Научная статья на тему 'DIáLOGOS ENTRE EL EXILIO Y EL INTERIOR. REFLEXIONES EN TORNO A LA CIRCULACIóN DE IDEAS EN EL PROCESO DE RENOVACIóN SOCIALISTA, 1973-1990'

DIáLOGOS ENTRE EL EXILIO Y EL INTERIOR. REFLEXIONES EN TORNO A LA CIRCULACIóN DE IDEAS EN EL PROCESO DE RENOVACIóN SOCIALISTA, 1973-1990 Текст научной статьи по специальности «Языкознание и литературоведение»

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SOCIALISMO / UNIDAD POPULAR / DICTADURA MILITAR

Аннотация научной статьи по языкознанию и литературоведению, автор научной работы — Moyano Cristina

Aplicando un enfoque microhistórico, el artículo aborda el proceso de renovación del socialismo chileno ocurrido durante la Dictadura. De su desarrollo, se extraen diversas conclusiones que ajustan o poner en duda explicaciones de uso común en torno a los factores de fondo que guiaron la problemática de la renovación.

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Текст научной работы на тему «DIáLOGOS ENTRE EL EXILIO Y EL INTERIOR. REFLEXIONES EN TORNO A LA CIRCULACIóN DE IDEAS EN EL PROCESO DE RENOVACIóN SOCIALISTA, 1973-1990»

Diálogos entre el exilio y el interior. Reflexiones en torno a la circulación de ideas en el proceso de renovación socialista,

1973-1990*

Dialogues between exile and the interior. Reflections on the circulation of ideas in the process of socialist renewal, 19731990

Cristina Moyano Barahona

Resumen

Aplicando un enfoque microhistórico, el artículo aborda el proceso de renovación del socialismo chileno ocurrido durante la Dictadura. De su desarrollo, se extraen diversas conclusiones que ajustan o poner en duda explicaciones de uso común en torno a los factores de fondo que guiaron la problemática de la renovación.

Palabras clave: Socialismo, Unidad Popular, Dictadura militar, Renovación

Abstract

Using a microhistorical approach, the article discusses the process of renewal of Chilean socialism occurred during the dictatorship. Different conclusions are drawn in accordance with or questioning the commonly used explanations about the underlying factors that guided the problems of renewal.

Keywords: Socialism, Unidad Popular, military dictatorship, Renewal

Comunicación presentada en el II Congreso Internacional Ciencias, Tecnologías y Culturas. Diálogo entre las disciplinas del Conocimiento. Hacia el futuro de América Latina y el Caribe, Simposio 20, Santiago, noviembre 2010 (Proyecto de Investigación 11090028, CONICYT) ** Chilena. Doctora en Historia, Académica Universidad de Santiago de Chile, Cristina. moyano@us ach. cl

La Renovación Socialista ha sido definida como el proceso de transformación ideológica de aquellos sectores de la izquierda nacional proveniente del ala no comunista1. Se ha escrito sobre este proceso, que tuvieron gran influencia en su desarrollo las experiencias del exilio que vivieron muchos de los líderes de los partidos políticos que se encontraban en dicha vertiente política ideológica, después del golpe militar del año 19732.

Enmarcan este proceso de transformación ideológico político, la búsqueda de explicaciones sobre el Golpe de Estado, el fin abrupto de la Unidad Popular y las nuevas experiencias, tanto dentro como fuera del país, que vivenciaron los militantes políticos, posibilitando el clima necesario para el surgimiento de un cuestionamiento y de una profunda autocrítica de la experiencia socialista, que configuró lo que ha sido denominado Renovación Socialista.

La autocrítica fue tan profunda, que los caminos que la Renovación Socialista abrió con los debates que la constituyeron, fueron bastante inesperados. Así se articularon caminos que enfatizaban la idea del fin del partido político como espacio para disputar el poder, o aquellos que marcaban la idea de que el socialismo debía ser democrático y que dicha democracia se ejercía y construía desde el Estado, hasta esos caminos que apelaron a la re valoración de la violencia y la lucha armada en el enfrentamiento para derrotar a la dictadura. Todos esos caminos fueron posibles en el marco de ese proceso de cuestionamiento teórico y político, generando variadas prácticas políticas donde el discurso se volvía fundamental en la legitimación de las mismas, sobre todo dado el marcado carácter intelectualizado que tenía la política de oposición en esos años, en este grupo político que hemos mencionado anteriormente.

Dicha "renovación" que partió de una crítica a los supuestos ideológicos que fundamentaban el ideal socialista, llevó a redefinir lo que se entendía por socialismo y la lucha por el poder del Estado, llevando además inevitablemente a una redefinición de lo que se entendía por democracia y los sujetos que la ejercían. Esta crítica, según Garretón, Moulian, Devés y Corvalán, se vio favorecida mayoritariamente por un proceso más global que se estaba vivenciando en el plano político mundial. La critica a los socialismos reales y la renovación de la izquierda europea, a la luz de la crisis del modelo soviético y la experiencia chilena, así como una nueva mirada a los logros que los grupos obreros habían obtenido, en lo que Hobsbawm ha denominado "los años dorados del capitalismo", sirvieron de base contextual para el proceso de Renovación.

