Primera época de la revista Principios (1933-34) y la construcción del espacio intelectual marxista en Chile
Principies (1933-34) First period and the construction of the
Marxist sphere in Chile
Manuel Loyola T.*
Resumen
Cuatro años antes que comenzara a publicarse como órgano del Comité Central del Partido Comunista de Chile, otra revista Principios tuvo aparición en dos períodos o épocas de edición: de noviembre de 1933 a diciembre de 1934; y de abril de 1935 a noviembre de este mismo año. Como entre una y otra se registran cambios en su línea editorial, circunstancia que demanda hacer una relación más atenta de sus contenidos, remitiremos aquí nuestra atención únicamente a la época inicial de la revista (1933-34), a la espera que tanto la segunda época como las posteriores revistas con igual nombre, podamos abordarlas en artículos venideros.
Palabras clave: intelectualidad, marxismo, vanguardias, política chilena, Frente Popular
Abstract
Four years before he began to be published as an organ of the Central Committee of Communist Party of Chile, another magazine appearance Principles had two periods or eras of issue: November 1933 to December 1934 and April 1935 to November this years. As between them are changes in its editorial, a circumstance that demands a more attentive to their content, we will forward our attention here only to the initial time of the magazine (1933-34), hoping that both the second subsequent time as magazines with the same name, we can address them in future articles.
Keywords: Intelligentsia, Marxism, vanguards, Popular Front
* Chileno, Dr. en Estudios Americanos, docente Universidad de Santiago de Chile, investigador independiente, [email protected]
En poco más de año de vida (noviembre 1933-diciembre 1934), Principios contribuyó a dar forma y expresión a una comunidad de discurso que, coetáneamente con otras articulaciones sociales, políticas y de función ideológica, confluirían, no sin tensiones, en el acervo comunicacional y de racionalidad operativa de un espectro de izquierdas que muy pronto -experiencia de Frente Popular mediante- tendría que vérselas con la administración de un Estado que buscó adecuar a los fines de mejoramiento social y de restructuración productiva del país. ¿Con qué soportes nocionales se llegaría a eso? ¿Desde qué referencias y representaciones del progreso y bienestar público se alentaría la propuesta transformadora para Chile? ¿Cómo se auto-percibía y proyectaba la tarea del segmento de intelectuales de Principios en los esfuerzos que demandaba tal cambio? ¿Qué rol le cupo a la publicación en el despliegue de una cultura intelectual de izquierdas en Chile? Respondamos directa o indirectamente a estas preguntas acercándonos al análisis de algunos de los tópicos más sobresalientes de este quincenario.
Con fecha 11 de noviembre de 1933, una agrupación de profesionales e intelectuales de izquierdas, conformada preferentemente por abogados, ingenieros y médicos, inició la publicación en Santiago un "quincenario marxista de economía, política y arte", denominado Principios, cuya existencia se prolongó hasta el número 18, de 8 de diciembre de 19341.
1 Desconocemos si el quincenario siguió luego de esta última fecha. La existencia de ejemplares consultados en la Biblioteca Nacional de Santiago culmina con la edición N°18. Por anuncios de temas que serían abordados en ediciones venideras, podemos suponer su continuidad, aunque hasta el momento no hemos dado con nuevos registros. De su parte, la discrepancia entre la periodicidad quincenal y la cantidad de 18 ediciones en poco más de un año de vida, obedece a que la quincena comúnmente no fue respetada: a partir del número 4, los periodos de aparición aumentaron de uno a dos meses entre las ediciones.
La publicación nunca identifica un cuerpo específico de integrantes de la iniciativa; tampoco funciones directivas ni encargados de secciones, por lo que no disponemos de claridad exacta en estos aspectos. Esto no impide que podamos suponer que los participantes y gestores concretos estuvo conformado por los nombres que más se repiten como autores, determinando la orientación editorial del quincenario, esto es: José M. Calvo, B. Vila, Jerónimo Pascaña, Florencio Fuenzalida, F. Rojas, C. Rendón, J. Cabello, J. Martin, y V. Uribe. Con menor frecuencia, también están: Alfredo Lagarrigue, Astolfo Tapia Moore; A. Lagos; Boris Orjikh, H. Reyes; C. Sánchez; Gregorio Guerra; I. Cáceres, N. Núñez; P. de Rokha; J. Cuevas.
Situado en el terreno ideo-político de izquierdas, esta edición de Principios no hizo adscripción directa a ninguna organización partidaria perteneciente a este espectro, situación que probablemente se debió tanto al talante intelectual general con que el proyecto quiso ser reconocido, como porque entre sus iniciadores y colaboradores, no hubo exactitud ideológica. Ambos aspectos, unido a latentes posibilidades de construcción política unitaria entre fuerzas de izquierdas, reforzarían la ausencia de identificación expresa con alguna orgánica partidaria. El punto, sin embargo, no privó a que en distintas ocasiones, el periódico
Al parecer, el impreso, si bien pudo haber estado entre las finalidades editoriales de sus mentores, no habría estado entre sus prioridades, arribando a su edición ante la imposibilidad de dar materialmente con otros proyectos previstos por la instancia asociativa de base: la "editorial Principios"2.
Es pertinente señalar que la mención de una editorial para las primeras décadas del siglo XX, no puede, según la noción actual que tenemos de ella, concebirse como una organización claramente establecida en las áreas comunes que idealmente la conforman: edición, producción, distribución y difusión3. Salvo excepciones4, lo usual en este período es hallar espíritus inquietos que se asumen editores proyectando su interés en exiguos posicionamientos (públicos) editoriales, sustentados más por el entusiasmo o el ánimo de cruzada que por condiciones efectivas que favorecieran el fortalecimiento y mantención de la empresa. En consecuencia, sin disponer de formalidad pública ni legal, la referida editorial Principios fue, antes que una actividad empresarial, una modalidad de reunión de individuos -un colectivo, diríamos hoy-que, compartiendo niveles culturales y miradas similares sobre el devenir social y su vinculación con circunstancias internacionales, vieron en la circulación de su palabra impresa, una alternativa urgente y necesaria a su época.
