Научная статья на тему 'Aportes para el estudio de las izquierdas argentinas de los ‘80 en clave transnacional. Los casos del Partido Comunista y el Movimiento al Socialismo'

Aportes para el estudio de las izquierdas argentinas de los ‘80 en clave transnacional. Los casos del Partido Comunista y el Movimiento al Socialismo Текст научной статьи по специальности «История и археология»

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historiografía / giro transnacional / izquierdas / historia recienteinternacionalismo / historiography / transnational turn / left / recent history / internationalism

Аннотация научной статьи по истории и археологии, автор научной работы — Rodrigo López, Victoria Bona

El artículo reflexiona en torno de las potencialidades de la perspectiva transnacional para el estudio de las izquierdas en la Argentina de los ‘80. En primer lugar, se elabora un mapa crítico sobre las alternativas posnacionales en tanto herramientas metodológicas. En segundo lugar, se realiza un balance historiográfico que señala los escasos aportes que existen desde esta perspectiva en los estudios de las izquierdas en postdictadura. En tercer lugar, se propone una agenda de trabajo que involucre líneas de indagación que sobrepasen las fronteras del Estado-nación para los casos del Movimiento al Socialismo y Partido Comunista de la Argentina atendiendo al internacionalismo como uno de los aspectos constitutivos de la cultura política de las izquierdas.

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Contribution to the studies of the Argentinian left-wing currents in the 1980s from a transnational perspective. The cases of the Partido Comunista and the Movimiento al Socialismo

This article attempts to reflect on the potentiality of the transnational perspective for the left studies in Argentina. In the first place it outlines a critical map of the transnational perspectives as methodologic tools. Secondly, a historiography balance is made to point the few contributions that exist from those perspectives in the field of the left studies in the postdictatorship. In the third place, we propose a work agenda that involves lines of inquiry that go beyond the borders of the nation-state for the cases of the Movimiento al Socialismo and the Partido Comunista de la Argentina, taking into account internationalism as one of the constitutive aspects of the political culture of the left.

Текст научной работы на тему «Aportes para el estudio de las izquierdas argentinas de los ‘80 en clave transnacional. Los casos del Partido Comunista y el Movimiento al Socialismo»

51, septiembre 2022: 1-21

Aportes para el estudio de las izquierdas argentinas de los '80 en clave transnacional. Los casos del Partido Comunista y el Movimiento al Socialismo

Contribution to the studies of the Argentinian left-wing currents in the 1980s from a transnational perspective. The cases of the Partido Comunista and the Movimiento al Socialismo

Rodrigo López* Victoria Bona**

Resumen: El artículo reflexiona en torno de las potencialidades de la perspectiva transnacional para el estudio de las izquierdas en la Argentina de los '80. En primer lugar, se elabora un mapa crítico sobre las alternativas posnacionales en tanto herramientas metodológicas. En segundo lugar, se realiza un balance historiográfico que señala los escasos aportes que existen desde esta perspectiva en los estudios de las izquierdas en postdictadura. En tercer lugar, se propone una agenda de trabajo que involucre líneas de indagación que sobrepasen las fronteras del Estado-nación para los casos del Movimiento al Socialismo y Partido Comunista de la Argentina atendiendo al internacionalismo como uno de los aspectos constitutivos de la cultura política de las izquierdas.

Palabras clave: historiografía, giro transnacional, izquierdas, historia reciente-internacionalismo

Abstract: This article attempts to reflect on the potentiality of the transnational perspective for the left studies in Argentina. In the first place it outlines a critical map of the transnational perspectives as methodologic tools. Secondly, a historiography balance is made to point the few contributions that exist from those perspectives in the field of the left studies in the post- dictatorship. In the third place, we propose a work agenda that involves lines of inquiry that go beyond the borders of the nation-state for the cases of the Movimiento al Socialismo and the Partido Comunista de la Argentina, taking into account internationalism as one of the constitutive aspects of the political culture of the left.

Keywords: historiography, transnational turn, left, recent history, internationalism

Recibido: 7 de mayo 2022 Aceptado: 12 julio 2022

* Rodrigo López, coautor (Rosario, Argentina). Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Rosario. Becario doctoral de CONICET en el instituto de Investigaciones Socio Históricas Regionales. rodrigolpe26l@vahoo.com. Id-ORCID: 0000-0001-6141-8628.

** Victoria Bona, coautora (Rosario, Argentina). Profesora y licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Rosario. Becaria doctoral de CONICET en la Facultad de Humanidades y Artes (UNR). vickibonahistoria@gmail.com. Id-ORCID: 0000-0003-4608-3270

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Introducción

En este trabajo proponemos reflexionar en torno de las posibilidades que ofrece una agenda de investigación sobre las izquierdas argentinas en la década de los '80 desde el punto de vista de su articulación con procesos históricos y dinámicas políticas transnacionales. Los estudios que han propuesto trascender al Estado-nación como marco analítico tuvieron un importante desarrollo a partir de la década de los '90 y han tenido como escenario principal a las academias del mundo angloamericano. Su recepción, circulación y apropiación en los ámbitos latinoamericanos, y en el argentino en particular, fue más tardía y menos sistemática. Algunas de las razones estriban en el lugar subordinado y periférico que el área latinoamericana ocupó y ocupa en las narrativas de las historias mundiales producidas en el Norte Global. En simultáneo explican esta disparidad una serie de factores vinculados al entorno institucional, material e idiomático. Nos referimos al localismo de gran parte de los departamentos e institutos de investigación histórica; el requerimiento del trabajo en archivos ubicados en otros países y, en consecuencia, el financiamiento de agencias estatales para llevar adelante la tarea; la capacidad de conocer diferentes idiomas (en particular el inglés), entre otros.

Pese a que la historia posnacional en la Argentina no experimentó el desarrollo que gozó en las academias angloamericanas, algunos trabajos abordaron desde estas perspectivas diferentes períodos y temas de la historia política, económica, social y cultural.1 Ahora bien, si volcamos nuestra mirada a los estudios de la historia reciente de las izquierdas vemos que los esfuerzos por trascender el marco nacional como unidad de análisis no tuvieron gran desarrollo, a excepción de algunas investigaciones que examinaron coyunturas particulares (como el escenario abierto por la Revolución Cubana y sus impactos en los imaginarios, estrategias y prácticas militantes de las organizaciones marxistas argentinas). En relación con nuestro objeto, agreguemos que los estudios sobre las organizaciones de izquierdas en la década de los '80 no sólo han adoptado una perspectiva propia del nacionalismo metodológico,2 sino que fundamentalmente todavía son incipientes y fragmentarios.3

¿Por qué es importante, en particular, reparar en la dimensión transnacional para el análisis de las configuraciones militantes, itinerarios, trayectorias, líneas y diagnósticos de las izquierdas? Precisamente, porque la tradición de izquierda es, por definición, internacionalista. Como referente ideológico, el internacionalismo ha estado presente desde la misma publicación del Manifiesto Comunista y se ha sustentado sobre el reconocimiento del carácter internacional del capitalismo y de la existencia de intereses comunes entre las y los desposeídos de todos los países. De este modo, las izquierdas les han otorgado una primacía distintiva a las dimensiones internacionales de la lucha por la libertad y el socialismo. El internacionalismo, en tanto idea mediante la cual los sujetos se identificaban con un movimiento político que los trascendía, resultó ser un elemento dativo de fortaleza y sentido para las prácticas militantes de estas corrientes. Tanto los partidos comunistas como los trotskistas se han pensado a sí mismos como parte de una trama internacional mayor que relocalizaba a sus militantes, los involucraba en asuntos de latitudes lejanas y los entramaba en un espacio mayor (existente o a construir).

1 Para una síntesis ver: Sergio Serulnikov, «El secreto del mundo: sobre historia globales y locales en América Latina», História da Historiografía, 13, n.° 32 (2020).

2 La noción de nacionalismo metodológico surge de la sociología británica en la década de los setenta. Herminio Martins, en su crítica a la sociología funcionalista, define al nacionalismo metodológico como una presunción general según la cual la comunidad nacional es concebida como "la unidad terminal y condición límite para la demarcación de problemas y fenómenos para las ciencias sociales". Cita extraída de: Ivanna Margarucci, «Repensando al anarquismo en América Latina. ¿Del nacionalismo metodológico a un giro transnacional incompleto?», Prohistoria, año XXIII, n° 34, (2020): 253.

3 Para un balance historiográfico de las izquierdas en la post dictadura ver: Gabriela Aguila, «La izquierda argentina, entre la dictadura y la transición democrática: notas para su estudio», Revista de Historia Social y de las Mentalidades, 23, n.° 2, (2019).

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Por otra parte, el peso que adquirió la esfera internacional en las configuraciones militantes de las izquierdas se expresó de diversas maneras a lo largo del siglo XX. En ocasiones supuso una vinculación formal con instancias de coordinación internacional, en otras lo internacional incidió en los diagnósticos, las líneas y las tácticas de intervención política mediante la observación y la recepción de discursos, análisis, apuestas y proyectos políticos desplegados por militantes u organizaciones de otras regiones. En resumidas cuentas, el internacionalismo es un rasgo diferencial de nuestro objeto que nos remite al análisis de la relevancia de las dimensiones transnacionales sobre las concepciones políticas, las identidades colectivas militantes y el proceso de elaboración programática y estratégica de estos grupos. Así como los estudios de las izquierdas argentinas han puesto de manifiesto la significancia de procesos específicos en los derroteros de estos actores, como la Revolución Rusa durante la década del '20 o la Revolución Cubana en los '60 y '70, en este lugar nos preguntamos qué dinámicas desempeñaron ese rol en los años '80.

