Научная статья на тему 'La Coordinadora Nacional de Regionales (CNR) del Partido Socialista de Chile. Antecedentes y trayectorias de una militancia clandestina en la primera etapa de la dictadura (1973-1981)'

La Coordinadora Nacional de Regionales (CNR) del Partido Socialista de Chile. Antecedentes y trayectorias de una militancia clandestina en la primera etapa de la dictadura (1973-1981) Текст научной статьи по специальности «История и археология»

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Chile / Dictadura de Pinochet / Partido Socialista / Coordinadora Nacional de Regionales / Faccionalismo / Militancia Clandestina / Chile / Pinochet’s Dictatorship / Socialist Party / National Coordinator for Regions / Factionalism / Clandestine militance

Аннотация научной статьи по истории и археологии, автор научной работы — Víctor Muñoz Tamayo, Joaquín Fernández Abara

Este artículo analiza la historia de la corriente del Partido Socialista de Chile denominada Coordinadora Nacional de Regionales (CNR). Sostenemos que la CNR fue continuadora de tendencias y coordinaciones militantes de carácter rupturista al interior del socialismo que en el período previo al golpe de Estado se encontraban viviendo un creciente proceso de radicalización y que durante la UP abrazaron la consigna de “avanzar sin transar”. La CNR fue un referente relevante en la rearticulación clandestina de la militancia socialista y tuvo importante participación en el debate post golpe, retomando discusiones políticas y estratégicas de larga data en el PSCh y entrando en pugna con una Dirección Interior marcada por las directrices político-estratégicas del Documento de Marzo. Por otro lado, planteamos que dicha corriente tuvo expresión en tres estructuras que reclamaron su dirección e identidad: dos del interior y una del exterior.

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The National Coordinator of Regionals (CNR) of the Socialist Party of Chile. Background and trajectories of a clandestine militancy in the first stage of the dictatorship (1973-1981)

This article analyzes the history of one of the Chilean Socialist Party’s faction, named National Coordinator for Regions (NCR). We claim the NCR continued militant coordination and tendencies of a disruptive left kind within socialism before the Coup d’état, found itself experiencing a growing process of radicalization and that during the UP they embraced the slogan of "advancing without compromising." The CNR was a relevant referent for the clandestine rearticulation of the socialist militance, playing an important role in the post Coup debate, resuming long-standing political and strategic discussions in the PSCh and entering into a conflict with an Interior Directorate marked by the strategic guidelines established in the March Document. On the other hand, we claim that this faction was represented by three structures demanding direction and identity: two from the inside and one from the outside.

Текст научной работы на тему «La Coordinadora Nacional de Regionales (CNR) del Partido Socialista de Chile. Antecedentes y trayectorias de una militancia clandestina en la primera etapa de la dictadura (1973-1981)»

51, mayo 2022: 1-39

La Coordinadora Nacional de Regionales (CNR) del Partido Socialista de Chile. Antecedentes y trayectorias de una militancia clandestina en la primera etapa

de la dictadura (1973-1981)*

The National Coordinator of Regionals (CNR) of the Socialist Party of Chile. Background and trajectories of a clandestine militancy in the first stage of the dictatorship (1973-1981)

Víctor Muñoz Tamayo** Joaquín Fernández Abara***

Resumen: Este artículo analiza la historia de la corriente del Partido Socialista de Chile denominada Coordinadora Nacional de Regionales (CNR). Sostenemos que la CNR fue continuadora de tendencias y coordinaciones militantes de carácter rupturista al interior del socialismo que en el período previo al golpe de Estado se encontraban viviendo un creciente proceso de radicalización y que durante la UP abrazaron la consigna de "avanzar sin transar". La CNR fue un referente relevante en la rearticulación clandestina de la militancia socialista y tuvo importante participación en el debate post golpe, retomando discusiones políticas y estratégicas de larga data en el PSCh y entrando en pugna con una Dirección Interior marcada por las directrices político-estratégicas del Documento de Marzo. Por otro lado, planteamos que dicha corriente tuvo expresión en tres estructuras que reclamaron su dirección e identidad: dos del interior y una del exterior.

Palabras clave: Chile, Dictadura de Pinochet, Partido Socialista, Coordinadora Nacional de Regionales, Faccionalismo, Militancia Clandestina.

Abstract: This article analyzes the history of one of the Chilean Socialist Party's faction, named National Coordinator for Regions (NCR). We claim the NCR continued militant coordination and tendencies of a disruptive left kind within socialism before the Coup d'état, found itself experiencing a growing process of radicalization and that during the UP they embraced the slogan of "advancing without compromising." The CNR was a relevant referent for the clandestine rearticulation of the socialist militance, playing an important role in the post Coup debate, resuming long-standing political and strategic discussions in the PSCh and entering into a conflict with an Interior Directorate marked by the strategic guidelines established in the March Document. On the other hand, we claim that this faction was represented by three structures demanding direction and identity: two from the inside and one from the outside.

Abstract: Chile, Pinochet's Dictatorship, Socialist Party, National Coordinator for Regions, Factionalism, Clandestine militance.

Recibido: 13 diciembre 2021 Aceptado: 14 mayo 2022

* Este artículo se enmarca en el proyecto FONDECYT Regular 1190113 "Ruptura, unificación y faccionalismo en la militancia socialista chilena. Partido, juventud, interior y exilio (1971 y 1992)". ANID.

Chileno. Doctor en Estudios Latinoamericanos (Universidad Nacional Autónoma de México UNAM). Investigador del CISJU en Universidad Católica Silva Henríquez. vmunozt@ucsh.cl

Chileno. Candidato a Doctor en Historia (Universidad de Leiden, Países Bajos). Profesor Investigador CIDOC-Escuela de Historia. Universidad Finis Terrae. jfernandez@uft.cl

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Introducción

La historia del Partido Socialista de Chile (PSCH) durante la dictadura está marcada por el devenir de una militancia que vivió múltiples fracturas. En primer lugar, aquella entre un interior clandestino y altamente reprimido por los aparatos de seguridad estatales y un exterior que sufre el exilio. En segundo lugar, las rupturas entre corrientes, que, tanto en el interior como en el exterior, debatieron y se enfrentaron al abordar las causas de la derrota, las alternativas de la resistencia y las perspectivas del proyecto socialista en Chile.

Varias de estas corrientes llegaron a romper los lazos orgánicos con el oficialismo partidista representado en el Secretariado Exterior encabezado por Carlos Altamirano y por la dirección clandestina en Chile. Esta última fue rotando sus componentes a medida que el Régimen Militar ejercía una labor de exterminio físico, ejecutando o deteniendo y haciendo desaparecer a sus principales dirigentes. De tal modo, la historia del PSCh durante la dictadura se caracterizó por la emergencia de múltiples corrientes que, a medida que los conflictos escalaban, se autonomizaban y reclamaban constituirse como legítimas expresiones del Partido.

La Coordinadora Nacional de Regionales (CNR) fue una de esas corrientes autonomizadas que primero, en 1974, rompió con la Dirección Interior, y más tarde, en 1977, con el Secretariado Exterior. Sin embargo, resistió la idea de ser identificada como fracción, pues entendió que representaba un esfuerzo militante por reconstruir el PSCh desde sus bases territoriales e incluso, durante los años setenta, se vio a sí misma como un esfuerzo mayoritario entre las diversas expresiones militantes socialistas clandestinas.

El presente texto ahonda en la historia de la Coordinadora desde antes del golpe de estado de 1973, cuando los regionales Centro y Cordillera del PSCh encabezaban sectores con posturas críticas sobre la conducción de la Unidad Popular (UP) y el proyecto de Vía Chilena al Socialismo, defendiendo líneas políticas rupturistas y distanciándose del carácter institucionalista que atribuían a dicho proceso político. El artículo aborda cómo se formó la CNR con posterioridad al golpe de Estado, cuando militancia socialista de los recién mencionados regionales de la capital se vinculó con núcleos militantes de Concepción y Valparaíso.1 Como orgánica de reconstrucción partidista, la CNR rápidamente polemizó con las orientaciones y dinámicas que emanaban de la Dirección Interior. En ese sentido, se plantea que la CNR constituyó una corriente que reflejó posiciones específicas frente al contexto político.2

Sostenemos que dichas posturas no sólo fueron producto de la contingencia posterior al golpe de Estado, sino que también reflejaron identidades y posicionamientos políticos previos que habían alcanzado nitidez en las polémicas y disputas político-estratégicas al interior del PSCh durante los años de la Unidad Popular. Esto se debía, en parte, a que las instancias partidarias locales, como regionales, comunales y seccionales no solo daban cuenta de divisiones territoriales, sino que también se

1 El Regional Centro cubría al norte y sur de calle Alameda, lugares hoy pertenecientes a las comunas de Santiago, Independencia, Recoleta, Estación Central y San Joaquín. El Regional Cordillera abarcaba todo el oriente de la capital, desde Las Condes a Puente Alto. Entrevista a Osvaldo Andrade (nacido en 1953), Militante de Regional Cordillera y de CNR Indoamérica, realizada en 2020; Entrevista a Rubén Andino (nacido en 1952), militante de Regional Centro, de la CNR-Revolución y la CNR-Indoamérica, realizada en 2019; Entrevista a Arnaldo Rocha (nacido en 1954),militante del Regional Cordillera y de la CNR-Indoamérica, realizada en 2019 y Entrevista a Sergio Letelier (nacido en 1945), Secretario Político de la Octava Comuna del Regional Centro al momento del golpe, luego Miembro de la delegación CNR al exterior en 1975. Fue detenido en Argentina en 1975 y salió al exilio en 1976. Dirigente de la CNR exterior, realizada en 2020.

2 Profundizaremos en este punto en el primer capítulo.

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relacionaban con la lucha faccional, asumiendo posiciones ideológicas y lecturas relativas a cómo afrontar el rol del gobierno, el problema de las vías al socialismo, las alianzas político-sociales y la estrategia revolucionaria.

La CNR fue una expresión importante de reconstrucción de la militancia socialista durante la dictadura, que logró aglutinar a parte significativa de esta, y que obtuvo un apoyo relevante de las bases y las dirigencias en el exilio. En ese sentido, la CNR de los años setenta no fue un grupo minoritario, sino un actor central para entender la realidad militante del PSCh. Sin embargo, la represión, las tempranas fracturas dentro de la misma Coordinadora, el hecho de disputar predominio con una Dirección Interior oficial conectada prioritariamente con el exterior y su flujo de recursos de la solidaridad internacional y, por último, la infiltración de los aparatos represivos del Régimen Militar en algunas de sus estructuras clandestinas, mermaron su capacidad orgánica. Estas situaciones incidieron en que, finalmente, a inicios de la década de 1980, se convirtiera en la expresión de sectores minoritarios del socialismo chileno.

Ligado a lo anterior, este artículo plantea que la CNR no fue una sola facción cohesionada y con unidad política y doctrinaria en Chile y el exilio, sino que dio lugar a tres entidades orgánicas bajo la denominación CNR: dos en el interior y una en el exterior. Las dos CNR del interior dieron cuenta de quiebres orgánicos entre estructuras provenientes del Regional Centro y el Regional Cordillera. La CNR exterior, por su parte, desarrolló dinámicas militantes, debates y reflexiones propias, en un contexto totalmente diferente al interior clandestino, y manteniendo comunicaciones precarias con este último. Esa misma distancia y desconexión entre interior y exterior incidió en que, cuando se quisieron estrechar los vínculos orgánicos a partir de una Reunión Mundial en París, en 1978, el resultado fue un nuevo quiebre, traumático, plagado de desconfianzas y acusaciones cruzadas, que separó definitivamente la estructura clandestina interior con la del exilio.

Cabe señalar que no existen investigaciones monográficas que hayan abordado la historia de la CNR como su objeto central de estudio.3 La mayor parte de la literatura que ha tratado la historia del PSCh durante el Régimen Militar, lo ha hecho enfocándose en el proceso de renovación socialista, tendiendo a concentrarse en el quiebre entre las facciones de Carlos Altamirano y Clodomiro Almeyda en 1979 y sus efectos e implicancias posteriores en ámbitos como las transformaciones ideológicas e intelectuales, los procesos de convergencia, las estrategias de lucha contra la dictadura y la política coalicional.4 En este sentido, los procesos y acontecimientos que tuvieron lugar en el período

3 Si bien la CNR no ha sido objeto de estudios monográficos, existen estudios que se han centrado en abordar las facciones del PSCh durante el Régimen Militar, incluyendo a la CNR. Al respecto véase Mauricio Rojas Casimiro, "La evolución política del Partido Socialista de Chile durante la primera parte de la dictadura (1973-1979)", Divergencia 5 (enero- julio de 2014): 9-34. Las distintas facciones que reclamaron la identidad de la CNR también han sido abordadas por Mauricio Rojas Casimiro en el artículo "El faccionalismo en el Partido Socialista de Chile en los años 80", Izquierdas 49 (septiembre 2020): 4759-4792. Un estudio que recientemente se ha enfocado en la década de 1970 es el de Carlos Duran Migliardi y Víctor Muñoz Tamayo, "Dimensiones y significaciones en torno a la democracia en los documentos oficiales del Partido Socialista de Chile (1973-1978)", Divergencia 16 (enero-junio 2021): 78-105.

4 Un estudio clásico sobre el proceso de renovación, que estudió la historia del socialismo durante la dictadura, entendiéndola como el camino hacia un proceso de renovación y reconciliación con los valores de la democracia, es el de Ignacio Walker, Socialismo y democracia. Chile y Europa en perspectiva comparada (Santiago: CIEPLAN-Hachette, 1990). Una visión más bien crítica de este mismo proceso, escrita más recientemente es el texto de Esteban Valenzuela, La conversión de los socialistas chilenos. Esquema de transformación político-cultural de una élite desde la revolución al orden (Santiago: Ediciones y Publicaciones El Buen Aire S.A, 2014). Un muy completo estudio sobre la historia reciente del socialismo chileno es el de Edison Ortiz González, El socialismo chileno. De allende a Bachelet (1973-2005) (Santiago: FIADELSO, 2007). Durante la década de 1990, diversos autores se centraron en las transformaciones ideológicas e identitarias generadas por el proceso de renovación socialista. Al respecto, véase Patricio Silva, "Social Democracy, Neoliberalism and Ideological Change in the Chilean Socialist Movement, 1973-1992", Ibero Americana.

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transcurrido entre 1973 y 1979 han tendido a ser leídos, primordialmente, como antecedentes o elementos explicativos de dicho quiebre y del proceso de renovación.

La lógica subyacente a dicha orientación y énfasis temporal ha estado dada por el interés que generó el novedoso proceso de renovación socialista y el éxito que este tuvo para articularse y plegarse al modelo triunfante de transición democrática. De esta manera, puede sostenerse que, hasta cierto punto, la historia del Partido Socialista durante el Régimen Militar se ha escrito con el fin de explicar las formas que adquirió la transición democrática en la década de 1990. Dicha orientación es entendible, en cuanto respondió a los requerimientos de comprensión del presente de historiadores y cientistas sociales. Sin embargo, también devino en ciertos sesgos teleológicos y presentistas, minimizando la relevancia de actores y corrientes que fueron capaces de congregar a importantes sectores de la militancia y tuvieron incidencia en los debates internos. Del mismo modo, el énfasis hegemónico en los elementos novedosos de los procesos de transformación político-intelectuales del socialismo chileno, incidió en que se vieran reducidas a un rol secundario el estudio de los elementos de continuidad con los debates y dinámicas faccionales previas al golpe de Estado, y su proyección en el tiempo.

Es en este sentido que el presente artículo pretende enriquecer y complementar el corpus de estudios existentes sobre el socialismo chileno en dictadura mediante un enfoque que considere las continuidades de los debates políticos ideológicos y dinámicas faccionales con respecto al período previo al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

El artículo se enmarca en la revitalización de los estudios de historia política que ha tenido lugar en la dos últimas décadas.5 La reemergencia de este campo disciplinar ha permitido que los

Nordic Journal of Latin American Studies 23 (1993): 89-110; Luis Corvalán Márquez, "Surgimiento de nuevas identidades en la historia política reciente. El caso del Partido Socialista de Chile", Mapocho. Revista de humanidades 35 (1995): 153-171 y Mireya Dávila Avendaño, Historia de las ideas de la Renovación Socialista: 1974-1989 (Tesis para optar al Grado de Licenciada en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1994). Más recientemente algunos estudios han enfatizado la dimensión transnacional del proceso de renovación y los procesos de transferencia política que influyeron en este. Al respecto, véase Mariana Perry Faure, Exilio y renovación. Transferencia política del socialismo chileno en Europa Occidental, 1973-1988 (Santiago: Ariadna Ediciones, 2020). De la misma autora véase "Las renovaciones socialistas que no vencieron", Izquierdas 44 (junio 2018): 31-57 y "Transferencia política en el exilio chileno en los Países Bajos 1973-1989. El caso del Instituto para el Nuevo Chile", Historia 50, Vol. I (junio 2017): 175207. Para un estudio sobre del faccionalismo del Partido Socialista en tiempos más recientes véase Ricardo Gamboa y Rodrigo Salcedo, "El faccionalismo en el Partido Socialista de Chile (1990-2006): características y efectos políticos en sus procesos de toma de decisión", Revista de Ciencia Política 29, Vol. 3 (2009): 667-692.Para comprender, en un mediano plazo, las tendencias recurrentes al faccionalismo en el Partido Socialista, cabe tener en cuenta ciertas características que según Paul Drake atravesaron la historia del Partido Socialista entre 1932 y 1973. Estas son su elasticidad ideológica, su capacidad de combinar en su interior grupos sociales diversos, su tendencia a debatir sus propias estrategias y tácticas y las posturas sobre cómo organizar y movilizar a los miembros del partido. Véase Paul Drake, Socialismo y populismo en Chile 1936-1973 (Valparaíso, Universidad Católica de Valparaíso, 1992): 318-321.

