932, op. cit..

78 Poy, op. cit.

79 Portantiero (op. cit, 301) señala que este proyecto no halló eco en el resto de los legisladores del PS.

80 LV "Proyéctase crear una comisión de Planes económicos", 28 de julio de 1932. El proyecto de COPLAN, que pretendía conciliar libre comercio, dirigismo estatal y conquistas obreras se diferenciaba tanto del modelo de economía soviética como del intervencionismo que impulsaba el ministro de Agricultura y dirigente del PSI Antonio de Tomaso. Sobre este punto véase Graciano, "Las izquierdas.", op. cit.

51, julio 2022: 1-22

conducciones socialistas mundiales. De hecho, aunque el COPLAN las excede, como parte de sus aproximaciones amplias y ambiguas a la cuestión, la IOS impulsaba la creación en cada país de organismos encargados de elaborar programas de inversión de largo plazo con obras previstas para ser ejecutadas en períodos de desempleo masivo, considerando que cuanto mayor sea la intervención del estado en el sistema económico en su conjunto, más exitosa sería su capacidad de regular el empleo.81

A modo de balance: el PS y la CGT como caja de resonancia de los debates internacionales

El recambio gubernamental efectuado en febrero de 1932 despertó amplias expectativas en cuanto a la recuperación de las libertades civiles y políticas abolidas por la dictadura. Si bien este entusiasmo pronto se revelaría en gran medida injustificado, todas las corrientes obreras y de izquierdas lo compartieron inicialmente con amplitud. En el caso de la principal central de trabajadores del país, se registró una rápida radicalización discursiva que quedó reflejada en su Boletín. Con todo, estos planteos no suplantaban sino que convivían con perspectivas más moderadas, así, el frecuente llamado a terminar con el capitalismo puede contrastarse con la defensa de la obra de la OIT, y el reconocimiento de las políticas estadounidenses con la reivindicación de la Unión Soviética.82 En realidad, tales ambigüedades no eran privativas de la CGT, la apelación anticapitalista era un lugar común entre las corrientes obreras y de izquierda, y la necesidad de terminar con el régimen social presente para solucionar el problema de la desocupación y aún para evitar el hundimiento de la civilización figuraban también, como se vio, en los llamados de IOS y la FSI. Semejantes planteos no eran plenamente coherentes con las medidas de acción propuestas, lo cual puede relacionarse con la necesidad de satisfacer las variadas perspectivas que convivían en las Internacionales; otro tanto puede decirse de la CGT, donde convivían no sólo sectores sindicalistas moderados con otros más radicales, sino también socialistas con perspectivas disímiles. En este sentido, como se sugirió, tanto el PS como la central obrera deberían pensarse como caja de resonancia de los debates nacionales y e internacionales del movimiento obrero y socialista. Estos debates circulaban en las dos organizaciones argentinas y si se puede postular la existencia de un enfrentamiento entre ambas, debería acotarse al nivel de las direcciones. Por cierto, la variedad de enfoques, incluyendo alguna reivindicación de la planificación y de la URSS también puede verse en La Vanguardia,83 aunque en este caso el contenido asociado a la línea de la dirección partidaria resulta abrumador; su planteo para resolver la crisis basado en la puesta en marcha de obras públicas y en abandonar el proteccionismo se repite hasta el cansancio.

Además de dar a conocer posicionamientos a veces disímiles a través de su órgano de prensa, la CGT impulsó una serie de actos y conferencias para la divulgación de su programa mínimo, dando a la desocupación un lugar central. El primer acto, ya mencionado, fue convocado bajo la dictadura, el segundo en vísperas de la asunción de Justo, en febrero de 1932, el tercero el 13 de abril; para el 1ro de mayo de ese año se convocó un mitín donde también el problema del desempleo ocupó el centro de la escena.84 Pero la capacidad de convocatoria de la central era limitada, sobre todo si se la compara con la del socialismo. Por dar un ejemplo, para el 1° de mayo de 1932 el PS organizó, como de costumbre, una importante movilización, que incluyó sólo en la Capital nada menos que 49 actos en distintos

81 IOS, "IV Congress.. ", op. cit., 54-55.

82 Véase Boletín de la CGT, "Capitalismo inteligente", N° 3, 15 de marzo de 1932 y "Los Estados Unidos y la URSS", N° 4, 25 de abril de 1932.