De este modo, proyectamos algunas líneas de indagación que pueden servir como base para profundizar en el examen de dos partidos políticos marxistas de Argentina: el Partido Comunista de la Argentina (en adelante PCA) y el Movimiento al Socialismo (en adelante MAS). La propuesta es rescatar la perspectiva de la historia transnacional para señalar la relevancia de experiencias que fueron objeto de debate y/o intervención (como los procesos centroamericanos) y procesos a escala mundial (como la situación en Europa del Este) y que incidieron en la historia, las trayectorias, las expectativas y las líneas de estos partidos. Para ello hacemos un recorrido que parte de los desarrollos de la historia transnacional y sus desafíos metodológicos y conceptuales. En segundo lugar, esbozamos un balance crítico de la historiografía de las izquierdas argentinas de los '80. A partir de allí, buscamos resituar algunos hitos de los itinerarios y trayectorias de estos partidos en una clave que permita comprobar los aportes de un abordaje transnacional en términos de circulación y recepción e impacto de acontecimientos internacionales sobre estas organizaciones.

Miradas en torno a la historia transnacional

A partir de los años '90 se asiste a un giro global en la historia y en las ciencias sociales. Este grupo amplio y heterogéneo de investigaciones se ha preocupado por poner de manifiesto cómo las dinámicas que influyen, determinan y condicionan los procesos sociales, políticos, económicos y culturales deben ser examinadas a partir de modelos explicativos que excedan los marcos del Estado-nación. Historia global, transnacional, conectada, mundial, entrecruzada, son algunas de las denominaciones adoptadas por esta renovación historiográfica. Si bien cada una de ellas tiene matices, todas mantienen elementos en común y zonas de solapamiento, en particular la voluntad de trascender al nacionalismo metodológico que históricamente ha estructurado, tanto en términos institucionales como discursivos, los paradigmas de la disciplina. Desde este punto de vista, las historias posnacionales son portadoras de una dimensión polémica contra los paradigmas de la historia nacional, el foco estadocéntrico de las ciencias sociales y las formas endógenas del pensamiento histórico que reducen el cambio a las causas internas.

En términos generales, podríamos precisar tres variaciones de las historias posnacionales. La primera es la historia global concebida como la historia de todo. Este género cubre desde la World History anglosajona, con sus pretensiones universalistas y sistémicas4 hasta la big history que amplía aún más la escala hasta llegar a cubrir milenios. Hacia la década de los '90, se produjo una renovación en las

4 La obra más paradigmática de este grupo la constituye William McNeill, The Rise of the West: A History of the Human Community (Chicago: University of Chicago Press, 1963).

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historias mundiales que se interesaron por rastrear las prefiguraciones del estado actual de las sociedades, en otras palabras, analizar la globalización antes de la globalización.5 Esta renovación en la historia global pretende recoger los desafíos del auge del multiculturalismo y rechazar el carácter eurocéntrico y teleológico propio de las historias mundiales.6 Un segundo paradigma centra la mirada en el intercambio y las conexiones buscando establecer una historia de los entrelazamientos sobre la base del supuesto de que ninguna nación o sociedad existe en forma aislada. A través del estudio de temas como la circulación de personas, el movimiento de ideas, migraciones, diásporas, comercio a larga distancia y finanzas se busca explicitar el carácter interconectado del mundo. Una tercera manera de concebir a este campo, apuntan Sebastian Conrad y Sergio Serulnikov, propone ubicar la globalidad menos como un objeto de estudio y más como un marco de referencia para la comprensión del pasado. Situando casos particulares en contextos globales la historia transnacional, la historia conectada o entrecruzada busca ofrecer instrumentos críticos para un uso renovado de las escalas despojadas de su condición de mero marco referencial. En este sentido, como plantea Serulnikov, se tratan de abordajes con perspectivas globales más que una historia global en sí misma.7

Si de lo que se trata aquí es de esbozar los trazos de una posible agenda de investigación acerca de las izquierdas en la década de los '80 que se nutra de los aportes de la historia transnacional, ¿en qué sentido resulta apropiado este enfoque? Creemos que poner el foco en la recepción y circulación de ideas y eventos internacionales y las maneras en que estas lecturas ejercieron un influjo en los diagnósticos, las líneas y las estrategias nacionales del PCA y el MAS complejizan nuestro entendimiento sobre sus derroteros. Para responder a la pregunta nos valemos de los aportes de Florencia Peyrou y Darina Martykánová, quienes aseveran que esta presta "especial atención al movimiento y la interpenetración, a las transferencias, contactos y conexiones, a la circulación de personas, ideas, discursos y bienes, desde la firme convicción de que los procesos históricos se construyen a través de esos movimientos constantes que atraviesan territorios, espacios y regiones".8 En ese sentido, puede decirse que lo transnacional constituye un segmento de la historia global, pero no corresponde a su totalidad. Desde esta óptica, muchos de estos estudios no pretenden abandonar por completo a la historia nacional, sino rebasar sus límites y con ello "transnacionalizarla".

Como explican las autoras, mientras que lo global o lo internacional indican relaciones entre Estados o actores que representan al Estado, lo transnacional "hace referencia a las [relaciones] que se entablan entre grupos sociales o instituciones que existen a pesar del Estado-nación y que, con sus

5 En este punto recuperamos los aportes de Omar Acha, quien alerta acerca del uso de categorías generadas en la experiencia histórica contemporánea para explicaciones de carácter transhistórico sin antes encarar la problematización de la historia como tal, como noción histórica a la vez que abstracta. Desde esta óptica muchas historias globales corren el riesgo de recalar en narraciones teleológicas o en anacronismos conceptuales. Omar Acha «Transnacional y global: la crítica del concepto de historia ante la emergencia de la historiografía posnacional», Ayer 94, n.° 2 (2014): 121-144.

6 En qué medida la historia global se emancipó por completo de los viejos universalismos y de ciertos centralismos que privilegian el ámbito europeo, con su prolongación en Estados Unidos, como el origen de las dinámicas del mundo moderno es toda una discusión. Numerosos historiadores e historiadoras han argumentado críticamente sobre este punto. Ver: Bernd Hausberger y Erika Pani, «Historia Global. Presentación» Historia mexicana 68, n.°1 (2018): 181-182. Por su parte, Douki y Minard alertan sobre los peligros de que la adopción de estas tendencias historiográficas se reduzca a una mera "americanización" de la investigación histórica, en su caso de la academia francesa. Ver: Caroline Douki y Phillippe Minard, «Global History, Connected Histories: A Shift of Historiographical Scale?», Reveu d'histoire modern et contemporaine 54-4, n.° 5 (2007): 8. También han sido desarrollados debates sobre el lugar que ocupa el espacio latinoamericano o el Sur Global en estos esquemas narrativos a través de propuestas que fomentan pensar esta área más allá de su condición de periferia mundial o de receptora pasiva de procesos mundiales. Ver: Mathew Brown, «The Global History of Latin America», Journal of Global History, 10, n.° 3 (2015).; Sergio Serulnikov, , História da Historiografía, 13 n.°32 (2020): 152-163; Barbara Weinstein, «Pensando la historia más allá de la nación- La historiografía de América Latina y la perspectiva transnacional», Aletheia, 3, n.°3 (2013).

7 Serulnikov, «El secreto del mundo: sobre historia globales y locales en América Latina».

8 Florencia Peyrou, y Darina Martykánová, «Presentación», Ayer, 94 (2014): 19.

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actividades transnacionales, desafían la soberanía del Estado y la hegemonía de las fronteras e ideologías nacionales"9, tal como es el caso de las izquierdas. También recuperamos los aportes de Isabel Hoymeyr, quien sostiene que a diferencia de la historia global la historia transnacional ofrece posibilidades analíticas más amplias para entender las redes, vínculos y actores del Sur Global. En el mismo sentido, tomamos de Sven Beckert la idea de que la historia transnacional no es necesariamente global en su alcance, sino que, por el contrario, puede examinar regiones conectada por redes particulares donde circulan ideas, personas y discursos que trascienden políticamente los límites territoriales, a pesar de que los estados jueguen un rol importante en su estructuración.10 Estas perspectivas abren más de un campo de indagación. Por una parte, relocaliza las apuestas nacionales, la elaboración programática y estratégica de los partidos de izquierdas en una trama mayor de acontecimientos internacionales que le otorgaron un sentido. También permite pensar la construcción de lazos entre las organizaciones y una sensibilidad militante que se reconoce en la acción de actores de diferentes latitudes. En nuestro caso, ese espacio se construyó a partir de lecturas sobre las revoluciones centroamericanas y los movimientos oposicionistas de Europa del Este.

En otro orden, hasta los años ochenta la historiografía asumió un sesgo monolítico a la hora de pensar las relaciones de las organizaciones con la Unión Soviética u otros centros. Nuevas investigaciones promovieron perspectivas que pudieran sortear el sesgo relacional que identifica vínculos unilaterales entre centros políticos y espacios satélites.11 Un caso paradigmático es el de Queridas camaradas12, una obra colectiva de historiadoras que indagan en la historia de las organizaciones de mujeres ligadas al comunismo y articuladas por la Federación Internacional de Mujeres logrando reparar en la influencia soviética sin omitir explorar otras redes, como los vínculos interregionales. Si bien estas propuestas metodológicas atendieron fundamentalmente a la existencia de relaciones en el marco de la Komintern, después de la segunda Guerra Mundial con los procesos de descolonización en Asia y África y los proyectos de liberación nacional en el tercer mundo, las relaciones interregionales y las fluctuaciones mutuas entre centros de poder y movimientos políticos satélites se sostuvieron. Para los casos bajo análisis, como hemos adelantado, tiene un importante potencial indagar en las recepciones y circulaciones de reformulación de proyectos de izquierda en diferentes latitudes a partir de soportes que dan cuenta de esas interconexiones: las publicaciones periódicas, los libros y folletos, el epistolario militante, las memorias y los diarios de viaje.