5 Este argumento ha sido desarrollado en mayor profundidad por José Ignacio Ponce López y Aníbal Pérez Contreras, "La revitalización de la historiografía política chilena", Polis 12, N° 36 (diciembre 2013): 453-476; Cristina Moyano, "La historia política en el bicentenario: entre la historia del presente y la historia conceptual. Reflexiones sobre la nueva historia política", Revista de Historia Social y de las Mentalidades 15, N°1 (enero 2011): 227-245. Sobre la aplicación, en específico, de estas nociones a la historia reciente y especialmente al Régimen Militar chileno entre 1973 y 1990, véase Danny Monsalvez Araneda, "La dictadura militar de Augusto Pinochet como Nueva Historia Política: Perspectiva historiográfica y algunos temas para su indagación", Revista Austral de Ciencias Sociales 23 (2012): 61-82 y la introducción al libro de Olga Ulianova (ed.), Redes políticas y militancias. La historia política está de vuelta (Santiago: USACh / Ariadna Ediciones, 2009). Para una visión sobre el ámbito hispanoamericano", véase Guillermo Palacios, "Entre una 'Nueva historia' y una 'Nueva Historiografía' para la historia política de América Latina en el Siglo XIX, en Ensayos sobre la nueva historia política de América Latina: sigloXIX, ed. por Guillermo Palacios (México: El Colegio de México, 2007), 9-18. Para una visión crítica del concepto véase Erika Pani "La "Nueva Historia Política" mexicanista: no tan nueva, menos política, ¿mejor historia?", en Palacios, Ensayos, 63-82.

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clásicos estudios centrados en partidos e instituciones sean enriquecidos con nuevas perspectivas, dentro de las cuales se han incorporado elementos derivados del "cultural turn" tales como el estudio de las militancias, los lenguajes políticos, la intelectualidad y los vínculos trasnacionales, entre otros. En el caso específico de este artículo, estudiaremos las identidades y trayectorias militantes en el marco de la clandestinidad y las diputas faccionalistas. En este punto, el Partido no se entiende de manera exclusiva en cuanto "institución", cuya expresión metodológica principal radica en el análisis de la documentación partidista oficial, sino también como comunidad identitaria en permanente disputa y construcción.6 Esto último, que se logra mediante el estudio de las identidades y subjetividades militantes y recurriendo a la memoria, se vuelve una necesidad especialmente acuciante en el marco de organizaciones y momentos caracterizadas por el faccionalismo y la dispersión.7

Un concepto importante en nuestra investigación es el de faccionalismo. Al respecto, cabe señalar que no existe un consenso en las humanidades y ciencias sociales sobre categorías como "corrientes", "tendencias", "facciones" y "fracciones". De hecho, el problema de las facciones y el faccionalismo ha recibido una atención relativamente escasa en la politología y en muchos casos ha sido abordado desde una perspectiva meramente intuitiva.8 Un ejemplo llamativo de esta situación puede observarse en la clásica obra sobre los partidos políticos de Maurice Duverger. Si bien esta señala la existencia de "'Fracciones' o 'tendencias'", no las tematiza ni las aborda como un tópico a estudiar.9 El cientista político Giovanni Sartori, reconociendo esta situación, avanzó en su abordaje y conceptualización. Sartori se basó en las conceptualizaciones de Richard Rose. Este había sostenido que las facciones podrían distinguirse de las tendencias en cuanto estas últimas corresponderían a un "conjunto de actitudes antes que a un grupo organizado de políticos", mientras que las facciones se organizan "de manera autoconsciente como un cuerpo, generando de manera resultante ciertos grados de autodisciplina y cohesión".10 Teniendo en cuenta las distinciones de Rose, pero considerando que las diferencias entre ellas pueden ser más laxas, Sartori matizó dichos planteamientos. Así, llamó "fracción" al fenómeno general de la subdivisión partidaria, distinguiendo en ese nivel entre las "tendencias" que sugieren conjuntos establecidos de actitudes que expresan diferenciaciones poco visibles, y las "facciones" que serían grupos específicos y con alta visibilidad dentro de un partido.11

En este texto se asume que la realidad del PSCh en dictadura es la de una serie de agrupaciones socialistas autonomizadas producto de rupturas orgánicas. Aplicando la conceptualización de Sartori como categorías analíticas útiles para nuestro objeto de estudio, podemos sostener que las tendencias del PSCh cercanas al polo revolucionario y proclives a las posturas rupturistas durante la Unidad Popular, concurrieron a la formación de una facción altamente autonomizada bajo la clandestinidad durante la dictadura. Podemos aplicar esta conceptualización a nuestro objeto de estudio en cuanto la CNR, y luego los grupos que reclamaron su identidad, desarrollaron sus propias estructuras orgánicas y una identidad altamente cohesionada aspirando a monopolizar la disciplina interna.

6 Al respecto véase las conclusiones del libro de Cristina Moyano Barahona, MAPU o la seducción del poder y la juventud. Los años fundacionales del partido-mito de nuestra transición (1969 - 1973) (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2009).

7 Sobre la relación entre identidad y memoria véase John R. Gillis, "Memory and Identity: The History of a Relationship", en Commemorations. The Politics of National Identity, ed. por John R. Gillis (Nueva York: Priceton University Press, 1994).

8 Francoise Boucek, "Rethinking Factionalism. Typologies, Intra Party Dinamics and Three fases of Factionalism", Party Politics 15, N°4 (2009): 456.

9 Maurice Duverger, Los partidos políticos (México: Fondo de Cultura Económica, 2006): 83 y 149-150.

10 Richard Rose, "Parties, Factions and Tendencies in Britain", Political Studies XII, N°1(196): 37.

11 Giovani Sartori, Partidos y sistemas de partidos (Madrid: Alianza, 2005): 105-154.

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Del mismo modo, se vuelve fundamental hacer un ejercicio de distinción entre las categorías analíticas usadas desde el presente y los lenguajes utilizados por los actores estudiados. Esta necesidad se vuelve más acuciante si, siguiendo los planteamientos de Waller y Gillespie, consideramos que durante los momentos de "alto flujo organizacional [...] las fronteras entre los partidos y las facciones pueden volverse difusas".12 En este sentido, el contexto dictatorial marcado por la clandestinidad, el exilio y las consecuentes dificultades comunicacionales y rotación de cuadros dirigentes, así como los cambios en el contexto político y la exposición a nuevos escenarios institucionales e ideológicos, generaron consecuencias para el acrecentamiento de las tendencias al faccionalismo.

Al respecto, es importante entender que el relato político de la CNR negó su condición de fracción en tanto la militancia asumía que lo que hacía era reconstruir el Partido Socialista y no una fracción de éste. Esa dimensión de subjetividad política no es menor, pues cada corriente se sentía depositaria de una legitimidad conectada con la historia del PSCh, y la disputa política era, en última instancia, una disputa por esa legitimidad, en donde términos como facción o fracción contenían una carga negativa que se rechazaba para lo propio al tiempo que se usaba para señalar a la otredad.

La investigación se construyó a partir del análisis de fuentes primarias escritas y orales. El corpus de fuentes escritas corresponde a textos de carácter hemerográfico y documental, incluyendo boletines, revistas, folletos y declaraciones de la CNR y, en general, de PSCh en el período. Una parte de esta documentación ha sido consultada de manera física en los archivos documentales del Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis (IISG) de Amsterdam y en los archivos personales de entrevistados que nos han permitido acceder a ellos. Otra parte ha sido obtenida en el repositorio digital de Biblioteca Clodomiro Almeyda.13 Respecto a los testimonios orales, estos han sido consultados mediante la realización de entrevistas en profundidad a ex militantes de la CNR y del Partido Socialista. Para este artículo se han utilizado diecisiete entrevistas a militantes que permiten conocer la trayectoria de la CNR desde sus antecedentes en los regionales Centro y Cordillera del PSCCh durante la Unidad Popular, hasta la disolución de las organizaciones que reivindicaban la identidad de la CNR y su incorporación en otras instancias partidistas en la década de 1980.14

El artículo se encuentra estructurado en cinco capítulos, siguiendo un orden predominantemente diacrónico. El primer capítulo aborda los antecedentes de la formación de la CNR, profundizando en las posturas de los regionales Centro y Cordillera del PSCh ante la conducción del Partido y la Juventud durante el período de la Unidad Popular. El segundo capítulo trata el surgimiento de la CNR tras el golpe de Estado de 1973, en el marco de los esfuerzos por reconstruir la organización partidista en la clandestinidad. En este punto, profundiza en las pugnas de la CNR con la Dirección Interior oficial dirigida por Exequiel Ponce y Carlos Lorca. El tercer capítulo se centra en la división sufrida por la CNR al interior de Chile, dada por diferencias en las trayectorias de sus integrantes y, principalmente, por disputas en torno al estilo de conducción interna. Se señala como esta situación derivó en la formación de dos entidades que reclamaban la identidad de la CNR, como eran la CNR-Indoamérica y la CNR Revolución. El capítulo también indaga en la fractura del Secretariado Exterior con la CNR, que llevó a la expulsión de esta última. El cuarto capítulo aborda el desarrollo de la CNR en el exilio, para luego profundizar en cómo esta terminó por quebrar con la CNR-Revolución. Para terminar, el quinto capítulo trata la crisis de disolución de la CNR - Revolución, acelerada por la

12 Michaell Waller y Richard Gillespie, "Introduction: Factions, Party Management and Political Development", Democratization 2, N°1 (1995): 1-7.

13 Los documentos de la Biblioteca Clodomiro Almeyda están disponibles de manera digital en el sitio web del Portal del Socialismo Chileno. URL: www.socialismo-chileno.org, acceso el 3 de noviembre de 2021.

14 Todos los testimonios han sido transcritos y su uso en el marco de esta investigación fue permitido mediante la firma de un consentimiento informado.

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infiltración de los aparatos de seguridad del Régimen Militar. El artículo culmina en el año 1981, momento en que se cierra un ciclo en torno a las militancias CNR constituidas en el interior, al descomponerse la que era, hasta ese momento, la principal expresión orgánica de la Coordinadora

1.- Antecedentes de la CNR durante la Unidad Popular: Territorio, posiciones y juventud.

Durante la Unidad Popular, los regionales Centro y Cordillera del PSCh venían estableciendo una serie de posiciones políticas en común, las que ante los debates y disputas que tenían lugar al interior de campo político ideológico de la izquierda chilena los posicionaban junto a los sectores que defendían posturas rupturistas. En este sentido, se enmarcaban en los esfuerzos por constituir un "polo revolucionario" en conjunto con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), la Izquierda Cristiana (IC) y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), tendencia que se agudizó especialmente tras el Paro de octubre de 1972.15 Las posturas asumidas por los regionales Centro y Cordillera se pueden resumir en los siguientes planteamientos: En primer lugar, una tendencia a enfatizar en el protagonismo y centralidad política de las instancias del poder popular, como los cordones industriales y comandos comunales, con miras a un enfrentamiento con la gran burguesía, que se consideraba inevitable, y un desborde revolucionario de la institucionalidad, que se estimaba necesario. Es decir, se consideraba que, al ser golpeados fuertemente los intereses de la burguesía, lo que correspondía era avanzar rápidamente desmantelando su poder y dañando su capacidad de respuesta. De ese modo, se insistía en la necesidad de "avanzar sin transar", rechazando la idea opuesta de avanzar gradualmente o consolidando en el avance y mediando tratativas con la oposición política y social. En el mismo sentido, eran proclives a consignas como "a cerrar el Congreso Nacional" y a iniciativas como la Asamblea del Pueblo de Concepción que apostaban a proyectar el poder popular como nueva institucionalidad revolucionaria. En segundo lugar, la insistencia en la necesidad de generar las condiciones para armar al pueblo en una perspectiva acelerada de construcción del socialismo pasando por la insurrección de masas, en concordancia con las nociones estratégicas de la violencia revolucionaria expresadas en las tesis del Congreso de Chillán. En tercer lugar, la oposición a alianzas con partidos representativos de la pequeña burguesía o acuerdos interclasistas que se interpretaban como intentos de moderar el avance revolucionario y de contravenir la línea socialista del Frente de Trabajadores.16 En cuarto lugar, el rechazo a cualquier lectura doctrinaria que sugiriera la necesidad de

15 Sobre el polo revolucionario y las tendencias rupturistas en la izquierda véase Julio Pinto, "Hacer la Revolución en Chile", en Cuando hicimos historia. Experiencias de la Unidad Popular, ed. por Julio Pinto (Santiago: LOM, 2005): 9-33; Tomás Moulian, "La Vía Chilena al Socialismo: Itinerario de la crisis de los discursos estratégicos de la Unidad Popular", en Pinto, Cuando hicimos historia, 53 y Joaquín Fermandois, La revolución inconclusa. La izquierda chilena y el gobierno de la Unidad Popular (Santiago: Centro de Estudios Públicos, 2013), 632.

16 El Frente de Trabajadores fue la línea estratégica oficial del PSCh durante la segunda mitad de la década de 1950 y toda la de 1960. Si bien varios de sus presupuestos y planteamientos son rastreables con anterioridad en las formulaciones ideológicas partidarias, especialmente en el programa de 1947, la línea estratégica del Frente de Trabajadores fue adoptada por el Partido Socialista Popular en el año 1955 y refrendada por el Congreso de Unidad del PSCh en 1957. Partiendo de un análisis sociohistórico que recalcaba la incapacidad transformadora de las burguesías nacionales en América Latina, dada su ligazón con las oligarquías terratenientes y el imperialismo, la línea estratégica del Frente de Trabajadores proponía que la revolución en los países latinoamericanos no podría realizarse en "etapas". Por lo tanto, las tareas tanto de la revolución democrático-burguesa y la socialista deberían ser realizadas de manera simultánea y encabezadas por los partidos de la clase obrera. En este sentido, junto con criticar el "etapismo", planteaba una concepción obrerista de las alianzas políticas, negando la posibilidad de entablar alianzas estables con partidos de centro, como era el caso del Partido Radical y la Democracia Cristiana. Para profundizar en los orígenes y planteamientos de esta

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etapas en el trayecto al socialismo, sosteniendo, en cambio, la idea fuerza de que el camino revolucionario era uno, continuo e ininterrumpido. Esto último, junto con el rechazo a las alianzas interclasistas con sectores políticos de la burguesía, suponía una fuerte oposición a los planteamientos del Partido Comunista y su línea del Frente de Liberación Nacional.17 En quinto lugar, una posición de rechazo ante las iniciativas de diálogo con el Partido Demócrata Cristiano (PDC) propuestas por el Ejecutivo, así como una fuerte crítica a la integración de militares al gabinete.18

Durante la UP el Regional Centro tuvo como secretario político al dirigente Juan Bustos, y sus posiciones eran vertidas en el periódico Aurora de Chile, activo promotor de un poder popular que desbordara las instituciones con vistas a un enfrentamiento que se consideraba inevitable. Diversos testimonios coinciden en identificar a este Regional con los planteamientos más críticos frente a la Vía Chilena al Socialismo, así como con las posiciones más polémicas, como aquella que llegó a plantear que el PSCh abandonara el gobierno.19 Un ejemplo palmario de estas posturas puede ser visto en un editorial de Aurora de Chile fechada el 5 de julio de 1973, el que planteaba:

"Que se vayan a su casa los jueces, los contralores, los parlamentarios de los patrones. No necesitamos de Cortes Supremas. No necesitamos Contralorías ni de Congresos para seguir nuestra

línea., Véase Julio Faúndez, Marxism and Democracy in Chile. From 1932 to the Fall of Allende (New Haven: Yale University Press, 1988) y Pablo Garrido, "Un frente de trabajadores comandado por la clase obrera: El Partido Socialista Popular y las definiciones iniciales en torno a la política del Frente de Trabajadores", 1946-1957", Izquierdas 35, (2017): 233-259.

17La línea de Frente de Liberación Nacional fue aprobada por el PC en su IX Conferencia Nacional de 1952. Esta política seguía la idea de la alianza política interclasista del Frente Popular, con la variante que esta vez la hegemonía en el Frente debía ser proletaria, por tanto, de los partidos de izquierda. La línea estratégica del Frente de Liberación Nacional también promovía una concepción etapista de la revolución, en la que primero debían cumplirse las tareas de la revolución democrático-burguesa antes de emprender las de la Revolución Socialista, además de propender a la utilización de los caminos institucionales y la vía pacífica para llegar al poder. Al respecto, véase Rolando Álvarez, Forjando la vía chilena al socialismo. El Partido Comunista de Chile en la disputa por la democracia y los movimientos sociales (1931-1970) (Santiago: América en Movimiento, 2020) y Carmelo Furci, El Partido Comunista de Chile y la vía al socialismo (Santiago: Ariadna, 2008), 79-106.

18 La descripción general de estas posturas se ha realizada sobre la base de los siguientes testimonios. Andino, entrevista. Entrevista a Gabriela Pantoja (nacida en 1955), militante del Regional Centro, del Regional Cordillera y de la CNR-Indoamérica, 1955, realizada en 2019. Sergio Letelier, entrevista. Entrevista a Zabrina Pérez (nacida en 1957), militante del Regional Centro, del Regional Cordillera y de la CNR-Indoamérica, realizada en 2019. Entrevista a Sergio Sauvalle (nacido en 1951), Militante del Regional Centro y de la CNR-Revolución; realizada en 2020. Entrevista a Eduardo Juri (nacido en 1957), militante del regional centro y de la CNR-Revolución, realizada en 2019. Entrevista a Dagoberto Trincado (nacido en 1947), militante del Regional Centro y miembro de la delegación CNR al exterior en 1975, realizada en 2021. Entrevista a Roberto Pizarro (nacido en 1944). Militante de Regional Centro, académico de Economía de la Universidad de Chile al momento del Golpe de Estado. Detenido en Argentina, salió al exilio a Inglaterra en 1976. Fue parte de la CNR exterior, realizada en 2020. La información de los testimonios ha sido complementada con la revisión del periódico Aurora de Chile, Santiago, N°1, 18 de octubre de 1972 al N°38, 30 de agosto de 1973. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

19 Ex militantes de este regional como Rubén Andino caracterizan sus posiciones como críticas de la conducción del gobierno y orientadas a la lectura de inevitabilidad del conflicto armado. Rubén Andino, entrevista. Militantes provenientes de corrientes adversarias de la CNR, como es el caso del dirigente de la JS Manuel Rodríguez, mencionan que el Regional Centro incluso habría discutido una propuesta de romper con el gobierno. La idea de que los sectores más radicalizados habrían llegado a proponer una eventual salida del PS del gobierno es sostenida también por Clodomiro Almeyda y Hernán del Canto en sus memorias. Entrevista a Manuel Rodríguez (nacido en 1948), presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción FEC en 1972 y diputado electo en 1973, realizada en 2020. Al respecto véase Clodomiro Almeyda, Reencuentro con mi vida (Santiago: Ediciones del Ornitorrinco, 1987): 192-193 y Cristian Pérez, Memorias Militantes. Hernán del Canto, un hombre de Allende (Santiago: Editorial Ventana Abierta, 2016), 163 - 164.

