УДК 94 (460)088.2
А. Баамонде Магро, Х. К. Санчес Иллан
Баамонде Магро А. , доктор исторических наук, заведующая кафедрой гуманитарных наук университета «Карлос III» (Мадрид); e-mail: [email protected]
Санчес ИлланХ. К., доцент кафедры журналистики университета «Карлос III» (Мадрид); e-mail: [email protected]
ГАЗЕТА «CE SOIR» : ФРАНЦУЗСКОЕ ОБЩЕСТВЕННОЕ МНЕНИЕ О ГРАЖДАНСКОЙ ВОЙНЕ В ИСПАНИИ
В статье подчеркивается контраст между официальной позицией Франции о невмешательстве в Гражданскую войну в Испании и позицией Коммунистической партии Франции. Образ Гражданской войны во французской прессе является отражением противоречивых сторон общественного мнения. В различных позициях материализована логика социальных классовых противоречий. Консерваторы солидарны с Франко, в то время как народные массы, светские и республиканские представители симпатизировали, по крайней мере, сначала республиканской легитимности. Выявляется, таким образом, проблема разделенной Франции, то, что получило название «трагического раскола» французского общественного мнения в отношении Гражданской войны в Испании. Французы внезапно оказались рядом с гражданской войной, которая является отражением, как в кривом зеркале, их собственной ситуации.
Ключевые слова: пресса; пропаганда; Гражданская война в Испании; общественное мнение; Франция.
Bahamonde Magro Á.
University Professor, Ph. D. in Contemporary History, Director of the Department of Humanities: History, Geography and Arts, UC3M; e-mail: [email protected]
Sánchez Illán J. C.
Associate Professor, Ph. D. in Information Sciences, UC3M; e-mail: [email protected]
THE "CE SOIR" NEWSPAPER: FRENCH PUBLIC OPINION BEFORE THE WAR IN SPAIN
This paper tries to highlight the strong contrast between the French official attitude of non-intervention in the Spain war and which held the French Communist Party. Thus, the image of the Spain war in the French press is the mirror of a hardly divided public opinion. Firstly, there is a social contradiction, in class, in positioning. The conservative instinct was with Franco while the more popular, secular and Republican universe, at least a priori, were oriented to the Republican
legality. There is thus the historical problem of a divided France: what has been called the tragic schism of French public opinion against the war in Spain. The French are suddenly confronted with a next civil war that reflects his own image in a distorting mirror to them.
Key words: press; propaganda; Spanish War; public opinion; France.
Bahamonde Magro Á.
Director del Dpto. De Humanidades, catedrático de Historia, Universidad Carlos III, Madrid; e-mail: [email protected]
Sánchez Illán J. C.
Profesor titular de Periodosmo, Universidad Carlos III, Madrid; e-mail: [email protected]
EL DIARIO "CE SOIR": LA OPINIÓN PÚBLICA FRANCESA ANTE LA GUERRA DE ESPAÑA
En este trabajo se trata de poner de relieve el fuerte contraste existente entre la actitud oficial francesa de no intervención en la Guerra de España y la que sostuvo el Partido Comunista Francés. Así, la imagen de la Guerra de España en la prensa francesa es fiel reflejo de una opinión pública muy dividida. En primer término, hay una lógica de contradicción social, de clase, en los posicionamientos. El instinto conservador estaba con Franco mientras que las capas más populares, laicas y republicanas, simpatizaban, al menos a priori, con la legalidad republicana. Se plantea así el problema histórico de una Francia dividida: lo que se ha denominado el cisma trágico de la opinión pública francesa ante la Guerra de España. Los franceses se ven súbitamente enfrentados con una guerra civil próxima que les refleja su propia imagen en un espejo deformante.
Palabras clave: prensa; propaganda; Guerra de España; opinión pública; Francia.
A lo largo de la guerra civil en España, Francia se convirtió en la segunda ambientación del conflicto, un espacio político determinante para el desarrollo y el desenlace de la tragedia española. Desde el comienzo de la sublevación político-militar de julio de 1936, el gobierno republicano y los defensores del régimen político surgido el 14 de abril de 1931 vieron frustradas las expectativas de la ayuda y colaboración de la república amiga transpirenaica, donde hay que tener en cuenta que también gobernaba una coalición de Frente Popular. La presión diplomática británica, los comienzos de la política de apaciguamiento hacia Alemania y la evidente hostilidad del mundo conservador francés hacia el recién llegado Frente Popular anularon cualquier atisbo de ayuda efectiva al gobierno republicano español [1].