1 Sin embargo, el concepto de renovación se ha ampliado historiográficamente hacia otros sectores, como el PC, por ejemplo. Ver trabajos de Rolando Alvarez para el período 1973-1990

2 Una reflexión más extensa sobre las distintas posiciones sobre la renovación socialista ver: Moyano, Cristina. "Microhistoria de la renovación socialista en el MAPU: un partido, unos sujetos... nuestra transición a la democracia. 1973-1989". Tesis para optar al grado de doctor en Historia. Universidad de Chile, 2007.

De esta forma, la mayoría de los sociólogos e historiadores que se han dedicado a estudiar el proceso de Renovación Socialista, han exaltado el carácter importado de este mismo, destacando que dichas ideas fueron traídas a Chile desde el exilio "dorado" de muchos de los líderes de la izquierda nacional.

La consecuencia de esta importación ideológica sería la configuración de una nueva praxis política, donde existe un alejamiento entre el diagnóstico teórico analítico y la recepción que de dicho diagnóstico hacen las bases políticas en la cotidianidad. En otras palabras, la Renovación sería más un abandono identitario de la matriz de la izquierda socialista clásica nacional, que un repensar profundo de los errores que posibilitaron el golpe de Estado, es más una discusión teórica que se enmarca mejor en Europa que en Chile y que respondería más a una presión cultural del exilio y del financiamiento de las colectividades políticas de oposición, que una real renovación del pensamiento socialista3.

La interpretación anterior tiende a resaltar, que la Renovación fue un proceso cupular intelectual y que no logró traspasar a las bases políticas un nuevo marco referencial teórico, que permitiera nuevos cursos de hegemonía en la acción política contingente. Es por eso que la renovación habría fracasado y sería solo un referente teórico intelectual, a que no habría logrado generar nuevas prácticas enraizadas en los nuevos discursos, ni seguir avanzando hacia un pensamiento socialista en una futura transición a la democracia. A lo más su proyecto quedaría truncado por las posibilidades en las cuáles se gestó la transición a la democracia y de allí emerge potentemente la idea de "transacción, pacto y traición" que rodea la valoración más general del proceso político.

Para matizar estos análisis resulta útil la mirada microhistórica, es decir, tomar un partido en particular y analizar el desarrollo histórico de este proceso de cambio ideológico y práctico. Este ejercicio metodológico y teórico nos permitirá vislumbrar que los análisis más clásicos no siempre concuerdan con las referencias más "singulares" y por ende, pierden la validez argumentativa y generalizable que aspiran a tener. También es importante considerar que las experiencias del exilio no implicaron simplemente importación o adopción de reflexiones, sino que una experiencia compleja, de influencias reciprocas, donde la convivencia y la forma de semantizar los contextos, generaron formas específicas de repensar la política, la ideología y la historia reciente.

El análisis microhistórico nos puede ayudar además, a revisar las particularidades del proceso de renovación, y por ende, permitirá adentrarnos en aquellas especificidades que entregarán nuevas luces sobre el proceso de transición a la democracia. Todo esto, por cuanto entendemos que la Renovación Socialista fue un cambio en el plano de las ideas y también en el de las prácticas, reconfiguró universos discursivos y también la manera de

3 Este enfoque está desarrollado en profundidad en Moyano, Cristina. Op. Cit. Capítulo 2.

mirar el mundo; cambió los supuestos y estrategias políticas reconfigurando con ello los objetivos políticos en el corto, mediano y largo plazo; y cambió además la forma de entender y hacer la política, así como la forma en que se definió a los sujetos que la practicaban.

Sin embargo no es un proceso teleológicamente dirigido, sino que un proceso que surge en condiciones y ambientes políticos diversos: el ambiente interno y el exilio; un proceso que por lo tanto se reconfigura en cada realidad, en el marco de la cultura propia de cada partido político y conduce a multiplicidad de caminos distintos y cuya evaluación política no le compete al historiador sino que al ciudadano.

Cada unos de esos cambios, se vivenció de manera particular en las distintas colectividades políticas "enmarcadas en el área socialista". Para el caso chileno nos referimos al Partido Socialista, al MAPU y MAPU- OC y a la Izquierda Cristiana, partidos que vivieron la Renovación de manera diferenciada dentro de su propia cultura política. De allí por lo tanto que parece no existir una sola renovación socialista, sino que varias renovaciones que reconfiguran los universos discursivos y las prácticas políticas, contraponiendo objetivos e intereses, en cuya diversidad es posible intentar comprender por qué la Transición chilena fue pactada, pensada, traicionada y limitada.

En este trabajo abordaremos la posibilidad de pensar el espacio de flujo entre exilio e interior como un nuevo campo de experiencia, con el fin de poner atención a la circulación de reflexiones que configuraron los nuevos universos narrativos, abandonando la simple idea de importación y adaptación forzosa.

El exilio como campo de experiencia

Según Paola Bayle (2010), constituir el exilio como objeto de estudio tiene múltiples complejidades. En primer lugar, presenta complejidades metodológicas por cuanto el acercamiento a fuentes documentales, cuantificación de la diáspora y caracterización de las trayectorias es casi imposible, debido a la inexistencia de documentos que permitan reconstruir esa historia, dada las condiciones de excepcionalidad que generaron la propia experiencia del exilio.

