Научная статья на тему 'Lenin, imperialismo, dependencia y sistema mundial'

Lenin, imperialismo, dependencia y sistema mundial Текст научной статьи по специальности «Языкознание и литературоведение»

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Imperialismo / Dependencia / Periferia / Sistema mundial / Imperialism / Dependence / Periphery / World system

Аннотация научной статьи по языкознанию и литературоведению, автор научной работы — Néstor Kohan

La hipótesis central de este trabajo sostiene que la teoría leninista del imperialismo se nutre, conjuga y sintetiza un conjunto de saberes heterogéneos. Desde análisis críticos de la economía política hasta la teoría de la guerra, pasando por estudios concentrados en el análisis del colonialismo, la dependencia y el problema nacional así como también un exámen detallado de la lógica y la metodología dialéctica. La obra madura que el pensador bolchevique presenta en 1916 constituye el punto de llegada de 23 años de investigaciones, polémicas y análisis a través de los cuales Lenin fue gestando y elaborando su teoría del imperialismo.

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Lenin, imperialism, dependence and the world system

The central hypothesis of this work argues that the Leninist theory of imperialism is nourished, combines and synthesizes a set of heterogeneous knowledge. From critical analysis of political economy to the theory of war, including studies focused on the analysis of colonialism, dependence and the national problem, as well as a detailed examination of the logic and dialectical methodology. The mature work that the Bolshevik thinker presented in 1916 constitutes the point of arrival of 23 years of research, polemics and analysis through which Lenin was developing and elaborating his theory of imperialism.

Текст научной работы на тему «Lenin, imperialismo, dependencia y sistema mundial»

51, octubre 2022: 1-22

Lenin, imperialismo, dependencia y sistema mundial

Lenin, imperialism, dependence and the world system

Néstor Kohan*

Resumen: La hipótesis central de este trabajo sostiene que la teoría leninista del imperialismo se nutre, conjuga y sintetiza un conjunto de saberes heterogéneos. Desde análisis críticos de la economía política hasta la teoría de la guerra, pasando por estudios concentrados en el análisis del colonialismo, la dependencia y el problema nacional así como también un exámen detallado de la lógica y la metodología dialéctica. La obra madura que el pensador bolchevique presenta en 1916 constituye el punto de llegada de 23 años de investigaciones, polémicas y análisis a través de los cuales Lenin fue gestando y elaborando su teoría del imperialismo.

Palabras clave: Imperialismo, Dependencia, Periferia, Sistema mundial

Abstract: The central hypothesis of this work argues that the Leninist theory of imperialism is nourished, combines and synthesizes a set of heterogeneous knowledge. From critical analysis of political economy to the theory of war, including studies focused on the analysis of colonialism, dependence and the national problem, as well as a detailed examination of the logic and dialectical methodology. The mature work that the Bolshevik thinker presented in 1916 constitutes the point of arrival of 23 years of research, polemics and analysis through which Lenin was developing and elaborating his theory of imperialism.

Keywords: Imperialism, Dependence, Periphery, World system

Recibido: 5 mayo 2022 Aceptado: 3 agosto 2022

Introducción

Pasadas tres décadas del fin de la guerra fría, un inusitado resurgir del interés por la obra y el pensamiento de Lenin ha regresado al centro de la escena. Autores tan diversos y renombrados como Fredric Jameson, Terry Eagleton, Slavoj Zizek, Kevin Anderson, Sebastian Budgen, Stathis Kouvelakis, Alan Shandro, Daniel Bensaid, Doménico Losurdo, Etienne Balibar, Alan Badiou, Georges Labica, Jean-Jacques Lecercle, Lars T.Lih, Savas Michael-Matsas, Sylvain Lazarus, Alvaro García Linera, entre muchas otras firmas prestigiosas reclaman y demandan nuevas lecturas del anteriormente subestimado pensador bolchevique (Budgen 2010; García Linera 2017; Zizek 2018; Prashad 2021).

Néstor Kohan. Argentina. Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Investigador independiente del CONICET, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC) y la UBA. Profesor concursado de la UBA. Autor de numerosos libros y artículos publicados en revistas especializadas de ciencias sociales. Mail: miseriadelafilosofia@gmail.com

Los intereses, las perspectivas y los paradigmas de esta renacida fascinación sobre Lenin conforman un complejo caleidoscopio difícil de sintetizar por su variedad y multiplicidad de miradas.

De todas ellas, tres de las más sugestivas, para una perspectiva descolonizadora anclada en el Sur Global, remiten a las investigaciones del estudioso indio Vijai Prashad, a las del académico estadounidense Kevin Anderson y a la obra del intelectual boliviano García Linera. Estas hermenéuticas, eruditas y puntillosas, resultan por demás seductoras, ya que al fin dejan caer el pesado lastre del macartismo escasamente disimulado que marcó a fuego las aproximaciones convencionales sobre la importancia de Lenin para las ciencias sociales.

En este trabajo trataremos de reconstruir el minucioso trabajo de investigación que Lenin fue desarrollando a lo largo de 23 años hasta poder presentar en 1916, en forma pulida y lógicamente consistente, su teoría madura del imperialismo y del capitalismo como sistema mundial. Aunque en otras investigaciones anteriores hemos indagado en ciertas perspectivas de discontinuidad específicamente filosóficas presentes en la obra de Lenin (Kohan, 2018: 63-86), nuestra hipótesis central en el presente artículo sostiene que esta teoría y el conjunto de saberes que la misma sintetiza resultan sumamente útiles, potentes y productivas para pensar gran parte de las contradicciones y problemas (desde la dependencia de sus formaciones económico sociales hasta la superexplotación de su fuerza de trabajo) que caracterizan la mayor parte de las sociedades de Nuestra América. Es decir que la teoría leninista del imperialismo posee relevancia e influencia mucho más allá del espacio geográfico y político en el que inicialmente se gestó.

La gestación histórica de la teoría del imperialismo

Siguiendo las huellas de Karl Marx, Lenin se esfuerza desde muy joven en tratar de continuar sus investigaciones. Su punto de vista no sólo se ubica en "el ala más radical del marxismo" (Rosdolsky [1968] 1989: 528) sino que, además, sienta las bases para una crítica profunda de todas las derivas occidentalistas, colonialistas y eurocéntricas que se han pretendido construir, erróneamente, bajo la sombra del prestigio, prestado y ajeno, de Marx. Para despejar dudas sobre qué entendemos por "occidentalismo", "colonialismo" y "eurocentrismo" remitimos a nuestra obra de 1998 (Kohan 1998: 227-256).

Lenin comienza a leer y estudiar El Capital (los dos primeros libros, hasta ese momento publicados) a los 18 años de edad y ya a los 23 años interviene en polémicas de envergadura internacional. A medida que se van publicando otros textos inéditos del maestro, va devorando uno por uno (desde el tercer libro de El Capital, publicado por Engels en 1894, hasta la Historia crítica de las teorías de la plusvalía, el cuarto tomo de El Capital -publicado con cortes y censuras de K.Kautsky- entre 1905 y 1910).

Así como Marx estructura sus diversos planes de estudio e investigación siguiendo el método dialéctico (Kohan 1998: 87-121; 2013: 387-461; 2016: 101-233), Lenin persigue idéntico derrotero. No es casual que, en 1914, en plena crisis capitalista y desbarajuste completo de la Internacional Socialista, prolongue esas lecturas de la obra de Marx abordando la Ciencia de la Lógica de Hegel. Ya no a través del tamiz unilateral de Plejanov o Kautsky (antiguas "autoridades" de la II Internacional, a quienes todavía admiraba cuando redactó en 1908 Materialismo y empiriocriticismo), sino enfrentándose directamente con Hegel, de quien Marx se había declarado "discípulo de aquel gran pensador" en el epílogo a la segunda edición alemana de El Capital (Marx [1873] 1988, T.I, Vol.1: 20).

Sus numerosos estudios realizados a lo largo de más de dos décadas, que lo conducirán en 1916 a publicar el resultado de sus investigaciones sobre el imperialismo entendiéndolo como una

nueva fase mundial del sistema capitalista, se encaminan desde lo abstracto hacia lo concreto. La misma dirección metodológica que eligió Marx para su exposición lógico-dialéctica de El Capital.

Ya desde sus primeros textos, Lenin interviene en los debates formulándose interrogantes generales: ¿qué es el mercado? y ¿qué es el capitalismo? (Lenin [1893] 1958, T.1: 105, 112, 120); preguntas a las que luego agrega: ¿en qué consiste el concepto de "formación económico-social"? y ¿de qué nos habla y cuál es el objeto de estudio de El Capital?? (Lenin [1894] 1958, T.1: 145-150, 152-163, 170, 174, 180, 185, 191). Partiendo de esas indagaciones todavía abstractas y genéricas se dirige, a lo largo de más de veinte años, entablando incontables polémicas económicas, políticas y filosóficas, hacia una comprensión concreta del sistema mundial capitalista, el colonialismo, el problema nacional y el imperialismo, su desarrollo desigual que divide al conjunto de las formaciones económico sociales que constituyen la totalidad de la economía mundial en centros imperialistas y países coloniales, semicoloniales y dependientes [el término específico sobre la "dependencia", que hemos subrayado, corresponde a Lenin. N.K.] (Lenin [1916a] 1960, T.22: 277 y Lenin [1916b] 2009: 483), sus contradicciones antagónicas e irreconciliables, las raíces más profundas de su crisis, las guerras (tanto las imperialistas de reparto del mundo, como las de liberación nacional y las guerras civiles) hasta llegar, por fin, a su principal objetivo: identificar las condiciones de posibilidad para iniciar un proceso revolucionario de aspiraciones internacionales y mundiales.