La improvisación del esfuerzo, y su misma inseguridad, se perfila en los recurrentes llamados para apoyar el empeño. Desde luego, se insistía en la perspectiva de habilitar la editorial ofreciéndose acciones de la misma a razón de 10 pesos cada una (no se informa sobre el capital social que se pretendía reunir). No sabemos si este objetivo se cumplió. Estimamos que no. Por su parte, la principal fuente de ingresos del semanario fue su venta por suscripción y de ejemplares sueltos. En las 18 ediciones de Principios, no hay antecedentes de la marcha financiera de la publicación, por lo que sólo podemos conjeturar que su permanencia estuvo siempre en riesgo. Los intentos
simpatizara con el desempeño del Partido Comunista, sea por la vía de respaldar su labor, sea por la vía de atacar a grupos o personajes de izquierda que, en la coyuntura (1934), actuaran en contra o rebatiendo al PC.
2 "No pudiendo realizar los proyectos primeros de la Editorial Principios, hemos resuelto publicar este periódico que consultaba nuestros propósitos finales. Para afianzar su vida, necesitamos la mayor cooperación de aquellas personas que estiman que nuestra obra es acertada y necesaria", Principios, 1, 11/11/33, p.6
3En tanto ámbitos propios, aún hoy este eslabonamiento de gestión se cumple de modo bastante irregular en el mundo editorial (nacional o extranjero). El aspecto definitorio, sin embargo, alude por sobre todo al terreno de la edición. Luego, en una secuencia que por lo general es deficitaria, se allegan las funciones de producción, distribución y difusión.
4 Nos referimos, por ejemplo, a algunos medios de la prensa escrita, a la empresa Zig-Zag o a iniciativas ampliamente subsidiadas por el aporte privado, como fueron las emprendidas por
la Iglesia Católica
por ampliar la cobertura de distribución a provincias -asunto adecuado a los propósitos de divulgación y captación de recursos- se vieron constantemente comprometidos, y ello no por falta de lectores y contribuyentes más allá de la capital, sino por el empleo de canales y representantes faltos de seriedad o derechamente deshonestos: agentes y vendedores a y de provincias no hacían llegar a la administración del semanario los montos respectivos, debiéndose suspender los despachos. En la práctica, dada esta incertidumbre, las ediciones debieron ajustarse a un número de ejemplares constante, sólo para satisfacer las posibilidades de colocación en Santiago, único espacio donde era posible el control de la venta5.
De iniciales 8 páginas -que aumentarían a 12, a inicios de 1934-, dispuso de un formato tabloide impreso a un color en los talleres Gutenberg. Con una muy llamativa diagramación a 6 columnas, su contenido acusó un semblante eminentemente técnico-productivista y cientificista, carácter que se complementaría con la frecuente aparición en sus páginas de fragmentos de la obra plástica de Carlos Hermosilla Álvarez, D. Salinas o Marcial Lema, artistas que por su estilo, técnica (grabados en linóleo) y mensaje, se avenían al mencionado sello modernizador de la publicación. En efecto, sus obras convocaban la multiplicidad de hechos de la vida moderna con todas sus proezas y angustias reflejadas en tupidas masas de rostros, puños y torsos de enhiestos obreros, campesinos o indígenas, mezclados con palancas mecánicas, chimeneas, ruedas de engranajes fabriles, arados y bueyes iracundos. En su conjunto, estos motivos importaban la plena conjunción entre la demiurgia de la técnica y la laboriosidad humanas, fundamentos primordiales de la nueva sociedad del trabajo y la abundancia en que se basaba el imaginario socialista de comienzos del siglo XX6.
5 En un primer momento, la suscripción anual valía 8 pesos. También las había semestral y trimestral. Se contemplaba la suscripción anual al exterior a 0.50 centavos de dólar. Las suscripciones como la venta de números individuales (a 0,40 centavos), se podía realizar en las librerías Walton (Teatinos 172), de la editorial Orbe (Arturo Prat 24) y en un kiosco de Ahumada y Alameda, "al lado farmacia "El Indio". En Valparaíso, el lugar de ventas se ubicó en la librería Academia, de la Av. Francia (entre Victoria e Independencia). De igual modo, el contacto se podía hacer con la Administración, a cargo de Jorge Martin, vía casilla 225, de Santiago. Mese más tarde, el encargado será Florencio Fuenzalida. A partir del N°5, se hacen llamados a agentes y vendedores de provincias para que asuman su distribución fuera de Santiago, iniciativa que probablemente logró prosperar a la luz de ciertas alusiones a la obtención de suscritos en Valparaíso, Concepción y Magallanes. Con todo, estos avances no se consolidarían por la constante anormalidad en el retorno de los pagos: en varias ocasiones la publicación se ve en la obligación de exponer que a sus clientes de provincias que "si el ejemplar no llega a sus manos, es porque el agente no ha entregado el dinero, debiéndose buscar personal más responsable".
6 No poco de este sello modernizante y vanguardista que buscó exponer este primer Principios, se hacía presente en la propia gráfica del título de la publicación y los llamados a los artículos, utilizándose tipografía rellena o compacta inspirada en la bauhaus de inicios de los años 30. Una versión actual de ella la podemos apreciar en la tipografía lot.
En su editorial de presentación, Principios se definió como una publicación antiimperialista y antifascista, fuerzas a las que se proponía enfrentar sin dilaciones y antes que las amenazas fueran más graves, dada la tendencia de "los gobiernos de la democracia burguesa" de entregarse a los brazos del "fascismo criminal al primer empuje revolucionario de las masas". Por su parte, como respuesta a la acción del imperialismo ("la característica económica de nuestra época"), al significar este la expoliación "de todas las riquezas naturales del país (y) de todo el capital humano de la nación ("Quedan entre nosotros montones de hambrientos y montones de piojos"), planteaba "el derecho de la nación a sus bienes naturales, colocándose al lado de los oprimidos". Culminaba su definición señalando el aporte que buscaba brindar dada la impronta revolucionaria que, a juicio del nuevo quincenario, estaba caracterizando el momento de su aparición: "Del caos producido por la crisis económica y política, debe nacer un mundo nuevo bajo la hegemonía del proletariado. Este es el sentido de la historia. Y esto debe cumplirse"7.
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¿Cómo interviene en el campo comunicacional público una agrupación que se auto-percibe como vanguardia y, en consecuencia, portadora de un elenco de verdades con capacidad resolutoria respecto de una realidad conceptuada en crisis y peligrosa? Sin pretender de nuestra parte establecer formas únicas ni definitivas sobre la interrogante, y ateniéndonos sólo a lo que podemos interpretar de un medio en particular, señalemos que la vida editorial del quincenario Principios alternó entre una voz teorética y una disposición simplificadora de la misma, en pos de una racionalidad social y política más eficiente y operativa.
