Научная статья на тему 'Jóvenes comunistas contra la ley maldita. Protesta y resistencia en tiempos de González Videla. Chile 1947-1952'

Jóvenes comunistas contra la ley maldita. Protesta y resistencia en tiempos de González Videla. Chile 1947-1952 Текст научной статьи по специальности «История и археология»

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Juventudes Comunistas / Partido Comunista de Chile / Reinosismo / violencia política / revuelta social / Communist Youth / Communist Party of Chile / Reinosismo / political violence / social revolt

Аннотация научной статьи по истории и археологии, автор научной работы — Viviana Bravo Vargas, Manuel Loyola Tapia

Este artículo se propone problematizar las interpretaciones en torno a la praxis política de las Juventudes Comunistas de Chile durante los primeros años de la Ley de Defensa de la Democracia (1947-1952). Se postula que las formas de resistencia que ellas desplegaron, no necesariamente fue homologable a lo que se ha denominado reinosismo, caracterizado, según las fuentes oficiales, por un trabajo alejado de las masas, fraccional y de lucha armada para enfrentar al gobierno de González Videla. A contracorriente, las Juventudes Comunistas principalmente adhirieron a una política de “lucha combativa de masas” y “unidad en la base”, que era continuidad de la política del PCCh desde 1945 y que se desenvolvió en calles, asambleas, manifestaciones obreras, espacios universitarios y revueltas populares. Para este fin se recurre a un amplio espectro de prensa, debates parlamentarios, memorias, testimonios militantes y documentos partidarios

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Young communists against the damn law. Protest and resistance in times of González Videla. Chile 1947-1952

This article aims to complexify and reconstruct the political praxis of the Communist Youth of Chile during the first years of the Law for the Defense of Democracy (1947-1952). It is postulated that the forms of resistance deployed by these young people in the streets, is not necessarily comparable to what has been called reinosismo, characterized according to official sources, by a work far from the masses, factional and armed struggle to confront the government of Gonzalez Videla. The JJ.CC mainly adhered to a policy of "mass militant struggle" and "unity at the base", which was a continuity of the policy of the CCP since 1945 and which unfolded in streets, assemblies, workers' demonstrations, university spaces and popular revolts. For this purpose, a wide range of press, parliamentary debates, memoirs, militant testimonies and party documents are used.

Текст научной работы на тему «Jóvenes comunistas contra la ley maldita. Protesta y resistencia en tiempos de González Videla. Chile 1947-1952»

51, septiembre 2022: 1-23

Jóvenes comunistas contra la ley maldita. Protesta y resistencia en tiempos de González Videla. Chile 1947-1952

Young communists against the damn law. Protest and resistance in times of González Videla. Chile 1947-1952

Viviana Bravo Vargas* Manuel Loyola Tapia**

Resumen: Este artículo se propone problematizar las interpretaciones en torno a la praxis política de las Juventudes Comunistas de Chile durante los primeros años de la Ley de Defensa de la Democracia (1947-1952). Se postula que las formas de resistencia que ellas desplegaron, no necesariamente fue homologable a lo que se ha denominado reinosismo, caracterizado, según las fuentes oficiales, por un trabajo alejado de las masas, fraccional y de lucha armada para enfrentar al gobierno de González Videla. A contracorriente, las Juventudes Comunistas principalmente adhirieron a una política de 'lucha combativa de masas" y "unidad en la base", que era continuidad de la política del PCCh desde 1945 y que se desenvolvió en calles, asambleas, manifestaciones obreras, espacios universitarios y revueltas populares. Para este fin se recurre a un amplio espectro de prensa, debates parlamentarios, memorias, testimonios militantes y documentos partidarios.

Palabras clave: Juventudes Comunistas, Partido Comunista de Chile, Reinosismo, violencia política, revuelta social

This article aims to complexify and reconstruct the political praxis of the Communist Youth of Chile during the first years of the Law for the Defense of Democracy (19471952). It is postulated that the forms of resistance deployed by these young people in the streets, is not necessarily comparable to what has been called reinosismo, characterized according to official sources, by a work far from the masses, factional and armed struggle to confront the government of Gonzalez Videla. The JJ.CC mainly adhered to a policy of "mass militant struggle" and "unity at the base", which was a continuity of the policy of the CCP since 1945 and which unfolded in streets, assemblies, workers' demonstrations, university spaces and popular revolts. For this purpose, a wide range of press, parliamentary debates, memoirs, militant testimonies and party documents are used.

Keywords: Communist Youth, Communist Party of Chile, Reinosismo, political violence, social revolt

Recibido: 2 junio 2022 Aceptado: 30 agosto 2022

* Chilena, Doctora en Estudios Latinoamericanos. Académica Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago de Chile, Correo electrónico: vbravo@academia.cl. https: / /orcid.org/0000-0002-2546-8780. Este trabajo forma parte del Proyecto FONDECYT-ANID N°11180315, "Clase trabajadora y protesta urbana en el marco del agotamiento y crisis del desarrollismo. Santiago y Valparaíso 1947-1963", del cual la autora es investigadora responsable.

** Chileno, Doctor en Estudios Americanos, académico de la Universidad Finis Terrae, investigador independiente https: / /orcid.org/0000-0002-2580-8271, mloyola@uft.cl

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Introducción

Al revisar los escritos sobre la historia del Partido Comunista de Chile (PC) de inicios de la década de 1950, parece haber cierto consenso historiográfico: el partido debió enfrentar un complejo escenario de proscripción y persecución bajo la promulgación de la Ley de Defensa de la Democracia (LDD) en 1948, pero, además, debió lidiar con fuerzas internas y silenciosas que promovieron la modificación de su línea política, su radicalización e intentos de fragmentación a la hora de buscar la mejor estrategia para enfrentar la ilegalidad, proceso que fue sintetizado en la expresión reinosismo. El adjetivo deriva del Secretario de Organización del PC, Luis Reinoso, quién se habría aprovechado de su cargo para promover ciertas "desviaciones de izquierda" que desencadenaron una de las crisis más importantes de la organización1. Lo más grave, diría el PCCh en sus documentos, fue que Reinoso se negó a asumir el "repliegue organizado", actuando en forma fraccional y formó grupos paramilitares o el llamado "Activo", para intentar derrocar al gobierno2. Por todo esto fue expulsado en 1951, junto a un grupo de militantes acusados de apoyarlo en sus andanzas, entre ellos, el dirigente del carbón Benjamín Cares, Marcial Espinoza y Daniel Palma, ex secretario general de las Juventudes Comunistas (JJCC) entre los años 1940 y 1947.

Siempre de acuerdo a la versión oficial, Reinoso habría logrado contar con el apoyo de sectores minoritarios al interior del partido, pero con una clara mayoría dentro de las JJCC y su dirección, por ello algunos de sus miembros fueron expulsados y otros sancionados3. Tal fue el caso del Secretario General de las Juventudes Comunistas en 1950, Fernando Ortiz, importante dirigente universitario muy cercano a Daniel Palma, con diversas responsabilidades al interior de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH). A raíz de la crisis, en 1952, Ortiz fue degradado y condenado a tareas menores durante más de una década. Al resto se les interrogó imponiéndoles una demostración de buena conducta.

No obstante, en el relativo consenso que rodea a estos hechos, parece haber diversas interrogantes que aún falta por investigar. Por ejemplo ¿es efectivo que las JJCC adhirieron al reinosismo y desconocieron la política del partido para enfrentar las disposiciones de la LDD?, ¿cómo se expresó esa adhesión a la hora de articular la resistencia? La pregunta puede ser respondida si, a contracorriente de los argumentos oficiales que dio el PC para enfrentar la crisis, nos concentramos en el análisis de las diversas formas de protesta o lucha que asumieron los/las militantes de las JJ.CC durante el período. Para esto, siguiendo a

1 Rolando Álvarez, Forjando la vía chilena al socialismo. El Partido Comunista de Chile en la disputa por la democracia y los movimientos sociales (1931-1970), (Santiago: América en Movimiento, 2020); Iván, Ljuvetic, Fernando Ortiz. Lecciones de clase (Santiago: Ediciones Horizonte, 2016); Nicolás, Acevedo, "Un mundo nuevo contra el fascismo. Las Juventudes Comunistas en tiempos del Frente Popular (1937-1942)", en Un trébol de cuatro hojas. Las Juventudes Comunistas de Chile en el siglo XX, ed. por Rolando Álvarez y Manuel Loyola, (Santiago: Ariadna, 2014); Carmelo Furci, El Partido Comunista de Chile y la vía al socialismo, (Santiago: Ariadna Ediciones, 2008); Alonso Daire, "La política del Partido Comunista desde la post-guerra a la Unidad popular", en El Partido Comunista en Chile, estudio multidisciplinario, ed. por Augusto Varas, (Santiago: CESOC-FLACSO, 1988). El trabajo más detallado sobre este proceso y problematizador de la versión oficial es el de Manuel Loyola Tapia, "Los destructores del Partido': notas sobre el reinosismo en el Partido Comunista de Chile", Izquierdas, n° 2 (2008): 1-32.

2 Ver: Elías Lafertte, Vida de un comunista (Páginas autobiográficas), (Santiago: Empresa Editora Austral, 1971); Luis Corvalán, Ricardo Fonseca, combatiente ejemplar (Santiago: Editorial Austral, 1971); Eduardo Labarca, Vida y lucha de Luis Corvalán, (México DF: Ediciones de cultura popular, 1976); Luis Enrique Délano, Galo Gonzálezy la construcción del Partido (reportaje), (Santiago: Horizonte, 1968); José Hernández, "La legalidad del partido Comunista de Chile" en Principios 50, (1958):17; "Luis Reinoso, Benjamín Cares y Marcial Espinoza, expulsados del Partido comunista", Democracia 201 (14 de abril 1951): 1

3 Labarca, Viday lucha, 55-58; Ljuvetic, Fernando Ortiz, Lecciones,61-67; María Soledad Gómez, "Factores Nacionales e internacionales de la política interna del Partido Comunista de Chile. (1922-1952)" en El Partido Comunista en Chile, estudio multidisciplinario, ed. por Augusto Varas, (Santiago: CESOC-FLACSO, 1988).

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E.P. Thompson, proponemos interiorizarnos en el entramado hereditario que constituyó su actividad política4. Un entrecruzamiento sedimentado, creado y reactualizado entre sujetos, la experiencia previa del colectivo (memorias de la lucha), espacios de sociabilidad, formas y trayectorias de confrontación que incidieron en las particularidades que adquirió su praxis política durante el periodo. Ello nos permite postular que las formas de lucha que desplegaron estos jóvenes en las calles no necesariamente son homologables a lo que se ha llamado reinosismo, asociado a prácticas fraccionales, alejadas de las masas y putschistas5.