Lo antedicho da cuenta de la importancia de abordar las trayectorias de las izquierdas argentinas en un marco interpretativo de relacionales causales más amplio, bajo un análisis que contemple la vinculación, la recepción y reconfiguración de sus postulados y apuestas a partir de la incidencia, la apropiación y resignificación de procesos políticos que se desarrollaban en paralelo en la región y en otras partes del mundo. Para fuerzas que modelaron sus identidades militantes sobre dimensiones internacionalistas y latinoamericanistas una investigación de este tipo merece ser atendida. La incorporación y explicitación de metodologías adecuadas, como las proporcionadas por la historia transnacional, resultan de particular utilidad tanto en función de las características distintivas del objeto de estudio, como de la necesidad de superar los modos en que las investigaciones han abordado estas problemáticas ateniéndose en un gran porcentaje a miradas confinadas en lo nacional y/o local/regional.

9 Florencia Peyrou,y Darina Martykánová, «Presentación», 14.

10 "AHR Conversation.. ", 1441-1464.

11 Rolando Álvarez Vallejos «Historia e historiografía del comunismo: debates y nuevos enfoques», en Revista de Historia Social y de las Mentalidades, vol. 21, n.° 2 (2017): 11-29.

12 Adriana Valobra y Mercedes Yusta (eds.), Queridas Camaradas. Historias iberoamericanas de mujeres comunistas, Miño Idavila, 2017.

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Los estudios sobre el comunismo y el trotskismo en la historia

Argentina reciente

El abordaje propuesto se inscribe en el campo de la Historia Reciente, cuyos contornos temporales son permanentemente revisitados en gran medida por la flexibilidad que esa área disciplinar reviste en cuanto a sus límites y también por la aparición de un conjunto de publicaciones sobre una considerable multiplicidad de temas y problemas en los últimos años. En esa clave, el avance en la consolidación del campo ha permitido un incipiente y novedoso desarrollo de los estudios históricos sobre los años sesenta y setenta hacia las décadas posteriores.13

Si afirmamos que la historiografía argentina ha verificado en los últimos veinte años un marcado crecimiento en el campo de la Historia Reciente, debemos reconocer también la existencia de áreas inexploradas. En lo concerniente a las izquierdas, la expansión experimentada ha priorizado para el caso de la dictadura —y fundamentalmente para los sesentas y setentas— el estudio de las organizaciones político-militares y, hasta hace poco tiempo, había dejado vacante un conjunto de problemas que atañen a las organizaciones que no adoptaron la vía armada; por ello son muy recientes los estudios sobre aquel espectro partidario. Los trabajos más destacados que han contribuido a suplir esa vacancia temática son la tesis doctoral de Natalia Casola y la tesis de maestría de Florencia Osuna, cuyos estudios recuperan las trayectorias del PCA y el Partido Socialista de los Trabajadores (en adelante PST) en los años de la última dictadura.14

Por otra parte, hasta mediados de la segunda década de nuestro siglo, la historia había indagado muy poco y de modo general en los años posteriores a la dictadura. De manera que lo que se ha denominado "transición democrática" o "postdictadura", cuya definición es aún objeto de debate, está siendo recientemente revisado por una historiografía que pretende reactualizar las miradas sobre unos años '80 que habían sido leídos casi exclusivamente en clave politológica y/o sociológica.15 En la medida en que los estudios de los años '80 estuvieron preocupados por las transformaciones político-institucionales, áreas donde las izquierdas tuvieron escasa incidencia, las indagaciones sobre esas organizaciones solo recientemente comenzaron a ser colocadas en la agenda. Sobre este punto, Aguila señaló que el renovado interés sobre las izquierdas en esta década permite dialogar con estudios que empiezan a revertir el estado de invisibilidad historiográfica en el que se encontraban esas organizaciones. Asimismo, la autora indica que no fueron ajenas a los cambios que se introdujeron con la postdictadura y vivieron procesos profundos de reorganización de sus estructuras, sus agendas, sus

13 Sobre la consolidación y desarrollo de la Historia Reciente en Argentina hay un significativo número de estudios. Un acercamiento novedoso que recupera las preocupaciones a partir de la reconstrucción de los énfasis que los y las historiadoras han realizado en las Jornadas de Trabajo de Historia Reciente puede verse en: Laura Luciani, "Catorce años de las Jornadas de Trabajo sobre Historia Reciente. Una mirada desde el presente", La Historia Reciente en Argentina. Balances de una historiografía pionera en América Latina de Gabriela Aguila, Laura Luciani, Luciana Seminara y Cristina Viano (Buenos Aires: Imago Mundi, 2018). Respecto de la delimitación temporal de lo que se denomina historia reciente puede consultarse Roberto Pittaluga, "Ideas (preliminares) sobre la historia reciente", Ayer, 107, n°3 (2017).

14 Los libros que han sido publicados como resultado de esos trabajos son: Natalia Casola, El PC argentino y la dictadura militar (Buenos Aires: Imago Mundi, 2015) y Osuna, Florencia De la '"Revolución socialista" a la "Revolución democrática". Las prácticas políticas del Partido Socialista de los Trabajadores/Movimiento al Socialismo durante la última dictadura (1976-1983) (UNLP - UNaM — UNGS, 2015).

15 En el último lustro, importantes contribuciones en Argentina y el Cono Sur han convocado a un cambio en este estado de situación y han alentado trabajos que permiten historizar lo que los estudios politológicos sobre el período habían cristalizado como "momento de tránsito entre dos asuntos" en el que importaban casi con exclusividad las tipologías de organización de los regímenes políticos. Cfr.: Valeria Manzano y Diego Sempol «Presentación del dossier: Volver a los ochenta. Los procesos de redemocratización en debate», Contemporánea, historiay problemas del siglo XX, 10, n.°10 (2019).

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repertorios de acción y de intervención política.16 En suma, los años '80 sólo han acaparado menos atención en los estudios de historia social del pasado reciente y de las izquierdas que los períodos anteriores.17

En cuanto a las publicaciones académicas, el PST-MAS en los '80 es abordado en dos publicaciones que se centran en sus orígenes: una de Florencia Osuna, propone analizar una serie de transformaciones programáticas, discursivas y políticas de la organización en el contexto de la crisis dictatorial.18 Allí sostiene que esos fenómenos evidencian un desplazamiento de algunos núcleos clásicos del paradigma trotskista, como el clasismo y el internacionalismo a favor de un discurso en clave antiimperialista a partir del binomio liberación-independencia. Por su parte, Federico Sager reconstruye la fundación del MAS reparando en los desplazamientos políticos y organizativos que establece con el PST e identifica las prácticas militantes en el marco de las elecciones de 1983.19

Las producciones más recientes las conforman un artículo de Rodrigo López,20 un trabajo de Fernando Aiziczon publicados en la Revista Izquierdas y una publicación de Martín Mangiantini en la Revista Interdisciplinaria de Estudios Sociales.21 El primero se ocupa de las actuaciones de la organización durante el proceso de normalización sindical y analiza las expectativas y las estrategias de la organización en los marcos del debate sobre la democratización gremial. El segundo, recupera las trayectorias de un militante del MAS y su actuación entre los trabajadores mineros de Sierra Grande. Mientras tanto, Mangiantini avanza temporalmente en una saga que comienza con el examen del exilio del trotskismo en Colombia22, recupera lo actuado por la Brigada Simón Bolívar fundada en aquel país reconociendo el impacto que las discusiones con el Sandinismo tuvieron en la organización trotskista. Otro estudio que reviste interés es un artículo en el que se indagó en torno a la conformación del Frente del Pueblo (FREPU), una alianza electoral en la que confluyeron el MAS y el PCA junto con agrupaciones identificadas con el peronismo de izquierda.23

Por su parte, los estudios sobre el comunismo en Argentina han tenido un amplio desarrollo que examinó décadas anteriores a la del '80 y/o aspectos delimitados por la política dirigida hacia sectores particulares, fundamentalmente hacia el movimiento obrero y los intelectuales.24 En contraste con el resto de las organizaciones de izquierda, el PCA ha sido una de las más estudiadas por la historiografía.25 Pese a que los estudios sobre el comunismo en el siglo XX son más nutridos que los

16 Ver: Gabriela Águila, «La izquierda argentina, entre la dictadura y la transición democrática: notas para su estudio».

17 Cfr.: Gabriela Águila, Laura Luciani, Luciana Seminara y Cristina Viano. La Historia Reciente en Argentina. Balances de una historiografía pionera en América Latina y Águila, «La izquierda argentina, entre la dictadura y la transición democrática: notas para su estudio».

18 Florencia Osuna, «Las transformaciones de la izquierda política en la transición democrática. El

caso del Partido Socialista de los Trabajadores-Movimiento al Socialismo (1982-1983)», Papeles de Trabajo 12, n.° 7 (2013).

19 Federico Sager, «Momento fundacional y primeros pasos del MAS argentino (1982-1984)», Actas de las 2das Jornadas de Ciencia Política del Litoral — Universidad Nacional del Litoral (2014).