83 LV, "La emulación socialista en la usina eléctrica de Moscú", 1° de mayo de 1932.

84 Boletín de la CGT, "A las falaces explicaciones del capitalismo sobre las crisis oponemos soluciones irrebatibles", N° 2, 15 de febrero de 1932", "Gran mitin de la CGT" y "Confederación General del Trabajo", N° 4, 25 de abril de 1932.

51, julio 2022: 1-22

puntos, que engrosaron luego cuatro columnas que confluían en la Casa del Pueblo —la principal sede socialista— para luego marchar hacia la Plaza de Mayo —donde está ubicada la Casa de gobierno—, en cuyas cercanías se erigían a su vez cuatro tribunas en las que los principales referentes partidarios se dirigieron al público.85 En esa misma fecha por la mañana la CGT realizó el citado mitín que le permitió —según las propias palabras del Boletín sindical— celebrar "dignamente" el 1° de mayo,86 en un local de la ciudad de Buenos Aires amplio aunque cerrado —la casa Suiza— además de algunos actos menores en el interior del país. Dada su capacidad de convocatoria, la radicalización de la central encontraba trabas concretas para ir más allá de lo discursivo, independientemente de que resulte dudoso que su dirección tuviera la voluntad de hacerlo.

Así como las obras públicas fueron la consigna central del PS para resolver el problema del paro, la jornada de 40 horas fue la de la CGT. Para lograrla, el Boletín insistía en la necesidad de fortalecer la organización sindical en lugar de desperdiciar energías para obtener leyes laborales que no se cumplirían, en clara alusión a los socialistas. Tales planteos emulaban con pocas alteraciones debates que se arrastraban desde que el sindicalismo revolucionario se había escindido del socialismo. No faltaron tampoco, en ese marco de los 30s, los llamados a "luchar abierta y valientemente [.] hasta conseguir nuestra emancipación económica, apropiándonos de los medios de producción para ponerlos al servicio de nuestra clase, la que luego deberá defenderlos contra todo propósito reaccionario, como lo ha hecho el proletariado ruso".87 Sólo que para entonces este tipo de planteos podían compatibilizarse con la permanente reivindicación de la OIT que mantenía la central obrera —al igual que el PS—, planteando la utilización de todos los recursos disponibles para el mejoramiento obrero hasta que llegue el momento de la emancipación.

Para la mesa directiva de la central la OIT era importante, ya que en ese escenario se discutía mundialmente la implementación de las 40 horas de trabajo, medida que consideraban clave no sólo para para enfrentar la desocupación, sino para conservar el espíritu de lucha de la clase obrera. Esto último coincide con los planteos de un sector del anarquismo, también preocupado por el decaimiento de ese espíritu y dispuesto incluso a impulsar una política reformista en función de recuperarlo, en torno a la lucha por 6 horas diarias de trabajo.88 En el caso de la CGT, la lucha contra la desocupación también se expresaba en un conjunto de reivindicaciones que pregonaba insistentemente y que acompañaban a la de la reducción de la jornada: vacaciones pagas, jubilaciones y extensión de la edad escolar, planteadas todas por la IOS y la FSI. En este sentido, como se dijo, los discursos de la central obrera cuajaban más que los de la dirección del PS con los emitidos desde las organizaciones de la socialdemocracia internacional y la CGT no negaba esa afinidad. En este punto se manifiesta un doble desplazamiento con respecto a la situación vigente a principios de siglo: así como la dirección de la central obrera se acerca, la del PS relaja la recepción de las ya de por sí laxas orientaciones de sus referentes internacionales. Una de las fuentes principales del alineamiento internacional de la CGT eran los ferroviarios, afiliados a nivel mundial con la Federación Internacional del Transporte (FIT), clave en la FSI.89 Sin embargo, tal vez para minimizar el enfrentamiento con los sectores más radicales, la CGT se mostraba reacia a encolumnarse formalmente. Así, cuando en un contexto de creciente avance de las derechas y la represión el PS le propuso impulsar conjuntamente una campaña contra la reacción —el

85 LV, "1° de mayo de 1932", 1° de mayo de 1932.

86 Boletín de la CGT, "El 1° de mayo ha sido celebrado dignamente por la Confederación Gral. del Trabajo", N° 5, 25 de mayo de 1932.

87 Boletín de la CGT, "Los sastres y el cumplimiento de las leyes obreras", 25 de abril de 1932.

88 Benclowicz, "¿Vencidos sin dignidad.", op. cit. Esta aparentemente insospechada convergencia invita, como ya se sugirió, a explorar los vasos comunicantes entre anarquismo y sindicalismo.

89 Véase por ejemplo Boletín de la CGT, "La reducción de las horas de trabajo es una necesidad apremiante", N° 7, 25 de julio de 1932.

