Научная статья на тему 'LA CULTURA POLíTICA BRASILEñA EN EL CONTEXTO DE AMéRICA LATINA. EL CASO DE SãO PAULO A TRAVéS DE SU HISTORIA POLíTICA CONTEMPORáNEA'

LA CULTURA POLíTICA BRASILEñA EN EL CONTEXTO DE AMéRICA LATINA. EL CASO DE SãO PAULO A TRAVéS DE SU HISTORIA POLíTICA CONTEMPORáNEA Текст научной статьи по специальности «Социологические науки»

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BRASIL / CULTURA POLíTICA / CIUDAD SAO PAULO / PARTIDO DE LOS TRABAJADORES

Аннотация научной статьи по социологическим наукам, автор научной работы — Carranza Gaytán Tania

Como paradigma de la plural conformación cultural latinoamericana, la autora asume la ciudad de Sao Paulo en la perspectiva de la disposición a la diversidad que debería ser conceptualizado el nuevo pensamiento político de la izquierda regional. Esto implica una revisión de los supuestos epistemológicos que hasta el presente han presidido su desarrollo

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Текст научной работы на тему «LA CULTURA POLíTICA BRASILEñA EN EL CONTEXTO DE AMéRICA LATINA. EL CASO DE SãO PAULO A TRAVéS DE SU HISTORIA POLíTICA CONTEMPORáNEA»

La cultura política brasileña en el contexto de América Latina. El caso de Sao Paulo a través de su historia política contemporánea

Brazilian political culture in the context of Latin America. The case of Sao Paulo through its contemporary political history

Tania Carranza Gaytán*

Resumen

Como paradigma de la plural conformación cultural latinoamericana, la autora asume la ciudad de Sao Paulo en la perspectiva de la disposición a la diversidad que debería ser conceptualizado el nuevo pensamiento político de la izquierda regional. Esto implica una revisión de los supuestos epistemológicos que hasta el presente han presidido su desarrollo

Palabras Clave: Brasil, cultura política, ciudad Sao Paulo, Partido de los Trabajadores

Abstract

As a paradigm of Latín American plural cultural formation, the author assumes the city of Sao Paulo in the context of the provision for diversity that should be conceptualized in the new political thinking of the regional left. This involves a review of the epistemological assumptions that so far have presided over its development

Keywords: Brazil, political culture, Sao Paulo City, Workers Party (PT)

1.- La cultura brasileña en el contexto latinoamericano

América Latina no es una sola región ni posee una cultura única. A la vez que constituye un caleidoscopio cultural, identitario y de imaginarios sociales, tendríamos que

* Mexicana, Maestra en Estudios Latinoamericanos, investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Programa SEMINARIO INTERNACIONAL REFORMA DEL ESTADO Y CIUDADANÍA EN AMERICA LATINA [email protected]

abordar su estudio al particularizar, en plural, culturas y subculturas, regiones y subregiones, temporalidades abismales que cohabitan un mismo espacio, espacios diversos que convergen al mismo tiempo (García Canclini:2003,142)1 y, de todo ello, resulta no solamente la complejidad privativa de Latinoamérica, sino de las relaciones entre comunidades y naciones, así como sus relaciones con el mundo. Para Roberto A. Da Matta América Latina es un desastre lógico, es la "imagen que hace la Bahía mágica de Jorge Amado, el fantástico sertao de Guimaráes Rosa, [...] el alucinado Sao Paulo de Mario Andrade, las ciudades de lo absurdo de Jorge Luis Borges y el reconocido Macondo de Gabriel García Márquez [... ]" (1995,270).

Por otra parte, Gilberto Giménez dice que la cultura, como "patrón de significados" [...] no puede considerarse como una "instancia exterior" a la política, sino como una dimensión inherente a la vida política o, más precisamente como una dimensión analítica de todas las prácticas políticas (2007,196). Y la encontramos en todas partes: en discursos oficiales, en las instituciones, en los programas de gobierno, en las prácticas sociales.

