Научная статья на тему 'El Polo Patriótico y la fuerza del mito: articulación política e ideológica en las elecciones venezolanas de 1998'

El Polo Patriótico y la fuerza del mito: articulación política e ideológica en las elecciones venezolanas de 1998 Текст научной статьи по специальности «Языкознание и литературоведение»

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Hegemonía / Polo Patriótico / Hugo Chávez / mito / discurso / Hegemony / Patriotic Pole / Hugo Chávez / myth / discourse.

Аннотация научной статьи по языкознанию и литературоведению, автор научной работы — Mauro Berengan

Este trabajo se enmarca en el objetivo general de comprender cómo Hugo Chávez y el MBR200 lograron disputar la hegemonía en crisis en la Venezuela de los años 90. Desde una mirada gramsciana de las teorías de la hegemonía, realizamos una serie de publicaciones que abordan la disputa de modo temático y cronológico. En este artículo nos ubicamos en el período final, 1996-1998, con dos abordajes concretos: la conformación del Polo Patriótico en el marco de las articulaciones político-organizativas, y el análisis del discurso de campaña en el marco de las articulaciones ideológico-discursivas. Complementando los análisis de los períodos y temas previos, entendemos que el triunfo de Chávez en las elecciones de 1998 se debió a una estrategia de impugnación-polarización y de articulación, tanto organizativa como ideológica-discursiva, que logró conformar una identidad en torno a su figura y a la Asamblea Constituyente.

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The Patriotic Pole and the strength of the myth: political and ideological articulation in the Venezuelan elections of 1998

This work is framed within the general objective of understand how Hugo Chávez and the MBR200 achieved to dispute the hegemony in crisis in Venezuela during the 90’. Within a gramscian approach to the theories of Hegemony, we published a series of papers that address this dispute thematically and chronologically. In this article we focus on the final period, 1996-1998, with two specific studies: the conformation of the Patriotic Pole in the framework of the political-organizational articulations, and the analysis of the campaign discourse in the framework of the ideological-discursive articulations. In order to complement these analysis of previous periods and topics, we understand that Chávez's triumph in the 1998 elections was due to a strategy of impugnation-polarization, and the organizational as well as ideological-discursive articulation which managed to conform an identity around his figure and the Constituent Assembly.

Текст научной работы на тему «El Polo Patriótico y la fuerza del mito: articulación política e ideológica en las elecciones venezolanas de 1998»

51, julio 2022: 1-21

El Polo Patriótico y la fuerza del mito: articulación política e ideológica en las

elecciones venezolanas de 1998

The Patriotic Pole and the strength of the myth: political and ideological articulation in the

Venezuelan elections of 1998

Mauro Berengan*

Resumen: Este trabajo se enmarca en el objetivo general de comprender cómo Hugo Chávez y el MBR200 lograron disputar la hegemonía en crisis en la Venezuela de los años 90. Desde una mirada gramsciana de las teorías de la hegemonía, realizamos una serie de publicaciones que abordan la disputa de modo temático y cronológico. En este artículo nos ubicamos en el período final, 1996-1998, con dos abordajes concretos: la conformación del Polo Patriótico en el marco de las articulaciones político-organizativas, y el análisis del discurso de campaña en el marco de las articulaciones ideológico-discursivas. Complementando los análisis de los períodos y temas previos, entendemos que el triunfo de Chávez en las elecciones de 1998 se debió a una estrategia de impugnación-polarización y de articulación, tanto organizativa como ideológica-discursiva, que logró conformar una identidad en torno a su figura y a la Asamblea Constituyente.

Palabras claves: Hegemonía, Polo Patriótico, Hugo Chávez, mito, discurso.

Abstract: This work is framed within the general objective of understand how Hugo Chávez and the MBR200 achieved to dispute the hegemony in crisis in Venezuela during the 90'. Within a gramscian approach to the theories of Hegemony, we published a series of papers that address this dispute thematically and chronologically. In this article we focus on the final period, 1996-1998, with two specific studies: the conformation of the Patriotic Pole in the framework of the political-organizational articulations, and the analysis of the campaign discourse in the framework of the ideological-discursive articulations. In order to complement these analysis of previous periods and topics, we understand that Chávez's triumph in the 1998 elections was due to a strategy of impugnation-polarization, and the organizational as well as ideological-discursive articulation which managed to conform an identity around his figure and the Constituent Assembly.

Key words: Hegemony, Patriotic Pole, Hugo Chávez, myth, discourse.

Recibido: 19 de mayo 2022 Aceptado: 30 junio 2022

* Argentino. Profesor, licenciado y doctorando en historia. Investigador becario de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. mauroberengan@gmail.com. https://orcid.org/0000-0003-4364-4116

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Introducción

Este trabajo da cierre a una serie de artículos publicados en distintas revistas académicas en los que abordamos el proceso de disputa de la hegemonía llevado adelante por Hugo Chávez y el MBR200 desde la década de 1980. Resultado de nuestra investigación doctoral, tomamos para el estudio un marco teórico fundamentalmente gramsciano, en torno a las llamadas "teorías de la hegemonía", que busca combinar los análisis de las esferas que la tradición marxista ha llamado "estructura" y "superestructura". El concepto de "articulación"1, la posibilidad de que se produzcan asociaciones entre prácticas políticas, grupos sociales y formaciones ideológicas2, representa el eje transversal de toda la investigación, pues buscamos observar fundamentalmente cómo se articularon tanto intelectuales orgánicos, instituciones, partidos y movimientos en un bloque histórico, como objetos discursivos, demandas y significantes en una formación discursiva bolivariana que construyó una identidad de mayorías subalternas. Todo ello en el marco de la crisis orgánica desatada en el país a partir del Caracazo de 1989. Volveremos sobre el marco teórico en la segunda parte del artículo.

El período 1996-1998 resulta especialmente rico para comprender cómo el movimiento bolivariano logró disputar la hegemonía en crisis, por lo que dedicamos tres publicaciones que se complementan en dicho objetivo. Tras el fracaso de lo que caracterizamos como un intento de revolución pasiva llevado adelante por Rafael Caldera, abordamos en el primero de ellos el proceso que denominamos "duelo de agendas": la publicación de la "Agenda Alternativa Bolivariana" escrita por Chávez y el equipo universitario dirigido por Jorge Giordani como programa de transición y gobierno opuesto a la "Agenda Venezuela", plan neoliberal de la segunda etapa del gobierno de Caldera delineado por el ex guerrillero y fundador del Movimiento Al Socialismo Teodoro Petkoff. Además de realizar un análisis del contenido de dichas agendas, vimos cómo el movimiento bolivariano buscó articular el ciclo de protesta, que el empeoramiento de las condiciones materiales había generado, utilizando una estrategia de polarización (de allí el duelo de agenda) con el establishment y el orden político. Ello implicaba no solo cuestionar el puntofijismo y el neoliberalismo, sino el ordenamiento democrático formal resultante.

Luego, en un segundo artículo del período, reconstruimos el debate interno sobre la estrategia de poder que llevó al giro hacia la participación electoral y la consecuente fundación del Movimiento Quinta República (MVR). Este proceso implicó disputas de poder que derivaron en un menoscabo del funcionamiento democrático tanto interno al movimiento como hacia el protagonismo de los sectores populares que se buscaba organizar. Esto puede verse en la suspensión de la "metódica desde abajo" (elección de delegados desde las bases), en el desplazamiento de quienes tenían visiones más horizontalistas o participativas, como William Izarra, y en el avance de sectores de la "izquierda clásica", principalmente Luís Miquilena, con vínculos hacia sectores del establishment.3

Así, en este artículo veremos los dos últimos aspectos que entendemos fundamentales del período final de la disputa: la articulación del Polo Patriótico, y el análisis del discurso de campaña con algunos significantes en particular que complementan los estudios previos. Además, recurriremos a la

1 Si bien es un concepto con una larga tradición en la que deben incluirse el propio Marx, a Althusser, a Gramsci y a Laclau, entre otros; nos basamos fundamentalmente en las reelaboraciones teóricas realizadas por Balsa, particularmente en Javier Balsa, «Ernesto Laclau e l'egemonia: concetti chiavi e dialoghi con Gramsci», en: Fabio Frosini, y Francesco Giasi (comps.), Egemonia e modernita. Gramsci in Italia e nella cultura internacionales (Roma: Istituto della Enciclopedia Italiana 2019), 467-484.

2 Stuart Hall, «Significado, representación, ideología: Althusser y los debates postestructuralistas». Estudios culturales y comunicación: Análisis, producción y consumo cultural de las políticas de identidady el posmodernismo (1998): 198.

3 A la fecha, ambos artículos se encuentran en proceso de evaluación.

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noción de mito en torno a la triada Sorel-Gramsci-Mariátegui para intentar comprender, al fin de cuenta, cómo el movimiento logró disputar la hegemonía.