Delante de una contingencia cotidiana que se asume redundante, expresión repetitiva de un panorama histórico-social del que no se puede esperar otra cosa que no sea la multiplicación de males e injusticias, una publicación político-militante (como la que ahora revisamos) tiende a privilegiar nodos cognitivos que instan a colocar a sus lectores en planos normativos cuya mecánica procedimental siempre deriva en sentencias sin atenuantes e inapelables. Que así sea, con todo, no es fatal, pues siempre existiría la opción de "relajar" el procedimiento y, con ello, hacer menos cacofónica la actividad editorial. Claro que ello no será fácil ni directo de conseguir, y aún si se avanzara en esta flexibilidad, ella estaría siempre en riesgo de involucionar hacia la dogmática8.
Entre los números 1 (noviembre 1933) y 12 (mayo 1934), Principios se concentró en la divulgación de contenidos de manifiesta formalidad "marxista-leninista", y lo hizo
7 "Nuestro periódico", Principios, 1, 11/11/33, p.3
8 Hasta ahora no se ha concebido nada más adecuado para acrecentar los niveles de
"indiferencia" discursiva en una sociedad, que propiciar y respetar la autonomía de sus esferas, siendo la comunicacional de masas una de las decisivas para el desarrollo de lo democrático.
de un modo tal que no quedaran dudas de la posición. Esto perseguía dos finalidades simultáneas: respecto de los problemas chilenos y mundiales del momento, dejar en claro que ellos sólo podían ser abordados y resueltos desde el marxismo-leninismo y sus categorías analíticas sobre fascismo, imperialismo, socialismo o capitalismo; y desde sí mismos, disuadir a sus reales y potenciales lectores a la idea de que era en Principios y sus impulsores donde residía la exacta potencia teórico-revolucionaria para las circunstancias del momento. No en vano, sea para el primero como para el segundo de los fines mencionados, el propio título de la publicación implicaba enarbolar el enorme valor cognitivo y rector que se atribuyó a la sistematización marxista-leninista: recordemos que hasta el presente, dentro de la cultura partidaria tradicional de las izquierdas de la región, la apelación a los "principios", sigue teniendo un enorme peso simbólico-sugestivo, esto es, basta con recurrir a la palabra (ni siquiera al contenido de los principios) para obtener grado mínimos o máximos de aprobación o reprobación, según la eficacia retórica de que se disponga.
Ahora bien, tratándose de un órgano que hizo de la perspectiva político-analítica lo medular de su mensaje, su interés por difundir y ampliar socialmente esta propuesta hubo de llevarlo a tener que pedagogizar su discurso por medio de un contrapunto entre las fuerzas estimadas sobre-determinantes del acontecer mundial y los hechos sobre-determinados de la vivencia nacional-particular. Así, amen de las continuas y extensas columnas sobre las principales tensiones en la política mundial, a saber, la actuación imperialista norteamericana en América Latina9, la propaganda y ambiciones del fascismo y nazismo en Europa, la guerra en China o el expansionismo japonés en Asia, las páginas del quincenario produjeron también un correlato de causas e implicancias que tales situaciones mayores tenían sobre la vida y destino de los pueblos pobres y sometidos, cerrándose así el círculo cognitivo.
No obstante, la relación biunívoca empleada en este dispositivo de lectura e internalización de los avatares políticos internos/externos, no quedaría completamente asegurada si sus involucrados -en especial sus receptores- no dieran el paso de adentrarse en las claves precisas -el quid aclaratorio- de todo el misterio: las ineluctables leyes que signaban de desarrollo y precipitación del capitalismo, pues, en la práctica, lo que Chile y el mundo estaban observando y padeciendo, no era si no la más segura debacle de la sociedad burguesa y su reemplazo por la sapiencia -preferentemente técnico/económica- del socialismo10.
9 Puntualizado, por ejemplo, en la guerra del Chaco, la Conferencia Panamericana de Montevideo de 1934, los conflictos en la política cubana, o la creciente presencia de capitales extranjeros en las riquezas básicas (mineras) de Chile.
10 Ciertamente que en esto, la presencia de la Unión Soviética, sus planes quinquenales y cifras de crecimiento económico, surtieron de argumentos para diversos artículos de la publicación, los mismos que, inevitablemente, concluían a favor de la transformación socialista a nivel planetario. Otros aspectos que igualmente reflejaban la superioridad socialista, suscitó la aparición de frecuentes notas sobre el niño o la mujer en la URSS, la situación de seguridad y
A este respecto, durante seis ediciones, entre febrero y mayo de 1934 (números 7 al 12), Principios reproducirá para sus lectores la parte sobre Economía Política del Curso de Iniciación Marxista que, pocos años antes, editara en España Wenceslao Roces11. Tal vez si el contenido mismo de lo reproducido no interese tanto -después de todo, se trata de una articulación discursiva generalmente reconocible-12 en comparación con la justificación que acompaña a la iniciativa, asunto que nos remite al afán de los editores de la publicación de terciar -desde su lugar de habla- en la forma de cómo concebir y hacer la política revolucionaria.
Según su propia declaración, la necesidad de contar entre "los cuadros revolucionarios" de una "cultura marxista sólida", llevó a los editores de Principios a dar a conocer, mediante insertos sucesivos, la gama de elementos de la Economía
prosperidad de sus campesinos y obreros, la relevancia de la cultura y la literatura en este país, o su política exterior de paz y colaboración.
11 Wenceslao Roces (1897-1992), connotado intelectual comunista español que entre sus diversas actividades, tradujo y publicó en español a numerosos autores del pensamiento socialista europeo, incluyendo a Marx y Engels. Sobre su extensa vida y extensa obra, puede consultarse el sitio web dedicado a su persona por la Asociación Cultural que lleva su nombre www.wenceslaoroces.org En este se señala que la sección de Economía Política del Curso, traducida y al cuidado de Roces, tuvo una primera impresión por la Editorial Cenit (Madrid), probablemente en 1931. De autoría de H. Duncker, A. Goldschmidt, K. Wittfogel, la edición de Economía Política previó la impresión de dos folletos de 32 páginas cada uno. De ambos, Principios reproduce sólo uno, el primero. La publicación del segundo, se haría mediante folletos de circulación independiente del periódico, siendo parte de la actuación más amplia de la "Editorial Principios". El Curso de Iniciación Marxista, a su vez contempló la publicación de otros 11 "cuadernos" de los mismos autores, dedicados a La Historia del Movimiento Obrero Internacional. Igualmente traducidos y editados por Roces, su impresión por Cenit también habría acontecido en 1931. De su parte, en 1932, la Editorial Antena, de Santiago de Chile, replica ambas series de cuadernos de iniciación. Presumimos que de esta edición local, Principios hace la reproducción, en 1934, de Economía Política. En cuanto a la serie destinada a la Historia Movimiento Obrero Internacional, hasta el momento sólo hemos dado con copia del primero de los folletos, dedicado a la Revolución Francesa.
