Научная статья на тему 'Mastrolillo, Gabriele (2022): La dissidenza comunista italiana, Trockij e le origini della Quarta Internazionale (19281938). Carocci editore, 244 p.'

Mastrolillo, Gabriele (2022): La dissidenza comunista italiana, Trockij e le origini della Quarta Internazionale (19281938). Carocci editore, 244 p. Текст научной статьи по специальности «История и археология»

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Текст научной работы на тему «Mastrolillo, Gabriele (2022): La dissidenza comunista italiana, Trockij e le origini della Quarta Internazionale (19281938). Carocci editore, 244 p.»

REVISTA IZQUIERDAS

52, abril 2023: 1-9

La dissidcnza comunista italiana, Trockij e le origini dclla Quarta Intcrnazionalc

Mastrolillo, Gabriele (2022) : La dissidenza comunista italiana, Trockij e le origini della Quarta Internazionale (19281938). Carocci editore, 244 p.

El destino del trotskismo como corriente política fue tan convulsionado y dispar que hoy en día continúa extremadamente fragmentado. Algunos, como Daniel Bensaid (2014), prefieren referirse de manera plural a los "trotskismos", mientras que otros prefieren entender al movimiento simplemente como una consecuencia de la burocratización de la Unión Soviética a principios de la década de 1930. Para lograr un acercamiento a esta corriente política y comprender su derrotero desde mediados de siglo XX a esta parte, se hace necesaria una aproximación desde el punto de vista histórico y político.

Los estudios sobre la IV Internacional cuentan con un vasto catálogo de antecedentes. La gran mayoría de ellos pueden ser clasificados en dos grupos: por un lado los estudios generales, tendientes a realizar una historización del trotskismo internacional desde su surgimiento en la década de 1930 hasta la actualidad, retomando los debates centrales lo caracterizaron1. Por otro lado, los estudios enfocados en determinados partidos trotskistas y en debates específicos son mucho más

1 Entre los más importantes de este grupo se destacan los trabajos de Jean Jacques Marie, El Trotskismo de 1990; el de Robert Alexander, International Trotskyism, 1929-1985: A Documented Analysis of the Movement de 1991, el de François Moreau de 1993, Combats et débats de la IVe Internationale, y más recientemente el de Michel Lequenne, Le trotskisme, une historie sans fard de 2005 (reeditado en 2018).

numerosos2. Si bien el campo de estudio sobre la historia de la IV Internacional ha sido profuso desde la década de 1970 en adelante, muestra un desequilibrio con respecto a los temas que han sido estudiados. Las investigaciones sobre el trotskismo francés y norteamericano, por ejemplo, son mucho más numerosas que las de otros grupos europeos. Algo similar ocurre con las obras centradas en los debates posteriores a la década de 1960 en contraste con el período 1930-1950. Esta situación no se explica sólo por una cuestión de interés académico sino que se encuentra relacionada con varios factores: por un lado, la existencia y disponibilidad de fuentes sobre determinadas épocas y partidos es un condicionante real ante el recorte espacio-temporal del objeto de estudio. Por otro, los procesos políticos del período de la guerra fría abrieron un nuevo capítulo en los debates dentro de la IV Internacional y, consecuentemente, de fragmentación y rupturas, siendo la más conocida la que dividió

2 War and the International: History of the Trotskyist Movement in Britain, 1937-49, de Sam Bornstein y Al Richardson; Les partisans de la Quatrième Internationale en France sous l'Occupation (POI, CCI, groupe Octobre) et leur fusion de Brabant; la gran cantidad de artículos y libros de Pierre Broué Pierre "Trotsky y los trotskistas frente a la segunda guerra mundial", Cuadernos CEIP 'León Trotsky', N° 1, 2000. ("Trotsky et les Trotskystes face à la deuxième guerre mondiale," Cahiers Léon Trotsky, no. 23, Septembre 1985, pp. 35-60); "Les trotskystes et le problème de la guerre [Bilan historiographique]", Les Internationales et le problème de la guerre au XXe siècle. Actes du colloque de Rome (22-24 novembre 1984) Rome : Ecole Française de Rome, 1987. pp. 51-64. (Publications de l'Ecole française de Rome, 95) ; y "La deuxième guerre mondiale : questions de méthode," Cahiers Léon Trotsky, no. 39 (septembre 1989), pp. 5-22; el estudio de Marc Lorneau, Le mouvement trotskyste belge: septembre 1939 - décembre 1964; la tesis doctoral de Martin Upham sobre el trotskismo británico hasta 1949 y los estudios de Paolo Casciola sobre el trotskismo italiano, por solo nombrar algunos, se ubican en este segundo grupo.