Como su voluminosa obra está plagada de infinitas discusiones y polémicas e interlocuciones tan variadas, resulta fácil perderse en ese laberinto interminable sin encontrar la lógica subyacente de sus estudios y las perspectivas generales de su programa de investigación que se despliega, siguiendo las enseñanzas de su maestro, desde lo abstracto hacia lo concreto.

Si tuviéramos que trazar una cartografía mínima de todas las fases que Lenin va recorriendo en sus investigaciones hasta llegar a sistematizar su teoría madura del imperialismo, tendríamos que señalar, como mínimo, alrededor de una decena de obras suyas, que confluyen posteriormente en su libro célebre El imperialismo, fase superior del capitalismo [1916].

Esta obra constituye el sustento teórico inicial a partir de la cual se despliegan posteriormente las matrices centrales de la teoría marxista de la dependencia (TMD) e incluso de la teoría de la acumulación a escala mundial. Un punto de vista que ha sido abordado en obras altamente significativas (Caputo y Pizarro [1970] 1975: 172-173; Amin [1971] 1975: 32-33; Dos Santos [1978] 2011: 357; Osorio [1994], en Marini y Millán 1994b, T.2: 166; Ouriques [1994], en Marini y Millán 1994b, T.2: 187; Kohan 2015a y 2015b; Osorio 2016: 52; Smith 2016: 95, 107, 188, 202, 219-220, 225-226).

Delimitación de las fuentes

Dentro de ese universo complejo repleto de discusiones y controversias con diferentes tendencias e interlocuciones (algunas hoy célebres, otras desconocidas para el público del siglo XXI), no existe un consenso unívoco que delimite cuáles son las obras que confluirán en su teoría madura del imperialismo y qué período preciso abarcan dentro de la biografía político-intelectual de su autor.

Por ejemplo, Luciano Gruppi, en su investigación El pensamiento de Lenin, limita los afluentes e insumos previos de esta teoría a sus estudios económicos, políticos y filosóficos del período inmediatamente anterior, correspondientes a los años 1912-1916 (Gruppi 1981: 152). Aunque no lo explicita, este especialista seguramente acota el período de gestación a esos años, tomando como fecha de inicio los debates económicos de Lenin con Rosa Luxemburg. En cambio, nos parece mucho más exhaustiva la reconstrucción que realiza Alonso Aguilar Monteverde, quien en su libro Teoría leninista del imperialismo extiende los antecedentes, insumos y bases fundamentales de la teoría a las obras y polémicas del período 1896-1913 (Aguilar Monteverde 1983: 38-56). En el mismo sentido, Jacques

Valier llega aún más lejos e incluye las polémicas de la década 1890-1900, en adelante, hasta 1916, como elementos claves para comprender la conformación madura de la teoría del imperialismo (Valier [1971] 1975: 65, 133).

Aunque rebasa el objetivo específico del presente artículo, no debemos olvidar que, entre los trabajos de discusión económica de la década de 1890 y la obra ya sistematizada y madura en 1916, median tres grandes problemáticas: (a) su teoría de la organización revolucionaria, (b) su teoría de la hegemonía y (c) su teoría de la situación revolucionaria. Estas tres problemáticas, aunque giren en torno a la política y no se circunscriban a la discusión estrictamente económica, de ningún modo resultan ajenas al núcleo central del pensamiento leninista.

Primeras polémicas y nacimiento del proyecto

En 1893, apenas seis años después de que el zarismo ahorcara a su hermano Alexander y cinco años más tarde de haber comenzado a estudiar El Capital, Lenin publica su primer ensayo (tenía 23 años). Durante toda esa década adopta por objeto prioritario de polémica a dos corrientes estrictamente rusas: el populismo y el denominado marxismo legal. La primera de mayor penetración en las clases populares y el mundo campesino y de más extensa supervivencia política. La segunda, acotada en el tiempo, se inscribía en la intelectualidad liberal desde cuyas coordenadas sus representantes se acercaban a una lectura armonicista del marxismo, próxima a lo que en la II internacional se conoció posteriormente como revisionismo. Los populistas provenían de una antigua tradición de eslavofilia; los marxistas legales, en cambio, propendían al occidentalismo eurocéntrico.

La primera corriente, populista, nunca fue homogénea. Su desarrollo tuvo fases y etapas, diferenciadas entre sí. Lenin distingue el primer populismo, revolucionario, del último populismo, liberal, al que cuestiona sin piedad. Al antiguo populismo revolucionario hace referencia, reconociendo 'las mejores tradiciones del viejo populismo ruso", por oposición al populismo liberal de la década de 1890 en adelante que él impugna (Lenin [1894-1895] 1958, T.1: 382; Alavi 1983: 594).

El primer populismo era heredero de los fundadores Aleksandr Herzen y Nikolái Gavrilovich Chernishevski. Este último había publicado en 1863 la novela ¿Qué hacer?, escrita en las prisiones del zarismo. Libro de cabecera de Alexander Ulianov, el hermano mayor de Lenin, ejecutado por la autocracia rusa. No resulta descabellado suponer que cuando Lenin elige ese título para su famoso libro ¿Qué hacer? (Problemas candentes de nuestro movimiento), de 1902, haya rendido un silencioso homenaje a su hermano, gran admirador de Chernishevski.

Aquel antiguo populismo, aunque en algunos de sus principales exponentes estaba impregnado de paneslavismo y concentrado en el socialismo campesino, era profundamente anticapitalista. Varias de sus organizaciones empleaban métodos clandestinos y revolucionarios de lucha armada. No es casual que Dimitri Karakosov haya atentado en 1866 contra la vida del zar (Venturi [1952] 1981, Tomo II: 554), mientras que el 24/1/1878 Vera Zasulich dispara contra el general Trépov, gobernador de San Petersburgo (Venturi [1952] 1981, Tomo II: 893); hasta que finalmente el 1/3/1881 estos revolucionarios ajustician al zar Alejandro II mediante dos explosiones (Venturi [1952] 1981, Tomo II: 1043-1047).

El hermano mayor de Lenin, Alexander Ulianov (familiarmente "Sasha"), pertenecía a estos grupos, particularmente a Narodnaia Volia [La voluntad del pueblo]. Cuando tenía 21 años, el 8/5/1887, fue ejecutado (mediante la horca) por su participación en la conspiración de 15 jóvenes revolucionarios que planificaron, sin éxito, el ajusticiamiento del zar Alejandro III, sucesor de Alejandro II, quien seis años antes había sido ejecutado por los populistas radicales. Como militante populista, Alexander Ulianov se sintió profundamente conmovido por las tesis de El Capital de Marx (traducido al ruso por

los militantes populistas Germán Lopatin y Nikolái Frántsevich Danielsón), obra que leyó y estudió con pasión en el verano de 1886 en el mismo cuarto que compartía con su hermano menor, el joven Lenin (familiarmente "Volodia"), quien en esa época adolecente estaba alejado de la política y se sentía más atraído por las novelas del escritor ruso Turguéniev. Uno de los estudiosos más informados acerca de Lenin anota sobre su hermano Alexander: "No cabe duda de que El Capital tuvo un impacto abrumador en él" (Deutscher [1970] 1975: 82, 86-90).

El más activo de los grupos populistas revolucionarios, fue la organización Narodnaia Volia [La voluntad del pueblo]. Karl Marx había leído sus programas políticos (Marx y Engels, 1980: 14; Wada [1975], en Shanin 1990: 85-86); se carteaba con ellos e incluso sintió gran simpatía por ciertos planteos que destacaban la posibilidad de un camino no capitalista para la revolución rusa. Su carta a la redacción del periódico ruso Otiéchestviennie Zapiski [An^^es de la patria] de fines de 1877 y su correspondencia del 8/3/1881 con Vera Zasulich -incluyendo sus varios borradores de la misma- constituyen una contundente evidencia al respecto (Marx y Engels 1980: 31-65). Marx incluso vio con buenos ojos el atentado que estos populistas revolucionarios realizaron el 1/3/1881 contra el zar Alejandro II, según le confiesa a su hija mayor Jenny Marx Longuet, a quien le escribe el 11/4/1881: "¿Has seguido el juicio de San Petersburgo contra los autores del atentado? Son gente que vale mucho, sin actitudes melodramáticas, sencillas, serias y heroicas [subrayado N.K.]. Gritar y hacer son contrarios inconciliables. El Comité Ejecutivo de San Petersburgo, que actúa tan enérgicamente, lanza manifiestos de «moderación» refinada. Esto está muy lejos de la forma pueril en que Most y otros llorones infantiles predican el tiranicidio como «teoría» y como «panacea»" (Carta de Karl Marx a Jenny Marx Longuet, 11/4/1881, Marx y Engels 1980: 14; Marx y Engels, 1973a: 316-319).