12 Los títulos de los principales acápites del Curso, eran: Las contradicciones del régimen capitalista de producción; La mercancía y su valor; Las formas del valor, dinero y precio; El fetichismo de la mercancía. Desde un punto de vista didáctico, resúmenes y conceptos estimados relevantes presidían el inicio de cada parte, así como 4 ó 5 preguntas al final de ellas alentaban al repaso y la fijación de los contenidos primordiales. Al término de la serie, se proponía una bibliografía para ahondar en los temas: de Marx, se sugería la lectura del tomo I de El Capital, y la edición popular de esta obra editada por Kautsky; también de Marx, Salario, Precio y Ganancia; El trabajo asalariado y el capital; de Lenin, su obra Carlos Marx; de Engels, Anti-Dühring, en especial Del socialismo como utopía al socialismo como ciencia; de Hermann Duncker, Guía para el estudio de las teorías económicas fundamentales de Carlos Marx, (Internationaler Arbeiter-Verlag, 2 ed., 1931)
Política marxista, "ciencia económica que estud ia las relaciones de trabajo que ligan a los hombres bajo el régimen capitalista". Pero no sólo el afán formativo motivaba este esfuerzo. También resultaba imperativo a sus promotores que la mayor diseminación de este conocimiento ayudara a eliminar un par de "creencias" que constituían un "error": primero, que los temas teóricos sólo debían ser patrimonio de algunos individuos en las filas revolucionarias y, segundo, que, luego de Marx, Engels y Lenin, ya estaba todo dicho, y poco o nada cabría agregar. Ante esto, Principios estimaba que lo primero favorecía el "seguidismo político, enemigo de lo revolucionario", en tanto que lo segundo, constituía una "grosería anti-dialéctica", al fijar lo hecho por los "fundadores del socialismo científico" en un ámbito que excluía su producción teórica de la constante contrastación con la práctica. A la base de este error, argumentaban, estaba la idea de que el marxismo aportaba unas formulaciones asimilables a las ciencias físicas, lo cual era traicionar el sentido esencial de su elaboración13.
Como se aprecia, el cierre del círculo cognitivo a que aludimos antes, en ningún caso podría entenderse como simple acatamiento doctrinario por muy autorizada que fuese la fuente de consulta. Ello no sólo implicaba una falla de método para quien se supusiera efectivamente marxista, sino a la vez, un obrar político limitado y confuso. Es cierto que la referencia formativa y de estudio que se entregaba disponía de la consagración respectiva -oriunda de autores adscritos y aceptados por la ortodoxia de la Internacional Comunista-, pero esto no podía ser óbice para no alentar una recepción circunstanciada y modulada de ella a los requerimientos particulares de la lucha. En este sentido, los miembros de Principios, en torno a la circulación del Curso, pero también con relación al conjunto de su función comunicacional, prefiguraron, para el campo de la intelectualidad de izquierdas de los años 30, una actuación que pretendió establecer un espacio de reconocimiento en el cruce entre una política sobre el saber y un saber sobre lo política.
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En un examen de conjunto de las ediciones de Principios, resulta claro detectar que desde junio de 1934 y hasta el fin de su aparición, se produce un giro en el carácter de sus contenidos: sin eliminarse del todo, el intenso doctrinarismo previo da paso y se mezcla con un más nutrido régimen informativo de hechos y situaciones político-sociales expuestos en opiniones y artículos sobre conflictos sindicales, la organización estudiantil, situación sanitaria y educacional de la población, política económica
13 "En esta época -enfatizaba la publicación- en que las burguesías del mundo entero (...) organizan un frente único, tanto económico como político e intelectual, que es el FASCISMO (...) no basta hacer declaraciones, lanzar frases ni acusaciones. No basta organizar la lucha política contra el fascismo. Además de esto, es necesario estudiar sus sofismas económicos, su política de explotación encubierta, su demagogia seudo científica. Esperamos contribuir en algo a la preparación teórica más sólida de los elementos que luchan por el aplastamiento de esta nueva máquina de opresión de clase y los invitamos a seguir con entusiasmo los Cursos de Iniciación Marxista", "Nuestro Curso", Principios, 7, 3/2/34, p.3
gubernamental, realidad campesina, tenencia de la tierra y reforma agraria, o índices de producción y consumo, entre los más visibles ¿Qué factores llevaron a este cambio? Desde luego, la posibilidad de dar continuidad al proyecto editorial mediante una masificación del mismo, circunstancia que obligaba a atenuar el régimen discursivo habitual, ampliamente dominado por locuciones de y para iniciados en las categorías de la sistemática marxista-leninista de inicios del siglo; pero también, la percepción de desplazamientos organizacionales (partidarios y no partidarios) hacia acuerdos o entendimientos que, en el lapso de poco más de un año, ascenderían en torno a la idea de Frente Popular.
Pero este análisis arriesgaría un serio error de omisión si no tomáramos en cuenta que, simultáneamente con los propósitos de contexto recién indicados, los cambios que comenzaron a operarse en su trama discursiva también estuvieron motivados por el deseo de los editores de constituir al quincenario en un actor propiamente tal de lo político. Es decir, se hizo presente entre los redactores de Principios la preocupación por dotar a la estrategia de comunicación del medio, de una cualidad que lo convirtiera en sí mismo en un agente singular y dinámico respecto de los fines políticos a que se sintieron llamados a contribuir. De esta suerte, el desafío, como veremos en seguida, no sólo implicaba tener que recomponer la orientación pública de sus emisiones, mechándolas con más datos y referencias a y de la contingencia (cuestión inevitable para fidelizar y ampliar mercado lector) sino, al mismo tiempo, poner en práctica un diseño mediático que, en un solo movimiento, tendiera a responder a otras importantes posibilidades implicadas en el hecho comunicacional. Ilustremos este aserto.