Buena parte de la construcción discursiva que llevó a la victoria en diciembre de 1998 se basó en los documentos púbicos previos, especialmente en la Agenda Alternativa Bolivariana. Quizás la diferencia sea, en primer lugar, cuantitativa, pues el "fenómeno Chávez", de cara a su masividad, llegada, e identificación con las mayorías populares, podría ilustrarse con una U: tras el 4F de 1992 las encuestas y otros elementos como las movilizaciones, los disfraces de carnaval, los poemas, los billetes, los sectores que se acercaban, etc., mostraron un inmenso apoyo hacia los sublevados. Luego, entre 1994 —al salir de prisión- y 1997, los medios de comunicación prestaron escasa atención — deliberadamente o no- a Chávez y el MBR. Así, las encuestas que hablaban de más de 70% de apoyo al 4F mostraban para estos años un 6 o 7% de intención de voto a Chávez como posible candidato. Pero, a partir del lanzamiento de su candidatura, el apoyo de otros partidos, la presencia en manifestaciones y reclamos por todo el país, Chávez comenzó a aparecer cotidianamente en los grandes medios y a crecer sostenidamente en las encuestas.

Según Sánchez Otero, para entonces embajador de Cuba en Venezuela, "entre el 6 de marzo y el 4 de diciembre de 1998 [Chávez] ofrece veintisiete entrevistas exclusivas a los periodistas más relevantes de los cinco canales de televisión nacionales y tres a canales extranjeros; además, Globovisión o Venevisión cubren indistintamente seis actividades que él realiza de amplia trascendencia electoral"4. El núcleo de su campaña pasará entonces por actos en todo el país y una fuerte presencia mediática. Además, será importante el documento "La Propuesta de Hugo Chávez para transformar Venezuela. Una revolución democrática" presentado en septiembre de 1998 como plataforma de campaña. Pero valga señalar que, ante el avance en las encuestas y la posibilidad ahora concreta de llegar al poder, los medios, los servicios de inteligencia y el establishment político atacaron con más vehemencia a Chávez y al MVR, por lo que sus apariciones públicas muestran también un intento por conjugar la defensa a las acusaciones de toda índole y el despliegue de su discurso, especialmente apuntado hacia la construcción de un imaginario de transformación y su viabilidad.

Paralelamente, y bajo la dirección e impulso (además de Chávez) de Luís Miquilena y José Vicente Rangel, el movimiento continuaba los vínculos con organizaciones principalmente pero no exclusivamente de izquierda para constituir un frente amplio que articule mayorías: La Causa Radical (Causa R), que se dividirá en estos años dando lugar al partido Patria Para Todos (PPT), el Movimiento al Socialismo (MAS), el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), entre otras. Comenzamos entonces por reconstruir este armado electoral en continuidad con los trabajos anteriores —pues algunos vínculos como los de Pablo Medina o Alí Rodríguez Araque venían ya desde los años 80- para luego abordar el contenido de campaña mencionado.

Rearticulación política: el Polo Patriótico

La coyuntura electoral presidencial comenzó a producir sus rearticulaciones con bastante antelación. El mapa político venezolano de los años 1996-1998 fue sumamente volátil, alianzas se forjaron y cayeron, candidatos bien posicionados terminaron sin participar, organizaciones políticas dieron su apoyo a varios candidatos distintos a medida que avanzaban los meses, se dividieron estructuras de muchas décadas de militancia, nacieron nuevas organizaciones de las fracturas de otras, y el gobierno fue perdiendo cada vez más apoyos. Además, la confirmación de la candidatura de Hugo Chávez para la

4 Germán Sánchez Otero, Hugo Chávezj la resurrección de un pueblo, (La Habana: Instituto Cubano del Libro, 2016), 423.

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presidencia desató una discusión en cada organización de izquierda del país sobre si apoyarlo o no, agudizando las fracturas a la vez que se producían nuevas articulaciones.

Pero valga partir de un dato: para junio de 1996, cuando comenzaba el "duelo de agendas" y Chávez no había oficializado (ni decidido) su candidatura, una encuesta de Datanálisis arrojaba los siguientes resultados "si las elecciones para presidente de la república fueran el próximo domingo":5

Posible candidato/a Partido / pertenencia Porcentaje en encuesta

Irene Sáez IRENE 36.8%

Claudio Fermín AD 8.9%

Hugo Chávez MBR200 8.2%

Henrique Salas Romer PROYECTO CARABOBO 7.0%

Eduardo Fernández COPEI 2.7%

Teodoro Petkoff MAS 1.6%

Enrique Mendoza COPEI 1.0%

Dos meses antes, la misma encuestadora había publicado los siguientes datos: A la pregunta: ¿Podría decirse que usted se considera adeco, copeyano, masista, convergente, MBR-200, "independiente" u otra cosa?, el 55.4% se definió como "independiente" o "apolítico''; 17% adeco; 8,3% copeyano; 8,8% convergente; 3,2% del MBR-200; 2,2% de LCR; 1.7% masista o mirista; 1,2%, otro; y el 2%, no sabe.6

Las encuestas reflejan la deslegitimación de los partidos como aparatos de mediación7, así como el bajo apoyo al presidente Caldera, pero también el derrumbe electoral de la Causa R e incluso del MAS que había hecho una buena elección poco más de un año antes, previo al giro definitivo hacia las políticas neoliberales8. Vemos también un apoyo muy bajo al MBR y, poco después, y si bien más elevado, también a Chávez como candidato. Pero más allá de la fidelidad de las encuestas, que cambiarán mucho en los siguientes dos años hasta las elecciones, o de las apreciaciones de los analistas en aquel momento (como la historiadora López Maya dando prácticamente por terminado el movimiento en su artículo de 1996)9, no debe menospreciarse la capacidad que tuvo el MBR, o más bien el MVR una vez lanzada la campaña electoral, para articular aquellas demandas del ciclo de protesta —agudizado tras la Agenda Venezuela- en torno a la figura de Chávez, consolidando las imágenes que componen el mito político movilizador (como veremos al final). Son los mecanismos para lograrlo los que venimos analizando. Por ello, en primer lugar, reconstruimos aquí el proceso final de los intentos articulatorios con organizaciones de izquierda que Chávez había iniciado ya en los años 80, basándonos fundamentalmente en fuentes primarias.

5 Teresa Maniglia (Ed.), Cronología de una implosión: La década final de la IV República, (Caracas: Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, 2011), 192.

6 Maniglia, Cronología de una implosión, 192.

7 Otras encuestas siguen este reflejo: en octubre de 1996 Consultores Siglo XXI publicó que "7 de cada 10 venezolanos considera que está ahora peor que hace dos o tres años" y "93% no se sienten representados por los partidos políticos" Maniglia, Cronología de una implosión, 193.

8 En el primer período de esta investigación trabajamos tanto la crisis orgánica, factor de posibilidad de esta disputa, como el origen de los partidos políticos aquí mencionados y sus intentos articulatorios con las Fuerzas Armadas. Ver Mauro Berengan, «La simiente del chavismo: ideología y articulación antes del 4F». V Jornadas internacionales de EALC (2021): 479-494.

9 Margarita López Maya, «Nuevas representaciones populares en Venezuela». Nueva sociedad, 144, (1996): 138-151

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Recordamos además que Irene Sáez, quien lideró las encuestas durante muchos meses como una opción que, con apoyo mediático, se presentaba también contraria al Pacto de Punto Fijo y a la "partidocracia", había sido Miss Universo en 1981, estudió Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela, y ganó la alcaldía de Chacao en 1993, uno de los municipios más ricos de los que conforman el Área Metropolitana de Caracas. En 1998 renunció a su cargo para ser candidata a presidenta fundando el partido IRENE (Integración y Renovación Nueva Esperanza) cosechando como veremos apoyos —pasajeros- de un amplio espectro político. En La Revista del diario español El Mundo de 1998 puede leerse un perfil de Irene Sáez con entrevistas y datos socioeconómicos en la que se sostiene que en su despacho se encuentran varias vírgenes y símbolos religiosos y un reloj obsequiado por Donald Trump, con quien habría tenido un romance. En el pico de popularidad de Sáez, la editorial de la revista dice "¿La ideología de Irene? Nadie lo sabe. Conservadora, católica... ¿neoliberal? Puede ser". Sáez agrega que la experiencia como Miss Universo "Me dio la oportunidad de conocer a personalidades importantísimas de la política internacional. Margaret Thatcher, Reagan, Pinochet. Visité gente sencilla de pueblos humildes. Me creció la conciencia social y el orgullo de pertenecer a mi patria". La editorial destaca como frase central de la nota "Admira al Papa, a Clinton, A Ronald Reagan y, por encima de todos, Margaret Thatcher. Ahora está releyendo, una vez más, su biografía".10

El PCV se había sumado al gobierno de Caldera tras rechazar la posibilidad de apoyar a Andrés Velásquez de Causa R en la elección de 1993 en tanto éste había exigido no hacer público el apoyo y participar sin tarjeta propia11. Se argumentaba la posibilidad de romper el bipartidismo y disputar la hegemonía en crisis, así como evitar el triunfo de un partido del pacto que agudizaría la descomposición sistémica, según nos relata Carlos Ojeda Falcón, secretario general de ideología del PCV, en una entrevista que realizamos para esta investigación. Así, ya con las discusiones económicas que llevaron al lanzamiento de la Agenda Venezuela por parte de Rafael Caldera y el impulso de Teodoro Petkoff, el PCV quitó su apoyo al gobierno y rompió con El Chiripero. En la primera plana del número 40 de su órgano de difusión, Tribuna Popular, correspondiente a febrero-marzo de 1996, puede leerse "Caldera capitula ante neoliberalismo-bipartidismo. PCV retira apoya al Gobierno del Dr. Caldera". Además, es en esta coyuntura cuando muere el secretario general del partido, Trino Melean, y es reemplazado definitivamente (pues venía suplantándolo ante su enfermedad) por Óscar Figuera, quien se mantiene hasta el día de hoy en el puesto. Así lo recuerda el propio Chávez pocos años después:

Luego viene nuestra decisión de participar en las elecciones presidenciales del 98 y ahí el Partido Comunista fue el que rompió el muro, digamos así. Apenas anunciamos la disposición de ir a las elecciones dijo: "Apoyamos al Comandante Chávez en su precandidatura".12

En la entrevista que realizamos a Falcón, nos explicó por qué el PCV resolvió retirar el apoyo a Caldera:

10 Sin autor, «Miss Presidenta», El Mundo, 15 de marzo de 1998. https: / / www.elmundo.es/larevista/num126/textos/miss1.html

11 Euro Farías, «El pacto Caldera — PCV», Escuela de Formación Argimiro Gabaldón, Boletín EFAG, (2013).

12 Marta Harnecker, Hugo Chávez Frías. Un hombre un pueblo. (San Sebastián: Tercera Prensa, 2002), 69.

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Una vez que se hace claro que el presidente Caldera no va a llevar a cabo el programa económico de corte antineoliberal y que, muy por el contrario, asume una línea de cara a servir a los intereses de la política del neoliberalismo en nuestro país con énfasis en la reforma del Estado, en la COPRE, que apuntaba y apuntó hacia el desmantelamiento progresivo de las capacidades del Estado venezolano, con base a la actuación de esta comisión tripartita para reformar reestructurar en favor del capital los derechos sociales y los derechos laborales de la clase trabajadora principalmente en el régimen de prestaciones, entre otros (...) bueno, el partido comunista autónomamente decide retirar el apoyo político al gobierno del doctor Caldera.

Falcón refiere a la publicación de la Agenda Venezuela como un programa neoliberal liderado por Petkoff en cuyo desarrollo tiene lugar la comisión tripartita (Estado, sector empleador y centrales sindicales), que buscaba transformar las prestaciones sociales de los trabajadores conculcando derechos fundamentales de protección social. Es la profundización de las políticas neoliberales en 1996 la que aleja al PCV del gobierno de Caldera y lo acerca a la impugnación que llevaba adelante Chávez ni bien decide su candidatura pues la alianza con Causa R se había mostrado imposible. Falcón nos dice también en la entrevista que la publicación casi simultánea a la Agenda Venezuela de la Agenda Alternativa Bolivariana sirvió como fundamento para definir tempranamente el apoyo a Chávez. Asimismo, veían como un factor positivo, según Falcón, la incorporación al MBR y luego el MVR de referentes civiles y de izquierda como William Lara y Rafael Núñez Tenorio. Vemos entonces que la articulación discursiva-programática va de la mano con la articulación entre organizaciones e intelectuales orgánicos, ejes entrelazados de nuestra investigación.

Por su parte, la Causa R, con la conducción de Andrés Velásquez, había intentado expulsar de sus filas a Pablo Medina, Aristóbulo Iztúriz y Alí Rodríguez Araque, entre otros, por diferencias en la política a seguir respecto del MBR originadas en el golpe de 1992. Para las elecciones de 1995 había ganado con Francisco Arias Cárdenas la gobernación de Zulia, el Estado más poblado del país, pero fue la única victoria, mientras el MAS obtuvo cuatro gobernadores, y la mayoría fueron para AD. La mala elección del 95 agudizó las tensiones internas que terminarían de estallar, nuevamente, por su relación hacia el MBR. La ruptura se produjo en febrero de 1997 ante la disputa por los nombres y símbolos del partido que el Consejo Supremo Electoral otorgó al ala de Velásquez y Lucas Matheus, quienes finalmente expulsaron al ala izquierda de sus filas. Vale recordar el hecho de que en las últimas presidenciales la Causa R había obtenido un 22% de los votos (o más, según las denuncias de fraude), y contaba con un trabajo arraigado en sectores claves del movimiento obrero. Como destaca Martínez13, esta división de Causa R eliminó la posibilidad de una candidatura desde el sindicalismo que pudiese canalizar también el ciclo de protesta en alza.

La Causa R apoyó entonces la candidatura de Irene Sáez, como vimos con un perfil muy ajeno a la izquierda, argumentando que lo crucial era oponerse al sistema puntofijista, a la partidocracia y hacerlo a favor de las mayorías. En la misma semblanza sobre Sáez realizada por El Mundo puede leerse:

El día que Causa R, el partido marxista en cuestión, la nombró su candidata, el salón de actos se venía abajo cada vez que Irene saludaba, sonreía, asentía o saludaba. Irene no vestía el rosa y azul de María Auxiliadora, sino el amarillo de Causa R. ¿Y

13 José Martínez, «El papel del Movimiento Quinta República en la recomposición del estado venezolano (1998-2000)». Historia Actual Online 33 (2014): 26.

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no les importa que admire a Margaret Thatcher? "No, no", decía el militante Asdrúbal Vallenilla, marxista ortodoxo él también como su partido, "lo importante es que ella quiere hacer la política de abajo hacia arriba. En su municipio se ha preocupado mucho por los pobres y en Venezuela hay muchas necesidades sociales".14

Consultado al respecto, Chávez respondió:

La decisión de LCR no me sorprende. La gente que se fue con Andrés Velásquez fue la que se entregó. En lo que resta de La Causa no hay ningún vestigio del proyecto original de Alfredo Maneiro. Las personas que se fueron con Velásquez se rindieron a la coyuntura, se fueron para la corriente neoliberal, pragmática, y las personas que mantienen la bandera original de Maneiro están en el PPT. Mientras el PPT se mantiene en la línea antineoliberal, nacionalista, de rescatar este país, LCR se convirtió en un defensor de este sistema podrido.15

Ya en mayo de 1997, Chávez había comentado sobre Causa R "Creo que uno de los errores de ese proyecto político es que fue incapaz de concebir un campo amplio de alianza. Aquí hay que construir una verdadera ecuación de poder (...) la Causa R no lo entendió; el sectarismo político"16, mostrando tanto la estrategia articulatoria frentista como la negativa de la dirigencia a Causa R de sumarse a ella. Pero el pasar del tiempo, de las encuestas y de los apoyos haría que Causa R revise su posición. Si bien había compartido con AD algunas alianzas regionales para las gobernaciones, desde Causa R acusaban al partido de ser uno de los máximos responsables de la crisis que atravesaba el país. El apoyo de COPEI a Irene Sáez había sido mal recibido pero aceptado, sin embargo, cuando AD decidió constituir una alianza con COPEI e IRENE para las elecciones al Congreso de la República que se realizarían un mes antes de las presidenciales, Causa R cuestionó la apuesta de Sáez con los partidos tradicionales y le quitó su apoyo. El anuncio se produjo el 31 de julio por parte de Lucas Matheus, secretario general del partido, quien sostuvo que "Se rectifica la decisión de apoyar a Irene Sáez, que con ese pacto ya no tiene posibilidades de ofrecer un cambio a los venezolanos"17, mientras que Andrés Velásquez declaró "Esa alianza resulta intolerable"18. Difícil no soslayar que para este momento las encuestas se habían invertido y Sáez aparecía muy lejos de los casi 40 puntos porcentuales que había rozado.

Tras la ruptura, los expulsados de Causa R fundaron el partido Patria Para Todos (PPT). Algunos de sus miembros fueron Pablo Medina (secretario general), Alí Rodríguez Araque, Aristóbulo Istúriz, Alberto Müller Rojas y, más adelante, la historiadora Margarita López Maya. El PPT se constituyó sobre la base ideológica de Causa R que habría sido olvidada por la conducción del partido: recuperar a Alfredo Maneiro y su democracia radical, apoyarse en los sectores trabajadores, alejarse de los partidos puntofijistas, cuestionar al neoliberalismo y abrevar en el nacionalismo a partir de la centralidad del significante Patria. En un comienzo, al oficializarse el nuevo partido, se buscó una candidatura presidencial de Pablo Medina, que fue incluso anunciada por Aristóbulo Istúriz "con

14 Sin autor, «Miss Presidenta».

15 El Universal, 1 de enero de 1998. Tomado de Flávio da Silva. Do consenso ao dissenso: o Movimento Bolivariano e o ressurgimento da política na Venezuela, (Campinas: Disserta^ao, Mestrado, UNICAMP, 2010), 117.