Entonces, esos símbolos van conformando, también, formas de interpretación del entorno cotidiano. Un ejemplo analizado por Da Matta, en el caso brasileño, es el carnaval; un rito y celebración en que aparecen contradicciones de esas representaciones del mundo, ya desde adentro, ya desde afuera. Así, coexisten: un carnaval como forma ritualizada de conservación tradicional, otro que el Estado y los medios de comunicación promueven a manera de mercantilizar lo que es del pueblo y, finalmente, la visión de occidente que no comprende por qué un pueblo pobre derrocha dinero magnánimamente, en lugar de procurarlo para enceres de subsistencia (1995,279).

Ciertamente los rituales, es decir, la estructura y manifestación de la vida cotidiana, son subversivos -dice Da Matta-, por ello contienen su justo medio en lo político. Tales rituales son para nosotros los movimientos sociales y las organizaciones políticas, entre otros.

2,- Identidades culturales en la globalización

Los nuevos signos culturales, si bien están inmersos en el escenario brasileño, no podemos deslindarlos de otras causas en la actualidad, como la globalización. Para Gustavo Lins Ribeiro la globalización, al complejizar la cultura, "transformó la crítica a las naciones "esencialistas" de la cultura en un canon [...], y debates sobre [...] la "globalización" siempre enfatizan la naturaleza mixta y entrelazada de los fenómenos culturales (2003,74).

La globalización no es proceso nuevo, sino la versión nueva de la historia de las relaciones del mundo occidental. Partha Chaterjee indica que la concepción de la política está enraizada en la civilización industrial, particularmente cuando se "ha sustituido al

1 Néstor García Canclini dice que se trata de "sectores que pertenecen a estratos económicos y educativos diversos, con hábitos de consumo cultural y disponibilidad diferentes [...] esta heterogeneidad se acentúa en las sociedades latinoamericanas por la convivencia de temporalidades históricas distintas".

cosmos para dar paso al mundo. [...] La política, en este sentido, habita en el espacio-tiempo homogéneo y vacío de la modernidad" (2008,61-62). Esta concepción de lo que podemos llamar "mundialización", es decir, el entendimiento del mundo a partir de esta visión occidental, trasciende el lenguaje que usamos para interpretar nuestro mundo latinoamericano. La comunidad local es imaginada no sólo por sí misma, sino también por la comunidad global que es imaginada, a su vez, por sí y por la primera.

Podemos recordar ciertos momentos de la historia latinoamericana, como aquel posterior a la Segunda Guerra Mundial cuando se figuró prioritario para la cúpula política capitalista encausar teórica y económicamente el desarrollo de América Latina con el organismo creado para tales fines: la CEP AL.

Se acentúan aquí los problemas de la regionalización pues, para el mundo, América Latina se empezó a considerar "una" región. También se hicieron presentes los conceptos de centro y periferia; más adelante, los Estados nacionales tuvieron que instituir propuestas internacionales para la resolución de inconvenientes como el atraso y el subdesarrollo. En Brasil, por ejemplo, se crearon entidades para el desarrollo regional y estatal, sobre todo después de 1970 (Campilina: 2003,31).

Los desarrollos económicos, consolidación de ciudades, etc. de la segunda mitad del siglo XX "transformaron las relaciones entre modernismo cultural y modernización social, la autonomía y dependencias de las prácticas simbólicas. Hubo una secularización, perceptible en la cultura cotidiana y en la cultura política" (García Canclini: 2003,82). Este nuevo repunte homogeneizador, que es un intento de borrar lo diverso y, por lo tanto, lo que no coincide con el proyecto globalizador, ya que en "el tiempo heterogéneo vacío [que] es el tiempo del capitalismo [...] éste no toma en consideración ninguna resistencia" (Chaterjee: 2008,59). El mundo occidental nos ha hecho pensar que el sitio que nos da es el que nos corresponde.