En marzo del 34, un editorial de Principios acusa el golpe de varias voces lectoras que le proponían hacer más "amenas" sus entregas, llegando incluso a sugerir -desde el "ángulo propio de la publicación"- la inclusión de noticias policiales y de escándalos de resonancia social14. Imposibilitados los editores de acudir a tales insinuaciones, las alteraciones de mejoría -de amplitud de sintonía- para la estrategia comunicacional del quincenario, fueron previstas a través de la apertura de sus páginas a contribuciones temáticas elaboradas por parte de sus lectores, de modo que su línea editorial, manteniendo de todos modos su anclaje en el conjunto de topos cognitivo-
14 "Uno de nuestros lectores de Santiago nos envía una interesante carta (de ella) se desprende que, en general, la línea de divulgación teórica del diario está bien, pero que convendría, si no simplificar el estilo y la redacción de los artículos, al menos buscar temas atrayentes para aquellos camaradas que no cuentan con suficiente capacitación. Nos propone que demos al periódico un fondo más popular; que comentemos desde nuestro ángulo los episodios más sensacionales de la vida cotidiana, tales como grandes crímenes y estafas, crónicas políticas de actualidad, etc." "A nuestros amigos y lectores", Principios, 9, 10/3/34, p.3
ideológicos que identificaban al proyecto, deviniera encuentro e interacción de una más efectiva y compleja comunidad de discurso15.
Ahora bien, a los variados asuntos involucrados en vistas a la mejoraría de Principios -como hemos anotado, asuntos financieros, de reenfoque de su régimen de verdades, o de participación de sus lectores- se buscó abordarlos proponiéndose la materialización de una referencia denominada Amigos de Principios, instancia de adhesión que debía fungir de espacio de identificación, conocimiento y colaboración de todos los que, de algún modo, se sintieran movidos a ser parte de esta comunidad.
Sin que sepamos cuántas personas acogieron el llamado suscribiendo la ficha de inscripción, el enunciado de Amigos contempló la verificación de su cuerpo por vía de actos explícitos de apoyo a la publicación y su proyecto editorial: allegar permanentemente nuevos lectores y simpatizantes "para hacerla circular en la gran masa"; discutir y rectificar, si fuera necesario, la tesis que se presentan pues los temas que se presentan no "son, en muchos aspectos, cosas rígidas, inaccesibles a la discusión". Pero siendo lo dicho de suyo relevante para la marcha del periódico, más debía serlo el hábito de todos los concurrentes a estar siempre atentos a los hechos de sus respectivos entornos y, mejor todavía, a que los elaboraran y escribieran para su divulgación: "de esta manera lograríamos que en nuestras páginas se reflejara en una forma objetiva la condición de los que actualmente sufren la opresión económica y social del régimen (...) De esta manera sí que muchos amigos y lectores de Principios se convencerían que nuestra publicación es una viva y fiel imagen de su realidad, de la vida de los oprimidos".
Junto con tratar de persuadir a determinados segmentos lectores de la veracidad de los puntos de vista expuestos por la publicación, cabe también preguntarse hasta dónde esta invitación a escribir dirigida a personas ajenas o no inmediatas -aunque tal vez cercanas- al grupo editor de Principios, implicaba otro modo de legitimación del mismo y de su órgano, en circunstancias de enorme susceptibilidad pública, como lo fueron los años 30.
Un dato significativo en la idea de suponer a Principios como articulador protagónico de la comunidad de discurso operante para la política de su momento, correspondió a la invitación para que los Amigos y trabajadores en general, participaran de dos iniciativas específicas: un "concurso literario" con motivo del 1 de mayo, y una consulta -vía cuestionario- acerca del problema de la "unidad obrera".
15 "En realidad, la redacción del periódico está íntimamente convencida de que a es te le falta
algo de amenidad. Que es preciso considerar temas más concretos, más humanos, si se quiere (...) El periódico, para satisfacer esta exigencia debe comenzar por ensanchar su capacidad y
poder así dar cabida a los artículos de muchos camaradas de la capital y provincias, y a trabajos del extranjero, de inestimable interés para nosotros", Ibídem
Sobre lo primero, el Concurso perseguía estimular la "literatura verdaderamente proletaria". A este respecto, se consideraba que la creación de un "Cuento de 1° de Mayo", resultaba una ocasión más que propicia para ello, debiendo los interesados sujetarse a exigencias tales como: la temática debía estar referida a "esta fecha proletaria" y, en lo posible, basarse sobre algún episodio nacional. Como se apreciarían especialmente los trabajos hechos por obreros, no se tomaría en cuenta defectos de técnica ni sintaxis. La redacción del quincenario sería el jurado y la creación ganadora sería publicada en Principios. Su autor recibiría 100 pesos de estímulo16.
Catalogado como "uno de los problemas fundamentales de la clase trabajadora en el momento actual", la finalidad del cuestionario consultaba disponer de elementos que resultaran certeros para la "política y la teoría revolucionarias", resultándole a Principios pertinente "cumplir con esta tarea". El compromiso del quincenario era dar a conocer todas las respuestas, no haciéndose solidaria con ninguna en particular: "Lo hará imparcialmente, objetivamente, lealmente, como corresponde a un órgano revolucionario"17.
A diferencia de lo ocurrido con el torneo literario, en ninguna de las ediciones del segundo semestre del año 34 aparece mención a los resultados de la encuesta, y si bien nada podemos conjeturar sobre su efectiva realización, por el momento esta ausencia no nos incomoda: lo que sí nos interesa resaltar es que el ofrecimiento de publicitación bajo los términos descritos (tomar la opinión de los trabajadores, publicarlas íntegras, y que ellas sirvieran para una política revolucionaria), aludió al rol aglutinador, crítico y orientador que Principios y sus redactores previeron como sentido para su propia labor en tanto instancia mediadora entre un pueblo y sus representaciones en el escenario de la política18.
16 "Nuestro Concurso", Principios, 10, 31/3/34, p.7 Los ganadores del concurso fueron dos participantes, debiéndose compartir el premio de los 100 pesos entre Héctor Ureta, por Revuelta de colonos, y Germán Bueno de la Cruz, por El Corneta. De estos, sólo el primero fue publicado por el quincenario.