20 Rodrigo López, «El Movimiento al Socialismo y su estrategia hacia la normalización sindical en los inicios de la democracia alfonsinista (1984-1985)», Izquierdas, n.° 50 (2021).

21 Martín Mangiantini, «Trotskismo y Sandinismo. Derivas militantes, redes internacionales y luchas faccionales», Revista Interdisciplinaria de Estudios Sociales, n.° 23 (2021).

22 Ver: Martín Mangiantini, «La Brigada Simón Bolívar. Participación argentina en la revolución sandinista» Testimonios. Revista digital de la Asociación de Historia Oral de la República Argentina s/n (2011) y Martín Mangiantini, «Redes militantes y acciones en el exilio. La política internacionalista del Partido Socialista de los Trabajadores (1976-1982)», Estudios Digital, n.° 38 (2017).

23 Victoria Bona y Rodrigo López, «Los desafíos del Frente del Pueblo. El PCA y el MAS en la transición democrática argentina» Revista Historia Social y de las Mentalidades 24, n.°2 (2021).

24 Daniel Campione, «El Partido Comunista de la Argentina. Apuntes sobre su trayectoria», El comunismo: otras miradas desde América Latina, Coloquio Internacional (2005).

25 Se pueden consultar los balances historiográficos de Jorge Cernadas, Roberto Pittaluga y Horacio Tarcus, «La Historiografía sobre el Partido Comunista de la Argentina. Un estado de la cuestión», El Rodaballo IV, n.° 8 (1998) y el más reciente de

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del trotskismo, presentan avances aún exiguos para los años más recientes. Las reflexiones sobre el PCA en los '80 como momento histórico específico y que hacen énfasis en lo que se ha denominado el viraje26 han sido abordadas por Victoria Bona27 a partir de la indagación en las memorias militantes y por Natalia Casola28 en términos de la crisis de la organización durante la transición democrática. Algunas de las estrategias políticas que permiten dar cuenta de la materialización del cambio de línea que se produjo en los años '80 pueden verse en el trabajo mencionado sobre el FREPU29, pero también en una serie de publicaciones que recuperan iniciativas del PCA en diferentes escenarios como las ferifiestas30; la Liga Argentina por los Derechos del Hombre31 y las políticas de solidaridad internacional.32

Como es evidente, si la inscripción de este trabajo incita a una perspectiva que pueda transnacionalizar las claves analíticas, estas producciones requieren de una crítica. La mayoría de estas reparan sólo marginalmente en el alcance y la influencia que fenómenos internacionales han tenido en la elaboración e instrumentalización de políticas partidarias.33 El triunfo de la Revolución Sandinista y su impacto es seguramente el caso más obvio por la amplia resonancia del fenómeno, tanto en estas organizaciones como en la militancia política en general y, en particular, en sus franjas juveniles y universitarias.34 Pero los perfiles de estos partidos invitan a realizar indagaciones que reparen en otros fenómenos capaces de reponer relaciones y conexiones que no necesariamente adquirieron un gran visibilidad, por ejemplo los vínculos de los PC's más allá del acatamiento de la línea moscovita.

En suma, las investigaciones sobre las izquierdas argentinas en los '80 tienen un amplio campo sobre el que avanzar. Las iniciativas de incorporar dimensiones transnacionales para su estudio que se están llevando adelante en países como Chile, España o México35 constituyen un aliciente para esta agenda en formación.

Nicolás García, Adriana Petra y Juan Martirén «Hacia una historia de la cultura comunista. Un estado del arte de los estudios sobre comunismo en la Argentina», Nuestra historia, n.° 11 (2021).

26 Llamamos "Viraje" al período que se abre con la autocrítica posdictatorial y concluye con la diáspora del XVII Congreso. Consideramos que en aquel momento se abrieron una serie de debates que llevaron a reconfiguraciones de diferente tipo que se sintetizaron en el XVI Congreso de 1986. Cfr.: Victoria Bona, «El 'viraje' en la memoria de los comunistas rosarinos»,

Revista digital de Estudios del ISHIR, n.° 21 (2018).

27 Idem.

28 Natalia Casola, «Cuando se quebró el muro. Algunas notas acerca de la crisis en el Partido Comunista argentino durante los años 1980», Revista Izquierdas, 49 (2019) y Natalia Casola, «El Frente de Liberación Nacional y Social: en busca de una definición. El PCA durante la posdictadura», Revista Paginas, n.° 33 (2020).

29 Victoria Bona y Rodrigo López, «Los desafíos del Frente del Pueblo. El PCA y el MAS en la transición democrática argentina».

30 Victoria Bona, «Terifiestas' como binóculo de la reconversión del Partido Comunista de la Argentina en la posdictadura»,

Revista Reflexiones 100, n.° 2 (2021).

31 Marianela Scocco «El Partido Comunista Argentino y sus organizaciones de masas en relación con el movimiento de derechos humanos», Revista Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, n° 15 (2019).

32 Paula Fernández Hellmund. Nicaragua debe sobrevivir. La solidaridad de la militancia comunista argentina con la Revolución Sandinista (1979-1990), (Buenos Aires: Imago Mundi, 2015) y Victoria Bona, «El Movimiento de Brigadistas Libertador General San Martín: La Solidaridad Internacional como proyecto de reconversión de la juventud del Partido Comunista de la Argentina» Libro de Trabajos Ampliados de la XII Jornada de Cienciay Tecnología 2018. Secretaría de CyT, UNR (2018).

33 En este punto, el trabajo de Mangiantini constituye una novedad en la medida que el autor recupera metodologías y paradigmas que permiten comprender la dimensión global de la perspectiva y subjetividad militante.

34 Cfr.: Valeria Manzano, «El psicobolche: juventud, cultura y política en la Argentina de la década de 1980», Revista Izquierdas, n.° 41 (2019) y Rafael Blanco y Pablo Vommaro, «Activismo juvenil en los años ochenta en Argentina. Dos generaciones políticas entre el partido y la universidad», Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñezj Juventud 16, n.° 2 (2018).

35 La Red de Iberoamericana de Estudios sobre el Comunismo es una prueba cabal de ello. Puede consultarse el dossier "Cien años de Comunismo iberoamericano. balance y nuevos enfoques para una historia social y cultural" en la revista Nuestra historia n° 11 donde hay cuantiosas diferencias de los casos argentino, chileno, portugués, español, entre otros.

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La fundación del MAS entre Varsovia y Buenos Aires

La incidencia que las huelgas polacas y el surgimiento de Solidarnosc tuvieron tanto en la conformación del MAS (1982) y en la configuración de sus perfiles políticos, permite poner de relieve la dimensión trasnacional de algunos de los debates llevados adelante por esta agrupación en ese marco de cambios políticos e institucionales de raíz local.

En agosto de 1980, una oleada de huelgas obreras sacudió Polonia. El puntapié inicial lo dieron los trabajadores del astillero Lenin, en Gdanz, a los que pronto se le sumaron obreros y obreras de las ciudades de Szczecin, Cracovia, Lodz, Katowice, Silesia, Poznan y Varsovia. Las huelgas polacas de 1980 fueron un episodio más de un ciclo de conflictividad que tuvo su precedente en 1970/1971 en el marco de un empeoramiento de las condiciones de vida y las variables económicas. Sin embargo, en 1980 el reto que se le presentó al régimen de Partido Obrero Unificado Polaco (POUP) difirió notablemente de las experiencias anteriores. A las demandas por mejoras salariales y laborales, la clase obrera polaca le sumó el pedido de fundar organizaciones sindicales propias. De esta manera, el 17 de septiembre tuvo lugar el nacimiento de Solidarnosc. Surgido primero como una herramienta sindical pronto devino en un movimiento social más amplio. En un proceso acelerado comprendido en el lapso de unos pocos meses, entre fines de 1980 y 1982, el programa de Solidarnosc se amplió rebasando las demandas de índole económica-social para incluir principios políticos más generales como el pluralismo, la democracia y el autogobierno.36 La postura adoptada por el régimen polaco y soviético, si bien diferenció de lo actuado en Hungría en 1956 y Praga en 1968, fue de intransigencia. El general Wojciech Jaruzelski fue designado primer ministro en febrero de 1981 y el 12 de diciembre del mismo año decretó una ley marcial mediante la cual ilegalizó Solidarnosc y detuvo a cientos de sus dirigentes y militantes.37

Los hechos polacos fueron seguidos con atención por un arco amplio de fuerzas políticas y sociales del denominado bloque occidental, entre las cuales se contaban las organizaciones del trotskismo. Ello no es casual, como apunta Daniel Bensaid acontecimientos como la lucha antiburocrática de Solidarnosc y el desarrollo de la revolución centroamericana parecían propicios para pensar la situación mundial según las categorías actualizadas de la revolución política y de la revolución permanente.38 Los ecos de Solidarsnosc llegaron a las organizaciones trotskistas argentinas y encontraron un eco en el derrotero de la corriente morenista entre 1980 y 1983, en particular en la fundación del MAS en septiembre de 1982.

La cuestión polaca investía un carácter existencial para las fuerzas trotskistas íntimamente vinculado a sus posturas hacia lo que el mismo Trotsky definió como la "degeneración burocrática" de la URSS. El trotskismo estaba en contra de los regímenes políticos de los PC's de Europa del Este pero también se oponían a la "restauración capitalista". En ese sentido, a lo largo de su existencia estas fuerzas estuvieron intensamente preocupadas por identificar a las "verdaderas" oposiciones socialistas en esos países. Es en este marco interpretativo donde las y los trotskistas ubicaron el surgimiento de Solidarnosc. El proceso polaco fue entendido como parte de una revolución política que vendría a vindicar la esencia del socialismo trasladando la iniciativa del poder del Estado hacia los organismos de base de la clase obrera y el pueblo. De modo que depositaron allí la posibilidad de volver a unir

36 Robert Biezenski, «The Struggle for Solidarity 1980-1981: Two Waves of Leadership in Conflict», Europe-Asia Studies, 48, n.° 2 (1996).