3,- Regiones, subregiones y la nación brasileña

Este es el contexto en que las naciones -entendidas por el liberalismo como entidades que traspasan los regionalismos y que procuran un resguardo fronterizo artificial entre los pueblos- requieren de una élite dirigente intermediaria (los gobiernos latinoamericanos) entre el Estado nacional y el mundo exterior. De tal suerte que no podemos hablar de procesos de integración de las naciones pobres al mundo globalizado; en todo caso se establecen otros rituales internacionales ajenos a las sociedades a manera de grupos líderes del desarrollo del mundo (Ribeiro: 2003,85).2 Lo que se consigue con esto, dice Ribeiro, es una desterritorialización y por ello es necesario en el discurso político neoliberal empezar a diferenciar sectores de la población: "jóvenes", "adultos mayores",

2 Esto tiene la finalidad de que "los miembros de dichas élites se encuentren con compañeros de otras nacionalidades, para crear redes y para difundir sus logros. [...] se crean ambientes adecuados para que los individuos clave se encuentren entre sí y den exhibiciones de una enorme concentración de fortuna y poder."

"indígenas", "mujeres", que no sólo clasifican a la sociedad sino que la fragmentan, es decir se transgrede la identidad y se promueven características de individualización.

Para Renato Ortiz, cuando las identidades conformadas tradicionalmente a partir del Estado-nación, sufren estas transformaciones, la modernidad también se modifica (2000,1011). Así, el desarrollo de las regiones depende en el capitalismo de la explotación de otras, y de la formación de inequidades entre sí. En el caso de Brasil, la oposición entre nordeste y sur sureste, evidencia estas condiciones de enriquecimiento de una región a costa de la otra (Campilina: 2003,34-35).

Dice Manuel Castells que "hay muchas Américas Latinas," (2005). Además, el desigual flujo de capitales, de información, de occidentalización, etc., reasigna un nuevo papel a las entidades administrativas como los Estados, a las socioculturales como los pueblos, a las simbólicas como el lenguaje, a las económicas como la producción capitalista internacional. En el caso brasileño, la producción, la inversión y el desarrollo más fuertes se encuentran en el sur y, en algunos rubros, mayormente en el estado de Sao Paulo y, aún más, en la ciudad paulista (Campilina: 2003,50).

Si el capitalismo mundial lo entendemos como un modo de producción que divide internacionalmente el trabajo, tenemos que considerar que las regiones atrasadas se insertan en la globalización como entidades especializadas en alguna etapa del proceso de producción y entran en competencia no sólo con las otras regiones del mundo capitalista, sino con otras localidades (Campilina: 2003,34), lo cual genera una fragmentación mayor del Estado nacional.

Las regiones se han conformado a partir de migraciones y de la influencia de los medios de comunicación masiva, con un impacto también en la educación formal. Actualmente existe una gran inmigración interna entre las regiones y ciudades de Brasil. También hay una diferencia de status, por ejemplo entre paulistas originarios e inmigrantes que llegan a la ciudad de Sao Paulo aun por varias generaciones; y otra diferencia está entre paulistas, cariocas y mineiros, estos últimos con un carácter más conciliatorio, pero son vistos por paulistas y cariocas como frustrados por no alcanzar el status. Los bahianos, a su vez, representan la síntesis de los afroportugueses, y su contraparte pueden ser los gauchos (riograndenses), reconocidos como más beligerantes que otros, pero también más cercanos a la cultura del Mediterráneo, particularmente a los italianos (Schneider: 1996,192-193).

Las regiones brasileñas no tienen una relación inter e intrarregional, lo cual es una consecuencia de la herencia histórica de la colonia y del imperio esclavista, pero también de los condicionamientos que les impone su inserción a la globalización de manera

particular o parcial, es decir, sin formar parte de lo nacional. Su relación, entonces, es conflictiva, heterogénea y desigual.

4,- La ciudad de Sao Paulo, su historia y el neoliberalismo

Este mosaico diferencial de Brasil traspasa lo regional y lo subregional. Tal asunto es la ruidosa diferencia entre el oeste paulista desarrollado en materia de agro-exportación desde tiempos imperiales, la ciudad de Sao Paulo con sus imponentes centros industriales, y los barrios más pobres y excluidos de la vida social y política que perviven junto a los consorcios financieros internacionales de esta ciudad cosmopolita.

