Научная статья на тему 'EL SINDICALISMO COMBATIVO EN LA UNIóN OBRERA METALúRGICA VILLA CONSTITUCIóN Y EL DESAFíO DE SU REORGANIZACIóN EN EL RETORNO DE LA DEMOCRACIA'

EL SINDICALISMO COMBATIVO EN LA UNIóN OBRERA METALúRGICA VILLA CONSTITUCIóN Y EL DESAFíO DE SU REORGANIZACIóN EN EL RETORNO DE LA DEMOCRACIA Текст научной статьи по специальности «История и археология»

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SINDICALISMO COMBATIVO / UOM VILLA CONSTITUCIóN / RECUPERACIóN SINDICAL / RETORNO A LA DEMOCRACIA

Аннотация научной статьи по истории и археологии, автор научной работы — Prospitti Agustín

El objetivo principal del artículo es reconstruir el modo en que los líderes y activistas sindicales identificados con la combativa Lista Marrón de la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución (UOM V.C.) recuperaron el proyecto sindical de los años setenta durante el transcurso del gobierno alfonsinista. En este sentido, se analiza cuáles fueron los cambios en la participación política del gremio metalúrgico villense, y de sus dirigentes, en una coyuntura de reformulación de las identidades y prácticas políticas.

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Agustín Prospitti, El sindicalismo combativo en la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución y el desafío de su reorganización en el retorno de la democracia / The militant unionism in the Metal Workers Union Villa Constitution and the challenge of reorganization in the return of democracy, Revista Izquierdas, 24, julio 2015, IDEA-USACH, ISSN 0718-5049, pp. 82-107

El sindicalismo combativo en la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución y el desafío de su reorganización en el retorno de la

democracia

The militant unionism in the Metal Workers Union Villa Constitution and the challenge of reorganization in the return of democracy

, • • ** Agustín Prospitti

Resumen

El objetivo principal del artículo es reconstruir el modo en que los líderes y activistas sindicales identificados con la combativa Lista Marrón de la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución (UOM V.C.) recuperaron el proyecto sindical de los años setenta durante el transcurso del gobierno alfonsinista. En este sentido, se analiza cuáles fueron los cambios en la participación política del gremio metalúrgico villense, y de sus dirigentes, en una coyuntura de reformulación de las identidades y prácticas políticas.

Palabras claves: sindicalismo combativo - UOM Villa Constitución -recuperación sindical - retorno a la democracia

Abstract

The main aim of this article is to reconstruct the way in which the leaders and activists identified with the militant "Brown List" of Villa Constitución Labor Metallurgical Union (UOM V.C.) recovered the seventies' syndical project during the course of Alfonsin's government. Here, we analyze which were the changes in the political participation of Villa's metallurgical union and of its leaders, in a context of reformulation of identities and political practices.

Keywords: militant unionism - UOM Villa Constitución - syndical recovery - return to democracy

Una versión preliminar de este trabajo fue presentada como ponencia en el V Congreso Regional de Historia e Historiografía, Santa Fe, mayo de 2013, Universidad Nacional del Litoral. Facultad de Humanidades y Ciencias.

Argentino, Licenciado en Ciencia Política y Doctor en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario (UBR). Docente en la Facultad de Ciencia Política y RRII de la UNR y en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Becario Postdoctoral del CONICET en el ISHIR/CESOR. Virasoro 1031 3° piso. Rosario CP 2000. E-mail: [email protected]

Agustín Prospitti, El sindicalismo combativo en la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución y el desafío de su reorganización en el retorno de la democracia / The militant unionism in the Metal Workers Union Villa Constitution and the challenge of reorganization in the return of democracy, Revista Izquierdas, 24, julio 2015, IDEA-USACH, ISSN 0718-5049, pp. 82-107

Presentación

Desde los años '40 el movimiento obrero en la Argentina alcanzó un alto nivel de organización, homogeneidad y capacidad de negociación y lucha, tanto en el terreno social como en la arena política, que lo destacó a nivel latinoamericano, y su trayectoria repercutió aún más allá de las fronteras del continente.

Este papel protagónico del sindicalismo en la vida social, legado por el peronismo, y sus implicancias tanto en las relaciones capital-trabajo como en el sistema político, gestaron un actor con capacidad para discutir y conseguir permanentes mejoras en sus salarios y condiciones de trabajo, así como también lograría condicionar los ensayos posperonistas en tiempos de proscripción, y participar de la mesa de negociaciones políticas en las débiles experiencias democráticas a partir de 1958.

Dicho peso social puso en entredicho la reproducción capitalista, y su legitimación en un régimen político estable, al punto de generarse una crisis de hegemonía en la clase dominante.1 El intento más profundo y sistemático de su superación lo constituyó el proyecto refundacional que inspiró el Golpe de Estado de 1976.

Los objetivos de la empresa dictatorial protagonizada por las tres armas que constituían las Fuerzas Armadas Argentinas implicaban un corte quirúrgico con el pasado reciente, una eliminación lisa y llana de aquellos a quienes se responsabilizaba de subvertir el orden y amenazar a la nación, y una reforma económica profunda.2 En este esquema de catalogar a los culpables, el movimiento obrero y las juventudes militantes de los partidos revolucionarios fueron los principales apuntados, pero no los únicos.

En cuanto a la clase obrera, se perseguía su desmovilización, despolitización y fragmentación socio-espacial. Los argumentos apuntaban tanto al poder alcanzado por aquella, como a su importante politización; en particular con el desarrollo de una corriente combativa que a fines de los sesenta desarrolló una línea ideológica anti burocrática, anti

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patronal, anti imperialista, y en algunos casos anticapitalista. Ésta significaba un serio desafío para los intereses patronales y una amenaza velada hacia la propiedad privada de los medios de producción.

1 Para profundizar el análisis sobre el peso social adquirido por la clase obrera durante el peronismo, y su "herético impacto" para la reproducción del sistema capitalista ver Daniel James. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976. Buenos Aires: Siglo XXI. 2005. En referencia a la crisis de hegemonía o "empate hegemónico" entre 1955 y 1976 ver Juan Carlos Portantiero. "Economía y política en la crisis argentina (1958-1973)", en Waldo Ansaldi y José Luis Moreno Estado y sociedad en el pensamiento nacional. Antología conceptual para el análisis comparado. Buenos Aires: Cántaro. 1989. pp. 301 a 346.

2 Para una explicación exhaustiva de los objetivos del Proceso de Reorganización Nacional y de la metodología del Terrorismo de Estado ver Hugo Quiroga. El tiempo del 'Proceso'. Conflictos y coincidencias entre políticos y militares. 1976-1983. Rosario: HomoSapiens.2004.

3 Esta corriente, que encuentra sus raíces identitarias en la experiencia de la resistencia peronista y en los Programas de La Falda y Huerta Grande, cobró forma a partir de la experiencia de la CGT de los Argentinos en 1968 y germinó en el desarrollo de una línea de liberación nacional y otra clasista.

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Por ello el activismo gremial de izquierda, peronista y no peronista, fue identificado en los marcos de la Doctrina de la Seguridad Nacional con el enemigo interno a exterminar. La metodología aplicada consistió en intervenciones a los sindicatos, federaciones o seccionales, detenciones, asesinatos y desapariciones de obreros, activistas, delegados, miembros de comisiones internas y directivas.