Los jóvenes comunistas principalmente adhirieron a una política de 'lucha combativa de masas" y "unidad en la base" que, como ha señalado María Soledad Gómez, era continuidad de la política del PC desde diciembre de 1945, momento en que se realiza el XIII Congreso6. En este torneo, como ha detallado Alfonso Salgado, se expresaron las críticas a las "desviaciones de derecha" favorecidas por el liderazgo de Carlos Labarca, materializándose el ascenso de Ricardo Fonseca a la secretaría general, acompañado de un grupo de dirigentes que demandaban un giro a la izquierda, proyectando una postura más confrontacional en la organización.7

En este sentido, la continuidad expuesta por los jóvenes comunistas se tradujo en hacer suyo el Programa de Salvación Nacional acordado en la XVII sesión plenaria del Comité Central de abril de 1948, ratificado en la comisión política ampliada de diciembre del mismo año. De esta manera, estas decisiones fueron el programa oficial del PC para enfrentar la Ley Maldita, al menos hasta 1951. Si algunos de los miembros de la Juventud o del Partido efectivamente participaron del Activo, ello fue una experiencia limitada, con la idea principal de acompañar la autodefensa de las masas, experiencia que, hasta su desarticulación, estuvo muy lejos de ser "un grupo paramilitar" o el eje de la actividad de las JJCC.8 Antes que eso, la actividad política de las JJCC durante la clandestinidad se desenvolvió multidimensionalmente, favoreciendo una forma de militancia asociada a la protesta callejera y la recuperación del espacio público como forma de resistencia. Esto se manifestó, por ejemplo, con rayados hechos de alquitrán en las paredes, manifestaciones relámpago en el centro de Santiago, distribución y venta de prensa y panfletos clandestinos, improvisados discursos fuera de las fábricas, actos de sabotaje, como cortes del tendido eléctrico, volcamiento de microbuses, lanzamiento de piedras, entre otros. Pero los y las jóvenes comunistas también estuvieron presentes en asambleas, en actividades para recaudar fondos para apoyar a los presos políticos, acompañaron manifestaciones obreras. También concentraron bastantes esfuerzos para articular el movimiento estudiantil, ámbito donde lograron avanzar en su reactivación, conducción y presencia política.

La subjetividad que movilizaron expresaba el entramado antes aludido, en tanto se enraizaba en la mística antifascista con la que muchos ingresaron a militar, promoviendo una actitud de agitación, de lucha callejera y de crecimiento orgánico en una idea de alianza obrero-estudiantil. Esta postura encontró sentido y continuidad bajo el programa de Salvación Nacional, y se expresaría en la conducción y convocatoria de diversos hechos urbanos y formas de protesta que hicieron que, a pesar de la clandestinidad, fuese un

4Edward Palmer Thompson, Tradición, revuelta y consciencia de clase. Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial, (Barcelona: Crítica,

1979): 135

5 Un ejemplo de la coincidencia de apreciaciones en torno al reinosisimo en dirigentes y militante del PCCh como Manuel Canteros y Orlando Millas en Labarca, Vida y lucha, 55-58. También Lafertte, Vida de un comunista, 350-352.

6 Gómez, "Factores Nacionales e internacionales". Recordemos el proceso de autocrítica que inicia el PCCh, por las llamadas "desviaciones de derecha" y el proceso de lucha que se reactiva desde entonces a través, por ejemplo, de la huelga en sectores estratégicos. Viviana Bravo Vargas, "Chile no va hoy a la fábrica: Protesta obrera y represión política en el verano de 1946", Izquierdas, n°35 (septiembre 2017): 199-232.

7 Alfonso Salgado Muñoz, "'El tribunal está abierto para críticas y para autocríticas'. Luchas de poder y radicalización del Partido Comunista de Chile, 1945-1946". Historia 1, n° 51 (enero-junio 2018): 165-200

8 Loyola, "Los destructores del Partido", 13. Sobre el entrenamiento y capacidad operativa del Activo, Miguel Lawner ha sostenido: "el entrenamiento militar, que se hacía en una parcela... con un viejo refugiado español, que tenía en su poder una ametralladora, que debió ser del año de la cocoa, de la primera guerra mundial... algunos ejercicios, gimnasia. Tonterías." Ljuvetic, Fernando Orti'%. Lecciones, 62

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tiempo particularmente intenso, con repercusiones políticas, sociales y orgánicas a considerar. El viento a favor del impulso movilizador cambió con la muerte de Ricardo Fonseca, en julio de 1949, y la llegada de Galo González a la Secretaría General. El primer objetivo del Plan de Emergencia levantado recién en 1951 -y ratificado en la Conferencia Nacional de septiembre de 1952- sería la táctica del repliegue organizado para proteger a la militancia y conducir al partido hacia la política de amplios acuerdos, concentrando los esfuerzos en regresar a la legalidad. Desde entonces se ordenó abandonar las calles y evitar cualquier provocación con la fuerza pública, lo que habría causado cuestionamientos mayoritariamente en las JJ.CC.

Como ya se ha expuesto en otro lugar, el reinosismo fue un rótulo dado a posteriori, un constructo del partido9. En este entraban desde el propio Reinoso como sus compañeros más cercanos, miembros del Activo, muchachos/as universitarios y militantes del partido que apoyaban y defendían el paso a la ofensiva y la lucha en las calles para enfrentar a la Ley maldita. Además, al reinosismo posteriormente se agregaron quienes no estuvieron de acuerdo con las nuevas disposiciones del Plan de Emergencia. Aún más, puede que algunos efectivamente hayan coincidido con las ideas de Reinoso, pero estas posturas no eran ni sigilosas ni secretas, como se argumentó más tarde; al contrario, fueron publicadas y difundidas por el propio partido entre 1948 y 194910.

A la luz de lo dicho, en este artículo nos proponemos complejizar la interpretación acerca de esta controvertida etapa de la historia del PC, y lo haremos a través del análisis de las diversas dimensiones que adquirió la praxis política de las Juventudes Comunistas durante los primeros años de la llamada Ley Maldita. Analizaremos el contexto en que se enmarcó el Plan de Salvación Nacional, la importancia de los espacios universitarios en la reactivación partidaria, y la participación de los jóvenes comunistas en diversas protestas públicas bajo las orientaciones de la 'lucha combativa de masas" y de "unidad de base", que conformaban su plataforma política. Pondremos espacial énfasis en los sucesos conocidos como la Revuelta de la chaucha, en agosto de 1949 y demostraremos que, lejos de ser una revuelta "espontánea", en su convocatoria y organización los comunistas desempeñaron un papel de liderazgo. Para ello, nos apoyaremos en un amplio espectro de prensa, debates parlamentarios, memorias, testimonios de militantes y documentos partidarios.

Los jóvenes comunistas y el Programa de Salvación Nacional

Antes de ser acusado de reinosista, Daniel Palma fue Secretario General de las Juventudes Comunistas. Entre 1940 y 1947, años en que ocupó el cargo, continúo con la impronta que había marcado Ricardo Fonseca11, atendiendo asuntos en favor del crecimiento de la Jota, y de incrementar su incidencia en las masas juveniles. A la par, impulsó la formación de cuadros, y la necesidad de marcar presencia y responder a los desafíos que imponía un contexto complejo de guerra y posguerra mundial. Del impacto que tuvo Palma en la formación política de una generación militante, han quedado registros en varias

9 Loyola, "Los destructores del Partido". Podemos hipotetizar incluso que la materialización del reinosismo por parte de la dirección del PC, importó una primera señal del rumbo que tomaría la política de la izquierda chilena en los años 50, encausamiento que, más tarde, fructificaría en la propuesta ideológica de la vía chilena al socialismo, con todas sus expectativas y frustraciones. No en vano, tras el golpe militar de 1973, la vía chilena sería implícitamente puesta en cuestión por el PC a través de la no menos famosa indicación del "vacío histórico", referido a la constatación de las profundas limitaciones de su política militar.

10 Luis Reinoso publicó diversos documentos en órganos del PCCh. Ver por ejemplo los escritos de Reinoso en Revista Principios "La solución a los problemas nacionales a través de las enseñanzas del XIII Congreso", n°56-57 (febrero-marzo 1946): 15-19; "La jornada electoral del 6 de abril y la crisis política", n°71 (mayo 1947). Con mayor profundidad en el documento El pueblo de Chile no está vencido, (abril 1949).

11 Gómez, "Factores Nacionales e internacionales", 118-119

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memorias y testimonios.12 El ímpetu combativo de Palma -del que han dado cuenta sus cercanos- está plasmado en su discurso, escritos e informes. Por muchos años influyó directamente en nuevos liderazgos, como fue el caso de Fernando Ortiz, estudiante de pedagogía en historia, líder del Círculo de estudiantes comunistas en la Universidad de Chile y Secretario General de las JJ.CC entre 1950-1952.