La acumulación de capital es distinta según la región o subregión. El estado de Sao Paulo, con 2,9% del territorio, tiene el 19% de la población, participa con 39% del PIB y con 58% de la producción industrial; el 44% de la producción industrial brasileña, además, se concentra en el área metropolitana (Campilina:2003,35-36). Esta disparidad regional también se aprecia en el ingreso per cápita, esperanza de vida y alfabetismo, entre la ciudad de Sao Paulo, la media nacional y las entidades más pobres (Campilina:2003,36).

El crecimiento urbano también ha sido disímil en su interior. El crecimiento exorbitantemente de las mega metrópolis como Sao Paulo no produce una oferta suficiente de vivienda, saneamiento y servicios urbanos; se condiciona al surgimiento en su entorno de poblaciones de millones de personas (favelas) en condiciones subhumanas y precarias, a expensas de todo tipo de violencia, de miseria y del crimen organizado (Campilina:2003, 38).

No sólo las privatizaciones, la desregulación de los mercados y las reducciones de injerencia del Estado en su administración sobre los recursos nacionales, han tenido un fuerte impacto en la ciudad de Sao Paulo (Biondi: 2003,8-11), sino que lo neurálgico de la exigencia neoliberal, es la desregulación del trabajo y, por ende, que los trabajadores queden desprovistos de sus derechos sociales. Paradójicamente, en Sao Paulo se desarrolló uno de los más importantes movimientos obreros, para ejemplo de América Latina.

5,- Iniquidad en la distribución del poder

La desigualdad no sólo es económica sino también política. No se percibe la cimentación de espacios para la toma de decisiones en la vida pública, es decir, para el desarrollo de la cultura política, en tanto el poder es, una vez más, exclusivo de las élites (Ribeiro: 2003, 92). La historia de la humanidad, como se sabe, es la que cuentan y escriben los "civilizados", los conquistadores, los vencedores, es decir, los que han detentado el poder científico y tecnológico aplicado a las formas de control. Ribeiro, al

hacer referencia a Sigmund Freud (Freud: 2004, 41),3 dice que lo humano contiene un deseo de permanecer en el tiempo, de trascender, y por ello existe la necesidad de que alguien pierda, que alguien desaparezca, que alguien deje de pensar para sí mismo y para su comunidad, y sólo piense y actúe para complacer al poderoso (2003,94).

Las condiciones que viabilizan la cultura política, esto es, la restauración de los fragmentos sociales, está en lo que Pierre Bourdieu llama capital cultural y lo que Marcelo Baquero propone como construcción de capital social. El conocimiento, el saber, la política, imaginar futuros, no pueden ser de élite ni a modo de los intereses de los grupos en el poder, ya que "el capital cultural, es un principio de diferenciación casi tan poderoso como el capital económico. Hay toda una nueva lógica de la lucha política que no puede comprenderse si no se tiene en mente la distribución del capital cultural [...]" (Bourdieu: 2003, 78).

6,- Capital social, poder social y prácticas políticas

Para Baquero el capital social resulta fundamental para el empoderamiento de las personas críticas y políticamente consecuentes. De ello se derivan las formas de la acción colectiva, así como la búsqueda de objetivos comunes (2003,167).

La vida institucional, sustantiva de los Estados nacionales, debiera ser la consecuencia del capital social puesto que las instituciones estructuran signos de convivencia social, generan valores simbólicos y, de hecho, representan a la democracia. No obstante, en los Estados actuales, tanto los valores como su manejo político se han vuelto muy difusos y, a pesar de que no dejan de constituirse como "capital político, si las predisposiciones son negativas, el resultado puede ser la inestabilidad permanente, falta de credibilidad y en último análisis, falta de legitimidad. Este puede ser el caso de la sociedad brasileña" (Baquero: 2003,173). Las prácticas políticas, la toma de decisiones, etc., muchas veces se erosionan a causa del deterioro conceptual, lo que conlleva a premisas de que "cada elección política solamente remite a cuánto beneficio puede ser alcanzado, para cuántas personas y a qué costo" (Chaterjee: 2008,52); es decir, los valores individualistas, por encima de la comunidad, son los que han predominado y representan una herencia en el quehacer político de las sociedades contemporáneas.