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a su dirección en 1953. Simultáneamente, el desarrollo del trotskismo como corriente política en América Latina, y su integración e influencia en la vida política local es otra razón por la cual muchos investigadores han orientado su trabajo hacia los estudios de la IV Internacional en Bolivia, Argentina y Brasil entre 1940 y 1970. Como afirmó Rainer — Horn (1989), la mayoría de los trabajos sobre la IV Internacional se centran en una experiencia nacional particular y se han hecho muy pocos intentos de esbozar una historia general del movimiento trotskista que muestre la tensión entre la importancia del trotskismo como una corriente de pensamiento específica, que ha irradiado con frecuencia más allá del círculo estrecho de adherentes, y la falta de resultados prácticos correspondientes en la Europa de los últimos sesenta años (Rainer — Horn 1989, 512).

De esta manera, el estudio de las organizaciones de izquierda, y de la IV Internacional particularmente, se percibe hoy como un campo relativamente virgen de investigación y como un ámbito en constante revisión en el cual proliferan los trabajos que amplían y reformulan las viejas hipótesis sobre la historia de la izquierda no comunista durante el siglo XX. En ese marco, la obra La disidencia comunista italiana, Trostky y el origen de la Cuarta Internacional de Gabriele Mastrolillo reviste un gran aporte para los estudios del socialismo internacional. Publicado por la editorial Carocci y en colaboración con la Sapien%a Universita di Roma, Dipartimento di Storia, Antropologia, Religioni, Arte e Spettacolo, el volumen abarca un periodo crucial en la historia de las organizaciones políticas de izquierda: las convulsionadas décadas de 1920-1930 y la formación de la Oposición de Izquierda Internacional. El libro es el resultado de la tesis doctoral en Historia de Mastrolillo, quien también es autor de otras relevantes contribuciones tales como el volumen Alfonso Leonetti nel socialismo e nelcomunismo italiano (1913-

1930) (editorial Cacucci); "The Comintern seen by the International Trotskyist Movement"3; y "Il biennio rosso ad Andria

nella stampa socialistaprovinciale e nazionale"4, por nombrar solo las más recientes. Estamos, entonces, ante un especialista en el tema.

El autor se plantea como objetivo examinar las relaciones entre la disidencia comunista italiana, Trotsky y el Secretariado Internacional y el papel desempeñado por Alfonso Leonetti y Pietro Tresso (militantes de la oposición de izquierda en Italia) en la dirección del movimiento trotskista con el fin de identificar sus contribuciones a la construcción de una alternativa comunista al estalinismo. En esa línea, el estudio se enfoca en la dimensión de las relaciones internacionales de la disidencia comunista italiana, siguiendo el paradigma historiográfico que hace énfasis en el carácter transnacional/global de estos fenómenos políticos. El lapso cronológico elegido inicia con el nacimiento de la Fracción de Izquierda (principal agrupación de la disidencia comunista italiana) en 1928, para finalizar con la fundación de la Cuarta Internacional diez años después, en 1938.

El libro sigue una estructura cronológica dividida en cinco capítulos: el primer capítulo aborda los inicios de la Oposición de izquierda en Rusia, la expulsión de Trotsky de la Unión Soviética y el nacimiento de las primeras disidencias comunistas en el seno del Partito Comunista d'ltalia (PCd'I), particularmente el grupo nucleado alrededor de Amadeo Bordiga. Los disidentes se nuclearon en torno al rechazo de la nueva línea política adoptada por la Comintern, conocida como el "Tercer Período"5. Alfonso Leonetti fue uno de los