¿Quiénes ingresaron a la Jota en aquellos años? Interesa entender las dinámicas de reclutamiento para comprender la subjetividad que animó la praxis de los jóvenes comunistas en el período. Hubo dos grandes oleadas. El primer contingente, al igual que en el caso del PC, ingresó a las JJCC en torno a la lucha antifascista alentada por los derroteros de la Segunda Guerra y el liderazgo de la Unión Soviética. Se ha insistido en el importante grupo de intelectuales que se sumó a las filas del partido en 1945, entre los que destacaba Pablo Neruda o Alejandro Lipschutz, pero también, se sumó un importante número de obreros, campesinos y estudiantes que ampliaron las bases de la organización. Los jóvenes, mayoritariamente obreros, que ingresaron en estos años, se incorporaron prontamente a la lucha de masas promovida por el XIII Congreso y -tal como ha señalado Nicolás Acevedo- se movilizaron bajo la mística antifascista que caracterizó a esta generación, disputando las calles a los grupos derechistas que hasta entonces hacían presencia en ellas.13

El segundo afluente que ingresó a la Jota lo hizo entre 1946 y hasta poco antes de la promulgación de la LDD. Se trató de un contingente conmovido por la represión a la clase trabajadora ocurrida el 28 de enero de 1946 en la Plaza Bulnes de Santiago, ocasión en que fue asesinada la joven comunista Ramona Parra, junto a otros cinco obreros, mientras protestaban contra la supresión de la personalidad jurídica a los trabajadores del salitre movilizados. Como respuesta a las políticas represivas y, en especial a la muerte de Ramona, las JJCC se propusieron crecer orgánicamente para enfrentar los desafíos que imponía el cuadro político.14

Se inició así una intensa campaña de reclutamiento que logró dar frutos. Los llamados fueron persistentes y celebrados en los órganos difusores de las JJCC que, a fines de 1946, contabilizaba tres mil nuevos afiliados15. Pero el criterio no solo era cuantitativo. No cualquiera podía ser un joven comunista, sino que debía reunir las características de un combatiente ejemplar. Se insistía: "Debemos captar para nuestra organización a los jóvenes más combativos".16

Las referencias a la "lucha combativa" son constantes; esto lo podemos ver en las reacciones y simbolismos que acompañan al entierro de los caídos en la Plaza y, en especial, en la recuperación de Ramona Parra como combatiente ejemplar incluso en clave guerrillera17. La que fue llamada Generación Ramona Parra se incorporó a tareas apremiantes, como la lucha contra el acaparamiento en los Comité de Subsistencia.18

Cuando el PC decidió apoyar la candidatura presidencial de Gabriel González Videla, las JJCC se incorporaron a intensas tareas de propaganda y difusión del programa de gobierno recorriendo el país de norte a sur y organizando diversas instancias como los Comités Unitarios juveniles, que socializaban y explicaban los alcances de la propuesta electoral. También se hicieron parte de la "defensa del triunfo" cuando estuvo en suspenso la ratificación de González Videla por el Congreso. La disposición a declararse

12 Acevedo, "Un mundo nuevo contra el fascismo". Recientemente un trabajo periodístico ha intentado ofrecer diversas apreciaciones sobre su liderazgo e impronta como dirigente, Javier Rebolledo, Los hijos del frío. (Santiago: Planeta, 2018). Ver las memorias de Rosalía Keller, Desde el Tasnad al Mapocho. (Santiago, Imprenta Edición, 2008)

13 Acevedo, "Un mundo nuevo contra el fascismo".

14 Viviana Bravo Vargas, "La sangre, la furia y la memoria: Ramona Parra en el martirologio comunista de la posguerra (Chile 19461947)", Páginas 9, n° 20 (mayo-agosto, 2017): 32-52

15 "Realicemos una gran conferencia nacional de Juventudes Comunistas de Chile" 15, 16 y 17 de noviembre de 1946, p. 12

16 Ibíd. p. 6-7

17 Bravo, "La sangre, la furia y la memoria". Ver: Tercera Conferencia Nacional de las JJCC. Informe del Secretario General Daniel Palma, 1947

18 Ibíd. Conferencia Nacional de las Juventudes Comunistas", Santiago 15, 16 y 17 de noviembre 1946, p 4

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"en estado de alerta" es explícita en el documento con el que Daniel Palma convocaba a la Conferencia Nacional de las JJCC a realizarse en noviembre de 1946. Allí advertía: "El triunfo obtenido con tanto sacrificio está en peligro", e incluso, muy en la tónica del imaginario antifascista de la posguerra, llamaba a conformar milicias populares ¿Cómo debían conformarse estas? Por cierto, la propuesta era bastante lejana a la idea de guerrilla urbana de la década de 1960:

"Deben ser de una gran amplitud, compuestas por jóvenes democráticos de todos los sectores sociales y con distintivos simples y fáciles de adquirir por toda la juventud. Las milicias populares serán la mejor garantía del régimen democrático y de las libertades públicas, contando en estas tareas con la ayuda de las fuerzas armadas, que son parte de nuestro pueblo."19

No importando si estas lograron concretarse -finalmente el triunfo fue reconocido-, los jóvenes comunistas se movilizaron activamente reconociéndose a sí mismos como "motor de la movilización" que consiguió que González Videla llegase a la Moneda. Una vez logrado, muy lejos de descansar, las energías se concentraron en la lucha por la "defensa del programa", más cuando este, además de los contenidos básicos exigidos hasta entonces por el PC -reforma agraria, sindicalización campesina, industrialización y ampliación de derechos sociales- contenía un punto muy sensible: juicio y castigo a los responsables de la matanza de la Plaza Bulnes. Era lo mínimo que se esperaba de un gobierno que debía representar los intereses del pueblo.

Tanto la campaña de reclutamiento Ramona Parra como la campaña electoral basada en la conformación de Comités Unitarios juveniles, había permitido a las JJCC conformar células a lo largo del país logrando un crecimiento cuantitativo ostensible. Además, Daniel Palma continuaba con el objetivo de crecimiento de la Jota en los espacios laborales, reclutando a trabajadoras y jóvenes obreros a sus filas.

Con estos antecedentes podemos colegir la frustración que surgió al ver que las promesas de campaña se dilataban, que la voluntad política del mandatario se difuminaba y que, a poco andar, los comunistas no sólo fueron expulsados del gobierno, sino que, reprimidos, proscritos y perseguidos bajo la promulgación de la LDD, en agosto de 1948.20 Bastante se ha documentado sobre las implicancias de la llamada Ley Maldita para los comunistas, por lo que baste con decir que más de veinte mil personas fueron borradas de los registros electorales y que la relegación al campamento de Pisagua, y a otros lugares apartados del país, fue común en aquellos años. Tampoco fue menor otras acciones represivas como fue la cárcel, la tortura o la expulsión masiva o individualizada de la administración pública de numerosos comunistas, simpatizantes o simples sospechosos de izquierdistas21.

¿Cómo enfrentaron este escenario el PC en general y las Juventudes Comunistas en particular? Lo primero, fue aprender a refugiarse, buscar lugares seguros y sobrevivir orgánicamente en clandestinidad. Quizás la imagen más recurrente es la del poeta Pablo Neruda eludiendo la persecución montando un caballo que lo conduciría al exilio. Fue una experiencia que marcó transversalmente a los comunistas, en especial a sus dirigentes obreros. Pero más allá de las medidas de resguardo "En general, el tono predominante fue desafiante, con amenazas directas de potenciar las movilizaciones sociales en sectores

19 "Realicemos una gran conferencia", 5

20 Jorge Rojas Flores, "El funeral de Fonseca: estrategias políticas en la ilegalidad comunista, julio de 1949". Cuadernos De Historia n°53 (2020): 77-112.

21 Carlos Huneeus, La guerra fría chilena. Gabriel González Videla y la Ley Maldita, (Santiago: Debate, 2009); Verónica Valdivia, Pisagua, 1948, anticomunismo y militarización política en Chile, (Santiago: LOM, 2021); Álvarez, Forjando la vía chilena; Furci, El Partido Comunista de Chile

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estratégicos, como el carbón, al punto de desestabilizar al gobierno. Incluso hubo referencias directas a terminar con la dictadura de González Videla"22.

En lo político, el PC acordó en la XVII sesión plenaria del Comité Central de abril de 1948 el plan de lucha llamado Programa de Salvación Nacional y lo ratificó en la comisión política ampliada de diciembre del mismo año. Programa que, si bien más tarde será criticado por el partido y condenado por contener "el germen del reinosismo" e, incluso, en algunos análisis historiográficos fue tildado de "la opción de Reinoso"23, constituyó la política oficial del PC para sortear los tiempos. Entre varias ideas principales, la que proponía la estrategia a seguir, fue la necesidad de "derribar a la dictadura" con masas movilizadas e instaurar un gobierno de salvación que asumiese tareas anheladas como la nacionalización y reforma agraria.

Lo ambicioso y radical del programa, lo refería un documento confidencial de la CIA redactado en 1949. El informante advertía de sus contenidos, entre ellos: Expropiación sin indemnización de más de 14 millones de hectáreas; la nacionalización del petróleo, de los ferrocarriles privados, la compañía de teléfonos y de electricidad; de las minas de cobre, carbón y del transporte público de Santiago, Valparaíso y Viña del Mar. Derogación de Ley de Defensa de la Democracia, creación de tribunales populares para castigar a capitalistas enriquecidos a expensas del pueblo durante la dictadura y a los responsables de la persecución, del campo "de exterminio" de Pisagua y de otros delitos. Además de la democratización de las Fuerzas Armadas y convocatoria a una Asamblea Constituyente.24

Aún más, tal como ha referido Jorge Rojas, el órgano oficial del Comité Central del PC, Bandera Roja, hizo una defensa del programa y mandó a imprimir "varios cientos de miles de ejemplares."25 Las orientaciones previstas en este documento llegaron a una militancia ya permeadas por un entramado subjetivo dispuesto a enfrentar y confrontar la clandestinidad. La Salvación Nacional fue la consigna y se concretó en una actitud que especialmente adoptó la nueva generación.

Bajo el mismo tenor, en abril de 1949 fue publicado un Informe que Luis Reinoso presentó ante la Comisión Política del PC titulado "El pueblo de Chile no está vencido". Lejos de ser un texto oculto o conspirativo, se trata de un cuadernillo de 47 páginas que circuló entre la militancia como documento oficial del partido. Obsérvese el tenor de la presentación firmada por el PC:

El análisis detenido de este trascendental documento, su estudio individual y la lectura y comentario de sus párrafos substanciales en las reuniones de células y de las organizaciones obreras y populares, ha de contribuir, seguramente, a apreciar en forma acertada las enseñanzas de 17 meses de resistencia de nuestro pueblo.26

El informe realiza un análisis de coyuntura nacional e internacional deteniéndose en diversos aspectos, pero, sobre todo, llama la atención el acápite llamado "El camino de la salvación de Chile, es el camino de la lucha". Reinoso se detiene en denunciar el cuadro de constantes alzas que afectaba a la clase trabajadora, pero además solicita una postura activa de los militantes en las calles para enfrentarlas, favoreciendo la lucha de masas:

22 Rojas, "El funeral de Fonseca", 31

23 Gómez, "Factores Nacionales e internacionales 1988", 122

24 National Salvation Program of the Communist Party of Chile, November 14, 1949. CIA-RDP82-00457R003600080005-3. Agradezco enormemente la gentileza del historiador Jorge Rojas Flores Rojas, al compartirnos este documento. También citado en Rojas, Años Turbulentos, 431-432