La sociedad brasileña debiera ser reinventada -dice Baquero- para llegar a producir un sujeto individual y colectivo, es decir, una cultura política. Esto requiere del interés y de la participación colectiva en el sistema político, de generar una democracia. Esto sería el capital social, es decir, prácticas solidarias, de confianza, etc. que promuevan una comunidad con normas de reciprocidad y de las relaciones (2003,159).

3 Freud dice que el desarrollo de la humanidad, está caracterizado por la supeditación del poderío comunitario al individual, lo cual constituye la cultura.

El meollo, pues, es que no sólo se trata de la demanda, la protesta, la rebelión por la recuperación de aquel material tangible que históricamente nos han quitado y que nos pertenece, sino de transformar la idea de lo humano, de la creación, recreación y reivindicación de los derechos políticos de la colectividad, en la medida en que esto signifique constituir comunidad y no solamente ciudadanos (aquellos con derechos individuales) sino generar una lógica de ciudadanización, es decir, del derecho colectivo.

7,- Los rituales. El caso del Movimiento de Vivienda en el Centro de Sao Paulo

En un panorama de desigualdades económicas, de pobreza y exclusión, cabe resaltar, la aparición de innumerables grupos, movimientos y redes sociales en el siglo XX. Durante sus últimas décadas, el surgimiento de nuevos grupos ha sido exponencial. Tan sólo en la ciudad de Sao Paulo "el aumento fue del 98% en las asociaciones comunitarias, del 93% en las asociaciones de vecinos y del 83% en las de salud" (Mendoza: 2005; 76).

Aunque sean notables los movimientos cuyas prácticas de desarrollan contra el capitalismo neoliberal, tales como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), o de organizaciones urbanas como los Trabajadores Sin Techo (MTST), mencionaremos, en este caso, el Movimiento de Vivienda en el Centro (MMC) de Sao Paulo.

Este movimiento surgió en 1984 como organización popular ante la falta de vivienda y contra los altos impuestos y rentas que miles de familias no podían pagar y, por lo tanto, vivían en la calle o en situaciones de hacinamiento. Hacia la segunda mitad de los años noventa inició la ocupación de inmuebles ociosos, públicos o privados; y en 1997 realizó su primera ocupación en el Centro de Sao Paulo.4

Su estructura organizativa lo ha llevado a ampliar su espectro político al vincular la propuesta de organizar a los trabajadores tanto empleados como desempleados. Su lucha está, pues, en el ámbito de los derechos sociales (Bloch: 2007). Se trata de un movimiento social urbano claramente heterogéneo y que apenas trata de resolver necesidades sociales que son obligación del Estado. Si bien es cierto que hay participación surgida de la voluntad y de la espontaneidad, muchas veces este tipo de movimientos dejan sentir en sus miembros una posibilidad de privilegio individual que se gana participando colectivamente (Bloch: 2007).

Un movimiento social representa la posibilidad de generar comunidad y, por lo tanto, llegar a la conducción para que sus miembros sean partícipes en la toma de decisiones. La ciudad es un espacio de construcción del sujeto citadino y, por lo tanto, también de identidad urbana; en el caso de de Sao Paulo observamos la pertinencia que

4 Participaron mil quinientas familias que tomaron una casona en la calle del Carmen, por 51 días.

tienen estos movimientos urbanos que se van apropiando no sólo de los espacios físicos, sino de los políticos y de su propia cultura, al luchar contra la exclusión de todo tipo.

8,- Sao Paulo, cuna del movimiento obrero

a) El ABC paulista

El proceso histórico de la industrialización y urbanización ha traído a las ciudades en América Latina, no sólo la concentración del poder político en estos espacios, y las migraciones, sino también ha producido exclusión y violencia. Igualmente, observamos que la democracia política dentro de las urbes, entendida como la participación de todos en igualdad de condiciones (Singer: 2009,55), puede abrirse camino en determinados momentos.

La ciudad de Sao Paulo ha sido el principal centro del movimiento obrero brasileño desde sus orígenes a comienzos del siglo XX. Lo sobresaliente de esta historia que nos interesa, se dio durante los años sesenta y setenta, cuando los focos industriales de Sao Paulo se transformaron en el espacio político para la organización del movimiento obrero.