En segundo lugar, el exilio también es complejo por las formas en que se ha institucionalizado en las memorias de los actores sociales. El exilio es disputado como experiencia binaria, por un lado para algunos era una estrategia de sobrevivencia y para otros, una práctica acomodaticia y hasta vista como traición a una militancia que requería de todas las fuerzas para hacer oposición a la dictadura. Entre el "exilio dorado y la sobrevivencia", según Bayle, "se internalizaron estereotipos y lugares comunes que fueron organizando la memoria y que se disparan cuando se enciende el grabador para comenzar

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una entrevista. No se trata de una dificultad tan diferente de aquello que Bourdieu (1986) llamó "ilusiones biográficas", porque estos elementos en disputa se organizan en cada caso para ofrecer al investigador una imagen que pretende ser coherente con aquellas tomas de posición construidas por convicción y dolorosamente solidificadas. Preguntas tales como ¿Había que irse? ¿Había que quedarse? ¿El exiliado sufrió tanto como quién se escondió tierra adentro de su patria escapando de la represión? ¿Era correcto recibir una beca de un país considerado por los militantes de izquierda como imperialista para salir de la patria? O quien se quedó ¿recibió dinero y protección a cambio de algún servicio de inteligencia? Muchas son las preguntas y respuestas del orden moral que están debajo de la alfombra de aquellos que protagonizaron esta experiencia y que es necesario dirimir para objetivar el proceso" (Bayle, 2010:17-18).

Junto a las problemáticas anteriores, también se destaca la complejidad asociada a la definición del propio concepto de exilio, como realidad jurídica. Según Bayle, el exilio "abarca un abanico amplio de situaciones legales, formas de salida, estrategias personales, modos de recepción e inserción. Entre los estudiosos del exilio ya existe un consenso acerca de la ambigüedad del término (Joly, 1996; Rebolledo, 2006; Franco, M; 2008). Los variados motivos de una migración forzada, sumados a las múltiples formas de salida del país y a los diferentes status legales que los exiliados han recibido en distintos países de acogida, complejizan el análisis del exilio y los límites de las distintas categorías que dan cuenta del proceso" (Bayle 2010: 19).

En ese sentido, dificultades metodológicas, simbólicas, de memoria, así como conceptuales y jurídicas hacen que el objeto del exilio tenga complejidades asociadas al campo de lo que denominamos como historia del pasado reciente. A nuestro juicio, entenderemos el exilio como una experiencia de desarraigo de la tierra y de la experiencia política inicial, que contiene además una experiencia de llegada y de recepción, así como de mutua influencia en los países que recepcionaron a los exiliados. Por ello la experiencia del exilio no puede ser estudiada como un campo de recepción o de llegada, así como tampoco de distancia territorial o ideológica, sino que debe ser considerada como una experiencia en flujo espacial, en donde las conexiones, influencias y una relación dialógica entre el mundo del país originario y el exilio en si, deben combinarse en el análisis.

Por ello, el exilio se constituye como un campo de experiencia en interacción. Es difícil simplemente suponer que quienes se exiliaron solo recibieron ideas, financiamiento y apoyo, y no entregaron nada a quienes los contuvieron. Por otro lado, es importante considerar que los sujetos son activos en la construcción del mundo social, de allí que no pueda hablarse de un exilio, sino que de múltiples exilios y múltiples retornos. En ese plano, sólo una perspectiva microhistórica permite comprender esos procesos y en particular, lo que interesa en este trabajo, respecto de la circulación de las ideas políticas que estructuraron lo que denominamos como Renovación Socialista.

La experiencia y la circulación de las ideas. Una propuesta para reinterpretar la renovación socialista

Las ideas no circulan en espacios intemporales y desterritorializados, como pudiera haber supuesto la vieja historia de las ideas del pensamiento político, así como tampoco pueden ser consideradas como esencias inmanentes con lógica interna preconstituida, cuyo desarrollo se expresa en una historia ordenada y asible bajo supuestos de coherencia y uniformidad (Palti:2003)

De esta forma si nosotros consideramos el proceso de renovación socialista como un campo de producción de ideas que replantearon varias premisas ideológicas y que transformaron los universos culturales y las praxis militantes que sustentaron el pensamiento de izquierda entre los años 60 y 70, no podemos suponer que estas ideas circularon en espacios intemporales y con coherencia interna de desarrollo. Por ello, proponemos que el proceso de renovación socialista debe considerarse como un campo de experiencia4 que tiene como puntos claves los siguientes elementos:

a) El espacio social del interior (Chile), caracterizado por la represión política instalada con la dictadura militar, que suspendió los partidos políticos y declaró ilegales a los partidos de izquierda. Este espacio social no se mantuvo uniforme a lo largo del período que se extiende entre 1973 y 1990, sino que fue modificándose desde un espacio territorial altamente represivo hasta uno más abierto y de aceptación de ciertas prácticas políticas.