25 Bandera Roja, n°7, Santiago, agosto de 1949, p.2. Citado por Ibíd, 432

26 Luis Reinoso, Elpueblo de Chile no está vencido, (Santiago, 1949):2

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La clase obrera, en conjunto con las mujeres, jóvenes, empleados y demás sectores, debe en forma resuelta, reunirse, hacer mítines, manifestaciones combativas de masas en la calle, contra las alzas de la movilización, el pan, el aceite, el gas, el vestuario, calzado, etc (...) hay necesidad de que, de una vez, los más diversos sectores, nos pongamos en contacto para luchar en forma, contra este crimen, bajo la consigna suprema: el pueblo tiene derecho a comer27

Pero, además, el informe expone detalladamente otros dos planteamientos. El primero, es el análisis autocrítico de la participación electoral en las elecciones parlamentarias de marzo -a pesar de las condiciones adversas- que habían arrojado resultados desastrosos para el PCCh, además de generar "ilusiones legalistas" en el pueblo. Entre las lecciones que dejaba el llamado "fraude electoral", se reforzaba el camino de la movilización: "El camino señalado por la línea del partido -y que hoy mantiene toda su vigencia- es el de la lucha organizada y unida de las masas"28

El segundo es la insistencia en la unidad "de nuevo tipo", forjada en las bases y en la lucha. Lo que era una crítica a las alianzas "por arriba" o institucionales. La unidad desde abajo se construiría: "En barrios, pueblos y ciudades formando comités de resistencia: la unidad debe descansar en una sólida base, con las masas en la calle"29. Como vemos, la calle, definida como un espacio de encuentro y de confrontación, cumple un lugar estratégico en la línea del PC. Ella se destaca con fuerza y en diversas oportunidades: "Hay que organizarla lo más rápido posible y hacer que las masas populares pasen por encima de todos los obstáculos y aseguren a breve plazo una gran movilización, capaz de barrer con la camarilla gobernante e imponer un gobierno popular auténticamente democrático, de salvación nacional".30

Referencias a la Salvación Nacional, la lucha y la unidad combatiente podemos encontrarlas, por ejemplo, al revisar el periódico Solidaridad, órgano que circuló entre junio de 1948-1952, para promover la defensa de las libertades públicas. Prestemos atención al tono en que está redactada una carta enviada por el Comité de presos políticos para saludar un acuerdo tomado entre la FECH y la Asociación de Juristas Internacionales Democráticos, para realizar jornadas de lucha contra las leyes de excepción:

Estamos seguros de que, a través de estas líneas, transmitimos el pensamiento de miles de presos, relegados y perseguidos políticos que esperan con la moral muy en alto que a través de una unidad combatiente de todos los sectores progresistas impere definitivamente en nuestra patria la libertad y la democracia. ¡Adelante en vuestra acción de salvación nacional!31

Este fue el tenor de las ideas que encontramos en documentos reproducidos por el partido. Más que una campaña de concientización o una línea que mecánicamente baja a la militancia producto del trabajo sigiloso de "un solo hombre", las ideas de la movilización y lucha contra lo que era tildado de "dictadura" eran parte del estado de ánimo, de la subjetividad que acompañaba a esta joven generación para oponer resistencia y donde, además, la mentalidad antifascista y heroica que habían absorbido pocos años atrás entregaba la mística para acompañar los ánimos.

27 Ibíd, 27

28 Ibíd, 31

29 Ibíd, 33

30 Ibíd, 32

31 Solidaridad, Santiago, 25 de octubre de 1949, p.3. Las negritas son nuestras

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La universidad y la calle, epicentros de la politización juvenil

El contexto de represión y clandestinidad también impuso que los jóvenes comunistas debiesen asumir nuevas responsabilidades y protagonismos tanto en la vida orgánica como en la escena política cotidiana. Ante la persecución, detención, relegación de dirigentes locales, regionales y nacionales, los jóvenes debieron suplirlos y asumir compromisos más complejos. Pero aún más, la fábrica, el taller, las minas y los lugares de trabajo se volvieron sumamente vulnerables, siendo constantemente vigilados e intervenidos por la policía.

Ante esto, las Juventudes se propusieron recuperar las calles, sortear las prohibiciones y cumplir tareas de agitación y denuncia en sus esquinas. Además de la edición de panfletos y prensa clandestina, los muros fueron un poderoso medio de comunicación. Sobre el aprendizaje clandestino y colectivo de aprender a intervenir la ciudad, manifestando el descontento, señala Miguel Lawner:

Fue también en las esquinas más oscuras del barrio, donde aprendimos en las noches a rayar las paredes con consignas contrarias al traidor, mientras algunos compañeros ejercían como loros, vigilando la posible aparición de la policía. El problema era sacarnos de encima el penetrante olor del alquitrán, porque nos ponía en evidencia cuando regresábamos a casa tarde en la noche a bordo de un tranvía, recelando de algún pasajero que pudiera denunciarnos.32

También los jóvenes se abocaron a la venta del periódico de la JJCC Mundo Nuevo y numerosos ejemplares del libro Yo acuso, editado por el PCCh en tamaño tabloide, que contenía los discursos pronunciados por Pablo Neruda en el senado, y que les permitía denunciar a viva voz y en diversas esquinas lo que estaba pasando. Lo mismo hicieron en 1950 con la edición clandestina del Canto General, libro de gran tamaño que contenía dibujos del destacado artista plástico José Venturelli y que, aunque decía, editado en México, fue íntegramente editado en Chile.33

Además, poco a poco comenzaron a desarrollar técnicas de autodefensa, como intentar arrebatar a las fuerzas del orden a quienes eran detenidos, lanzar piedras, probar con los cocteles molotov y armar barricadas. En el año 1964, Fernando Ortiz, rememoraba las acciones protagonizadas por la Jota durante este período:

Mediante una serie de actos de arrojo, de audacia notable, manifestó a la opinión pública que la resistencia popular seguía en pie... en Arica, los jóvenes comunistas escribieron en el morro grandes consignas contra Gabriel González Videla; lo mismo hicieron en cerros de Antofagasta; y más al sur, en el carbón, jóvenes comunistas eran aquellos que hacían de enlace entre nuestro partido, que funcionaba ilegalmente en la ciudad de Concepción, y los mineros de Lota, a quienes la fuerza militar mantenía virtualmente sitiados.34

Los objetivos que perseguían apuntaban además a elevar la moral y la predisposición para demostrar la capacidad de resistencia. Continúa Ortiz:

32 Miguel Lawner, "El barrio Matta Portugal", en Voces de la ciudad, historias de barrios de Santiago, (Santiago: LOM, 1999):104

33 Zorrilla, Américo, Un chileno comunista, (Savona: Coop. Tipograf, 1981)

34 Ljubetic, Fernando Ortiz. Lecciones, 46

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Todos estos ejemplos de lucha mostraban a la opinión pública que en verdad los comunistas no desfallecían y que, por el contrario, en medio de la represión encontraba nuevas fuerzas para seguir luchando. Pero no sólo en este tipo de acciones se empeñaba la Juventud Comunistas, atribuía también a la educación de las masas en la lucha organizada contra la dictadura. No pasaba mes en que masas de jóvenes no desfilaran por las calles de Santiago, protestando contra las persecuciones, reclamando bienestar y libertad.35

En sus memorias, Rosalía Keller, también da cuenta de las protestas que realizaban los comunistas en torno a la Estación Mapocho, esperando el arribo de los trenes con relegados que, cada seis meses, regresaban a la capital. Las manifestaciones daban paso a la represión de carabineros y a la táctica de diseminarse y volver a agruparse en diversos puntos cercanos al lugar. Estas acciones se extendían por varias horas.36

Y si la calle se ocupaba fugazmente para protestar, la universidad se transformó en un espacio privilegiado para el encuentro, discusión y crítica, iniciativas propiciadas con fuerza por el Círculo de Estudiantes Comunistas (CEC) de la Universidad de Chile. Como señalamos, en su Dirección destacó la figura de Fernando Ortiz, quien, desde 1947, era parte de la Comisión Ejecutiva de las JJ.CC. Muy cercano a Daniel Palma, con él compartía criterios tanto de crecimiento orgánico y reclutamiento como la impronta combativa y la necesidad de favorecer acciones concretas para enfrentar a la dictadura. Desde la perspectiva de Ortiz, tres fueron los factores que lograron que la Jota incidiese públicamente:

1.- El desarrollo de una política de masas

2.- La intensidad de la lucha ideológica

3.- Un amplio movimiento unitario forjado en las bases.

Por su parte, Lawner refuerza la visión de jóvenes comunistas actuando libremente en su espacio: "En la Universidad de Chile, los revolucionarios actúan legalmente"37. En efecto, en la labor que desarrollaron los miembros del CEC, también destacaron Jorin Pilowsky y Alejandro Jaque, que lograron ser parte del Comité Ejecutivo de la FECH, o Pedro Poblete, David Borizón y Ernesto Benado, que fueron actores fundamentales tanto en la labor de agitación como de reclutamiento militante.

Los jóvenes comunistas lograron que las reuniones de carácter rutinario -donde solo acudían los delegados de escuela- fueran transformadas paulatinamente en asambleas masivas. Explica Ortiz: "un día antes de ellas, todas las semanas, hacíamos una intensa propaganda en la Universidad, manifestando que se iba a discutir tal o cual problema y que, al calor de esos problemas, los comunistas iban a plantear su posición como organización"38. Fue tal la convocatoria y concurrencia que, en ocasiones, debieron desarrollar las asambleas en los patios de la universidad. Más adelante veremos que esta forma de trabajo y agitación fue un eslabón fundamental en la génesis de los sucesos que conocemos como la Revuelta de la chaucha.

El 1° de mayo de 1949, ocurrió la detención Pedro Poblete, estudiante de cuarto año de derecho, punto que concentró las energías de denuncia y agitación tanto en la universidad como en las calles. Se le acusaba de ser comunista y lo era. Se le acusaba de tener material sedicioso, y en efecto, al allanar su casa, en donde lo detuvieron, se encontraron panfletos y literatura prohibidas. Además, como hemos señalado, era un militante muy activo y reconocido entre sus pares. Los estudiantes reaccionaron. La Escuela de

35 Íbid, 47

36 Keller, Del Tasnad alMapocho, 120

37 Íbid, 41

38 Ibíd, 48

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derecho, junto al pedagógico, eran importantes bastiones de la izquierda comunista y socialista, lo que se reflejaba en la elección de sus representantes y en la actividad reivindicativa. Bajo la demanda por su liberación de Poblete, se plasmó el primer paro estudiantil bajo la Ley maldita. Tanto así que, el gobierno se vio en la disyuntiva de liberarlo, y así lo hizo un mes más tarde.