Los obreros metalúrgicos paulistas, liderados por el Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo, cuyo dirigente sindical en aquel entonces era Luiz Inácio Lula da Silva, representaban la vanguardia del movimiento y organizaron las que se conocieron como las "grandes huelgas" que estallaron de mayo de 1978 a enero de 1979 en Sao Paulo (Carranza:2007). Era un movimiento vanguardista que realizaba también foros de debate sobre teorías políticas y eventos que permitían un diálogo con otros trabajadores, tanto para su incorporación al movimiento como para su alfabetización y capacitación, e integrar así un acercamiento a los postulados socialistas (Sader: 2004).

El movimiento se consolidó con una importante presencia de trabajadores en otras latitudes de Brasil que, incluso, estaban menos desarrolladas industrialmente. De 1979 a 1980 los trabajadores en huelga en todo el país llegarían a casi 4 millones y medio. La movilización y organización desembocó en la conformación del ABC (Boito: 1991,185). Se trataba de la constitución de un nuevo sindicalismo (no corporativista) en el que empezaba a participar un amplio espectro de sindicatos de las ramas industriales automotrices, metalúrgicas, siderúrgicas, etcétera, principalmente de las zonas sur y sureste del país. El ABC paulista fue la organización que tuvo más allegados (Carranza: 2007). El triunfo de este movimiento trascendió el enfrentamiento al gobierno de la dictadura al deslegitimar las leyes que prohibían las huelgas, además de mermar las ganancias de los empresarios.

Existe otro suceso importante después del nacimiento del llamado nuevo sindicalismo: la creación de la Central Única de Trabajadores (CUT) en 1983, que también criticaba el viejo orden sindical comandado por el Estado brasileño desde los tiempos de Getúlio Vargas. Este suceso fue de gran envergadura para la propia fundación del Partido de los Trabajadores (PT). Cabe subrayar que la propuesta consistió en que tanto el ABC

como la CUT deberían consolidar su organización de manera independiente, libre y autónoma con respecto al Estado y a los partidos políticos, incluyendo al PT.

b) Partido de los Trabajadores (PT)

Las formas de organización política propician que las relaciones de poder sean constitutivas de la vida social. Dice Larissa Lomnitz, que los partidos políticos "pertenecientes a una misma nación, [...] por una combinación de redes sociales compuestas por individuos que ocupan un mismo nicho económico y/o comparten una subcultura común [...] van creando fronteras simbólicas que los distinguen de los otros [...]" (2002,7). El caso del PT es el de este tipo de organizaciones políticas que tiene una historia de reivindicación de las luchas laborales del pueblo brasileño. Pero no hay que olvidar que, tenemos que diferenciarlo de sí mismo en varios momentos de la historia. Primero, como organización política de oposición a la dictadura, luego, como un partido inmerso en el juego del sistema de partidos y, finalmente, como un partido en el gobierno federal en esta ola de renacimiento de esperanzas de la izquierda latinoamericana.

La propuesta de un nuevo partido político que representara a la clase trabajadora, surgió del Sindicato de Metalúrgicos de Santo André, en 1979. Se fundó entonces el Partido de los Trabajadores, bajo principios del socialismo, en febrero de 1980 durante el IX Congreso de Metalúrgicos, Mecánicos y Electricistas del estado de Sao Paulo. El nuevo partido se proponía como una organización que diera respuesta a las demandas de los trabajadores y que, al mismo tiempo, fuera una alternativa dentro del sistema tradicional de partidos que había propuesto la dictadura. Además, el espacio que representaba el partido era para la gestión y organización política de la población en general y no sólo trabajadora (Carranza: 2007).

Lula da Silva, quien nació en el nordeste de Brasil, emigró desde niño con su familia a Sao Paulo, y formó parte de aquellas comunidades citadinas marginadas; ya adulto, consiguió trabajo como obrero en la industria metalúrgica en Sao Paulo (Meyemberg: 2006,295). Su trayectoria como obrero participante del movimiento, lo llevó a encabezar las luchas proletarias como dirigente sindical, también a ser preso por la dictadura y a retomar la propuesta de fundación del PT, del cual fue presidente en los primeros años y candidato a la presidencia de la república de 1989 a 2006.