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tarea. ¡A crear nueva legalidad! ¡A crear la legalidad de los trabajadores! ¡A crear una nueva legalidad que sirva al proceso revolucionario!". 20

El Regional Cordillera, por su parte, era dirigido por Alfonso Guerra y coincidía con el grueso de los posicionamientos radicales expresados en el Regional Centro, a lo que se sumaba cierta impronta identitaria y doctrinaria que vinculaba a algunos de sus principales dirigentes con tradiciones trotskistas al interior del PSCh.21 Esto último influyó en que uno de los motes con que se conoció a estas corrientes fue justamente el de "troskos". En general, entre los señalados como trotskistas había militantes que habían tenido lazos con la Cuarta Internacional y otros que reconocían influencias intelectuales del trotskismo. Sin embargo, en su gran mayoría, quienes eran calificados como "troskos", recibían este apelativo por el hecho de compartir las posiciones del llamado "polo revolucionario" o "avanzar sin tranzar".22 Como señala el testimonio de Roberto Pizarro:

"Siempre se asoció al Regional Cordillera con el trotskismo. Allí estaba un dirigente socialist a importante, miembro del Comité Central que se llamaba [Jorge] McGinty, que era de formación trotskista y se hablaba de él como trotskista y se asociaba en general al [Regional] Cordillera como trotskista".23

Las posturas defendidas por los regionales Centro y Cordillera del PSCh antagonizaban con las corrientes prooficialistas existentes al interior del PSCh, especialmente en los temas referidos a la conducción del gobierno. Entre estas últimas corrientes, había dos que cobraban particular relevancia en la cotidianidad interna PSCh: aquella que se expresaba en la conducción que ejercía en la Juventud Socialista (JS) su secretario general Carlos Lorca, y aquellos sectores que durante la UP fueron señalados como "Elenos".

Los "Elenos" habían surgido luego que los congresos partidistas de Linares, en 1965, y Chillan, en 1967, validaron la lucha armada como único camino para obtener el poder y fueron fruto de la

20 "¡¡Basta!!", Aurora de Chile, Santiago, N°30, 5 de julio de 1973, 5.

21 La tradición trotskista tenía un importante arraigo en el PSCh. Algunos contingentes de trotskistas, especialmente jóvenes, se afiliaron al PSCh en 1935, cuando la mayor parte de la Izquierda Comunista (IC), expresión chilena del comunismo antiestalinista, ingresó a este. Del mismo modo, en 1952 el Partido Obrero Revolucionario (POR), de carácter trotskista, se vio tensionado por los debates de la Cuarta Internacional y, especialmente, por los lineamientos señalados por el dirigente Michel Raptis, "Pablo", quien promovió una estrategia política de "entrismo" en partidos socialistas consolidados. Dicha situación llevó al ingreso de importantes contingentes de trotskistas al Partido Socialista. La permanencia de estos sectores al interior del Partido fue conflictiva, llegando a tener severas desavenencias con la dirigencia de Raúl Ampuero y a sufrir expulsiones durante las décadas de 1950 y la primera mitad de la de 1960. Varios de los elementos trotskistas que habían pasado por las filas del PSCh fueron relevantes en la formación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Sin embargo, diversos elementos provenientes del trotskismo llegaron a cumplir papeles muy relevantes al interior del Partido Socialista. Entre los dirigentes nacionales asociados a las perspectivas e identidad trotskistas al momento del Golpe de Estado se encontraban Adonis Sepúlveda, Subsecretario General del PSCh y Jorge McGinty e Iván Núñez, ambos miembros del Comité Central. Véase Eugenia Palieraki, ¡La revolución ya viene!. El MIR chileno en los años sesenta (Santiago: Lom, 2014), 41-64; Osvaldo Coggiola, El trotskismo en América Latina (Buenos Aires: Editorial Magenta, 1993), 407-409. También véase Robert Alexander, Trotskysm in Latin América (Stanford: Hoover Institution, 1973).

22 La articulación entre sectores de cierta impronta trotskista y corrientes radicalizadas se fue produciendo a lo largo de la década de 1960. Ya en el congreso de Chillán, en 1967, se había evidenciado la articulación entre "viejos elementos trotskistas", la juventud y los regionales Cordillera, Concepción y Chillán. Véase Marcelo Casals, El alba de una revolución. La izquierda y el proceso de construcción estratégica de la "Vía chilena al socialismo" (Santiago: Lom, 2010), 176.

23 Pizarro, entrevista.

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convergencia entre tendencias que venían de la Organa y la seccional chilena del Ejército de Liberación Nacional ELN de Bolivia.24 Respecto a los sectores que dieron origen a los Elenos, cabe mencionar que la Organa fue una organización dentro del PSCh, formada en 1968 con cuadros provenientes de la Comisión Nacional Agraria Socialista (CONAS) y de la Brigada Universitaria Socialista (BUS), quienes participan de la defensa armada de la toma del fundo San Miguel ese mismo año.25 En mayo de 1970 la Organa salió a la luz pública cuando fue descubierta y desarticulada una escuela de guerrillas que había instalado en Chaihuín, en la zona costera de la Provincia de Valdivia, generando gran revuelo político a pocos meses de la elección presidencial.26 Por su parte, la sección chilena del ELN se forma en 1967 acogiendo el llamado guevarista de internacionalización de la revolución. Dieron apoyo logístico y operativo a la guerrilla boliviana, contexto en el que enviaron militantes a formación militar a Cuba a partir de una estrecha relación con funcionarios del Estado cubano.27 Entre sus máximos dirigentes estuvieron la médica e hija de Salvador Allende, Beatriz Allende; el periodista Elmo Catalán, muerto en 1970 en la Guerrilla del Teoponte en Bolivia, y el abogado Arnoldo Camú.28 Como ha señalado Tanya Harmer, hacia inicios de 1971, la fusión del ELN, la Organa y elementos provenientes de la Juventud Socialista, especialmente de la BUS, había logrado adquirir una fuerza preponderante en el PSCh, controlando más de la mitad del Comité Central.29

En realidad, el término "Eleno" se terminó utilizando para designar a una posición que dentro del PSCh iba más allá de quienes habían participado en vínculos y acciones concretas en la Organa y el ELN, y tenía que ver con la cercanía a liderazgos asociados a dichas trayectorias y posiciones, las que durante la Unidad Popular mutaron hacia la defensa estratégica de la Vía Chilena al Socialismo. Esto en relativa sintonía con los planteamientos del PCCh y la idea de ir consolidando reformas y evitar entrar

24 Las ideas en torno a avanzar hacia formas de lucha armada que prepararan el momento de la destrucción del aparato burocrático y militar del "estado burgués" por parte de una vanguardia revolucionaria, estaban en el marco de las líneas estratégicas establecidas primero en el Congreso Socialista de Linares en 1965, cuyo voto político constata la necesidad del elemento insurreccional y descarta la vía electoral como método para alcanzar el poder, y luego en el Congreso de Chillán de 1967, el que otorgó a las formas violentas de lucha un carácter legítimo e inevitable en tanto única vía conducente a la toma del poder político y económico. Véase Casals, El alba de una revolución, 171-178.

25 Cristian Pérez, "Guerrilla Rural en Chile. La batalla del Fundo San Miguel (1968)", Estudios Públicos 78, (2000): 181208.

26 Véase Bayron Velásquez Paredes, 'La Organa y la escuela de guerrilla de Chaihuín (1968-1970): Leninización y guevarización del socialismo chileno", Izquierdas 49 (2020): 412-431. Una versión extendida de esta misma investigación, con el mismo título, puede ser encontrada como tesis para obtener el título de Profesor de Historia y Ciencias Sociales y el Grado Académico de Licenciado en Historia en la Universidad Austral de Chile, 2019.

27 Tanya Harmer, Beatriz Allende. A Revolutionary Life in Cold War Latin America (Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 2020),141-153.

28Veáse Pedro Valdés Navarro, El compromiso internacionalista. El Ejército de Liberación Nacional. Los Elenos chilenos, 1977- 1971. Formación e identidad (Santiago: Lom, 2018), 73-120; Cristian Pérez, "El ejército del Che y los chilenos que continuaron su lucha", Estudios Públicos 89 (2003): 225-256; Tanya Harmer, "'Seremos Como el Che': Chilean Elenos, Bolivia, and the Cause of Latinoameircanismo, 1967-1970", Contemporánea, historia y problemas del siglo XX 7 (2016), 45-66 y Gustavo Rodríguez Ostria, Sin tiempo para las palabras: Teoponte, la otra guerrilla guevarista en Bolivia (Cochabamba: Grupo Editorial Kipus, 2006).

29 Harmer, Beatriz Allende, 179. Los Elenos, en tanto cuadros que venían de la fusión Organa/ ELN, con amplia influencia en la BUS, conformaron un sector interno que tuvo una presencia importante en Comité Central electo en 1971. A decir de Patricio Quiroga, este sector eligió a más de la mitad de los 47 miembros del Comité Central. Patricio Quiroga, Compañeros. El GAP: la escolta de Allende (Santiago: Aguilar, 2001), 72. Pedro Valdés relativiza lo anterior pues a su juicio los Elenos, en ese momento, no configuraban una entidad estructurada con adscripción formal. Para él autor, en el Comité Central de 1971 los cuadros con trayectoria asociada a los Elenos habrían sido: Rolando Calderón, Eduardo Paredes, Exequiel Ponce, Arnoldo Camú, Carlos Gómez, Ricardo Lagos Salinas, Carlos Lorca, Héctor Martínez, Luis Uturbia, Uldarico Figueroa y Víctor Zerega. Valdés, El compromiso internacionalista, 140.

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en un espiral de confrontación de carácter violento que se interpretaba como amenaza de aislamiento político y social de la clase obrera.30

Varios de los planteamientos de los sectores oficialistas fueron patentizados en el Informe al Pleno Nacional de la Juventud Socialista redactado por Carlos Lorca en junio de 1972. Dicho documento manifestaba algunas diferencias con el Partido Comunista, especialmente en la necesidad de "que la clase obrera" debía "ganar rápidamente fuerzas". Esto dado que la inestabilidad de la situación política nacional podría" desembocar pronto en una contrarrevolución fascista". Sin embargo, en términos generales manifestaba importantes coincidencias con el PCCh respecto a su afán de defender el uso de mecanismos políticos institucionales y de acercarse a algunos sectores del PDC. En palabras de Lorca, este último no podría ser considerado "como un todo", por lo que el deber de los socialistas sería el de "impulsar el fortalecimiento de los sectores progresistas y democráticos, combatiendo sin vacilaciones la expresión freista". En este sentido manifestaron duras críticas al MIR y a sectores del propio PSCh considerados como "izquierdistas":

"Como lo plantea el informe al Pleno de Algarrobo, en el programa de la UP quedaron integradas nuestras tesis fundamentales: luchar por las tareas democráticas unidas a las tareas socialistas del proletariado bajo la conducción de los partidos de la clase obrera [.. .]Reiteramos estos conceptos porque recientemente ha surgido en el seno de la izquierda una tendencia a descartar este programa tildándolo de reformista, y a sustituirlo por otros aparentemente más revolucionarios [...] Un elemento que diferencia el proceso chileno de los ejemplos clásicos, lo constituye el hecho de que las fuerzas populares han logrado conquistar, como producto de históricas luchas, una parte del poder, una porción del aparato estatal, el Gobierno [...] Estos mecanismos le han permitido al Gobierno Popular, al margen de debilidades y errores, socavar las bases del sistema capitalista de producción". 31

En una lógica identitaria de oposiciones internas, los "troskos" o "izquierdistas" que hegemonizaban los regionales Cordillera y Centro aparecían como adversarios de los "Elenos" y de la dirección lorquista de la JS que, por cercanía política y vínculos entre liderazgos, recurrentemente era asociada a la nomenclatura "Elenos". Sin embargo, dichas clasificaciones deben ser analizadas con precaución, en cuanto no necesariamente reflejaban la complejidad de las identidades y autoadscripciones de los sectores calificados como tales y que muchas veces fueron motes utilizados en un sentido partisano e incluso peyorativo. Como ha señalado Marcelo Castillo "En ese periodo los moldes de los grandes grupos eran los trotskistas y los Elenos, pero ni todos los Elenos habían pasado por el ELN ni todos los motejados de trotskistas éramos trotskistas".32 El testimonio de Alfonso Guerra refuerza estas percepciones:

"De alguna manera me sindicaban (como trotskista). "[...] Me sentía identificado sí con el sector trotsko, porque ellos me interpretaban. [...] ¿milité en un grupo trotskista? No. Leí a Trotsky, me gustaba Trotsky. Y nos señalaban como lo que era para ellos el trotskismo: una cosa nefasta, una cosa que la Unión Soviética lo tenía marcado".33

30En sus memorias, Ricardo Núñez rememora el paso de los Elenos hacia postura proclives al allendismo. Al respecto véase Joaquín Fernández, Álvaro Góngora y Patricia Arancibia, Ricardo Núñez. Trayectoria de un Socialista de nuestros tiempos (Santiago: Ediciones Universidad Finis Terrae, 2O13), p. 113.,

31 Informe al Pleno Nacional de la Juventud Socialista presentado por el cda. Sec. Gral. de la J.S. Carlos Lorca Tobar. 4 de junio de 1972 (Sin Editorial, 1972), 7. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

32Entrevista a Marcelo Castillo (nacido en 1957), Militante del Regional Cordillera, de la CNR-Revolución y la CNR-Indoamérica, realizada en 2019.

33 Entrevista a Alfonso Guerra (nacido en 1934), Secretario Político del Regional Cordillera al momento del golpe de Estado, realizada en 2019.

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Tanto "elenos" como "troskos" valoraban el elemento militar asociado a la revolución. Los primeros lo asumían coyunturalmente como estructuración de un aparato militar que aportara en cuestiones específicas de inteligencia y defensa del Gobierno en el marco de una estrategia institucional que asumía que era posible apoyarse en un sector democrático de las Fuerzas Armadas para enfrentar las corrientes golpistas. Los segundos, apostaban por promover la idea de armar al pueblo y avanzar a un desborde insurreccional del poder popular. Esta situación ha sido advertida por Marcelo Castillo, quien recuerda como:

"Los Elenos consideraban que había una contradicción entre una amplia alianza social y política de fuerzas progresistas que querían profundizar la democracia en Chile y la burguesía monopólica y el imperialismo. En cambio, los motejados de trotskista[s] creíamos que lo que había que conformar era un Frente de Trabajadores. [...] Desde el punto de vista de la política militar, los Elenos concebían la generación de un aparato militar cercano al Gobierno que iba a apoyar a las fuerzas armadas democráticas y leales [en un escenario en que las fuerzas armadas se dividieran entre una rama golpista y otra constitucionalista], en cambio los "trotskistas" concebíamos una insurrección de masas ",34

El testimonio de Alfonso Guerra también coincide con el de Marcelo Castillo:

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'Ellos "[los Elenos], cuando hablaban de preparar al partido militarmente no estaban preparando el Partido, sino que estaban preparando un aparato técnico. [...] Ellos decían: el Ejército chileno va a mantenerse leal y a lo sumo se va a dividir en dos, entonces nosotros tenemos que estar preparados para apoyar a los leales. [...] [Nosotros] proponíamos algo que tampoco fue viable, la preparación del mundo social, para un enfrentamiento, una defensa global del mundo del trabajo frente al golpe".35

De acuerdo con los testimonios consultados de exmilitantes CNR, las conducciones radicalizadas de los regionales Centro, Cordillera y otros afines interpretaban que sus posiciones estaban siendo crecientes y mayoritarias al interior del PSCh hacia 1972 y 1973, y que la propia imagen radicalizada del Secretario General del PSCh, Carlos Altamirano, en parte, tenía que ver con su rol de transmisión de esa expresión mayoritaria que, en muchos aspectos, se hacía valer en los plenos del Comité Central.36 Las propias dinámicas nacionales de creciente conflictividad política y movilización

34 Castillo, entrevista.

35 Guerra, entrevista.

36Rocha, entrevista y Castillo, entrevista. En efecto, como ha señalado Pablo Garrido, durante el período el discurso de Carlos Altamirano apuntó a rechazar "el entendimiento con grupos sociales antagónicos y cualquier transacción que signifique afectar el ritmo ascendente de la lucha revolucionaria de las masas", señalando que el gobierno debía dejar de apoyarse "exclusivamente" en las instituciones del "Estado burgués capitalista" y abrir paso a una nueva institucionalidad sentando las bases del poder popular. Véase Pablo Garrido, Clasistas, antimperialistas y revolucionarios, Trayectoria política e intelectual del socialismo chileno contemporáneo, 1932-1973 (Santiago: Ariadna Editores, 2021), 334. Por otro lado, las presiones ejercidas hacia Altamirano han sido recordadas por el mismo. Así, lo señaló en su testimonio entregado a Patricia Politzer: "[...] En estricta verdad, yo en esa época sumó un rol de mediador entre el Partido y Salvador. Por un aparte era el abogado de Allende ante la dirección, y por otra, el abogado de la dirección ante allende [...] Desde un comienzo, yo asumí la difícil tarea de mantener la unidad del PS y de armonizar sus posiciones con las del presidente. Tal vez fue un error de mi parte asumir ese rol mediador, pero ésa es la verdad". Véase Patricia Politzer, Altamirano (Santiago: Ediciones Melquiades, 1989), 71. Posteriormente Altamirano insistió en este punto, aunque enfatizando más en la presión popular como factor clave de la radicalización. Así, en entrevista con Gabriel Salazar rememoró cómo "La presión de la juventud, de las bases populares y de la calle era, pues, radicalizada y radicalizante. Esta presión subía a gritos a los balcones de La Moneda y por los conductos regulares de los distintos partidos de Gobierno que filtraban esa presión. A mí me, como secretario general del Partido Socialista, me correspondió muy a menudo servir de abogado de la