37 Elley, Geoff . Forging Democracy. The History of the Left in Europe, 1850-2000, (Oxford University Press: 2000)

38 Daniel Bensaid. Trotskismos (Madrid: El Viejo Topo, 2015).

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socialismo y democracia y retomar lo que consideraban el espíritu originario de la Revolución de Octubre que había sido confiscado por el "Termidor" stalinista mediante un régimen de burocracia estatal y terror político.39

Para evaluar la incidencia de la lucha polaca al interior de la corriente morenista es necesario reconstruir algunas de las características de las redes políticas internacionales que esta corriente desarrolló entre 1980 y 1983. En ese sentido, es preciso señalar que el morenismo luego del triunfo de la Revolución Nicaragüense (1979) selló un acuerdo con el Comité de Organización por la Reconstrucción de la IV Internacional (CORCI) cuyo principal dirigente era Pierre Lambert. La alianza permitió que las y los militantes argentinos que se hallaban exiliados en Francia se integraran a la seccional más importante de la CORCI, la Organización Comunista Internacional (OCI). Francia además de ser uno de los centros de gravitación del trotskismo a nivel global, fue uno de los países donde las campañas de solidaridad hacia el pueblo polaco repercutieron con más intensidad. Estas actividades estuvieron en gran medida canalizadas por dos de las centrales sindicales francesas, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) y la Confederación General del Trabajo Fuerza Obrera (CGTFO). Los sindicatos franceses desarrollaron campañas de difusión y ayuda financiera para Solidarnosc y fueron de las primeras organizaciones laborales que visitaron Polonia cuando estalló el proceso. De hecho, uno de los primeros sindicalistas en visitar los astilleros de Gdansk fue Claude Sardais, secretario general del gremio metalúrgico adherido a la CFDT y militante de la trotskista Liga Comunista Revolucionaria.40

Un caso que tuvo relevancia dentro de las campañas llevadas adelante por la alianza entre el morenismo y el lambertismo fue la solidaridad con Francoise Bakula, un dirigente obrero polaco expulsado de su país que retornó al calor del surgimiento de Solidarnosc y fue encarcelado nuevamente, cuya compañera era militante de la OCI.41 Dentro de las actividades llevadas adelante por el morenismo en el marco de la campaña por "Solidaridad con Solidaridad" la liberación de Bakula asumió un lugar destacado.42 La OCI también mantenía vínculos con intelectuales polacos aglutinados en el Comité de Defensa de Obreros (COR) fundado en 1976 mediante el cual tuvo fuentes de primera mano sobre las acciones tanto de la COR como de los oposicionistas polacos. Todo este flujo de informaciones y contactos fue aprovechado para afinar las lecturas sobre el proceso polaco y ello es visible en numerosos documentos del PST argentino en donde se transcribían informes, cartas y materiales provenientes de Francia y Polonia.43

También el PST argentino motorizó una serie de acciones solidarias en el país para difundir los sucesos de Polonia. Estas iniciativas se enmarcaban en un esfuerzo mayor y eran pensadas como parte de una campaña internacional que se desarrollaba en geografías dispares: Francia, España, Costa Rica, Italia, Suiza y Alemania.44 En Argentina estas actividades consistieron en el reparto de volantes, actos, charlas y fundamentalmente la recolección de firmas en sindicatos, escuelas, universidades y la vía

39 "Polonia", Correspondencia Internacional, abril de 1981, pp. 4-7, "La revolución que no cesa", Correspondencia Internacional, junio de 1981, p. 20, "Polonia: el congreso del POUP ¿Reforma o maquillaje?, Correspondencia Internacional, julio-agosto 1981, pp. 1-6, "Polonia Año II", Estrategia Socialista, Año I (1), diciembre 1981, pp. 41-46.

40 Sobre las campañas de solidaridad de los sindicatos franceses ver: Andrezj Chwalba y Frank Geogi «France: Exceptional Solidarity?», Solidarity with Solidarity: Western European Trade Unions and the Polish Crisis, 1980-1982, editado por Idesbald Goddeeris (Reino Unido: Lexington Books, 2010).

41 "Baluka reincorporado al astillero. Un triunfo histórico", "La forja de un luchador", "Diez años de una trayectoria", Correo Internacional, junio 1981.

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42 "No a la expulsión de Polonia de Francoise Bakula", 12/1982, "Nota semanal del Comité Ejecutivo N°20", 14/09/1981,

'Declaración sobre Polonia y Bakula", 04/12/1981

43 "Carta de estudiante polaco en la constitución del Sindicato Solidaridad Estudiantil", 24/04/1981, "Carta desde Polonia", 03/08/1981, 'Boletín Interno №77", PST, 03/02/1982, "Solidaridad mundial con los obrerosy estudiantes polacos", 1982

44 'Nota semanal del Comité Ejecutivo №10", 16/03/1981, 'Nota semanal del Comité Ejecutivo №12", 02/04/1981.

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pública que posteriormente eran remitidas a la Embajada de Polonia.45 Entre las personalidades que sumaron su nombre se encontraban Ernesto Sábado, Soledad Silveira, Luis Franco, Lito Nebbia, León Gieco, Nira Etchenique, Ernesto Goldar, Jorge Enea Spilimbergo, Herman Schiller, Adolfo Pérez Esquivel entre otros y otras.46

Ahora bien, si no hay dudas que a nivel internacional los diferentes núcleos que componían la familia trotskista compartían motivos ideológicos similares para ser activos impulsores de la solidaridad con el pueblo polaco, lo cierto es que las dinámicas nacionales impactaron en las formas en que esas fuerzas políticas hicieron uso de aquel proceso para delimitar un perfil político propio. En este punto, las prácticas discursivas del morenismo en Argentina tendieron a enfatizar que el pueblo polaco y el pueblo argentino compartían una experiencia y un terreno de lucha común contra las dictaduras. Los volantes representaban a Jaruzelsky como el "gorila polaco" y el "Pinochet del Báltico" y enfatizaban que los motivos que movían la campaña eran ser "fervientemente solidarios con todos los pueblos que enfrentan dictaduras totalitarias, incluso aquellas que lo hacen robando el nombre del socialismo".47 Otro de los materiales destacaba que la actividades habían repercutido particularmente entre estudiantes secundarios porque "firmaban todos los pibes que están contra la dictadura aquí y que no quieren saber nada con ninguna dictadura".48

Los análisis sobre lo acontecido en este país del este europeo introdujeron un concepto relativamente novedoso en la retórica política de la corriente morenista que de alguna forma permearía las orientaciones de la organización entre 1982 y 1983: los totalitarismos. La noción de "revolución democrática", que fue en el marco analítico con el que el PST-MAS interpretó la caída de la dictadura militar argentina, en gran parte es deudora del concepto de totalitarismo. Bajo ese lente se leyó la época inaugurada en la década de los '80 amalgamando a una serie de procesos dispares como el polaco, el nicaragüense, el argentino y los triunfos de las socialdemocracias en España y Portugal. Según esta concepción todos estos formaban parte de una misma dinámica internacional y compartían un mismo hilo conductor: la lucha contra regímenes autoritarios.

Si nos trasladamos del análisis de los diagnósticos políticos al de las orientaciones en los diferentes frentes de intervención del PST-MAS veremos que la lucha contra los "totalitarismos" permeó un conjunto más amplio de prácticas militantes. Interrogada sobre las estrategias sindicales, una ex militante del gremio docente de Rosario recordaba que el partido hacía un parangón entre los países de Europa del Este y los sindicatos en Argentina: "hablábamos de que era necesaria una revolución política en esos países, que los comparábamos con los sindicatos que eran los burócratas, así como acá había burócratas en los sindicatos, allá había burócratas en los Estados obreros y de que era necesaria una revolución política, una democratización".49 En su manifiesto inaugural, el frente cultural del MAS postulaba como uno de sus puntos centrales pelear "contra todo totalitarismo en el arte".50 En los claustros universitarios la consigna era similar y así en otros frentes de intervención.

En suma, en la fase formativa del MAS la lucha del pueblo polaco fue omnipresente. Es llamativo que su primer boletín no estuviera dedicado a abordar la realidad nacional sino a los sucesos de Polonia, así como el nombre de la publicación semanal de la novel organización, Solidaridad Socialista, fue elegido en un claro guiño al sindicato polaco. Si analizamos los usos de Polonia en esta organización, observaremos que estos tenían fundamentos tanto ideológicos como instrumentales, es

45 "Telegrama a la Embajada de Polonia en Argentina", 1982, "Respuesta al Embajador de Polonia", 1982, "Comunicado de prensa del MAS. Solidaridad con "Solidaridad", 08/10/1982, "Carta del embajador de Polonia al MAS", 17/12/1982.

46 "Solidaridad con la clase obrera polaca", 14/12/1982, "Reunión de Comité Ejecutivo", 02/11/1982.

47 "Llegar al aniversario del golpe superando las 20.000firmas. MAS", 13/12/1982.

48 "MAS. Solidaridad mundial con los obreros y estudiantes polacos", 1982.

49 Entrevista con Gabriela Toledo, realizada por Rodrigo López el 22/05/2021, vía Google Meet.

50 "Manifiesto de artistas e intelectuales por el socialismo", 1982.

