Научная статья на тему 'Luchas por el acceso a la vivienda en la Revolución bolivariana de Venezuela (2010-2020): El caso del movimiento Campamento de Pioneros'

Luchas por el acceso a la vivienda en la Revolución bolivariana de Venezuela (2010-2020): El caso del movimiento Campamento de Pioneros Текст научной статьи по специальности «Политологические науки»

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vivienda / autogestión del hábitat / movimiento Campamentos de Pioneros / Revolución bolivariana / Venezuela / housing / habitat self-management / Pioneers’ Camp Movement / Bolivarian Revolution / Venezuela

Аннотация научной статьи по политологическим наукам, автор научной работы — Nelson Carroza-Athens

A pesar del interés suscitado por la Revolución bolivariana en Venezuela, las luchas por la vivienda desplegadas por diversos movimientos constituyen un aspecto poco explorado del proceso, aun cuando esta es una dimensión clave dentro de las políticas del socialismo del siglo XXI. Por ello, en este trabajo, se analizan los discursos y prácticas autogestionarias promovidos por el movimiento Campamentos de Pioneros, organización promotora de comunidades socialistas en la ciudad de Caracas. A partir del análisis de tres categorías: (a) la autogestión como política, (b) la autogestión como práctica y (c) la autogestión como propiedad colectiva, fue posible reconocer a la “autogestión del hábitat” como una síntesis de prácticas y discursos doblemente vinculados: por un lado, como la capacidad de control y deliberación colectiva de los habitantes sobre los procesos productivos del hábitat; y por otro, cómo este movimiento, surgido desde las bases populares, incide y se relaciona con un proyecto político mayor promovido por el Estado socialista. A través del caso analizado, se comprende como la autogestión del hábitat, se constituye como una dimensión estratégica para la promoción de la autonomía por parte de los movimientos que luchan por el acceso a la vivienda en el contexto de la Revolución bolivariana de Venezuela

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Struggles for access to housing in the Bolivarian Revolution of Venezuela (2010-2020): The case of the Pioneers’ Camp movement

Despite the interest aroused by the Bolivarian Revolution in Venezuela, the struggle for housing deployed by various movements represents an aspect narrowly explored, regardless of being a key factor within 21st-century policies of socialism. Considering this, this investigation analyzes the discourses and self-managed practices promoted by the Pioneers’ Camp Movement, an organization that promotes socialist communities in the city of Caracas. The analysis will stem from three categories: (a) self-management as policy, (b) self-management as practice, and (c) self-management as collective property, which recognized “self-managed habitat” as a synthesis of practices and dialogues doubly linked. On the one hand, as the capacity and collective deliberation of the inhabitants concerning the productive processes of the habitat, while on the other hand recognizing how this movement, arising from popular bases, influences and relates to a larger political projection promoted by the socialist state. Through the analysis of this case, it is understood how habitat self-management is constituted as a strategic dimension for the further promotion of autonomy as executed by the movements that fight for access to housing in the context of the Bolivarian Revolution in Venezuela.

Текст научной работы на тему «Luchas por el acceso a la vivienda en la Revolución bolivariana de Venezuela (2010-2020): El caso del movimiento Campamento de Pioneros»

51, octubre 2022: 1-20

Luchas por el acceso a la vivienda en la Revolución bolivariana de Venezuela (2010-2020): El caso del movimiento Campamento de Pioneros*

Struggles for access to housing in the Bolivarian Revolution of Venezuela (2010-2020): The case of the Pioneers' Camp movement

Nelson Carroza-Athens*

Resumen: A pesar del interés suscitado por la Revolución bolivariana en Venezuela, las luchas por la vivienda desplegadas por diversos movimientos constituyen un aspecto poco explorado del proceso, aun cuando esta es una dimensión clave dentro de las políticas del socialismo del siglo XXI. Por ello, en este trabajo, se analizan los discursos y prácticas autogestionarias promovidos por el movimiento Campamentos de Pioneros, organización promotora de comunidades socialistas en la ciudad de Caracas. A partir del análisis de tres categorías: (a) la autogestión como política, (b) la autogestión como práctica y (c) la autogestión como propiedad colectiva, fue posible reconocer a la "autogestión del hábitat" como una síntesis de prácticas y discursos doblemente vinculados: por un lado, como la capacidad de control y deliberación colectiva de los habitantes sobre los procesos productivos del hábitat; y por otro, cómo este movimiento, surgido desde las bases populares, incide y se relaciona con un proyecto político mayor promovido por el Estado socialista. A través del caso analizado, se comprende como la autogestión del hábitat, se constituye como una dimensión estratégica para la promoción de la autonomía por parte de los movimientos que luchan por el acceso a la vivienda en el contexto de la Revolución bolivariana de Venezuela

Palabras clave: vivienda; autogestión del hábitat; movimiento Campamentos de Pioneros; Revolución bolivariana; Venezuela

Abstract: Despite the interest aroused by the Bolivarian Revolution in Venezuela, the struggle for housing deployed by various movements represents an aspect narrowly explored, regardless of being a key factor within 21st-century policies of socialism. Considering this, this investigation analyzes the discourses and self-managed practices promoted by the Pioneers' Camp Movement, an organization that promotes socialist communities in the city of Caracas. The analysis will stem from three categories: (a) self-management as policy, (b) self-management as practice, and (c) self-management as collective property, which recognized "self-managed habitat" as a synthesis of practices and dialogues doubly linked. On the one hand, as the capacity and collective deliberation of the

* Este trabajo se ha realizado en el marco del Programa de Doctorado en Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona y fue financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) / Programa de Becas / DOCTORADO BECAS CHILE / 2018

* Académico, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Playa Ancha. Email: nelson.carroza@upla.cl. ORCID: https: //orcid.org/0000-0003-3902-3392

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inhabitants concerning the productive processes of the habitat, while on the other hand recognizing how this movement, arising from popular bases, influences and relates to a larger political projection promoted by the socialist state. Through the analysis of this case, it is understood how habitat self-management is constituted as a strategic dimension for the further promotion of autonomy as executed by the movements that fight for access to housing in the context of the Bolivarian Revolution in Venezuela.

Key Words: housing; habitat self-management; Pioneers' Camp Movement; Bolivarian Revolution; Venezuela

Recibido: 7 de abril 2022 Aceptado: 9 agosto 2022

Introducción

En la actualidad, en diversas ciudades del mundo, se está desplegando un conjunto de luchas relacionadas con el derecho a la vivienda. En su mayoría, motivadas por la falta de acceso, el encarecimiento en los precios y la constatación de lucro en la provisión habitacional, demás, a esto se suma, el desplazamiento —o simplemente la expulsión— de comunidades de sus barrios, junto con la criminalización y la persecución de luchadores sociales en distintos territorios. Entre otros, estas luchas están siendo visibilizados con justa razón, ya que, sin duda, ellos conforman una dimensión fundamental para la comprensión de los actuales conflictos sociopolíticos en torno a lo urbano1.

Sin embargo, y pese a la cantidad significativa de literatura en torno a los movimientos sociales en el contexto de los gobiernos progresistas de la región2, como también de los movimientos populares surgidos en el marco de la Revolución bolivariana3, los esfuerzos por comprender las luchas de las organizaciones que pugnan por el derecho a la vivienda dentro de este proceso político particular siguen siendo menores.

Paradójicamente, la vivienda conforma un eje central en el programa de la Revolución bolivariana de Hugo Chávez, iniciada a fines de la década de los noventa. Como es sabido, Venezuela representa un modelo inspirado en el socialismo del siglo XXI, que se constituye a partir de dos grandes pilares: la universalización de derechos sociales y la transformación de las instituciones de participación política4.

1 Joaquín Andrés Benítez, «El derecho a la ciudad como marco de significación colectiva: Producciones de sentido de los movimientos sociales en la disputa por el acceso a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires», Revista de Direito da Cidade 10, n° 2 (2018): 1023-1053, doi: 10.12957/rdc.2018.32370.

2 Atilio Borón, comp., Nueva hegemonía mundial: Alternativas de cambio y movimientos sociales (Buenos Aires: CLACSO, 2004); Raúl Zibechi, América Latina: Periferias urbanas, territorios en resistencia (Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2008); y «Movimientos antisistémicos, entre el fin del ciclo progresista y el auge de las nuevas derechas», Viento Sur, n° 164 (2019): 44-51.