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social que estaban teniendo lugar entre 1972 y 1973 reforzaban estas posturas. Como recientemente ha señalado Pablo Garrido, en dicho contexto, en el PSCh comenzaron a hacerse hegemónicas lecturas del proceso político que consideraban que 'la cada vez más entrampada acción institucional, si bien necesaria y útil", demostraba "no ser suficiente por sí misma para afianzar el cambio revolucionario, instalando la necesidad política de desbordarla desde el movimiento de masas".37

Un elemento en el que coinciden estos testimonios es en que tales regionales radicalizados comenzaron a coordinarse entre sí, ya durante la UP, como expresión tendencial anclada institucionalmente en la estructura territorial del PSCh. Es decir, la formación de la CNR se debería entender como continuidad de una subjetividad política de estos regionales, que durante la UP interpretaron que había una crisis de conducción partidaria y que, en ese contexto, pasaron a asumirse como fuente de liderazgo en una suerte de postura basista o territorialista. Esta idea de una coordinación de regionales ya existente durante la UP y antecedente directo de la CNR es una lectura común entre los ex militantes de la CNR. Arnaldo Rocha lo plantea en los siguientes términos:

"Se estaban reuniendo dirigentes regionales con prescindencia de su vinculación a alguna tendencia, corriente o fracción dentro del Partido Socialista. Eran reuniones más institucionales, que buscaban una renovación izquierdista del pensamiento y del quehacer del Partido Socialista. Reuniones de dirigentes regionales del Cordillera, del Regional Santiago Centro, de Concepción, de Valparaíso, del Regional Sur, del Regional Norte. [...] Había un movimiento fuerte desde las estructuras institucionales, de regionales del Partido Socialista, con una posición: la reacción de la derecha chilena y del imperialismo debía ser amagada con la fuerza del pueblo. Había una coordinación que traspasaba la conducción del Comité Central. [.] Yo considero que una mayoría se iba imponiendo, pero de abajo hacia arriba".38

Otro aspecto relevante para el análisis de la militancia que viene de los mencionados regionales radicalizados y forma la CNR después del golpe, es la presencia de militancia juvenil, particularmente estudiantil. Dicha militancia debemos entenderla en tensión con la dirección que desde 1971 tuvo la estructura Juventud Socialista (JS) encabezada por Carlos Lorca.39 Como se señaló, Lorca y sus cercanos, particularmente cuadros de la BUS y la Brigada Secundaria, estaban vinculados a lo que se conoció genéricamente como "Elenos". Dado el giro moderado de estos últimos, la dirección de Lorca marcó esa impronta en la JS, combatió las disidencias radicalizadas que fueron catalogadas de "faccionalismo infantilista" y "pequeño burgués".40 También condenó cualquier acercamiento con el

presión popular ante Salvador Allende, y abogado de Allende ante la presión popular". Véase Gabriel Salazar, Conversaciones con Carlos Altamirano. Memorias críticas (Santiago: Debate, 2010), p. 349.

37 Pablo Garrido, Clasistas, antimperialistas y revolucionarios, Trayectoria política e intelectual del socialismo chileno contemporáneo, 1932-1973 (Santiago: Ariadna Editores, 2021), 339.

38 Rocha, entrevista.

39 Juan Azocar Valdés, Lorca. Vida de un socialista ejemplar (Santiago: Radio Universidad de Chile, 2015).

40 Uno de los episodios más recordados de la lucha de Lorca por un partido cohesionado y disciplinado, fue la fuerte tensión entre su dirección y una corriente conocida como Militantes Rojos, que dirigía el ex presidente de la federación estudiantil de la Universidad Técnica, Juan Gutiérrez Soto. Juan Gutiérrez había presidido la Juventud por un breve periodo durante 1968, reemplazando interinamente a Gustavo Ruz, y en 1971 apareció como carta que perdió ante Lorca la presidencia de dicha orgánica. Los llamados Militantes Rojos eran fuertes en la Universidad Técnica, en los colegios técnicos y algunos territorios, y sus principales dirigencias fueron expulsadas del PSCh dado el conflicto con la conducción de Lorca. Juan Gutiérrez y su corriente no derivarán después del golpe a la CNR sino a la llamada "Comisión para el Consenso". Véase Boletín. Militantes Rojos, N°1, Santiago, diciembre de 1970. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda. y Rojas Casimiro, "El faccionalismo en el Partido Socialista", 4771.

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MIR que pudiera ser interpretado como doble militancia.41 De hecho, fue durante la conducción de Lorca que la Juventud dejó de llamarse Federación Juvenil Socialista (FJS) y pasó definitivamente a ser llamada Juventud Socialista o JS, cuestión que se relacionaba con un discurso que señalaba que el PSCh y su Juventud debían adquirir la forma de una estructura con disciplina leninista y dejar la apariencia de una "federación de partidos".42 Esta dirección juvenil chocó fuertemente con las corrientes del "polo revolucionario" hegemónicas en los regionales Centro y Cordillera. El testimonio de Osvaldo Andrade refuerza este punto. Andrade recuerda que "nosotros como Regional Cordillera Juvenil, teníamos una opinión crítica respecto de la conducción de Lorca", sosteniendo que esto se debía a que su dirección era percibida como "muy proclive al gobierno de [Salvador] Allende, nosotros éramos más críticos".43

En esta materia se debe entender que, durante el período de la UP, en el PSCh, no existía una separación rígida entre Juventud y Partido, existiendo ciertas dinámicas orgánicas que se superponían. Es así como la militancia juvenil CNR provenía fundamentalmente de seccionales de Juventud insertos en las comunas de los regionales Centro y Cordillera, con independencia relativa de la dirección JS, y en espacios muy impregnados de las dinámicas territoriales del Partido adulto y su accionar en frentes sociales, es decir, particularmente conectados con los comandos comunales y cordones industriales, lo que reforzaba sus actitudes basistas. Dado ese contexto, la juventud socialista arraigada en las seccionales comunales de regionales radicalizados, cotidianamente se enfrentaba a las orientaciones de una estructura JS de impronta "lorquista", cuya fuerza radicaba en las orgánicas estudiantiles universitarias y secundarias más que en lo territorial. Como señala el testimonio de Osvaldo Andrade, la base del lorquismo "era fundamentalmente del mundo universitario, el mundo secundario, la [Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago] FESES, el Núcleo Universitario, la Escuela de Medicina".44 La vinculación entre la Juventud y las instancias territoriales del PSCh también puede ser comprendida a través de la revisión de la trayectoria vital y militante de Rubén Andino:

"El año [19]70 ingresé a militar en Santiago, en la Juventud y en el Partido. En ese tiempo se podía militar en ambos espacios. No me gustaba mucho la política universitaria, entonces participé siempre más del Partido que de la JS. El Regional era del Partido, en cada Seccional había Partido y Juventud, y nosotros éramos la Seccional de la Juventud del Partido Socialista de Recoleta".45

Estos puntos también son abordados en el testimonio de Marcelo Castillo, quien señala cómo los sectores juveniles vinculados a los regionales desarrollaron un importante trabajo con los frentes de masas, reforzando una visión basista del proceso revolucionario que los alejaba de las posturas allendistas:

"Yo entré a la Brigada de Estudiantes Secundarios, cuyos dirigentes eran Jaime Lorca, Ricardo Solari, [.. J Camilo Escalona. [.. J La línea que me bajaban tenía como eje alinearnos con el gobierno. Cuestiones como paro de octubre, ¿cuál es la salida que propone Allende? Un gobierno cívico-militar y entran las fuerzas armadas al gabinete. Nosotros considerábamos que eso era desmovilizar la fuerza que habíamos desarrollado de carácter popular durante el paro. Pa[ra] nosotros la solución era una escalada

41 Entrevista a Cecilia Suarez (Nacida en 1957), militante socialista desde 1972, durante la década de 1980 dirigente del "PS 24 Congreso", realizada en 2021.

42 Un documento de la dirección JS señalaba: "Todas y cada una de las cosas que tenemos que hacer pasa por la necesidad urgente de contar con un partido, pero con un partido, no con una federación de grupos socialistas". Véase "Contra el fraccionalismo y la doble militancia", en Boletín Juventud Socialista. Comité Central. Mayo, 1972, páginas 17-19. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

43 Andrade, entrevista.

44 Andrade, entrevista.

45 Andino, entrevista.

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que significara que los organismos de poder popular adquirieran un carácter de poder paralelo. [...] Entonces empezamos a vincularnos a la estructura regular del Partido, a la Seccional Ñuñoa, y me tocó crear la Juventud Socialista de Ñuñoa, donde había pobladores, enseñanza media, vínculos con los cordones industriales. Empezamos a alejarnos de la estructura de la JS [...] nuestros aliados naturales eran el MIR, el MAPU [Facción Garretón]. La JS de Lorca era fundamentalmente la Brigada Universitaria Socialista y la Brigada de Estudiantes Secundarios".46

En esta misma lógica, la CNR también se vio reforzada por militancia proveniente de algunos centros académicos universitarios que, por diferencias políticas con la conducción de la BUS, cercanía ideológica o desarrollos particulares del quehacer militante, optaron por estrechar lazos con los ámbitos territoriales antes que con las direcciones de la JS. Este fue el caso de militancia de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Chile que se insertaba en el Regional Centro. Así lo recuerda Gabriela Pantoja:

"Nosotros como núcleo de la Escuela de Trabajo Social pertenecíamos al Regional Centro. Nunca militamos en la JS. Y nunca aceptamos que la JS se inmiscuyera en las decisiones políticas que nosotros tomábamos. Casi todos trabajábamos en algún cordón. Cuando iba [Iván] Parvex a darnos instrucciones simplemente lo mandábamos a cambiar. Él era jefe de la Brigada Universitaria Socialista, el BUS. Nosotros siempre fuimos primera comuna Regional Santiago Centro [...] estábamos en la vía de profundizar el proceso por la vía de las masas".47

Una situación similar se dio entre estudiantes y profesores jóvenes de la Escuela de Economía que integraban la dirigencia de la Octava Comuna, como recuerda Sergio Letelier:

"Empiezo una militancia política siendo estudiante de Economía de la Universidad de Chile. [...] Entro en un proyecto de hacer actividad, no en el sector universitario, sino directamente en el sector del Partido adulto, en la Octava Comuna del PSCh. [...] Y fuimos elegidos parte de la Dirección de esa Comuna".48

Cabe destacar que los vínculos entre los ámbitos universitario y territorial podían estar mediados por afinidades ideológicas, tal como sucedía en escuelas como Sociología de la Universidad de Chile donde había una fuerte impronta trotskista y un importante vínculo orgánico con la conducción del Regional Cordillera. Así lo recuerda Catalina Palma:

"Empecé a militar en el Núcleo de la Escuela de Sociología, el Núcleo León Trotsky. [. ] En el Regional Cordillera, porque el Pedagógico pertenecía al Regional Cordillera. [...] Ahí el Augusto Bolívar tuvo un rol, él era profesor de la escuela. [...] Claudio Thauby también. Jaime Robotham".49

Es importante destacar que existieron ciertas particularidades locales y regionales en la JS donde grupos se posicionaron de forma antagónica a las directrices de la conducción lorquista. En el caso de Concepción, por ejemplo, aunque las posiciones de la dirección socialista juvenil fueron defendidas por dirigencias importantes en la JS local como Manuel Rodríguez, también hubo

46 Castillo, entrevista.

47 Pantoja, entrevista.

48 Letelier, entrevista.

49 Entrevista a Catalina Palma, nacida en 1948, Militante del Núcleo León Trotsky de la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile, realizada en 2020.

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divergencias y dirigentes jóvenes que, por tales diferencias, derivaron después del golpe a la CNR, como el caso del miembro del Comité Central del PSCh Rafael Merino.50

Tanto en Concepción como en otros lugares, un elemento que separaba posiciones era la variable de cercanía o antagonismo con el PCCh y el MIR. En ese sentido, la orientación lorquista siempre fue priorizar la alianza con el PC, aunque hubiera diferencias políticas, mientras que ciertas cercanías con el MIR, tan propias de los regionales radicalizados, a menudo fueron interpretadas como indisciplina o intentos inaceptables de doble militancia. Este tema ha sido recordado por Zabrina Pérez:

"Estábamos recibiendo formación política por el [Frente de Trabajadores Revolucionarios] FTR, por el MIR. Y entonces la JS lo que hace es pasarnos a control [SIC]de cuadros. Se armó toda una polémica interna y la Séptima Comuna dice: nosotros las permitimos como militantes del Partido y entran a ser militantes del Partido y no de la JS. Y nos dan el carnet rojo. La Séptima Comuna era parte del cordón Vicuña Mackenna, la mayoría militantes obreros. [...] [Pensábamos] que el Congreso Nacional era el pie de tope y pedíamos el cierre del Congreso Nacional. Se gritaba ¡A cerrar, a cerrar, el Congreso Nacional!".51

En general, los testimonios señalan que, al igual que ocurrió en las orgánicas vinculadas a la dirección de Lorca y Ponce, las estructuras CNR se conformaron desde la fusión orgánica del Partido adulto con núcleos de la Juventud. Esto último influyó en que, al igual como ocurrió en la Dirección Interior oficial, la presencia de cuadros jóvenes fuese predominante en la CNR. Si revisamos las edades de quienes pasan a dirigir los regionales Centro y Cordillera, particularmente después de la detención de Alfonso Guerra y la salida a Argentina de Juan Bustos, el grueso de ellos eran jóvenes que rondan los veinte años. Jaime Robotham, dirigente de la dirección del Regional Cordillera tenía 23 años cuando fue detenido a fines de 1974 junto a Claudio Thauby, también de la dirección, con 24 años; Sergio Letelier de la dirección del Regional Centro tenía 29 años en 1974, mientras que Juan Soto Cerda tenía apenas 30 cuando fue asesinado en 1981 y era el segundo jefe de la CNR.52 Sintomático de esto último es que Benjamín Cares, hombre mayor que pasó a dirigir el Regional Centro y la CNR era conocido simplemente como "El Viejo", teniendo a su cargo a una militancia compuesta mayoritariamente por jóvenes.53

2.- Reconstruir el Partido desde los regionales. El exterior, los "cooptados"

y "nosotros".

Tras el golpe, la reconstrucción orgánica del PSCh se desarrolló en una doble dirección. Por un lado, se conformó una dirección clandestina compuesta fundamentalmente por miembros del Comité Central electo en 1971, más cuadros dirigentes de la JS. 54 Esta última se fusionó con la estructura del Partido para operar en la clandestinidad. Formaron parte de dicha instancia Exequiel Ponce, dirigente de los trabajadores portuarios, miembro de la Comisión Política del PSCh y subsecretario nacional del

50 Entrevista a Rafael Merino Mercado (nacido en 1947), Secretario Regional de la Juventud Socialista en Concepción y miembro del Comité Central de 1971. Asilado en embajada alemana, salió al exilio a Alemania en 1974 transformándose en dirigente de la CNR Exterior, realizada en 2019.

51 Pérez, entrevista.

52 Letelier, entrevista.

53Sauvalle, entrevista.

54 El listado oficial de miembros del Comité Central y la Comisión Política electos en 1971 puede encontrarse en el Boletín Comité Central PS, N°9, Santiago, enero- febrero de 1971, 2-3. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

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Frente Interno, quien pasó a encabezar la dirección clandestina; Carlos Lorca, diputado y Secretario General de la JS; Víctor Zerega, miembro Comité Central PSCh; Gustavo Ruz, miembro de la Comisión Política PSCh; Alejandro Jiliberto, miembro de la Comisión Política PSCh y diputado; Ricardo Lagos Salinas, miembro de la Comisión Política PSCh; Ariel Mancilla, Comité Central de la JS que asumió la Unidad de Logística de la dirección clandestina; y Jaime López, también del Comité Central de la JS. La mayoría del equipo reconstructor de la dirección clandestina estaba vinculado con los Elenos y la dirección JS, con excepción de Alejandro Jiliberto quien provenía del Regional Cordillera y abrazaba las corrientes del "polo revolucionario". Considerando que Alejandro Jiliberto cayó tempranamente detenido a fines de 1973, prácticamente la totalidad de la Dirección Interior operó como continuidad de la convergencia y coordinación de "Elenos" y dirigencias JS, cuestión que le otorgó cohesión política y determinó su distancia con las corrientes que convergieron en la CNR. 55

Por otro lado, hubo una reconstrucción orgánica en el ámbito de los regionales que habían sido expresión de las corrientes radicalizadas, fundamentalmente los regionales Centro y Cordillera, quienes dieron lugar a lo que, en principio, se denominó Coordinación de Regionales. Esta coordinación terminó desconociendo a la Dirección Clandestina y nombrándose a sí misma como legítima Dirección PSCh bajo el nombre Coordinadora Nacional de Regionales CNR.