Pero aquel antiguo populismo más tarde se cristalizó, entró en crisis (tras la represión que siguió al ajusticiamiento en 1881 del zar Alejandro II) y se empecinó, contra toda evidencia empírica, en negar: (a) que el "empobrecimiento del pueblo" (en especial del campesinado) no invalidaba la transformación de la economía natural en economía mercantil y ésta en economía capitalista, que necesita, precisamente, dicho empobrecimiento para transformar a los productores directos — empobrecidos y expropiados- en fuerza de trabajo, es decir, en mercancía disponible en el mercado; y (b) que la formación social rusa, a pesar de su evidente desarrollo desigual interno, había comenzado a ser incorporada al sistema capitalista mundial en plena expansión. Por eso el populismo de la década de 1890 en adelante adopta un carácter notoriamente diferente al populismo revolucionario de décadas anteriores (Tvardovskaia [1969] 1978: 82-87). Contra este otro populismo, en el cual se van diluyendo los círculos de la lucha armada y adquieren mayor peso los escritores 'legales" ya desvinculados de las organizaciones clandestinas, discute y polemiza Lenin en sus escritos, desde 1893 en adelante. Recordemos que Lenin, después de leer con pasión a Chernishevski (muy admirado por Alexander Ulianov), comienza a estudiar seriamente El Capital en 1888, al año siguiente de la ejecución de su hermano. Un lustro después, en 1893, ya maneja con fluidez incluso el libro segundo de El Capital, publicado por Engels en 1884.

La tesis teórica de los populistas legales, que a partir de la década de 1890 publicaban en periódicos y libros (dejando atrás la clandestinidad y lucha armada), insistía con que era lógicamente "imposible" que el capitalismo mundial avanzara sobre Rusia debido a que, en una interpretación forzada de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital, la burguesía rusa, supuestamente, "no podía realizar el plusvalor", por la debilidad de su mercado interno (y la pobreza campesina), en ausencia de un sólido mercado externo.

Dos de los principales exponentes de esta unilateral interpretación fueron Vasili Pavlovich Vorontsov (su seudónimo era V.V.) y Nikolái Frántsevich Danielsón (seudónimos: N.-on; Nikolái-on y On). Éste último no sólo se había carteado con Marx desde 1868 hasta la muerte del maestro (Marx,

Danielsón y Engels 1981), sino que había traducido El Capital al ruso, completando la traducción de Germán Lopatin, otro populista de la primera época revolucionaria.

Lenin, sumergido en estas primeras polémicas, aunque a lo largo de su vida y su obra nunca abandona el antietapismo de los populistas radicales (Díez del Corral 1999: 68-69) —como quedará en claro desde abril a octubre de 1917-, comienza a reflexionar sobre la subordinación que el sistema mundial capitalista en expansión ejercía sobre la formación social rusa, cuya burguesía se lamentaba por "la pobreza del pueblo" pero al mismo tiempo desarrollaba el capitalismo cada vez más en distintas ramas de la industria.

Más allá de los deseos y el imaginario "anti-occidentalista" de la cultura populista de antaño, empíricamente se podía demostrar que las relaciones sociales capitalistas estaban desarrollándose en extensión y profundidad en distintas ramas y sectores fundamentales de la economía de la vieja Rusia de los zares, transformando "la economía natural" en economía mercantil y ésta en economía capitalista (Lenin [1893] 1958, T.1: 104-105). Desde esos materiales encontramos las primeras búsquedas, bases y reflexiones de su teoría madura sobre la economía mundial y el imperialismo, con su ya inocultable influencia en las sociedades coloniales, semicoloniales, periféricas y dependientes y su predominio sobre las formaciones sociales hasta poco tiempo atrás con débiles vínculos hacia el mercado mundial.

El análisis de esta problemática y sus polémicas recorrerá varias obras de Lenin, por lo menos hasta 1899, cuando tras pasar años recluido en Siberia, publica El desarrollo del capitalismo en Rusia. En la mayoría de esos textos, Lenin cuestiona a los populistas del '90 del siglo XIX, principalmente a Vorontsov y Danielsón, aunque en ¿Quiénes son los «amigos del pueblo» y cómo luchan contra los socialdemócratas [1894] también critica al sociólogo populista N.K.Mijailovsky, quien defendía una perspectiva subjetivista en la sociología.

El núcleo de la argumentación de Lenin frente a la supuesta "imposibilidad lógica" del capitalismo para Rusia, sostiene que el problema de la realización del plusvalor (y la reposición ampliada de todas las partes del producto social, sea en su forma valor —subdividido en capital constante, capital variable y plusvalor-, sea en su forma material —sector dedicado a la producción de medios de producción y sector dedicado a la producción de medios de consumo-), no depende del comercio exterior (Lenin [1897] 1958, T.2: 152-154 y [1899b] 1957, T.3: 36-37, 42-43). Además, agrega, que "la desproporcionalidad de sectores de la producción capitalista no deja fuera de su accionar al subconsumo" (Lenin [1897] 1958, T. 2: 158; Lenin [1898] 1958, T. 4: 56; Sweezy [1942] 1973: 206; Marini 1979a).

En síntesis, Lenin remata sus polémicas desarrolladas durante seis años, concluyendo que el desarrollo del capitalismo en una sociedad periférica (como la rusa de aquellos tiempos) resulta irremediablemente contradictorio, desigual y polarizante, acorde a las enseñanzas de Marx sobre la acumulación capitalista y las crisis expuestas en los diversos libros de El Capital, pero de ningún modo... "imposible" (Lenin [1899b] 1957, T.3: 48).

Marxismo legal, populismo y marxismo radical

En paralelo a sus prolongadas polémicas con los populistas liberales de la década de 1890, Lenin también cuestiona a los marxistas legales, entre los que sobresalían Pyotr B. Struve, Nikolái A. Berdiáev, Sergei N. Bulgákov, Mijaíl Ivanovich Tugán-Baranovsky y Semyon L. Frank, quienes por oposición a la supuesta "imposibilidad" lógico-histórica del capitalismo en Rusia, terminaban de manera apologética atenuando los "desequilibrios" endógenos del régimen capitalista.

De todos ellos, probablemente los dos más serios hayan sido Bulgákov y Tugán-Baranovski. Este último, a partir de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital pretendía

defender, desde 1894, una visión neoarmonicista de la sociedad regida por el capital, intentando reducir el problema de la realización en la obra de Marx a una mera "teoría de la proporcionalidad", esforzándose por legitimar el presunto carácter "ilimitado" de la acumulación capitalista (Rosdolsky [1968] 1989: 525; Valier [1971] 1975: 76; Harding 1984: 505; Colletti 1985: 238).

Esta perspectiva neoarmonicista de los marxistas legales rusos (cuya influencia fue mucho más acotada que la de los populistas, ya que en escasos años pasaron a integrar los partidos burgueses liberales —"demócratas constitucionales"- de Rusia), coincidía a nivel internacional con el revisionismo de Eduard Bernstein.

Si los populistas rusos de la década de 1890 en adelante pretendían negar la expansión del sistema capitalista mundial refugiándose culturalmente en una "eslavofilia" y una presunta "excepcionalidad rusa" que protegería por arte de magia al campesinado explotado de la influencia de las relaciones sociales capitalistas (de ahí que fueran abandonando sus métodos clandestinos y de confrontación armada, reemplazándolos por argumentaciones puramente especulativas y "lógicas"); los marxistas legales, en coincidencia con el revisionismo bernsteniano, confiaban ciegamente en el carácter "armónico y pacífico" del régimen capitalista, caracterizándolo como un sistema prácticamente absoluto, estable y eterno, sin limitación en su dinámica de expansión y acumulación. No comprendían que el desarrollo del capitalismo, lejos del equilibrio y la estabilidad, implicaba la reproducción ampliada de sus contradicciones. Por ello Tugán-Baranovski se esforzaba por reducir los desequilibrios estructurales del capitalismo a una simple fluctuación (y reacomodo) de carácter periódico, propia de sus "desproporciones", sin consecuencia alguna sobre la posibilidad de apertura de una crisis orgánica, sustento de lo que Lenin denominará más tarde "situación revolucionaria". En última instancia, el gran presupuesto de la obra teórica de Tugán-Baranovski consistía en un "equilibrio metafísico" (Rosdolsky [1968] 1989: 545, 551; Colletti 1985: 239).

En aquella polémica contra el armonicismo de los marxistas legales, Lenin insistía en que el desarrollo capitalista socializaba sus formas y relaciones de producción, abarcando y expandiéndose sobre nuevas ramas, sin modificar la apropiación y el consumo en forma privada (dimensión que explicaba porqué se mantenía en la miseria a los campesinos y su consumo paupérrimo), de donde se derivaban contradicciones antagónicas que derivarían en una crisis del sistema capitalista. Tesis defendida contra viento y marea por el futuro líder bolchevique, inspirada en el estudio de los diversos libros de El Capital de Marx, que recién se corroboraría varios años después, a partir del estallido de la primera guerra mundial (lo cual le permitiría ganar la hegemonía sobre diversas tendencias del movimiento socialista y comunista no sólo de origen ruso sino internacional).

La principal crítica metodológica de Lenin a los marxistas legales, principalmente a Tugán-Baranovski, sostiene que: "Los esquemas [se trata de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital de Marx. N.K.] de por sí no pueden probar nada; sólo pueden ilustrar un proceso, siempre y cuando los distintos elementos que los forman hayan sido previamente esclarecidos [subrayados de Lenin. N.K.]" (Lenin [1898] 1958, T. 4: 60; Sweezy [1942] 1973: 233).

Tomando en cuenta esta crítica leninista a los principales teóricos del marxismo legal, resulta erróneo e injustificado el intento de Roman Rosdolsky (a pesar de su erudición enciclopédica) por asimilar la reflexión de Lenin sobre la teoría marxista de la crisis capitalista al armonicismo de Tugán-Baranovski (Rosdolsky [1968] 1989: 528). Hipótesis equivocada que repite, sin modificar un renglón ni animarse a problematizarla, Lucio Colletti, aunque este último lo haga, a diferencia de Rosdolsky, con una intención impugnadora de Lenin, ya que la expone en una época en que este pensador italiano había abandonado definitivamente su antigua adscripción al marxismo (Colletti 1985: 282, 334).