3 Stefano Boni, «Horizontal and vertical politics: Strategic uses of abajo and arriba in the construction of the Venezuelan socialist State», Focaal, n° 89 (2021): 93-113, doi: 10.3167/fcl.2020.072003; María Pilar García-Guadilla y Carlos G. Torrealba, «Learning from Venezuela's Missteps in Building Urban Popular Power: Once-hopeful experiments in local democracy have largely succumbed to the crushing crisis gripping Venezuela. What can we learn from their demise?», NACLA Report on the Americas 51, n° 4 (2019): 348-355, doi: 10.1080/10714839.2019.1692960; Darío Azzellini, «Construyendo utopías concretas: El movimiento comunero en Venezuela», Convergencia 25, n° 76 (2018): 191-214,

https://convergencia.uaemex.mx/article/view/4664; Matt Wilde, «Utopian disjunctures: Popular democracy and the communal state in urban Venezuela», Critique of Anthropology 37, n° 1 (2017): 47-66, doi: 10.1177/0308275X16671787; George Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution», Monthly Review New York 59, n° 4 (2007): 42.

4 René Rojas, «Las mareas cambiantes de la izquierda latinoamericana», Antagónica: Revista de Investigación y Crítica Social 1, n° 2 (2020): 101-156, https://www.antagonica.org/index.php/revista/article/view/15.

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Un aspecto estratégico de este proyecto ha sido la promoción de la vivienda pública y la posibilidad de recuperar la centralidad de su producción, por medio del protagonismo del Estado y de los movimientos sociales. Estos objetivos se han encauzado a través de la Gran Misión Vivienda de Venezuela (GMVV), iniciativa que se propuso entregar tres millones de hogares a las familias venezolanas5.

Más allá de las pretensiones y el alcance concreto de la GMVV, ha emergido, en paralelo, una serie de movimientos sociales relacionados con el acceso a la vivienda, que, a su vez, son herederos de luchas territoriales y barriales de décadas anteriores. Estas iniciativas han cobrado un rol protagónico en el contexto de la citada Revolución bolivariana6. Es más, muchas de ellas se han involucrado activamente en la implementación de las políticas públicas. No obstante, es importante precisar que tales iniciativas también han recurrido a la organización comunitaria, con el fin de proponer, construir y proporcionar soluciones a sus propias demandas y problemáticas. En efecto, una parte importante de estas experiencias se ha caracterizado por desarrollar procesos de organización sustentados en la democracia popular, en la acción directa y en distintas modalidades de autogestión7.

Justamente, el movimiento Campamentos de Pioneros se sitúa en la emergencia de estas luchas y dentro de un horizonte político orientado a la creación de nuevas comunidades socialistas acordes al modelo popular y revolucionario8. Así, por ejemplo, Pioneros desarrolla la autogestión del hábitat, una metodología de trabajo que propone la recuperación de terrenos para la construcción de proyectos habitacionales en régimen de propiedad colectiva, integrando, con ello, a sus futuros habitantes en la ejecución de los mismos9. Este método posee tres componentes: (a) la propiedad colectiva de los conjuntos habitacionales; (b) la autogestión como estrategia de organización, y (c) la ayuda mutua como dimensión cooperativa del trabajo. Este movimiento ha recibido el apoyo de la GMVV, lo que le ha permitido convertirse en un actor relevante en las políticas autogestionarias del hábitat. En la actualidad, cuenta con 23 asentamientos —con distintos niveles de avance—. En total, estos asentamientos integran a alrededor de 3.500 familias, todas encargadas de desarrollar colectivamente sus propios proyectos de vivienda10.

Es por ello, que el presente trabajo tiene como objetivo analizar los discursos y prácticas autogestionarias promovidos por los y las integrantes del movimiento Campamentos de Pioneros, mediante una estrategia metodológica cualitativa de investigación. Como se detallará más adelante, esta permitió aproximarse a reconocer las distintas dimensiones de la política autogestionaria del movimiento, permitiendo comprender tanto las potencialidades como los límites de su modelo de trabajo en el actual contexto sociopolítico de Venezuela.

5 Cecilia Cariola, coord., La Gran Misión Vivienda Venezuela: Hacia una política socioterritorial de vivienda (Caracas: CENDES, Universidad Central de Venezuela, 2015); Andreina Torres, Víctor Pineda y Enrique Rey, «Las disputas urbanas en la Caracas del siglo XXI: Retos y potencialidades en la producción social del suelo», Territorios, n° 36 (2017): 47-68, doi: 10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.4845.

6 Andrés Antillano, «La lucha por el reconocimiento y la inclusión en los barrios populares: La experiencia de los comités de tierras urbanas», Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales 11, n° 3 (2005): 205-218,

https://www.redalyc.org/ articulo.oa?id=17731112.

7 Azzellini, «La participación en Venezuela: Conquista orgánica de la clase y punto de choque entre administración y poder popular», Theomai, n° 36 (2017): 200-201; y «Construyendo utopías concretas»; Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution».

8 Movimiento de Pobladores de Venezuela (MPV), «Lucha por la ciudad y el socialismo», en Lucha por la tierra, la vivienda y la ciudad: Voces de resistencia y avances. Movimiento de Pobladores y Pobladoras en Lucha (Santiago de Chile: Poblar Ediciones, 2015), 6585.

9 Torres, Pineda y Rey, «Las disputas urbanas en la Caracas del siglo XXI».

10 Hábitat International Coalition, América Latina (HIC-AL), Utopías en construcción: Experiencias latinoamericanas de producción social del hábitat (Ciudad de México: Hábitat Internacional Coalition, América Latina, 2018).

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Aunque de manera incipiente, en la última década, se ha retomado el interés por las prácticas autogestionarias, las cuales han vuelto a ser debatidas en diversos ámbitos disciplinares. Entre las causas que propician este renovado interés, destacan dos: por un lado, el reconocimiento de estas prácticas en los marcos de acción desarrollados por diversos movimientos anticapitalistas a nivel global11; y, por otro lado, la emergencia de estas prácticas -particularmente- en las luchas por el derecho a la vivienda libradas en distintas ciudades del mundo12.

En este contexto, este trabajo busca contribuir al debate respecto de la relación, entre las iniciativas de vivienda autogestionaria promovidas por organizaciones sociales de base, con el despliegue y promoción de las políticas de vivienda impulsadas desde el Estado. En este sentido, es necesario señalar, que el contexto bolivariano, se ha discutido extensamente si la fuerza y las acciones de los movimientos populares han logrado empujar al Estado en una dirección más radical13. O, por el contrario, si la concentración del poder estatal ha inhibido la autonomía y el actuar de las organizaciones comunitarias14. De esta manera, interesa aportar a esta discusión, profundizando en las aspiraciones autonómicas de los movimientos de autogestión habitacional y la pretensión del Estado por incorporarlos a los mecanismos institucionales de promoción de la vivienda pública.

Los hallazgos aquí presentados permiten comprender las luchas por el acceso a la vivienda en el actual contexto político y social de Venezuela, evidenciando la capacidad de los movimientos populares de proponer y constituir prácticas contra hegemónicas a las formas convencionales de producción habitacional. Los resultados permiten reconocer a la "autogestión del hábitat" como una síntesis de prácticas y discursos doblemente vinculados: por un lado, como la capacidad de control y deliberación colectiva sobre los procesos productivos del hábitat; y por otro, cómo este movimiento, surgido desde las bases populares, se vincula e incide en un proyecto político mayor promovido por el Estado socialista. A través de este caso, se comprende como la autogestión del hábitat se constituye como una dimensión estratégica para la promoción de la autonomía por parte de los movimientos que luchan por el acceso a la vivienda en el contexto de la Revolución bolivariana en Venezuela.

Este trabajo consta de cinco secciones. En el comienzo, se desarrollará un apartado de debate teórico (secciones 2). Enseguida, se describen las principales decisiones metodológicas de la investigación (sección 3). Después, se exponen los antecedentes del caso venezolano (sección 4). Sobre esta base, se procede a analizar el modelo de autogestión del hábitat propuesto por el movimiento Campamentos de Pioneros (sección 4). Por último, se concluye con una discusión sobre los hallazgos del trabajo (sección 5).

Los movimientos autogestionarios en la Revolución bolivariana: ¿entre la autonomía y la coaptación?