9,- Sao Paulo, espacio de acción política de los grandes empresarios industríales

Así como Sao Paulo fue el lugar de origen de un movimiento obrero de vanguardia, también es el centro de los empresarios industriales con un peso específico en el orden internacional. Es el sitio de grandes monopolios que, como entidades poderosamente económicas, también detentan el poder político; este poder es ejercido como la exigencia y presión para el establecimiento y cumplimiento de leyes a su favor. Desde los periodos

presidenciales de Vargas, estos empresarios cuentan con una legislación institucional, y no sólo los trabajadores.

En la ciudad de Sao Paulo existen consorcios empresariales fuertemente organizados y que son los inversionistas en la industria. La organización de cúpula es la Confederación Nacional de la Industria (CNI), y otra muy importante es la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP), ligada a empresarios nacionales y extranjeros (DiTella: 1995,27). Cabe decir aquí que el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), partido del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, ha tenido una gran influencia y aceptación en Sao Paulo, precisamente por sus vínculos con estos grupos empresariales.

La FIESP, aunque tiene este carácter capitalista, llegó a apoyar la huelga general contra el desempleo, propuesta por la CUT y por la Fuerza Sindical. Es decir, la resistencia que los propios empresarios representaban para la consolidación de la política neoliberal, tenía que cambiarse mediante concesiones como la reducción de impuestos a sus empresas. De hecho, incluso en tiempos de Lula, "la gran burguesía industrial apoya activamente la política de la privatización, la desregulación del mercado de trabajo y la reducción de los derechos sociales" (Boito: 2006,275) ya que han conseguido esos privilegios.

10,- Las administraciones en la alcaldía de Sao Paulo

Sao Paulo fue una de las primeras ciudades en ser gobernadas por el PT luego de la democratización consistente, en este caso, en la elección directa para presidente de la república hacia 1989, con Luiza Erundina de Souza, quien fue alcaldesa de 1989 a 1992. Sin embargo, el PT no recuperó este espacio sino hasta 2001, con Martha Suplicy, cuya mayor propuesta fue un programa de renta mínima a partir de cooperativas de trabajo, lo que se conoce como economía solidaria (Singer: 2009,57) y que funciona como un mercado local de intercambio dentro del mercado nacional. Su periodo concluyó en 2004 y el PT aún no ha vuelto a la alcaldía de la ciudad.

Lo que cabe señalar aquí es cómo se han dado las tendencias electorales en la ciudad. Por qué el PT sólo ha ganado dos veces la alcaldía, mientras otros partidos de centro o de derecha lo han logrado en más ocasiones (ver cuadro I). Si bien es cierto que la ciudad es un núcleo de varios de los consorcios más poderosos del país y que, por lo tanto, ejercen una influencia importante en el manejo de las voluntades electorales a través de sus recursos económicos sobre las leyes e instituciones, tanto de organización del voto como a través de los medios de comunicación, también tendríamos que preguntarnos si la ciudad de Sao Paulo, que dio origen a uno de los movimientos obreros más prominentes de América Latina de los años setenta y que consolidó a partir de su organización a un partido "de, por y para" los trabajadores del país, mismo que ocupa la presidencia actualmente, no será reflejo de la ausencia de políticas públicas para la organización autónoma popular.

Revista IZQUIERDAS, año 3, número 8, 2010, ISSN 0718-5049 Cuadro I Alcaldes de la ciudad desde 1986 a la fecha

Jânio da Silva Quadros (PTB) 01/01/1986 - 31/12/1988

Luiza Erundina de Souza (PT) 01/01/1989 - 31/12/1992

Paulo Salim Maluf (ARENA/PDS/PFL) (PPB) Progresista de Brasil 01/01/1993 - 31/12/1996

Celso Pitta (PPB) 01/01/1997 - 25/05/2000

Régis de Oliveira (PSC) Social Cristiano 26/05/2000 - 13/06/2000

Celso Pitta (PPB) 14/06/2000 - 31/12/2000

Marta Suplicy (PT) 01/01/2001 - 31/12/2004

José Serra (PSDB) 01/01/2005 - 31/03/2006

Gilberto Kassab (PFL/DEM) Demócratas 31/03/2006

Fuente: Governo da Prefeitura de Sao Paulo en http://wwl.prefeitura.sp.gov.br/portal/a_cidade/organogramas/index.php?p=574