Al día siguiente de la detención de Poblete los estudiantes comunistas hicieron noticia e, incluso, ocuparon la portada del diario "Las Noticias gráficas" al interrumpir la conferencia de Luis David Cruz Ocampo en la Universidad de Chile. El ex embajador de Chile en Moscú, había titulado su intervención "Impresiones sobre mi vida en la Unión Soviética" e intentaba transmitir su impronta crítica al régimen soviético. Pero mientras hablaba los jóvenes comenzaron a increparle: "Lo mismo dijo Hitler". Rápidamente, "en vista del cariz que tomaba el asunto", los diez carabineros y dos oficiales que cubrían la conferencia pidieron refuerzos para resguardar el orden. Por su parte, Cruz Ocampo vivía un incómodo momento. Señalaba la crónica: "se limitó a callar cuando le interrumpieron y no supo si pararse o quedarse sentado cuando los que no querían oírlo entonaron la canción nacional."39 Ortiz y Pilowsky fueron sacados en andas del lugar y detenidos, pero lograron ser liberados gracias a las protestas de sus compañeros.

Acciones como esas eran parte de los espacios en que se movilizaba el CEC. Bastante revuelo también causó, a inicios del mes de junio de 1949, la protesta que se realizó a las afueras del Hotel Carrera en contra de la represión del gobierno, mientras se realizaba una conferencia internacional de la CEPAL.40 Pero además se propuso un objetivo ambicioso. En aras de consagrar su liderazgo al interior del movimiento estudiantil quiso romper con la hegemonía socialcristiana y ganar la conducción de FECH. En 1948, al fallar los intentos por formar una lista única de izquierda, el CEC levantó la candidatura de Ortiz como presidente, Jaque como vicepresidente y Pilowsky como secretario general. En aquellos años las votaciones duraban tres días y tras cada jornada se realizaba el conteo. El primer día iban punteros, cuestión que los llenó de júbilo, no obstante, no lo lograron el triunfo, supuestamente, por el pacto que esa misma noche firmaron los sectores conservadores con la Falange para evitar el éxito comunista41. Finalmente se impuso el socialcristiano José Barzelatto.

Al año siguiente, insistiendo en la idea "de unidad en las bases", el CEC se apoyó en el trabajo unitario que venían sosteniendo con la Juventud Socialista, liderada por José Tohá, Schnake Silva y Carlos Jorquera. El intento casi dio frutos. La base del pacto proponía luchar en el campo estudiantil (reforma, extensión y bienestar universitario) y en el campo político (línea izquierdista anti-reaccionaria, repudio a la política del gobierno y supresión de las leyes represivas). La votación fue estrecha y pesó que los jóvenes radicales no le diesen el voto a la lista socialista-comunista, dando libertad de acción a sus militantes. Si bien la lista de izquierda se impuso en Facultades como derecho, ingeniería, medicina, arquitectura, bellas artes, José Barzelatto fue reelecto por solo 90 votos de diferencia, en un total de seis mil sufragantes.

Al tenor del resultado, el Comité Ejecutivo de la FECH quedó conformado por tres socialcristianos, dos comunistas (Pilowsky y Borizon) y un socialista (Tohá). Pero también las escuelas eligieron a los delegados que conformarían el directorio de la FECH. Los comunistas se transformaron en una fuerza significativa, logrando gran presencia en el directorio con la elección de 14 delegados, entre ellos, Pedro Poblete por la Escuela de Derecho; Carlos Orellana, Raúl Bravo y Graciela Uribe, en el pedagógico; Mercedes y Enriqueta Chaineaux, en servicio social y físico, respectivamente; Humberto Silva, en la Escuela Dental, Saul Schkolnik, en arquitectura; Joaquín Parra, Carlos Ruiz en Bellas Artes y Jirón en construcción civil. Por su parte los socialistas eligieron siete, nueve los socialcristianos y cinco los radicales.42

39 Las Noticias Gráficas, Santiago, 3 de mayo de 1949, p. 5

40 Ljubetic, Fernando Ortiz. Lecciones, 47

41 Miguel Lawner, en conversación con la autora, junio de 2022

42 Las Noticias Gráficas, Santiago, 29 de agosto de 1949, p.4

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Ortiz sabía lo importante que era obtener ese triunfo, y conquistar un espacio para aportar a la democratización del país, cuyas calles intentaban tener en movimiento. Pero también, muy en la línea de las orientaciones de Daniel Palma, reconocía e insistía en la importancia de fortalecer la alianza obrero-estudiantil. Señalaba Samuel Riquelme en ese entonces Secretario General de las JJCC:

Fue él quien llevó al seno de la FECH la discusión sobre la urgencia de vincularse al movimiento obrero. Yo pienso que esas grandes protestas de agosto de 1949, esa unidad de acción que se produjo en las calles entre estudiantes y obreros tuvieron no poco que ver con los esfuerzos desplegados por Fernando en ese aspecto. 43

Al respecto, Miguel Lawner, confirma lo relevante que, en la clandestinidad, fue mantener el vínculo con los/las trabajadores, para ello aprovechaban, por ejemplo, la organización de actividades deportivas, en dónde introducían volantes y educación política:

Recibimos la misión de intentar alguna rearticulación del movimiento sindical severamente perseguido por el gobierno. Junto con mis compañeros de la Jota de arquitectura logramos conectarnos con operarias de Cristalerías Chile, enorme industria ubicada en Vicuña Mackenna (...) También nos vinculamos con las del Laboratorio Recalcine44.

El 5 de junio de 1949, estudiantes y obreros de las JJCC acudieron a la convocatoria realizada por la Federación de la Construcción para reunirse en el teatro Caupolicán en aras de avanzar en los procesos unitarios que intentaban las organizaciones sindicales y protestar por las condiciones represivas y económicas del país. Días antes se habían movilizado con la propaganda pegando carteles y lanzando panfletos.45 No obstante, no pudieron ingresar ya que el acto fue suspendido por la autoridad. Los asistentes marcharon y protestaron hasta llegar a Av. Matta, donde fueron reprimidos por carabineros.46

Santiago Cavieses, asistió junto a sus compañeros de las Juventudes Comunistas y recordaba más tarde: "Ahí varios piquetes de manifestantes se expresaron. Cesar Godoy Urrutia lo hacía en una esquina, en tanto Juan Vargas Puebla exponía en otra (...) de pronto irrumpen los pacos y comienzan a disparar. Vi caer a varios compañeros heridos y algunos muy graves".47 En efecto, aunque no hubo muertos, seis carabineros y 18 manifestantes resultaron heridos a bala, entre ellos, el joven comunista Rodolfo Ortiz Rivera, que terminó lisiado.48 Continúa Cavieres: "Yo corrí y me refugié en una casa parroquial. Asustado, tiré el carné de la Jota detrás de confesionario."49 Al día siguiente, carabineros que patrullaba la zona fueron objeto de la furia popular. Según El Mercurio, se encontraron con "elementos extremistas" que lanzaron piedras contra ellos, resultando dañadas algunas de sus motocicletas.50 A través de estas y otras fuentes, podemos constatar que, efectivamente, los jóvenes comunistas, tanto del mundo estudiantil como obrero, compartían estos espacios de encuentro y socialización con trabajadores/as, pero también de agitación. Dos meses después, nuevamente se encontrarían protestando en las calles de Santiago.

43 Ljubetic, Fernando Ortiz. Lecciones, 54-55

44 Lawner, "El barrio Matta Portugal", 104

45 Las Noticias de Última hora, Santiago, 03 de junio de 1949, p.5

46 Ver las intervenciones en el Congreso que entre otros parlamentarios realizó Eduardo Frei sobre los sucesos. Senado de la república, Sesión 5a, 8 de junio de 1949, p. 58

47 Ljubetic, Fernando Ortiz. Lecciones, 45

48 Solidaridad, N°6, Santiago, junio de 1950 p.1

49 Ljubetic, Fernando Ortiz. Lecciones, 45

50 El Mercurio, Santiago, 6 de junio de 1949, p.3

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Agosto de 1949. La revuelta de la chaucha

Es sabido que la Revuelta de la chaucha se detonó a raíz del alza del transporte público, pero ¿fue tan espontánea como se ha sostenido? Por una parte, podríamos señalar que, efectivamente, se enraizó en el profundo rechazo que provocaban las constantes alzas que enfrentaba la población. La gota que rebasó el vaso fue la subida del transporte en veinte centavos (una chaucha) para el horario diurno y de dos pesos, en horario nocturno, aumento especialmente sensible por la cantidad de obreros y estudiantes que se movilizaban en los turnos vespertinos.51

Pero hay más elementos a tener en cuenta. Diversos sectores ya venían movilizándose para protestar por la represión y la situación económica que experimentaba el país. Además, existían rumores que muy pronto el trasporte público alzaría sus tarifas. Ante esto, los estudiantes comunistas de la Universidad de Chile se encontraban en estado de alerta proponiéndose conseguir un voto de repudio ante cualquier posibilidad de alza. También habían conseguido que la asamblea lo ratificara, de manera que, si se alzaba el trasporte, saldrían a las calles a manifestarse ¿Cuáles fueron sus formas de lucha? Lo que observamos fueron marchas y bloqueos de vías urbanas, lanzamiento de piedras contra garitas, relojes y vidrios de microbuses. Incluso el volcamiento de ellos. También hubo elaboración de carteles, panfletos, rayados y consignas que resonaron en la ciudad.

La primera salida la realizaron al mediodía del viernes 12 de agosto. El primer acto fue una agitada asamblea en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile que sirvió para aunar los ánimos bajo el llamado a ¡ganar la calle! Los jóvenes -no más de un centenar- llegaron hasta Plaza Italia donde detuvieron a algunos microbuses y les lanzaron piedras. Siguieron su marcha por la Alameda hacia el centro de la ciudad, pero fueron prontamente disueltos por carabineros.52

51 Una reconstrucción de la Revuelta de la chaucha en Viviana Bravo Vargas, "Santiago y la conquista de las calles: la Revuelta de la chaucha en agosto de 1949", en Huelgas, marchas y revueltas. Historias de la protesta popular en Chile, 1870-2019, ed. por Viviana Bravo y Claudio Pérez. (Santiago: FCE, en imprenta); Daniel Palma, "La 'Revolución de la Chaucha'. Santiago de Chile, 16 y 17 de agosto de 1949". Alternativa, n° 23 (2005): 49-62.