3 Dimensioni e Problemi della ricerca Storica 1/ 2022, pp. 205222

4 Risorgimento e Me%z?giorno. Rassegna di studi storici. 63-64 2022, pp. 53-70.

5 Durante el Sexto Congreso de la Internacional Comunista, llevado a cabo en Moscú entre el 17 de julio y

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líderes de la oposición que se formó espontáneamente dentro del PCd'I en septiembre de 1929 sobre la base de una crítica general a la política seguida por el Partido Comunista Italiano bajo la dirección de Togliatti. Pero la oposición italiana nunca funcionó como una facción propiamente dicha. La debilidad básica de los opositores -una debilidad que más tarde se vería disminuida por sus vínculos con el movimiento trotskista internacional- residía en su falta de homogeneidad política y cohesión programática que se necesitaban para librar una batalla exitosa dentro del partido italiano. Derrotados políticamente y golpeados por severas medidas disciplinarias, los opositores italianos se pusieron en contacto con la Oposición de Izquierda Internacional (bolchevique leninista) dirigida por Trotsky, y en mayo de 1930 se habían establecido como Nuova Opposizione Italiana (NOI). El 9 de junio de 1930 Tresso, Leonetti y Ravazzoli fueron expulsados burocráticamente del PCd'I, y poco después a esta expulsión le siguió la de Recchia y su compañero Mario Bavassano (Casciola 1994).

El capítulo dos analiza los debates internos en el seno de la Oposición de Izquierda internacional sobre la relación con Trotsky y con el Secretariado Internacional (SI) entre 1930-1932. El tercer capítulo desarrolla las primeras conferencias de la Oposición de Izquierda, comenzando con la de Copenhague

el 1 de septiembre de 1928, Nikolái Bujarin anunció que estaba comenzando un "tercer período" de desarrollo económico capitalista de posguerra, caracterizado por crisis económicas aceleradas, radicalización de las masas trabajadoras, agudización del conflicto de clases y guerras imperialistas que conllevarían un ataque armado a la Unión Soviética. Los partidos comunistas debían prepararse para luchas decisivas que no permitirían la colaboración o los pactos con los socialdemócratas ni con otros reformistas, puesto que dichos sectores fueron caracterizados como "socialfascistas". La tarea principal de los comunistas era denunciarlos y abocarse a eliminar la influencia que estos partidos aún ejercían sobre la clase obrera (Grez Toso, 2015).

en 1932, y presta especial atención a la expulsión de Leonetti como miembro del SI. En este capítulo también se analiza el nacimiento de la Ligue communiste internationaliste (bolchéviks-léninistes). Cuando la NOI se convirtió en la sección italiana de la Oposición, sus miembros vivían en Francia como emigrados políticos. Así, el proceso de construcción de la NOI fue paralelo a la formación de la sección francesa de la Oposición, la Ligue communiste. Dentro de ésta se desarrollaba una lucha faccional entre la derecha (encabezada por Pierre Naville), y el 'ala marxista' (dirigida por Raymond Molinier). De los líderes de la NOI, Leonetti y Bavassano se pusieron inmediatamente del lado de la facción de derecha; por su parte Pietro Tresso, que apoyaba el 'ala marxista' de la Ligue y estaba aislado dentro de la NOI, se alejó de la propia NOI y, aunque formalmente seguía siendo miembro de ella, decidió convertirse en miembro activo de la NOI francesa. Cuando el "ala marxista" obtuvo la mayoría en la Ligue, la NOI comenzó a exigir una completa autonomía como sección nacional de la Oposición. Trotsky actuó en las reuniones de Copenhague en noviembre de 1932 como intermediario con respecto a la autonomía de la NOI, pero su mediación no tuvo éxito.

A partir de ello, en el inicio del capítulo cuatro, Mastrolillo explica la relevancia de las discusiones dentro del trotskismo francés en el devenir político de la Oposición de Izquierda y de los militantes italianos en particular. En una reunión celebrada el 9 de abril de 1933, la sección italiana de la Oposición decidió repentinamente expulsar de sus filas tanto a Nicola Di Bartolomeo como a Pietro Tresso. El año de 1933 fue crucial para el movimiento trotskista. La victoria de Hitler en Alemania en enero-febrero expuso el fracaso de la política ultraizquierdista que había seguido la Comintern y su sección alemana. Luego de arduos debates en torno a la táctica entrista, Trotsky proclamó la necesidad de un giro

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radical en la actividad de la Oposición y llamó a la construcción de nuevos partidos revolucionarios y de una nueva Internacional (Casciola 1994).