17 Las preguntas eran: 1. ¿Qué importancia reviste, según usted, la unidad obrera?, 2. ¿Sobre qué bases podría plantearse la unidad obrera?, 3. ¿Qué causas impiden actualmente su realización?, 4. ¿Cuáles serían los medios prácticos de conseguirla?, 5. ¿Cuáles serían sus fines? "Encuesta sobre la unidad obrera", Principios, 11, 26/5/1934, p.3
18 Esta preocupación de Principios por considerar su labor no como puramente divulgativa, sino también como canal de dilucidación de un saber instituyente de lo revolucionario, puede incluso hallarse en el período más ideológico de su experiencia -período inicial, hasta mayo de 1934. Así, por ejemplo, en diciembre del 33, podemos leer: "Hay problemas que se envuelven, por inercia mental, en una capa de esoterismo y que sólo parecen accesibles a unos pocos iniciados. Nuestro periódico desea divulgar estos problemas, facilitando su comprensión por todos. Con el objeto de llenar esta necesidad, solicitaremos colaboraciones a personas que sean de reconocida competencia en su materia. Nuestras columnas están y estarán abiertas para todos los que deseen llevar a cabo un esfuerzo verdaderamente
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Aparte de lo expresamente político, Principios alojó en sus páginas una nutrida información editorial cuyas referencias nos dan otras luces sobre el campo lector, autoral y de transmisión de ideas que contribuyeron a modelar los contornos intelectuales del grupo que animó la publicación, así como percatarnos del propio aporte que ellos harían -en calidad de retransmisores- al posicionamiento público de tales elementos. Así mismo, en mayor o menor medida, este hecho concurre también a forjar, desde una sensibilidad de izquierdas, determinados perfiles en el oficio de la crítica literaria, vector de primer orden en el desarrollo del campo comunicacional chileno de aquellos años.
Ciertamente que en este aspecto, el debate con medios similares de la prensa escrita nacional, deben ser igualmente considerados. Con todo, no haremos mención especial a esto en la medida que las referencias a ellos fueron escasas y no importaron escenarios polémicos mínimamente adecuados. Me explico: las alusiones a Frente, publicación del nazismo chileno, a diarios como El Ilustrado o El Mercurio, o a impresos de otras organizaciones políticas (de la Izquierda Comunista, o del Radicalismo, por ejemplo), se dieron sin correspondencia o respuestas a Principios, sino sólo como refutaciones regidas por la lógica general anti fascista, anti conservadora o anticapitalista que distinguió a nuestro medio en estudio. Esto coloca una nota de relativismo a la eficiencia de Principios para interesar o concitar espacios diversos de opinión, tema que de todos modos habría que verlo con relación al tamaño de este quincenario, indudablemente menor respecto de la atención que podían obtener y brindar sus contendores.
¿Quiénes fueron los citados, comentados, y difundidos por Principios? Destinándose, por lo común, las páginas finales de cada edición para dar cuenta de autores, creadores o ediciones de libros, la aparición de estos contenidos combinó la reproducción de fragmentos de textos y la difusión de poesías, pasando por la recomendación o la crítica a numerosas obras y autores, preferentemente extranjeros19.
constructivo. Toda colaboración va firmada por su autor, quien será el único responsable de las ideas que contenga. La aceptación de un artículo no implica que nos solidaricemos con todos los conceptos que emita su autor", "Sobre colaboraciones", Principios, 3, 9/12/33, p.3
19 Jorge Martin, B. Vila, Astolfo Tapia o Gregorio Guerra fueron los nombres que más aparecen
como críticos u orientadores literarios. Entre los autores, Karl Hermoss, Ilya Ehrenburg, M.
Iline, A. Rost, Scott Nearing, Michael Gold, N. Mac Leod, Joe Moss, Eugenio Garros, O. Spengler, Bertrand Russell, Romain Rolland, Alfred Hayes; Yo-Sato, Henry Barbusse, J. Dos Passos
A la par con el rechazo y acritud que envolvían las notas respecto de ensayistas y políticos que, directa o indirectamente, se connotaban como imperialistas o fascistas -al margen de Mussolini o de González von Marés, por cierto, personajes de continua alusión crítica en el quincenario- como eran Calos Keller, O. Spengler, y "la caterva de plumarios de El Mercurio"20, las intervenciones de Principios en el terreno literario, supuso también contribuir a una demarcación en torno a los alcances y función de lo estético en el ambiente de lucha mundial entre el socialismo y el fascismo, problemática que, en este sentido, no podía sino darse bajo gruesas y maniqueas categorías sobre lo objetivo/valioso (proletario) o lo subjetivo/decadente (burgués)21
La Sociedad de Escritores y un recientemente creado "Frente de Escritores de Izquierda", tenían en sus manos el deber de enmendar los rumbos de un concepto de creación que por décadas se había satisfecho así mismo sin considerar la realidad y problemas del país; este "arte por el arte" no podía seguir adocenando artistas y creadores. Como decía Romain Roland, la tarea de Marx, de Lenin, de Lunatcharsky, de los escritores soviéticos y sus "esclarecedores Congresos de Karkhov", señalaba la justeza del "realismo socialista", del arte de y para las mayorías del trabajo, de los creadores de la nueva sociedad22.
Una modalidad predilecta en la inculcación de los nuevos valores de la cultura revolucionaria empleada por los redactores de Principios, fue la de difusión de lecturas de hechos y vidas ejemplares, factores que debían servir de referencia y demostración de factibilidad de los cambios que se proponían. Fuente principal de la posibilidad de una existencia distinta, diversas ilustraciones sobre la superioridad de la vida en la sociedad soviética -sintetizada en noticias y crónicas sobre las bondades de su educación, sus construcciones para obreros, su vida cultural, sus adelantos científico-técnicos, el trato a la infancia y la vejez, entre otras- fueron objeto de contante expedición por parte del quincenario, en particular en la fecha de aniversario de la Revolución de Octubre, al tiempo que la revelación de numerosas actitudes y esfuerzos rayanos en lo heroico protagonizados por una pléyade de ilustres
20 La expresión es de Pablo de Rokha, quien ridiculiza a numerosos escritores chilenos por considerarlos simples funcionarios de la "prensa burguesa".