51, julio 2022: 1-22

problema que más preocupaba a la dirección partidaria— habida cuenta de sus respectivas membresías a la IOS y a la FSI, la junta ejecutiva de la CGT aprovechó para sumarle a esa campaña la lucha por la reducción de la jornada de trabajo, que no figuraba en la propuesta original socialista, y para negar tal afiliación por parte de la central.90

De esa manera, la dirección de la CGT procuraba que las diferencias internas del PS jugaran a su favor. Sin embargo, eso no alcanzó para compensar la debilidad de la central, lo cual derivó en el fracaso de una campaña por la reducción de la jornada que rechazó el concurso de otros sectores que efectivamente la propiciaban, pero que competían con la CGT: los anarquistas y comunistas de la FORA y del Comité de Unidad Sindical Clasista. Si bien éstos no dejaban de fustigar duramente desde sus publicaciones a la CGT por su actitud moderada en el campo de la acción, lo mismo ocurría en sentido contrario. Los ataques al "espantajo del extremismo" y las denuncias de "actividades disolventes", no eran infrecuentes en el Boletín, lo cual sugiere que la mesa ejecutiva de la central buscaba terminar de asentarse en un espacio sindical aún en disputa. Más allá de esto, no hay dudas de que la cuestión de la desocupación ocupó un lugar fundamental en la agenda de la central obrera.

También el PS, con su propia impronta, no dejó de ocuparse intensamente del asunto, como lo demuestra la cantidad de proyectos de ley que impulsaron, aun cuando la visión de la mayor parte de su dirección se diferenciara tanto de la de la CGT como de la IOS y la FSI. En este sentido, puede decirse que la recepción de éstas últimas orientaciones —y también las del anarquismo y el comunismo internacional— asumió un carácter oblicuo: tenían más resonancia en la central obrera —cuya dirección se resistía a establecer vínculos formales más allá de las fronteras— y entre los socialistas disidentes. En efecto, los planistas, la izquierda socialista —y en alguna medida la línea gremialista, donde confluían militantes más y menos radicalizados— empezaban a delimitarse al calor del debate sobre la crisis y la desocupación. Por su parte, en la conducción del PS terminaba primando una mirada que enfatizaba la especificidad de la Argentina y por lo tanto de las medidas que debían promoverse para resolver el problema, lo que la acercaba como nunca antes a sus adversarios de la política criolla. En este sentido, la línea oficial del PS, tan resistida internamente, no sólo aportaba legitimidad a un régimen cuestionado por su carácter fraudulento y sus vínculos con la dictadura, sino que en la medida en que limitaba la defensa de las condiciones de vida de la masa de desocupados a la observación del equilibrio presupuestario, tendía a asumir responsabilidades en un gobierno ajeno. Al hacerlo, se diferenciaba no sólo de la CGT, que más allá de sus divergencias internas se permitía exhibir prioridades diametralmente opuestas, sino de una socialdemocracia internacional que todavía no renunciaba al liberalismo pero que, de cara a la crisis, acentuaba su sesgo redistributivo y tendía a radicalizarse.

Referencias bibliográficas

Bibliografía

Benclowicz, José, "¿Vencidos sin dignidad o sujetos revolucionarios? Los anarquistas ante los desocupados y la desocupación en la Argentina de la primera mitad de los años treinta", Izquierdas 31, 2016, 19-45.

- "Un movimiento de desocupados para la revolución. El Partido Comunista y la organización

de los trabajadores desocupados hacia la década de 1930 en Argentina", Revista de Historia Americana y Argentina 51: 2, 2016, 167-198.

-"Literatura de izquierdas, crisis del '30 y representaciones de los desocupados en Argentina" en

Cuadernos del CILHA 18, 1, 2017, 45-64.

90 Boletín de la CGT, "El PS ofreció su concurso a la campaña de la CGT contra los intentos reaccionarios y por la reducción de la jornada de trabajo"; "La opinión de la Conf. General del Trabajo", 25 de noviembre de 1932.

51, julio 2022: 1-22

-"Trayectoria de Luis Ramicone (Buenos Aires, 1901-1977). Defensa de las libertades, identidad

obrera y militancia socialista", Historia Regional 47, 2022, en prensa.

Camarero, Hernán, A la conquista de la clase obrera, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007.

Ceruso, Diego, "El Partido Socialista y la cuestión gremial. Debates internos durante la primera mitad de la década infame", Archivos 10, 2017, 119-139.