16 En José Vicente Rangel, De Yare a Miraflores, el mismo subversivo, (Caracas: Correo del Orinoco, 2013), 180.

17 Sin autor, «Venezuela: la izquierda dice adiós a Irene Sáez», Inter Press Service, 1 de agosto de 1998. https://ipsnoticias.net/1998/08/venezuela-la-izquierda-dice-adios-a-irene-saez/

18 Sin autor, «Venezuela: la izquierda».

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discursos contra el neoliberalismo, el Gobierno y el pacto Alfaro-Caldera"19. Pero poco después decidió apoyar a Chávez. López Maya, en su doble función de historiadora y miembro del partido, lo describió así:

De esta manera, hacia fines de 1997 el MVR y el PPT van a coincidir en algunas de sus propuestas. De manera destacada en el nacionalismo y lo que de allí se deriva, su antineoliberalismo, y en su clara vocación popular. Igualmente, estos grupos, en sus anteriores versiones de LCR y de MBR-200, habían sido, durante los años críticos del gobierno de Pérez, los principales propugnadores de la reforma política profunda a través de una convocatoria a asamblea constituyente. De allí que, salvando las diferencias que en el pasado habían tenido, y después de un proceso de encuentros y desencuentros, se hizo claro para el PPT que no tenía otra opción política en esta coyuntura electoral que apoyar la candidatura en ascenso de Chávez Frías. Ello se formalizó a comienzos de 1998, y el PPT trajo a la candidatura un contingente de experimentados cuadros políticos y sociales. La experiencia política del PPT también enriqueció la alianza al incorporar su conocimiento de la política institucional y de la calle del pasado reciente. Estas dos organizaciones forman el núcleo duro de lo que se llamaría el PP [Polo Patriótico] y lo marcaron como una alianza de indiscutible vocación popular.20

De todas formas, estas coincidencias entre el MBR y el PPT "en algunas de sus propuestas" fueron de un alcance muy limitado, no solo por una mirada retrospectiva que recuerda la escasa duración de la alianza, sino porque las posiciones de los miembros más importantes, como Pablo Medina o López Maya, distaban de la radicalidad en la crítica que se esbozaba desde el movimiento bolivariano. Por ejemplo, en las tardías fechas de la fundación del partido, el PPT no se oponía enfáticamente a las privatizaciones, por el contrario "sostenía que la venta de la industria pesada en la región de Guayana debía aguardar hasta la aprobación de un plan de amplia cobertura que definiera y salvaguardara los intereses de largo plazo para la nación".21

Por su parte, el MAS se vio afectado e interpelado doblemente en la coyuntura previa a las elecciones: por su apoyo e impulso a medidas neoliberales y por la candidatura creciente de Hugo Chávez. Ciertamente, en su discurso público entre comienzos de 1997 y las elecciones de diciembre de 1998, Chávez interpeló permanentemente al resto de los partidos críticos al puntofijismo -a sus direcciones y bases- sobre la necesidad de apoyarlo, construyendo así la imagen articuladora de única alternativa posible:

Hace poco conversé con un dirigente nacional que fue presidente del MAS, conversamos con dirigentes regionales en Táchira, en Barinas, en Portuguesa, en Aragua, en Lara, en Oriente, en Zulia, dirigentes locales, regionales del MAS que no están dispuestos a hacer un pacto con Acción Democrática. Así que la dirigencia del MAS tendrá esa responsabilidad, pero yo estoy seguro de que mucha gente del MAS a nivel individual o grupal va a terminar uniéndose al proyecto de reconstrucción del país-22

19 Sin autor, El Nacional,, 27 de septiembre de 1997. Tomado de Maniglia, Cronología de una implosión, 252. Refiere a Luís Alfaro Lucero, quien fue el elegido por AD para la candidatura presidencial que luego no prosperó.

20 Margarita López Maya, Del viernes negro al referéndum revocatorio, (Caracas: Alfadil ediciones, 2005), 220.

21 Steve Ellner, «Izquierda y política en la agenda neoliberal venezolana», Nueva Sociedad 157 (1998): 130.

22 José Vicente Rangel, De Yare a Miraflores, 174.

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Cuestionado por las manifestaciones populares contra las medidas neoliberales y por las bases de su propio partido, la dirigencia con cargos en el Estado, principalmente los ministros Petkoff y Márquez, se mantuvo en el gobierno de Caldera hasta el final. El Secretario General del MAS era desde 1994 Enrique Ochoa Antich, quien sostenía en un primer momento que el partido debía quitar su apoyo a Caldera y acercarse a Andrés Velázquez. Entrevistamos para la elaboración de este trabajo a Ochoa Antich, quien nos relató su visión de aquel momento:

Lo que no nos dábamos cuenta era que éramos el MAS y la Causa R, éramos los dos, porque los dos habíamos nacido del mismo debate [sobre la ruptura de los partidos comunistas]. Y algunos planteamos desde los 80 la necesidad de una alianza entre el MAS y la Causa R. Si el MAS y la Causa R hubiesen ido junto en las elecciones del 93 (...) habríamos ganado las elecciones (...) habríamos sido algo parecido a los fenómenos de izquierda latinoamericanos. Porque la gran diferencia entre los movimientos de izquierda latinoamericanos y Chávez es que los movimientos de izquierda latinoamericanos surgen de una lucha de abajo hacia arriba, Lula, Evo, el Frente Amplio uruguayo, el peronismo, la izquierda chilena, todos son procesos que vienen de abajo. Chávez es un golpe de Estado, una acción muy desde arriba, y el MAS y la Causa R por el contrario también habían sido dos movimientos que se habían conformado de abajo hacia arriba. Teníamos una fuerza, lamentablemente no lo entendimos, lo dilapidamos, el MAS cometió la estupidez de apoyar el gobierno de Caldera. Yo rechacé, fui uno de los dos votos en contra en el consejo nacional del MAS. Y la Causa R se dividió, Andrés se quedó con las siglas de la Causa R y se le ocurrió la estupidez de respaldar a Irene Sáez con Luís Herrera y COPEI al lado. Los dos partidos que habían parido la izquierda democrática se destruyeron, se autodestruyeron por errores que cometimos en los años 80 y 90. Y, dado ese vacío, Chávez pasó de la línea insurreccional a la línea electoral a finales del 97 que fue la última vez que yo almorcé con él, él quería que yo lo apoyara, entonces pasó al centro, se trasladó hacia el centro, y llenó el vacío que nosotros dejamos.

Más allá de las discutibles caracterizaciones sobre las presidencias latinoamericanas de principios del siglo XXI, vemos que Ochoa Antich no respaldaba el gobierno de Caldera aún en contra de los dirigentes históricos del partido (Petkoff y Márquez) que argumentaban, según nos relata, la posibilidad de generar un gobierno de centroizquierda a partir de la ruptura de Caldera con COPEI y su discurso antineoliberal (que, desde nuestra visión y según reconstruimos en otros trabajos, no era tal). Además, veremos más adelante, no caracterizamos el discurso de campaña a partir de la idea de "haberse corrido al centro".

La ruptura del bipartidismo, el fin del puntofijismo impugnado por la mayoría de la población, sirvió como elemento para justificar los vaivenes de las alianzas de todos los partidos, incluía la derecha del ya vetusto Pacto de Puntofijo. Además, Ochoa Antich comenta en la entrevista que Petkoff le dijo, cuando le ofrecieron ser director de Cordiplan (Oficina Central de Coordinación y Planificación) en 1996, que no quería morirse sin haber al menos arreglado una alcantarilla. Ochoa Antich propuso entonces salir del gobierno y realizar una alianza ya no solo con Causa R sino también con el MBR, incluir a Chávez en un frente mayor, pero en el que tenga un rol subordinado, donde no

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sea la cabeza23. Propuesta que Chávez no aceptó en su visión de liderazgo único24; de hecho, ya en 1993 Causa R le había ofrecido candidaturas al movimiento, siempre rechazadas por Chávez, pero no por otros miembros como Arias Cárdenas.

Así, ante la negativa de los miembros más importantes (los ministros), Ochoa Antich renunció a la secretaría general del MAS en 1997, resultando elegido el sociólogo Leopoldo Puchi, intelectual académico de relevancia en el proceso porvenir. La postura inicial de Puchi era que el partido debía apoyar a Irene Sáez. Ciertamente entre la dirigencia había partidarios divididos entre Sáez, Salas Romer y Claudio Fermín, pero según una encuesta interna casi la mitad de las bases del partido se inclinaba por la candidatura del MVR.25

Finalmente, y sorpresivamente dado el devenir de las relaciones que se habían dado entre ambos partidos durante toda la década, el 11 de junio de 1998 el MAS oficializó su apoyo a Hugo Chávez con la oposición de Teodoro Petkoff, quien fue abucheado por las bases en la convención y renunció al partido. Puchi lo argumentó así:

En 1993 respaldamos a Caldera porque él representaba la voluntad de cambio que introdujo Hugo Chávez. Más fácil hubiera sido apoyar a Acción Democrática, como lo propuso Teodoro Petkoff. Una democracia como la actual, que segrega al 70% de la población, tiene que ser transformada. La candidatura que elegimos va en ese sentido. En Venezuela, desde 1992, hay un proceso de transición en el que no se sabe quién tiene la hegemonía política del país. La Constituyente es una vía democrática para definir esa situación.26

Ellner, cuyo trabajo es justamente de 1998, sostuvo dos motivos para explicar el apoyo sorpresivo del MAS a Chávez: el respaldo que tenía en las propias bases del partido y la vacancia que había en la centroizquierda por el abandono del propio MAS al defender la Agenda Venezuela.

Así, promediando 1998 y faltando varios meses para las elecciones, Chávez contaba ya con el apoyo del PCV, el PPT y el MAS, tres estructuras de izquierda con décadas de historia en el primero, cuadros significativos en la arena pública en el segundo y una importante base social en el tercero (de hecho el MAS será, por mucho, el mayor aportante de votos al frente después del propio MVR). Esta será la base del Polo Patriótico que disputará las elecciones.