El quiebre entre Dirección Interior y CNR se debe entender, en parte, como consecuencia de que las corrientes que articulan la primera no incorporaron dirigencias vinculadas a la segunda, salvo, como se mencionó, Alejandro Jiliberto, referente político para la CNR que alcanzó a integrar muy poco tiempo la Dirección Interior antes de caer detenido. Por otro lado, varios dirigentes nacionales que eran cercanos a las perspectivas de la Coordinadora, como los de perfil trotskista, entre ellos Adonis Sepúlveda, a la sazón Subsecretario General del PSCh; Jorge McGinty e Iván Núñez, ambos miembros del Comité Central, y otros afines a las lecturas del polo revolucionario como Belarmino Elgueta y Rafael Merino Mercado, salieron tempranamente al exilio. Sin embargo, hubo también otros miembros del Comité Central cercanos a las corrientes más radicalizadas, que permanecieron en Chile tras el golpe de Estado pero que no fueron integrados por la Dirección, como Marcelo Zenteno Trevisany y los miembros de la Comisión Política de 1971 Héctor (Tito) Martínez y Hernán Coloma, quienes llegaron a establecer diversos grados de vinculación con la CNR. 56

La articulación de una conducción de los regionales de la CNR tampoco fue fácil dado el contexto represivo. Juan Bustos, Secretario Político del Regional Centro durante la UP, cruzó la frontera hacia Argentina inmediatamente después del golpe y participó en el país vecino en núcleos de militancia de la Coordinadora hasta que fue detenido en 1975 junto a otros militantes de la CNR. En el caso del Regional Cordillera, si bien una parte importante de su dirigencia quedó en Chile, sufrió bajas que lo fueron mermando. Alfonso Guerra, Secretario Político de este Regional, encabezó reuniones clandestinas hasta que cayó en prisión en noviembre de 1973 y salió al exilio a inicios de 1975. Ese mismo año, la dirección del Regional Cordillera sufrió los embates de las detenciones en cadena de su plana mayor. Dadas estas circunstancias, y a medida que la represión capturaba altas dirigencias, la conducción regional fue pasando a quienes eran dirigentes de comunas, como lo eran Sergio Letelier,

55 Sobre la composición de la primera dirección clandestina y las otras corrientes e instancias de reconstrucción del PSCh en el interior véase Jorge Arrate y Eduardo Rojas, Memoria de la Izquierda Chilena (Santiago: Javier Vergara editor, 2003), 345-373; Edison Ortiz, El socialismo chileno, de Allende a Bachelet (Santiago: Alerce, 2007); Ricardo Núñez, El gran desencuentro (Santiago: FCE, 2017), 231-244.; Cristian Pérez, La vida con otro nombre. El Partido Socialista en la clandestinidad (1973-1979) (Santiago: Catalonia - UDP, 2021), 13 y Anna Blasco Rovira y Wladimir Sierpe, "Militantismo y resistencia socialista chilena: Lorca, Lagos y Ponce. Historia de un sacrificio", Revista de Historia Social y de las Mentalidades 19, N°1 (2015): 110-117

56 Rocha, entrevista y Guerra, entrevista.

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Secretario Político de la Octava Comuna, y el cuadro obrero Benjamín Cares, quien hasta entonces era Secretario Sindical de la Primera Comuna, en el Regional Centro.57 Del mismo modo, se dio también el ascenso de cuadros que venían de la Juventud como Arnaldo Rocha en el Regional Cordillera.

En general, la CNR se configuró primero desde las comunas, seccionales, zonales y luego desde vinculaciones mayores a las que se les conservó la denominación de regionales, aunque, en rigor, emergieron como estructuras precarias y no cubrían toda la extensión de los regionales antes del golpe de Estado. En este proceso resultó clave la fusión orgánica de las estructuras de la Juventud con las del Partido. En definitiva, entre fines de 1973 e inicios de 1974, la CNR, que según los testimonios recibe tempranamente esa denominación, opera como espacio político común de militancias comunales articuladas principalmente desde los regionales Centro y Cordillera, conectándose prontamente con las comunas de Concepción y Valparaíso, y generando contactos con militancia de los regionales Sur y Norte. Tanto la importancia del proceso de coordinación desde los ámbitos territoriales locales, como de la fusión entre Juventud y el Partido es resaltada en los testimonios consultados. Así lo plantea Sergio Letelier, quien muestra como estos procesos adquirieron prontamente un alcance nacional:

"En dos o tres comunas (del Regional Centro) se mantiene un embrión de organización que hace el papel de recontactar. [...] [Benjamín] Cares era el Secretario Sindical de la Primera Comuna y él con otras personas se mantienen como organización. [...] De ahí contactan a la Octava Comuna y empieza este acercamiento que luego se va a ampliar con el Regional Cordillera. [...] Me toca ir a Concepción, el 74, como representante de la CNR. Cuando nos juntamos ya entre la Primera y Octava Comuna, la estructura que decidimos y que nos parecía necesario formar fue la CNR. [...] Valparaíso se suma, me toca viajar a Viña [del Mar] y a Concepción, con lo que agrupamos más y podemos hablar seriamente de una Coordinadora Nacional".58

El testimonio de Arnaldo Rocha apunta en un mismo sentido, pero además refuerza la centralidad que tuvieron los regionales Centro y Cordillera en el proceso de coordinación:

"Logramos reconectarnos con la dirección Regional Cordillera de la Juventud, en el mismo septiembre del año 73. [...] Tuvimos nuestra primera reunión. Estaba Hugo Ramírez Coronel, la Erika Schnake, Guido Castillo y yo. [...] Seguimos funcionando como Regional. En enero del año 74 la Comisión Política de la Juventud ordena la disolución de la Juventud y el funcionamiento con la

57 Benjamín Cares, también conocido como "Pedro Cares" o "el viejo" fue un dirigente proveniente de la zona del carbón, exmilitante comunista y exsecretario regional comunista de esa zona hasta su expulsión en 1951 junto al secretario de organización Luis Reinoso. La corriente expulsada, conocida como "reinosismo", propuso métodos de lucha violenta que el PC calificó de "aventurismo putchista de tipo trotskista". Véase Manuel Loyola, "Los destructores del partido: notas sobre el reinosismo en el Partido Comunista de Chile. 1948 - 1950" en, El siglo de los comunistas chilenos, 1912 - 2012, ed. por Olga Ulianova, Manuel Loyola y Rolando Álvarez (Santiago: Ariadna Editores, IDEA - USACH, 2012). Pese a la mención al trotskismo, adjetivo recurrente en el PC para señalar desviaciones, lo cierto es que Cares había visitado Europa Oriental como dirigente comunista obrero, y en el momento de su expulsión tenía como referente al PCUS. Según algunos testimonios recogidos para la presente investigación, y en coincidencia con la investigación de Damián Lo Chávez, su línea ideológica estaba entre el estalinismo y orientaciones prochinas. De hecho, también visitó China en la década 1960. Véase Damián Lo Chávez. Comunismo rupturista en Chile (1960 - 1970) (Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia, Universidad de Chile, 2012). De acuerdo con la bibliografía acá citada, otros dos dirigentes de la CNR que comparten la trayectoria política de Cares desde el "Reinosismo" al Movimiento de Resistencia Antiimperialista MRA, a la Vanguardia Revolucionaria Marxista VRM y luego al PS, fueron Ernesto Benado y Jorin Pilowsky. Como fuente testimonial véase Ernesto Benado, Socialismo: se hace camino al andar (Santiago: Forja, 2017). Varias de estas trayectorias militantes hasta mediados de la década de 1960 fueron analizadas por Palieraki, ¡La revolución ya viene!, 6481.

58 Letelier, entrevista.

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estructura del Partido. Entonces tomamos contacto con el enlace del Regional del partido adulto, que en esos momentos era Claudio Thauby. Claudio era de sociología, del Pedagógico de la Chile. [...] Alfonso Guerra encabeza reuniones después del golpe. El Comité Regional funciona con compañeros titulares casi todos, más de la mitad. La primera reunión es una reunión grande, pero después se secciona por razones de seguridad. Es detenido Alfonso Guerra y se producen otras detenciones. [...] Están el Regional Cordillera, Centro, Concepción, Regional Sur de Santiago, Valparaíso puerto. Después se colgaron otras estructuras, desaparecieron otras. Finalmente, los que funcionamos, porque teníamos la capacidad en términos de números, porque teníamos la capacidad para hacerlo, éramos el Regional Cordillera y Centro. Los demás regionales fueron evaporándose. Incluso estuvo gente del Regional Norte, también vinculada a nosotros en la coordinadora, el año [19]74".59

El testimonio de Marcelo Castillo coincide con el de Letelier, a la vez que profundiza en la creciente importancia que adquirieron los cuadros juveniles y el modo en que esto implicó un debilitamiento de las jerarquías etarias existentes hasta entonces:

"Las estructuras del Partido empiezan a debilitarse, en cambio las estructuras de la Juventud mantienen un cierto grado de funcionamiento, porque toda la represión va contra la estructura del Partido. [.] Se fusionaron seccionales (en el Regional Cordillera), entonces la Zonal 2 era las tres seccionales que había en Ñuñoa más la Reina. A comienzos del año 74 se fusiona y hay una sola estructura [juvenil y adulta] y yo comienzo a trabajar directamente con compañeros que eran de la dirección seccional de Ñuñoa del Partido y paso a ser parte de esa dirección. [.] Para mí Alfonso Guerra o Claudio Thauby, eran personajes míticos, yo los miraba pa[ra] arriba, y a partir del golpe yo empecé a trabajar directamente con algunos de ellos".60

Los testimonios de exmilitantes CNR sostienen que en un inicio no existía la voluntad de levantar una dirección nacional paralela, y que los problemas comenzaron a emerger a propósito de la promoción al Comité Central de militantes vía designaciones directas y centralizadas, en lo que se denominó "mecanismo de cooptación". En ese sentido, se plantea que la Dirección habría sido hegemonizada por una corriente, la de los llamados genéricamente "elenos" y que estos no habrían dado cabida a otras expresiones en la conducción clandestina nacional. Al respecto, Arnaldo Rocha plantea de manera categórica que "antes del golpe, uno al menos advierte tres posiciones, tres actitudes frente al proceso. El Comité Central se reconstituye en torno a una: los elenos y otros más".61 Lo anterior se expresaría en que miembros "no elenos" del Comité Central de 1971, que permanecían en Chile, no habrían sido convocados al equipo de reconstrucción que dirigían Lorca y Ponce, integrándose en su lugar a la CNR. Así lo recuerda Alfonso Guerra:

"Nosotros buscamos a la Dirección Nacional y reconocimos la Dirección Nacional. Empiezan a producirse los problemas en términos de cómo se hace la reagrupación. Surge la teoría: la reagrupación se organiza del punto de vista del mando superior, central, que designa los mandos para abajo. La respuesta [nuestra] fue: la reorganización del Partido se hace a partir de las estructuras que quedan en pie. [.] Uno se encontraba en la calle con gente que andaba dando vueltas, sola, y como teníamos estructuras clandestinas fuimos incorporando. Incorporamos miembros del Comité Central que habían quedado desconectados. La Dirección de Ponce no conectó a todos los dirigentes del Central. [.]

59 Rocha, entrevista.

60 Castillo, entrevista.

61 Rocha, entrevista.

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Nosotros nos encontramos en la calle con Tito Martínez, con Hernán Coloma, con Rafael Merino, como

siete u ocho miembros del Central, que andaban desconectados y los tuvimos que incorporar".62

La ruptura definitiva con la Dirección Interior tuvo lugar durante el año 1974 en el contexto del rechazo de la CNR al documento teórico, político y estratégico emitido por la dirección de Ponce y Lorca titulado Al calor de la lucha contra elfascismo, construir la fuerza dirigente delpueblo para asegurar la victoria y que ha sido más popularmente conocido como Documento de Marzo.63 Este documento sostenía que en Chile el golpe fue la respuesta al modo en que la UP había afectado los intereses del capitalismo monopólico dependiente, y que su brutalidad iba de la mano de la instalación de una dictadura militar "fascista" que buscaba generar un retroceso mayor a las conquistas de la clase trabajadora. Por lo mismo, se entendía que el régimen, en su afán de salvaguardar los intereses del imperialismo y el capital monopólico, estaba afectando amplios sectores, más allá incluso de la clase obrera, por lo que era factible convocar a esos sectores desfavorecidos y enfrentar a la Dictadura desde un gran frente amplio antifascista. Para el Documento de Marzo, el camino al socialismo suponía una primera etapa de revolución democrática y una segunda de revolución socialista. La revolución democrática del frente antifascista tendría por objetivo el fin de la Dictadura, la restauración y ampliación de las conquistas sociales de los trabajadores y la instauración de un Estado democrático, popular y antiimperialista. Una dirección y hegemonía proletaria de esta primera etapa garantizaría este último aspecto, así como el hecho de mantener viva la perspectiva socialista. En relación con la vía y las formas de lucha, aunque se priorizaba la lucha política y de masas, se consideraba una perspectiva insurreccional que incluyese al elemento armado, principalmente en su etapa final. En una de sus propuestas que resultaron más polémicas, el Documento de Marzo mencionó la necesidad de una "dirección única proletaria", que fuese la expresión de la "unidad socialista comunista"64. Otro aspecto polémico refiere a la crítica que se le hizo al PSCh de partido poco ordenado, con una conducción más pequeño burguesa que proletaria. Se concluía que el Partido habría fallado en desarrollar una flexibilidad táctica que de modo leninista asumiera las realidades concretas y las correlaciones de fuerza. En lo que se refiere al análisis de la derrota de 1973, criticó las líneas más moderadas por haber magnificado las posibilidades de la Vía Pacífica sin considerar el carácter de clases de la institucionalidad, pero fue particularmente enfático en criticar a las corrientes radicalizadas, en especial aquellas del MIR y del propio PSCh, por un extremismo infantil y pequeño burgués que desde un "verbalismo revolucionario",65 no habría distinguido los enemigos principales del proceso de quienes no lo eran, favoreciendo el aislamiento de la clase obrera respecto a las capas medias y dando argumentos a los sectores golpistas.

Las críticas que generó el Documento de Marzo en la CNR fueron un factor determinante para que esta última fuera perfilándose, paulatinamente, como referente autónomo respecto a la Dirección Interior, y comenzara a presentarse a sí misma como la real y legítima expresión de una reconstrucción partidista producida desde las bases de los regionales y continuadora de perspectivas políticas y estratégicas que, según se interpretaba, habrían venido siendo mayoritarias en el PSCh desde antes del golpe de Estado.

Es así como, hacia 1975, la CNR rechazó el Documento de Marzo y lo calificó como expresión de un grupo minoritario que no representaría al partido, negó la legitimidad del Comité Central interior al que denominó como "los cooptados", narró su propia versión del quiebre orgánico con la Dirección

62 Guerra, entrevista.

63 Dirección del Partido Socialista en el Interior, ¡Al calor de la lucha contra el fascismo, construir la fuerza dirigente del pueblo para asegurar la victoria! (Mimeo: marzo de 1974). Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

64Al calor de la lucha contra elfascismo,46

65Al calor de la lucha contra el fascismo, 64.

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Interior y se atribuyó la conducción del proceso de reconstrucción partidaria, hasta que un Congreso partidario estableciese un nuevo Comité Central. Un documento fechado en febrero de 1975 señalaba lo siguiente:

"Un grupo de seis miembros del Comité Central que funcionó hasta el golpe del 11 de septiembre, "apareció" en los meses siguientes, proclamándose la Dirección del Partido, atribuyéndose todos los derechos. [...] En el mes de marzo de 1974 el Comité Central, emitió un confuso documento político en cuya gestación el Partido no tuvo participación alguna. [.] aceptaron integrar nuevos compañeros, pero exigieron que esta elección fuera realizada exclusivamente por ellos mismos [el Comité Central se regeneraba por sí mismo], proceso de cooptación que eludía todas las posibilidades que las instancias inferiores del Partido y los militantes de base participaran en la elección de sus dirigentes. [.. .]En oposición a ellos, las bases partidarias reafirmaron a través de los Regionales un método democrático y revolucionario de reconstrucción orgánica. [...] Desconociendo a los Regionales, que la base había elegido, levantaron pequeños grupos paralelos e incondicionales, pretendiendo erigirse como "otros Regionales". Negaron recursos financieros, que canalizaban desde el exterior y los vaciaron a esos grupos paralelos. Dilataron el proceso de discusión, tergiversaron groseramente las proposiciones que se les hicieron y finalmente suspendieron los contactos en el mes de Julio 1974 con los Regionales [.] Más tarde, algunos Regionales buscaron activamente estos contactos y entregaron puntos a los cuáles estos dirigentes no concurrieron reiteradamente. Sólo cuando nos enteramos que algunos dirigentes y numerosos miembros de este grupo habían sido detenidos y el resto desarticulado [aparentemente no funcionaban ya] decidimos conjuntamente asumir tareas de dirección centralizada, en un Partido que después de 10 meses continuaba descabezado. Los Comités Regionales, con acuerdo absoluto de sus bases, se constituyeron en el mes de agosto en un Comité Coordinador de Regionales. Este Comité representábamos a tres Regionales completos de Santiago y a grupos en proceso de reconstrucción de un cuarto Regional capitalino. Junto a éste, representábamos a los Regionales de Valparaíso y Concepción, y a otros grupos en el norte del país. Esta Coordinadora se comprometía a continuar el proceso de reconstrucción partidaria bajo los principios anteriormente descritos y entregar su mandato en el Congreso que el Partido deberá realizar en la clandestinidad y a la brevedad posible".66

En 1975 Benjamín Cares encabezó una Dirección Nacional CNR articulada, en un comienzo, principalmente con cuadros del Regional Centro, pues entre diciembre de 1974 y octubre de 1975 el Regional Cordillera fue particularmente golpeado por la represión, primero con la detención y desaparición de los altos dirigentes Alfredo Rojas Castañeda, Jaime Robotham y Claudio Thauby, y luego con una oleada represiva que tuvo lugar hacia el mes de octubre, durante la cual fueron detenidos entre 25 y 30 militantes en un lapso de dos semanas.67 Sin embargo, la desconexión orgánica entre el Regional Centro y Cordillera, producto de la represión que sufre este último, sumada a las diferencias que emergieron en torno a la conducción de Cares, llevaron a un temprano quiebre dentro de la propia Coordinadora.

3.- Un temprano quiebre. La pugna de los dos documentos.

El Documento de Marzo marca la identidad de la CNR, esto en cuanto representa una posición considerada como antagónica a ella y en torno a la cual se elabora un documento de respuesta, que adquirirá el carácter de texto político estratégico fundacional. Entre 1974 e inicios de 1975 se hicieron circular borradores de aquel documento, al que se le fueron haciendo ajustes y correcciones en el marco

66Coordinadora Nacional de Regionales, Documento Político Partido Socialista de Chile, febrero de 1975, (Talleres Robotham, 1978). Como explicaremos más adelante, este documento tiene otra versión fechada en abril de 1975, lo que es expresión de una temprana división en la CNR. Documento extraído del archivo personal de Arnaldo Rocha.