Finalmente, el quinto capítulo se enfoca en la primera conferencia de la Cuarta Internacional en 1938. El giro hacia la IV Internacional encontró cierta resistencia en el movimiento trotskista. Dentro de la NOI, algunos militantes como Ravazzoli, Bavassano y Recchia se opusieron rotundamente, y Leonetti se mostraba dubitativo. Solo Pietro Tresso sería miembro de la organización trotskista francesa casi ininterrumpidamente hasta su asesinato en 1944. Mientras tanto, la crisis del conjunto italiano se había agudizado. El 15 de junio, el órgano de la NOI, el Bollettino dell'Opposizione Comunista Italiana (PCI), dejó de publicarse. Bavassano y Recchia rompieron con la NOI para participar en la formación de la Union communiste, una organización creada por los miembros que habían sido expulsados de la Ligue. Para este momento, la NOI ya estaba disuelta y la conformación de una sección italiana de la Cuarta Internacional se mostraría como una tarea compleja, heredera de los debates planteados en este período.

El autor se basó en el análisis de documentos primarios escritos de diversos archivos y fondos documentales, los cuales están debidamente explicitados en el apartado de introducción: actas de reuniones, memorias, resoluciones, correspondencia, artículos en periódicos y revistas de las organizaciones investigadas y en menor medida en información producida por la policía política italiana conservada en el Archivos Centrales del Estado (Roma), la Biblioteca Municipal y la Academia Etrusca (Cortona), la Fundación Giangiacomo Feltrinelli (Milán), la Fundación Gramsci (Roma), la Fundación Lelio y Lisli Basso (Roma), la Institución Hoover de la Universidad de Stanford ( Stanford), la Sociedad Histórica de Wisconsin (Madison, Wisconsin), la Biblioteca Houghton de la

Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts) y el Instituto Internacional de Historia Social (Amsterdam). La solidez del corpus documental del trabajo es sobresaliente y es un elemento a destacar, ya que los estudios de este tipo de organizaciones plantean desde el principio el problema de las fuentes: documentos dispersos, incompletos, con dificultad de acceso cuando no su mera desaparición, y otras situaciones de esta índole generan obstáculos importantes a la hora de llevar a cabo una investigación de esa naturaleza. Asimismo, las publicaciones de las organizaciones de izquierda no comunista tuvieron una relativa baja circulación y no siempre se depositan sistemáticamente en las bibliotecas y archivos. En ocasiones, como afirma la investigadora Jacqueline Pluet-Despatin, los ex militantes aún poseen algunos documentos, pero en general los peligros de la vida y la acción política los han llevado a ellos o a sus familias a deshacerse de los documentos considerados comprometedores y en los que después de un tiempo, no tienen lugar en su actividad actual (Pluet-Despatin 1978, 20).

Por otra parte, uno de los puntos fuertes del libro es la elección, tanto desde el punto de vista de la perspectiva teórica como metodológica, de las organizaciones internacionales como marco de referencia para analizar a los diferentes actores que la integraron (partidos, organismos de articulación, y militantes), los procesos de debate teórico y construcción programática, y la práctica política militante. A través de su estudio sobre la NOI y la Oposición de Izquierda, Mastrolillo demuestra que la IV Internacional no estuvo ajena al encuadre teórico de la Internacional Comunista. Este tipo de análisis reafirma la importancia de realizar no sólo la historia "de las internacionales socialistas" sino también, siguiendo la expresión de Georges Haupt (1962), de una "historia internacional del socialismo", en tanto que el socialismo sólo

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puede comprenderse a través de análisis comparativos y transnacionales, y que, como afirmó Stutje (2004), el trotskismo como fenómeno nacional es una contradicción en los términos. De esta manera, el estudio de los orígenes y primeros años de la Oposición de Izquierda Internacional y sus diferentes grupos toma especial relevancia al constatar, por ejemplo, las continuidades entre las personas que lideraron los primeros partidos comunistas y los que lideraron la Oposición de Izquierda, como por ejemplo en los casos de Khristian Rakovsky, Henk Sneevliet, Andreu Nin o Alfred Rosmer, quienes habían ocupado posiciones importantes no solo en los partidos comunistas de sus respectivos países, sino también en el comunismo mundial donde eran personajes prominentes (y a veces en socialismo antes de la Primera Guerra Mundial) (Rainer - Horn 1989, 50-1).