De hecho el eje Madrid-París, que se había ido estableciendo desde la llegada de la II República en abril de 1931, favorecido por la proximidad natural de ambos regímenes políticos -en cierta medida análogos-, y por la confluencia de intereses en política exterior, quedó roto en los comienzos de la guerra española. El jefe del gobierno francés, León Blum, justificó su inacción ante el asunto español por el temor al contagio del conflicto. Francia no estaba al borde de la guerra civil, pero era palpable la tensión política existente: cualquier forma de intervención en España habría agudizado los enfrentamientos políticos hasta crear un clima inapropiado en un país fronterizo con la Alemania nazi. Resultaba necesario, pues, aislar el conflicto español, evitar su propagación a Francia y que se convirtiera en una cuestión doméstica [6].
En el seno del gobernante Frente Popular francés se dibujaban tres tendencias claramente definidas con respecto al avispero español. El partido radical, representante de las clases medias liberales y republicanas, optaba por la profundización de la política de no intervención, con leves discrepancias en alguna de sus personalidades. La SFIO se debatía entre la postura aislacionista y la contraria, pero en última instancia predominaba el discurso nacional frente a cualquier intervención a la solidaridad internacionalista del movimiento obrero, sobre todo cuando la opinión pública de derechas consideraba al partido socialista como prolongación del comunismo. Por último, el partido comunista, que ya había sobrepasado en arraigo electoral y en capacidad movilizadora a los socialistas, era la única formación política defensora de una intervención clara, apelando al internacionalismo proletario y al patriotismo francés: vencer al fascismo en España significaba preservar a Francia del expansionismo de la Alemania nazi. Así, la guerra española desvelaba no solo los lógicos enfrentamientos entre izquierdas y derechas francesas, sino también la confrontación dentro de las izquierdas por la hegemonía política. En cualquier caso, resultaba indudable para el gobierno republicano español que la creación de estados de opinión favorables en el país vecino pasaba por la colaboración con el partido comunista francés, sobre todo tras la llegada de Juan Negrín a la presidencia del consejo de ministros, en mayo de 1937.
Francia se convirtió en espacio fundamental para el desenlace de la guerra civil española en diversos ámbitos: el diplomático, de modo que se corrigieran los efectos nocivos del «comité de no intervención»; como centro financiero para la adquisición de armamento; como pasillo
Вестник MmY. BvmycK 24 (710) / 2014
para la recepción de material bélico soviético, a través de la frontera de los Pirineos; como plataforma propagandística, que permitiría recrear la imagen exterior de la República, sumamente dañada por la escenografía del caos revolucionario de los primeros meses, convenientemente difundida por las fotografías que acompañaban los relatos de la prensa conservadora internacional. Y, para todo ello, resultaba imprescindible allegar nuevos estados de opinión y reforzar los ya existentes. La propaganda exterior se convirtió, así, en una de las prioridades del gobierno español.
A la altura de 1936, la propaganda consistía, fundamentalmente, en la prensa escrita, con su capacidad de difusión masiva de doctrinas y mensajes, y el mitin, adecuado más bien para hacer llegar mensajes a un público afín. La prensa permitía la expansión doctrinal, y el mitin reforzaba opiniones preexistentes. El 2 de marzo de 1937 veía la luz el primer número del diario Ce Soir, que será el gran portavoz de los intereses republicanos españoles en Francia hasta el final de la guerra. Surgió en un mercado muy competitivo, el de los diarios populares parisinos de la noche, en el que destacaba Paris-Soir, un diario de moderna concepción, de tono liberal y abierto ideológicamente. Era el preferido del público. Ce Soir imitó su diseño y pronto lo desplazó, para convertirse en el líder de la prensa vespertina, primero al alcance parisino para abarcar, en pocos mees, la totalidad de la geografía francesa. Se calcula que su tirada sobrepasaba los 120.000 ejemplares en el otoño de 1937, superó los 200.000 en torno a marzo de 1938 y los 260.000 un año después. En 1937, el lanzamiento de Ce Soir hizo perder cerca de 100.000 lectores a Paris-Soir, según informes remitidos al Ministerio del Interior. En sus mejores momentos, la tirada del periódico fluctuaba entre un mínimo de 260.000 ejemplares y un máximo de 550.000, aunque esta cifra parece exagerada. Ce Soir llegó a tirar seis ediciones diarias [5, p. 89-96].
Ce Soir fue un periódico comunista, que aparentó no serlo, pero que nunca negó explícitamente su origen. En el número especial de su segundo aniversario,
2 de marzo de 1939, el periódico se presentaba de forma aséptica, huyendo de declaraciones doctrinales:
"Del deporte al pensamiento, de los sucesos a los secretos de las cancillerías, de los espectáculos de las calles a los de la pantalla y a la escena, de los lejanos horizontes de Asia o de América al rincón de Francia en el que usted vive, la información honesta, precisa, inmediata, es nuestro debe".