Lenin se opuso a todas estas corrientes, desarrollando sus investigaciones y entablando polémicas en varias direcciones. Aun simpatizando con los métodos clandestinos, la organización de

cuadros y la perspectiva revolucionaria de los primeros populistas, rechazaba a los populistas liberales de la década de 1890 por su negación especulativa (puramente "lógica") a reconocer que el sistema capitalista estaba adquiriendo una dimensión mundial, subordinando a la vieja Rusia bajo el naciente imperialismo dominante en la economía mundial. Y frente al armonicismo de los marxistas legales, impugnaba su teorización sobre los esquemas de reproducción por su carácter "apologético" del capitalismo, según sus palabras, ya que la misma no permitía profundizar en las tendencias que conducirían a la inminente crisis capitalista internacional. En esas dos polémicas, diferentes pero complementarias, encontramos las primeras semillas de su inicial reflexión sobre el surgimiento del imperialismo contemporáneo, entendido como sistema mundial.

Perspectiva dialéctica, totalizante y holista

Ese antecedente, inexplorado por parte de las historias económicas académicas y no pocos biógrafos, resulta fundamental a la hora de reconstruir la formación de la teoría del imperialismo que su autor expondrá, en forma sintética y con un pulido grado de sistematicidad dialéctica, en su obra famosa de 1916. En esta última aborda el problema desde una perspectiva totalizante y holista, conjugando diversos ángulos. Es decir, negándose a escindir "la economía" (donde se ubica su análisis del capital financiero, la emergencia y predominio de monopolios, trusts y cárteles, así como también la fusión de bancos e industrias a escala multinacional, bajo el presupuesto de la reproducción ampliada del desarrollo desigual de las formaciones sociales); "la política" (atacando el oportunismo reformista de la denominada "aristocracia obrera" de los países centrales que confiaba ciegamente en el carácter "civilizador" de las potencias capitalistas occidentales); la dimensión "militar" (oponiéndose a las guerras imperialistas, defendiendo la legitimidad de las guerras de liberación nacional y la guerra civil revolucionaria) y la "ideología" (criticando los relatos legitimadores de los distintos chovinismos europeos occidentales que se repartían el mundo colonial, prolongando la política mediante otros medios, a través de la violencia y la guerra).

Casi dos décadas antes de su obra célebre sobre la teoría marxista del imperialismo, en numerosos pasajes de El desarrollo del capitalismo en Rusia que quedaron "en la sombra" o pasaron desapercibidos, Lenin enfatiza el vínculo de la vieja Rusia (aún periférica si se la compara con la Europa capitalista occidental), en sus nexos con... el mercado mundial.

Por ejemplo, abordando el problema que quitaba el sueño a populistas liberales y marxistas legales de la década de 1890, Lenin sostiene que las "«dificultades» de la realización, de las crisis [subrayado N.K.] que con este motivo surgen [...] Las dificultades de ese género, dependientes de la falta de proporcionalidad en la distribución de las distintas ramas de la producción, brotan constantemente, no sólo al realizar la plusvalía, sino también el capital variable y el constante; no sólo en la realización del producto en artículos de consumo, sino también en medios de producción. Sin «dificultades» de este género y sin crisis en general no puede existir la producción capitalista, producción de productores aislados para el mercado mundial [subrayado N.K.] desconocido por ellos" (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 37). Las contradicciones del mercado interior de la vieja Rusia (de las cuales los populistas liberales pretendían extraer como conclusión lógica la supuesta "imposibilidad" del capitalismo mientras los marxistas legales reducían a una simple fluctuación fácilmente corregible), se profundizaban y reproducían de modo ampliado por el vínculo y los nexos de la periferia con... el mercado mundial. Unidad y escala de análisis ya abierta por Marx, que en Lenin permite comprender las especificidades de cada formación social.

Varios años antes de que, en diciembre de 1915, prologara la obra de Bujarin La economía mundial y el imperialismo (Lenin [1915], en Bujarin [1915] 1973: 23-29) y de que saliera de imprenta su

libro sobre la teoría del imperialismo —finalizado en junio de 1916 (Carta de Lenin a M.N.Pokrovski, [2/7/1916], en Lenin [1912-1922] 1960, T.35: 227-228), Lenin tenía la mirada puesta en el mercado mundial y en la comprensión del capitalismo como sistema mundial (del cual Rusia, aún periférica y con todas sus especificidades sociales y culturales, no podía permanecer al margen).

Ya desde esa época (1899), todavía anterior al cambio de siglo, las investigaciones de Lenin no se detenían en las dicotomías y antinomias de populistas liberales y marxistas legales. Al demostrar empíricamente y con estadísticas que las relaciones sociales de la Rusia tradicional estaban siendo subsumidas por el capitalismo mundial en su fase imperialista, Lenin concluye su documentado libro de 1899 reflexionando sobre. ¡la conquista de las periferias y las zonas coloniales!

Lenin, pensador de dependencias y periferias del sistema mundial

Lenin sostiene: "Lo importante es que el capitalismo no puede subsistir y desarrollarse sin una ampliación constante de la esfera de su dominio, sin colonizar nuevos países [subrayado N.K.] y arrastrar a los países viejos no capitalistas al torbellino de /a economía mundial [subrayado N.K.]" (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 587-588).

Esta última afirmación va acompañada, en su obra de 1899, por otra hipótesis todavía más radical. En su óptica, las contradicciones propias de las colonias y zonas periféricas retrasan y postergan el estallido de las contradicciones en las metrópolis capitalistas centrales (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 587). Hipótesis que reaparece, mucho más pulida, ampliada y profundizada, en su reflexión de 1916 (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 268-279; [1916b] 2009: 473-485), núcleo teórico de la estrategia antiimperialista y anticapitalista desarrollada pocos años después por la Internacional Comunista que se organiza, precisamente, cortando amarras con el "socialismo" etnocéntrico, colonialista y brutalmente euro-occidentalista de la Segunda Internacional.

Después de Lenin, la reflexión sobre la conquista de las colonias y el mundo periférico, convertidos en "nuevos mercados" para la exportación de capitales también se hará presente en la obra El capital financiero que publicara en 1910 el marxista austríaco —reformista, de enorme erudición- Rudolf Hilferding (Hilferding [1910] 1973: 358-359). Obra que Lenin estudió al detalle y utilizó como insumo de su propia indagación madura de 1915-1916.

Precisamente sobre esa conquista de las periferias (que, en tanto acumulación originaria renovada, reproduce periódicamente el capitalismo imperialista), es decir, sobre "el afuera" del sistema capitalista central y metropolitano, girará el principal libro teórico de Rosa Luxemburg contra el imperialismo, quien ampliará y convertirá dicha problemática, colateral en Hilferding, en el nervio central de La acumulación del capital (Luxemburg [1912] 1967: 266-324, particularmente 278-281).

Como el máximo pensador bolchevique cuestionó la confusión de niveles lógico e histórico en los argumentos de Rosa en torno a los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital, la literatura académica convencional pasó por alto que Lenin, mucho antes que se produjeran los debates del período 1910-1916 (donde intervienen Hilferding, Rosa Luxemburg, Otto Bauer y Bujarin, entre varios más), ya había escrito sobre la subordinación de las periferias y la conquista de colonias por parte del sistema capitalista y su mercado mundial. Esa reflexión específica sobre el desarrollo capitalista dependiente y la subordinación de las periferias será otro de los elementos fundamentales de su posterior teoría del imperialismo, particularmente en lo que atañe al "reparto del mundo" (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 268-279; [1916b] 2009: 473-485), horizonte en el que se apoyará la futura TMD.

Siguiendo el hilo rojo de los descubrimientos y tendencias expuestas por Marx en El Capital, Lenin pudo actualizar la teoría marxista, articulando una reflexión coherente sobre el desarrollo desigual de las formaciones económico-sociales dentro de un sistema mundial capitalista ya dominado por el

imperialismo y los grandes monopolios, trusts y cárteles que, motorizados por el capital financiero (fusión del capital bancario con el industrial) operan a escala global, a través de..., según sus propias palabras, una "red internacional de dependencias" [subrayado N.K.] (Lenin [1916a] 1960, T.22: 252 y [1916b] 2009: 458).

Su papel central, hoy ya inocultable, no se reduce exclusivamente a sus investigaciones sobre: (a) la comprensión del capitalismo imperialista como sistema mundial, radicalmente diferenciado de los estudios económicos convencionales sobre "el comercio internacional" entre estados-naciones, concebidos como entidades recíprocamente autónomas; (b) la tesis del carácter asimétrico y el desarrollo desigual de las distintas formaciones económico sociales, operante a escala internacional (y dentro de cada una de las formaciones sociales); (c) la corroboración del reparto del mundo colonial, semi-colonial y dependiente entre países, sociedades y empresas oligopólicas multinacionales y (d) la diferenciación topológica de países, sociedades y naciones imperialistas, coloniales, semi-coloniales y dependientes.

Además de estas tendencias propias del capitalismo imperialista entendido como sistema mundial, en sus múltiples textos encontramos también otra reflexión fundamental del principal pensador bolchevique, habitualmente inobservada, por parte de sus críticos.