Esta perspectiva teórica también nos permite dar los primeros pasos en la reconstrucción de la historia de las internacionales socialistas como herramientas de organización de la clase trabajadora y observar los cambios y continuidades producidos. Fue a través de las luchas de entreguerras en el seno del partido bolchevique y de la Internacional Comunista que se constituyó el bagaje programático que definió al trotskismo en los orígenes. La expulsión de Trotsky de la URSS a principios de 1929 cambió las dimensiones del combate de la oposición e hizo que 'la oposición se definiera con relación al partido ruso y que solo tuviera existencia política en él" (Marie 1970, 53). De esta forma, en sus inicios, la oposición reclutó a sus militantes según cómo se definían en relación a la lucha interior del partido bolchevique. Casi diez años después, la Oposición de Izquierda al régimen estalinista logró configurar una articulación programática

definitiva en los "once puntos"6 de diciembre de 1932. Fruto de esta crítica nació la caracterización de la Unión Soviética como un estado obrero degenerado que era necesario defender contra el imperialismo y también la necesidad del restablecimiento de la democracia en el partido (Gaido 2018, 200).

Otro de los aciertos que podemos mencionar está relacionado a los aportes que este estudio realiza para la comprensión del trotskismo italiano durante la década de 1940. Mastrolillo nos deja ver cuál fue el impacto de los debates en el seno de la NOI y la Oposición de Izquierda en la constitución de un partido italiano perteneciente a la IV Internacional. Luego de la disolución de la NOI y la partida de Alfonso Leonetti, en 1943 los miembros del pequeño grupo trotskista, entre los que se encontraban Nicola Di Bartolomeo y Pietro Tresso, se nuclearon en el Centro Provvisorio Nazionale per la costru%ione del Partito Comunista Intemacionalista (IV Internazionale) (CPN). Las discusiones terminaron con la creación de una alianza política entre los trotskistas y los "bordigistas" (otro grupo de las disidencias comunistas italianas), una alianza que dió origen al Partito Operaio Comunista (Bolscevico-Leninista) (POC). Sin embargo, el acuerdo se alcanzó sin ninguna discusión política preliminar y profunda, y resultó en una fusión sin principios realizada sobre bases endebles. En relación a eso, Serge Lambert (1987) afirmó que, a las dificultades materiales que tenía que afrontar el partido, se agregó el hecho de que el POC fue el resultado de la fusión de dos orientaciones políticas divergentes. Por un lado, el grupo trotskista de Di Bartolomeo se apoyó, al desarrollar su programa, en las tesis de los

6 Trotsky, Léon (1932) "Tareas y métodos de la Oposición de Izquierda Internacional" (Diciembre de 1932), The Militant, 6, 8, 10, 18 y 25 de marzo de 1933 ["The International Left Opposition, Its Tasks and Methods (December 1932)" in Writings of Léon Trotsky 1932-33, New York: Pathfinder Press, 1972, pp. 48-63].

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primeros cuatro congresos de la Internacional Comunista y en el Programa de Transición de la Cuarta Internacional. Por otro lado, Mangano y sus adherentes pensaban que la táctica del frente único como se determinó en el Tercer Congreso de la Tercera Internacional debía considerarse contrarrevolucionaria7.

La coherencia del estudio también está dada por la consonancia de esta perspectiva teórica con el marco conceptual de análisis. Particularmente, me interesa rescatar el uso del concepto de la "disidencia comunista". Partir de dicho concepto le permite a Mastrolillo no solamente reconstruir la historia de la oposición de izquierda italiana, sino también hacerlo en relación a la historia del movimiento comunista más amplio, identificando las rupturas y las transiciones políticas que se dieron en este período por parte de varios grupos de izquierda que rechazaron las políticas implementadas por Stalin. En ese sentido, este abordaje habilita nuevas lecturas sobre los grupos de izquierda que han roto con el comunismo, tal como lo planteó Michel Dreyfus: puede entenderse a la eliminación de los grupos de oposición como parte del método de construcción partidaria que se reprodujo en casi todas las secciones de la

7 Los desacuerdos programáticos también se relacionaban con la cuestión del régimen interno del partido. Los trotskistas estaban a favor del centralismo democrático, que teóricamente debía permitir una discusión libre en el partido antes de que todos apliquen las decisiones adoptadas por la mayoría con disciplina. Este esquema aceptaba tendencias y fracciones con esta condición. En cambio, el centralismo revolucionario de Mangano, análogo al centralismo orgánico de los bordigistas, negaba el derecho a las tendencias organizadas en el partido y le daba a la dirección un poder absoluto sobre los militantes. Finalmente, la cuestión de la naturaleza de la URSS era un punto nodal de las diferencias. Mientras que el grupo de Di Bartolomeo consideraba a la Unión Soviética como un estado obrero degenerado, los bordigistas defendían la posición de que era capitalismo de estado (Lambert 1987, 59).