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decir fueron pensados para fortalecer los perfiles y los programas con que el recién creado partido buscaba intervenir en la propia transición democrática argentina.

Por otra parte, el MAS fue fundado bajo la hipótesis de que en Argentina podía replicarse el escenario europeo en donde las socialdemocracias gozaban de un período de fortaleza luego de acceder al poder de varios países. Según esta tesitura, esto podría traducirse en el país en la construcción de un "polo socialista".51 En esta dirección, el programa por un "socialismo democrático", que Polonia reflejaría como un movimiento real, podía amalgamar a la diáspora socialista argentina. De este modo, con resultados contradictorios el MAS llamó a aunar esfuerzos a un conjunto de organizaciones referenciadas en la tradición socialdemócrata para presentar una alternativa organizativa y electoral que pudiera conformarse como una referencia en los movimientos antidictatoriales que habían estallado en la Argentina luego de la derrota de Malvinas. Los resultados no fueron satisfactorios, logrando las adhesiones de algunos grupos reducidos como la Confederación Socialista de Rosario que se fusionó con la corriente morenista.52

En definitiva, el análisis sobre esta fase formativa del MAS puede ser enriquecido incorporando una escala de observación más amplia que exceda las causas estrictamente locales y/o nacionales. Hasta el momento los pocos estudios que disponemos sobre esta organización, como el de Osuna, han visto correctamente las reformulaciones programáticas y políticas de la corriente morenista haciendo hincapié en el clima de transición democrática que se inició en 1982. No obstante, ese proceso se solapó con debates más amplios e internacionales que involucraron a las fuerzas de las izquierdas en torno a los sentidos de socialismo, libertad y democracia. Indagar en la manera en qué procesos como el polaco estructuraron algunos de los carriles sobre los cuales discurrieron esos posicionamientos aportaría a una mirada más compleja.

Las expectativas revolucionarias de Latinoamérica en los '80 en las transformaciones del PCA.

Las investigaciones transnacionales sobre los PCs no son homogéneas y sus diferencias posiblemente responden a las distintas formas que el internacionalismo comunista revistió en el siglo XX.53 Se ha criticado que muchos estudios que amplían su mirada en relación con las fronteras nacionales suelen hacerlo estableciendo una relación que presenta a la URSS como centro y a los demás partidos (de estado o no) como organizaciones que le son satélites. Este constituye uno de los principales problemas e incluso, en ocasiones, ha impreso una mirada monolítica sobre los PC's y ha velado la posibilidad de reconocer, estudiar y dimensionar cuánto han incidido las relaciones entre las organizaciones en múltiples direcciones en las tradiciones y culturas políticas.54 El esfuerzo por

51 "Boletín Interno №96", 4/8/1982.

52 "Comunicado de prensa MAS", 15/10/1982, "Carta sobre "Solidaridad" de Polonia. MAS", 08/10/1982, "Carta a los compañeros del PS del Chaco, PSPy PSOE", 15/10/1982.

53 Mientras los estudios que se centran en la primera parte son más numerosos, desde la disolución de la internacional (1947 — 1956) a esta parte, hay vacancias muy significativas. En gran medida, se ha superado aquella visión reduccionista que sostenía que los PCs transpolaban los postulados soviéticos a su línea política nacional. Ello permitió, por un lado, sopesar particularidades locales y, por otro, atender a la relación conflictiva entre los partidos y los centros de poder y decisión política (en particular la URSS). Ello es importante porque abrió la posibilidad de indagar en las conexiones transnacionales por fuera de la lógica centro-satélite. Puede consultarse el trabajo de síntesis: Rolando Ávarez Vallejos, «Historia e historiografía del comunismo: debates y nuevos enfoques», Revista de Historia Socialy de las Mentalidades 2, n.° 21 (2017).

54 Estas discusiones pueden encontrarse en publicaciones como: Manuel Caballero. La Internacional Comunista y América Latina, (Nueva Sociedad, 1987); Horacio Crespo, «Para una historiografía del comunismo. Algunas observaciones de método» en El comunismo: otras miradas desde América Latina de Elvira Concheiro (México: UNAM, 2007); Olga Ulianova, «Develando un mito:

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desterrar la idea según la cual cuando llueve en Moscú, Vitorio Codovilla abre el paraguas nos plantea el desafío de transnacionalizar la mirada analítica sobre estos actores atendiendo a los múltiples vínculos que han mantenido estas organizaciones.55

En ese sentido, los años '80 se presentan como un período en el que es posible analizar el impacto de la circulación de ideas, personas y representaciones entre militantes comunistas del Cono Sur y Centroamérica o la incidencia de procesos sociales de Cuba, Nicaragua, Chile y El Salvador en las orientaciones del PCA.

A lo largo de la década el comunismo argentino asistió a una serie de transformaciones que fueron reconocidas como viraje y sintetizadas en el XVI Congreso de 1986.56 Entre los cambios entonces planteados, se destacaron en el plano teórico la recuperación y resignificación de la concepción de la política del Frente de Liberación Nacional y Social (FLNS) a la que corresponde una caracterización de la revolución como "patriótica, popular, democrática, antiimperialista, agraria, antimonopolista, hacia el socialismo e integrada a la gesta libertadora latinoamericana".57 En paralelo, esta tesitura puso en juego discusiones e imaginarios sobre el sentido del socialismo y la militancia. La organización destacó la necesidad de romper con las prácticas previas y determinó la puesta en marcha de un viraje en la línea política "dejando atrás a un proyecto reformista para asumir un proyecto revolucionario."58 Un elemento central de esas transformaciones es una nueva forma de concebir al frente y a las alianzas que incidió en las modalidades que asumió la política y la acción de los y las comunistas. En esa clave, fueron importantes los desplazamientos respecto del rol que debían desempeñar las izquierdas al interior del FLNS59 y la lectura sobre el desarrollo del capitalismo en América Latina.

emisarios de la Internacional Comunista en Chile», Revista Historia 1, n° 41 (2009) y Rolando Avarez «Historia e historiografía del comunismo: debates y nuevos enfoques».

55 Perry Anderson, ha señalado para el caso de los PPCC algunos requisitos básicos: el primero de ellos es un conocimiento detallado de la organización, el segundo, la relación entre el partido y el conjunto social. El tercer requisito, en consonancia con Eric Howsbawm, es el de reparar en la consideración de las relaciones internacionales entre los PPCC por la característica particular de esta organización: su pertenencia (que adoptó diferentes formas institucionalizadas) a un movimiento que tiene carácter global. De este modo, se sugiere no perder de vista la dimensión internacional que condiciona la política partidaria, pero tampoco desestimar las prácticas que derivan de preocupaciones propias del espacio nacional y la tradición local. Cfr.: Perry Anderson, «La historia de los partidos comunistas», en Historia popular y teoría socialista, editado por Raphael Samuel (Barcelona: Crítica, 1984) y Eric Hobsbawm, "Problemas de la historia comunista" en Revolucionarios. Ensayos contemporáneos (Barcelona: Crítica, 2013 [1969]).

56 El cambio de línea, la nueva política de alianzas y los desplazamientos hacia el interior de la organización están siendo actualmente indagados, tal como señalamos en el apartado anterior. Ver: Victoria Bona, «El 'viraje' en la memoria de los comunistas rosarinos, 1984 — 1987»; Natalia Casola, «Cuando se quebró el muro. Algunas notas acerca de la crisis en el Partido Comunista argentino durante los años 1980» y Victoria Bona y Rodrigo López «Los desafíos del Frente del Pueblo. El PCA y el MAS en la transición democrática argentina».

57 "La revolución que proponemos", Qué Pasa. Sección Segunda, 12/03/1986, p. 7. Este planteo contribuyó a la redefinición del que se consideraba el sujeto revolucionario abriendo una nueva apelación que colocaba a la clase obrera a la vanguardia del frente con la tarea de orientar las necesidades del pueblo, pero fundamentalmente de conducir la acción de las masas al socialismo. La complejidad del actor pueblo, o más bien la imprecisión y ambigüedad de la categoría, se hizo presente en los documentos partidarios y apareció un importante mosaico conformado por distintos sujetos sociales a veces más y otras veces menos protagónicos para los que el XVI Congreso tenía un proyecto.

58 "Frente de acción de masas por la patria liberada y el socialismo. Informe del Comité Central rendido por elcamarada Athos Fava", Editorial Anteo, 4/11/1986, p.9.

59 Pese a que la estrategia de conformación de un FLNS había sido enunciada con anterioridad, en los años '80 supuso una ruptura con la concepción frentista anterior. Si una de las rupturas principales tiene que ver con la caracterización sobre el desarrollo capitalista que ahora habilita pensar en un frente de liberación que desplace al Frente Democrático Nacional, hay dos posibilidades: o el capitalismo se había desarrollado de la noche a la mañana y había que corresponder a esa transformación con un viraje estratégico acorde a la nueva etapa, o bien las lecturas previas eran equivocadas.

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Si bien el viraje se presentó como una novedad e incluso se exhibió como una reconversión creativa y original, aquí consideramos que respondía a transformaciones que se estaban produciendo en el movimiento comunista internacional. No obstante, la ausencia de trabajos sistemáticos y de casos sobre estas organizaciones nos permite plantear sólo indicial e intuitivamente que los cambios que se dieron en el PCA fueron correspondidos con los propios desplazamientos de algunos partidos latinoamericanos y, en consecuencia, abrir una agenda de trabajo que indague en esa dirección.