Es posible rastrear el concepto de "autogestión" en los primeros debates entre socialismo utópico, marxismo y anarquismo. Su origen moderno está vinculado a las contradicciones del binomio capital/trabajo y, específicamente, a las luchas contra las dinámicas de explotación capitalista del

11 Wilde, «Utopian disjunctures»; Marina Sitrin, «Anarchism and the Newest Social Movements», en The Palgrave Handbook of Anarchism, ed. por Carl Levy y Matthew S. Adams (Cham: Palgrave Macmillan, 2019), 659-676.

12 Dominika Polanska, Katia Valenzuela-Fuentes y Anne Kaun, «Housing activism: Overlooked forms, practices and implications», Housing Studies 34, n° 19 (2019): 1585-1587, doi: 10.1080/02673037.2019.1658721.

13 Azzellini, «La participación en Venezuela»; y «Construyendo utopías concretas»; Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution».

14 Boni, «Horizontal and vertical politics»; García-Guadilla y Torrealba, «Learning from Venezuela's Missteps in Building Urban Popular Power»; Wilde, «Utopian disjunctures».

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movimiento obrero del siglo XIX15. En este periodo, surgen discusiones en torno a la naturaleza — reformista o revolucionaria— de la autogestión, y sus implicancias políticas como propuesta superadora de las relaciones sociales capitalistas16.

Resulta clave detenerse en dos características de este concepto. Por un lado, la autogestión como una modalidad y/o organización de la producción la cual integra distintas prácticas de trabajo no asalariado, como la ayuda mutua, la cooperación, y la acción directa, buscando promover la capacidad de control y deliberación de los propios actores sobre el proceso productivo de su trabajo17. Por otro lado, la autogestión, también se vincularía a la capacidad de los actores de apropiarse colectivamente de los medios de producción, traduciéndose en la posibilidad de concretar distintas formas de propiedad (por ejemplo, tenencias comunitarias, colectivas o comunales que van más allá de la propiedad individual, privada o estatal)18. Si bien, estas características están íntimamente relacionadas, las prácticas que representan las iniciativas de autogestión, muchas veces no se logran concretar y no siempre son reciprocas. En este sentido, diversos autores plantean que —de manera articulada— estas dos dimensiones son imprescindibles como base de cualquier proceso revolucionario19.

En este contexto, es posible reconocer estas dimensiones en la discusión sobre las modalidades de producción del hábitat popular en América Latina. Por un lado, sobre la base de distintas experiencias, la autogestión del hábitat ha centrado su interés en la capacidad de control y deliberación de los habitantes sobre los procesos productivos del hábitat, aunque ponderando de manera disímil sus alcances, impactos y escalas por distintos tipos de perspectivas20. Uno de los aspectos, menos explorados por esta literatura, ha sido como la autogestión del hábitat se configura también como una propuesta que propicia cambios en las condiciones estructurales de la sociedad, y específicamente, en capacidad y posibilidad transformadora del sistema capitalista de producción urbana. Por otro lado, una tercera dimensión de interés, ha sido el énfasis que le ha otorgado a los distintos tipos de propiedad. Esta proposición se nutre, fundamentalmente, de la experiencia internacionalista de distintas organizaciones de base que, articuladas por medio de la SELVIP (Secretaría Latinoamericana de Vivienda Popular), han consolidado un intercambio de experiencias de producción autogestionaria del hábitat a nivel regional basadas en el principio de propiedad colectiva como dimensión fundamental de su política21.

15 Nidia Albeny Rodríguez Tamayo, «La autogestión como resistencia, dos ejemplos en América Latina», Revista Kavilando 11, n° 1 (2019): 119-139, https://nbn-resolving.org/urn:nbn:de:0168-ssoar-65923-5.

16 María Carla Rodríguez y Vanesa Ciolli, «Tensiones entre el emprendedorismo y la autogestión: El papel de las políticas públicas en este recorrido», Organizares e Democracia 12, n° 1 (2011): 27-46, doi: 10.36311/1519-0110.2011.v12n1.773; Novaes, «Las bases del socialismo autogestionario».

17 Ibid.

18 Novaes, «Las bases del socialismo autogestionario».

19 István Mészáros, Más allá del capital: Hacia una teoría de la transición (La Paz: Vadell Hermanos Editores, 2000); Novaes, «Las bases del socialismo autogestionario»; Nascimento, «Socialismo autogestionario». Según Novaes, uno de los aportes más importantes que realiza István Mészáros —figura clave en lo que respecta al análisis de la Revolución bolivariana— a los postulados de Marx es, justamente, destacar la apropiación de los medios de producción como una dimensión fundamental, vinculada intrínsecamente al desarrollo de las capacidades de control y deliberación que proyectan los trabajadores sobre el proceso productivo trabajo en un proceso revolucionario.

20 John F. C. Turner, «Housing in three dimensions: terms of reference for the housing question redefined», en The Urban Informal Sector, ed. por Ray Bromley (Oxford: Pergamon, 1979), 1135-1145; Enrique Ortiz, «Producción social de vivienda y hábitat: Bases conceptuales para una política pública», en El camino posible: Producción social de hábitat en América Latina: Programa regional de vivienda y hábitat (Montevideo: Trilce, 2012), 13-40; Rodríguez, María Carla y Zapata, María Cecilia. «Organizaciones sociales y autogestión del hábitat en contextos urbanos neoliberales». Iconos: Revista de Ciencias Sociales, n° 67 (2020): 195-216. doi: 10.17141/iconos.67.2020.3964.

21 Victoria Alvarez Tornay, Adrián Bernasconi Tappero y Daniela Rodríguez, «De la derrota crear primavera: Movimientos sociales en Latinoamérica de los 90 construyendo poder popular. El Caso de la SELVIP», Divergencia 2, n° 4 (2013): 55-72.

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En el contexto de este trabajo, se entenderá la autogestión del hábitat como una propuesta que expresa una crítica radical al modelo dominante de producción de vivienda y ciudad. Además, se enfatizará el que esta propuesta conlleva la posibilidad cierta de transformar la realidad, mediante la autogestión como una organización del trabajo y promoción de formas colectivas de propiedad. Sin interés de minimizar la complejidad del concepto, lo dicho hasta aquí se asume como una propuesta vigente, diversa y en construcción, que se expresa de forma heterogénea en diferentes experiencias en la región.

Un segundo ámbito de interés es el modo en que los movimientos populares, que soportan su trabajo por medio de procesos autogestionarios, se vinculan con las formas instituidas de participación promovidas por el Estado. En efecto, la relación de los movimientos con las estructuras jerárquicas de poder —ejercidas desde el Estado— ha sido un tema central en el debate respecto a la autonomía o coaptación que han experimentado las organizaciones de base.

Esto ha sido recurrentemente representado mediante una falsa dicotomía: ¿tomarse u oponerse al poder estatal?22 De igual manera, se ha tendido a la caricaturización de estos movimientos como actores sociales que solo pretenden destruir al Estado23. En el contexto de la Revolución bolivariana, este tema ha sido ampliamente debatido, sobre todo, en relación con el grado de autonomía de los movimientos respecto del modelo de democracia popular promovido por el Estado en el marco del socialismo del siglo XXI24.

Por un lado, se ha discutido el rol de los movimientos en la radicalización de la apuesta de participación inscrita inicialmente en el actuar del Estado25. Aquí surge el concepto de "poder dual"26 para dar cuenta de las expresiones concretas que han emanado desde las organizaciones comunitarias y que permiten constituir un poder alternativo, autónomo y capaz de desafiar y transformar las estructuras institucionales. Así Ciccariello-Maher27, la conformación del poder comunal en Venezuela, y la devolución del mismo a órganos locales capaces de construir poder popular, es una expresión concreta de una democracia, precisamente, popular. Del mismo modo, el concepto de "utopías concretas"28 sintetiza un conjunto de idearios materializados en la cotidianidad como un ejercicio político en constante prefiguración. En otras palabras, es la suma de las aspiraciones políticas y las prácticas de los comuneros y comuneras lo que ha impulsado el desarrollo del autogobierno y la autonomía en sus propios territorios, propulsando, con ello, la conversión del Estado burgués en uno comunal. Así, la constatación de cómo las comunas han desarrollado estos procedimientos en el proceso bolivariano, tanto en estructura como en funcionamiento, es la evidencia más importante de este ideario político. Sin estar exento de dificultades y tensiones entre las lógicas y temporalidades institucionales y comunitarias, en la actual crisis social de Venezuela, las comunas han jugado un papel importante en la producción y distribución de alimentos: resulta evidente que este tejido de construcción popular sigue vivo y vigente29.