García, Alicia, "Crisis y desocupación en los años 30", Todo es historia 154, 1980, 60-65,

García, Leandro, "En torno al concepto de "prescindencia": la corriente sindicalista al frente de la CGT (1930-1935)", Archivos, 10, 2017, 95-115.

Geli, Patricio, "El Partido Socialista y la II Internacional: la cuestión de las migraciones", Hernán Camarero y Carlos Herrera (eds.), El Partido Socialista en Argentina, Buenos Aires, Prometeo, 2005, 121144.

Girbal Blacha, Noemí, "La Junta Nacional para Combatir la Desocupación. Tradición y modernización socioeconómica en la Argentina de los años treinta", Estudios del Trabajo 25, 2003, 25-53.

Graciano, Osvaldo, "Los debates y las propuestas políticas del Partido Socialista de Argentina, entre la crisis mundial y el peronismo, 1930-1950", Revista Complutense de Historia de América 33, 2007, 241-262.

- "Las izquierdas ante la crisis del capitalismo agrario argentino. Producción de saber para la

acción política", Javier Balsa y Silvia Lázzaro (coord.), Agro y política. El modelo agrario en cuestión, 19301943, Buenos Aires, Ciccus, 2012, 119-202.

Halperín Donghi, Tulio, La República imposible, Buenos Aires, Emecé, 2004.

Herrera, Carlos, "Corrientes de izquierda en el socialismo argentino, 1932-1955", Nuevo Topo 2, 2006, 127-153.

Imlay, Talbot, "Socialist Internationalism after 1914", Glenda Sluga and Patricia Clavin, Internationalisms, Cambridge, Cambridge University Press, 2017, 213-244.

Iñigo Carrera, Nicolás, La estrategia de la clase obrera. 1936, Buenos Aires, Ediciones Madres Plaza de Mayo, 2004.

iНе можете найти то, что вам нужно? Попробуйте сервис подбора литературы.

Iñigo Carrera, Nicolás y Fernández, Fabián, "El movimiento obrero ante la organización y formas de rebelión de los desocupados: 1930 - 1935". Ciclos XVI, 2007, 125-152.

Martínez, Ilana, "Trayectorias de una disidencia partidaria: el grupo de izquierda del socialismo argentino de los años treinta", A Contracorriente 14, 3, 2017, 23-48

Matsushita, Hiroshi, Movimiento Obrero Argentino (1930-1945), Buenos Aires, Hyspamérica, 1987.

Panettieri, José, "Paro forzoso y colocación obrera en Argentina en el marco de la crisis mundial", Cuadernos del CISH 1, 1996, 9-30.

Portantiero, Juan Carlos, "Imágenes de la crisis: el socialismo argentino en la década de 1930", Prismas 6, 6, 2002, 231-241.

---- "El debate en la socialdemocracia europea y el Partido Socialista en la década de 1930", Hernán

Camarero y Carlos Herrera (eds.), El Partido Socialista en Argentina, Buenos aires, Prometeo, 2005, 299320.

Poy, Lucas, El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. Una historia social y política. Santiago de Chile, Ariadna Ediciones, 2020.

Sanguinetti, Horacio, Los socialistas independientes, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1981.

Tarcus, Horacio, Diccionario biográfico de la izquierda argentina. Buenos Aires, Emecé, 2007.

Tortti, María Cristina. Clase obrera, partido y sindicatos: estrategia socialista en los años '30, Buenos Aires, Biblos, 1989.

-"El partido socialista ante la crisis de los años '30. La estrategia de la 'Revolución constructiva'",

Cuadernos del CISH 4, 5, 1999, 217-227. Fuentes

Actas de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, 1932.

51, julio 2022: 1-22

Boletín de la CGT, 1932.

Departamento nacional del Trabajo, "La desocupación en Argentina, 1932", Buenos Aires, 1933. Entrevista de Luis Alberto Romero a Luis Ramicone, Proyecto de Historia Oral del Instituto Di Tella, 1971.

Joint Unemployment Comittee of the IFTU and the LSI, "Fighting world economic crisis and unemployment", 1931. Junta Nacional Para Combatir la Desocupación, Memoria año 1936, 1937.

Labour and Socialist International, Second congress of the Labour and Socialist International, Londres, LSI-LP, 1925 y Fourth Congress of the Labour and Socialist International. Reports and Proceedings, LSI-LP, Zurich-Londres, 1931. La Vanguardia, 1930-1932. Revista Socialista, 1930-1932.

i Надоели баннеры? Вы всегда можете отключить рекламу.