En el plano del ataque a las bases organizativas del movimiento obrero el Proceso de Reorganización Nacional logró cumplir parcialmente uno de sus principales objetivos. El saldo de la aplicación de los métodos del Terrorismo de Estado fue una importante, aunque no total, desmovilización y un disciplinamiento por la pérdida de dirigentes y activistas sindicales, las caídas en los niveles de participación en los conflictos y el terror sembrado en las consecuencias de la represión.4

En este marco pocas experiencias de sindicalismo combativo iniciadas a fines de los sesenta o a comienzos de los setentas pudieron soportar el impacto de la represión y ser retomadas con el retorno de la democracia en el '83.

Para aquellos que pudieron sobrevivir a la dictadura procesista y buscaron retomar los proyectos sindicales a partir del triunfo de Alfonsín, los años ochenta presentaron grandes desafíos en sus prácticas sociopolíticas, fundamentalmente en la reconstrucción de la organización institucional y activista de los sindicatos que fueron duramente atacados y en la re discusión de sus clivajes ideológicos.

Con este panorama la pretensión principal de este artículo es reconstruir el modo en que los líderes y activistas sindicales identificados con la combativa Lista Marrón de la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución (UOM V.C.) recuperaron el proyecto sindical de los años setenta durante el transcurso del gobierno alfonsinista. Para ello se adopta como método de exposición un análisis de caso.

En este sentido, el trabajo busca explicar cuáles fueron los cambios en la participación política del gremio metalúrgico villense, y de sus dirigentes, en un tiempo histórico de reformulación de las identidades y prácticas políticas progresistas y de emergentes desafíos estructurales para la clase obrera. A tales efectos se recurre a una batería de fuentes, por una parte, escritas (mayoritariamente editas) constituidas por prensa periódica (nacional y local), publicaciones políticas y sindicales, y por otra parte, por una significativa presencia de entrevistas a dirigentes y militantes metalúrgicos. En este sentido es clave en el proceso investigativo no sólo la triangulación de las fuentes, sino también la reflexión sobre las distintas formas en que ambos tipos de fuentes se construyen e inciden en el análisis.

4 Héctor Palomino. "Los cambios en el mundo del trabajo y los dilemas sindicales" en Juan Suriano (Dir.) Dictadura y democracia (1976-2001). Buenos Aires: Sudamericana / Nueva Historia Argentina. 2005.

Agustín Prospitti, El sindicalismo combativo en la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución y el desafío de su reorganización en el retorno de la democracia / The militant unionism in the Metal Workers Union Villa Constitution and the challenge of reorganization in the return of democracy, Revista Izquierdas, 24, julio 2015, IDEA-USACH, ISSN 0718-5049, pp. 82-107

Los sueños no olvidados de la Marrón (resurgen en los escombros de la represión)

El 20 de marzo de 1975 se ejecutó una operación planificada de las fuerzas de seguridad interior del Estado sobre el cordón industrial localizado a la vera del río Paraná. Las autoridades nacionales buscaban desactivar un supuesto complot subversivo con epicentro en Villa Constitución. El operativo "serpiente roja del Paraná" buscaba paralizar la región que aún permanecían con un alto nivel de activismo gremial y político, a través del desplazamiento de las conducciones sindicales de los gremios mas importantes en la zona industrial comprendida entre Campana (al norte de la provincia de Buenos Aires) y la localidad de San Lorenzo (al norte de Rosario en la provincia de Santa Fe).5

Desde la expulsión de los dirigentes de la Lista Marrón de la conducción de la seccional metalúrgica villense en marzo del '75 se atacó, persiguió y asesinó no sólo a sus militantes sino también a su proyecto de democratización de las prácticas sindicales. La dictadura encabezada por Videla profundizó esas condiciones y rompió temporalmente el vínculo establecido entre esa vanguardia obrera y el pueblo local. Pero más allá de estas condiciones el ideario gremial construido en los primeros años setenta no sería abandonado.

En siete años de intervención de la seccional metalúrgica villense, las políticas represivas que afectaron a los trabajadores de la zona y el encarcelamiento de gran parte de la dirigencia sindical local no lograron impedir la reorganización del activismo gremial en los ámbitos fabriles de Villa Constitución, aunque dicha aspiración no se presentaba como una tarea fácil.

Aún en tiempos de los gobiernos de facto del Proceso esta dinámica reconstructiva comenzó a ponerse en marcha. En el plano nacional, en la primera huelga general de 1979 (organizada por la Comisión de los 25) se iniciaba una creciente manifestación de demandas obreras y un dialogo entre la jefatura sindical y las FFAA (representada en la Comisión Nacional de Trabajo), en un contexto general de clausura de la actividad político-sindical que siguió vigente hasta la asunción del presidente constitucional Raúl Alfonsín. La realidad socio-laboral de los trabajadores, de las comunidades vinculadas al mundo de la producción y a las áreas industriales estaba atravesada también por las consecuencias del plan económico neoliberal de Martínez de Hoz; según Julio Godio "Como consecuencia del programa económico neoliberal, la industria manufacturera fue seriamente afectada: el PBI

5 La intervención de la delegación metalúrgica villense permitió contener un amplio pliego de demandas provenientes desde las bases, facilitando la definición de las negociaciones en las convenciones colectivas de trabajo entre la cúpula sindical burocratizada y la patronal. Un desarrollo más amplio y pormenorizado de los hechos de 1975 son analizados en los siguientes trabajos: Bernardo Gallitelli, "La huelga de Villa Constitución"; En Ernesto Rodríguez y Oscar Videla (Comp.). El Villazo. La experiencia de una ciudad y su movimiento obrero. Tomo I, Rosario: Revista Historia Regional. 1999. Pág. 81-104; Andrea Andujar. "Combates y experiencias: las luchas obreras en Villa Constitución (1974-1975)" en Taller. Revista de Sociedad, Cultura y Política. Buenos Aires, Asociación de Estudios de cultura y sociedad, Vol. 3, N° 6. 1998; Agustín Prospitti. Los metalúrgicos de Villa Constitución: sindicalismo y política en los conflictivos años '70. Tesis de grado, inédito. Rosario. 2005.

Agustín Prospitti, El sindicalismo combativo en la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución y el desafío de su reorganización en el retorno de la democracia / The militant unionism in the Metal Workers Union Villa Constitution and the challenge of reorganization in the return of democracy, Revista Izquierdas, 24, julio 2015, IDEA-USACH, ISSN 0718-5049, pp. 82-107

industrial de 1983 era equivalente al 90% del similar de 1973; el volumen físico de la producción se contrajo entre 1976-1980 en un 10%; la cantidad de obreros ocupados en la industria se redujo en más de un tercio (34,3%); las horas-obrero trabajadas disminuyeron en 30,4%. Pero la productividad media de la mano de obra aumenta en un 37,6% entre los obreros ocupados, al tiempo que el salario real y el costo salarial disminuyen un 17,3% y 18,6%, respectivamente, lo cual indica una creciente apropiación del excedente por el sector empresarial, apropiación que se produce en condiciones de estancamiento del PBI, pero posible por la suspensión de las actividades sindicales".6

Este marco general caracterizado por la desindustrialización, la contracción de la economía nacional y el desempleo creciente, la prohibición de la actividad sindical y la más dura represión, era el telón de fondo sobre el que se inició el proceso de reactivación de la lucha gremial y de reorganización de la corriente combativa de Villa Constitución. Éste fue en sus comienzos clandestino, lento y gradual e implicó el engranaje, la articulación de varias circunstancias que fueron desarrollándose de manera paralela.

Ahora bien, un primer paso fue en el año '78, con la apertura de la posibilidad para algunos metalúrgicos presos de marchar al exterior. Los que iniciaron el camino al exilio asumieron con su partida el compromiso de denuncia y testimonio sobre los hechos y la historia reciente de la clase obrera villense. Entre algunos de ellos estaba Pascual D'Errico y Ángel Porcu, miembros de la Comisión Interna de Acindar; y Zenón Sánchez y Victorio Paulón del Comité de Lucha de marzo de 1975.