Finalmente, el Movimiento Electoral del Pueblo, que formaba parte del gobierno de Rafael Caldera desde la creación de El Chiripero en 1993 (año en que falleció su fundador Luís Beltrán Prieto Figueroa) apoyó a Chávez hacia el final de la campaña. Tras el MEP se sumaron pequeños agrupamientos como el humanista-cristiano Gente Emergente, que había apoyado a Oswaldo Álvarez

23 Así lo relata en la entrevista: "cuando llego al almuerzo [con Chávez en 1997] él está en 5% de las encuestas (...) y yo le dije a Chávez mira esto se nos va a volver a polarizar nuevamente entre AD y COPEI, vamos a tratar de crear una alternativa. Pero yo no me imaginaba que el pudiera ser el candidato, me imaginaba que pudiera ser uno de los gobernadores, distintos a AD y a COPEI, el propio Andrés, Tablante, Salas Römer, algún gobernador por las fuerzas de la descentralización, etc. Y yo recuerdo que él me hizo así en el brazo, me pegó así en el brazo y me dijo 'no te preocupes que yo voy a ganar esta vaina'. Yo salí del restaurant diciendo este es un loco, un aventurero que creía que podía ganar, y se consiguió después la presidencia tirada en el piso por los errores de AD y COPEI".

24 Alberto Garrido, uno de los primeros "chavólogos" —como el mismo se definió-, sostiene que durante la prisión en Yare, tras el intento de golpe de Estado del 27 de noviembre de 1992 liderado por sectores de la Fuerza Aérea y las crecientes hostilidades con Arias Cárdenas, segundo del MBR, Chávez obtuvo un "liderazgo único" que no volvería a poner en duda en todo el resto de su carrera política. Alberto Garrido, «Para entender el chavismo (breve manual)», (Global Labour Institute, sin datos), 9.

25 Steve Ellner, «Izquierda y política», 174.

26 Sin autor, «Domingo con Leopoldo Puchi», El Nacional, 21 de junio de 1998.

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Paz de COPEI en 1993, Solidaridad Independiente, de idéntica tendencia, y Acción Agropecuaria. Estos cuatro agrupamientos, sumados, apenas superaron el 2% de los votos. Y, con el 1% de los votos, apenas detrás del PCV, participó también de la alianza el recién fundado partido nacionalista "Independientes por la Comunidad Nacional".

Es de notar que, tras el enorme esfuerzo de articulación política (ciertamente fue la plataforma con mayor cantidad de organizaciones), el Polo Patriótico quedó conformado por nueve partidos de los cuales cuatro no alcanzaron el 1% de los votos, y siete, en conjunto, sumaron apenas el 7%. El MAS, en cambio, obtuvo 9%, y el MVR 40.17%. De todas formas, se concretaba así la compleja articulación a nivel político que le permitiría a Chávez disputar las elecciones tras casi quince años de intentos articulatorios y que, ciertamente, viviría procesos de rupturas tempranamente. Mas el desafío fundamental en la disputa hegemónica radica en la articulación social. La crisis orgánica que atravesaba el país desde el Caracazo había abierto un ciclo de protesta27 con el que Chávez buscaba conectar mediante el discurso bolivariano.

Discurso y mito para el triunfo electoral

En términos generales, el discurso articulador de campaña se basó en el bolivarianismo28 y el árbol de las tres raíces como sustento conceptual, la constituyente como propuesta movilizadora y portal para la transformación democrática, la concepción de refundación en base a la V República, y los cuestionamientos tanto al puntofijismo desde un punto de vista moral —corrupción- y político -de falsa democracia-, como al neoliberalismo en sus medidas económicas y su concepción filosófica asociada al supuesto fin de la historia y las ideologías.

Más allá de estos aspectos generales, que ya hemos analizado en otros trabajos, interesa aquí complementar el estudio a partir de cinco ejes asociados que ayudan a comprender el pensamiento de Chávez y la conducción del MVR en esta etapa, así como las estrategias de campaña: la permanencia de la revolución como objetivo, la cuestión de la transición, la mirada hacia el marxismo, la dicotomización de la disputa de forma "populista", y el mito como fuerza articuladora y movilizante.

La cuestión de la revolución está presente desde un comienzo del devenir conspirativo en las Fuerzas Armadas con la propia fundación del MBR200, "movimiento revolucionario". Pero es necesario reatender al concepto, pues hemos pasado de una etapa de vía violenta y luego de abstencionismo e impugnación, a una de participación sistémica-electoral que podría ser leída (y por muchos así lo fue) como un alejamiento o traición al camino revolucionario. Ante la embestida mediática contra el MVR y la necesidad de obtener votos, el aminorar cuestionamientos, acomodar discursos para hacerlos más digeribles al establishment, pudiera haber sido una opción plausible, lo que requería menguar la propuesta de revolución; sin embargo, no fue centralmente lo que sucedió en la estrategia discursiva, al menos en este punto. No queremos decir con ello que no haya habido evidentes concesiones, negociaciones, ambigüedades mediáticas, utilizando operaciones retóricas para eludir algunos aspectos y acercarse a otros; es famosa al respecto la entrevista con el periodista peruano-maiamense Jaime Bayly en su insistencia por vincularlo a Fidel Castro, o los decires respecto de la "tercera vía" de Tony Blair (significante por lo demás ajeno al discurso de campaña, que retomaría brevemente en el gobierno). El horizonte hacia dónde se iba no estaba definido. Pero el sostenimiento de una formación discursiva antisistémica, refundacional y revolucionaria puede verse en

27 Ver Margarita López Maya, Del viernes negro al referéndum revocatorio, Caracas: Alfadil ediciones, 2005.

28 Ver Elvira Narvaja de Arnoux, El discurso latinoamericanista de Hugo Chávez, Buenos Aires: Biblos, 2008.

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documentos, mítines, entrevistas y grandes actos. Entendemos que no se trata de una cuestión "principista", sino de la lectura que desde el movimiento se tenía sobre el sentido común y la impugnación sistémica de las mayorías. De esta manera, Chávez mantuvo la concepción de revolución en el centro de la escena:

Lo revolucionario es un concepto de vida. Y vamos a referir qué significa el término revolución: un cambio radical, total de un modelo, de una sociedad en lo político, económico, social, etc. Es concebir el camino necesario para Venezuela a través de un cambio total, radical. Una visión que también debe enfrentar todo sin eludir nada. He aquí otra calidad de lo revolucionario: no debe eludir ningún problema ni contradicción. No puede haber una revolución política, sin una revolución cultural, una revolución moral. Es un concepto integral para que sea de verdad revolucionario.29

Pasajes antes había dicho en la misma entrevista que toda revolución debe ser antiimperialista y antiexplotadora. En el concepto que Chávez da a Blanco Muñoz, destaca la visión de integralidad y radicalidad en la transformación; aunque ciertamente, en la dicotomía histórica de reforma-revolución, tanto las propuestas que veremos a continuación, como las primeras medidas de gobierno, apuntan en la dirección de los llamados reformismos. Pareciese que la revolución se despliega, avanza con el tiempo, volviendo crucial la concepción de transición, y que lo hace como una fuerza con voluntad propia. Chávez mantiene cierta teleología (podríamos decir de imagen mítica) que poseía años atrás y que no ha sido ajena a la tradición de la izquierda:

Porque así son las revoluciones. Las revoluciones no se planifican, ellas tienen su propia ley histórica. Las revoluciones nacen como los volcanes porque se van madurando las condiciones de la historia hasta que revienta la revolución y son los hombres los que la toman o no la toman. Somos los hombres los que la interpretamos o no la interpretamos. Somos los hombres los que nos vamos nadando con la corriente de la revolución o los que ingenuamente pretendemos detener una revolución cuando se desata su propia fuerza histórica.30

"Nadie podrá detener esta revolución" dijo al comenzar su acto de cierre de campaña el 2 de diciembre de 1998 ante una multitud en la Avenida Bolívar de Caracas. Pero Chávez, en ésta época, no incluye discursivamente su concepción de revolución dentro de la tradición marxista, socialista, siquiera "exclusivamente" de izquierda. En pleno auge aún del fin de la historia y las ideologías, realiza una operación "a dos bandas" en la que forma parte y se incluye en el cuestionamiento a los socialismos reales en tanto aplicación -aunque también a parte de sus fundamentos- a la vez que, en la otra banda, cuestiona no solo el imperialismo sino también el capitalismo y su opción como modelo único, alejándose de la concepción "fukuyamista" dominante.

Se trata de abrirnos paso en el tiempo, ante el derrumbe de dos planteamientos ideológicos, el del capitalismo, la democracia liberal-burguesa, y el socialismo real que se vino también abajo (...) No creemos en este paradigma del mundo capitalista occidental, democrático burgués. Tampoco creemos en el caído paradigma de la Unión Soviética: el comunismo, la sociedad sin clases, sin Estado, de igualdad absoluta. Eso no existe (...) La socialdemocracia, o el socialicristianismo, que son

29 Agustín Blanco Muñoz, Habla el comandante, (Caracas: UCV FACES, 1998), 115.

30 Hugo Chávez en discurso en Capacho, Estado Táchira, el 23 de mayo de 1999.

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los pilares de este modelo que nació en Francia después de la revolución, de la democracia liberal, iluminista, occidental, ya no sirve. Y las bases ideológicas del comunismo científico tampoco han demostrado que sirven.31

No implica ello que, en su acción articuladora, y ciertamente contando con apoyos mayoritarios provenientes de partidos de izquierda, Chávez haya negado el marxismo. Claro que no hablaba de él en actos masivos, pero era consultado por el periodismo en la búsqueda por desprestigiarlo que realizaba el establishment. Continuando con la misma entrevista, parece relativizar la cuestión de las "bases ideológicas":

No soy marxista, pero tampoco soy antimarxista. No me da piquiña hablar de ello, ni sentarme a conversar con marxistas, incluso para hacer proyectos con una corriente o con una persona. Marx recoge corrientes históricas de una época, las reelabora y he ahí su genio, las contextualiza, las teoriza y lanza su tesis que tomó vigor y recorrió medio mundo (...) Yo no diría que el marxismo ha muerto. Se derrumbó un modelo que trató de llevarlo a la práctica y vemos el resultado. Ahora, como método de análisis histórico de la sociedad, como bandera de lucha de sectores sociales y políticos de América Latina y el mundo, tiene validez. Hay cosas que no comparto del marxismo, sobre todo la praxis que se desarrolló, pero como bandera ideológica creo que tiene vigencia.32

La revolución, en los sentidos aquí expuestos, fue entonces uno de los significantes articuladores durante los años 90 junto a la Asamblea Constituyente, si bien a partir de 1997, con el cambio de estrategia hacia la participación electoral, la primera fue perdiendo fuerza frente a la segunda.