b) El espacio social del exilio (exterior) caracterizado por una diversidad de experiencias políticas que recepcionaron a los exiliados. Así no será lo mismo exiliarse en Rusia, en la RDA, en Argelia, en Inglaterra, en Francia, en México o Venezuela. Las dinámicas político sociales de estos espacios de recepción generarán impacto en la producción de experiencias particulares que nutrirán también de manera específica y en constante mutación, la producción de saberes políticos.

c) Las redes sociales que sustentaron la diáspora y que deben leerse a la luz de los espacios sociobiográficos de los actores, así como de las redes políticas propiamente tales.

d) Un conjunto de experiencias socio políticas que semantizaron el espacio social dictatorial. Estas experiencias no constituyen un todo homogéneo y pueden dividirse en b.1) las experiencias del interior y b.2) las experiencias del exilio.

e) Un conjunto de experiencias sociopolíticas que se semantizaron a la luz de diferentes culturas políticas, generando producciones de realidad diversas y

4 Campo de experiencia en sentido Koselleckiano.

hasta contradictorias, que dan cuenta de la importancia de las colectividades y la militancia sociopolítica como articuladoras de identidades colectivas. De esta forma la relación dialógica entre exilio e interior, para analizar el proceso de renovación socialista puede graficarse de la siguiente forma:

Dado lo anterior, la experiencia del exilio no puede desentenderse ni de las culturas políticas partidarias, ni de las redes sociobiográficas de los actores políticos, así como tampoco de los espacios de recepción que van configurando experiencias específicas, que en diálogo con la propia diversidad de experiencias que enmarca el espacio sociopolítico dictatorial, van configurando un complejo proceso de renovación socialista.

Por ello, no es posible hablar simplemente de importación o de apropiación irreflexiva de un proceso que se dio en el espacio europeo y en especial en los países socialdemócratas, sino que implica considerar que dicho proceso se estructuró sobre una relación dialógica, que tuvo momentos de mayor influencia exterior y otros que se dieron en Chile como eje predominante. En ese plano, considerar a la renovación como un espacio de experiencia social y militante ayuda a complejizar el análisis político y desmitificar los análisis reduccionistas e incomprensivos que han tipificado dicho proceso como el abandono del ideario de izquierda de un sector de la propia izquierda.

Tal como expresamos anteriormente, el dialogo entre el interior y el exilio va configurando un espacio semántico que cruza a las diversas colectividades del mundo socialista, pero que se va dibujando experiencialmente a la luz de las distintas culturas políticas partidarias. Sin embargo, pese a esas diferencias, ese espacio experencial común va construyendo, a través de la interacción, mundos de la vida común, estructurando las significaciones de la realidad dictatorial y delineando las conductas políticas acordes con dicha producción de imaginarios.

El espacio semántico que estructuró la experiencia de la renovación socialista se expresó a través de encuentros políticos e intelectuales, realizados mayoritariamente en el exterior, debido a las condiciones políticas que se vivían en Chile, así como a través de un conjunto de revistas que permitieron la circulación de debates y la integración en un espacio narrativo de las visiones y experiencias de Chile y del interior.

La mayoría de estas revistas circularon en el mundo militante y contribuyeron a socializar reflexiones, instalar temas de debates, visibilidad y validar líderes, buscando fortalecer la identidad política de oposición y particularmente de la izquierda. En este artículo analizaremos tres de esos espacios narrativos.

En primer lugar la revista Chile América editada en Roma y liderada por Julio Silva Solar y José Antonio Viera Gallo. Dicho espacio narrativo tuvo una importancia significativa en la configuración de un entorno de reflexión y discusión política en el que participaron activamente demócratas cristianos, socialistas, mapucistas e izquierda cristiana. Sus principales líderes gestores provenían de haber sido militantes de la DC, fundadores del MAPU y hacia 1971, después de la fractura de dicha colectividad, Silva Solar adscribió a la Izquierda Cristiana y J. Viera Gallo al MAPUy más tarde al MAPU-OC. En ese plano, si bien la revista Chile América fue un espacio de integración de la izquierda socialista y cada cierto tiempo, del mundo comunista, constituye una narrativa vinculada al mundo donde la izquierda y el cristianismo se entrecruzaron partidariamente en los años 60 y 70, articulando una de las expresiones de la nueva izquierda chilena.

En su declaración de principios, la revista se define como "un lugar de encuentro, estudio, confrontación de ideas, dentro de un pluralismo abierto a las distintas corrientes de pensamiento y a los problemas de la sociedad latinoamericana", y partir de 1979 especifican:

El equipo de colaboradores de la revista es ahora más amplio. Trabajamos por la convergencia de todas las fuerzas sociales, políticas, culturales, que luchan por rescatar a Chile de la dictadura y por abrir paso a un gran consenso democrático que, superando los errores del pasado, asegure el desarrollo de una creciente democratización de la sociedad, la

economía, el Estado y se empeñe por un cambio profundo del actual sistema de relaciones internacionales5

En esta revista se estructuraron mayoritariamente cinco ejes claves del debate que sostiene la experiencia dictatorial. El primer eje estructura el análisis de la coyuntura política en Chile. En dicho eje circulan análisis sobre política contingente, orientada específicamente a rescatar la experiencia al interior del país, nominar hacia otros espacios con el fin de disputar una narración informativa. En esta narración cobra especial importancia dos temáticas claves: la violación a los derechos humanos y la represión política, así como también el análisis económico y los vaivenes de la transformación neoliberal que se venía implementando en Chile.