22 Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution».

23 Simon Springer y Alvaro Carvajal, «Comprender la geografía anarquista», Libre Pensamiento, n° 102 (2020): 10-17; Sitrin, «Anarchism and the Newest Social Movements».

24 Boni, «Horizontal and vertical politics»; García-Guadilla y Torrealba, «Learning from Venezuela's Missteps in Building Urban Popular Power»; Azzellini, «Construyendo utopías concretas»; Wilde, «Utopian disjunctures»; Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution».

25 Azzellini, «La participación en Venezuela»; y «Construyendo utopías concretas»; Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution».

26 Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution».

27 Ibid.

28 Azzellini, «Construyendo utopías concretas».

29 Ibid.

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Por otro lado, se ha planteado que la centralización del Estado ha inhibido la autonomía de las organizaciones comunitarias30. Para García-Guadilla y Torrealba31, uno de los ejes fundamentales del socialismo del siglo XXI —y también de varios gobiernos progresistas de la región— fue el intento por lograr que la participación trascendiera desde lo local a lo nacional. Las autoras plantean que una de las mayores contradicciones de esta ambición fue la ambigüedad en torno a la relación entre democracia representativa y democracia participativa utilizada en diferentes escalas. Mientras en el nivel local-municipal se propuso una convergencia de acciones democráticas representativas y participativas, en el nivel nacional, se favoreció un enfoque leninista ortodoxo que estableció la supuesta participación protagónica del "pueblo", en una dirección opuesta a la de la democracia representativa o participativa. En este sentido, se ha sugerido el concepto de "disyunciones utópicas"32 para expresar la relación conflictiva de los actores populares en los intentos de integrar formaciones contrastantes de democracia. En su análisis de los procesos de participación en la formación de las comunas, Wilde33 reconoció que, mientras se alentaba a los grupos de base a protagonizar la construcción de una nueva democracia popular, también se les empujaba tácitamente para que cumplieran con el objetivo de consolidar el poder estatal y su proyecto electoral. Como resultado, los actores involucrados se hallaron en una posición contradictoria entre sus deseos de consolidar —a largo plazo— posiciones de autonomía para fortalecer una democracia radical, y proyectos más pragmáticos —de corto plazo— que buscaban obtener recursos estatales y consolidar el poder del proyecto electoral chavista. Boni34 sostiene que, pese a la utilización de una retórica que aboga por ejercicios de participación igualitaria, horizontal y bottom-up, las agendas desarrolladas en la construcción del proyecto socialista en Venezuela no han ejercido necesariamente un impacto significativo en la reconfiguración de los procesos políticos verticales propiciados por el Estado.

En definitiva, los debates anteriores se enfocan en la tensión entre los esfuerzos por mantener la autonomía de las organizaciones de base y las pretensiones del Estado por incorporarlas a un modelo de democracia popular. Este fenómeno no es solo propio del caso venezolano. Al contrario, la mediación entre las aspiraciones radicales de las organizaciones de base y las políticas nacionalistas de izquierda impulsadas por los Estados, se ha planteado como una de las tensiones constantes en la configuración de los procesos de izquierda progresista en la región35.

Estrategia metodológica

Este trabajo se sitúa metodológicamente en una larga tradición de estudios urbanos y territoriales que busca contribuir a descentrar el conocimiento generado en la propia región, como también profundizar en "otras geografías" del conocimiento36 o, lo que es igual, en espacios que comúnmente no son objeto ni de aspiración ni deseo para los estudios convencionales. En esta línea, se reconoce el caso de Venezuela y, particularmente el movimiento Campamentos de Pioneros, como un objeto de estudio con mérito propio, el cual se ha clausurado como cuerpo generador legítimo de

30 Boni, «Horizontal and vertical politics»; García-Guadilla y Torrealba, «Learning from Venezuela's Missteps in Building Urban Popular Power»; Wilde, «Utopian disjunctures».

31 García-Guadilla y Torrealba, «Learning from Venezuela's Missteps in Building Urban Popular Power».

32 Wilde, «Utopian disjunctures».

33 Ibid.

34 Boni, «Horizontal and vertical politics».

35 Alvaro García Linera, Las tensiones creativas de la revolución: La quinta fase del proceso de cambio (La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional, s. a.).

36 Ananya Roy, «Las metrópolis del siglo XXI: Nuevas geografías de la teoría», Andamios 10, n° 22 (2013): 149-182, https://doi.org/10.29092/uacm.v10i22.271.

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conocimientos37. En este sentido, su análisis, no está exento de complejidades: las fuentes de información relativas al caso se vuelven más escasas y discontinuas, en especial, desde 2014, cuando la crisis económica y social se agudiza. De esta forma, combinar fuentes de diversa naturaleza resultó fundamental para examinar la temática de estudio.

Por lo mismo, se propuso una estrategia metodológica cualitativa de investigación, la que se ejecutó en distintas fases y combinando variadas técnicas. En una primera etapa, se analizaron distintas fuentes de información que permitieron situar el caso y el contexto del estudio. Con ese propósito, se examinó bibliografía vinculada a las luchas por la vivienda acontecidas en Venezuela, en general, y en Caracas, en particular. Además, se consultaron investigaciones referidas al caso de estudio, Campamentos de Pioneros. También, se analizaron las leyes y los decretos elaborados en el marco de la política de vivienda, Gran Misión Vivienda de Venezuela (GMVV). Esto permitió comprender el ámbito legal tras los procesos promovidos por el movimiento. Finalmente, se sistematizaron y estudiaron distintos materiales y documentos elaborados por el propio movimiento, con el fin de ahondar en las reflexiones y los procesos internos de la organización. Es importante destacar la gran capacidad productora de conocimiento exhibida por el movimiento.

En una segunda fase, se llevó a cabo un trabajo en terreno durante el mes de octubre de 2019. El objetivo del trabajo en terreno no solo consistió en conocer presencialmente los asentamientos del movimiento, sino también supuso generar una serie de entrevistas que permitiesen examinar las distintas dimensiones de los esfuerzos autogestionarios desde la experiencia de sus protagonistas. En este sentido, el propósito también fue develar las voces de los mismos actores, ya que generalmente se les otorga escasa preponderancia en las investigaciones relacionadas con el tema38. Todo ello permitió comprender con mayor profundidad los sentidos, las motivaciones y las prácticas concernientes a la política de autogestión del hábitat del movimiento. Hasta antes de esta investigación, estos aspectos solo se conocían de manera indirecta y superficial.

Así, se realizaron 17 entrevistas individuales a actores de estas experiencias, tanto dirigentes (n5) como habitantes de los proyectos habitacionales desarrollados por el movimiento (n12). Para estimular la conversación, se ocupó una pauta de preguntas con diferentes ejes temáticos: (a) la historia del asentamiento, (b) la autogestión como trabajo, (c) la propiedad colectiva y (d) el proceso de ayuda mutua. Una de las virtudes de las entrevistas en profundidad fue que, por su estilo abierto y dinámico, permitieron traer al debate temas de interés que no habían sido contemplados con antelación. A su vez, la aplicación sistemática de entrevistas posibilitó alcanzar un nivel de saturación teórica. Posteriormente, se llevó a cabo un análisis de contenido de entrevistas mediante el software ATLAS.ti, gracias al cual se reagruparon nuevas categorías de análisis: (a) la autogestión como política, (b) la autogestión como práctica y (c) la autogestión como propiedad colectiva. La primera categoría se concibe como el conjunto de aspiraciones, idearios y horizontes futuros que sustenta la propuesta de autogestión del hábitat. La segunda categoría alude a la práctica concreta y cotidiana expresada por la política de autogestión. Finalmente, la tercera categoría refiere a la apuesta primordial del proceso político, jurídico y social tras los esfuerzos del movimiento. Cada una de estas categorías se presentará como un subapartado de la exposición de resultados.