67 Castillo, entrevista.

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de una redacción colectiva. Mientras tanto, en abril de 1975 la CNR envió una delegación al extranjero compuesta por Augusto Bolívar, del Regional Cordillera; Sergio Letelier y Dagoberto Trincado, ambos del Regional Centro y Marcelo Zenteno, este último, miembro del Comité Central de 1971 que no había sido incorporado al trabajo clandestino de la Dirección Interior. La delegación tenía como mandato organizar reuniones que permitieran agrupar al exilio afín a sus posturas, establecer canales para la llegada de recursos económicos y reunirse con el Secretariado Exterior, particularmente con Carlos Altamirano68. Esto con el fin de favorecer el reconocimiento de la Coordinadora como expresión legítima del PSCh y, eventualmente, posibilitar un diálogo con la Dirección Interior que pudiera conducir a recomponer relaciones y unificar la reconstrucción del socialismo en Chile. Sergio Letelier recuerda la experiencia de esta gira y la reunión con Altamirano en los siguientes términos:

"Partíamos a solicitar apoyo político y material. Íbamos a discutir con la Dirección del Partido Socialista también. Con Altamirano y Sepúlveda. Con Altamirano la discusión fue bastante difícil, porque Altamirano tenía una actitud de decir: las direcciones que vienen de Chile, los dirigentes de Chile vienen y van, pasan. No nos dijo que los toman presos, pero estaba diciendo acá viene mucha gente en representación del Partido de Chile y, bueno [...] diciendo, en el fondo, como que 'lo único permanente soy yo'. Esa era la posición de Altamirano. De todas maneras, nos dieron un apoyo, una cantidad de dólares que iba a transitar hacia Chile".69

Su testimonio coincide con el de Dagoberto Trincado, quien además sostiene que en la reunión con Altamirano se habrían logrado algunos avances destinados a componer las relaciones con la Dirección de Ponce y Lorca:

"El primer objetivo era lograr contactos con el Comité Central, cosa que no podíamos lograr en Chile. Nosotros decíamos que la orden la tenía que dar Altamirano. Nos juntamos en Londres, en un restaurant, con [Carlos] Altamirano. Estaba [Augusto] Bolívar, estaba Chago [Santiago Letelier], el Chico [Marcelo] Zenteno, yo y [Carlos] Altamirano. [.. .]Fue una reunión tensa, estuvimos a punto de mandarlo a la mierda y él seguramente también tenía ganas de mandarnos a la mierda. (...) Altamirano era medio soberbio, decía: sí, yo sé que ustedes algo tienen, pero ustedes no son el Partido. Pero superamos todo eso y al final discutimos y logramos un acuerdo ahí, de que por lo menos la Coordinadora se juntara con Exequiel Ponce. Y como gesto de buena voluntad, [Carlos] Altamirano nos dio plata. Que la plata [después] desapareció en Argentina. (...) La reunión [en Chile con la Dirección Interior] nunca se hizo. Cayó la Dirección antes".70

El mismo año 1975, entre el 23 de abril y 3 de mayo se realizó el Pleno del Comité Central en La Habana, y ahí asistió Marcelo Zenteno en calidad de enviado de la CNR interior y miembro del Comité Central electo en La Serena. Tanto la presencia de Zenteno en La Habana como una serie de pronunciamientos de la Secretaría General de Altamirano en torno a dar espacio a la CNR en la

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68 La documentación partidaria establece como una de las misiones de la delegación conversar con Altamirano acerca del "proceso de reconstrucción partidaria encabezada en Chile por la Coordinadora Nacional de Regionales ". Véase "La labor de la comisión exterior", en Resolución de la Comisión Política de la dirección nacional del Partido Socialista de Chile (CNR) sobre el Trabajo en el exterior, Santiago-Bruselas, diciembre de 1978, 4-5. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

69 Letelier, entrevista.

70 Trincado, entrevista.

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Dirección no fueron bien recibidos por una Dirección Interior que siempre consideró a la CNR una facción por fuera del PSCh.71

Ese mismo año la represión azotó fuertemente a la militancia socialista, tanto al equipo encabezado por Ponce y Lorca72 como a la CNR, aunque en el caso de esta última, fue en el Regional Cordillera donde hubo una mayor desarticulación. Entre diciembre de 1974 y octubre de 1975 el Regional Cordillera fue diezmado, siendo detenidos y hechos desaparecer sus dirigentes Alfredo Rojas Castañeda, Jaime Robotham y Claudio Thauby. Se produjeron detenciones en cadena que descabezaron la conducción, cayeron presos quienes en la práctica habían asumido las coordinaciones con el Regional Centro, como Guillermo Muñoz y Juan Zabala, así como decenas de militantes que sostenían la orgánica clandestina73.

Sabemos, por diversos testimonios, que esta represión marcó una desconexión entre los regionales Centro y Cordillera. Tras ella, emergieron disidencias, destacando de manera particular una oposición de cuadros del Regional Cordillera al rol que había asumido Benjamín Cares como número uno de una estructura CNR nombrada como Dirección Nacional. De tal manera, hacia 1976 se materializó un quiebre entre la CNR que dirigía Cares y grupos del Regional Cordillera que siguieron funcionando identificándose como CNR, pero al margen de la Dirección encabezada por el viejo dirigente obrero del Regional Centro. Los disidentes habían manifestado que preferían una dirección colectiva entre regionales y no lo que consideran una dirección personalista y verticalista con Cares a la cabeza, a quien, además, señalaban negativamente como estalinista 74. Esto último, para un Regional con cierta impronta trotskista o, al menos, identitariamente muy distante del estalinismo, era un problema importante.

Sin embargo, también hubo militancia de determinados zonales del Cordillera que apostaron por la unidad de la CNR y se reconectaron con la estructura de Dirección Nacional que fue, sin duda, la orgánica CNR más grande y articulada de las dos fracciones, por lo menos hasta 1980. Para Sergio Sauvalle, entonces perteneciente al Regional Centro, el quiebre se debió al rechazo que Cares generaba en sectores del Regional Cordillera, producto de su tipo de liderazgo y su historia, antes que a cuestiones político - estratégicas75. La centralidad que las críticas al liderazgo de Cares tenían en las

71 Sobre los resquemores que generaron en la dirección clandestina los intentos del secretariado exterior por acercarse a corrientes disidentes véase Núñez, El gran desencuentro, 235-236. Sobre la presencia de Zenteno véase testimonio de Hernán del Canto en Pérez, Memorias Militantes, 184.

72 De esta dirección, Víctor Zerega fue asesinado por agentes del Estado y encontrado muerto en julio de 1974; mientras que Exequiel Ponce, Carlos Lorca y Ricardo Lagos Salinas fueron detenidos y hechos desaparecer en junio de 1975. Ariel Mancilla, alto dirigente de la JS que asumió la Unidad de Logística del Comité Central, fue detenido y hecho desaparecer en marzo de 1975. Jaime López, otro alto dirigente de la Juventud que asumió tareas relevantes como ser el representante de la Dirección Interior en el Pleno de la Habana de 1975, en septiembre de 1976 el PS lo declaró traidor y lo expulsó de sus filas, pues diversos testimonios lo señalaron como colaborador de la Dirección de Inteligencia Nacional DINA y doble agente. A López se le perdió la pista definitivamente aquel mismo año, asumiéndose que la propia DINA lo había hecho desaparecer. Véase Juan Azocar, Prometamos jamás desertar. Apuntes para un memorial de la militancia socialista en la resistencia (Santiago: Fundación Memoria y Futuro, 2007); Fernández, Góngora y Arancibia, Ricardo Núñez. Trayectoria de un Socialista, 157 -158 y Blasco Rovira y Sierpe, "Militantismo y resistencia socialista", 117.

73 Claudio Thauby y Jaime Robotham eran dirigentes jóvenes que provenían de la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile, donde habían sido presidentes del centro de alumnos en 1972 y 1973. Alfredo Rojas Castañeda era ingeniero y había sido director de Ferrocarriles del Estado hasta el golpe. La línea de conducción del Regional Cordillera la encabezaba Alfonso Guerra y le seguían Alfredo Rojas y Claudio Thauby. Jaime Robotham se integró a la dirección regional con posterioridad al golpe. Thauby y Robotham fueron detenidos y hechos desaparecer el 31 de diciembre de 1974. Rojas Castañeda fue detenido y hecho desaparecer el 4 de marzo de 1975. Véase Azocar, Prometamos jamás desertar, 87 - 104.

74 Rocha, entrevista; Castillo, entrevista; Andrade, entrevista; Sauvalle, entrevista y Pérez, entrevista.

75 Sauvalle, entrevista.

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posturas que asumía el Regional Cordillera son refrendadas por el testimonio de Osvaldo Andrade: "Caí preso, estuve en Villa Grimaldi. Era dirigente del Cordillera, de la Coordinadora, ahí cayó toda la Dirección. (...) Pensábamos que lo de [Benjamín] Cares se había transformado en una conducción caudillesca, y Cares nos acusaba de que estábamos infiltrados".76

El mismo Sergio Sauvalle destaca que, más allá del rol de Benjamín Cares en la Comisión Política, esta CNR tenía una orgánica, funcionamiento y opciones doctrinarias que tuvieron que ver con refrendar un carácter marxista leninista y una estrategia política anclada en el Frente de Trabajadores:

"Se arma una Comisión Política de cinco miembros y dentro de ella está el viejo [Benjamín] Cares y se le reconoce a él, primero que es un dirigente obrero y que tiene una posición irrestricta desde el punto de vista revolucionario, o sea, la defensa de la línea del Frente de Trabajadores. Hay una Comisión Política y una Dirección Nacional donde estábamos todos los integrantes de los diferentes Regionales del país. [...] Había un partido de verdad que estaba funcionando y con una infraestructura y con un funcionamiento orgánico clandestino. [.. .]Nos declaramos marxistas-leninistas y empezamos a funcionar con esa concepción". 77

El quiebre de 'las CNR" se expresa en la existencia de dos documentos de la Coordinadora que fueron respuesta al Documento de Marzo. La dirección que en principio se establece desde el Regional Centro, que coyunturalmente era el que estaba siendo menos afectado por la represión, retomó los borradores del documento que había estado circulando para su redacción colectiva y les dio una forma final que publicó con el título Documento CNR de abril de 1975. La idea era difundirlo como Documento de Abril en una evidente referencia al Documento de Marzo y en cuanto respuesta a aquel. Ante eso, los grupos del Regional Cordillera que se estaban rearticulado y que se manifestaban en oposición a la conducción de Cares, consideraron al Documento de Abril como una versión espuria de aquella en la que participó el Regional Cordillera, redactaron una versión propia del citado documento en base a un borrador que consideraron anterior y la titularon Documento CNR de febrero de 1975. Sobre el proceso de quiebre y la polémica de los dos documentos, los testimonios de Arnaldo Rocha y Marcelo Castillo, ambos cuadros provenientes del Regional Cordillera ilustran el contexto. Según Arnaldo Rocha:

"Se nombran a sí mismos Dirección Nacional del Partido Socialista. No eran más que la Dirección Regional Centro. No estábamos nosotros ya. Y para justificar, tener un fundamento de esa posición, [Benjamín Cares] agarra el Documento, corta lo que no le gusta, agrega adjetivaciones, lo saca como Documento de Abril. [...] Pero el Documento de Abril que saca [Benjamín] Cares no es más que el documento cuya redacción se vio interrumpida por las detenciones de febrero del año [19]75".78

De un modo similar, Marcelo Castillo recuerda que:

"Era un contexto en que día por medio caía un compañero. [...] Entonces se levanta como argumento [desde el Regional Centro] de no juntarse más con los del Regional Cordillera porque han tenido muchas caídas. [...] El golpe represivo nos cruza de arriba a abajo, todos los que eran miembros titulares de la Dirección del Regional Cordillera, caen. [...] [Augusto] Bolívar como a los tres meses se va del país porque estaba cercado represivamente. [...] Cayeron 25, 30 compañeros en dos semanas. [...] Nosotros poco a poco empezamos a rearticularnos. Tomamos la seccional La Florida y la reorganizamos

76 Andrade, entrevista.

77 Sauvalle, entrevista.

78 Rocha, entrevista.

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a mediados del 76. [...] Empieza a haber roces. Unos decimos: hay que tomar contacto con el Regional Centro porque se está creando una Dirección Nacional, y otros dicen: no, esa Dirección no es válida. Empieza el debate sobre el Documento. Yo consideraba mucho mejor el documento original [el de febrero y no el de abril], en eso estábamos de acuerdo, pero nosotros veíamos que si éramos CNR debíamos tener contacto con la Dirección del Regional Centro, no romper. [.. .]Y ahí, este grupito, que éramos de Ñuñoa, se conecta con la Dirección Nacional CNR. Y otros compañeros dicen no y siguen trabajando como Regional Cordillera".79

Ambos documentos coinciden en que no reconocen autoridad ni legitimidad a la Dirección Interior y se refieren a ella como "sectores minoritarios" del Partido. Aunque guardan muchas similitudes y párrafos textuales en común, también tienen diferencias que expresan posiciones políticas y lecturas doctrinarias distintas. 80 Con relación a la derrota de 1973 y sus causas, los documentos de Febrero y Abril plantean que la UP contaba con una potencialidad revolucionaria que se desperdició por no existir una clara estrategia destinada a vencer a los enemigos de la clase proletaria y tomar el poder real. Se describen dos posiciones opuestas al interior del PSCh durante el gobierno de Allende. Por un lado, la Vía Chilena al Socialismo como política arraigada en la institucionalidad burguesa, que asumía que las FFAA eran profesionales y prescindían del conflicto. Y por otro, lo que denominan postura de la "inevitabilidad del conflicto", que habría advertido que la burguesía respondería violentamente el menoscabo de sus intereses, por lo que, se sostenía, no había tiempo de consolidar reformas y se requería avanzar rápidamente en medidas que debilitaran a la burguesía, desarrollaran la organización de espacios de poder popular y apostaran por sumar a sectores de las fuerzas armadas una vez que se desatara el inevitable enfrentamiento. Esta última perspectiva habría asumido la necesidad de preparar a las masas para dicho enfrentamiento, con vistas a construir la propia fuerza armada que el proletariado debía desarrollar para conquistar el poder".81 La CNR se identificó, por cierto, con esta segunda lectura.

Sobre la estrategia de lucha, se acusa al Documento de Marzo de no proponer una real hegemonía del proletariado en un frente amplio contra la Dictadura y poner en entredicho el objetivo socialista de la revolución al imponer una noción etapista propia de la lectura que históricamente habría venido sosteniendo el PCCh. Para ambos documentos, este "etapismo" se asociaba a la indecisión en torno a incorporar formas de lucha armada que "asustarían" a sectores no revolucionarios de un frente amplio antifascista. Al respecto, se concluía: "Sólo a la derrota conducen las políticas reformistas, las vías pacíficas, las alianzas incondicionales sin principios, los programas populares populistas, la renuncia de luchar por las armas, las concepciones etapistas de la revolución".82 En este sentido, aunque también se habla de un frente amplio de masas en contra la Dictadura, se rechaza toda noción que pueda ser interpretada como "etapista" y se propone elaborar un programa mínimo que recoja reivindicaciones de amplios sectores sociales antidictatoriales más allá de la clase obrera, pero con un piso programático socialista desde el cual impulsar un programa máximo orientado a destruir completamente la institucionalidad burguesa: "un proyecto político que contempla la toma del poder, la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo".83 Acá la lucha armada era clave y debía darse como

79 Castillo, entrevista.

80 A continuación, cuando se citen ambos documentos señalando coincidencia de contenido, se extraerán las citas textuales del Documento de Febrero, pudiendo existir diferencias muy menores con el Documento de Abril. Por diferencias menores entendemos: cambios de ciertas palabras por sinónimos, uso de paréntesis, alteraciones en la conexión de frases o puntuación, pero nada que altere el contenido.

81 Coordinadora Nacional de Regionales, Documento Político Partido Socialista de Chile, febrero de 1975, 5.

82 Coordinadora Nacional de Regionales, Documento Político Partido Socialista de Chile, febrero de 1975, 20.

83 Coordinadora Nacional de Regionales, Documento Político Partido Socialista de Chile, febrero de 1975, 23.

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proceso creciente y de masas, con centro en las urbes y mediante el desarrollo de una fuerza armada clandestina que evolucionara a ejército popular, apoyando y acompañando la lucha hasta su momento cúlmine de insurrección y toma del poder.

En los dos textos se acusa al Documento de Marzo de pasar por alto las tesis fundamentales del PSCh aprobadas en congresos, como la perspectiva estratégica del Frente de Trabajadores y las tesis sobre la violencia revolucionaria establecidas en Chillán, lo que se interpreta como pretensión de dar valor no solo táctico sino estratégico a una Vía Chilena al Socialismo que la CNR considera definitivamente derrotada.84

Fuera de algunas diferencias de énfasis o dureza en las críticas al Documento de Marzo, a la Vía Chilena al Socialismo y a los sectores que se acusan de "reformistas", particularmente el PCCh, la diferencia de fondo más notoria entre los documentos radica en el problema de la definición del régimen. Si bien los dos textos ven en el golpe una reacción contrarrevolucionaria de la burguesía con el apoyo del imperialismo, y en el régimen una dictadura privatizadora y servil al capital extranjero que favorece a los monopolios acrecentando la explotación del proletariado, es el Documento de Abril el que engloba aquello en el concepto "dictadura militar fascista". El Documento de Febrero sólo menciona los conceptos "dictadura militar" o "dictadura de la burguesía" y señala explícitamente que no ocupará el termino fascista por no considerarlo preciso para el caso chileno, aun cuando el régimen haya utilizado métodos propios del fascismo. En el Documento de Abril esta definición no implicó llamar "frente antifascista" a la alianza de masas contra la Dictadura, cuestión que sí hacía el Documento de Marzo y las definiciones del PCCh. Para tales efectos, el Documento de Abril adopta el término "Frente de la patria", mientras el Documento de Febrero hace mención a un "frente amplio de masas". Un aspecto central en el que se coincidía es que el Frente se lograría desde una unidad "por la base y no a partir de acuerdos superestructurales", por lo que se llamaba a construir comités de resistencia y comisiones obreras que dieran lugar a un movimiento de masas y no a una "superestructura burocrática".85

A partir de marzo de 1976 la CNR que dirige Benjamín Cares publica su revista Revolución y firma los documentos como "Dirección Nacional del PS de Chile - Coordinadora Nacional de Regionales". Aquellos sectores del Regional Cordillera que permanecieron articulados de manera autónoma firmaron sus documentos simplemente como "Regional Cordillera PS" o "Coordinadora de Regionales". Estos últimos grupos fueron creciendo en Santiago y provincia, llegando incluso a levantar un Regional Centro propio. Fue en ese entonces, hacia 1979 cuando esta militancia disputó la sigla Coordinadora Nacional de Regionales CNR, firmando así su revista Indoamérica. Desde entonces pasaron a ser identificados como CNR — Indoamérica, diferenciándose de la otra CNR que en este artículo nombraremos como CNR - Revolución.86 Por otro lado, la CNR-Revolución fue la que

84 En el Documento de Abril aquello se expresa en los siguientes términos: "En el plano de definición política los camaradas se han dado a la tarea de revisar las tesis fundamentales del Partido, aprobadas en sus congresos, tratando de imponer, sin discusión con la base, posiciones que son abiertamente ajenas al Partido Socialista. Tratan de dar validez más allá de lo táctico a la Vía Chilena al socialismo". Véase "Posición política Coordinadora Nacional de Regionales abril de 1975 ", Resistencia Socialista, órgano oficial del Partido Socialista de Chile CNR, N°7, Bogotá, junio de 1977 en Koos Koster Collection, Caja 140, Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis (IISG), Amsterdam.