Lenin y la conceptualización de la «superexplotación»

Se trata de (e) la hipótesis leninista que describe y denuncia la "superexplotación" o "explotación redoblada" [Lenin no utiliza explícitamente ninguna de estas dos palabras, aunque sí hace referencia al concepto teórico que aquellas designan. N.K.] de los pueblos coloniales, periféricos y dependientes, en particular, los pueblos indígenas.

Reseñando los debates del Congreso Internacional de Stuttgart [1907] sobre el capitalismo mundial y el papel fundamental de la lucha contra la política de conquista de las grandes potencias imperialistas (escandalosamente justificado por los "socialistas" colonialistas Eduard Bernstein de Alemania y Hendrick Van Kohl de Holanda, por entonces dos de los principales líderes del revisionismo a escala internacional), Lenin escribe: "La burguesía establece en las colonias un régimen de auténtica esclavitud, somete a los indígenas a escarnios y violencias sin precedentes y los «civiliza» difundiendo el alcohol y la sífilis. ¡Y se propone que, en tales condiciones, los socialistas se dediquen a pronunciar frases evasivas sobre la posibilidad de reconocer en principio la política colonial! [Lenin se refiere a las tesis de E. Bernstein y H. Van Kohl. N.K.]. Ello equivaldría a adoptar abiertamente el punto de vista burgués. Ello significaría dar un paso decisivo hacia la supeditación del proletariado a la ideología burguesa, al imperialismo burgués, que ahora levanta la cabeza con particular altivez" (Lenin [1907] 1960, T.13: 70). Más adelante agrega: "Tales condiciones crean en ciertos países una base material, una base económica para contaminar el chovinismo colonial al proletariado de esos países" (Lenin [1907] 1960, T.13: 71). Y finalmente, polemizando contra la arrogancia del "socialismo" colonialista difundido en la II Internacional, Lenin aporta una teorización de una importancia incalculable a los fines de este estudio. Entonces escribe: "Pues bien, la vasta política colonial ha llevado en parte [subrayado de Lenin. N.K.] al proletariado europeo a una situación por la que no [subrayado de Lenin. N.K.] es su trabajo el que mantiene a toda la sociedad, sino el trabajo de los indígenas casi totalmente sojuzgados de las colonias [subrayado de N.K.]" (Lenin [1907] 1960, T.13: 71).

Si nos detenemos en su razonamiento, en el capitalismo imperialista comprendido como sistema mundial, no sería el trabajo de las clases obreras europeas y occidentales —las que operarían con mayor nivel de "productividad" y tecnología- el que mantendría a toda la sociedad, permitiendo su reproducción social, sino. "eltrabajo de los indígenas casi totalmente sojuzgados de las colonias" (sic).

Esta reflexión de Lenin plantea la tesis según la cual la explotación de 'los indígenas" (es altamente probable que mediante este término el líder bolchevique no se esté refiriendo exclusivamente a los pueblos originarios, tal como los entendemos hoy en día [2022], sino a todos los pueblos explotados de las sociedades coloniales y dependientes) permite reproducir no sólo el capitalismo colonial, semi-colonial y dependiente sino también, a las sociedades metropolitanas, occidentales y "civilizadas" del capitalismo imperialista.

En el conjunto de su obra, Lenin no desarrolla con detalles milimétricos esta hipótesis suya, de altísimo valor teórico para los estudios contemporáneos. Se concentra prioritariamente en el análisis, crítica y denuncia de las empresas, sociedades y naciones imperialistas. Pero tenía muy en claro el papel fundamental de esta explotación de "los pueblos indígenas" por parte de sus burguesías nativas y del régimen imperialista, en tanto sistema mundial, llegando a afirmar que ese trabajo indígena. brutalmente sojuzgado. es el que "mantiene a toda la sociedad" (¡sic!).

Aquella hipótesis de 1907, aún sin desarrollar al detalle, está presente en sus planteos sobre el derecho de las naciones oprimidas a la autodeterminación (1914) y en el antiimperialismo y anticolonialismo que adoptará la Internacional Comunista bajo su liderazgo, en sus primeros congresos (Schlesinger [1967] 1977: 46-48).

Aún sin haber empleado la palabra textual "superexplotación" ni haber recurrido a la expresión "explotación redoblada", resulta innegable que dicho concepto teórico se encuentra en su teoría crítica y en la denuncia económica y política que Lenin hace del imperialismo. (Aproximadamente seis décadas antes de que lo empleara y desarrollara Ruy Mauro Marini, como una de sus categorías centrales en su teoría marxista de la dependencia y otros autores más recientes como los investigadores ingleses Andy Higginbottom y John Smith).

Habiendo entonces superado y dejado atrás aquellos antiguos debates y polémicas contra populistas liberales y marxistas legales de la última década del siglo XIX, a inicios del siglo XX las investigaciones de Lenin se introducen de lleno en nuevas controversias de largo aliento y alto nivel teórico. Ahora centradas en la presunta teoría del "derrumbe" automático del capitalismo, que algunos quisieron encontrar en El Capital para cuestionar a Marx y su proyecto revolucionario, tratando de derivar el socialismo, no de la teoría de la crisis capitalista y la organización revolucionaria imprescindible para intervenir políticamente en el campo de probabilidades que abren sus contradicciones antagónicas sino a partir del. ¡iluminismo de la ética kantiana!

A varios kilómetros de distancia de ese reformismo revisionista, Lenin nunca se desbarrancó por la pendiente de las unilateralidades de quienes creyeron toparse en los estudios de Marx con una consoladora teoría del "derrumbe", ineluctable y automático, del sistema capitalista (sea por sus desproporcionalidades endógenas, propias de la acumulación capitalista; sea por el subconsumo, correspondiente a las dificultades de la circulación y la realización del plusvalor); así como tampoco cayó seducido ante los cantos de sirena de un supuesto mandato ético y su correspondiente "imperativo categórico" absoluto, acrítico y falsamente universal.

Revisionistas, ortodoxos, crisis y situaciones revolucionarias

Derrumbe ineluctable y depresión crónica, por un lado, mandato ético e imperativo categórico, por el otro. Una típica "antinomia del pensamiento burgués", según explicó Lukács (Lukács [1923] 1982: 120). Antinomia que Lenin impugnó al mismo tiempo por constituir dos caras de la misma moneda reformista, manteniendo la brújula del marxismo revolucionario en medio de "revisionistas" y "ortodoxos", ambos enfrentados dentro de un mismo paradigma hegemónico en tiempos de la II

Internacional, que Lenin enfrentó con su teoría del imperialismo y su reflexión sobre la crisis capitalista y la emergencia de las "situaciones revolucionarias".

La encendida polémica del pensador bolchevique contra el reformismo en sus diferentes vertientes resulta difícil de diluir o desdibujar. Se encuentra presente, por ejemplo, en el prólogo a las ediciones francesa y alemana de El imperialismo, fase superior del capitalismo, escrito el 6/7/1920: "La escisión internacional de todo el movimiento obrero se muestra ahora con toda nitidez (II y III Internacional). La lucha armada y la guerra civil entre las dos tendencias [subrayado N.K.] es también un hecho evidente [...]", y a continuación Lenin enumera, una por una, las confrontaciones entre ambas internacionales en diversos países, incluyendo el asesinato de Rosa Luxemburg y los espartaquistas en Alemania a manos de la socialdemocracia reformista (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 203; Lenin [1916b] 2009: 405).

En ese nutrido conglomerado del cual se fue desmarcando Lenin, cabe incluir a una buena parte de quienes se empantanaron, confundiendo la lógica con la historia, girando en falso en torno a los esquemas marxistas de reproducción del libro segundo, descontextualizados del resto de hipótesis y teorías de El Capital.

El pensador bolchevique logró diferenciarse tanto de los "catastrofistas" como de los "revisionistas" por no haber confundido los presupuestos lógico-dialécticos y metodológicos de El Capital con las realidades empíricas de cada una de las formaciones económico-sociales integradas en el sistema mundial imperialista.

Un segmento importante de esos nuevos debates comenzó principalmente, a partir de las intervenciones del ya mencionado Mijaíl Ivanovich Tugán-Baranovski, primero con su obra Estudios sobre la teoría e historia de las crisis comerciales en Inglaterra [1894] y luego con su Fundamentos teóricos del marxismo [1905]. Tugán-Baranovski, marxista legal, neoarmonicista y revisionista, creyó identificar en Marx dos teorías distintas del "derrumbe", una basada en la caída tendencial de la tasa de ganancia, la otra en el subconsumo. Primero le respondió, desde la supuesta "ortodoxia", Heinrich Cunow, defendiendo la pretendida teoría del "derrumbe". A su turno Karl Kautsky, por entonces también "ortodoxo", le contestó a Tugán-Baranovski intentando reemplazar la teoría del "derrumbe" por la teoría de la crisis entendida como "depresión crónica continua", pero sin salirse a fondo del planteo de origen. También participaron del debate Conrad Schmidt, homologando aquella supuesta teoría del "derrumbe" con el subconsumismo, posición que incluso profundizó Louis B. Boudin (Sweezy [1942] 1973: 211-236).

El revisionismo, aspiró a escapar de la presunta teoría determinista y objetivista del "derrumbe", cayendo en los brazos de Kant, condimentado con el cooperativismo y el gradualismo, pero impregnando a la teoría socialista de una mirada marcadamente eurocéntrica, colonialista y occidentalista (Bernstein, [1899] 1982: 57-58), diametralmente opuesta a la perspectiva anticolonialista de Karl Marx (sobre las categorías de "eurocentrismo" "colonialismo" y "occidentalismo", remitimos a Kohan, 1998).