Luchas urbano-populares por el acceso a la vivienda en Caracas, Venezuela

El movimiento urbano-popular en Venezuela encuentra sus orígenes en las luchas y las resistencias desplegadas en el periodo denominado Cuarta República (1958-1998). Durante la década de los setenta,

37 Azzellini, «Construyendo utopías concretas».

38 Polanska, Valenzuela-Fuentes y Kaun, «Housing activism».

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se desarrollaron intensos conflictos vinculados a la aparición y arraigo de barrios populares en las ciudades venezolanas, producto de la ocupación de terrenos y la conquista de servicios básicos39. Posteriormente, en la primera mitad de los años ochenta, surgieron movimientos de barrios relacionados con el activismo cultural, tales como medios de comunicación populares, compañías de teatro, procesos de alfabetización y grupos de trabajo con niñas y niños. Más que demandas en torno al mejoramiento urbano, estas iniciativas proponían reivindicaciones identitarias40. En este periodo, se gestó un proceso de acceso a la vivienda con tintes clientelistas, promovido por el Estado, las patronales y los sindicatos, que limitó dicho acceso a amplios sectores de la población41. A finales de los ochenta y comienzos de los noventa, se vuelven más recurrentes distintas manifestaciones y protestas por el mejoramiento de las condiciones de vida en los barrios populares: luchas por la carencia de agua, el aumento del transporte público, la falta de pavimentación y de áreas verdes y la inseguridad en la tenencia de las viviendas, entre otras. Iniciada por el alza del transporte público, a su vez generada por las políticas de ajuste estructural de corte neoliberal, la más emblemática de estas acciones fue el Caracazo. El Caracazo no solo reflejó el hastío de la población, sino que también dio cuenta de un giro hacia las luchas específicamente urbanas protagonizadas por los movimientos populares42. En este periodo, todas las organizaciones desembocaron en la Asamblea de Barrios de Caracas, la que permitió aunar luchas, debates y propuestas centradas en las demandas populares y barriales43. Años más tarde, esta asamblea se proyectó en la conformación del Movimiento de Pobladores de Venezuela y los Campamentos de Pioneros44.

Es preciso señalar que, durante la Cuarta República, el auge de la renta petrolera provocó una hiperurbanización que concentró el 90% de la población venezolana en las ciudades. Esto posicionó a Venezuela como uno de los países con mayores niveles de urbanización de la región 45 . Contradictoriamente, en este mismo periodo, también aumentó la segregación y la pobreza, especialmente, en barrios populares autoconstruidos al margen de la ayuda del Estado46. En los discursos oficiales, urbanísticos y académicos, estos barrios se describen como espacios peligrosos y anómalos que deberían ser erradicados47. Estos asentamientos tampoco estaban considerados en los planos, las cartografías y los registros oficiales de la administración pública48. Simbólicamente, los grupos populares habían sido negados49.

Liderada por Hugo Chávez, la Revolución bolivariana se inició a finales de la década de los noventa. Entre sus muchos objetivos estaba revertir la situación de estos asentamientos donde vivía más de la mitad de la población50. Aquí es importante recordar que la construcción del socialismo del siglo XXI se sustentó en un fuerte componente territorial. En concordancia, el cuarto de los cinco motores de la revolución, Nuevas Geometrías del Poder51, promovió un nuevo ordenamiento de la geopolítica, por medio de una reestructuración de la organización política y territorial del país, tanto

39 Antillano, «La lucha por el reconocimiento y la inclusión en los barrios populares».

40 Ibid.

41 Torres, Pineda y Rey, «Las disputas urbanas en la Caracas del siglo XXI».

42 Antillano, «La lucha por el reconocimiento y la inclusión en los barrios populares».

43 Ibid.

44 HIC-AL, Utopías en construcción.

45 Ibid.

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46 Ibid.

47 Antillano, «La lucha por el reconocimiento y la inclusión en los barrios populares».

48 HIC-AL, Utopías en construcción.

49 Antillano, «La lucha por el reconocimiento y la inclusión en los barrios populares».

50 HIC-AL, Utopías en construcción.

51 Simpatizante crítica de los procesos de construcción de poder popular de Venezuela, Doren Massey acuñó este concepto que luego fue reapropiado por la Revolución bolivariana.

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desde la dimensión administrativa, como desde la del poder comunal y popular. Como una de las expresiones de lo anterior, en el año 2002, se inauguraron los Comités de Tierras Urbanas (CTU), puntas de lanza de un programa de regulación de la tenencia de las tierras. Esta iniciativa propuso la rehabilitación y regularización jurídica, urbanística y física de los asentamientos populares, mediante la organización y participación de los mismos beneficiarios52. Dicho de otro modo, se impulsó la democracia vecinal y la participación de los aún negados grupos populares53.

Durante esta misma década, Caracas fue escenario de importantes luchas vinculadas a la vivienda desplegadas por distintas organizaciones sociales. Entre ellas, sobresale el Movimiento de Pobladores de Venezuela (MPV), fundado en 2004, como una plataforma de lucha por la "revolución urbana"54. Se reconocen como un bloque de variadas clases populares que persiguen el derecho a la ciudad. Más aún, su objetivo es revertir las relaciones mercantiles de producción de ciudad y, a la vez, proponer la construcción del socialismo como horizonte estratégico55. En la actualidad, el MPV lo integran cinco organizaciones que representan una importante diversidad de demandas: (a) el Movimiento de Comités de Tierras Urbanas (buscan la regularización de la propiedad de la tierra urbana); (b) el Movimiento de Trabajadoras Residenciales (su afán son los derechos laborales de las trabajadoras en edificios); (c) el Movimiento de Inquilinos (luchan contra los desalojos arbitrarios); (d) el Movimiento de Ocupantes (persiguen el acceso a la vivienda mediante la ocupación y rehabilitación de edificios abandonados), y, por último, (e) los Campamentos de Pioneros (luchan por el derecho a la autoproducción colectiva de la vivienda). El MPV no presenta una estructura formal, funciona como una plataforma de encuentro e intercambio de propuestas compartidas en torno a los problemas de la ciudad56.

La autogestión del hábitat: Campamentos de Pioneros a. La autogestión como política: una autogestión para la vida

La política de autogestión del hábitat se estructura sobre la base de orientaciones generales, fundamentales para entender la propuesta del movimiento Campamentos de Pioneros. Según se desprende de los documentos elaborados por sus miembros, un primer lineamiento del movimiento postula el tránsito desde una concepción de sujetos de derechos beneficiarios de las políticas de vivienda, hacia una noción de sujetos activos que proponen políticas para la producción del hábitat57. En otras palabras, pasan de demandar una vivienda al Estado a constituirse como agentes colectivos que formulan soluciones desde y para los sectores populares. Un segundo lineamiento apunta que, además de producir viviendas, el movimiento ambiciona generar condiciones para la vida en comunidad a partir de un enfoque integral del hábitat, es decir, reconociendo los múltiples aspectos que posibilitan una vida digna. Así, la vivienda sería una dimensión más entre otras tales como el abastecimiento, la salud, la educación o el trabajo58. Un tercer lineamiento, en tanto, señala que esta política no se plantea

52 Antillano, «La lucha por el reconocimiento y la inclusión en los barrios populares».

53 HIC-AL, Utopías en construcción.

54 MPV, Informe Popular del Movimiento de Pobladores y Pobladoras de Venezuela al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas sobre la cuestión del Derecho a la Vivienda y la Ciudad en el país. Examen del Estado de la República Bolivariana de Venezuela sobre el cumplimiento del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (2015),

https://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CESCR/Shared%20Documents/VEN/INT_CESCR_CSS_VEN_20499_S.pdf; y MPV, «Lucha por la ciudad y el socialismo».

55 Ibid.

56 Antillano, «La lucha por el reconocimiento y la inclusión en los barrios populares».

57 MPV, «Lucha por la ciudad y el socialismo».

58 Ibid.

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desde una lógica antagónica a las dinámicas del Estado, ni tampoco implica su negación. Al contrario, esta mirada propone una corresponsabilidad en el diseño de acciones que responden a los intereses y las necesidades de los sectores históricamente postergados59.

Lo anterior permite definir la autogestión del hábitat a partir de tres principios: (a) la integralidad del hábitat, (b) la autodefinición de sus miembros como sujetos activos en la formulación de políticas y (c) la pretensión de trascender su política más allá de la escala local. Ahora bien, la concepción de trabajo aquí señalada ha sido el resultado de un largo proceso de maduración no exento de tensiones y desafíos. En un inicio, por ejemplo, la autogestión se entendía como un conjunto de acciones destinadas a la construcción de viviendas en asentamientos particulares. Sin embargo, con el paso del tiempo, y mediante la acumulación de experiencia, la autogestión se empezó a concebir como una política integral del hábitat que trasciende los límites de lo local.