Las tareas desarrolladas en el exilio apuntaron a conseguir la solidaridad internacional de las centrales sindicales y organismos internacionales defensores de los derechos humanos, para lograr la libertad de los detenidos y denunciar los crímenes del Terrorismo de Estado en la Argentina. De este modo, se elevó un informe al Comité de Libertad Sindical que sesionó en la 64a. Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También se publicaron algunos trabajos que reunían los hechos y testimonios de violaciones a los derechos básicos denunciados, por ejemplo en Francia se publicó "Lettres d'Information" con prólogo de Victorio Paulón, un trabajo del historiador alemán Werner Wurtele y una publicación del Centro de Estudios y Documentación Latinoamericana de Ámsterdam realizado por Bernardo Gallitelli, ex delegado de la UOM San Nicolás y protagonista de la historia obrera de la zona.

Otro cause abierto hacia el reagrupamiento del activismo combativo se generó a partir de la libertad transitoria otorgada a varios de sus referentes, después de cumplir más de cinco o seis años de detención en distintas cárceles del país a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Entre ellos Alberto Piccinini, el líder sindical más reconocido de Villa Constitución desde las luchas obreras de comienzos de los setenta y por su (breve) cargo de Secretario General de la seccional UOM Villa Constitución, quien obtuvo su libertad definitiva en 1981 tras cinco años de cárcel y ocho meses de libertad vigilada.

6 Julio Godio. El movimiento obrero argentino (1955-1990). De la resistencia a la encrucijada menemista. Buenos Aires: Legasa. 1991.

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Piccinini, como los otros dirigentes de la Marrón que dejaban a sus espaldas la cárcel, sabía que su liberación estaba condicionada por una estricta vigilancia de organismos de inteligencia y su libertad era muy endeble, pero aún bajo esa presión fue paulatinamente reencontrándose con sus compañeros del sindicato. Como un modo de volver a conectarse con la vida gremial se iniciaron reuniones clandestinas, donde ex dirigentes sindicales, activistas, y algunos obreros de las fábricas locales dialogaban e intercambiaban visiones sobre la realidad laboral y sindical de la ciudad, en relación con el proceso interrumpido con la intervención a la UOM V.C. de marzo de 1975.

Por otra parte, debe agregarse al conjunto de hechos que tuvieron importancia en la posterior recuperación de la seccional, a manos de su última conducción electa en las urnas, el ingreso de una nueva generación de trabajadores a las plantas metalúrgicas de Villa Constitución con posterioridad a los despidos del '75. Piccinini calcula que entre el cincuenta y sesenta por ciento de la nueva masa proletaria había ingresado en la etapa del Proceso de Reorganización Nacional, en base a una estrategia patronal de recambio y depuración de personal, destacándose los (aproximadamente) 700 obreros empleados por

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Acindar con motivo de la inauguración de la Planta Integral en 1978.

Esta camada de metalúrgicos comenzó su rutina laboral experimentando los duros ritmos y condiciones laborales que se impusieron en la acería (a diferencia de otros sectores de la planta) de la empresa más importante de la región, las jornadas extendidas de trabajo que superaban largamente las ocho horas establecidas en los convenios colectivos y la rigidez de los controles "militarizados" al interior de las plantas.

Las patronales tenían la expectativa de que estos nuevos trabajadores no se politizaran. Pero, siguiendo sus lógicas expectativas de progreso económico, estos jóvenes trabajadores comenzaron a plantearse la necesidad de elevar a la patronal los reclamos por salarios, condiciones de trabajo, etc. Tales inquietudes de las nuevas cuadrillas metalúrgicas se fueron cruzando con la historia reciente del sindicato local y los novatos fueron incorporando de manera muy paulatina a través de la transmisión oral una historia de luchas y reivindicaciones, fueron descubriendo una cultura gremial de lucha en la UOM V.C., que se había interrumpido, soterrado, silenciado, con la intervención de la seccional y la dictadura pero que no había desaparecido.8

Algunos testimonios de trabajadores metalúrgicos que se incorporaron a la vida fabril en medio de la dictadura, y no habían vivido las luchas del primer quinquenio de los setenta, así lo manifiestan; en palabras de Eduardo: "Con respecto al problema de la recuperación del sindicato ahí tuvo mucho que ver toda la nueva vanguardia que empieza a surgir dentro de la fábrica".9 Jaime, otro asalariado de corta edad en los años del Proceso, describe la conjunción entre viejos y nuevos obreros en el mismo sentido: "cuando hablamos de dos corrientes: el activismo de los compañeros antiguos, ellos conocían por

7 Alberto Piccinini, en Mercedes Balech "La lucha por la democracia sindical en la UOM de Villa Constitución". Luchas obreras argentinas, año II N° 7. Buenos Aires: Experiencias. 1985.

8 Entrevista a Rubén Pereyra, Ex miembro de Comisión Interna de Acindar. Villa Constitución, 12/1/12.

9 En Balech, Op. Cit., 1985.

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haberlo vivido, lo del sindicato, y a partir de diciembre del '82 y posteriormente, comenzamos a juntarnos, o sea comienza una búsqueda, a pesar de la represión, del miedo, de todo lo demás [...] después de la derrota de Las Malvinas (sic), es decir hay hechos nacionales que nos van diciendo. todos vamos sintiendo que hay un poquito de mayor espacio para movernos".10

Ahora bien, el entretejido de hechos, movimientos y situaciones que marcaban la voluntad de retomar la actividad permanecía aún en un grupo cerrado, no había tomado estado público, hasta el 6 de diciembre de 1982. La decisión de retomar el proyecto inconcluso de autonomía y democratización para la UOM V.C. de los referentes de la Marrón, un conjunto de obreros jóvenes con inquietudes por la mejora de sus ingresos, y una dictadura en retirada tras la derrota de Malvinas fueron las circunstancias que se combinaron ese día de diciembre del '82, junto a un acontecimiento decisivo en esta reconstrucción histórica: el paro nacional convocado por la CGT Brasil y la CGT Azopardo que fue desconocido por la UOM V.C.

Ese día que adquirió una profunda densidad histórica por lo que estaba en juego, Alberto Piccinini y un puñado de sus viejos compañeros decidieron parar a los colectivos cargados de obreros en el ingreso a la planta de Acindar para arengarlos y convencerlos de la necesidad de adherirse a la jornada de protesta. A través de una asamblea se logró que los trabajadores no ingresaran a ocupar su puesto de trabajo y que se plegaran a la medida de fuerza decretada a nivel nacional.

Uno de los dirigentes de mayor trayectoria en la UOM V.C., Juan Actis, reconstruye aquella jornada que sería un punto de inflexión para la historia futura del sindicalismo en Villa Constitución: "El Grupo de los 25 convoca a un paro a nivel nacional [...] y Tito Martín [Dirigente ferroviario y referente del Partido Comunista en Villa Constitución] a la mañana temprano lo encuentra al Pichi [Piccinini] y dice, mira está convocado un paro nacional y es una vergüenza que en Villa los metalúrgicos estén trabajando. A todo esto la intervención que estaba en el sindicato había puesto un cartel que se trabajaba normalmente y que no se adherían al paro [.] Así que hicimos todos los preparativos [.] cinco éramos. Nos aparecimos una y media allá a la rotonda de [entrada a la portería de] Acindar, y en la medida en que iban viniendo los colectivos le íbamos haciendo señas que paren, nos subíamos arriba, los arengamos, pero con un cagazo bárbaro, que pasa si no nos dan bola, era el funeral nuestro".11

También Piccinini, principal protagonista de ese suceso hace hincapié en la peripecia y el arrojo de enfrentarse cara a cara con los trabajadores después de tantos años de cárcel y ausencia en la ciudad: "[...] entonces vamos, nos distribuimos y me pongo en el medio de la ruta por donde iban a pasar los compañeros. y ahí vienen los recuerdos. ahí me acordé del Gallego Soto porque en la Patagonia [Rebelde], en la película, cuando el Gallego vuelve después de un tiempo se pone a arengar a la gente y la gente le pasa al lado

10 Ibíd.

11 Entrevista a Juan Actis, Ex Secretario General UOM Villa Constitución y miembro de la Comisión Directiva de la Lista Marrón. Villa Constitución, 13/1/12.