Junto a Bernstein, el otro gran exponente del revisionismo, con no menor erudición que su homólogo alemán, es el autro-marxista Otto Bauer, quien polemizando con Rosa Luxemburg, en 1913 planteó esquemas de reproducción pensados para cuatro ciclos de acumulación capitalista; mientras Henryk Grossman, aún intentando polemizar con el armonicismo de Tugán-Baranovski, adoptó los mismos esquemas de Bauer extendiéndolos a un cálculo de treinta y un años (Sweezy [1942] 1973: 231236; Grossmann [1929] 1984: 67 y ss.; Colletti 1985: 432).

De todas las intervenciones que participaron de aquella nueva polémica la más radical fue Rosa Luxemburg. Analizando el proceso global de la producción capitalista y teniendo en mente la lucha política contra el imperialismo (y su militarismo), Luxemburg intentó subrayar los límites objetivos de la

acumulación capitalista, tratando de demostrar, a partir del cuestionamiento de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital, que la acumulación o reproducción ampliada se vuelve imposible en un sistema capitalista "cerrado" (en el cual, según los supuestos metodológicos de Marx, sólo habría dos clases: capitalistas y clase obrera). En su óptica, la realización del plusvalor necesita siempre "un afuera" (Luxemburg [1912] 1967: 269) pues dentro del sistema "cerrado" llegaría un momento en que la demanda con capacidad solvente de pago se volvería imposible, excepto que... esa demanda provenga de "afuera": de relaciones sociales precapitalistas (sea en relaciones sociales agrarias en las metrópolis, sea en colonias aún no completamente subsumidas por las relaciones capitalistas del sistema mundial).

Al escribir este libro, el objetivo político de Rosa era sumamente radical: cuestionar el colonialismo capitalista sometiendo a discusión las complicidades del colonialismo "socialista" de la II Internacional (representado, en el Congreso Internacional de 1907, principalmente por Eduard Bernstein y Hendrick Van Kohl), poniendo en primer plano de la discusión los procesos de conquista y sometimiento de diversos pueblos, sociedades y naciones de la periferia del sistema capitalista, sin los cuales el capitalismo no podría sobrevivir como sistema mundial. (La afamada "acumulación por desposesión" de David Harvey (Harvey 2003: 111-140) resulta deudora de los análisis que un siglo antes desarrollara Luxemburg). Rosa fue una crítica demoledora del eurocentrismo que lamentablemente impregnó a las principales autoridades de la teoría socialista en tiempos de la II Internacional.

No obstante, como ha sido advertido en varias ocasiones, las limitaciones de este loable intento, motivado por un objetivo revolucionario y radical, se centran en la incomprensión metodológica del nivel de abstracción lógica de los esquemas de reproducción de El Capital (Rosdolsky [1968] 1989: 92-100; Valier [1971] 1975: 100-101; Guillén Romo 1978: 74). En ese sentido agrega Marini: "Además de manifestar la tendencia que caracteriza de reducir lo lógico a lo histórico, fuente de todos los errores de su obra de innegable valor, Rosa Luxemburg se equivoca en la apreciación del concepto de reproducción simple, puesto que no es lo mismo una abstracción que una ficción" (Marini, 1979 a).

No era un despropósito focalizar la mirada —como bien lo hizo Rosa Luxemburg- en ese "afuera" de la acumulación capitalista en Europa occidental; en la periferia del sistema capitalista mundial, donde se encuentran los pueblos colonizados, las formaciones sociales periféricas y dependientes y la fuerza de trabajo "indígena' (como la denominó Lenin).

Colonialismo, dependencia y sistema mundial

Sin embargo, haciendo un balance desde nuestros días [2022], es innegable que Marx estaba más que "informado" de los procesos colonialistas propios del sistema mundial capitalista (Kohan, 1998 y 2022). Si los esquemas de reproducción ampliada del libro segundo de El Capital no se centraban en el comercio exterior de Inglaterra ni teorizaban prioritariamente sobre el colonialismo, no era por falta de "información" o de "interés" de Marx. Las razones eran de orden lógico-dialéctico y metodológico. Si se reflexiona sobre El Capital en su conjunto, sin aislar los esquemas de reproducción del resto de la obra, no puede obviarse que Marx, ya en el libro primero había formulado la hipótesis de que la conquista y colonización de América, África y Asia constituían una precondición imprescindible para que se conformara el sistema capitalista a escala mundial (Marx, [1872-1873] 1988, T.I, Vol.3: 939 [Fijamos en 1872-1873 la fecha de El Capital pues empleamos la traducción de Pedro Scaron de Editorial Siglo XXI, quien traduce de la segunda edición alemana, corregida y aumentada. Nota de N.K.).

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Aun destacando el innegable brillo teórico y la valentía política de Rosa Luxemburg (esa águila que siempre voló más alto que todas las gallinas reformistas que la insultaron, como bien advirtió Lenin ante su asesinato), gran parte de esos debates iniciados por Tugán-Baranovski, propios de la II Internacional, se perdían en los laberintos de los diversos niveles lógicos de la exposición de El Capital, confundiendo las abstracciones lógicas de los esquemas de reproducción con esquemas formales de la sociedad capitalista (Sweezy [1942] 1973: 211-236; Mandel [1962] 1983, T.2: 97-98; Rosdolsky [1968] 1989: 510-519; Caputo y Pizarro [1970] 1975: 210-211 y 1971: 76-77; Colletti [1978] 1985: 237-279; Marini 1979 a; Osorio 2004: 38-40).

Aunque en sus investigaciones y estudios económicos (desde 1893 a 1916) encontramos varias pistas de su resolución, las claves principales con las que Lenin resuelve el dilema entre objetivismo y subjetivismo se encuentran principalmente en sus teorías de la crisis y las situaciones revolucionarias junto con su teoría de la hegemonía (núcleo de su filosofía marxista de la praxis). En dichas teorías se articulan dialécticamente las dimensiones "objetivas" y "subjetivas" del marxismo; separadas, desconectadas y enfrentadas tanto en las obras de los "ortodoxos" como en las de los "revisionistas". Frente a ambos, Lenin apostó por una perspectiva radical, anticapitalista y antiimperialista, que ponía en el centro de la discusión la antinomia sujeto-objeto. La base del planteo leninista sobre la hegemonía gira en torno al concepto de "crisis revolucionaria", condición de posibilidad objetiva para la intervención política subjetiva y organizada del campo revolucionario. Ni derrumbe catastrófico y automático ni simple imperativo categórico: la originalidad del planteo estratégico de Lenin residía en su defensa de la legitimidad de la organización revolucionaria (y sus múltiples formas de lucha), imprescindible para intervenir en las situaciones revolucionarias abiertas por la crisis estructural y sistémica del capitalismo, entendido como sistema imperialista mundial.

En su obra se conjugan entonces sus teorías sobre: (a) la crisis; (b) la situación revolucionaria; y (c) la teoría de la hegemonía. Tres dimensiones que le permitieron eludir la antinomia del catastrofismo economicista que esperaba, infructuosamente, el "derrumbe", así como también la impotente y reformista moralina neokantiana.

Refiriéndose al 1/5/1913, en su texto "La celebración del 1 de mayo por el proletariado revolucionario", Lenin intentó definir conceptos claves como "situación revolucionaria" y "crisis revolucionaria". Entonces escribió: "La sola opresión, por grande que sea, no siempre origina una situación revolucionaria [subrayado N.K.] en un país. Para que estalle la revolución no basta con que los de abajo no quieran [subrayado de Lenin N.K.] seguir viviendo como antes. Hace falta, además, que los de arriba no puedan [subrayado de Lenin N.K.] seguir administrando y gobernando como hasta entonces" (Lenin [1913] 1960, T.19: 218-219). Su planteo se negaba a apoyarse exclusivamente en crisis económicas para aguardar el supuesto "derrumbe" y cambio de régimen. Dos años más tarde, Lenin insistía con la dialéctica de objetividad-subjetividad y las categorías de "situación revolucionaria" y "crisis revolucionaria". Escribía entonces: "Porque la revolución no surge de toda situación revolucionaria, sino solo de una situación en la que a los cambios objetivos antes enumerados viene a sumarse un cambio subjetivo" (Lenin [1915] 1960, T.21: 212). No es casual que, por esta resolución de la antinomia "catastrofistas" versus "revisionistas", Antonio Gramsci haya caracterizado a Lenin, en sus Cuadernos de la cárcel, como "el más grande teórico moderno de la filosofía de la praxis" (Gramsci [19321933] 1999-2000, Cuaderno 11, Tomo 4: 135). Ese planteo explica su superioridad durante la primera guerra mundial frente a "revisionistas" y "ortodoxos", ambas ramas de la socialdemocracia reformista, occidentalista y eurocéntrica.

Formulación madura de la teoría del imperialismo

El capitalismo, ya convertido en sistema mundial imperialista, nunca se "derrumbaría" automáticamente sin la intervención subjetiva y organizada del movimiento revolucionario (no sólo el de la Europa occidental, étnicamente blanco, moderno y con pretensiones "ilustradas", sino también el movimiento revolucionario de las colonias, semi-colonias, países periféricos, naciones oprimidas, pueblos indígenas y sociedades dependientes).