"...digamos, la autogestión la hemos llevado a una visión más amplia, ¿no? Ya no solo al tema de vivienda, sino a todos los aspectos para la vida en comunidad, y no hablamos solamente de procesos de autogestión particular, o que cada comunidad autogestiona su proceso, sino a una autogestión más amplia... Entonces, ya, digamos, no es solamente la autogestión de vivienda desde la comunidad, sino una política de autogestión general desde el propio movimiento y que involucra muchas más dimensiones que solo la vivienda." (MPV, hombre, 43 años)

Se trata, pues, de la "autogestión para la vida"60, expresión acuñada por los miembros del propio movimiento para dar cuenta de las múltiples dimensiones del hábitat, como también de las distintas escalas e impactos de su trabajo. En la literatura, se le ha denominado "autogestión compleja" a esta clase de despliegues que conllevan una serie de adaptaciones políticas y técnicas dirigidas a generar mayor democratización y alcance político de las organizaciones populares vinculadas al hábitat61.

Entonces, de acuerdo con el primer lineamiento, se actualiza la noción de autogestión. A su vez, de acuerdo con el segundo lineamiento, se advierte la capacidad del movimiento para generar espacios de autogobierno que fortalecen la capacidad de decisión y de control sobre los procesos productivos del hábitat por parte de los miembros de los campamentos.

"¿Cómo defino la autogestión? En un principio no la entendía, pero vamos a echarle bola. La podemos entender, primero, como autogobierno o como [forma en la que] aprendemos a decidir nosotros: cómo queremos las cosas, dónde las queremos y cuándo las queremos. Ese es el tema de la decisión subjetiva. Lo otro, cómo administrar recursos y. distribuir según la necesidad de la comunidad. Bueno nosotros en el momento decidimos que la cosa era vivienda, pero como los recursos se administran en función de la salud, la educación, la cultura, el deporte, la recreación, en la vida cotidiana, lo común de la comunidad". (MPV, hombre, 34 años)

59 Ibid.

60 Ibid.

61 Ignacio, Muñoz, Trabajo autogestionario complejo y prefiguración constituyente del hábitat en un movimiento urbano-popular chileno del siglo xxi: Estudio psicosocial de sentidos y procesos de trabajo (tesis para optar al grado de Doctor en Psicología, Universidad Diego Portales, 2020).

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Esta aspiración, sin embargo, puede contraponerse con las lógicas desplegadas por el poder constituido, representado por el Estado y, particularmente, por los mecanismos de participación propuesto a través de sus políticas sociales. Aquí surge el desafío de mantener la autonomía del proyecto político del movimiento, en especial, respecto de las formas institucionales de poder ejercidas, a través de su política de vivienda pública.

"Bueno, en el caso de Pobladores, [plataforma en la que convergen los campamentos,] no forma parte de ningún ministerio, es una estructura popular que propone políticas, que ejecuta políticas del Estado y que, claro, genera unas tensiones por ahí que son fuertes... Porque bueno, estos ¿qué son?, ¿son un movimiento popular, pero no están subordinados a nada? Entonces, la primera tentación es tratar de coaptar, ¿no?, e incorporar a alguna estructura. Estoy diciendo 'no, eso ha sido otra característica del movimiento, siempre mantener su autonomía, ¿no?'. Entonces, siempre hay esa pretensión como de tratar de coaptar, de incorporar alguna estructura. Entonces, a la estructura de las comunas, o la estructura del ministerio, y, claro, cómo tú te resistes a ser coaptado a una estructura burocrática del Estado..." (MPV, hombre, 43 años)

Tal como indica el tercer lineamiento identificado, estas contradicciones no han significado que el movimiento se reste de los espacios de participación promovidos por el Estado. Al contrario, la política de autogestión del hábitat se representa, en la práctica, tanto en su nueva escala y alcance, como en la manera en que el movimiento se apropia de los espacios institucionales de participación. A iniciativas como los Campamentos de Pioneros, esto les ha permitido constituirse como organizaciones que gestionan sus propias decisiones y, también, recursos fiscales. Es más, en 2011, en el contexto de las reformas promovidas por la Revolución bolivariana, Hugo Chávez planteó, en una reunión televisada62, el apoyo político a la iniciativa de los Campamentos de Pioneros. El respaldo se tradujo en la asignación de recursos para la ejecución de los primeros conjuntos habitacionales promovidos por este movimiento, en el marco del programa GMVV63. Del mismo modo, a sus miembros, se les permitió constituirse como ente ejecutor de la GMVV e integrar el Órgano Superior de Vivienda, instancia que componen distintos ministerios y entidades responsables de la ejecución del mayor plan de vivienda promovido por la revolución. El apoyo oficial marcó un punto de inflexión, ya que no solo permitió que los campamentos obtuvieran los soportes materiales para la concreción de sus proyectos, sino también porque posibilitó el reconocimiento estatal de la política de autogestión del hábitat64.

"Se reconoce al movimiento popular como ente ejecutor de la política, y eso fue disputado también, eso es una ganada. Entonces, tú tienes a una expresión del movimiento popular que forma parte del Estado, sin ser Estado, ejecutando políticas de Estado, no solamente ejecutando proyectos, sino ejecutando dentro del marco de la política de Estado. Entonces, tienes un movimiento popular que propone políticas al Estado, que ejecuta políticas desde el Estado, sin ser Estado." (MPV, hombre, 43 años)

En suma, la política de autogestión del hábitat se presenta en este conjunto de aspiraciones, idearios y horizontes futuros sin estar exenta de contradicciones y desafíos, derivados de la necesidad de

62 «Conversatorio comandante Chávez y movimientos de pobladores», televisada el 8 de enero de 2011. Se puede encontrar el video en: https://www.youtube.com/watch?v=YgV7sZidOj4.

63 HIC-AL, Utopías en construcción.

64 Cariola, La Gran Misión Vivienda Venezuela.

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salvaguardar la autonomía de un proyecto popular. En este sentido, la incorporación del movimiento de los Campamentos de Pioneros a la GMVV ha posibilitado la concreción de un modelo de producción del hábitat que emerge desde abajo.

b. La autogestión como práctica: la ayuda mutua

Una de las características fundamentales del modelo del movimiento es que cada uno opera como una entidad productiva de hábitat, con tiempos y procesos diversos. Más aún, cada campamento es una unidad mínima de organización que cuenta con las facultades necesarias para planificar su hábitat y administrar sus recursos 65 . Así, mientras la GMVV entrega los materiales, la maquinaria y el financiamiento, el campamento se encarga de ejecutar, administrar y construir66. De esta forma, el desarrollo autogestionario se expresa con distintas intensidades en diversas etapas: acceso al suelo, estudios de preinversión, planificación del proyecto, diseño participativo, construcción, terminaciones, adjudicación de las viviendas, mantenimiento de los espacios comunes y vida en comunidad.

La clave del modelo está en involucrar activamente a la comunidad en todas las fases del proceso. Por lo mismo, es importante comprender que, pese a que estas etapas dependen las unas de las otras, no necesariamente se impone un modelo lineal. Por ejemplo, los procesos de participación e involucramiento de la población comienzan mucho antes de la concreción material del proyecto o de la obtención de un terreno para su desarrollo. Las unidades, por lo tanto, se encuentran en distintas etapas de trabajo. Por un lado, están los campamentos más avanzados y consolidados, y los que están finalizados y actualmente habitados, como Amatina y Kaika Shi67. Por otro lado, están los campamentos que se encuentran en etapas previas: esperando asignación del terreno, realizando los estudios técnicos de suelo o en fase de construcción. En este punto, resulta imprescindible señalar que, en el actual contexto de Venezuela, gran parte de los proyectos están detenidos.

Una de las fases más distintivas del modelo es, sin lugar a dudas, la etapa de construcción. Es en ella donde se expresa una de las facetas más significativas del trabajo autogestionario, la ayuda mutua. Para ello, se promueve la participación de la comunidad: cada familia debe aportar con trabajo voluntario durante la construcción, 12 horas a la semana68. Esto es una pieza fundamental, no solo para abaratar costos, sino —de manera especial— para que las familias se apropien del futuro proyecto. En esta etapa es también cuando los campamentos se apoyan mutuamente circulando recursos humanos, maquinarias, materiales y mano de obra calificada. Particularmente, en el caso de Pioneros, el apoyo mutuo es una práctica de reciprocidad y cooperación según la cual las personas, desde sus propias capacidades, se organizan para construir y aportar no solo al horizonte político del movimiento, sino también a la construcción de sujetos colectivos.