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y no le da bolilla, no se acuerda más de él... entonces yo cuando me paré en la ruta donde iba a pasar el colectivo me pregunté qué va a pasar con la gente. habían pasado siete años. me van a dar pelota o me va a pasar lo mismo que el Gallego Soto. De alguna manera eso definió mi vida, y cuando me subo al primer colectivo y caras desconocidas todos los compañeros. y empiezo a arengar que como puede ser que los compañeros de Villa entren a laburar en un paro. y pasaron unos minutos y algunos compañeros viejos se levantaron, me abrazaron. y bue les dije bajen, bajen, discutan en asamblea a ver si van a entrar o no. Se bajó un colectivo, se bajó el segundo y cuando llegó la cana ya había dos colectivos abajo. cayeron dos móviles de la cana y quisieron llevarme preso y la gente no los dejó. te imaginas. para mí eso que significaba. a partir de ahí me di cuenta que yo no tenía lugar para el retroceso".12

En la jornada siguiente al paro, que fue finalmente cumplido, los dirigentes que reaparecieron en la escena pública organizaron un acto, con formato de asamblea, en una plaza pública muy próxima al local de la seccional metalúrgica al que concurrieron tres mil trabajadores para exigir la devolución del sindicato. Esta manifestación pública se constituyó en un paso clave para la recuperación de la lista Marrón, al retomar la práctica del vínculo con el espacio y con los pobladores de su comunidad. Allí florecía también el encuentro generacional entre las dos camadas de trabajadores que se fusionaron bajo un objetivo común, elegir sus representantes a través del voto. Para Actis este hecho en los más jóvenes tenía el mismo sentido que lo experimentado por su generación a comienzos de los setenta, la lucha por tener dirigentes genuinos y fieles representantes de los intereses proletarios.13

La respuesta afirmativa de una gran mayoría de los obreros que decidieron adherirse al paro nacional y acompañar el reclamo de normalización del sindicato fue también un acto de reafirmación del liderazgo de Alberto Piccinini sobre los obreros metalúrgicos villenses, tras su salida de la cárcel.

Por ello, este acontecimiento en las puertas de la principal fábrica de Villa Constitución tuvo características refundacionales para la lista Marrón, porque se comenzó a escribir un nuevo capítulo en la historia de las luchas de los metalúrgicos villenses, con la argamasa de la sangre joven, "viejos" trabajadores y la experiencia de una dirigencia que pese a sufrir la cárcel, el exilio, las detenciones y persecuciones no abandonó su lucha y sus ideales.

Este encuentro generacional y cultural formó parte del relato (y de la construcción mitológica subsiguiente)14 que acompañó la recuperación de la seccional y reafirmó un clivaje identitario en torno a la lista Marrón. Una publicación de la Agrupación Metalúrgica 6 de Diciembre -Lista Marrón titulada 25 Años de Lucha así lo rememora: "hay dos

12 Entrevista a Alberto Piccinini, Ex Secretario General de la UOM Villa Constitución por la Lista Marrón. Villa Constitución, 17/11/2005.

13 Entrevista a Juan Actis, Op. Cit., 13/1/12.

14 Estos rasgos mitológicos operaron en la formación de las memorias construidas posteriormente por los protagonistas de esta historia y tuvieron repercusión en la vida gremial local hasta el presente.

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historias que se encuentran. La de la marrón perseguida, reprimida, prohibida, y la realidad de siete años de represión y autoritarismo patronal sobre los trabajadores. Cuando seres humanos maduros, acostumbrados a soportar y callar quiebran la barrera del llanto es porque algo muy profundo se desgarra en su interior. Cuando los viejos compañeros del setenta se enteraron en los vestuarios que el Pichi estaba afuera haciendo una asamblea con el turno tarde para adherir al paro, muchos de ellos lloraban conmovidos. Los nuevos, invadidos por la curiosidad, querían conocer directamente lo que habían escuchado en voz baja en las horas de la comida".15

En este sentido, otro de los jóvenes que ingresó a Acindar en aquellos años de la última dictadura recrea un ejemplo de cómo se comenzó a gestar en lo cotidiano esta mixtura generacional, en el marco de la clandestinidad que obligaba la época: "después lo que comienza, posterior al 6 de Diciembre del '82, [son] las reuniones donde nos juntábamos a jugar al fútbol y en realidad nos juntábamos para discutir cuestiones de la fábrica".16 Este tipo de experiencias compartidas fueron importantes para transmitir la relación entre las luchas y los objetivos de la Marrón que quedaron incumplidos por la intervención de la Seccional y los problemas que vivían los obreros recientemente incorporados a las plantas metalúrgicas de la zona ante las duras condiciones de trabajo, la negativa que imponían las patronales a atender las demandas y la inacción de los interventores de la seccional.

Militares en retirada. Cambios en el escenario político nacional y local.

Los nuevos vientos de apertura y movilización que comenzaron a soplar en Villa Constitución, con la reaparición de la dirigencia sindical de los setenta en el espacio público, fueron coincidentes con el retorno de las expectativas de cambio en la población argentina, con la inevitable salida democrática y la sensación de la finalización del período más oscuro que, con el Proceso, había atravesado la Argentina.

Desde el fracaso castrense en la aventura bélica del Atlántico Sur hasta las elecciones del '83 la política como práctica colectiva y ciudadana vivió una etapa de reverdecer. Se multiplicó la participación y el compromiso con la reorganización de las estructuras partidarias y los espacios sociales y comunitarios más diversos, que se poblaban de renovada militancia, como los organismos de Derechos Humanos, centros de estudiantes, sindicatos, etc. Como afirma José Luis Romero "Durante ese año y medio, la sociedad argentina no sólo revivió y se expresó con amplitud sino que se ilusionó con las

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posibilidades de la recuperación democrática".

La juventud se vio especialmente movilizada por el entusiasmo en participar de la gesta de la recuperación de la democracia y en la tarea de desplazar a los militares del poder, incorporándose en gran número principalmente a los dos partidos más importantes

15 Publicación "25 Años de lucha. Agrupación Metalúrgica 6 de Diciembre Lista Marrón" s/f.

16 Entrevista a Aldo Strada, Ex delegado y miembro de Comisión Directiva UOM V.C. Rosario, 16/10/10.

17 José Luis Romero. Breve Historia de la Argentina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.2002.

Agustín Prospitti, El sindicalismo combativo en la Unión Obrera Metalúrgica Villa Constitución y el desafío de su reorganización en el retorno de la democracia / The militant unionism in the Metal Workers Union Villa Constitution and the challenge of reorganization in the return of democracy, Revista Izquierdas, 24, julio 2015, IDEA-USACH, ISSN 0718-5049, pp. 82-107

del país. Por un lado el peronismo que resurgía comandado por los cuadros partidarios y sindicales ligados a la última etapa del gobierno de Isabel. Y en la UCR se imponía, tras la muerte de Balbín, la corriente renovadora caracterizada por representar nuevas posturas al interior del partido, a través de las cuales se identificaron los jóvenes con la prédica denuncista y anti autoritaria de Raúl Alfonsín, en lo que se conocería en adelante como la primavera alfonsinista.