Muchos lo denominaron "el periódico de la República española en París" o incluso "el diario de la Guerra de España", por el evidente interés que había mostrado el gobierno español en su aparición, su colaboración en la financiación del periódico y su amplísima cobertura del conflicto. El problema del origen del capital de la empresa está sujeto a controversia, porque no existe información directa y concreta sobre el asunto, sino datos indirectos y fragmentados; todo apunta a que el gobierno republicano sufragó parte del coste económico de su mantenimiento, sobre todo desde la llegada de Juan Negrín al poder.
Ce Soir significó la culminación del primer esfuerzo propagandístico de la República española en Francia, con la colaboración de uno de los principales responsables de los servicios de propaganda de la Internacional comunista: Willi Munzenberg, quien se encargaba de la propaganda en Europa occidental, junto a Otto Katz, quien empleaba el pseudónimo de André Simon [4]. A finales de 1936 Munzenberg propuso al embajador español en Francia la creación de una agencia de noticias que contrarrestara el predominio conservador existente en lo relativo a la información sobre España. A comienzo de 1937 empezó a funcionar la Agence Espagne desde París. Sus comienzos fueron modestos, pero logró asentarse a lo largo de 1937, cumpliendo sobradamente las expectativas de su creación. Ce Soir presenta características similares, e incluso los mismos protagonistas. Munzenberg, como representante de la Internacional comunista, tomó la iniciativa de la concepción y el lanzamiento de esta empresa periodística, rápidamente apoyada por el gobierno español.
Ce Soir responde, pues, a una confluencia de intereses. En primer lugar, su creación entra de lleno en la lógica de los frentes populares, al menos tal como la entendían los partidos comunistas desde su propuesta, en 1935. Por eso Ce Soir forma parte de la estrategia del partido comunista francés, el más poderoso del occidente europeo en 1936. Es un órgano de prensa dirigido a un público no necesariamente comunista, pero sí alarmado por el auge de los fascismos o dictaduras de contenido similar. Si el órgano central del PCF, L'Humanité, se dirigía al militante comunista y ofrecía un contenido netamente doctrinal y de agitación política, Ce Soir pretendía conquistar a una clase media republicana, progresista y antifascista, con inquietudes intelectuales, a la que el partido comunista quería transmitir una imagen de modernidad. Por ello el lenguaje de Ce Soir no era clasista en absoluto. La clase quedaba sustituida por la nación, tal y como se había definido en Francia desde la Revolución de 1789.
De ahí el conjunto de identidades que se establecen cuando el lenguaje se hace explícito y fecundo: nación, libertad, democracia, república y antifascismo... y como corolario el partido comunista, como baluarte defensivo de estos principios. En este aspecto Ce Soir colabora a la hegemonía del partido en el seno de la izquierda francesa. El lenguaje subyacente plantea la normalidad de la acción política comunista. Así, el periódico recoge y sintetiza en sus páginas, sin mayor trascendencia, el modo de vida mesocrático, para arribar a una conclusión: el partido comunista no representa ningún peligro revolucionario.
En segundo lugar, Ce Soir, en sintonía con lo anterior, también responde a la estrategia de respetabilidad internacional que la Unión Soviética puso en marcha desde 1934, al menos. El diseño estalinista del socialismo en un solo país, y la renuncia a exportar la revolución, exige que los partidos comunistas abandonen el paradigma clasista y transforme su imagen, sobre todo en el caso del partido comunista francés, el de mayor audiencia en Europa fuera de las fronteras soviéticas y principal referente para las restantes organizaciones comunistas.
En tercer lugar, Ce Soir interesa al gobierno español en temas de imagen, propaganda y política internacional. Para el doctor Negrín no existían dudas de que la victoria republicana precisaba de tres condiciones necesarias: en el plano político, pasaba por la reconstrucción del Estado republicano y la clausura del caos revolucionario, para centralizar el esfuerzo bélico; en el plano internacional, resultaba preciso alterar el statu quo fijado por el comité de no intervención y nacionalizar el conflicto español, para transformar favorablemente la correlación de fuerzas; en el plano propagandístico, era imprescindible transmitir la imagen de una República democrática defensora de unos valores similares a la república francesa. En este sentido, Ce Soir presentó a sus lectores la guerra de España tal como la proclamaba el gobierno de Juan Negrín: una guerra nacional, de independencia, contra la invasión de las potencias fascistas, Alemania e Italia, y de sus servidores internos, los militares traidores. Era, por tanto, una guerra de liberación nacional. Ce Soir, asimismo, definió la guerra española en claves de nacionalismo francés: el conflicto español era el conflicto francés. La derrota republicana significaría el preludio de la posterior derrota francesa. Ce Soir evitó plantear la confrontación política de la España republicana. En gran medida despolitizó la guerra española, porque predominó en su discurso la idea del esfuerzo colectivo de un pueblo con el objetivo de obtener su liberación. Las derrotas republicanas
no existían, o eran camufladas bajo tonos que, a veces, rayaban en lo inverosímil. Baste como ejemplo la derrota republicana de Cataluña, que fue definida por Ce Soir, en su número de 1 de febrero de 1939, como un "splendide redressement de l'armée de Catalogne".