".nosotros decíamos la vaina es construir la comunidad no la vivienda. entonces, nosotros todos los martes hacíamos una asamblea de obra, donde discutíamos los avances, qué se va a comprar, quién hace guardia, el trabajo de subir la arena, después correr la madera, llevar la cabilla toda esa cosa, se generó mucha conciencia. y. si algo que se construyó aquí más allá de las diferencias que hayan, de las dificultades que se nos presenten como comunidad, todo el tiempo estamos trabajando el tema de la comunidad,

65 HIC-AL, Utopías en construcción.

66 Ibid.

67 Una sistematización del proceso de Kaika Shi, puede verse en HIC-AL, Utopías en construcción.

68 HIC-AL, Utopías en construcción.

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del compañerismo, del vecino que quiere al vecino, que es su familia más cercana." (MPV, mujer, 46 años)

Una característica de las prácticas de apoyo mutuo es la capacidad de constituirse como espacios de formación y aprendizaje para la comunidad. Estas prácticas democratizan los saberes técnicos constructivos e integran a personas sin conocimientos previos, en un contexto donde la horizontalidad propicia la circulación de los saberes. En este sentido, estos espacios deben ser comprendidos desde la lógica de la educación popular69, cuyas virtudes radican en diluir las jerarquías que norman el proceso pedagógico, en la democratización del saber y en el diálogo y aprendizaje constante entre quienes enseñan y quienes aprenden.

"Bueno entramos y veíamos cómo lo hacía el que sabía, nos decía, este, vamos haciendo tanto y, entonces, se hace esto, se amarra así, se va amarrando así, no así, así se agarra el alambre, entonces para nosotros era una experiencia nueva, y yo no soy profesional ni nada, pero yo quiero aprender y me meto aquí. Nos integramos a la obra. Al que le gustaba frisar, frisaba, el que quería pegar un bloque, se ponía a eso... porque aquí hubo mano de obra calificaba, pero la obra, por decirle el albañil y el ayudante éramos nosotros, las familias. Aquí se hacían guardias y se organizaban cuadrillas. Por decirte, hoy yo hago el turno de la noche, bueno, hoy el turno de la noche tiene que subir en edificio, tantos bloques, tanto cemento, entonces, nosotros ayudábamos a la mano calificada... Bueno, aquí, ellos, los maestros de obras, se quedaban sorprendidos por el trabajo que se hacía aquí." (MPV, mujer, 38 años)

Con la incorporación de las familias al proceso de construcción, la fuerza de trabajo individual se colectiviza para concretar un proyecto habitacional. El apoyo mutuo, expresado en diversas modalidades, es una de las prácticas más difundidas entre las experiencias cooperativistas de América Latina70.

c. La autogestión como propiedad colectiva: entre lo comunitario y lo jurídico

Otro aspecto clave en la propuesta de autogestión para la vivienda tiene que ver con la posibilidad de acceso a la propiedad colectiva del suelo y de los conjuntos habitacionales. Esta demanda adquiere mayor complejidad en ciudades, como Caracas, caracterizadas por dinámicas de mercado de suelo excluyentes para los grupos populares71.

La propiedad colectiva se puede abordar a partir de dos dimensiones: una jurídica y otra comunitaria. La primera se vincula con una serie de leyes promovidas en el marco de la GMVV, que propuso una vía legal para la obtención de terrenos y la concreción de la propiedad colectiva. La segunda se relaciona con la acción directa del movimiento, que se traduce en la búsqueda, identificación y posterior apropiación comunitaria de terrenos y conjuntos habitacionales. Entenderemos estas dimensiones como dos caras de un mismo proceso, ya que, de manera separada, difícilmente podrían conducir a la propiedad colectiva.

69 Paulo Freire, Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa (D.F: Siglo XXI Editores, 2006); Agustín Cano, «La metodología de taller en los procesos de educación popular», Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales 2, n° 2 (2012): 22-52, https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4339598.

70 Véase las prácticas de ayuda mutua de las experiencias participes de la Red SELVIHP (Secretaría Latinoamericana de Vivienda y Hábitat Popular).

71 Cariola, La Gran Misión Vivienda Venezuela; Torres, Pineda y Rey, «Las disputas urbanas en la Caracas del siglo XXI».

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En el ámbito jurídico, la Ley Orgánica de Emergencia para Terrenos y Vivienda72 (Decreto Ley N° 8005, 2011) permitió establecer terrenos de interés social, facilitando su ocupación inmediata para la construcción de proyectos de vivienda social. También fue importante la creación de las Áreas Vitales de Vivienda y Residencia (AVIVIR)73, enclaves que posibilitaron la transformación de la normativa de uso de suelo para favorecer los usos residenciales. En tanto, la Ley Orgánica de Precios Justos74 permitió al Estado sortear el pago de valores especulativos y negociar el precio de compra de los terrenos requeridos para el levantamiento de viviendas sociales, pagando un precio que correspondía a la actualización del último valor de venta registrado. Del mismo modo, fue fundamental la Ley de Régimen de Propiedad de las Viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela75 (Decreto N° 8.143), que propuso la modalidad de "propiedad multifamiliar"76 y que ha permitido concretar proyectos de propiedad colectiva. Gracias a estas leyes, el Estado apresuró la tradicional ruta de expropiaciones y pudo satisfacer la necesidad de otras formas de propiedad, como, por ejemplo, las que promueven los Campamentos de Pioneros.

Por su parte, la dimensión comunitaria se relaciona con aquellas acciones directas que permitieron establecer la propiedad colectiva en el desarrollo de los proyectos habitacionales. Es importante comprender que esta pretensión concuerda con el modelo de organización política que promueve los Campamentos de Pioneros. En este sentido, la instancia mínima de organización está constituida por grupos de base, conformados por aproximadamente veinte familias, unidas por lazos de parentesco, amistad o proveniencia de un mismo sector77. Asimismo, estos grupos de base forman parte de una organización comunitaria integral de vivienda y hábitat (OCIVHA)78. A ellos, la OCIVHA les permite constituirse como asociaciones civiles, provistas de la personalidad jurídica que, a su vez, las faculta para asumir la adquisición y titularización de la tierra en propiedad colectiva, y gestionar recursos financieros79. De esta forma, tanto el terreno como el equipamiento comunitario quedan en manos de la asociación civil.

En el caso de las viviendas, cada familia recibe derecho a uso, goce, disfrute y disposición. El derecho a uso es un contrato de derechos y deberes elaborado por la propia comunidad. Este instrumento regula el uso de la vivienda: determina que esta es heredable y no permite cederla, alquilarla

72 «Artículo 1°. La presente Ley tiene como objeto establecer un conjunto de mecanismos extraordinarios a cargo del Ejecutivo Nacional, en coordinación con otros entes públicos y privados, nacionales e Internacionales, destinados a hacerle frente con éxito y rapidez a la crisis de vivienda que ha afectado a nuestro pueblo como consecuencia del modelo capitalista explotador y excluyente, y que se ha agudizado por los efectos del cambio climático, generador de devastaciones en amplias zonas del territorio nacional», para mayor información, véase: http://extwprlegs1.fao.org/ docs/pdf/ven148324.pdf.

73 «Artículo 5°. Se declararán de utilidad pública, Interés social e importancia estratégica, los inmuebles no residenciales, así como, los terrenos urbanos o rurales abandonados, ociosos, subutilizados o sobre los que exista un uso Inadecuado a los fines del Poblamiento, para el buen vivir de la población en las Areas Vitales de Viviendas y de Residencias (AVIVIR)», para mayor información, véase: http://extwprlegs1.fao.org/ docs/pdf/ven148324.pdf.

74 «Decreto N° 2092, mediante el cual se dicta el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de Precios Justos (8 de noviembre de 2015)», para mayor información, véase: https://vlexvenezuela.com/vid/ decreto-n-2-092-586963730.

75 Rige el funcionamiento jurídico de la Gran Misión Vivienda Venezuela.

76 «Artículo 10°. La Propiedad Multifamiliar es el derecho sobre el terreno, inmuebles y las áreas de uso y disfrute común de todos los miembros de las Unidades Familiares, y que comporta para ellos los derechos y obligaciones contenidos en el Documento de Propiedad Multifamiliar previsto en esta Ley. Los derechos que conforman la Propiedad Multifamiliar son inherentes, inseparables e indivisibles de la Propiedad Familiar, por tanto, estarán comprendidos dentro de cualquier enajenación o transferencia, total o parcial, de los derechos que conforman la Propiedad Familiar», para mayor información, véase: https://viviendaenred.net/inicio/almacen_leyes_y_decretos/gaceta_39650.pdf

77 HIC-AL, Utopías en construcción.

78 En el marco de la Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat, para mayor información, véase: http://www.cpzulia.org/ARCHIV0S/Gaceta_0ficial_30_10_17_num_41267.pdf.