La clave del discurso de campaña de Alfonsín, que marcaría su decidido y tajante corte con el pasado reciente de la Argentina, fue la polémica denuncia sobre un presunto pacto sindical-militar. Esta estrategia implicó emparentar a la principal estructura de poder del peronismo, el sindicalismo, en una actitud de complicidad con los crímenes cometidos por las FFAA, en momentos en que algunos de los jefes sindicales negociaban con el gobierno castrense el retiro de los interventores de algunos sindicatos importantes y la prórroga de mandatos de las Comisiones Directivas previas a las intervenciones o el

nombramiento de comisiones normalizadoras a partir de la Ley laboral N° 22.105 dictada

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por el régimen militar.

El pacto de impunidad sobre los denominados excesos de la "guerra sucia", colocaba a los sindicatos en un incómodo vínculo con el pasado que se trataba de superar. A ello se sumaban los supuestos acercamientos de líderes partidarios del justicialismo con la jerarquía castrense en un diálogo que implicaría la búsqueda de una transición negociada, sin revisión ni juzgamiento de la actuación militar durante el Proceso.

La impronta de campaña del peronismo, aunque muchos no lo advirtieran en la efervescencia proselitista, ya preanunciaba sus dificultades para la contienda electoral. Siguiendo el análisis de Godio: "El peronismo, cuya fórmula encabezaba el Dr. Ítalo Luder, se presentaba frente al electorado sin ninguna imagen autocrítica superadora de los caóticos y tormentosos tiempos de Isabel Perón, dando la imagen a una parte de la población de ser la continuidad constitucional del mismo Proceso. El peronismo presenta una imagen autoritaria, exactamente lo que la mayoría de la población deseaba dejar atrás para siempre. La imagen de un peronismo que no estaba interesado en juzgar a las FFAA por el genocidio, y en cambio interesado en estructurar una nueva alianza entre el PJ y los militares, fue inteligentemente utilizada por Raúl Alfonsín".19

El último golpe de efecto del camino a la derrota en las urnas para el peronismo lo produjo el propio partido al cerrar su campaña electoral con la quema de un ataúd envuelto en la bandera radical por parte del sindicalista Herminio Iglesias, constituyéndose en un símbolo de la intolerancia autoritaria que la sociedad buscaba dejar atrás.

En su denuncia del pacto militar-sindical Alfonsín remarcaba las críticas a una tradición sindical que asociaba con el verticalismo, el privilegio de intereses corporativos y la sumisión de las herramientas gremiales del conjunto de los trabajadores a los objetivos

18 Ernesto Villanueva (coord.). Conflicto obrero. Transición política, conflictividad obrera y comportamiento sindical en la Argentina, 1984-1989. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.1994.

19 Godio, Op. Cit., 1991.

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de un partido político, que en parte habían provocado las recurrentes crisis políticas de la Argentina contemporánea.

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Este posicionamiento del líder radical, que planteaba la democratización de la vida sindical y la garantía del pluralismo en su armado, despertaba simpatías y generaba expectativas en aquellos referentes sindicales que desde la década del setenta venían cuestionando el estilo sindical peronista dominante, desde posturas anti burocráticas y democratizadoras de las estructuras de representación de los intereses obreros.

Sobre la base de la idea de la reconstrucción de la democracia, que era el eje del discurso alfonsinista, se hallaba el proyecto de profundizar su alcance más allá de las instituciones políticas, bajo la convicción de que para alcanzar los objetivos propuestos era necesario penetrar en el ámbito de las corporaciones. En particular con respecto a la estructura sindical propugnaba una "democratización sindical" para garantizar la convivencia democrática y ahuyentar definitivamente la cultura autoritaria de las relaciones sociales.

Este desafío a la estructura del poder sindical implicaba para el candidato radical la necesidad de establecer acuerdos y acercamientos con otras tendencias al interior del movimiento obrero que cuestionaran la concentración de poder y los vínculos de la jefatura sindical peronista con los militares y el Estado, y que pudieran constituirse en promotores de un nuevo ordenamiento sindical basado en el pluralismo, la democratización y apertura de los sindicatos en el país. Este proyecto de reordenamiento encontraba inspiración en el fracasado intento democratizador de la estructura sindical impuesto por el ex presidente Arturo Illia, que contó con un apoyo muy minoritario dentro de los ámbitos gremiales y resultó fuertemente rechazado por los sindicalistas afectados.

Para evitar este problema Alfonsín comenzó a estrechar vínculos con dirigentes opuestos a las 62 Organizaciones Peronistas e identificados con posturas independientes o alternativas a las dos líneas de la CGT. De allí provienen los diálogos y la ayuda brindada por el líder de la UCR a Piccinini y los referentes de la Marrón.

Tras su salida de la cárcel Piccinini retomó la actividad gremial pero tuvo que atravesar algunas dificultades en este camino del retorno al sindicalismo. Particularmente su afiliación como metalúrgico y su condición de obrero de Acindar, que fueron negadas tanto por la intervención del sindicato como por la empresa.

Es frente a estos problemas que Alfonsín le brindó ayuda a Piccinini para que pudiera reincorporarse legalmente a la UOM. Las gestiones del dirigente radical le permitieron incorporarse al líder metalúrgico como trabajador del taller Borrás-Alas ubicado en la localidad de Alcorta (incluida en el área de la Seccional UOM V.C.), cuyo propietario estaba vinculado con el radicalismo. De este modo el hombre más importante en el gremialismo de la última década en Villa Constitución pudo presionar a las autoridades de la UOM para ser reconocido como un miembro de la seccional en condiciones de presentarse a elecciones.

Otro desafío importante para recomponer la organización sindical era la pérdida de cuadros por las consecuencias de la dictadura y la falta de formación de los jóvenes

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obreros. Piccinini plantea el cuadro de situación: "Sigue de algún modo vigente la [Ley] 22.105 y hay un delegado cada cien trabajadores y no uno cada treinta, como dice el estatuto metalúrgico. Esto dificulta la tarea de representación sindical. Además, como durante tanto tiempo no hubo actividad sindical, la gente que entró a trabajar en los últimos años prácticamente no tiene experiencia gremial. A la vez que reorganizamos los cuadros de delegados y comisiones internas, debemos hacer una tarea de formación de compañeros, para que la experiencia anterior sirva a quienes se inician. Tenemos que reconocer que se ha golpeado muy duramente al movimiento obrero durante los últimos años y necesitamos un período de recuperación, de acumulación de fuerzas que haga posible esbozar un proyecto nuevo, de renovación, que nos permita jugar el papel que corresponde a la clase obrera".20

La reconstrucción de ámbitos organizadores para la normalización sindical

El clima de entusiasmo y movilización en torno al avance de la revitalización de la agrupación lista Marrón fue acompañado por la necesaria canalización institucional de la militancia gremial metalúrgica con la creación del Centro de Estudios de Formación Sindical (CEFS) en 1982. Este centro fue el primer espacio de organización y encuentro entre los obreros y activistas de Villa Constitución que buscaban retomar el proyecto sindical de los setenta. Los sucesos en torno a la huelga del 6 de diciembre del '82 aceleraron ese proceso organizativo en ciernes, en el camino hacia la recuperación sindical.