Lenin, consciente de la censura zarista, no siempre puede volcar en sus textos destinados a Rusia el arco multicolor de sus estudios y lecturas. En su Carta del 2/7/1916 dirigida a M.N. Pokrovski, emitida desde Zürich (Suiza), a través de la cual le avisa que le envía por correo certificado el manuscrito del libro que se conocerá como El imperialismo, fase superior del capitalismo, le dice a su interlocutor: "[...] ¡Sería muy decepcionante que no lo editaran! [...] En cuanto al nombre del autor, yo preferiría, por supuesto, mi seudónimo habitual. Si esto no fuera conveniente, sugiero otro: N. Lenivtsin. O si quiere, elija usted cualquier otro. [...] En cuanto al título, si no es oportuno el que lleva, si conviene evitar la palabra «imperialismo», pongan entonces: Las peculiaridades fundamentales del capitalismo moderno [...] Le envío la primera hoja, con el índice de los capítulos, algunos de los cuales tienen un título que tal vez no resulte del todo conveniente desde el punto de vista de las medidas de rigurosidad. Si usted lo cree más conveniente y seguro, reténgala y no la pase. [...] P.S.: He hecho todo lo posible por adaptarme a las «medidas de rigurosidad». Me resulta tremendamente difícil y me doy cuenta de que, por esta causa, hay muchas asperezas. Pero ¡qué le vamos a hacer!" (Lenin [2/7/1916] 1986, T.49: 295-296).

Toda la carta de Lenin (recién publicada en forma íntegra en 1932) expresa las condiciones de censura por las cuales debía pasar su libro sobre el imperialismo, comprometiendo desde el título mismo de la obra, el nombre de su autor, las notas y bibliografía empleadas, los términos utilizados, etc. Acusar a Lenin de "economicista" por no incluir las consecuencias políticas y los procesos político-militares como parte del imperialismo (que él tenía estudiados en detalle a fines de junio de 1916, cuando concluye su obra), haciendo abstracción de las condiciones en las cuales se elaboró, escribió y publicó su libro, presupone una ignorancia supina. Por no decir más.

Habiendo entonces acumulado una perspectiva propia, en esas polémicas con populistas liberales, marxistas legales, economicistas, catastrofistas "ortodoxos" y revisionistas gradualistas, Lenin amalgama y articula diversas problemáticas en una concepción holista y totalizante que conducirá a su teoría madura del imperialismo.

Entre esas problemáticas que conforman los principales insumos de su teoría madura del imperialismo deberían incluirse:

- Su obra Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, escrita en febrero-marzo de 1914 y publicada en abril-junio del mismo año. En ella Lenin, apoyándose en un criterio histórico, social y económico ajeno a todo "esencialismo", prolonga y profundiza sus polémicas de 1907 contra el "socialismo" colonialista y euro-occidentalista de la II Internacional, defendiendo la legitimidad de los pueblos coloniales e indígenas, las naciones periféricas y oprimidas a enfrentar y separarse de las potencias coloniales y formar su propio Estado; defender su lengua materna; constituir una administración autónoma y un Parlamento igualmente independiente. Para el presente estudio, lo más importante de esta obra es el rescate riguroso que Lenin hace de la correspondencia y escritos de Karx Marx sobre el problema colonial. Rescatando del interesado "olvido" en el que E.Bernstein, H.Van Kohl, F.Ebert, E.Vandervelde y tantos otros "socialistas" colonialistas -disfrazados de "internacionalistas"- sepultaron los escritos de Marx, Lenin reproduce la carta del 10/12/1869 del autor de El Capital donde éste deja

en claro el apoyo abierto de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) a la independencia de la colonia inglesa de Irlanda. Lo mismo hace con otras cartas de Marx sobre la independencia nacional de Polonia. En esas posiciones de Marx, formuladas a nombre suyo, de Engels y en representación de la AIT (Ira. Internacional), se invierte la ecuación metrópoli-colonias. Marx explica de modo detallado la conclusión a la que llegó: no es el proletariado "civilizado" de la nación opresora el que liberará a los pueblos coloniales e indígenas, sino justamente al revés. Es la lucha y la victoria de los pueblos coloniales e indígenas; las periferias coloniales, semi-coloniales y dependientes, la que hará posible que finalmente se emancipe el proletariado metropolitano de la gran nación imperialista (Marx y Engels 1979a: 140-141, 182-184, 187-189, 190-191, 193-194, 208, particularmente 188; Lenin [1914a] 1960, T.20: 430-437, especialmente 434). Allí, cuando Lenin se pregunta: "¿Puede acaso ser libre un pueblo que oprime a otros pueblos?" (Lenin [1914a] 1960, T.20: 408), el dirigente bolchevique se hace eco de las lecturas de Marx, quien incorpora a sus estudios sobre el colonialismo y el sistema mundial una frase programática que lo deslumbra, pronunciada el 16/12/1810 por el indio americano Dionisio Inca Yupanqui en las Cortes de Cádiz: "Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre"

(Yupanqui [1810]).

- Su lectura y cuadernos de notas sobre Ciencia de la lógica de Hegel, entre septiembre y diciembre de 1914. En ese manuscrito fundamental, donde sistematiza las contradicciones antagónicas que estallaron durante la crisis de la guerra de 1914, Lenin se replantea sus enormes diferencias con el marxismo de la II Internacional, tanto en sus versiones "ortodoxas" (Plejanov & cía), así como en sus vertientes neokantianas y revisionistas (Bernstein & cía). Polemizando con ambas tendencias, sostiene: "Es completamente imposible entender «El Capital» de Marx, y en especial su primer capítulo, sin haber estudiado y entendido a fondo toda [subrayado de Lenin, N.K.] la «Lógica> de Hegel. ¡¡Por consiguiente, hace medio siglo ninguno de los marxistas entendió a Marx!!" (Lenin [1914b] 1960, T.38: 174).

- Su lectura y síntesis de la Metafísica de Aristóteles, redactada por Lenin en la Biblioteca de Berna (Suiza), durante 1915. En ella Lenin, habiendo estudiado previamente las críticas de Hegel, profundiza en las búsquedas e investigaciones de Aristóteles sobre la lógica, desmarcando la obra del pensador griego —presente en las diversas redacciones de El Capital de Marx, desde los Grundrisse de 1857-1858 hasta las redacciones posteriores que van a la imprenta en 1867 y 1872-1873- de toda la escolástica posterior que "congeló" sus exploraciones para convertirlas en un sistema cerrado (Lenin [1914b] 1960, T.38: 357-366; Kohan 2018c: 288).

- Su lectura y comentarios sobre De la guerra de Karl von Clausewitz, redactados no más tarde de mayo de 1915, poco después de haber estudiado la Ciencia de la Lógica de Hegel. Investigación que le sirve para sus artículos "La bancarrota de la II Internacional" y "El socialismo y la guerra", pero sobre todo para repensar el papel de las guerras (las de conquista, las de liberación nacional y las guerras civiles revolucionarias) en la fase imperialista del capitalismo a escala mundial (Lenin [1915a] 1979). La edición original consultada por Lenin del libro de Clausewitz De la Guerra llevaba por título Obras póstumas del general Karl von Clausewitz. Acerca de la guerra y la conducción de la guerra. Contenía en total 10 tomos y fue editada por su hermana María (aunque otras ediciones del libro De la Guerra atribuyen la edición póstuma a su viuda). Las anotaciones de puño y letra extractadas, anotadas y redactadas por Lenin fueron publicadas como folleto separado bajo el título en idioma ruso Lninskaia Tretadka (archivo N° 18674, Instituto Lenin, Moscú. Las notas corresponden al Archivo Lenin y son de 1930, seis años después de su fallecimiento).

- Su prólogo a la obra de Nikolái Ivánovich Bujarin La economía mundial y el imperialismo, redactado en diciembre de 1915, donde el principal pensador bolchevique ajusta cuentas con la visión kautskiana de un imperialismo presuntamente "pacífico", absolutamente integrado en una especie de "ultraimperialismo" en los términos de Kautsky (Lenin, en Bujarin [1915] 1973).

- Sus Cuadernos sobre el imperialismo, donde figuran varios planes para un futuro libro sobre El imperialismo; materiales que reúnen lecturas, extractos, trabajos, apuntes, notas e investigaciones desarrollados entre 1912 y primera mitad de 1916. Allí Lenin elabora 15 cuadernos sucesivos (foliados y ordenados con letras del alfabeto griego) donde extracta 148 libros, (106 en alemán, 23 en francés, 17 en inglés y 2 traducidos al ruso); 232 artículos (206 en alemán, 3 en francés, y 13 en inglés) de 49 publicaciones periódicas. A ellos se agregan otros 5 cuadernos "extra", redactados previamente, al margen de los cuadernos foliados en griego (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 7-8; Lenin [1912-1916] 1986, T. 28: VIII; Aguilar Monteverde 1983: 86).

En ellos se destacan cuatro obras, tres libros y un artículo: John A. Hobson: Estudio del imperialismo de 1902; Rudolf Hilferding: El capital financiero de 1910 [traducido al ruso en Moscú en 1912]; Rosa Luxemburg: La acumulación del capital de 1912 y el libro, prologado por Lenin, de Nikolái I. Bujarin La economía mundialy el imperialismo de diciembre de 1915. A esos trabajos principales, en su obra de 1916, Lenin le agrega la utilización de muchos otros, como los escritos de Heymann, Herman Levy, Vogelstein, Riesser, Kestner, Liefmann, Tafel, Lansburght, Kaufmann, Schulze-Gaevernitz, Lysis (de quien adopta la expresión, tan importante en su obra, de "oligarquía financiera"), Stillich y Sombart entre muchísimos otros.