21 "El arte, en el sentido burgués -señalaba el arquitecto Francis Huber- comprende complejos de emociones cuya medida se efectúa por la sensibilidad estética, cuyo grado de desarrollo no tiene control científico posible. El arte proletario, en cambio, no parte de lo estético; es, según una definición ya clásica, directamente accesible a las masas. Arte proletario es el conjunto de aquellas disposiciones que permiten que el contenido objetivo de una idea sea inmediata y directamente captado por la masa", "Arte proletario y arte burgués", Principios, 17, 7/11/34, p. 10
22 Gregorio Guerra, "Escritores burgueses y escritores proletarios", Principios, 7, 3/2/34, p. 2;
Romain Rolland, "Lenin: el arte y la acción", Principios, 11, 24/4/34, p.4; Henry Barbusse,
"Intelectuales y obreros", Principios, 12, 12/5/34, p.5
comunistas europeos y asiáticos -Lenin, G. Dimitrov, Elena Stássova, Lunatcharsky, Sen Katayama- complementaban la estrategia de afirmación23.
De otra parte, autores, obras e ideas, además de lo que de modo directo o alusivo sobre ellas expusieron los redactores de Principios, también pueden ser detectados a partir del avisaje efectuado por algunas librerías y editoriales santiaguinas, no necesariamente adheridas al ámbito ideológico del quincenario. Estas, junto con servir de puntos de distribución y de contratación de suscripciones de nuestro periódico, sirvieron de mecanismo para la ampliación de una particular oferta lectora -de literatura política de izquierdas- que, hacia mediados de los años 30, no disponía aún de canales relativamente establecidos y permanentes de provisión24.
Entre las librerías en difusión, destacaron Walton25 y Orbe, en Santiago, y Academia, en Valparaíso. Por su lado, las editoriales Osiris, Cultura y Documentos, sin que, al parecer, hayan tenido locales de venta directa en 1934, aparecen dando a conocer los siguientes títulos en calidad de novedades: Paul Vailliant-Couturier26, Juan sin pan;
23 Los nombres de Stalin y Trotzki no constituyeron apelaciones recurrentes en las páginas de Principios. Si bien se les cita, su relevancia tocó más a los asuntos de la política mundial, en el caso del primero, y de sus "desviaciones", para la situación del segundo, pero con una mayor vinculación respecto de los supuestos epígonos nacionales de tales conductas, representadas por los "errores" del hidalguismo. Antes que Stalin, son Lenin, Marx o Dimitrov (este último, por el juicio que se le seguía en la Alemania nazi como acusado en el incendio del Reichstag), los que ocuparon mayormente la atención de los columnistas del quincenario.
24 Si bien la impresión de libros, folletos y opúsculos de autores marxistas, anarquistas o socialistas tenía ya cierta data entre nosotros, el tema de su distribución ampliada en el país -asunto que requería de una formalidad comercial establecida y mecanismos de gestión responsables- era altamente deficitario. Para la segunda mitad de los 30, la apertura e instalación de nuevas iniciativas editoriales y comerciales (en Santiago y provincias) mejoró en alguna proporción este panorama, sin embargo, no creemos que los resultados hayan sido sobresalientes. Lo que anotamos más arriba sobre la oferta de literatura de izquierdas no debe, en ningún caso, ser absolutizado, pues es muy probable que los anuncios publicitados -contratados seguramente más por la vía del canje que por la pago directo- sólo señalarían lo potencialmente vendible, manteniéndose postergados diversos títulos cuyos autores, por desconocidos a un público de no iniciados, poco o nada podían motivar a su compra.
25 Perteneciente al poeta Julio Walton. La labor de Walton no se limitó al comercio librero, también editó y publicó numerosas obras de literatura. Los anuncios de su librería en Principios remitieron a libros como: Informe del proceso en torno al incendio del Reichstag; Lenin, El Estado y la Revolución proletaria; Marcos Vodanovich, Un hombre que quiso ser normal; N. Bujarin, El ABC del comunismo; Laurencio Gallardo, Hombres de máquina; Lidia Seifulina, Caminantes
26 Seudónimo de Paul Charles Couturier (1892-1937) periodista, pintor y político francés,
participó de la fundación del PC de Francia. Juan sin pan es una obra de 1921
Lelio Zeno27, La socialización de la medicina; Scott Nearing28, El niño en la Rusia soviética; M. de Tardieu29, Horas de decisión; John Reed30, Diez días que estremecieron al mundo; Max Baer, La doctrina marxista; Otto Rhüle31, El alma del niño proletario; Carlos Sepúlveda Leyton, Hijuna; E Hoener, Educación burguesa y educación proletaria; Laurencio Gallardo, Hombres de máquina32.
Otro editor que avisó en Principios, fue el ruso avecindado en Chile, Boris Orjick, quien publicó El último reinado de los Romanoff, además de un conjunto de folletos de propaganda soviética que llevaron por título genérico Como se vive y se trabaja en Rusia. Estas ediciones las realizó a través de su sello Editorial La Bola. Finalmente, la imprenta del diario Justicia, del PCCh, ofreció el folleto de Lenin Objetivos del proletariado en la revolución
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Desde mayo de 1934, Principios dará cobertura a citaciones de reuniones promovidas por una Asociación de artistas y escritores revolucionarios. Es muy posible que ésta corresponda a la organización de literatos que, tres meses antes, anunciara Gregorio Guerra (ver pie de página 21). Sus encuentros, realizados originalmente en las oficinas del diario La Opinión, pasaron luego a San Antonio 58, lugar de actividades de varias organizaciones sociales cercanas al PCCh. Lo relevante de esto radica en que, a través de esta articulación sectorial, se tenderá no sólo a elevar la actuación de este segmento de la intelectualidad en pos de una meta progresista y democrática para el país, sino también, a proyectar y relacionar este compromiso a nivel internacional, vinculando su lucha contra el fascismo y el imperialismo a una dimensión que trascendía nuestras fronteras. Eran, a no dudar, los primeros pasos de una escalada internacionalizante que rápidamente se hará vorágine por los sucesos de guerra en
27 Médico argentino
28 Economista, escritor y activista estadounidense (1883-1983)
29 Político francés de centro derecha (1876-1945). El libro Años de decisión es de 1934
30 Periodista norteamericano, poeta y activista (1887-1920)
31 Comunista de izquierda alemán (1874-1943). Romperá con el bolchevismo después de 1920
32 En general, estas editoriales tuvieron catálogos amplios, superando los 80 títulos, como fue
en los casos de Osiris y Cultura. Sus materias y autores fueron diversos, procurando ofertar lecturas de aceptación o consumo masivo, circunstancia que hizo del texto político algo menor
o excepcional. De impresión nacional, la existencia de ellas no se prolongó más allá de 194243, entre otras cosas, por la imposibilidad de hacer frente a la distribución de libros mexicanos, argentinos o españoles.