52 Las Noticias Gráficas, Santiago, 13 de agosto de 1949, p.3. Vea, N°541, Santiago, 24 de agosto de 1949, p. 2

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Al centro de la imagen Fernando Ortíz junto a jóvenes del CEC, en marcha por Paseo Ahumada durante la Revuelta de la chaucha, agosto 1949.53

Insistieron al día siguiente. El sábado se reunieron alrededor de trecientos estudiantes en la Casa Central de la universidad emprendiendo una marcha hacia la Plaza de Armas. A la cabeza iba Fernando Ortiz junto al resto de sus compañeros del CEC. La prensa registró el momento, destacando el paso decidido y alegre de los estudiantes entre los edificios de la calle Ahumada hasta llegar a la Plaza. Según señalaron testigos, se fueron sumando obreros y trabajadores en el camino.54

Quizás porque hacía mucho que no se veía una movilización estudiantil tan masiva y no se había reparado en la cantidad de mujeres que se habían incorporado a las aulas universitarias, lo concreto es que lo qué destacó la prensa fue que las universitarias estuvieron a la vanguardia, y que, junto a sus compañeros, fueron aplaudidas por la gente que circulaba en ese momento por el centro de Santiago.55 Entre ellas destacaban las jóvenes comunistas Ana María Barrenechea, Lucía Chacón, Graciela y Marta Uribe, Enriqueta y Mercedes Chaineaux, entre muchas otras.

En esa jornada, preludio de lo que vendría, obreros y estudiantes intentaron volcar un microbús. Lawner recuerda que, tras diversos intentos, lograron encontrar la forma de hacerlo: "Sin que nadie nos hubiera instruido, aprendimos a voltear una micro. Basta un pequeño número de personas concertadas para levantar al compás, a uno y otro costado de la máquina, y el vehículo se tumba de costado."56

Al igual que Lawner y otros jóvenes comunistas, el Secretario General de la Jota, Samuel Riquelme, participó activamente e incluso fue detenido: "En esas batallas masivas participaron muchos estudiantes universitarios y también obreros. Me detuvieron dos o tres veces por participar en esas acciones. Me golpeaban y después me dejaban en libertad"57. La protesta se expandió por las calles de Santiago teniendo sus jornadas más intensas los días 16 y 17 de agosto. Decenas de microbuses fueron volcados, apedreados,

53 Ercilla N°747, Santiago, 23 de agosto de 1949, p.3

54 Ercilla, N°747, Santiago, 23 de agosto de 1949, pp. 2-10

55 Vea, N°541, Santiago, 24 de agosto de 1949, p3

56Miguel Lawner, "Fernando Ortíz Letelier", (Santiago: manuscrito, 2006). También en Miguel Lawner, en conversación con la autora, junio de 2022

57Varas, José Miguel, Los tenaces. (Santiago, LOM, 2010):110

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garitas incendiadas, hubo diversas marchas y enfrentamientos a piedras con carabineros en distintos puntos de la ciudad.

El Comité Ejecutivo de la FECH, se pronunciaba y declaraba su preocupación por la actitud de carabineros:

1°) Que protesta por el alza creciente del costo de la vida, y en particular, por el de las tarifas de los vehículos de locomoción colectiva

2°) Que lamenta los hechos violentos ocurridos y hace presente a los Poderes Públicos que debe exigir de las fuerzas de carabineros mayor serenidad, ya que esos hechos han sido provocados por la exacerbación de los ánimos, a raíz del alza ya aludidas.58

Pero la disposición era seguir. El miércoles 17 más de cien estudiantes se congregaron desde temprano en el puente Pío Nono e interrumpieron el tránsito cruzando un vehículo. Otros tantos sacaron una pizarra de la sala de clases que usaron como pancarta mientras marchaban, donde escribieron "Micros a un peso". En tanto grupos de obreros y estudiantes seguían intentando, en diversos sectores, volcar microbuses o lanzar piedras a sus vidrios. Incluso algunos se parapetaron en edificios desde donde dejaban caer ladrillos y piedras a los micros y tranvías que aún circulaban.

La prensa llamó a esta revuelta "asonada obrero-estudiantil".59 Y en efecto, la complicidad que demostraron en las calles era evidente y puede comprobarse tanto con los testimonios como en la lista de detenidos60. La FECH, junto a estudiantes secundarios, convocaron a una reunión con carácter de urgente para evaluar la jornada y compartir información sobre detenidos, heridos y muertos. De hecho, la propia sede de la Federación, ubicada en pleno centro de Santiago (Alameda esquina Londres) había servido de refugio para quienes escapaban de carabineros brindando primeros auxilios y albergando heridos que llegaron hasta allí para recibir atención. La llamada "casa del estudiante", también había sido afectada con ráfagas de balas y por los efectos de las lacrimógenas que eran lanzadas desde la puerta hacia las escaleras.61

Ya se contaba con información de que en la jornada habían muerto tres personas, entre ellas, el suplementero de 17 años Francisco del Carmen Gutiérrez Aros. La muerte lo cogió mientras ayudaba a su madre en el quiosco, ubicado en la esquina de Portugal con Diez de Julio. Ante la gravedad de la situación, se acordó declarar una huelga general estudiantil hasta obtener la derogación del alza de tarifas de la locomoción colectiva y la libertad de los detenidos. En apoyo solidario, se sumarían también los estudiantes secundarios y universitarios de Valparaíso. Se conformó además un Comando de Huelga, aprobándose la idea de velar los restos de las víctimas en el local de la FECH y realizar un cortejo fúnebre hasta el Cementerio General. Una delegación, acompañada por el senador socialista Eugenio González, se entrevistó con el Ministro del Interior para solicitar los permisos para identificar a los muertos en la morgue y organizar las exequias. En tanto otra, se dirigió hasta la Asistencia Pública para visitar a los heridos y saber de su estado. Los estudiantes informaron tener antecedentes de 56 heridos, 16 de ellos en estado grave.62

El gobierno declaró a Santiago Zona en Estado de emergencia, lo que implicaba la militarización de la ciudad. Por otra parte, el Ministerio de Educación golpeaba la mesa ordenando cancelar la matrícula de todos los alumnos que no concurriesen a clases, dando órdenes expresas al profesorado a realizar todos sus esfuerzos para concurrir a las aulas.

58 El Mercurio, Santiago, 17 de agosto de 1949, p.17

59 Noticias de Última Hora, Santiago, 16 de agosto de 1949, p.12

60 Ver por ejemplo El Mercurio, Santiago, los días 17, 18, 19 de agosto 1949

61 Noticias de Última Hora, Santiago, 17 de agosto de 1949. p.7

62 Las Noticias Gráficas, Santiago, 19 agosto de 1949, p. 3

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Fue en vano: las aulas universitarias paralizaron por 48 horas. A su vez, la Federación de Estudiantes Industriales se sumó al paro debido a la represión que sufrieron los estudiantes durante las manifestaciones. De igual forma, se registró la ausencia en diversos liceos, especialmente en los nocturnos. En provincias, se plegaron los alumnos de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso. En Concepción fueron detenidas doce personas, la mayoría universitarios, por promover desordenes y organizar comicios en el centro de la ciudad.

Para la tarde del jueves 18, el gobierno prácticamente había logrado neutralizar el descontento, mientras la infantería militar recorría las calles en carros blindados. Se observaban escaramuzas aisladas, principalmente en barrios periféricos de la capital. En uno de ellos, eran velados los restos del suplementero Gutiérrez Aros. La FECH, consiente de la situación familiar, había costeado el ataúd y participó activamente en la organización del velatorio.

El viernes 19 se realizó el cortejo hacia el cementerio.63 Los jóvenes comunistas asistieron en pleno, con puños en alto y combativas consignas, acompañaron el paso de la carroza cubierta de flores. La marcha sólo pudo llegar hasta la calle Olivos por Avenida La Paz. La presencia y actuación de carabineros dividió la columna. Al llegar al cementerio, los manifestantes fueron informados por Fernando Ortiz de que la Policía de Investigaciones se había llevado el ataúd para enterrarlo por su cuenta. La idea era evitar que el funeral se transformara en un hecho político y prevenir la protesta que podrían protagonizar los convocados. Varios dirigentes, entre los que se encontraba el socialista José Tohá, se propusieron recorrer el cementerio hasta encontrar el ataúd. Otros, intentaban retener a los asistentes declamando distintos discursos. Miguel Lawner, recuerda que, finalmente, carabineros irrumpió con violencia en el cementerio disolviendo la concentración que tenía lugar, "aún recuerdo la escena del diputado Alejandro Chelén Rojas tratando vanamente de invocar su condición de parlamentario para evitar la brutalidad policial. Por cierto, del cadáver nunca más se supo."64

El gobierno dispuso órdenes de aprehensión para dirigentes y militantes del PC. Hasta el domingo 21 se contabilizaban más de trecientos detenidos, varios de ellos condenados con relegación a Pisagua. La liberación de los presos de la Revuelta de la chaucha también sería parte de la plataforma reivindicativa de la FECH en los meses siguientes. Desde temprano transparentaron su posición al gobierno con un memorial que planteaba la adopción de una serie de medidas para poner término, según ellos, a la inquietud reinante:

1° cambio de la actual orientación política y social del gobierno

2° revisión inmediata de las últimas alzas, especialmente la de la movilización colectiva, arrendamiento y artículos de subsistencias por un comité integrado por representantes del Gobierno, y por obreros, empleados y estudiantes.

3° cumplimiento integral de todos los advenimientos y fallos arbitrales vulnerados por las empresas

4° derogación de las Facultades Extraordinarias y pleno ejercicio de las garantías que la Constitución asegura a todos los ciudadanos

5° libertad incondicional de los detenidos a raíz de los últimos desórdenes ocurridos

6° ordenar la instrucción de un proceso tendiente a establecer la responsabilidad de los culpables por lo últimos hechos sangrientos.65

63 Viviana Bravo Vargas, "Lucha de calles en Santiago de Chile: reflexiones en torno a la trayectoria de la protesta popular (19462019)", en Revueltas, disturbios y lucha de clases en la metrópolis (Chile, siglos XX-XXI), ed. por Camilo Santibáñez y Luis Thielemann (Santiago: América en Movimiento, 2021).