El CEFS tenía como objetivo crear un ámbito de formación y debate político-sindical, de estudio de las transformaciones realizadas durante el Proceso en el mundo

laboral y en su legislación. A su vez se buscaba abrir espacios para la preparación de los

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nuevos dirigentes sindicales y generar una apertura a la circulación de ideas y proyectos.

La formación de un dirigente gremial, la incorporación de un conjunto de competencias básicas sobre la dinámica de las luchas sociales y el arte de la negociación implican un proceso largo. El saldo trágico de la dictadura que había diezmado una generación de militantes sindicales y políticos demandaba la preparación y promoción de los jóvenes obreros y activistas que se sentían atraídos por la posibilidad de incorporarse a la lucha gremial, pero que carecían de experiencia sindical y política. En este sentido, la vieja dirigencia era consciente de la necesidad irreemplazable de esta formación para generar cuadros sindicales con capacidad de liderazgo en los conflictos, de toma de decisiones y de negociación con las patronales, que implicaba un proceso performativo.

Este desafío fue el asumido con la creación del centro de formación sindical, como lo explica Piccinini: "La represión de estos años nos ha dejado con una carencia muy grande de cuadros sindicales. Muchos han sido muertos, otros exiliados, otros desaparecidos, despedidos [.] Por lo tanto hay que recomponer esos cuadros. Por eso vimos la necesidad de crear una estructura, sin ningún sello partidario, en la que pudieran

20 Alberto Piccinini, en Revista Democracia Sindical, Junio de 1984.

21 Historia del CEFS. En http ://www. cefs.redcta. org. ar/article40.html

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confluir los compañeros que quisieran trabajar, al margen de sus ideas políticas, por la clase obrera. Es bien unitario y pluralista, no estamos con el sectarismo [...] El centro nace como

un proyecto para permitir a los trabajadores formarse, orientarse y adquirir conocimientos

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para defender mejor sus intereses".

El lanzamiento del CEFS fue impulsado por Alberto Piccinini, Juan Actis, Luis Segovia, Alberto O. González y acompañado por otros referentes sindicales nacionales de trayectoria como Alfredo Bravo, Raymundo Ongaro, etc.23

El CEFS fue la expresión institucional de la reorganización gremial de la Marrón y el símbolo de la perspectiva sociocultural que acompañaba tal aspiración. Se planteaba como indispensable para la lucha sindical la formación de los obreros y de los nuevos dirigentes en el conocimiento de los procesos de trabajo y su relación con el contexto histórico nacional y mundial, se trazaba una nueva relación entre la clase obrera y los intelectuales, y se establecía un nuevo vínculo con los partidos y sindicatos de orientación socialdemócrata, en sintonía ideológica con los tiempos de lucha por la recuperación democrática.

La capacitación a través de los cursos que se dictaban en el CEFS abordaba esta preocupación por una formación integral. Así lo expresa Piccinini: "Sirvió como una herramienta para capacitar, formar a los compañeros en el ambiente sindical, y también para organizar la recuperación de los sindicatos. Ese es el trabajo que hizo el CEFS: capacitar, formar a los compañeros, dar cursos para los delegados, para los compañeros nuevos [.] tratamos de compartir con los compañeros que veníamos de alguna experiencia sindical propiamente dicha. Hubo una etapa de bonanza en el CEFS, cuando había algunos recursos y había aportes, en la cual éste contaba con compañeros profesionales, economistas, abogados [...] Había varios niveles. Estaban los compañeros que tenían que aprender a ser delegados y los que tenían que estudiar algunas nociones básicas de economía. O sea que no solamente enseñamos a los compañeros como recuperar el sindicato, cómo tenía que moverse un delegado en la fábrica, en los lugares de trabajo, sino que también tratamos de dar cursos que fueran capacitando y formando a los compañeros más profundamente en nociones básicas de la economía, lo que pasaba con los sectores de la industria, de los servicios. O sea, una noción bien amplia para saber dónde estábamos parados. Es importante que un sindicato maneje lo que son los modelos económicos porque no puede salir a pelear contra una ley que lo perjudica si no se da cuenta, por el origen de esa ley, a que intereses beneficia, con quien tiene que pelear, quiénes son sus aliados,

22 Entrevista de Mona Moncalvillo a Alberto Piccinini, En Revista Humor, Buenos Aires, Agosto de 1983.

23 Ibíd. La comisión fundadora estaba integrada por Piccinini (metalúrgico), Actis (metalúrgico), Alí (gráfico), Segovia (metalúrgico), Bravo (docente), Aragón (metalúrgico), Campbell (viajante) y Ejea (carne). Este centro de formación y sus objetivos fueron tomados como ejemplo por otros sindicatos, y su trascendencia en el ámbito sindical implicó que el mismo fuera trasladado a Buenos Aires para permitir una mayor capacidad de aporte a la preparación de los nuevos cuadros sindicales y de reapertura a las discusiones sobre el modelo sindical dominante.

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quienes van a ser sus enemigos concretos. Por eso la cosa siempre termina politizándose, en el buen sentido de la palabra. Yo creo que es inevitable".24

Este espacio novedoso se transformó también en un ámbito de promoción de las discusiones que el sector opositor a la cúpula sindical peronista comenzaba nuevamente a plantear, en el contexto de la normalización de los sindicatos y de la actividad gremial, que abrió un marco formal para la crítica del modelo sindical. Como lo plantea Hernán Haríspe, otro protagonista de los primeros pasos del centro de formación "Había una idea de recuperar la Memoria, no perder el hilo conductor y construir un nuevo modelo sindical. Democrático. A eso ayudaban los cursos de formación. Los cursos sindicales en Villa eran quincenales o mensuales. En aquella época lo principal era la metodología de trabajo. Un curso sindical no se puede basar en la lectura de textos o simplemente en exposiciones de tipo estadísticas. En largas y complicadas letanías. Y había que basarse en la experiencia concreta, en la sabiduría de los propios trabajadores en su lugar de trabajo, que es siempre superior a la que cualquier 'profesor' puede transmitir. Y, naturalmente, a la mía. No se trataba de 'dar o bajar línea' [.] Lo nuestro era generalizar experiencias. Potenciarlas. La actividad consistía mucho más que volcar conocimientos en dar seguridad. Confianza en las propias fuerzas del compañero y en la acción colectiva".25

Con respecto a las características de los cursos, los mismos tenían una dinámica que partía de un fuerte contacto con la experiencia cotidiana de los trabajadores y desde allí se ampliaba la discusión incorporando elementos teóricos y cuestiones prácticas para comprender y aprehender la tarea de representación de los intereses obreros. Era una modalidad flexible, qué consistía en que los cursantes elegían los temas y el plan de cursos según sus necesidades y preocupaciones cotidianas, una de ellas "era la función del Delegado, de la [Comisión] Interna, sobre lo cual no hay bibliografía valedera. Ni ley. Otro el estudio del puesto de trabajo, del proceso de trabajo, los movimientos, las cadencias. Otro tema era la estructura productiva de la región industrial que va de Zárate a San Lorenzo, que era y es un mundo industrial aparte, que mira hacia el exterior. Con puertos. Otra Argentina. Otra clase obrera. Otra forma de negociar. Eran 'secretos' públicos, pero útiles para tener y juntar fuerzas. Otro curso era sobre la estructura sindical argentina, la historia obrera. Otros temas eran el papel esencial de la Mujer en las luchas obreras o el de la seguridad y la Higiene en el trabajo. También había cursos de que era Argentina, su historia social, las corporaciones. La Sociedad Rural, la UIA, la CGE, la Iglesia, las fuerzas armadas [.] Incorporamos el debate sobre Taylorismo, Fordismo, Toyotismo, que sirve hasta ahora. De esa conjunción de cursos, de la vida sindical, de la experiencia concreta de cada uno surgieron cuadros sindicales, delegados, dirigentes de la UOM, de otros sindicatos".26

24 Alberto Piccinini, en: Isabel Rauber. Profetas del cambio: CTA una experiencia de construcción de poder popular en Argentina. Cuba: Pasado y presente XXI. 1997.