Relacionado con la cuestión de la revolución y del marxismo, en su discurso encontramos una permanente apelación a la transición, a la construcción de un nuevo sistema, de la V República, que requiere una serie de pasos, un camino, y es ese camino la revolución en sí, siempre indetenible. El documento de campaña comienza con el título "la transición posible" en el que establece:

Así como en el orden mundial comenzó, hace ya varios lustros, una verdadera mutación histórica, también en Venezuela estamos ahora mismo viviendo —y de qué manera— un auténtico proceso de transición. Éste se ha acelerado de manera notable, intensamente, desde los mismos inicios de esta última década del siglo XX. Esto significa que el paso de la situación actual a otra es inevitable. Pudiéramos decir que el desarrollo de los acontecimientos ha sobrepasado un horizonte de «no retorno». El problema entonces hace tiempo dejó de ser el cómo o el cuándo, impulsar el proceso y pasó a ubicarse en la necesidad de definir con la mayor claridad posible hasta dónde puede ser controlable y hacia dónde puede ser conscientemente conducido por los hombres y las mujeres que formamos parte de las fuerzas transformadoras (...) la primera parte del problema (hasta dónde) tiene que ver con un enfoque de profundidad, en el cual trataremos de visualizar varios niveles posibles (¿o imposibles?). Y la segunda parte (hacia dónde) se refiere a la dirección estratégica del proceso.33

31 Agustín Blanco Muñoz, Habla el comandante, 95.

32 Germán Sánchez Otero, Hugo Chávezj la resurrección de un pueblo, 380.

33 Hugo Chávez, La propuesta de Hugo Chávez para transformar a Venezuela. Una revolución democrática. (Caracas: Documento de campaña, 1998), 4.

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La transición es la tarea, es la revolución, pero nuevamente -en esta etapa- no se incluye dentro de la tradición y debates marxistas sobre la transición del capitalismo hacia el comunismo o el socialismo. En muchas de sus intervenciones y documentos habla simplemente de una "situación A" (corrupción, inmoralidad, puntofijismo, neoliberalismo, falsa democracia) a una "situación B" (democracia participativa, mayor igualdad, justicia); el rumbo definitivo no era definido más allá de objetivos económicos, políticos y sociales concretos y alcanzables.

Estamos en plena transición. Fuerzas desatadas la impulsan, las más de las veces sin control. Esa transición se inició a finales de los años 70, cuando la situación A (capitalismo de estado —Pacto de Punto Fijo) comenzó a dar signos de agotamiento. El reto hoy está en impulsar esta transición hacia una situación B deseada, preconcebida. Para impulsarla puede haber varios caminos. Se trata, entonces de vislumbrar esos posibles caminos. Y de orientar la transición por aquél o aquellos que ofrezcan mayor viabilidad.34

Más en detalle, el documento de campaña -como allí mismo expresa- "presenta la idea dinamizadora de las fases a través de las cuales puede impulsarse la transición" a partir de cinco "polos": "equilibrio político", centrado en la constituyente como base de la democracia participativa; "equilibrio social" en búsqueda de una "sociedad justa" que elimine la pobreza como tarea primordial de la revolución, pero que incluye las problemáticas de la mujer, la juventud, la población indígena, la cultura, la educación, la salud y el deporte, entre otras; el "equilibrio económico" bajo la consigna de "una economía humanista, autogestiva y competitiva" determinando los sectores económicos de la sociedad venezolana a desarrollar que se encontraban ya en la Agenda Alternativa Bolivariana, colocando nuevamente en el programa las formas asociativas y cooperativas de producción, y detallando medidas monetarias, financieras, cambiarias, de deuda externa, etc.; el "equilibrio territorial" que buscaba descentralizar el país, desarrollar cada región con políticas particulares, y atender a la producción agrícola prioritaria y al ordenamiento territorial urbano; y el "equilibrio mundial" en base a la soberanía y autodeterminación nacional considerando prioritarias las relaciones latinoamericanas. Este es sin dudas el documento más detallado de los que se hayan elaborado desde el movimiento, pero como puede verse se complementa con el Libro Azul, Las Razones que nos obligan a Insurgir, Cómo salir del Laberinto y la Agenda Alternativa Bolivariana, entre otros. Chávez mostraba así, como parte de su construcción discursiva, una preparación y planificación sólida con un modelo de transición hacia "una nueva situación" que abarcaba -al menos de modo general- cada problemática sobre la que era consultado. Las carencias y ambigüedades, las suplía con carisma.

Por otro lado, en toda la década -pero fundamentalmente en los meses previos a las elecciones- Chávez buscó dicotomizar el espectro político, presentarse como alternativa única frente a la representación sistémica, articular las demandas del ciclo de protesta pudiéramos decir de modo equivalencial. En 1997, cuando aún había varios candidatos y Chávez estaba muy abajo en las encuestas, decía:

Aquí, en 1998, habrá dos opciones nada más, no habrá tres ni cuatro opciones. Son opciones ideo-programáticas, son opciones que representan una visión totalmente distinta del mundo. La opción del continuismo, que representan Salas Romer, Claudio Fermín, Irene Sáez, Alfaro Ucero, Eduardo Fernández y todos los demás

34 Hugo Chávez, La propuesta de Hugo Chávez, 1.

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candidatos del mismo sistema que puedan surgir, y la otra opción es la opción de la reconstrucción del país, una opción antineoliberal, una opción humanista para levantar a Venezuela de este atolladero.35

A lo largo de la campaña, y como continuidad del trabajo previo, Chávez logró articular organizaciones políticas mayoritariamente de izquierda, encarnar demandas dispersas que el propio neoliberalismo había generado o exacerbado, presentarse como la opción antisistema respecto del puntofijismo, y generar una sólida identificación con las mayorías populares, encarnada en el líder, mediante la construcción de un discurso que buscaba elementos antisitémicos en el sentido común sedimentado en los y las venezolanas. Frente a Chávez, todo lo que quedaba por fuera de su alianza era presentado como lo viejo, lo corrupto, la podredumbre, lo falso, lo antidemocrático, lo destruible para crear a manos del "pueblo". Esta operación puede ser vista desde la conceptualización de "populismo" realizada por Laclau y Mouffe36 a partir de la lógica de la equivalencia. La arena política se divide en polos que encarnan el "bien" y el "mal" (el pueblo como plebe y la élite), asociando demandas que ya no pueden ser absorbidas de modo diferencial, separadas unas de otras y vaciadas de contenido transformador, por el sistema en crisis. Esto genera una fractura, una lógica de enfrentamiento consolidada en este caso por el discurso militarista, el soldado que viene del cuartel a cumplir su deber histórico, como sucede desde las batallas de Bolívar por la independencia o las Guerras Federales de Ezequiel Zamora. Finalmente, Chávez se erige como el líder, el rétor del populismo37 y una demanda "tendencialmente vacía" logra articular la cadena representando a múltiples demandas: la Asamblea Constituyente como vía para cambiar todo lo no satisfecho.

Una de las críticas más comunes a esta conceptualización es que, en su teorización sobre el populismo como categoría "ontológica", como el análisis de una "lógica" de funcionamiento o de una "práctica política"38 que puede adquirir contenidos muy diversos, deja de lado el estudio tanto del modo de producción y el interés de clase como de las formas organizativas y proyectos ideológicos del movimiento que sustenta el discurso populista. Sobre esta segunda cuestión, Kirk Hawkins entiende que el discurso populista, como el empleado por Chávez, tiene consecuencias en las formas organizativas: "débil institucionalización, estructura de movimiento, tácticas de 'todo vale' e insularidad dentro de la sociedad civil"39. Los Círculos Bolivarianos, objeto de estudio de Hawkins, se irán constituyendo como la forma organizativa predilecta del naciente chavismo al menos hasta 2003, y ciertamente pueden ser comprendidas desde estas características: reemplazo de las relaciones burocráticas de las organizaciones (como los partidos políticos) por "incentivos solidarios y por la devoción a una causa"40, tácticas de movilización y demás instrumentos de lucha que Hawkins entrecomilla como "todo vale", o la concepción de "insularidad" entendida como un aislamiento del movimiento respecto del resto de la sociedad civil (algo que resuena más bien a una mirada funcionalista) que, reintroduciendo el concepto de interés de clase41, pudiera ser vista en cambio como una consecuencia de la lucha por obtener sus demandas frente a los canales institucionalizados de la

35 José Vicente Rangel, De Yare a Miraflores, 174.

36Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemonía y estrategia socialista, (Madrid: Siglo XXI, 1987).