Uno de los segundos ejes claves fue el que constituyó los debates teóricos, ideológicos y políticos de la izquierda en específico. Este se convierte en un espacio transnacional, ya que no solo contiene la narrativa respecto de la experiencia explicativa del Golpe y el fracaso/derrota de la U.P, sino que también recoge los debates de la izquierda europea occidental referido al proceso del eurocomunismo, a los debates socialdemócratas y la crítica al socialismo real, recogiendo reflexiones de importantes líderes y políticos europeos de estas posiciones, generando un "mundo de la vida" que logra instalarse en la experiencia militante, constituido precisamente a la luz de la propia experiencia nacional del fracaso/derrota. Este espacio reflexivo transnacional, que reconfigura la propia espacialidad de la situacionalidad de los actores, es clave en la apropiación y relectura ideológica que muchos líderes chilenos de la renovación hicieron de la izquierda, el socialismo y la democracia. Lo importante es resaltar que dicho proceso es menos impositivo y vertical, sino que configura parte de una experiencia compartida que no generaba una lógica de quiebre o vasculamiento narrativo en su propia experiencia individual.

También pertenecen a este eje la información sobre los procesos de reestructuración colectiva y partidaria de los conglomerados de izquierda, posicionado con fuerza a partir de la experiencia de ser "oposición", que permite una conceptualización más amplia del "ser militante" y donde cabían conjuntamente las narraciones de radicales y demócratas cristianos. En este espacio también es posible distinguir desde el exilio, la nominación de los conflictos que cruzan a la izquierda en especial la división del Partido Socialista, el distanciamiento de las posiciones radicales que va asumiendo el PC, la conformación del MDP, la Alianza Democrática, el Bloque Socialista y Convergencia. Así se va excluyendo de este espacio al MIR y al PC, que si bien mantienen algunos articulistas, desaparecen casi totalmente a partir de 1986, para dibujarse con nitidez el espacio que dará origen a la Concertación de Partidos por la Democracia.

5 Revista Chile América. N° 50 - 51. Roma, Enero- Febrero 1979. P.7.

Un tercer eje corresponde a la especificidad que adquiere la propia experiencia del exilio. Las informaciones sobre reuniones, congresos, entre otros, va ampliado el espacio de la propia ciudad de Roma al mundo que contempla a todos los exiliados, configurando narrativamente un espacio con límites, que va mostrando simultáneamente los propios conflictos que la izquierda y las reagrupaciones. En ese sentido, esta revista constituye un espacio de condensación de la territorialidad de la diáspora, condensación narrativa que permite mantener el imaginario de la unidad, pese a la diversidad de las experiencias cotidianas.

Un cuarto eje lo constituye el debate normativo sobre la transición, que se configura con fuerza a partir de la aprobación de la Constitución de 1980. Es en este eje donde cobran especial importancia la interacción de las perspectivas y la recuperación de las experiencias del interior y el exterior. Es un espacio de integración, de disputa y de normatividad en el que se van delineando no sólo lo vivido, sino que también los mundos de la vida de dos realidades territorial y culturalmente diversas.

Por último, el quinto eje estructura la reflexión en torno al espacio internacional en su conjunto. Las relaciones y conflictos propios de América Latina, pero también del mundo europeo social demócrata y del socialismo real. Especial atención tiene aquí EEUU y sus distintas políticas, en el marco de la guerra fría. Resulta significativo rescatar que se va abandonando en la narración la visión reduccionista de la reflexión sobre las relaciones internacionales entendidas bajo el esquema dominación-dominado, y se va comprendiendo, precisamente a propósito de la nueva situacionalidad territorial de los actores, visiones que demuestran la complejidad de un mundo en constante ampliación de las relaciones internacionales y de configuración de una nueva globalización.

El impacto de la revista es difícil de precisar, sin embargo, es reconocida la percepción entre los distintos actores políticos, que estructuró una tribuna sistemática donde convergían las experiencias del interior y el exilio, posibilitando parte de la reflexión que sustentó el proceso de Renovación Socialista. Según el Instituto Igualdad la revista Chile América

"llegó a tener un tiraje de 4000 ejemplares, aunque desconocemos el momento exacto en que se alcanzó este número. También sabemos que la publicación tuvo una amplia difusión en el mundo universitario europeo, estadounidense y latinoamericano, y que se divulgó entre las comunidades de exiliados y sus organizaciones en Europa occidental y en América Latina. Incluso se publicaron ediciones especiales para el mundo italiano y francófono"6

6 Disponible en http://www.igualdad.cl/2009/12/exilio-convergencia-politica-y-renovacion-ideologica-el-caso-de-la-revista-chile-america-1974-1983/. Consulta octubre de 2010.