85 Lo anterior ha sido interpretado por analistas como una voluntad de la CNR de pasar por alto las vinculaciones políticas partidarias de la izquierda, particularmente la unidad PSCh - PCCh. Ricardo Yocelevzky, Chile: partidos políticos, democracia y dictadura 1970 - 1990, (Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2002), 240 y Mauricio Rojas Casimiro, La renovación de la izquierda chilena durante la dictadura (Santiago: Ediciones Piso Diez, 2017), 165 - 166.

86 No es fácil establecer las nomenclaturas para nombrar los PS durante este periodo de gran dispersión. Una de las maneras que se han ocupado es usar el apellido de quienes encabezan cada grupo, pero en el caso de la CNR eso genera cierto rechazo en quienes fueron militantes y articularon un relato que busca alejarse de los personalismos. Atendiendo a

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mantuvo la red internacional de apoyo. Esta última recaudaba fondos para la resistencia en Chile que eran canalizados a la CNR y difundía documentos que se reeditaban y circulan en el exilio.

La CNR-Revolución insistió en declarar que el Partido es uno solo", y rechazó lo que consideró fraccionalismos de "corrientes socialdemócratas y reformistas" que pretenderían "poseer el timbre del Partido" pese a haber "traicionado" su línea política. 87 Por su parte, la Secretaría General de Altamirano dio señales en una doble dirección. Por un lado, solicitaba velar por la unidad del Partido, criticando a la Dirección Interior el segregar a "organismos y militantes no adeptos a sus posiciones"88. Por otro, condenaba la aparición de grupos que pretendiesen articular direcciones paralelas o fracciones con vocería pública en el exterior.

En septiembre de 1976 Altamirano emitió el documento Planteamientos del Secretario General sobre cuestiones primordiales de definición política y orgánica.89 Ahí realizó una propuesta de unidad a las expresiones socialistas desconectadas de la Dirección Interior: CNR90, Comisión para el Consenso y MR2.91 Básicamente, proponía establecer, mediante una Comisión de Cooptación, una Dirección "única e integradora" que sumara a "compañeros que se encuentran transitoriamente en tendencias distintas, causadas, entre otras razones, por actitudes sectarias en el pasado".92 Esta propuesta tenía como condición que, en un plazo de noventa días, las mencionadas corrientes reconocieran la legitimidad del Comité Central de 1971 y de la Dirección Interior, acataran la política establecida en el Pleno de La Habana y suspendieran la circulación de cualquier revista o periódico no autorizado por la orgánica PSCh oficial. Con una respuesta fechada en diciembre de 1976, la Coordinadora rechazó reconocer legitimidad a la Dirección Interior.93 Frente al poder de mando del Secretariado Exterior, manifestó que el núcleo fundamental de la dirección del PSCh debía estar en Chile. Declaraba tener diferencias sustantivas con los acuerdos de La Habana y con los Planteamientos del secretario general, y se negaba a dejar su activismo como CNR a cambio de una integración cuyo fundamento desconocía, pues se consideraba representativa de la mayoría del Partido en el interior, con un peso mucho mayor que la Dirección Oficial, el MR2 y la Comisión para el Consenso:

"Debemos informarle que desde hace mucho tiempo estamos integrados. Somos el Partido Socialista de Chile [...] Lo que pasa es que no se quiere ver la realidad partidaria al interior del país, no se quiere reconocer que la Coordinadora de Regionales no sólo es el destacamento organizado más fuerte y sólido, sino que es la instancia de dirección más dinámica y capaz con que cuenta el Partido en el interior. [...] Se acusa a la Coordinadora de fracción para justificar el reconocimiento y financiamiento

aquello, hemos optado por ocupar para el presente análisis esta distinción entre "CNR-Revolución" y "CNR-Indoamerica", que refiere a las revistas editadas por una y otra estructura.

87 Véase "Informe de Coyuntura", Revolución. Órgano oficial del Partido Socialista de Chile Coordinadora Nacional de Regionales, N°1, marzo de 1976, pp. 7-8. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

88 Carlos Altamirano, Minuta sobre problemas de dirección interior y cuestiones del partido (Berlín: Mimeo, Julio 1976), 1. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

89 Carlos Altamirano, Planteamientos del Secretario General sobre cuestiones primordiales de definición política y orgánica (Berlín: Septiembre 1976). Reproducción en archivo Word. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

90 Cuando el Secretariado Exterior se refería a la CNR, siempre hacía referencia a la orgánica conducida por Cares y no aquella descolgada que se estructura en torno a los CNR disidentes del Regional Cordillera.

91 El Movimiento Revolucionario Manuel Rodríguez (MR2), también llamado "La Chispa", fue una corriente socialista con líderes que pasaron en su momento por la Organa, luego por el MIR, y finalmente, durante el gobierno de la Unidad Popular, formaron el MR2 en tanto estructura guevarista de identidad socialista, Rojas Casimiro, "La evolución política del Partido" ,17.

92 Altamirano, Planteamientos del Secretario General, 8.

93 Comisión Política de la Coordinadora de Regionales, Carta respuesta al Secretario General Carlos Altamirano (Santiago: diciembre de 1976). Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

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como única Dirección Interior a un pequeño grupo de compañeros que aceptan ser dirigidos desde afuera no importándoles las consecuencias políticas internas y futuras".94

La pretensión de la CNR de denominarse Dirección Nacional legítima del PSCh fue lo que provocó que, finalmente, el Secretariado Exterior terminara abandonando toda ambigüedad en torno a su reconocimiento. En 1977 Altamirano la desconoció definitivamente, tachándola como fracción por fuera del Partido Socialista: "La Coordinadora Nacional de Regionales desconoce la Dirección del Partido y se ubica, de hecho, fuera de nuestra organización".95 Poco después, uno de los referentes de la CNR en el exterior, Pedro Vuskovic, fue oficialmente expulsado del PSCh, acusado de una "permanente actividad fraccional", "traición al Partido y a la clase obrera chilena".96 La CNR respondió desde Santiago: "negamos toda autoridad moral y política al llamado Secretariado Exterior".97 Así, quedó zanjada la ruptura definitiva entre la Dirección Exterior oficial y la CNR.

4- La CNR exterior y su quiebre con la CNR Revolución.

En el exterior se gestó una importante organización de militantes socialistas que reconocían a la CNR como el legítimo PSCh. En parte, era militancia que expresaba cierta continuidad de las corrientes más radicalizadas durante la UP, con cuadros de figuración pública como Pedro Vuskovic, Belarmino Elgueta, Pedro Holz, Rafael Merino y Nicolás García Moreno, pero también otros dirigentes que en el exilio se acercaron a dichas corrientes como Mario Palestro. Esta CNR venía organizándose en Europa y en América Latina desde que la delegación internacional de 1975 vinculó formalmente a la orgánica externa con la interna. Ahí se formó una Comisión Exterior de la CNR a la que se fueron sumando aquellos dirigentes que arribaron al exilio luego de ser perseguidos intensamente en Chile y Argentina, como Augusto Bolívar y Sergio Letelier. Esta estructura internacional reconoció como su partido en el interior a la CNR Revolución, y estuvo ajena al conflicto que grupos del Regional Cordillera tuvieron con la conducción de Cares. Por lo mismo, los cuadros exiliados provenientes del Regional Cordillera ingresaron a ella, con excepción de quien fuera su secretario político Alfonso Guerra. 98

En este último sentido, es importante mencionar que en Argentina se vivió un episodio represivo paralelo al que sufrió el PSCh en Chile durante 1975, y que trajo como consecuencia el exilio de un importante contingente de militantes de la Coordinadora. En esa oportunidad cayeron detenidos una serie de cuadros que habían conformado una red de apoyo a la CNR en Argentina, la que tenía como principal labor ingresar recursos económicos a Chile y gestionar la salida y entrada de militantes clandestinos con documentación falsificada. Como recuerda Catalina Palma: "fuimos en el año 74 a montar un equipo de comunicaciones y que era fundamentalmente para entrar cuestiones y sacar gente,

94 Comisión Política de la Coordinadora de Regionales, Carta respuesta, 18-19.

95 Carlos Altamirano, Mensaje a los socialistas en el interior de Chile (Berlín: mimeo, Junio de 1977) 73-74. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

96 Comunicado de expulsión firmado por Jaime Faivovich y fechado el 20 de julio de 1977 en México, Revolución, boletín del Partido Socialista (CNR) - MAPU, Gran Bretaña, septiembre de 1977, p.4, Koos Koster Collection, Caja 140, IISG, Amsterdam.

97 "Declaración del PSCh (CNR) ante la expulsión", Santiago de Chile, 4 de agosto de 1977, Revolución, boletín del Partido Socialista (CNR) - MAPU, Gran Bretaña, septiembre de 1977, pp. 5,6 y 7, Koos Koster Collection, Caja 140, IISG, Amsterdam.

98 Fuentes testimoniales afirman que Guerra habría sido vetado por la Comisión Política conducida por Cares, lo que habría impedido su articulación con la CNR exterior. De todos modos, era claro que los perfiles doctrinarios de Cares y Guerra chocaban. El primero, con trayectoria asociada a la reivindicación de Stalin y corrientes prochinas, el segundo, antistalinista y afín a corrientes libertarias y trotskistas. Castillo, entrevista.

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entrar plata, hacer documentos, los timbres y todo eso, le hacíamos documentos a la gente"99. Ahí fueron detenidos Juan Bustos; Sergio Letelier, quien a la sazón era delegado al exterior y planeaba su reingreso a Chile; Catalina Palma; Ernesto Benado y Roberto Pizarro, entre otros, quienes luego salieron al exilio y se contactaron con la estructura militante en Europa y América. 100

La CNR exterior tuvo una importancia significativa en términos de volumen de militancia, con presencia en 27 países y regionales en Europa y América donde se concentró el exilio chileno, particularmente Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Suecia, México, Venezuela y Colombia101. De acuerdo con la documentación y los testimonios, la CNR tuvo un activismo constante destinado a hacer circular información, generar debates y canalizar recursos al interior. Al respecto, Rafael Merino sostiene:

"En Alemania, deberíamos haber sido unos doscientos, doscientos cincuenta militantes socialistas, más o menos, y de la CNR deben haber sido unos ciento veinte, ciento treinta. [...] [Estábamos en] Suecia, Dinamarca, Francia, Italia. Después se extendió a Inglaterra, en Birmingham. [.] Teníamos un contacto con el interior para enviar dinero, y sacábamos la gente nuestra en Alemania, camuflada, la llevábamos a Francia, entregábamos al contacto de Francia que se iba a Argentina, y en Argentina se producía el contacto para pasar la plata." 102

En el marco de esta dinámica, durante 1978 fue convocada en París una Reunión Mundial (RM) de la CNR con representantes de los regionales y seccionales del exilio. Ello generó entusiasmo en aquella militancia socialista crítica del Secretariado Exterior que dirigía Carlos Altamirano y Adonis Sepúlveda.103 El poder de convocatoria de la identidad CNR en el exilio quedó de manifiesto en una carta firmada por siete miembros del Comité Central en que se expresaba el apoyo a la reunión mundial de la CNR y la saludaban como referente de la reconstrucción militante socialista. Los firmantes eran Héctor Martínez, Nicolás García, Belarmino Elgueta, Marcelo Zenteno, Rafael Merino, Mario Palestro y Edgardo Mella.104 La carta otorgaba a la CNR un carácter de expresión legítima del PSCh y se refería en fuertes términos al Secretariado Exterior:

"[...] hemos recibido de ustedes, que desde los primeros momentos, después de nuestra dura aunque transitoria derrota, han defendido los principios fundamentales del Partido reconstruyendo nuestra organización en las duras condiciones de la clandestinidad, la convocatoria que llama a reconstruir también en el exterior el Partido Socialista de Chile, desconociendo a aquellos que han abandonado nuestra línea política y que, a través de medidas burocráticas, han tratado de ahogar la existencia misma de nuestra organización".105

99 Palma, entrevista.

100 Como mencionamos previamente, Benado compartía la trayectoria política de Cares en su tránsito desde la corriente "reinosista" del PC a la Vanguardia Revolucionaria Marxista VRM y finalmente el PS. Benado, Socialismo.

101 Véase Belarmino Elgueta, El socialismo una herencia yacente (Santiago: Tiempo Robado, 2015), 609.

102 Merino Mercado, entrevista.

103 Aunque Sepúlveda fue referente de las corrientes que alimentaron a la CNR después de golpe, su cercanía a la conducción de Altamirano fue generando críticas en la CNR Revolución. Véase Partido Socialista de Chile CNR. Sección Canadá. El partido Socialista CNR y la visita de Adonis (Toronto: Mimeo, 1977). Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

104 Mientras los otros firmantes son presentados como miembros del Comité Central electo en 1971 (lo que es efectivo), Palestro es el único que no aparece en esa categoría, y se le señala como miembro del Comité Central en tanto Jefe de Brigada Parlamentaria.

105 "Avanza la reunión mundial de los socialistas en el exilio. Miembros del Comité Central adhieren a la Coordinadora", Resistencia Socialista, órgano oficial del Partido Socialista de Chile CNR, N°10, Bogotá, enero-febrero de 1978 en Koos Koster Collection, Caja 140, IISG, Amsterdam.

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La reunión de París estuvo marcada por el conflicto entre la delegación compuesta por dos miembros del interior y el grueso de los delegados del exterior. Los dos enviados de la Comisión Política clandestina de la CNR cuestionaron a varios regionales, seccionales y militantes individuales. Rubén Andino recuerda esta situación:

"Juan Ramón Soto106 y Luis Rodríguez fueron al exterior, a nombre de la Dirección Nacional, para asistir a la Primera Reunión Mundial de la Coordinadora Nacional de Regionales del Partido Socialista. El [año 19]78. Y estos compañeros van con un discurso y una propuesta muy estalina, muy al estilo de Cares"107.

Las acusaciones versaban sobre indisciplina, reformismo, conductas "anti-partido", deserción, afanes divisionistas, así como cercanía de tipo fraccionalista con el Secretariado Exterior que dirigía Altamirano, con el que ya se había producido un quiebre definitivo de relaciones en 1977, o con la disidencia CNR que continuó autónomamente como Regional Cordillera108. Sobre este último punto, se acusaba puntualmente a Augusto Bolívar de mantener ese contacto y de "financiar viajes al exterior de ese pequeño grupo del Cordillera"109. El punto medular era que, a juicio de los delegados del interior, el exterior pretendía asumir labores de conducción del Partido, las que sólo corresponderían a la militancia clandestina en Chile. Este punto es recordado por Sergio Sauvalle.

"Se dio una pugna, los de la Dirección Exterior querían tener una equivalencia y ellos dirigir el Partido desde afuera. Y lo que se dijo acá fue: no po [pues], la Dirección está acá adentro, los que quieran venir a luchar, bueno, vengan para adentro".110

Por su parte, la mayoría de los delegados del exterior se sintió violentado por el duro tono con el que la delegación interior desacreditó las conclusiones de la Reunión Mundial. Así lo recuerda Roberto Pizarro:

"[A la RM] llegaron dos compañeros del interior. Llegaron con chapa y encapuchados. Y llegaron agrediéndonos a nosotros porque estábamos en el exterior. Algo muy extraño. [.] Fue una reunión bastante traumática por eso, por el comportamiento de ellos".111

106 Juan Ramón Soto Cerda, conocido como Coné, militante joven, nacido en 1951, estudió Derecho en la Universidad de Chile. En la CNR ejercía un potente liderazgo y llegó a ser la segunda jerarquía después de Cares. Fue asesinado por la CNI en un falso enfrentamiento cuando tenía treinta años, en noviembre de 1981.

107 Andino, entrevista.

108 Las adjetivaciones a las que se hace referencia son usadas en la revista Revolución número 9, publicada tras la Reunión Mundial: "La Reunión Mundial fue copada y manipulada por estos elementos ajenos al marxismo leninismo y contrarios, aunque lo oculten, desvergonzadamente, a las políticas de nuestro partido; (...) individuos antipartido, liquidacionistas por oficio de cualquier alternativa revolucionaria que se pudiera levantar; lastre que debe ser lanzado por la borda o por la ventanilla, en la lucha ideológica que recién comienza y que significará la depuración de todos estos elementos enquistados[...]". Véase "Editorial", Revolución. Partido Socialista de Chile (C.N.R). Órgano oficial del exterior, N° 9, Sin lugar de edición, octubre, noviembre, diciembre de 1978, 2-3. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

109 "Resolución de la Comisión Política de la Dirección Nacional del Partido Socialista de Chile sobre el trabajo en el exterior", Revolución. Partido Socialista de Chile (C.N.R). Órgano oficial del exterior, N° 9, Sin lugar de edición, octubre, noviembre, diciembre de 1978, 4-7. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

110 Sauvalle, entrevista.

111 Pizarro, entrevista.

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Una vez desatada la confrontación y con la oposición explícita de la delegación interior, la mayoría de los asistentes a la RM terminaron eligiendo una Comisión Exterior de siete miembros. Sin embargo, esta debía ser ratificada por la Comisión Política en Chile para comenzar a ejercer sus funciones. Tal ratificación nunca llegó, por el contrario, la Comisión Política publicó una resolución en la que manifestaba "el desconocimiento del Comité Exterior que surge de la RM de París, reafirmando la decisión inicial de la delegación interior". 112 En el mismo documento se anunció la intervención de regionales europeos mediante una Comisión Transitoria escogida por la Comisión Política, la suspensión de militantes radicados en Europa y América Latina, entre los que se contaba Sergio Letelier y la expulsión de otros tantos, entre los que estaba Augusto Bolívar. Para la Comisión Política, el argumento de fondo seguía siendo el rechazo a lo que consideraban un intento de dirigir la CNR desde afuera y a la estructuración de formas de organización impropias de un partido leninista.