España y demás países de Europa, haciendo del actor cultural a uno de los más vistosos y necesarios en la contienda de los totalitarismos de la época33.
Así, por ejemplo, a un mes de haberse conformado la dicha Asociación de artistas y escritores, en junio de 1934, Principios informa que diferentes personalidades, obreros y organizaciones de la cultura local, han formado la Sociedad de amigos de la URSS con el deseo de "dar a conocer en nuestro país las gigantescas realizaciones de la economía soviética, el alto desarrollo artístico, científico y educativo alcanzado en este país proletario, y que desean, además, combatir las calumnias que día a día circulan por boca de la burguesía y de sus agentes en el movimiento obrero, sobre el estado actual de la Unión Soviética".
Para cumplir sus fines, habían acordado la publicación del "boletín ilustrado Hechos de la URSS"; la suscripción a revistas y periódicos extranjeros que contuvieran fuentes de información sobre la U. Soviética; la exhibición de películas soviéticas; otorgar el patrocinio a conferencias y charlas sobre la URSS; apoyar la organización de excursiones de turismo y de estudio a la URSS por medio de Intourist, de dicho país; patrocinar el envío de delegaciones obreras a la URSS; auspiciar clases de idioma ruso; audiciones de música rusa contemporánea, etc. Finalmente, señalaban que los estatutos "ya aprobados de la Sociedad", podían ser enviados a todos los interesados34.
En un registro similar, pero ahora tocante al estudiantado universitario, a finales de 1934 Principios reproduce la invitación que un par de meses antes, H. Victor, a nombre del Comité Mundial de Estudiantes contra la Guerra y el Fascismo, ha extendido al Grupo Avance35 para que se haga presente en un Congreso Mundial de Estudiantes a realizarse durante los últimos días de diciembre del citado año en Ginebra, Suiza. El fundamento de la invitación establecía la identidad de ideales y propósitos que, según el personero, se expresaba entre la organización chilena y el Comité: "Nos consta que Uds., sostienen una lucha contra el fascismo en vuestro país, contra los agentes de
33 Como sabemos, la importancia del sector de la creación y la cultura en la confrontación ideológica mundial, se tornará completa en el período de la llamada Guerra Fría. Últimamente, en nuestro país, los profesores Eduardo Devés y Germán Alburquerque han propuesto el estudio de estas tramas y relaciones mediante la perspectiva heurística de estudios de las redes intelectuales.
34 "Asociación de amigos de la URSS", Principios, 14, 16/3/34, p.6 Sobre esta iniciativa, sus componentes y actividades, informaremos próximamente en un artículo aparte. Por ahora únicamente digamos que este tipo de organización no fue, obviamente, exclusiva de Chile; al contrario, aquí se reproducía lo que desde un par de años antes, se venía impulsando en otras regiones de Europa y América como parte de la acción política y propagandística de la Internacional Comunista y sus organizaciones de fachada.
35 Instancia de universitarios comunistas y filocomunistas que, desde inicios de la década del
30 venía actuando en la Universidad de Chile, no sin polémicas y quiebres en su interior.
Hitler y Mussolini, contra la militarización de las escuelas y universidades, por las reivindicaciones inmediatas de los estudiantes. Estos son también nuestros propósitos, son la base de nuestra acción común". A base de estos fines, la reunión de Ginebra debía significar una importante oportunidad para el encuentro del estudiantado de diversas partes del mundo "sin distinción de tendencias, unidos en su decisión de luchar contra el fascismo, la guerra y la reacción cultural"36.
El convite, sin embargo, no se limitaba al dicho evento mundial. La nota, a su vez, incluía el ofrecimiento de ayuda y colaboración amplia para los universitarios chilenos "aconsejando" sobre estilos de organización a nivel de escuelas o facultades, o publicando en Frente Universitario, órgano del Comité Mundial, "toda clase de material referente a la lucha estudiantil" y, en fin, en toda clase de necesidades "en que podamos ayudaros en la medida de nuestras fuerzas". Para todo esto, eso sí, resultaba imprescindible al Comité que se generaran relaciones regulares con Avance: al no disponer aquél de un conocimiento detallado de la situación universitaria chilena, le
resultaba difícil "proporcionaros consejos concretos sobre vuestras tareas"37.
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Circunscritos, como se ha podido observar, a la exposición comentada de varios tópicos extraídos de y en torno al quincenario Principios, esperamos que los antecedentes reunidos, si bien limitados, permitan informar con algún acierto sobre el espacio intelectual de izquierdas hacia mediados de los años 30 del siglo pasado, así como de los atributos con que buscaron revestirlo los integrantes de esta publicación.
Digamos, para finalizar, que la segunda época de la publicación (año 1935) implicó variaciones más pronunciadas en la perspectiva de ofrecer una revista que, sin negar ni ocultar sus opciones ideológicas centradas en el marxismo, bregó por servir de escenario deliberativo para las opiniones de izquierda, con todo lo que ello podía tener de aceptación pero también de rechazo.
36 "Comité Mundial de Estudiantes contra la Guerra y el Fascismo", Principios, 18, 8/12/34, p.7 En una edición previa, Principios había informado que este Congreso Mundial había sido resuelto el año anterior por una Conferencia Internacional de Estudiantes, celebrada en Paris. La idea era que, junto con la clase obrera y los campesinos, intelectuales, artistas y estudiantes se unieran a fin de oponerse al fascismo y la guerra. La convocatoria al encuentro del 34 estaba suscrita por un conjunto de personalidades de la cultura, entre las que se contaba a M. Gorki, John Dos Passos, H. Barbusse
37 Luego de algunos meses sin circular, Principios reaparecerá públicamente en abril de 1935. En las ediciones de este retorno no se consignan noticias sobre la eventual participación de Avance en Ginebra, ni tampoco sobre la materialización de los vínculos de colaboración que ofrecía el Comité.
Bibliografía:
Colección Revista Principios años 1933-1934, Biblioteca Nacional, Santiago
Enviado: 12 noviembre 2011 Aceptado: 23 abril 2012