El segundo espacio de consideraremos en este articulo es la revista Convergencia Socialista, editada en México durante toda la década de 1980, que también se estructuró como un lugar de encuentro entre distintos actores adscritos a la vertiente renovada del PS. Dicha revista se publica por primera vez después de la ruptura que vive la colectividad socialista en 1979, por lo que su titulo convoca precisamente la instancia de unidad que, en el exilio y en el interior, varios grupos socialistas estimaban como necesario para convertirse en una fuerza capaz de disputar la hegemonía política a la dictadura. En su primera editorial, se plantea que dicho colectivo obedece a la "iniciativa de un amplio conjunto de socialistas pertenecientes a los distintos sectores en los que se ha dividido el PS de Chile". Así mismo se autodefine como "órgano de expresión, debate y acercamiento de todas las corrientes socialistas que mantienen su identidad histórica con el Partido"7.

El primer consejo de redacción estuvo configurado por los residentes en Chile: Ricardo León, Carlos Roselli, Felipe J. Suárez y Bernardo Valenzuela; Raúl Ampuero, residente en Italia, Jorge Arrate en Holanda, Miguel Gonzalez en Nicaragua, Rafael Kries en Venezuela, Sergio Poblete en Bélgica, Tulio Romero en Guyana, Oscar Waiss en la RFA, y los residentes en México: Pedro Correa, Rogelio de la Fuente, Francisco Fernández, Luis Inostroza, Marcelo Schilling y Juan Vadell. El primer director fue Pío García, quien dirigió la revista durante casi todo el periodo de duración.

En dicha revista, a diferencia de la revista Chile América, se dibuja con mayor nitidez la importancia del Continente Latinoamericano y los conflictos y posiciones del Partido Socialista en sus múltiples fracciones. Así la revista convergencia está tensionada entre ser un órgano filo partidista y de convergencia hacia otros grupos políticos de oposición. Por ello, en esta revista hay menos importancia a los conflictos de la DC y su propio proceso de renovación, al igual que la importancia que habría jugado la Iglesia, temática que en la revista anterior, da cuenta de las culturas políticas partidarias hegemónicas.

Es interesante rescatar de la revista Convergencia que tiene una gran cantidad de artículos de intelectuales de izquierda o progresistas, cuyos artículos escritos para la revista o republicados de otras fuentes, va mostrando la reconfiguración ideológica del propio mundo socialista, las nuevas apuestas e influencias teóricas y las temáticas que comienzan a preocupar a la izquierda, especialmente a la luz de la redefinición del eje socialismo-democracia.

Los principales ejes que estructuran la narrativa de Convergencia Socialista son discusiones teóricas sobre el marxismo, en el que participan intelectuales de la talla de Atilio Borón, J.C Portantiero, Lelio Basso, Carlos Pereyra y José Aricó, entre otros, en el que el eje del debate es la crítica al marxismo reduccionista estructuralista para generar un marxismo en perspectiva latinoamericana. También estructuran la narrativa las informaciones, entrevistas

7 Revista Convergencia Socialista. N° 1, febrero-abril de 1981. México.

y problemáticas atingentes exclusivamente al Partido Socialista y sus distintas facciones, predominando las que van articulando el proceso de renovación socialista. Por último nos encontramos con informaciones sobre actualidad chilena, principalmente las vinculadas al relato de la coyuntura económica, las violaciones a los derechos humanos y la reestructuración orgánica de los movimientos sociales que comienzan en los años 80 a tener mayor visibilidad pública. En conjunto con lo anterior, también está la información sobre realidad latinoamericana, cubriéndose con especial importancia lo que está ocurriendo en Centroamérica y posteriormente en el cono sur, así como las relaciones con EEUU.

Por último, nos interesa analizar para este artículo la publicación vinculada al PS Almeyda, denominada "Cuadernos de Orientación Socialista". Esta era una revista bimensual editada bajo la responsabilidad de la Secretaría Ideológica del Secretariado Exterior del Partido Socialista de Chile, cuya sede central fue Berlín. El primer número se registró en 1980 y recoge la aguda tensión de división del PS y los encuentros vinculados a la configuración del mundo renovado, registrados en Ariccia (I y II). Su declaración de principios estipulaba que

Nace en una circunstancia muy especial. No en la Patria. No físicamente en Chile sino en el exilio, donde decenas de miles de chilenos y miles de socialistas se hallan dispersos por el mundo, en accidentada diáspora, pero ligados todos por su identificación con el destino y con la lucha del pueblo chileno en el seno de la patria en demanda la democracia y de libertad, y en procura de una justicia que sólo advendrá con el Socialismo .

En la misma declaración afirman también que su objetivo es el fortalecimiento del Partido y de la Izquierda, configurando un espacio más limitado y una voz más nítida respecto de las experiencias que cruzan a la cultura política socialista, a diferencia de las otras dos revistas previamente citadas. Sin embargo, aparecen los mismos ejes presentes en Chile América referidos a la coyuntura, la izquierda y las relaciones internacionales, excluyéndose más nítidamente la preocupación por los conflictos DC y el mundo de la Iglesia Católica. Expresa que los convoca el transitar por una nueva etapa:

En Chile, renovados y fortalecidos ideológica, orgánica y políticamente en el duro combate que se sostiene con el fascismo y la dictadura militar. En el exilio, contribuyendo con todo lo que está a nuestro alcance para apoyar la lucha del interior, material e ideológicamente. Derrotadas y marginadas del Partido las tendencias y fracciones anarquizantes e influidas por ideologías y valores ajenos a la clase obrera y su teoría revolucionaria, nuestra organización se ha volcado con todas sus fuerzas

8 Cuadernos de Orientación Socialista. N°,1. Berlín, Abril de 1980. P.3.

para impulsar la lucha de masas, democrática y socialista en contra del adversario9.