64 Ljuvetic, Fernando Ortiz Lecciones, 51

65 Noticias de Ultima Hora, Santiago, 22 agosto de 1949. p.6

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Los costos de la lucha habían sido altos, no obstante, el gobierno derogó el alza del trasporte y además aceptó una demanda estudiantil de larga data. A solicitud de la FECH, se anunció una tarifa especial de un peso para los y las estudiantes, además de la implementación de un pase escolar. Meses más tarde, se concretó la salida de Alessandri del Ministerio de Hacienda y la conformación del llamado gabinete de "sensibilidad social". Por su lado, la unidad obrero- estudiantil que se expresó en las calles logró articularse en una instancia multigremial, llamada "Comando Nacional de Resistencia a las Alzas", que servirá de base para la conformación del Comité Unitario de 1951.66

Terminada la Revuelta de la chaucha, los estudiantes de la U. de Chile entraron de lleno al proceso eleccionario de una nueva dirigencia de la Federación. Como señalamos antes, se perdió por muy poco, de forma que igual las cuentas no fueron del todo amargas y vieron con entusiasmo la correlación de fuerzas que se estaba configurando. En una entrevista, Tohá señalaba optimista: "Las fuerzas democráticas dentro de la U han aumentado considerablemente sus votos. Estamos contentos del resultado y continuaremos en el seno de la Federación la lucha por los principios socialistas". Por su parte, Jorin Pilowsky, exponía: "Estas elecciones han constituido un fracaso para las fuerzas reaccionarias dentro de la U. Creo que la Federación continuará como siempre su lucha combativa junto al pueblo."67

Estas jornadas de revuelta popular habían tenido un enorme significado para los jóvenes comunistas. Ellos habían sido protagonistas en la convocatoria y vitoreados en las calles. Junto con sectores obreros, habían logrado confrontar al gobierno. Al parecer, este fue el marco en el que Luis Reinoso vio posibilidades para el crecimiento del Activo, si bien aún faltan fuentes e investigaciones para reconstruir esta experiencia. Según Lawner, después de la revuelta Reinoso habría recurrido a Ortiz para captar a miembros del CEC para el Activo, promoviendo un entrenamiento que, en definitiva, fue bastante básico y rudimentario. Esto lo habría hecho sin comunicarlo al resto de la Dirección del partido, aprovechando a su favor las condiciones restrictivas de la clandestinidad68.

Noviembre de 1949: la Primavera roja

En los meses siguientes continuaron las detenciones, despidos y relegaciones. El ambiente político estaba complejo. En medio de él, los estudiantes debían tomar decisiones con respecto a lo que pasaría con la Fiesta de la Primavera que se realizaba todos los años con una gran puesta en escena por las calles de la ciudad. ¿Estaban para ese tipo de celebraciones? ¿sería mejor cancelarlas?

Los argumentos en pro y en contra fueron dichos en una reunión del directorio de la FECH, celebrada el 4 de octubre de 1949. Estas posiciones trascendieron a la prensa y tanto El Mercurio como el Diario Ilustrado, expresaron su preocupación por el peligro que corría la Fiesta de la Primavera de convertirse en "Fiestas rojas de la primavera"69. Según "fuentes autorizadas", el joven Hernán Munita Contreras, miembro del directorio de la FECH, presentó una carta con una serie de antecedentes y factores que consideraba adversos a la celebración (la situación económica del pueblo chileno que se agravaba con la demora en la entrega de los pases escolares comprometidos para la rebaja del transporte), concluyendo que sería conveniente suspenderlas. Se abrió un acalorado debate. Jorín Pilowsky intervino para coincidir con la apreciación, pero, por el contrario, señalaba que la postura de su partido postulaba que "era preciso

66 Barría, Jorge, Historia de la CUT, (Santiago: Prensa Latinoamericana, 1971): 35

67 Las Noticias Gráficas, Santiago, 29 de agosto de 1949. p.4

68 Miguel Lawner, en conversación con la autora, junio de 2022. Insistimos en que aún falta estudiar esta experiencia con detenimiento y contrastar fuentes. Según Furci, en 1949 el Activo habría crecido de 50 miembros a 800 antes de finalizar el año, con base principalmente en Santiago y Valparaíso. Furci, El Partido Comunista de Chile, 84. Según señala un dirigente del PC, fue en Chillan y en Concepción donde estaban los núcleos fundamentales de los "focos reinosistas" al interior de las JJCC (Labarca, Vida y lucha de Luis, 56)

69 El Mercurio, Santiago, 7 de octubre 1949 p.25,

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que se celebrara, pero dándole un contenido combativo y de oposición al gobierno". Puso como ejemplo la posibilidad de realizar carros alegóricos que expusieran la miseria del pueblo.70 La resolución de la mayoría, apoyada por los universitarios socialistas, fue continuar con la fiesta, más cuando se disponía de los recursos para ello. Se acordó sí destinar parte de los fondos para apoyar a la familia del suplementero muerto en la revuelta y para ayudar a las víctimas y presos de la represión.71

Finalmente, en plena inauguración de la Fiesta, los jóvenes comunistas intentaron tomarse los espacios para protestar. Además -dato no menor- la fecha coincidía con la conmemoración de la Revolución Rusa. En la tarde noche del lunes 7 de noviembre hubo manifestaciones relámpago en distintos puntos de la ciudad, especialmente en los barrios. En calles y en el transporte público, se lanzaron gran cantidad de volantes "que contenían expresiones injuriosas contra el Jefe de Estado y el Gobierno, destacando que el día 7 de noviembre significaba la reivindicación de la lucha para defender a Rusia".72

Los hechos más complejos se registraron en el centro de Santiago. Numerosos jovenes se agruparon fuera de la Casa Central de la Universidad de Chile a las 20 hrs. Desde ahí se dividieron en grupos que marcharon hacia la Plaza de Armas por las calles Bandera, Ahumada y Estado. Iban festivos, lanzando vivas hacia la Unión Soviética y contra el gobierno. El primer grupo, de alrededor de quinientas personas, se dirigió a la plaza por calle Bandera, tomó Compañía y, frente al Teatro Real, fue interceptado por el cordón policial que comandaba el teniente de carabineros Juan Pino Valdés. Según la prensa, los uniformados, además de ser atacados con piedras, fueron objeto del lanzamiento de bombas molotov, lo cual, podría ser una de las primeras experiencias en el uso de estos artefactos por parte de los jóvenes comunistas.

Además, desde este grupo habría salido el primer disparo73, ante lo cual el teniente a cargo dio la orden de abrir fuego sobre los manifestantes. La mayoría logró romper el cerco corriendo a protegerse entre el grueso del público que, a dicha hora, se encontraba en Plaza de Armas. "Muera el traidor" y "abajo el imperialismo Yanqui", podía leerse en los panfletos que volaban en la plaza. En tanto, otra columna llegaba a la plaza por Catedral esquina con Puente. Otro piquete de carabineros a cargo del teniente Darío Hernández Valenzuela, intentó disolverlos. Según señaló la prensa, también habrían sido atacados con piedras y botellas de parafina ardiendo. Los carabineros se parapetaron en las puertas de la Catedral y, desde ahí, abrieron fuego contra los manifestantes.74 Hubo catorce heridos a bala, ocho de ellos civiles. Entre los heridos graves se encontraba la joven comunista de 16 años, Virginia Vidal, Secretaria General de la Federación de Estudiantes Secundarios.

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Fueron cursadas una serie de órdenes de allanamiento y de detención contra más de doscientas personas acusadas de comunistas. En la madrugada se detuvo a Oscar Ocaranza y a Luis Espinoza que, posteriormente, fueron encargados reos. También se intentó detener al ex senador Carlos Contreras Labarca quien se opuso tenazmente atrincherado en su casa por varios días. Desde un balcón notificó a los agentes que no estaba dispuesto a abrir la puerta ni a entregarse, por lo que tendrían que sacarlo por la fuerza.75 También tenían orden de aprensión y relegación el ex Intendente de Santiago, René Frías Ojeda, Salvador Ocampo y Jorge Jiles, entre otros.

El estudiante Carlos Jorquera, de 22 años, fue detenido junto a Lorenzo Lauren y acusados de lanzar injurias y repartir panfletos. Además, se denunciaban diversos actos de tortura en los interrogatorios por parte de la policía política. De hecho, varias situaciones fueron expuestas por Elías Lafertte en el senado,

70 El Diario Ilustrado, Santiago, 6 de octubre p.14

71 El Diario Ilustrado, Santiago, 6 de octubre p.14

72 El Mercurio, Santiago, 8 de noviembre 1949, p. 25

73 Fue la versión de carabineros. Ratificada por Miguel Lawner, conversación con la autora, junio de 2022

74 Noticias de Ultima Hora, Santiago, 8 de nov de 1949. p. 3

75 Noticias de Ultima Hora, Santiago, 9 de nov de 1949. P.1

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intentando sensibilizar a sus colegas. Entre ellos relató, por ejemplo, el caso del dirigente comunista Oscar Riquelme, golpeado durante cinco días:

Le aplicaron fuertes corrientes eléctricas en las sienes. Con planchas de fierro, le pegaron en la región cerebral hasta dejarlo inconsciente, con el evidente propósito de malograr su capacidad intelectual y física. Al volver en sí, se encontraba siempre con que sus cobardes verdugos continuaban todavía torturándolo. Estos se ponían patines de acero, y con ellos lo pateaban en todo el cuerpo durante varias horas.76

Pero las tensiones que existían al interior del PC se fueron manifestando, y algunos no estaban de acuerdo con las acciones emprendidas por los jóvenes. El ex intendente Frías Ojeda, mientras intentaba eludir la orden de detención en su contra, condenó públicamente los hechos: "se trata de un hecho callejero en desacuerdo con mi doctrina, que condena los métodos de terror"77. Por su parte, El Mercurio decía contar con información privilegiada que le permitía sostener que "Contreras Labarca habría hecho severas críticas a los dirigentes y promotores de los sucesos de la Plaza de Armas y que, en este sentido, dentro del Partido Comunista, se estaría creando una división entre los que seguían el predicamento de Contreras y los que solidarizaban con los actores de la refriega."78 Los ánimos se estaban comenzando a tensar.

La conducta de las juventudes, con su énfasis en las acciones audaces, la protesta callejera que llenaba titulares de la prensa, sumado al crecimiento del Activo, fue argumento para que la nueva dirección encabezada por Galo González, junto a personeros como Orlando Millas y Volodia Teitelboim, se propusieran llamar al orden79. El cambio de estrategia para enfrentar al gobierno se vería reflejado en lo que fue llamado el Plan de Emergencia. Se habló de repliegue ordenado y la orden fue abandonar la protesta callejera, reforzando la línea moderada del partido con el fin de recuperar las libertades públicas.