Lo primero que es posible de identificar es que, a grandes rasgos, el PCA se presentó durante buena parte del siglo XX con un papel direccional sobre los partidos de la región debido, entre otras cosas, a la figura de Codovilla. No obstante, con el triunfo de la Revolución en Cuba, es posible identificar un nuevo reparto de los protagonismos ligado a lo que en los '60 se llamó "Departamento de América", una coordinadora hegemonizada por las directrices cubanas que continentalmente planteó una estrategia de conformación de focos guerrilleros. Junto con otros partidos comunistas conosureños, el PCA resistió esa hegemonía y pese a su política de solidaridad con Cuba se mantuvo distante a esa orientación.60 No obstante, a partir de 1984, es posible identificar diálogos que se dieron a nivel continental61 y que indican transformaciones en tres claves: el imaginario de América Latina como escenario donde es posible hacer la revolución socialista; la circulación de literatura específica sobre ese debate y la discusión sobre la insurrección y la lucha armada en el continente.

Sobre este punto es identificable una discusión a nivel cupular en el seno de la dirección política del PCA entre el sector de Patricio Echegaray62 y quienes hasta entonces habían sido sus camaradas más allegados. Luego del Congreso del Viraje, comenzó una verdadera disputa que hacia final de la década se verificó en al menos tres líneas políticas claras. Alberto Nadra,63 cuadro dieciséis, congresista que comenzó a plantear profundas diferencias con Echegaray, sostiene que el dirigente estableció su propia línea de relaciones en Cuba, Colombia, El Salvador y Uruguay, entre otros, a partir de vínculos personales con figuras destacadas de esos países. Con un importante grado de desaprobación, afirma que "los cubanos plantean una estrategia continental que es lo que agarra Patricio, en ese aspecto es cierto, y tampoco te diría 'los cubanos", es el Departamento de América y el colorado Piñeiro, el marido de Marta Harnecker, el último marido...".64 Esas relaciones personales supusieron enlaces con otras organizaciones políticas cuyas renovaciones comenzaron a ser apropiadas por el PCA y lo planteado por Nadra da cuenta de que la interna al interior de la cúpula dirigente del PCA expresaba posiciones divergentes en torno a los procesos latinoamericanos de la década de los '80.

Por otra parte, uno de los libros más citados en entrevistas a militantes y exmilitantes65 comunistas era el titulado Los caminos de la unidad.66 El mismo está compuesto por una entrevista de

60 "Ahora más que nunca: ¡Depie en defensa de la heroica Cuba! Llamamiento del CC.", Nueva Era, Año XII, No. 8, setiembre de 1960

61 'Declaración de Buenos Aires". Conferencia de los Partidos Comunistas de América del Sur 5, 6, 7 de julio de 1984. 7/07/1984. Archivo Histórico del Comunismo de Rosario.

62 Patricio Echegaray fue militante de la Federación Juvenil Comunista desde los '60 y máximo dirigente de la organización desde 1980 hasta 1984, cuando fue promocionado al PCA. En 1986 fue elegido Secretario General de la Organización. Es la principal figura del viraje de los años '80. Falleció en 2017 cuando ocupaba el cargo de presidente del PCA.

63 Alberto Nadra fue militante de la Federación Juvenil Comunista desde los '60 hasta 1984 y promocionado ese año al PCA hasta su renuncia en 1990. Por su formación como periodista, fue encargado de escribir diferentes discursos a dirigentes de la organización. En los años claves del viraje, se ocupó de la redacción de las intervenciones de Athos Fava. Además, junto con sus hermanos Fernando (h) y Rodolfo conformaron la comisión de redacción del documento para el debate del XVI Congreso. Es además hijo de uno de los principales dirigentes comunistas argentinos del siglo XX, Fernando Nadra.

64 Entrevista con Alberto Nadra realizada por Victoria Bona el 07/10/2021, en la ciudad de Buenos Aires.

65 Además de la entrevista que aquí citamos, hemos realizado y procesado para otro proyecto en curso una treintena de fuentes de este tipo donde es posible encontrar estos elementos que si bien no son centrales, aparecen dando pautas sobre el ambiente de militancia.

66 Los caminos de la Unidad, (Cooperativa Tierra Fértil Ltda., 1984).

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Marta Harnecker al Secretario General del Partido Comunista del Salvador (PCS), Schafik Hándal, un artículo del representante del Partido Comunista de Cuba (PCC), Manuel Piñero Lozada, y otro de Kiva Maydanik, como miembro de la Academia de Ciencias de la URSS. Allí sostenían que tras la victoria del Frente Sandinista en Nicaragua, las condiciones para la revolución en América Latina se estaban acelerando y que era necesario establecer diálogos que no se circunscribiesen exclusivamente a los partidos de la burguesía. Las reflexiones de Handal (fundamental, pero no exclusivamente), fueron reproducidas abiertamente decenas de veces durante la década67 y, según Nadra, quien entonces era un dirigente principal de la organización, Los caminos... "fue el libro de cabecera. (...) Esos eran los que les abrieron la cabeza. les abrieron la cabeza entrecomillas, porque les abrieron mal en muchos aspectos, para llevar las posiciones más extremas dentro de lo que fue todo ese proceso."68

Las ideas allí expresadas pueden resumirse en tres puntos. Por una parte, la reivindicación de la unidad de la izquierda, lo cual suponía, de forma inédita, el reconocimiento de otra izquierda69. Por otra parte, el planteamiento de que una revolución por el socialismo era posible, viable y necesaria. En tercer lugar, una fuerte autocrítica sobre los comunismos latinoamericanos respecto de la acción para la disputa real del poder.

Según el primero de los postulados, el comunismo debía reconocer la existencia de un conjunto de organizaciones de izquierda que habían aparecido fundamentalmente después de la Revolución Cubana. Maydanik sostenía que era necesaria la "unidad de los partidos comunistas con aquellas fuentes insurreccionales a las que durante decenios se les ha llamado por inercia 'ultraizquierdistas'".70 Si bien la apuesta estaba claramente direccionada hacia el guevarismo, el planteamiento no tenía un carácter específico, sino más bien general y puede considerarse una influencia en los sentidos que son estructurantes del viraje argentino y su nuevo marco de alianzas71. El PCA sostuvo hacia 1985 que "el temor a que potenciales aliados de los partidos burgueses se distancien, generaba errores sectarios en la valoración de otras fuerzas revolucionarias" y que entonces se producía una confusión entre la defensa de la democracia y la lucha por el poder. En ese mismo contexto concentró buena parte de sus esfuerzos en tejer relaciones (en casi todos los casos con muchas dificultades) con sectores que no respondían a los intereses de la burguesía, aunque se expresaban en diferentes identidades. Las expresiones materiales más evidente fueron las alianzas electorales o frentes políticos como en FREPU, el Frente Amplio de Liberación (FRAL) o Izquierda Unida (IU), por mencionar algunas de las iniciativas donde puede indicarse un interés por "superar la anacrónica y desgastante dispersión de la izquierda".72

67 Hay una temporalidad específica de la aparición de estas ideas que excede los límites de este trabajo. De manera sintética, puede señalarse que hacia 1984, con la recuperación de la figura del Che y el anuncio de las brigadas a Nicaragua, aparecieron, fundamentalmente de la mano de los y las militantes de la Federación Juvenil Comunista y su principal dirigente, Patricio Echegaray, elementos reivindicativos que implicaban una revisión de la línea tradicional. En el documento congresal, pueden leerse muchos de esos desplazamientos. Desde 1987, cuando el PCA se encontraba estallado por la profusión de tendencias internas en disputas, estos cambios se expresaron con claridad en la revista Ideología y Política. Esta última comenzó a suplantar a Nueva Era, la publicación que desde hacía 50 años expresaba una síntesis de los posicionamientos teóricos y políticos del Comité Central. Ideología y política fue un esfuerzo del nuevo Comité Central por homogeneizar la política (que, aunque discursivamente pretendía hacerlo desde la profundización de los debates, puede significar la liquidación del florecimiento de posiciones críticas). Se encontraba a cargo de una comisión editora que involucraba a miembros de la dirección, exclusivamente.

68 Entrevista con Alberto Nadra realizada por Victoria Bona el 07/10/2021, en la ciudad de Buenos Aires.

69 Recordemos que hasta el viraje el PCA había considerado a las otras organizaciones de izquierda como infantilistas o ultraizquierdistas y las había desestimado o subestimado.

70 Los caminos de la Unidad, Cooperativa Tierra Fértil Ltda., 1984, p. 59.

71 El Movimiento al Socialismo reflexiona en torno a ello en: 'La autocrítica delPCAy la unidad de la izquierda". Documento interno. Movimiento al Socialismo, s/ f. Archivo Fundación Pluma.

72 'Frente de acción de masas por la patria liberada y el socialismo. Informe del Comité Central rendido

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Por otra parte, la caracterización de la etapa confluyó con una línea que consonaba con las claves que referentes internacionales hacían respecto de la revolución en América Latina. Si bien las expresiones antimonopolistas y antiimperialistas son de largo alcance en el discurso del comunismo argentino, el hecho de proponer la revolución democrática y la construcción del socialismo de forma conjunta suponía una reconfiguración y un reajuste del planteo tradicional etapista. La reivindicación de Nicaragua como segundo territorio libre de América condicionó esta lectura. La recuperación de América Latina se enmarcó en una perspectiva transversal a la línea política que el PCA adoptó oficialmente desde 1986, cuyo modelo eran los movimientos de liberación del tercer mundo. Sobre este punto, observamos, por un lado, un reconocimiento de las experiencias de liberación nacional que habían sido levantadas por las izquierdas de los '60 y '70 influidas por la Revolución Cubana, más no con centralidad por el PCA. Si bien el apoyo a la revolución en Nicaragua data de 1979, cuando la misma triunfó, la reivindicación más amplia apareció fuertemente condicionada por la renovación del viraje. En este punto, el PCA recuperaba la idea de Piñeiro según la cual la lucha democrática no proponía el desarrollo del capitalismo como etapa previa al socialismo (etapa hasta entonces inconclusa y necesaria para el desarrollo de las fuerzas productivas), sino que la liberación nacional y social conformaba el imperativo de acción para la construcción del socialismo.