25 Hernán Haríspe, en Jorge Winter. La clase trabajadora de Villa Constitución. Subjetividad, estrategias de resistencia y organización sindical. Buenos Aires: Reunir. 2010.

26 Ibid.

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Como se ha evidenciado, el CEFS fue un importante avance en el camino de la reorganización de la agrupación. Desde aquel mítico momento de reencuentro entre el puñado de líderes sindicales de los setenta y los obreros en actividad en la puerta de Acindar, a finales de diciembre del '82, los miembros de la Marrón comenzaron un trabajo de rearmado de la agrupación, de captación de activistas y simpatizantes que pudieran trasladar al conjunto de los trabajadores las propuestas e ideas con las que se acompañaba la firme decisión de luchar para recuperar la seccional metalúrgica.

El CEFS se transformó en el lugar de encuentro de esta nueva militancia gremial, que se fue organizando y formando durante el año ochenta y tres para la llegada de la nueva etapa democrática y para la tarea político-gremial que se desarrollaría a partir de entonces. También permitió un intercambio con las tradiciones intelectuales provenientes de los años setenta, que refuncionalizaron los contenidos de la tradición sindical y política combativa de la etapa previa, ante los cambios de época, en la argamasa que se gestaba en el contacto inter generacional.

El triunfo de Alfonsín en las elecciones de octubre del '83 y el retorno de la democracia hizo crecer la confianza de los metalúrgicos en la recuperación de una dirigencia honesta y representativa. El temor disminuía al mismo tiempo que aumentaban las protestas públicas y los pedidos de normalización de los sindicatos y seccionales intervenidas.

El 10 de diciembre de 1983 asumió el electo presidente Raúl Alfonsín. Los dirigentes de la Marrón aprovecharon el nuevo contexto y retornaron a la tradicional práctica de convocatoria a asambleas abiertas y a marchas hacia el sindicato local de la UOM en reclamo de la restitución de la seccional a las últimas autoridades electas en el año 1974.

Alberto Piccinini describe detalladamente los detalles de la movilización en pos de la recuperación de la seccional: "nosotros habíamos previsto que a partir del 12 de diciembre, o sea el lunes siguiente de la toma del nuevo gobierno, las condiciones se iban a empezar a dar y fuimos con un grupo de compañeros despedidos; cerca de 200 compañeros a las puertas de fábrica a traer un petitorio a la empresa, solicitando la reincorporación y también aprovechamos el momento, el horario -que lo hicimos ex profeso- para juntarnos con los compañeros que salían y realizar una asamblea ahí nomás, en la puerta y proponer a los compañeros que teníamos que luchar por la reincorporación de los cesantes y además por la recuperación de nuestro sindicato. Volvimos a hacer otra asamblea y a la segunda asamblea vinimos hasta el sindicato a decirles a los interventores que queríamos la devolución del sindicato. Por supuesto que no nos atendieron, o sea, recibieron nuestro pedido pero no nos dieron ninguna satisfacción y cursamos algunas notas a la UOM Nacional. Tampoco tuvimos respuesta y por lo tanto realizamos dos asambleas más y en la última, vinimos con los compañeros frente al sindicato, trajimos una escribana y se obligó a los interventores a renunciar [...] También logramos mediante esa movilización que se

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acordara un método poco usual, diríamos inédito, en la elección de los normalizadores, ya que nuestra elección fue hecha a través del voto secreto y directo".27

La recuperación de la iniciativa gremial y el importante apoyo de los trabajadores a los referentes de la Marrón fueron reafirmando su influencia sobre la clase obrera a nivel local y regional. El camino de la normalización fue garantizado por el nuevo gobierno radical y las autoridades nacionales del sindicato metalúrgico, restando el veredicto de los comicios en la seccional metalúrgica como instancia fundamental ratificadora del apoyo obrero a la lista Marrón.

En la elección de enero de 1984 para constituir la comisión normalizadora, la Agrupación Metalúrgica 6 de Diciembre -Lista Marrón llevaba como candidatos a: Alberto Piccinini - Delegado normalizador (Borrás-Alas), Elvio Nardoni - Secretario de Organización (Metcon), Mario Aragón - Secretario administrativo (Borrás-Alas), Luis Lascano - Secretario de asistencia social (Acindar).

Con la votación de 4.250 afiliados metalúrgicos a la UOM V.C., los días 16, 17 y 18 de enero se realizaron los comicios que arrojaron para la lista Marrón un triunfo por el ochenta y cuatro por ciento de los sufragios. El resultado en números refleja esta amplia diferencia, 3.605 votos fueron para la Marrón, 618 votos para la Lista Amarilla

(identificada con la intervención y el Secretariado Nacional de la UOM) y 26 votos

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resultaron impugnados.

Esta victoria en las urnas ratificó el apoyo masivo que recibía la Marrón entre la comunidad metalúrgica de Villa Constitución. También implicó la posibilidad de participación gremial para ese nuevo grupo de jóvenes trabajadores que se habían incorporado a la actividad metalúrgica con posterioridad a las luchas de los setenta.

La era democrática. Las reglas de la política en revisión

El proceso de recuperación democrática promovió un profundo debate sobre las concepciones y prácticas de los actores políticos y sociales que estuvo permeado por un nuevo clima de ideas que adjudicaba a la experiencia política previa al quiebre institucional la agitación de las pasiones, el mesianismo y las utopías redentoras postuladas en los grandes relatos. Tras ese diagnóstico, se estableció en el imaginario colectivo la necesidad de "aliviar la política de los compromisos ético-religiosos, origen de la anterior intransigencia y de expectativas desmesuradas", se buscaba "descargar" la sobrecargada

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política democrática. Dicha postura hacia los '80s se transformó en hegemónica en el Cono Sur, sobre la base de una vuelta a la política democrática entendida en un sentido minimalista, institucionalista y procedimentalista.

27 Alberto Piccinini, en Balech, Op. Cit., 1985.

28 Winter, Op. Cit., 2010.

29 Norbert Lechner. "La democratización en el contexto de una cultura posmoderna", incluido en Norbert Lechner. Cultura política y democratización. Buenos Aires: Humanitas. 1987.

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Esta impronta no sería ajena a la experiencia de reconstitución del sistema democrático que iniciara Raúl Alfonsín en 1983. El líder de la UCR, quien se asumía como el mejor prospecto para instaurar una democracia genuina resguardada de las desmesuras y disputas del pasado, debía afrontar un conjunto de problemáticas económicas y sociales en gran medida heredadas del Proceso y a la vez garantizar el funcionamiento del nuevo régimen de gobierno. Sus discursos de campaña enfatizaban la denuncia a los actores corporativos dominantes (militares y sindicalistas) como los responsables de la debacle nacional y al mismo tiempo incitaba a los argentinos, en su condición de ciudadanos -en términos de individuos, no ya de pueblo-, a reconstruir el poder civil.

La estabilidad y el crecimiento económico, por un lado, y la normalización de los vínculos con las Fuerzas Armadas, por el otro, aparecían como los desafíos cruciales para

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viabilizar la democracia renaciente. A ello se sumaría la performance electoral, dada la centralidad y el peso otorgado a las instituciones tradicionales como el parlamento y el sistema de partidos, transformándose en ámbitos decisorios claves en esta nueva etapa política.