Internacional Comunista y también dentro de esta misma. A principios de la década de 1930, el movimiento comunista estaba más asentado en su funcionamiento que en su orientación política, la cual no podía ser definitiva. Sin embargo, no fue inmune a las crisis debidas a un cambio político repentino, a una situación sociopolítica particular o simplemente a la oposición en su seno de una personalidad fuerte. De esta forma, las oposiciones que continuaron desembocando en exclusiones o escisiones fueron frecuentes, ya no como un momento en la construcción del partido sino como un elemento regulador de las crisis (Dreyfus, 1990: 245).

Finalmente, los comentarios de cierre tienden a reforzar esta mirada internacionalista sobre el proceso estudiado y hacer un resumen de lo desarrollado a lo largo del trabajo. El autor concluye que la principal actividad del movimiento trotskista internacional en la década de 1930 fue tratar de emerger en la escena política como una alternativa comunista al estalinismo. Sin embargo, la fundación de una nueva internacional no condujo a un salto cuantitativo y cualitativo efectivo, permaneciendo como una organización débil desde el punto de vista numérico que no logró un papel considerable entre las masas. A este escenario, Mastrolillo le atribuye tres razones: la heterogeneidad de los componentes del movimiento trotskista; el limitado poder de sus cuerpos dirigentes, los cuales, marcados por la falta de perspectiva política luego del asesinato de Trotsky, no lograron ser algo más que círculos de discusión y órganos administrativos; y, por último, la fuerte competencia con la Comintern.

En ese contexto, el destino del trotskismo italiano no escapó a la tendencia general del movimiento dentro del cual se inscribía. Siendo una fuerza minoritaria en el panorama político del antifascismo, se encontraba carente de los medios necesarios para asegurar que una organización de exiliados

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forzados a la semiclandestinidad pudiera sobrevivir mediante una adecuada publicidad de su actividad política. El autor distingue dos momentos en el derrotero de este grupo. La primera fase del trotskismo italiano finalizó en 1935, cuando dejó de existir como organización independiente; la segunda, desde 1935 hasta principios de 1937, implicó su reorganización como una fracción dentro del Partito socialista italiano-sesione deU'lnterna%iomk operaia socialista (PSI-IOS) en cumplimiento de las directivas internacionales. Sin embargo, esto no trajo los resultados deseados dado que el grupo ni siquiera fue capaz de publicar constantemente su propio órgano de prensa y, de hecho, se encontraba separado del movimiento trotskista internacional.

Además de estos elementos mencionados por el autor, es necesario sopesar otro factor que jugó un papel, a nuestro entender, muy importante en las posibilidades de desarrollo del trotskismo como corriente política. Los procesos de Moscú, de 1936, orquestaron una caza de brujas que estuvo acompañada por la matanza a lo largo del mundo de los cuadros trotskistas y de numerosos militantes revolucionarios próximos al trotskismo. Esta cadena de asesinatos, que liquidó a los antiguos dirigentes soviéticos de los primeros años de la Oposición de Izquierda, concluyó con el de Trotsky el 20 de agosto de 1941. El asesinato de Trotsky implicó el corte de la Oposición de Izquierda con el último vínculo vivo con el bolchevismo y con la revolución de octubre. Como señaló Jean Jacques Marie:

(...) nacido de la lucha de la Oposición de Izquierda en la URSS, formado por sus cuadros, alimentado por sus tradiciones, el trotskismo, liquidado en la URSS, se veía separado de su fuente original. Al reposar sobre el postulado fundamental de la unidad internacional de la lucha

de clases, se vio paradójicamente expulsado del primer estado obrero creado en el mundo (Marie 1970, 88-9).