En los Cuadernos de lectura Lenin va bosquejando distintos planes de redacción de su futuro libro sobre el imperialismo. En uno de los primeros planes va enumerando posibles temas a abordar (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 189-191) pero más adelante detalla el plan definitivo de la obra a lo largo de 15 páginas (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 220-235). Como lo muestra su correspondencia, en dicho plan manuscrito Lenin tenía en mente, imaginando su futuro El imperialismo, fase superior del capitalismo, que el libro pasaría por la censura. Por eso tenía que "disimular" los aspectos más políticos y político-militares. Lenin menciona la censura, lo cual explica que ensaye alternativas para los títulos, subtítulos y capítulos, ingeniándoselas para poder "eludir" las prohibiciones del zarismo (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 220).

En esos mismos Cuadernos, Lenin señala críticas detalladas o diferentes falencias en las obras de Hobson, Kautsky y Hilferding (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 189-191; 254-261; 324-329; T.2: 221-224; 227-228).

El nombre de Rosa Luxemburg (su seudónimo político "Junius") aparece en varios pasajes, pero tan sólo mencionado (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 278, 300, 373; T.2: 113, 169, 184, 189-190, 194, 348 y 353). En estos Cuadernos Lenin no critica La acumulación del capital de Rosa, pero sí el folleto "La crisis de la socialdemocracia" (de abril de 1915) y en particular su apéndice "Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia internacional" (fechado en Zürich, 2/1/1916), principalmente por su incomprensión del derecho de las naciones oprimidas a la autodeterminación, en la época del imperialismo. Cabe recordar que en ese texto Rosa cita como fuente a Karl Kautsky y esgrime una posición "internacionalista" abstracta, contraria a las guerras de liberación nacional antiimperialista de los pueblos coloniales y periféricos, muy diferente a la posición de la obra Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación [1914]. Lenin extracta fragmentos y se hace preguntas sobre el texto de "Junius" (Rosa) (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 300-306).

El cuaderno especial titulado "Imperialismo" (figura aparte de la secuencia de los primeros 15 cuadernos y no está foliado, como el resto, con letras griegas), de corta extensión, fue redactado

principalmente por Nadezhda Krupskaya, su compañera. Lenin subrayó algunos pasajes de este cuaderno, hizo la paginación y agregó una inscripción en la portada (Lenin [1912-1916] 1984, T.2: 278289).

Si El imperialismo, fase superior del capitalismo incursiona explícitamente en la problemática de la dependencia (¡sic!), donde Lenin ubica precisamente como ejemplo arquetípico a la Argentina (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 277; Lenin [1916b] 2009: 483), en sus Cuadernos sobre el imperialismo había previamente analizado y reseñado el libro del Dr. Robert Redslob Países dependientes (Un análisis del concepto de poder gobernante originario) [Leipzig, 1914, 352 páginas] (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 237-238). De Redslob adopta la expresión "países dependientes", empleada en la fuente original para referirse a países y sociedades bajo dominación colonial principalmente inglesa que logran su posición de supuestos "países libres", pero en realidad "sonpaíses dependientes" [subrayado de Lenin, N.K.]. Lenin anota y subraya: "Utilizar para comparar el imperialismo (económico) y la independencia política" (Lenin [1912-1916] 1984, T.1: 237-238).

Desde esa perspectiva, en su libro célebre de 1916 empleará el concepto de "dependencia" intentando subrayar el carácter de un tipo de países diferentes a las viejas colonias y semi-colonias, con institucionalidad formal propia pero sustancialmente dependientes. Si en la reseña del libro de Robert Redslob que figura en sus Cuadernos, Lenin anotaba principalmente los nombres de Australia, Sudáfrica y Canadá como ejemplos empíricos, en El imperialismo, fase superior del capitalismo la categoría teórica de "dependencia" será trasladada y aplicada, en cambio, a. la Argentina (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 277; Lenin [1916b] 2009: 483).

Habiendo entonces pasado revista a esa inmensa acumulación de trabajos de investigación encarada por Lenin desde 1893 hasta 1916, incluyendo sus polémicas con populistas liberales, marxistas legales, catastrofistas y derrumbistas "ortodoxos", revisionistas neokantianos, partidarios del "ultraimperialismo" pacífico, etc.; además de sus hipótesis sobre la superexplotación (sin utilizar la palabra, pero sí el concepto) del trabajo de los pueblos indígenas por parte de las burguesías nativas de países periféricos en alianza con potencias imperialistas centrales, sus estudios sobre los derechos a la autodeterminación de las naciones oprimidas y pueblos coloniales, sus lecturas sobre la lógica dialéctica en El Capital (siguiendo el hilo en Marx desde la Ciencia de la Lógica de Hegel hasta la Metafísica de Aristóteles), sus cuadernos de notas sobre Clausewitz y la guerra como continuación de las contradicciones económicas y políticas por medios violentos, sus apuntes y críticas sobre Hobson, Hilferding, Luxemburg y Bujarin, su reflexión sobre /a dependencia como un fenómeno específico de la época del imperialismo, llegamos, por fin, a la obra madura El imperialismo, fase superior del capitalismo.

La exposición metódica de los rasgos fundamentales

En ella Lenin termina sintetizando lo que considera los cinco rasgos fundamentales del imperialismo:

(1) La concentración de la producción de capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica;

(2) La fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este «capital financiero», de la oligarquía financiera;

(3) La exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande;

(4) La formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y

(5) La terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. (Lenin [1916a] 1960, T.22: 280-281 y Lenin [1916b] 2009: 487).

Esta enumeración, aparentemente "escolar" y "popular", en realidad sigue un hilo completamente metódico, como ha destacado Rodolfo Banfi en "A propósito de «El imperialismo» de Lenin" (Banfi, en Santi et alt [1969] 1971: 94). Nótese que la primera característica remite a la tendencia ya sugerida en el libro primero de El Capital, cuando Marx explica la ley general de la acumulación del capital. Lenin parte de esa tendencia, que en tiempos de Marx operaba como tendencia, pero medio siglo después, ya se encontraba plenamente desarrollada en el sistema mundial capitalista.

El segundo rasgo remite a una fusión explorada por Hilferding, aún cuando Lenin le reprochara su tratamiento de los fenómenos monetarios y crediticios. A pesar de dicha crítica, Lenin incorpora varias teorizaciones de Hilferding, también atinentes a la tercera característica apuntada (Santi [1969] 1971: 14-15).

En el cuarto rasgo, Lenin pasa por encima de las limitaciones reformistas de Hilferding (quien ubicaba el reparto del mundo, producto de la exportación de capitales, como algo secundario y colateral), retomando el énfasis de Rosa Luxemburg en dicho reparto; fenómeno imperialista que Lenin analizó previamente con la ayuda de Clausewitz y su reflexión sobre los conflictos políticos y políticos-militares (aunque por la censura no aparezcan destacados en la obra destinada a la imprenta, pero sí aparecen en sus cuadernos de notas previos).

Entre el cuarto y el quinto rasgo, se ubica la problemática específica de la dependencia, donde Lenin ensaya una topología general de las diversas formaciones económico-sociales sometidas al desarrollo desigual y a la opresión social y nacional en la economía mundial. Allí se ubica la problemática de la superexplotación del trabajo indígena que, según sus palabras, "mantiene a toda la sociedad" (entendiendo por "toda la sociedad", la del mundo dependiente como la de las potencias capitalistas centrales, según los términos empleados por Lenin en sus críticas de 1907 contra el social-imperialismo y el chovinismo "socialista" de la II Internacional).

El quinto rasgo apunta a describir, comprender y explicar el estallido de contradicciones antagónicas —negadas por "ortodoxos" y revisionistas- a escala mundial y la posibilidad de transformar las guerras imperialistas en guerras de liberación nacional y en guerras civiles revolucionarias, base de la estrategia de los bolcheviques en 1917 y de la conformación del proyecto original de los primeros congresos de la Internacional Comunista.

Recordemos, por último, que la teorización de Lenin no se detuvo en su obra de 1916. Pocos años más tarde, habiendo triunfado la revolución bolchevique y ya fundada la Internacional Comunista, Lenin retoma estos problemas. Si en las críticas de 1907 a la II Internacional priorizaba un enfoque "económico" al destacar la superexplotación del trabajo indígena en los países coloniales, periféricos y dependientes, en el informe de la Comisión sobre el problema colonial y nacional del segundo congreso de la Internacional Comunista Lenin reactualiza aquellas hipótesis de 1907 pero enfatizando entonces el componente prioritariamente político. Complejizando y enriqueciendo sus hipótesis de 1907, en 1920 escribe: "El rasgo característico del imperialismo consiste en que, como vemos, todo el mundo se divide actualmente [1920, N.K.] en un gran número de pueblos oprimidos y en un número insignificante de pueblos opresores, que disponen de colosales riquezas y de gran fuerza militar. [.] Entre la burguesía de los países explotadores y la de las colonias se ha producido cierto acercamiento, de modo que muy a menudo —tal vez en la mayoría de los casos- la burguesía de los países oprimidos, aunque apoye los movimientos nacionales, al mismo tiempo lucha de acuerdo con la burguesía imperialista, es decir, juntamente con ella, contra todos los movimientos revolucionarios y contra todas las clases revolucionarias" (Lenin [1920] 1960, T.31: 229, 231). Una conclusión que tendrá amplias repercusiones políticas y teóricas durante todo el siglo XX y lo que va del XXI.

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