Los ajustes no fueron tan inmediatos. En 1950 Fernando Ortiz era electo Secretario General de las JJCC. También aquel año, gracias a un trabajo de largo aliento, la lista de izquierda al fin lograba imponerse en la FECH. El pacto entre radicales, socialistas y comunistas, llamado Frente de Avanzada Universitaria, rompía con la hegemonía socialcristiana, conquistando la Secretaría General para Ortiz y la Presidencia para José Tohá. La última protesta en que se vio a Ortiz liderando la lucha callejera, fue en junio de 1952, pocos meses antes de ser degradado. Se trató de las intensas protestas que estudiantes y trabajadores protagonizaron contra la ratificación del Pacto de Ayuda Militar de Chile con Estados Unidos, y que, en la práctica, significaba la subordinación al ejército norteamericano en dichas materias. Los sucesos más controvertidos se suscitaron en 24 de junio en torno al edificio del Congreso en momentos en que la Cámara de diputados aprobaba su ratificación. Los manifestantes bloquearon la entrada principal y quemaron un águila norteamericana bajo las consignas: ¡Ni un chileno cumplirá este pacto militar! y ¡Estudiante con obrero contra el pacto bandolero!80. También quebraron ventanas del edificio. Algunos parlamentarios que intentaron salir fueron víctimas de la furia e increpados como el senador Alfredo Dhualde, que recibió pifias y manotazos. Incluso diplomáticos extranjeros que asistían a una actividad de la comisión de relaciones exteriores perdieron sus anteojos en la trifulca.81 La revista satírica Topaze olvidaba

76 Senado de la república, Sesión 13a, martes 3 de enero de 1950. p.571

77 El Mercurio, Santiago, 11 de noviembre, 1949, p. 21

78 El Mercurio, Santiago, 10 de noviembre, 1949, p. 25

79 Loyola, "Los destructores del Partido".

80 Democracia, Santiago, 25 de junio 1952, p.4

81 El Mercurio, Santiago, 25 de junio, p.19.

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el humor y expresaba su repudio a hechos que se repetían en Santiago, "protagonizados por pobladas que no son dominadas por elementos policiales". 82

A la dotación inicial de 45 carabineros, que al parecer no lograba controlar a los manifestantes, se sumaron 180 más. Las refriegas se expandieron por el centro de la ciudad. Según recordaba un militante, entre la multitud destacaba el liderazgo de Fernando Ortiz: "Organiza y reorganiza la inmensa masa de jóvenes que enfrenta la represión policial y que, una y otra vez, realiza audaces marchas por el centro de Santiago."83 Ante la escasez de piedras, rompieron el pavimento para proveerse. Muchos estudiantes resultaron heridos y apaleados.84 Los detenidos eran empleados, obreros y estudiantes.85

El periódico Democracia, órgano del PC, reivindicaba en portada la violencia patriótica y "extraordinaria combatividad" de los manifestantes. Bajo el título "Violenta lucha en las calles contra la traición nacional", podemos leer: "Las violentas manifestaciones callejeras contra el oprobioso Pacto Militar que la juventud ha realizado durante todos estos últimos días, culminaron ayer con numerosos choques de abierta lucha entre los patriotas que han defendido el honor y la dignidad de Chile y la fuerza policial lanzada por el gobierno contra ellos"86. El apoyo a la confrontación callejera era irrestricto. Días después, ante la amenaza del Ministro del Interior de frenar la movilización sin descartar medidas drásticas, respondía la editorial de Democracia:

A este pueblo, a esta juventud viril que tiene conciencia de su papel en la historia, ¿van a amedrentarlos las bravatas del Ministerio del Interior, las amenazas de metralla y las melodramáticas declaraciones de que "opondremos la fuerza, a la fuerza? (...) ¡No sólo no cesará la lucha del pueblo contra su gran enemigo, el Pacto Militar, sino que se agudizará, se acentuará, ¡será ahora mayor que nunca!.87

A pesar del apoyo que leemos en su prensa, las discusiones al interior del PC continuaban. Vino el disciplinamiento. En septiembre de 1952, en el marco de la IX Conferencia Nacional, Fernando Ortiz fue reemplazado por Manuel Cantero en la Secretaría General de las JJCC. Por muchos años estuvo en las sombras del partido. Además, en los meses siguientes, se marginó silenciosamente a otros, tales como Jorin Pilowsky, Ernesto Benado y Pedro Poblete, acusados de sustituir los métodos de lucha de masas por la acción de grupos aislados, y de negarse a asumir la Política de Emergencia. Muchos jóvenes fueron llamados a declarar y debieron dar cuenta de las conductas de sus propios compañeros/as. El miedo a ser expulsado y el fantasma del reinosismo recorrió a la militancia.

Conclusiones

Es interesante el ejercicio que hizo el PC para borrar cualquier referencia al programa de Salvación Nacional como política oficial del partido y adjudicarlo al capricho obstinado de Luis Reinoso. El aparato partidario construyó una versión oficial de lo sucedido, que será reproducida a través de distintos canales y que insistió en poner el acento en la contradicción lucha armada v/s repliegue organizado. En ese sentido, la protesta callejera cercana a la acción directa (destrucción de símbolos económicos o políticos, alumbrado público o locomoción colectiva, autodefensa, entre otros) quedaba asimilada a la primera opción.

82 Topaze, Santiago, 27 de junio de 1952, p.9

83 Ljubetic, Fernando Ortiz. Lecciones, 60

84 Democracia, Santiago, 24 de junio 1952, p.4

85 El Mercurio, Santiago, 26 de junio, p.27

86 Democracia, Santiago, 25 de junio 1952, p.1

87 Democracia, Santiago, 27 de junio 1952, p.3

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Una de las iniciativas la emprendió Luis Corvalán, recién electo miembro del Comité Central (CC) y encargado de propaganda, al escribir la biografía de Ricardo Fonseca. Publicada en 1952 -suponemos que en el contexto de la Conferencia Nacional- contiene varios acápites que dan cuenta de las tensiones que experimentaba el partido y la posición del CC ante ellas. Tal como ha señalado Jorge Rojas, se trata de una interpretación oficial de la historia del PC88.

En dicha clave pueden leerse, por ejemplo, los extensos comentarios sobre las JJCC y el lugar subordinado que le corresponde en torno a las disposiciones del partido89; también el contexto de proscripción bajo la Ley Maldita, que habría llevado al PC a plantearse una pregunta decisiva respecto a la estrategia a seguir. ¿Cómo respondería el partido? escribe Corvalán: ¿pasando a la ofensiva, lanzándose a la lucha armada para el derrocamiento del Gobierno? ¿o había que pelear, pero retirándose organizadamente? Según su biógrafo, Fonseca habría planteado la retirada, reforzando su argumento apelando a Lenin en La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, al que cita extensamente.90 Según rememorá Manuel Cantero, Corvalán, junto a Elías Lafertte, Galo Gonzáñez y Volodia Teitelboim, se preocuparon de sostener largas conversaciones aleccionadoras con las Juventudes, a quienes consideraban "víctimas del reinosisimo"91.

Pero, tal como hemos intentado demostrar en estas páginas, la opción confrontacional fue la postura inicial del PC, y correspondió a la política adoptada por las Juventudes Comunistas para enfrentar 'la traición de González Videla". Lo obrado no fue capricho ni obstinación, sino la continuidad de una postura radicalizada asumida por el partido desde fines de 1945, colocándose énfasis en la lucha de masas y las alianzas en el seno de la clase trabajadora. Al menos hasta 1951, las orientaciones emanadas del Plan de Salvación Nacional conformaron la línea política que nutrió una disposición subjetiva para enfrentar al enemigo, forjando un ánimo audaz para asumir la lucha que se reforzaba ante el contexto de clandestinidad. Manifestar el descontento, volcarse a las calles, imprimir material clandestino, agitar a las masas, idear formas de autodefensa, etc., fueron maneras de traducir esta disposición.

Pocos años después, en abril de 1957, se produciría una nueva revuelta popular de mayores dimensiones geográficas y confrontacionales respecto de lo había sido la de la chaucha. Aunque la prensa conservadora culpó al PC de estar tras los hechos, estuvo lejos de ello. Tal como ha expuesto Pedro Milos, la consigna que el partido difundió desde el día 1 de abril fue "nadie al trabajo, nadie en la calle, todos a sus casas", cuestión que confirman diversos militantes. La indicación oficial del partido era no apoyar este tipo de asonadas callejeras y condenar la violencia, ratificando la línea pacífica aprobada en el X Congreso de 1956.92

Pero muchos jóvenes comunistas desobedecieron la indicación y participaron activamente en las jornadas de abril, tanto en Santiago como en Valparaíso. Más aún cuando una militante de sus filas, la joven estudiante Alicia Ramírez, había sido asesinada93. Poco ha salido a la luz, pero nuevamente se produjo una crisis al interior del PC. Vinieron las sanciones y los llamados a declarar. Como consecuencia de ello, Pedro Milos señala que un sector importante decidió abandonar las filas de las JJCC. En cambio, Rolando Álvarez refiere que se trató de la expulsión de un sector minoritario, en el contexto del Congreso Nacional de la Jota de 1957.94

Con todo ¿Sería esto expresión de nuevos desencuentros al interior de las filas del partido, incluyendo a la Juventud? No lo sabemos. Existe un amplio campo por investigar en torno a la trayectoria

88 Rojas, "El funeral de Fonseca"

89 Luis Corvalán, Ricardo Fonseca, combatiente ejemplar, (Santiago: Editorial Austral, 1971):135

90 Ibíd. 207-208

91 Labarca, Vida y lucha de Luis, 56

92 Pedro Milos, Historiay memoria. 2 de abril de 1957, (Santiago: LOM, 2007):536

93 Ljuvetic, Fernando Ortiz. Lecciones, 75-77

94 Milos, Historia y memoria; 535

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del comunismo en Chile que interroga por los consensos que se construyen en su dirección y sus relaciones con la experiencia política de los jóvenes comunistas en años decisivos en que se intensifica la lucha de clases y de masas en las calles y campos del país. Aunque parte de su fortaleza ha sido proyectar su cohesión, la historia del PC está lejos de ser monolítica: bajo su alero se han desarrollado luchas por lograr la hegemonía, discusiones, tensiones y diversos debates que habrá que continuar indagando.

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Publicaciones periódicas

El Diario Ilustrado, Santiago.

El Mercurio, Santiago.

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Las noticias gráficas, Santiago

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