79 HIC-AL, Utopías en construcción.

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o subarrendarla. Es importante señalar que el derecho a uso tampoco contempla la disposición individual de la propiedad, lo que permite que la misma comunidad pueda administrar y adjudicar el uso de los espacios, aplicando, para ello, diversos criterios confeccionados en concordancia con la participación, el involucramiento y el trabajo dispuesto por los mismos integrantes del movimiento. De este modo, el derecho a uso no solo refleja contractualmente los acuerdos, los deberes y las responsabilidades relativos a la vivienda en régimen de propiedad colectiva; también, simboliza la posibilidad de contrarrestar, desde la pertenencia a una comunidad, el carácter individualizante de la vida.

"Bueno, la propiedad colectiva, bien, porque si tú construyes, construimos todos, construyes colectivamente. Debiéramos todos ser los propietarios de todo el urbanismo, ¿verdad? No solamente encerrarte en tu casa, porque esto es mío, o entonces no salgo o yo puedo vender esto. O sea, el urbanismo es de todas las personas que estamos aquí. Todas las familias, y somos todos una familia prácticamente." (MPV, mujer, 46 años)

La modalidad de propiedad colectiva permite privilegiar el valor de interés común de la vivienda, en desmedro de los intereses especulativos de la misma80. Ahora bien, concretar la aspiración de propiedad colectiva también presenta importantes dificultades. Por un lado, numerosos terrenos todavía están en proceso de cesión. En algunos casos en los que el propietario de los terrenos es el mismo Estado, la burocracia ha dilatado las entregas. En otros casos, los causantes de las demoras han sido actores privados que establecen largos litigios judiciales para impedir la afectación de los terrenos. Por ello, la posibilidad de formalizar jurídicamente la propiedad de la tierra es esencial para sostener el modelo colectivo a través del tiempo. Bajo estas condiciones, en gran parte de los asentamientos, solo se ha concretado la noción de propiedad colectiva "de hecho". Independientemente de la naturaleza jurídica de la tierra y de los conjuntos habitacionales, contar con una posibilidad real de consumar la propiedad de manera colectiva es un hito significativo para el movimiento de los campamentos.

".la propiedad colectiva ha sido una discusión antes, durante y después de la construcción, ahorita tenemos una discusión todavía. porque nosotros construimos la vivienda y tiene que ser propiedad colectiva que no se alquila, no se enajena, no se transfiere, es la propiedad de la familia, las áreas comunes son de la comunidad, pero hay plena conciencia, no hay una contradicción [en la necesidad de] tener un documento, la mayoría tiene la conciencia, o sea, hay hechos, tiene que hacer eso, la propiedad colectiva es derecho. y tenemos la conciencia que es colectivo..." (MPV, hombre, 34 años)

Conclusiones

A pesar del interés suscitado por la Revolución bolivariana en Venezuela, las luchas por la vivienda desplegadas por diversos movimientos constituyen un aspecto poco explorado del proceso, aun cuando esta es una dimensión clave dentro de las políticas del socialismo del siglo XXI. Por ello, en este trabajo, se analizaron los discursos y prácticas autogestionarias promovidos por el movimiento Campamentos de Pioneros, organización promotora de comunidades socialistas en la ciudad de Caracas, buscando aportar a la discusión, sobre los procesos de autonomía y/o coaptación que han

80 Ibid.

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experimentado las organizaciones promotoras de vivienda bajo esta modalidad, en su vinculación con el despliegue de las políticas de vivienda impulsadas desde el Estado.

Consecuentemente con este propósito, se analizaron tres categorías que permitieron profundizar en su modelo de autogestión. En primer lugar, se advierte un ámbito político: conjunto de aspiraciones, idearios y horizontes futuros que sustentan la propuesta de autogestión del hábitat. Dentro de este ámbito, se destacan tres lineamientos: integralidad del hábitat; autodefinición de quienes ejercen la autogestión como sus productores y protagonistas; búsqueda de trascendencia política de las estrategias autogestionarias más allá del nivel local81.

En segundo lugar, se aprecia un ámbito conformado por las prácticas cotidianas de la política de autogestión. Estas prácticas son sostenidas en el tiempo con el compromiso y la participación activa de las familias. Todavía más, estas prácticas se pueden reconocer a lo largo de las muchas etapas de la cadena de producción habitacional: acceso al suelo, estudios de preinversión, planificación del proyecto, diseño participativo, construcción, terminaciones, adjudicación de las viviendas, mantenimiento de los espacios comunes y vida en comunidad. Una de las etapas más virtuosas de esta cadena es la incorporación de las familias al proceso de construcción, ya que allí emergen acciones de ayuda mutua que van articulando espacios clave de aprendizaje y formación popular82. Todo lo anterior permite develar la capacidad de los movimientos populares —y sus instancias de control y deliberación colectivas— para constituir experiencias contrahegemónicas que impugnan las formas convencionales de producción habitacional.

Por último, mediante el caso de los Campamentos de Pioneros, se observa un tercer ámbito que se relaciona con la posibilidad de profundizar en el carácter social y jurídico de la propiedad colectiva de los proyectos habitacionales. Si bien, gracias a las acciones del movimiento de los Campamentos de Pioneros se han impulsado transformaciones jurídicas que, a su vez, han dotado a este movimiento no solo con terrenos aptos para la concreción de sus proyectos habitacionales, sino también con la posibilidad concreta de construir bajo un régimen de tenencia colectiva83. Los hallazgos permiten conocer las dificultades de este movimiento para concretar la tenencia jurídica de la propiedad colectiva del suelo —no ocurre así en la dimensión comunitaria, ya que en ella este aspecto se resuelve en el uso mediante prácticas colectivas "de hecho"—. En efecto, la opción por la propiedad colectiva —"de hecho" o jurídica— es parte de un debate estratégico dentro de Pioneros. El curso de este debate está determinado por las convicciones internas de sus protagonistas, pero también por sus posibilidades tácticas dentro del marco jurídico de tenencia de la propiedad que rige en Venezuela.

En este sentido, el caso del movimiento Campamento de Pioneros, devela cómo, en la Venezuela de la Revolución bolivariana, los movimientos relacionados con las luchas por el acceso a la vivienda han conseguido avanzar en dos logros: primero, defender su autonomía frente a la pretensión estatal de incorporarlos a sus mecanismos de promoción de la vivienda pública; y, luego, movilizar hacia nuevos horizontes el proyecto político y las aspiraciones del propio Estado84. En definitiva, a partir del caso analizado, es posible reconocer a la "autogestión del hábitat" como una síntesis de prácticas y discursos esenciales para la reproducción de los procesos constitutivos del hábitat: por un lado, como la capacidad de control y deliberación colectiva de los habitantes sobre los procesos productivos del hábitat; y por otro, cómo este movimiento, surgido desde las bases populares, incide y se relaciona con un proyecto político mayor promovido por el Estado socialista. Estos hallazgos demuestran como la

81 MPV, «Lucha por la ciudad y el socialismo».

82 Freire, Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa; Cano, «La metodología de taller en los procesos de educación popular».

83 Ana Sugranyes, Raúl Morales y Susana Aravena, «Buscando alternativas colectivas en un escenario neoliberal», en La vivienda entre el derecho y la mercancía: Las formas de propiedad en América Latina (Montevideo: Ediciones Trilce, 2014), 25-35.

84 Azzellini, «Construyendo utopías concretas»; Ciccariello-Maher, «Dual power in the Venezuelan revolution».

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autogestión del hábitat, se proyecta como una "utopía concreta"85 o como un conjunto de prácticas prefigurativas desarrolladas por los integrantes del movimiento, que sintetizan los idearios de una política común que propicia el avance de aspiraciones colectivas surgidas desde abajo, y que oscilan entre la defensa de la autonomía y la participación activa dentro del propio Estado.

En suma, el caso del movimiento Campamento de Pioneros permite entender como la autogestión del hábitat, se constituye como una dimensión estratégica para la promoción de la autonomía por parte de los movimientos que luchan por el acceso a la vivienda en el contexto de la Revolución bolivariana de Venezuela.

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