La doble persecución (nazi y estalinista) hacia los militantes de la IV Internacional fue un factor externo a la organización que le impedía lograr influir en las masas y dificultaba las perspectivas de incorporación de nuevos miembros. La represión se abatió en todas partes sobre la IV Internacional. En 1941, el Socialist Workers Party (SWP) norteamericano tuvo que limitar sus actividades públicas después de que el congreso de Estados Unidos aprobara la ley Voorhis, que prohibía cualquier tipo de afiliación internacional de una organización americana. Al mismo tiempo, la organización debía afrontar el juicio a dieciocho de sus militantes en Minneapolis bajo los cargos de hacer propaganda revolucionaria contra la Guerra, los cuales fueron condenados a penas de prisión de doce a dieciséis meses. En 1943 en Europa, los nazis fusilaron a casi todo el grupo dedicado a organizar las células clandestinas en la Wehrmacht y editar el periódico Arbeiter und Soldat. La doble represión, estalinista y fascista, se encargó también de diezmar a importantes miembros de la dirección de varios partidos trotskistas: al antiguo miembro del Comité Central del Partido Comunista Alemán, Werner Scholem; al ex secretario general del Partido Comunista griego, Pantelis Pouliopoulos; al secretario del POI, Marcel Hic; al miembro de la dirección de la sección belga Abrahám Léon; a Henk Sneevliet y a toda la dirección del Partido Socialista Revolucionario holandés, cercano a la IV Internacional; a Léon Lesoil, antiguo miembro del Comité Central del Partido Comunista belga; el Partido Comunista Francés hizo ejecutar a Pietro Tresso; Tito hizo ejecutar a Slobodan Marculic y a los trotskistas de Belgrado. En el otro lado del mundo, el fascismo japonés fusiló al líder de los trotskistas chinos, Chen Chi-chang; la

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comandancia del ejército de Mao hizo fusilar al jefe de los guerrilleros trotskistas Chu Li-ming; Ho Chi-minh hizo ejecutar al jefe trotskista Ta Thu-tau, antiguo dirigente de la comuna de Cantón (Marie 1970, 94). Sería exagerado afirmar que esta purga sangrienta fue la única razón que impidió que la IV Internacional "encontrara el camino de las masas", pero para una organización tan joven, la pérdida de una parte sustancial de sus dirigentes experimentados, tuvo su costo en su crecimiento e hizo todavía más tenso el hilo que la unía a la tradición histórica iniciada por Trotsky.

La represión también se vio reflejada en otros aspectos de la vida política de la IV Internacional, como la imposibilidad de explicitar su línea política en algunos entornos. En este punto resulta más que ilustrativo el caso de André Calves y su participación en el maquis dirigido por el Partido Comunista Francés (PCF), quien, debido a la persecución nazi y comunista debió mantener su afiliación política al trotskismo como un secreto. Por otro lado, los descuidos y falta de experiencia de algunos jóvenes militantes para trabajar en la clandestinidad llevaron a que las expectativas puestas en la estrategia de confraternización se mostraran demasiado optimistas y perdieran de vista el enorme riesgo que conllevaba. Vemos que el desafío de los trotskistas era lograr influir en los acontecimientos y en la clase de trabajadora mientras escapaban a los arrestos y a las deportaciones.

Para cerrar, nos parece relevante destacar el lugar que este trabajo encuentra dentro del campo de estudio en el que se inscribe. En gran parte de la historiografía dedicada a este tema, se da por consensuado que 'la gran crisis" del trotskismo fue aquella comprendida entre 1951-1953, producida por la lucha entre "pablistas" y "anti-pablistas", que llegó al punto de la fragmentación en dos centros de "liderazgo" internacional a fines de 1953: el Comité Internacional (IC) y el

Secretariado Internacional (SI). El libro de Mastrolillo pone a prueba esta hipótesis, volviendo la mirada hacia los orígenes del trotskismo y sus primeros debates y fragmentaciones. La comprensión histórica de este desarrollo sólo puede alcanzarse con investigaciones de este tipo, que permiten complejizar la mirada sobre la historia del socialismo y del comunismo, y arrojar nueva luz sobre los procesos que marcaron al trotskismo como lo conocemos en la actualidad.

Velia Luparello, Doctora en Historia FFyH-UNC. Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS-CONICET). Contacto: luparello.vs@gmail.com

Bibliografía:

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