Así el espacio que estructura Cuadernos de Orientación Socialista (COS), restringe y delimita lo que se debería entenderse como izquierda. Nace reactivamente a un proceso de renovación ideológica que cuestiona elementos claves de la identidad de izquierda. Reacciona y establece una línea, en ese sentido, demuestra menos amplitud que los anteriores, pero también da cuenta de las tensiones que cruzaron este espacio complejo del exilio y el interior. La revista declara que

El desarrollo ideológico del Partido y de la Izquierda se concibe así no como un fin en si mismo y separado de la lucha social concreta, sino como una dimensión de esa lucha, y como un frente específico en el que también hay que combatir al fascismo y a las ideas reformistas y conciliadoras que le hacen el juego y lo ayudan a sostener su proyecto de dominación sobre el pueblo chileno10.

Por último, COS informa que "Está próxima a aparecer en México, otra revista de inspiración socialista y partidaria, bajo el para nosotros histórico nombre de «RUMBOS», que fue el que llevó la primera publicación de esa naturaleza editada por el Partido allá por el año 1934. Más orientada hacia el debate ideológico hacia afuera sobre la vasta problemática socialista contemporánea, la revista «RUMBOS» complementará el trabajo ideológico, que principalmente hacia el interior del Partido, llevarán a cabo estos «CUADERNOS DE ORIENTACIÓN SOCIALISTA», que ahora ven la luz en Europa y cuya presentación hacemos en estas lineas. En esa perspectiva de superar ideológicamente al Partido asume una principal significación la comprensión profunda del proceso político que se desarrolla en el ámbito latinoamericano. Cada vez más se interconectan e influyen recíprocamente las luchas de nuestros pueblos en contra de las neo-oligarquías burguesas, el imperialismo y los ejércitos traidores que les sirven de instrumento11", dibujando a través de dicha presentación la combinación entre órgano partidario, de alineamiento ideológico e información colectiva, que permita fortalecer al partido sin desvincularlo de las expresiones internacionales en las cuales se insertaría la lucha contra el imperialismo capitalista.

No sabemos el tiraje ni el impacto de COS, pero es importante hacer notar la importancia que tuvieron todas estas publicaciones en la configuración del espacio interactivo exilio-interior, configurando en ellos las expresiones de una experiencia compleja y tensa, que confluía en la lucha contra la dictadura. A través de estas publicaciones es posible retratar ese espacio de diálogo y las particularidades del espacio del exilio en específico.

9 Op. Cit. P.3.

10 COS, P. 3. Op. Cit.

11 COS, P.3. Op. Cit.

El Exilio como experiencia... y el interior como referencia. La configuración de un nuevo flujo de experiencia política.

El diálogo que se produce entre exilio e interior estructuran un espacio de experiencia particular. Por un lado el exilio se entiende como transitorio y funcional a los intereses y luchas que se dan en Chile, entendidas a su vez como las luchas más significativas, las que están en lo que se denominaba "realidad chilena". El exilio era por lo tanto colaborativo, dispuesto a esas luchas, pero que lejanas territorialmente se dibujaban en las narrativas del heroísmo y la épica.

El exilio tiene como referencia el interior para la justificación de su propia lucha política, particularmente en los primeros años después de ocurrido el Golpe de Estado. Posteriormente el exilio se va convirtiendo en un propio espacio de realidad experencial, entendido en su propia especificidad, cobrando máxima relevancia cuando el proceso de renovación socialista va tomando forma y delineándose en estrategias organizacionales para la izquierda.

Ese proceso de reconfiguración no estará exento de tensiones internas. Jorge Arrate resalta hacia 1982, que existe una "contradicción entre la funcionalización del exilio político a la lucha democrática en Chile, objetivo que se consideraría natural y deseable, y la plena o mejor integración de cada uno de los exiliados - para los efectos del ejemplo, militantes políticos- en la vida social del país o ciudad donde residen, trabajan y viven. 12" Por ello el exilio y el interior se entienden como espacios desterritorializados de la experiencia y debe configurarse un espacio de flujos en el que la convivencia en torno a la reflexividad políticas y por cierto, las reuniones y congresos políticos van dándole una corporeidad clave para su propia existencia.