37Javier Balsa, «El pueblo unido ¿jamás será vencido? Potencia y límites de la estrategia populista». En Prensa, 2021.

38 Ernesto Laclau, «Populismo ¿qué nos dice el nombre?», El populismo como espejo de la democracia, (Buenos Aires, FCE, 2009), 51.

39 Kirk Hawkins, «La organización populista. Los círculos bolivarianos en Venezuela», En De La Torre, Carlos y Enrique Peruzzotti (eds.), El retorno delpueblo. Populismo yy nuevas democracias en América Latina, (Quito: Flacso, 2008), 125.

40 Kirk Hawkins, «La organización populista», 130.

41 Javier Balsa, «El pueblo unido ¿jamás será vencido».

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dominación que buscan absorberlas de modo diferencial -o simplemente rechazarlas. Hawkins, como buena parte de la conceptualización sobre el populismo (y su uso coloquial fuera de la academia), está cuestionando con su trabajo esta forma de funcionamiento, y al chavismo en sí.

Desde nuestra visión, que como dijimos al comenzar busca articular aspectos de las teorizaciones "clasistas" y las "populistas", ambos casos arriba desarrollados, la lógica de funcionamiento discursivo en base a la polarización, y la forma de organización movimientista -con el resto de características-, pudieran ser inscriptas en de la dinámica de la lucha de clases (en el marco de la crisis orgánica) y de las "traducciones de intereses" y decisiones conscientes que los intelectuales orgánicos van elaborando, y ciertamente reevaluando y transformando, en la disputa por la hegemonía. Por ejemplo, hemos analizado en otro trabajo las razones por las que, en la asamblea del MBR200 de abril de 1997, se eligió la forma movimientista para estructurarse: las carencias organizativas de las mayorías populares, la concepción sobre la necesidad de articular lo social-territorial y lo político-estatal, la crisis de la "partidocracia" y de la forma partido impugnada por la mayoría de la población, la amplitud o heterogeneidad ideológica, etc. Del mismo modo, si se analiza la dimensión ideológica de Chávez y el MBR, el funcionamiento económico del sistema petrolero rentista y su corolario político -el Pacto de Punto Fijo- y las consecuencias sociales que produjeron las medidas neoliberales; se comprende el discurso de polarización y antisistémico del movimiento a partir de los factores que lo producen, y no como producto de una lógica o "receta" útil para la disputa de poder aplicable a casi cualquier tendencia ideológica con cualquier objetivo político-social, cuando no mimetizable al funcionamiento político en sí. Ciertamente en "El libro Azul" escrito por Chávez en 1991, puede leerse "...la gran mayoría de partidos políticos, surgidos paralelamente al proceso de industrialización, derivaron en organizaciones de corte populista, totalmente vaciadas de contenido ideológico"42, agregando que los gobiernos populistas movilizan a las masas solo como "propina". Tempranamente, el propio Chávez rehúye a la categoría y la percibe en su vaciamiento de contenido, algo que puede verse también en otros dirigentes del movimiento como William Izarra.43

En todo caso pudiera llamarse "populista" a la estrategia llevada adelante por el MBR en esta etapa (apelación con cierta ambigüedad al significante pueblo, articulación en torno al líder como "rétor" y a una demanda movilizadora, dicotomización de la disputa política frente a una élite, creación de frentes nacional-populares), en contraposición a una estrategia "exclusivamente clasista" centrada en la disputa obrero/burguesía; pero interesa aquí, por ahora, comprender las características del movimiento a partir del estudio del propio movimiento (historizar), para lo cual debemos agregar un último aspecto en el análisis de la construcción discursiva de campaña: el mito.

La cuestión del mito político fue abordada por Chávez con plena conciencia de su relevancia como lector temprano que fue de Gramsci y de Mariátegui (a quien había leído- por primera vez, según su testimonio, en la academia en los años 1974-75). En 1991 era ya planteado explícitamente:

Sin embargo, el proyecto admite la existencia de una región posible que trasciende el horizonte máximo definido, es decir, ubicada más allá del objetivo estratégico y que constituye la "razón total" del proceso. Llamaremos a esta región-escenario la utopía concreta robinsoniana. "Utopía concreta" porque es la parte del sueño que puede ser traída a la realidad, alcanzable a la vista de las leyes de transformación situacional. Y "robinsoniana" porque ya era vislumbrada por el maestro Simón Rodríguez en sus escritos de mediados del siglo pasado: "No es sueño ni delirio,

42 Hugo Chávez, El Libro Azul, (Caracas: Correo del Orinoco, 2013), 41.

43 William Izarra, En busca de la Revolución, (Caracas: ediciones del autor, 2001), 136.

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sino filosofía, ni el lugar donde esto se haga será imaginario, como el que se figuró Tomás Moro; su utopía será, en realidad, la América".44

Cinco años después el siguiente documento extenso, de plataforma, la Agenda Alternativa Bolivariana, sostiene que "nuestra agenda es alternativa porque presenta no sólo una opción opuesta a la del actual gobierno transnacionalizado; sino que va mucho más allá, pues pretende constituirse en el puente por donde transitaremos hacia el territorio de la utopía concreta, el sueño posible".45 Son muchos los testimonios de Chávez en los que reflexiona explícitamente sobre su importancia46, y resulta evidente la prioridad que otorgó en su discurso a conectar con las pasiones subjetivas, religiosas, míticas del pueblo.

Recordamos que la cuestión así planteada se remonta a principios del siglo XX: frente a la construcción de un marxismo netamente materialista, subsidiario del positivismo y devenido en ortodoxia; frente a la consideración del pensamiento religioso e ideológico de las masas como mero engaño, como ilusión a develar por la ciencia, como pasiones ajenas a la tarea revolucionaria; frente a la burocracia colocando límites a lo imaginable y a lo deseable; a partir de la obra de George Sorel comienza a sistematizarse una mirada alternativa hacia la subjetividad de las mayorías populares que ha de consolidarse con la obra gramsciana pero que aquí, para nuestra latitudes y por su influencia en los protagonistas de nuestro estudio, encuentra en Mariátegui un sustento crucial para analizar el despliegue de las imágenes fuerza que compondrán el "mito chavista"47.

Entendemos al mito político como la constelación de pasiones y emociones, de imágenes y sensibilidad colectiva que, también, componen la ideología de las mayorías populares. Y entendemos su acción en un doble sentido: en primer lugar, como fuerza movilizadora, como esperanza realizable y fantasía concreta que predispone a la acción, acción por la cual -como expresa García Linera- vale la pena arriesgar tu tiempo, tu esfuerzo, tu salario, tu familia, y tu vida si es necesario. Pero también, como condición necesaria para esta acción, el mito actúa como fuerza articuladora de lo disperso, volviendo en masa orgánica, en identidad colectiva, a las mayorías dispersas. Rovelli48, en su estudio sobre el mito en Gramsci, arroja otra definición que nos resulta operativa para nuestro trabajo: el mito como arena o terreno de batalla, y la hegemonía como tarea política; la articulación y movilización como acción que se lleva adelante en torno o sobre una "utopía concreta".

Si pensamos en los gobiernos que en toda la región a fines de siglo XX e inicios del XXI vencieron electoralmente a los representantes del proyecto neoliberal de los 80-90, el de Chávez sea quizás el que más relevancia dio a la construcción y utilización de las imágenes que componen el mito como fuerza movilizadora, el que llevó más lejos su construcción articulatoria en base a la conexión con las pasiones de su pueblo. Los dos aspectos a analizar entonces aquí, las imágenes que componen

44 Hugo Chávez, El Libro Azul, 56.

45 Hugo Chávez, Agenda alternativa bolivariana. Una Propuesta Patriótica para salir del Laberinto. (Caracas, 1996), 24.

46 Dejamos un ejemplo de tantos: "En la cárcel había leído un libro de Isaac J. Pardo apasionante: Fuegos bajo el agua, subtitulado: La invención de Utopía. Un enfoque maravilloso de lo que es la utopía y un resumen histórico de todos los utopistas, desde antes de Cristo hasta Marx, pasando por los filósofos griegos y romanos, Tomás Moro, los pensadores de la Revolución Francesa, los «socialistas utópicos» del siglo XIX, los filósofos políticos del siglo XX... Esa obra me ayudó mucho. Y traté de entender cómo concretar, cómo bajar de la utopía sin lugar, a la utopía con lugar. Me planteaba el problema de cómo construir el futuro. Porque estaba convencido de que se podía ir construyendo el futuro de Venezuela. ¿No afirmaba acaso José Martí que «las revoluciones hacen posible lo que hoy parece imposible»?". En Ignacio Ramonet, Hugo Chávez, mi primera vida (Buenos Aires: Debate, 2013), 627.

47 Para un reciente y detallado estudio sobre el mito en la obra de Mariátegui ver Juan Garrido, 2021.

48 José Rovelli «Una "fantasía concreta". El mito político en los escritos de Antonio Gramsci». Materialismo Storico 5.2 (2018): 296.

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el mito, y la forma de mediación del líder, se relacionan con la épica de las batallas por la independencia y las guerras populares "zamoranas" traídas al presente, la unión latinoamericana como fuerza de futuro, el camino constituyente como realización del protagonismo popular, la refundación de la patria con la Quinta República como tarea, la reivindicación de la religión y el Cristo primero de los pobres y luego socialista, la revolución como utopía concreta.