El discurso sobre la guerra de España fue abonado de suficiente aporte iconográfico. La última página del periódico contenía únicamente fotografías, siempre con una temática dramática y popular, acentuando el tono emocional, con el consiguiente mensaje implícito de un fascismo opresor que masacra a un pueblo indefenso. Este materia fotográfico ha tenido un valor testimonia de futuro inapreciable. Allí publicaron sus instantáneas Gerda Taro, Robert Capa, Chim (David Seymour) o Mathieu Corman. El conflicto español estuvo cubierto por 18 periodistas y reporteros gráficos. Las principales figuras del periodismo progresista asistieron en directo a los enfrentamientos bélicos: Edit Thomas, André Viollis, Simone Téry, Louis Parrot, Stéphane Monier o Georges Soria, quien ha legado una monumental obra sobre la guerra civil. Ce Soir fue el primer periódico francés que publicó informes de primera mano sobre el bombardeo de Guernica. Su corresponsal Mathieu Corman fue uno de los primeros en llegar a la ciudad vasca, poco después de su desastre, en la noche del 26 de abril de 1937. Al día siguiente Ce Soir relataba los pormenores de la tragedia.
El éxito de Ce Soir fue posible merced al equipo de profesionales que lo llevaron a cabo. Se trataba de un periódico técnicamente muy estudiado, y muy acorde con los gustos modernizantes de la clase media liberal francesa. Se proclama como diario independiente. Tuvo como directores a Louis Aragon y a Jean Richard Bloch, ambos comunistas, pero en su redacción se entremezclaban periodistas de diferentes opciones políticas - aunque todos ellos antifascistas. Su redactor jefe era Elie Richard, quien había trabajado anteriormente en Paris-Soir y no pertenecía al partido comunista. Entre los principales colaboradores destacan Paul Nizan, redactor de política internacional, militante del partido; Louis Gautier Chaumet, encargado de política nacional, simpatizante de izquierdas, o Gabriel Peri, redactor político de L'Humanité [3].
Ce Soir sobrevivió a la guerra de España. Continuó ejerciendo su función de "segundo periódico comunista" [2]. Su información acentuó la identidad entre discurso nacionalista y antifascismo. El pacto germano-soviético de agosto de 1939 dejó este discurso sin fundamentación y sin la posibilidad de encontrar alternativa, porque el gobierno francés cerró
el periódico, al igual que los restantes órganos del partido comunista. El 25 de agosto apareció su último número. Encontró de nuevo su razón de ser en las catacumbas clandestinas de la resistencia de 1944, y durante los primeros años de la Francia liberada, pero ya había pasado su tiempo histórico.
BIBILIOGRAFÍA
1. Avilés Farré, Juan. Pasión y farsa. Franceses y británicos ante la guerra civil española. - Madrid : Eudema, 1994. - 229 p.
2. Courban, Alexandre. "Ce Soir", le deuxième quotidien communiste // Xavier Vigna, Jean Vigreux, Serge Wolikow (dir.). Le Pain, la paix, la liberté, expériences et territoires du front populaire. - París : Éditions sociales-La Dispute, 2006. - P. 195-205.
3. Eychart, Baptiste. Jean-Richard Bloch, la guerre d'Espagne et "Ce Soir" // Les Annales de la société Louis Aragon-Elsa Triolet. - Núm. 1. - 1999. -P. 66-80.
4. Koch, Stephen. Double Lives. Stalin, Willi Münzenberg and the Seduction of the Intellectuals. - Nueva York : Enigma Books, 2004. - 421 p.
5. Serrano, Carlos. L'enjeu espagnol: PCF et guerre d'Espagne. - París : Messidor / Éditions sociales, 1987. - P. 89-96.
6. Vilar Pierre. Les français et la guerre d'Espagne: actes du colloque tenu a Perpignan les 28, 29, et 30 septembre 1989 / Ed. por Jean Sagnes y Sylvie Caucanas. - Perpignan : Presses universitaires de Perpignan, 2004. - 437 p.