"Formemos (dicen) una dirección compartida y rotativa, tanto de Uds. Y tanto de nosotros; un tiempo están Uds. Adentro y después salen y, otro tiempo entramos nosotros. Lindo y nuevo experimento con la Dirección Política del Partido Proletario. En verdad estos alumnos han salido más "aventajados" y "creativos" que sus profesores del "Secretariado Exterior".113

La Reunión Mundial de 1978 marcó el quiebre definitivo entre la Comisión Política que dirigía Cares en Chile y la estructura CNR del exilio. Con posterioridad al quiebre, si bien hubo dirigencias que dejaron de participar, se logró recomponer una Comisión Exterior en la que destacaron como dirigentes Pedro Holz, Rafael Merino y Jorin Pilowsky.114

Hacia 1981 la estructura CNR que dirigía Cares se desarticuló tras sufrir una profunda infiltración de los organismos de inteligencia del régimen. Posteriormente se produjo el establecimiento de algunos contactos entre la Comisión CNR Exterior y la CNR-Indoamérica, que es la que queda en pie y recibe parte de la militancia de la CNR Revolución tras su crisis terminal. Incluso llegaron a producirse algunas reuniones y encuentros internacionales con presencia del interior a mediados de los años 80. Sin embargo, los testimonios coinciden en que los procesos del exilio y del interior habían conducido a ambas CNR por caminos diferentes. Mientras el interior se acercó al PCCh, se insertó en la estructura del Movimiento Democrático Popular (MDP)115, participó de frentes sociales como el estudiantil y poblacional, y focalizó sus debates en torno a potenciar todas las formas de lucha para enfrentar la Dictadura; la militancia del exterior se vio movilizada por otros factores, entre los que destacaron la participación en iniciativas con miras a la unidad socialista y la "convergencia socialista" con los partidos de la izquierda no comunista. Asumían así un debate que fue incorporando elementos

112 "Resolución e instructiva de la Comisión Política", 4-7.

113 Véase "Resolución de la comisión política de la dirección nacional del Partido Socialista de Chile sobre el trabajo en el exterior", Revolución. Partido Socialista de Chile (C.N.R). Órgano oficial del exterior, N° 9, Sin lugar de edición, octubre, noviembre, diciembre de 1978, 14. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

114 Como mencionamos previamente, Pilowsky compartía la trayectoria política de Cares en su tránsito desde la corriente "reinosista" del PC a la Vanguardia Revolucionaria Marxista VRM y finalmente al PS. Benado, Socialismo.

115 El MDP nació en septiembre de 1983 y agrupó al PC, al MIR y al PS Almeyda. Otras corrientes socialistas que se sumaron fueron la CNR Indoamérica, el PS XXlV Congreso (que tenía como antecedente al MR2 - "La Chispa", donde militaron algunos de sus dirigentes) y un sector del MAPU Obrero Campesino. Sirvió como coalición para los sectores más radicales de la izquierda con el fin de articular la oposición a la Dictadura. Fue disuleto en mayo de 1987 para dar paso a la Izquierda Unida. Enrique Cañas Kirby, Proceso político en Chile. 1973-1990 (Santiago: Editorial Andrés Bello,1997), 167.

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del proceso de renovación socialista a partir de la participación activa en encuentros como Ariccia y Chantillí116.

5.- Fin de un ciclo. La crisis de la infiltración en la CNR Revolución y la emergencia de la CNR-Indoamérica.

Hacia fines de la década de 1970 y principios de la de 1980, la CNR — Revolución incrementó sus acciones de propaganda armada a partir de la creación de un grupo operativo denominado Brigada Salvador Allende. Tanto testimonios como investigaciones periodísticas sostienen que esa brigada fue la estructura mediante la cual la Central Nacional de Informaciones (CNI) infiltró la CNR, en una operación destinada también a destruir orgánicas militantes del MIR.117 El inicio de la infiltración se habría dado a partir de detenciones hechas por la CNI en San Fernando, tras la caída de una imprenta clandestina.

En el presente texto no ahondaremos en el detalle de la infiltración, pero es importante mencionar que, en términos generales, ella implicó la inserción de agentes que ejercieron roles claves en la Brigada Salvador Allende de la CNR — Revolución, y que incluso llegaron a establecer nexos internacionales en Nicaragua como enviados de la Coordinadora. La operación estuvo a cargo del agente de la CNI Carlos Herrera Jiménez, quien actuó como jefe operativo del aparato militar de la CNR118. Entre sus consecuencias estuvo el asesinato, en un falso enfrentamiento, del segundo hombre de la CNR Juan Ramón Soto Cerda,119 conocido como Coné, en noviembre de 1981. Marcelo Castillo recuerda al respecto:

"El año 81 se publica en todos los diarios que un grupo de subversivos intentó asaltar la casa del canciller Rojas Galdámez y que todos fueron abatidos. Bueno, se encuentra el auto incendiado, en ese auto incendiado se encuentran cuatro cuerpos y uno de esos, era el Coné".120

La infiltración destruyó a la CNR - Revolución entre fines de 1981 y principios de 1982, porque además de la muerte de Soto y de la detención de un importante número de militantes, logró generar una profunda desconfianza entre una militancia que comenzó a dudar y a lanzar acusaciones en torno a quiénes serían los miembros que trabajaban para los Servicios de Inteligencia. Producto de la crisis, Benjamín Cares fue cuestionado en su rol dirigencial debiendo dejar su puesto en la Comisión Política, poco después de lo cual cayó detenido. Antes de eso, elementos infiltrados habían hecho acusaciones de corrupción contra Cares con la intención de que la propia CNR ajusticiara a su máximo dirigente.121 Aquello no ocurrió pues la Comisión Política ya había comenzado a sospechar que la Brigada Salvador

116 Sobre el proceso de renovación y el rol jugado en el por los encuentros internacionales, véase Perry, Exilio y renovación, 159 y 181-275.

117 Ver: Manuel Salazar, Las letras del horror. Tomo 2: La CNI (Santiago: Lom, 2013), 119 - 131. Víctor Cofré, La trampa (historia de una infiltración) (Santiago: Lom, 2012), 115 - 116.

118 Este dato es señalado en el libro de Manuel Salazar y también fue mencionado en los testimonios recogidos para la presente investigación.

119 Ver: Javier Rebolledo, "La hora de los calcinados", en La Nación, Santiago, 23 de marzo del 2008. Sobre el asesinato en falso enfrentamiento del militante de la CNR Juan Ramón Soto Cerda, los militantes del MIR Luis Pincheira y Nelson Araneda, y el campesino Jaime Cuevas, los tribunales dictaron sentencia en 2010. En el proceso resultaron condenados cuatro ex agentes de la CNI, entre ellos Alvaro Corbalán Castilla quien recibió a 12 años de prisión por este caso. Salazar, Las letras, 128 - 131.

120Castillo, entrevista.

121Sauvalle, entrevista.

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Allende se encontraba infiltrada. Sergio Sauvalle, entonces miembro de la Comisión Política de la CNR - Revolución narra ese momento:

"Detienen al Viejo [Benjamín Cares]. Posteriormente de eso esta Brigada Salvador Allende hace una serie de hueás para retirarse, porque ya consiguieron el objetivo. El objetivo que tenían ellos para meterse con esta brigada en el PSCh era tomar nexo con el MIR. Y lo consiguen, se producen todas estas caídas y esta brigada se va infiltrada a trabajar al MIR. Matan a Coné, se les desarma [el plan] que nosotros nos eliminemos entre nosotros por peleas internas con el Viejo, y hay un desenmascaramiento de ellos. Y ahí se desarticula [la CNR Revolución]. La única tarea digna y lo que había que hacer era replegarse de manera organizada y decidir salvar todo el material humano. Y eso fue lo que hicimos".122

De ese modo, la estructura de la CNR-Revolución terminó desarticulándose o reduciéndose a unas pocas bases, que iniciaron un largo tránsito de dispersión. Algunos se fusionaron más tarde con la corriente de Los Comandantes, la que había quebrado con el PSCh Almeyda123. Otros derivaron a la CNR-Indoamérica, que ya venía absorbiendo militancia que rompió con la CNR- Revolución luego del bullado quiebre con el exterior en la RM de París. En definitiva, ocurrió que, entrados los años ochenta, quedó como única CNR aquella que tenía raíces en los grupos autónomos que venían del Regional Cordillera. Esta CNR-Indoamérica se sumó a las dinámicas de la oposición que se desplegaron desde 1983 en el marco de las protestas nacionales, la reconstrucción de federaciones estudiantiles y la coordinación política de las militancias más rupturistas y con perspectiva insurreccional a través del Movimiento Democrático Popular (MDP). Para entonces se había abierto otro ciclo en donde lo que queda de la Coordinadora constituye, más bien, un sector pequeño en el diverso abanico de expresiones socialistas con autonomía orgánica. Como recuerda Alejandro Navarro, quien fue dirigente estudiantil de la CNR en la Universidad de Concepción:

"La CNR era la fracción más pequeña de las expresiones socialistas en la región del Biobío y era la más dura, que incorporaba un discurso de que nos quedamos a luchar, no nos exiliamos, y a la dictadura se le enfrenta con todos los medios". 124

Hacia el fin de la década, la tendencia fue el reagrupamiento de corrientes socialistas. En 1986 se constituyó el Partido Socialista Unitario (PSU) con militantes de la CNR -Indoamérica y el PS 24 Congreso. Luego, parte importante de ese PSU entró en 1987 al PSCh Almeyda y de ahí al PS unificado en 1989. Entonces, otros grupos del PSU articularon militancias radicalizadas y de disconformidad y oposición con las condicionantes de la transición a la democracia, uniéndose con sectores del PS Dirección Colectiva - "Los Comandantes" y del PS Salvador Allende, en lo que fue primero la

122Sauvalle, entrevista.

123 El PSCh oficial del interior rompió con Altamirano y lo expulsó del partido en el pleno de abril de 1979 bajo la acusación de tener posiciones personalistas que dañaban la unidad del partido y haber dado apoyo y alentado faccionalismos, entre ellos el de la CNR. Emergieron ahí dos grandes grupos, el PSCh que dirigía desde el exterior Clodomiro Almeyda y que reunió al grueso de la militancia interior, y el PSCh que dirigía Altamirano, con importantes apoyos en el exterior y que poco a poco fue desarrollando militancia en el interior. Mientras el primero se mantuvo bajo la denominación coloquial de "PS Almeyda", el segundo fue nombrado según el apellido del dirigente que en distintos momentos lo encabezaba: Altamirano, Núñez, Briones, Arrate. Este segundo partido también es reconocido como el "PS de la renovación" al haber impulsado el proceso de revisión doctrinaria y política denominado renovación socialista. Véase Víctor Muñoz Tamayo, "Militancia, facciones y juventud en el Partido Socialista - Almeyda. (1979-1990)', Izquierdas 37 (2017), 226-260.

124 Entrevista a Alejandro Navarro (nacido en 1958), Militante de la CNR Indoamérica en Concepción, realizada en 2020.

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Coordinadora Socialista Revolucionaria y luego el Partido Socialista del Pueblo (PSP) que tuvo corta existencia a inicios de la década de 1990. 125

Reflexiones finales

La Coordinadora Nacional de Regionales constituyó parte importante de la militancia clandestina y del exilio del Partido Socialista de Chile. Fue expresión de continuidad de corrientes que venían de antes del golpe de Estado y que tuvieron su anclaje en determinados regionales que asumieron el contexto de la Unidad Popular desde una fuerte defensa de las tesis del Frente de Trabajadores, que proponía un camino sin etapas a una revolución impulsada por el proletariado y sin alianzas con sectores de la burguesía, y del Congreso de Chillan , en el cual se proclamó la revolución armada como única vía estratégica para la conquista del poder. La Coordinadora, en ese sentido, es depositaria de corrientes socialistas que venían de un creciente proceso de radicalización y que durante la UP abrazaron la consigna de "avanzar sin transar", en el sentido de considerar el conflicto armado como punto de llegada inevitable de la crisis y la lucha de clases, lo que a su juicio exigía golpear fuerte y rápidamente los intereses de la burguesía al tiempo que preparar un desborde insurreccional desde orgánicas de poder popular.

La CNR, siendo expresión de buena parte de esas corrientes que tenían indiscutible peso al interior de la militancia de base y de las estructuras partidarias, no nació en dictadura como expresión faccional minoritaria, sino como uno de los más importantes espacios de articulación clandestina que reunió a amplios sectores de los que iniciaron la difícil y peligrosa tarea de recomponer la estructura partidaria del PSCh. En un contexto de intensa represión entre 1973 y 1976, donde estructuras dirigenciales completas eran detenidas y echas desaparecer por los organismos de policía secreta, la CNR, pese a los golpes represivos, mantuvo vínculos orgánicos y logró estructurar militancia clandestina fundamentalmente en Santiago, Valparaíso y Concepción, por momentos, a un nivel igual o superior al que establecían paralelamente otros esfuerzos militantes como el de la Dirección Interior oficial.

Sin embargo, diversos sucesos fueron factores que mermaron la organización y limitaron sus posibilidades de crecimiento. Sucesos como: a) los fuertes golpes represivos que cortaron nexos entre regionales (1975); b) tempranas fracturas en su militancia (1975-1976); c) el quiebre definitivo con la Dirección Interior (1975) y el Secretariado Exterior (1977) que limitaron el flujo de recursos económicos internacionales; d) la ruptura traumática con la estructura CNR exterior, que terminó por restar un apoyo de sectores importantes del exilio socialista; y e) las infiltraciones de la CNI que tuvieron lugar a inicios de la década de 1980, que liquidaron la, hasta entonces, principal estructura de la CNR. Mediando todo aquello, ocurrió que, cuando la crisis económica de 1982 abrió paso a la ola de protestas de 1983 y a una mayor estructuración del tejido social opositor, la CNR no estaba en condiciones de insertarse como referente socialista protagónico, como sí lo hizo la corriente lorquista del Partido Socialista liderado por Clodomiro Almeyda y luego las corrientes de la renovación socialista.

En ese intertanto, mucho había cambiado en la política clandestina y el exilio. Ya en los ochenta, la militancia CNR, expresada orgánicamente en la CNR - Indoamérica, había pasado de ser una identidad socialista distante del PC a establecer relaciones cercanas con la Política de Rebelión

125 El PS Salvador Allende nació a partir de un quiebre en el PS Almeyda en 1983, cuando la denominada corriente "Bruselas" encabezada por Robinson Pérez y Gustavo Ruz en el exterior, acusó a la conducción de Almeyda de girar a la derecha, perseguir a los sectores revolucionarios y querer ganar la hegemonía interna con métodos espurios. Rojas Casimiro, "El faccionalismo en el Partido Socialista", 4783-4785.

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Popular de los comunistas. Mientras que sectores del exilio CNR tendían puentes con la convergencia socialista y perspectivas de la renovación.

Para entender lo anterior, es preciso asumir que la historia de la CNR es el tránsito de corrientes no oficiales del socialismo que no articularon una unidad durante dictadura, sino que configuraron, al menos, tres mundos que se entrecruzan a nivel de las trayectorias militantes: el de la CNR - Revolución, el de las corrientes del Cordillera que derivan a la CNR- Indoamérica, y el de la CNR organizada desde los regionales del exilio. Estas trayectorias fueron configurando comunidades políticas diferentes, que se distanciaron o convergieron en el largo proceso de los 17 años de dictadura. Una historia compleja, sin duda, pero que, en su pluralidad y mutación, nos da una imagen acorde a la realidad dispersa del socialismo chileno entre el golpe de 1973 y el proceso de unificación de 1989 — 1990.

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2. Fuentes:

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• Revolución. Boletín del Partido Socialista (CNR) — MAPU, Gran Bretaña. Sin lugar de edición, 1977. Disponible en Koos Koster Collection. Caja 140, Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis, Amsterdam.

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• Revolución. Partido Socialista de Chile (C.N.R). Órgano oficial del exterior. Sin lugar de edición, 1978. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

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2.3. Documentos:

• ¡Al calor de la lucha contra el fascismo, construir la fuerza dirigente del pueblo para asegurar la victoria! Mimeo: marzo de 1974. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

• Altamirano, Carlos. Mensaje a los socialistas en el interior de Chile. Berlín: Mimeo, junio de 1977. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

• Altamirano, Carlos. Minuta sobre problemas de dirección interior y cuestiones del partido. Berlín: Mimeo, Julio 1976. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

• Altamirano, Carlos. Planteamientos del Secretario General sobre cuestiones primordiales de definición política y orgánica. Berlín: Septiembre 1976. Reproducción en archivo Word. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

• Comisión Política de la Coordinadora de Regionales. Carta respuesta al Secretario General Carlos Altamirano. Santiago: diciembre de 1976. Disponible en Biblioteca Clodomiro Almeyda.

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2.4. Entrevistas en profundidad

• Alfonso Guerra

• Arnaldo Rocha

• Catalina Palma

• Dagoberto Trincado

• Eduardo Juri

• Gabriela Pantoja

• Marcelo Castillo

• Osvaldo Andrade

• Rafael Merino Mercado

• Roberto Pizarro

• Rubén Andino

• Sergio Letelier

• Sergio Sauvalle

• Zabrina Pérez

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