Como resultado de esa reflexión y en tercer lugar, puede considerarse que las consignas dieciseiscongresistas "acción de masas para el socialismo", "la voluntad de vencer" y la "lucha del poder"73 son una clave que, si bien se expresaban como forma de recuperación de los atributos leninistas, se presentaban afines a la autocrítica que desde Centroamérica se hacía respecto de la participación de los PCs en las dos revoluciones triunfantes: Cuba y Nicaragua. La conducta de esas organizaciones frente a la lucha por el poder adquirió un tono más radicalizado en el discurso de Handal, pero permeó la actitud de los comunistas argentinos, cuya juventud realizaba acciones armadas en Nicaragua y El Salvador (aunque no exclusivamente armadas y también lo hacía en otros países).74 Si bien el PCA estuvo lejos de adoptar como política alguna forma de lucha armada (más allá de la formación en autodefensa), la preparación militar y el envío de militantes a Centroamérica fue uno de los puntos de ruptura que llevaron años después a acusar de "guerrilleril" a la política de relaciones internacionales de los sectores afines de Patricio Echegaray por parte de otros que habían adoptado las banderas del XVI Congreso de forma muy diferente:

Vos agarrás, lo traes a "El Ciego" de Cuba, oficial del ejército rebelde, de las fuerzas armadas revolucionarias, héroe para los cubanos porque las cosas que hizo no tienen nombre ¿y lo ponés a hacer cursos acelerados de preparación militar para mandar gente a los lugares porque querés crear mística? Igual que lo de El Salvador, eso para mí es inaceptable, no porque no podríamos contar cosas ni decir ni reconocer cuestiones. pero la utilización es lo que no acepto. Porque no lo mandaste preparado a Marcelo, ha muerto gente que tenía grado de Capitán hasta grado no de General pero de Mayor ha muerto en combate con preparación porque podés morir cuando vas en combate, después en todo caso es mala suerte, por equivocación, lo que sea, pero otra cosa es cuando mandás a alguien que no está lo suficientemente preparado, para colmo a un terreno hostil,

por el camarada Athos Fava", Editorial Anteo, 4/11/1986, p. 16

73 Ibídem.

74 Otro punto de interés central para este tipo de abordajes puede constituirlos los viajes de los comunistas, sobre los cuales la clave generacional tiene mucho para aportar. A simple vista puede identificarse que mientras los y las jóvenes solían asumir tareas en América Latina ya la Unión Soviética -en general en articulación con el Komsomol (contracción de Unión Comunista de la Juventud, en ruso, Kommunisticheski Soyuz Molodiozhi [1918-1991])-, las generaciones mayores viajaban a los países del bloque del Este casi con exclusividad.

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esa es una de las grandes discusiones con los cubanos: foco rural/guerrilla urbana, encima lo mandás a ambiente rural sin estar preparado, es inaceptable.75

Con estos señalamientos y planteos de problemas a explorar, interesa dar cuenta de la potencialidad de una perspectiva que dirija la mirada más allá de las fronteras nacionales al explicar el viraje del PCA. Consideramos que es importante atender a tres contextos específicos e interrelacionados. Por un lado, el de la recuperación de la institucionalidad democrática en el plano nacional, momento durante el cual se abre un proceso de expansión de la militancia juvenil, no exclusivo del PCA, que complejizó las relaciones políticas al interior de las organizaciones. Por otro lado, el de la Revolución Sandinista, la lucha del Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí en El Salvador y las diferentes formas que adoptaron los movimientos antidictatoriales en Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay en tanto fueron temas que suscitaron vibrante preocupación para los comunistas argentinos. Esas dos dimensiones, la nacional y la internacional, condicionaron el contexto partidario de reconfiguración y permiten ampliar el escenario en el que se inscribieron los debates de la organización.

Comentarios finales

El giro global experimentado en las ciencias sociales desde la década de los '90 enfrentó a la historia a múltiples retos. En términos generales, ha invitado a los historiadores y a las historiadoras a replantearse muchos de los supuestos que estructuran la disciplina. El giro global ha contribuido a poner en cuestión al nacionalismo metodológico que, por su foco estadocéntrico, ha guiado a muchos trabajos a una reducción explicativa del cambio y las dinámicas políticas, sociales, económicas y culturales, circunscribiéndolas a causas internas. Si la perspectiva transnacional fue un aliciente para desafiar los modos en que el conocimiento histórico es producido, para quienes hacen historia desde el Sur Global el reto es doble. No sólo se trata de rebasar los límites de la historia nacional y con ello transnacionalizarla, sino que también supone un esfuerzo por producir narrativas alternativas que desafíen el lugar subordinado y periférico que el área latinoamericana ocupó y ocupa en muchas de las historias globales, generalmente producidas en las academias del mundo angloamericano. En ese sentido, para los estudios históricos argentinos, estas perspectivas analíticas abren un amplio terreno sobre el que avanzar.

En este trabajo partimos de la hipótesis de que un abordaje transnacional sobre las izquierdas argentinas de los años '80 enriquecería y complejizaría nuestros conocimientos sobre este actor de la historia reciente de nuestro país. Retomando los aportes de Peyrou y Martykánová, la historia transnacional parte de la convicción de que los procesos históricos se construyen a través de los movimientos y la interpenetración de los sujetos históricos, de sus contactos y conexiones, de la circulación de personas, ideas y discursos. Movimientos e interpenetraciones que se constituyen a pesar del Estado-nación y que conectan regiones a través de redes particulares. Las organizaciones de las izquierdas argentinas de la década de los '80, pese a actuar centralmente en el terreno nacional y local, formaron parte de estas tramas más amplias de las cuales extrajeron herramientas e insumos que alimentaron sus discursos, sus análisis, sus expectativas y también sus prácticas. Para fuerzas políticas que modelaron sus identidades militantes sobre dimensiones internacionalistas y latinoamericanistas este es un aspecto que debería ser subrayado.

Desde este punto de vista, en este trabajo buscamos poner de relieve que una agenda de investigación sobre las izquierdas argentinas de la post-dictadura que contemple las perspectivas

75 Entrevista con Alberto Nadra realizada por Victoria Bona el 07/10/2021, en la ciudad de Buenos Aires.

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teóricas y metodológicas de la historia transnacional merece la pena ser atendida. Esto supone, en simultáneo, avanzar en un terreno de la historia reciente que al momento no fue lo suficientemente abordado. Como se planteó en este artículo, los estudios sobre los'80 argentinos, construidos en gran medida en torno al interés sobre las transformaciones político-institucionales, han invisibilizado el accionar de las organizaciones de izquierdas. Pese a que en los últimos años este estado de invisibilidad comenzó a ser revertido, todavía existen numerosas zonas de vacancia.

En este artículo nos delineamos como objetivo central exponer cuál es la potencia de una agenda de investigación en clave transnacional de este objeto de estudio. Para ello revisitamos algunas de las dinámicas políticas presentes en dos organizaciones: el MAS y el PCA. Allí buscamos problematizar algunos fenómenos específicos que tuvieron alcances regionales, hemisféricos o globales, al menos desde el punto de vista de los actores. Si las izquierdas argentinas de las décadas de los '60 y '70 desplegaron sus estrategias políticas y sus prácticas militantes bajo el impacto de acontecimientos como la Revolución Cubana, las izquierdas de los años '80 se vieron interpeladas por procesos como el surgimiento de Solidarsnoc y la revolución centroamericana. La circulación de ideas y discursos sobre estas dinámicas transnacionales se solaparon con los debates sobre las situaciones locales y nacionales, condicionando de este modo las estrategias políticas y las tramas partidarias de dichas organizaciones. Vimos para el caso del PCA cómo, en el contexto del XVI Congreso, las formas que adoptaron los movimientos antidictatoriales en geografías dispares como Chile, Uruguay y Paraguay o el desarrollo de la revolución centroamericana y los lazos que establecieron algunos de los dirigentes con estos procesos, impactaron en la disputa interpartidaria. En el caso del MAS, observamos la centralidad que invistió Solidarsnoc en la delimitación del perfil programático y político de este partido. Para este grupo del trotskismo argentino, en Polonia se reflejaba un movimiento real del programa por un "socialismo democrático". La corriente morenista tejió un hilo que conectó a este país del este europeo con la Argentina: la lucha contra los totalitarismos. Lejos de presentarse como un análisis definitorio y cerrado, el examen de estos casos busca proyectar que existe un terreno sobre el cual avanzar para resituar las dinámicas locales-nacionales de estas organizaciones con el contexto internacional. Los años ochenta fueron el escenario de transformaciones sustanciales en el orden mundial, la revolución centroamericana, la disolución del Bloque del Este, la caída del muro de Berlín, el fin de las dictaduras latinoamericanas, la derrota del sandinismo en el año 90, por mencionar algunas, incidieron significativamente sobre la historia y las trayectorias de estas organizaciones. Perspectivas como la que recupera este trabajo pueden ser de utilidad para enriquecer y complejizar nuestro conocimiento sobre estas tramas.

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