11.- Epílogo: El gobierno petista

La actuación del PT en los diferentes niveles de gobierno, ha tenido muchas variables en su historia. A veces, ha tenido significativos aportes en la construcción de ciudadanía como el Presupuesto Participativo; otras, los programas han sido aplicados de manera parcial; otras más, intentó recuperar la buena experiencia de otros gobiernos exitosos ya del PT, ya de otros partidos, en cuanto a la consolidación y aplicación de políticas públicas para el beneficio social.

No obstante, lo que se trata de resaltar es que una de las faenas principales del PT toda vez que ocupara la presidencia, era gobernar en tanto promoviera la apertura de espacios para la participación ciudadana; y, sin embargo, las más de las veces ha burocratizado esos espacios, les ha dado un toque de paternalismo o de resolución desde arriba. Podemos decir que el PT en la presidencia no ha dado pauta para la construcción de capital social, si entendemos que

el objetivo del capital social es cómo transformar bienes intangibles (confianza recíproca) en bienes tangibles (políticas públicas). [...] el capital social se inserta en una serie de esfuerzos [...] para tratar de viabilizar una participación más calificada y colectiva por parte de los ciudadanos. [La] organización ciudadana [crea] una capacidad de esa sociedad en generar redes sociales [...] que actúan en el sentido de promover la acción colectiva. (Baquero: 2003,160).

Armando Boito Jr. Indica que la situación es más compleja puesto que el gobierno petista está inmerso en la era neoliberal. Desde su perspectiva, "sólo es correcto afirmar que Lula da continuidad a la política económica de Fernando Henrique Cardoso, si nos refiriéramos nada más a la política del segundo gobierno de FHC [...]" (2006,272). Pero, efectivamente, resulta una situación grave ya que se trata de hacer arreglos para que la gran burguesía de Brasil, se vincule a los intereses de la política hegemónica del capital financiero internacional. De esta manera, el neoliberalismo promueve la desregulación del trabajo, es decir, reduce los salarios y los gastos en derechos sociales (Boito: 2006,272273).

De acuerdo con Boito, el cambio de orientación del PT responde a un proceso histórico y no sólo a las políticas del gobierno petista; se trata de tendencias político-ideológicas en el seno de los movimientos populares que facilitan los hechos de cooptación (2006,281-282). Con la llegada de Lula a la presidencia de la república, "el nuevo sindicalismo cree haber llegado al poder o, por lo menos, estar participando de él, y espera del presidente sindicalista, no un rompimiento con el modelo capitalista neoliberal, sino un neoliberalismo con crecimiento económico y expansión del empleo" (Boito: 2006,282283).

Lo más escalofriante es que aquellos miembros de la clase trabajadora que dirigieron un movimiento social de gran trascendencia e impacto, ahora que están en el poder no procuran un bastimento de capital social. Se agudiza, de hecho, como años atrás, "la distancia entre las clases [... ] pero se crea la ilusión de que todos pueden disfrutar de la superioridad de la cultura dominante" (García Canclini: 1987,27). Pero esa es una crítica al capitalismo, ¿por qué debiera serlo a los gobiernos de izquierda de Nuestra América en este siglo XXI? ¿Será que no han transformado el sistema de fondo y deben gobernar dentro del capitalismo mismo? La respuesta es obvia, pero vale la reflexión sobre la acción de estos gobiernos en la consolidación de una hegemonía como instrumento para la reproducción social, como señala Antonio Gramsci, en la que la cultura adquiere un papel central (García Canclini: 1987,35-36)

Referencias biblio-hemerográficas

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• Baquero, Marcello, 2003, "Capital social y cultura política en Brasil: límites y posibilidades", América Latina hoy, núm. 33, Universidad de Salamanca, pp. 157-177.

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Recibido: 12 agosto 2010 Aceptado: 17 octubre 2010

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