Sí, pensaba en Víctor Hugo cuando dice: «Las utopías de hoy son las realidades de mañana». Y sencillamente yo proponía relanzar la «utopía bolivariana» que era como el Ave Fénix latinoamericana, estaba ahí desde hacía casi dos siglos; de vez en cuando renacía pero siempre la volvían a sepultar. Nosotros decidimos rescatarla definitivamente.49

Y, en la mediación, los cantos novelescos de Chávez, los cuentos llaneros arrojados en pleno acto, la conversión en anécdotas —reales o no- de conceptos y demandas, la glorificación "mariategueana" del pasado indígena "encarnado" en el rostro moreno del líder, el caudillo mismo como pasión. Las imágenes que componen el mito se suceden como un huracán, enrevesado y potente, en cada discurso, entrevista y acto de Chávez en campaña. El 1 de diciembre de 1998, cinco días antes de las elecciones, asistió al programa "Respuesta para los venezolanos". El cierre fue de 11 minutos hablando frente a la cámara y representa quizás el testimonio más claro de la construcción del mito como imagen fuerza, pues no utilizó el cierre para hablar de medidas, de economía, de educación o de petróleo, sino que expuso "en prosa", una tras otra, las imágenes movilizantes de futuro, de esperanza, de identificación, de batalla, de salida, y algo que entendemos crucial: el empoderamiento popular mediante la exaltación de su autoestima.

La historia tiene sus propias leyes, es implacable, yo así lo creo, aquí estamos en un momento crucial de nuestra historia (...) Lo que está en juego es el siglo que viene, la vida de la nación, el futuro de las generaciones que se levantan (...) el poder verdadero, está demostrado por los siglos de los siglos, el poder está en el colectivo, en el pueblo, en el soberano, es así reconocido en los arcanos de la historia de los pueblos (...) así lo siento, estamos presenciando con nuestros propios ojos la resurrección de un pueblo, un pueblo que se levantó (...) estamos a las puertas de escribir páginas imborrables para la historia venezolana, hagámoslo, nosotros podemos hacerlo. Cuando pasen los siglos, cuando pasen generaciones tras generaciones, cuando en el año 2050, 2060 o 3000, se estudie la historia de Venezuela, nuestros descendientes tendrán obligatoriamente que detenerse en este año 1998 (...) dejen atrás esas cúpulas [de AD y COPEI], como dijo Jesús de Nazaret un día "dejad que los muertos entierren a sus muertos" y vengan a la vida, vengan a construir la Venezuela nueva, la Venezuela que vive, la Venezuela que palpita. Es el momento de presenciar el nacimiento de la verdadera patria (...) Nosotros podemos hacerlo, el pueblo venezolano tiene estirpe, estirpe de poeta, de soñadores, de alfareros, de constructores. El pueblo venezolano es el mismo pueblo que hizo la independencia de medio continente hace apenas doscientos años, hagamos de nuevo una independencia nacional. Yo estoy seguro que lo vamos a hacer porque estamos hechos de ese barro, de ese barro de libertadores. Nuestro

49 Ignacio Ramonet, Hugo Chávez, 626.

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pueblo no es un pueblo corrupto, nuestro pueblo no es un pueblo cobarde, nuestro pueblo es un pueblo valiente, de constructores, de soñadores, de futuro.50

Sostenía Mariátegui que "La humanidad no persigue nunca quimeras insensatas ni inalcanzables; la humanidad corre tras de aquellos ideales cuya realización presiente cercana, presiente madura y presiente posible"51. El mito no puede correr demasiado adelante de la imaginación, y la imaginación demasiado adelante de la posibilidad. Como sostenía Gramsci se trata de una "fantasía concreta". Ese aspecto es también reflexionado por Chávez explícitamente, y puesto en práctica tanto en los documentos públicos que enfatizan el planteamiento desde caminos concretos ("Cómo salir del laberinto" fue uno de sus primeros y más difundidos documentos), como en los discursos de campaña que invitan a un futuro lejano al que se llega con pasos cercanos, como una escalera.

Ésa era mi misión: darle contenido, en la psiquis del pueblo venezolano, a la prodigiosa invención de un país posible. Tenía que crear una utopía concreta. En otras palabras: crear el mito colectivo de un futuro realizable. Debía morir el «mito Chávez», personal, para que el «mito Venezuela nueva», colectivo, emergiese. Y para que todo se transformara, como en la fábula.52

Imposible no traer aquí, en torno a este análisis, dos imágenes muy conocidas: el poema de 1992 "Chávez nuestro" cómo síntesis del mito todo, de las pasiones del pueblo en vías movilizantes con la guía del caudillo, y a Fidel Castro en 1994 cuando públicamente, tras el primer discurso de Chávez en la isla, dijo "Aquí a la lucha por la libertad, por la igualdad y la justicia la llamamos socialismo; si ustedes la llaman bolivarianismo, estoy de acuerdo y si la llamaran cristianismo, también estoy de acuerdo". La tarea de la articulación sobre la arena de un mito.

Creemos entonces que, a la hora de comprender cómo Chávez llegó al poder —político-, cómo logró articular lo disperso y disputar eficazmente la hegemonía, la cuestión de la construcción del mito se vuelve fundamental. Y creemos que Chávez era consciente de su eficacia y necesidad, más en la historia latinoamericana, poniendo en práctica esta construcción discursiva a partir de una conjunción entre su formación intelectual y su origen moreno, pueblerino y llanero. Sostenía ya en 1994:

Aristóteles creo que decía que todo mito tiene una parte de verdad. Si aquí hay un mito en torno a Chávez y al "por ahora" y lo del 4 de febrero, soy esa parte de verdad. Pero no me considero un mito. El pueblo y la historia lo dirán. Pero si hay ese mito, soy ese núcleo de verdad. Ahora, creo que sí hay un gran mito colectivo en la mente de los venezolanos. O sea, cuando hay un sueño de nación posible, que te invade tu mente, la mía y de millones de seres humanos, desde ancianos hasta niños, hombres y mujeres que habitan este territorio bolivariano, allí hay un mito colectivo y eso hace los grandes cambios de la historia. En ese mito es que creo.53

50 Mario Ortega González, «Legado de Chávez: Chávez en programa respuestas a venezolanos», video de YouTube, 1:40. Publicado el 19 de marzo de 2013.

51 José Carlos Mariátegui, «Historia de la Crisis Mundial», en Mariátegui Chiappe, Sandro, Mariátegui Total. (Tomo I. Lima: Amauta, 1994), 906.

52 Ignacio Ramonet, Hugo Chávez, 626.

53 José Vicente Rangel, De Yare a Miraflores, 93.

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Conclusión

Entendemos que la articulación que finalmente llevará al triunfo del movimiento bolivariano comienza a concretarse, tras más de una década de intentos, a partir de 1996. Allí se producen dos hechos claves en la estrategia de disputa hegemónica: en primer lugar, la publicación de la Agenda Alternativa Bolivariana que coadyuva —en conjunción con otros factores vistos- a la polarización política en torno a Chávez como líder rétor del pueblo-plebe, por un lado, y el puntofijismo/neoliberalismo (Caldera, tras su intento fallido de revolución pasiva, expresaba ahora ambos) como élite enemiga por el otro. Y en segundo lugar el cambio en la estrategia de poder de la impugnación a la participación electoral. En su disputa por la hegemonía, el MBR utilizó tres estrategias fundamentales: la insurrección combinada, la impugnación-abstención activa, y la participación electoral; cambios que implicaron rupturas y nuevas articulaciones, así como ensayos organizativos como el "Todos con Chávez". Abordamos estos dos procesos en otro artículo de pronta publicación. A partir de allí, con las imágenes-fuerza y los significantes mencionados, la articulación creció sustentada en el ciclo de protesta que obtenía en Chávez la fijación de las demandas para viabilizaras, con la Asamblea Constituyente como medio democrático-protagónico. Es este logro el que le permite a Chávez articular también, mediante la acción de militantes-intelectuales orgánicos claves como Izarra, Tenorio, Miquilena y Rangel, el nuevo movimiento -MVR- y el frente electoral —El Polo Patriótico.

Finalmente, la reacción sistémica buscó detener su caída a partir primero de candidaturas outsider y aparentemente antipuntofijistas como la de Irene Sáez, y luego confluyendo en torno a una candidatura única que llevó a deponer las intenciones presidenciales de AD y COPEI para respaldar a Enrique Salas Römer. Römer, economista inicialmente vinculado a COPEI, había sido un artífice de la descentralización como gobernador del Estado Carabobo, lo que le otorgaba ciertas credenciales antipuntofijistas, contando también en su gobernación con el apoyo del MAS. Römer lanzó tempranamente su candidatura, en 1997, cuando ni él ni Chávez aparecían con posibilidades concretas de obtener la presidencia. Fundó el partido Proyecto Venezuela (PRVZL) y, con el apoyo casi unánime aunque tardío del establishment venezolano, logró el 39.97% de los votos, frente al 56.20% del Polo Patriótico. Transcurridos casi 20 años de los primeros intentos articulatorios en las Fuerzas Armadas, y apenas poco más de 6 años después del levantamiento del 4F, Chávez llegaba a la presidencia de la república en soledad regional, pero inaugurando un ciclo político latinoamericano quizás insospechado poco tiempo atrás en pleno auge de la hegemonía neoliberal.

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Entrevistas

• Ochoa Antich, Enrique: marzo 2022.

• Ojeda Falcón, Carlos: mayo 2022

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