A lo anterior Arrate agrega que la función política del exilio, que tiene como referencialidad a Chile, debe buscar su propia especificidad para mantenerse en este espacio de flujo. Afirma en el encuentro de Convergencia realizado en Chantilly que

lentamente, y por diversos factores, dicho rol comienza, en los años sucesivos a erosionarse. La resistencia logra una cierta consolidación interna, conquista algunos espacios legales y semilegales, un cierto número de militantes políticos logran retornar al país, otros procesos de resistencia, otras realidades de persecución brutal, otras luchas

12 Arrate, Jorge. El exilio chileno. En dossier de la reunión de Chantilly, 1982 y publicado por la Revista Chile América. P. 136.

liberadoras, adquieren más urgencia y más vitalidad o posibilidades de victoria que la de Chile. Al mismo tiempo, el propio exilio se ve resentido en su carácter compacto por los procesos de erosión de su militancia y de divergencias políticas en el seno de los partidos y de los partidos entre

,13

Esa especificidad va tomando cuerpo en torno a constituirse en un espacio de reflexión, de reunión y de circulación de debates que permitan dotar de nuevos sentidos a la lucha política y popular en Chile y en Latinoamérica de manera más general. Por ello el exilio se convierte en un espacio reconfigurador de los debates, sistematiza los mismos y permite un engranaje con la lucha directa que se da en Chile. Para Arrate

los grupos de discusión política e ideológica, las instancias de estudio e investigación, en fin, se hacen presente con fuerza y constituyen puntos en que se supera la incomunicación que necesariamente va generando en un mundo como el del exilio, incomunicado por definición con el medio circundante, el verticalismo exagerado de los partidos, la vigencia de las formulas sacramentales de funcionamiento, herencias del ayer no asumidas hoy con espíritu crítico

Estas críticas esbozadas por Arrate, vinculadas al proceso de renovación socialista, que proponían una nueva concepción de partido político y una nueva vinculación con la sociedad y las masas, van en directa relación con las discusiones sobre la organicidad que debía adquirir la resistencia a la dictadura en Chile y en exilio. Nos estamos refiriendo a la propuesta de Convergencia Socialista, proceso reconfigurador de las ideas renovadas, en donde el espacio de flujo y el exilio se observan conjuntamente.

En los relatos de la configuración de la Convergencia, exilio e interior aparecen narrados en un mismo espacio de experiencia. Aparecen los seminarios, mayoritariamente en el exterior, donde el exilio juega un papel importante y también las reuniones clandestinas en Chile, donde se van delineando organizaciones colectivas para darle conducción al proceso de Convergencia. Se narra por tanto un espacio en diálogo múltiple: "En Chile, como entre el exilio en distintos países, se desarrollan iniciativas encaminadas a superar la crisis que ha llevado a la división del socialismo"15. A lo anterior colabora Arrate cuando redefine esta necesidad de dialogo entre las dos realidades, ahora funcionalmente a la construcción de un nuevo proyecto orgánico de las ideas renovadas:

13 Arrate, Jorge. Op. Cit. P. 138.

14 Arrate, Jorge. Op. Cit. P. 138.

15 Jaime Vadell. Puntos de vista sobre Convergencia Socialista, fundamentos de una propuesta. En Revista Convergencia, N° 1. México, 1980..

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Sin lucha, la convergencia es un puro ejercicio intelectual, un juego de enunciados. La lucha sin renovación nos conduciría a estrellarnos con la nueva realidad de Chile y a reincidir en errores del pasado. Sin unidad, sobre bases precisas, una unidad que reconozca y sea capaz de soportar las diferencias, la lucha sería más difícil y menos eficaz, y la renovación menos extensa en su impacto, más limitada en su alcance.16

El reconocimiento de que el exilio ya no constituye un mero espacio subsidiario a la realidad y la lucha en Chile, sino que juega un espacio específico en la configuración de las nuevas experiencias políticas, es rescatado también por otro actor del proceso de renovación: Raúl Ampuero. Este líder socialista comenta que "limitada inicialmente al ámbito del exilio, la tentativa dio sus primeros frutos en los seminarios de Ariccia. Reconociendo allí, lo que por lo demás resulta obvio; que las decisiones fundamentales de la lucha contra la tiranía competen a quienes combaten en el interior, descubrimos que el destierro no puede concebirse como una pura retaguardia confinada al apoyo logístico y al discurso especulativo. Descubrimos que hay una tarea del exilio para el exilio: construir espacios democráticos a la participación de la base; preservar nuestra identidad cultural; asegurar la renovación generacional de los mandos políticos; hacer menos traumática la ambientación de los refugiados en medios absolutamente extraños a su experiencia anterior. Todo eso pasaba a adquirir especial importancia para una emigración numéricamente caudalosa pero, sobre todo, políticamente calificada. Por las mismas razones, la experiencia de los chilenos poscritos adquiere un considerable valor político y debe servir de ejemplo estimulante a las acciones de la oposición interior"17.

Para exiliados y renovados en Chile, el espacio que abría la conformación de la Convergencia, era un espacio que permitió repensar entonces la dimensión de este flujo entre exilio e interior, superando la clásica dicotomía que suponía que el exilio era simplemente subsidiario a la realidad chilena. Si pensamos de esta forma este espacio de diálogo y experiencia, el proceso de renovación socialista aparece más complejo y podemos superar esas clásicas visiones que lo suponen como proceso impuesto por el exilio europeo, ayudando a repensar las dinámicas de la izquierda y de la historia reciente de nuestro país.

Recibido: 3 octubre 2010 Aceptado: 7 enero 2011

16 Arrate, Jorge. Convergencia socialista y lucha popular. En Revista Convergencia N° 7-8, México, enero 1983.

17 Ampuero, Raúl. En torno a la convergencia socialista. En Revista Convergencia N° 7-8, México, enero 1983.

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