Frente a estos retos Alfonsín se vio sometido a una fuerte tensión con actores sociales y políticos. En primer lugar ante los desafíos militares al orden constitucional, en segundo término por la puja distributiva entre empresarios y sindicatos en un marco de crisis económica. Y como tercera cuestión de peso se presentaba la necesidad de acumulación de fuerza propia en el Poder Legislativo y la construcción de un vínculo sistémico con la oposición.

Las respuestas a esa agenda política del partido gobernante terminarían con la sanción de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, luego de los episodios del levantamiento cara pintada de la Semana Santa del '87, que cerrarían el ciclo de condena a los responsables del Terrorismo de Estado, provocando una pérdida de confianza en la figura presidencial y una crisis de gobernabilidad.

A su vez, tras el naufragio del proyecto de Ley Mucci de reordenamiento sindical, cedería ante las presiones sindicales por aumentos salariales y el mantenimiento de sus espacios de poder (Obras Sociales, Ley de Asociaciones Profesionales). Tampoco lograría cerrar un acuerdo con el sector empresario que evitara el aumento de precios, marcando la imposibilidad de controlar las principales variables económicas.

Y junto a estos reveses con los actores sociales perdería en las urnas en reiteradas oportunidades frente a su histórico rival ('87 y '89), condicionando el accionar de un ejecutivo que rehusó en gran medida del uso de los mecanismos presidenciales (como los decretos de necesidad y urgencia, etc.) en pos de afianzar la legitimidad de las decisiones políticas y fortalecer el sistema democrático.

30 Mark Jones. "Una evaluación de la democracia presidencialista argentina: 1983-1995", en Scout Mainwaring, y M. S. Shugart (eds). Presidencialismo y democracia en América Latina. Buenos Aires: Paidós. 2002. p. 214.

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Ahora bien, pese a las dificultades atravesadas por el radicalismo en su gestión de gobierno se establecieron los puntales básicos del sistema político que permitieron alcanzar un piso de estabilidad institucional con el recambio de autoridades electas en todo el país.

Este logro se recuesta en una serie de objetivos alcanzados que refuerzan y complementan el carácter fuertemente presidencialista de nuestra constitución nacional y de nuestra tradición institucional, "que permitieron enfrentar y resolver graves crisis en términos de políticas". Ellos son, la afirmación de un sistema bipartidista (dos partidos dominantes) que otorgaba un fuerte respaldo del Parlamento al ejecutivo, un grado elevado de disciplina partidaria y paralelamente espacio para la disidencia y autonomía opositora

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garantizada en las instancias federales establecidas en nuestra Constitución.

La contracara de estos avances institucionales fueron los intentos de fortalecer la instancia decisionista del ejecutivo para garantizar la gobernabilidad, que despuntarían con Alfonsín y se agravarían a partir de 1989 en la presidencia de Menem, a partir de la pérdida de poder y autonomía de las provincias y la subordinación y dependencia de los poderes judicial y legislativo al mandato imperativo del poder ejecutivo.32

Cambios en la relación Estado-Sindicatos con el radicalismo en el gobierno

Desde la campaña electoral que llevó al líder radical a ocupar la primera magistratura del país ya se habían jugado las cartas del tipo de relación que el radicalismo planteaba hacia la columna vertebral del peronismo, los sindicatos y sus dirigentes más encumbrados. La eliminación o disminución del poder corporativo de los gremios a partir de inyectarles nuevas conductas con el suero del pluralismo y la democratización de las estructuras organizativas.

Por su parte los sindicalistas concentraron sus esfuerzos en volver a tomar posesión de los gremios y sostener las posiciones logradas. Buscarían también revertir el corpus legal regresivo implantado por el Proceso, reinstaurando la negociación a partir de convenios colectivos por rama de actividad y la gestión de las obras sociales.33

Este horizonte de agendas de actuación y expectativas tan diferenciadas demarcaba las tensiones que recorrerían la relación Estado-sindicatos durante la presidencia de Raúl Alfonsín. El fracaso de una norma que reordenara el funcionamiento y la vida interna sindical (proyecto de ley Mucci) obligó al líder radical a asumir una postura de negociación y cuasi resignación frente al poder gremial.

Los cambios estructurales que había sufrido la economía nacional en el transcurso de la última dictadura, los condicionamientos a la misma que generaba la deuda externa y la inflación, chocaban contra la pretensión de los asalariados de recuperar su poder adquisitivo. De todos modos las luchas salariales marcaron la segunda etapa de conflictividad entre los sindicatos y el gobierno. En agosto de 1984 se llevaba a cabo el

31 Jones, Op. Cit., 2002. p. 215.

32 Ídem. p.216.

33 Palomino, Op. Cit., 2005.

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primer paro general convocado por la CGT y se comenzaba a perfilar en su conducción el dirigente cervecero Saúl Ubaldini.

El gobierno buscó infructuosamente en reiteradas oportunidades el camino de la concertación, pero el diálogo no lograría evitar la movilización y la reiteración de los paros generales de actividades que tanto impactaban en la actividad económica y en la legitimidad política del gobierno. En el otro lado del mostrador la cúpula cegetista orientada por Lorenzo Miguel volvía a poner en práctica la añeja pero efectiva táctica vandorista, golpear y negociar. Así, nuevamente utilizaba su capacidad de presión controlando las características de las convocatorias y la frecuencia de la movilización obrera y presionando al gobierno radical con mayor intensidad que a los propios patrones, al extremo de coincidir empresarios y sindicalistas en algunas coyunturas en reclamos conjuntos al Estado por diferencias con el rumbo económico del país.

Otro factor que incidió en las estrategias sindicales peronistas del período fue el doble juego nuevamente asumido por estos, tanto en la representación de los intereses sectoriales de los trabajadores como en la encarnación simbólica del partido peronista. Por ello, la relación con el oficialismo también atravesó los vaivenes de las coyunturas electorales y provocó alejamientos y manifestaciones más duras en épocas cercanas a las convocatorias a las urnas.

La dirigencia metalúrgica villense entre lo gremial y lo político: el autonomismo y sus tensiones

Para tener una mirada precisa de los posicionamientos estratégicos y discursos ideológicos asumidos por los dirigentes de la Marrón a comienzos de los '80 es necesario plantearse cuales fueron los principios organizativos y cosmovisiones que se recuperaron del pasado y como se vincularon con la nueva realidad política y el recambio generacional de obreros que tuvo lugar en las fábricas de Villa Constitución.

El hecho de que la reconstitución del proyecto de la Marrón haya sido impulsada por un grupo chico pero muy simbólico de las luchas del setenta, encabezados por Alberto Piccinini, marca la continuidad de las aspiraciones de consolidar una práctica gremial bajo los principios del pluralismo, la democracia sindical, el anti burocratismo, la honestidad de los dirigentes, y la confrontación del modelo sindical dominante.

Estos principios rectores del proyecto inconcluso de los setenta estaban caracterizados en general por una fuerte impronta de autonomía sindical para ser ejercidos. Ahora bien, como les sucediera a los dirigentes cegetistas a principios de los años '40 en tiempos de la aparición de Perón en la escena nacional y de fuertes tensiones en relación con un apoyo político explícito a su figura a expensas de la autonomía, para los dirigentes de la Marrón el cambio de coyuntura implicaba tomar posición en la disputa política nacional y complejizaba el sostenimiento de una postura independiente a ultranza. La relación con las bases, en su mayoría políticamente identificadas con el peronismo, también promovería discusiones en torno a los posicionamientos de la agrupación.

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La adopción de ciertas posturas más cercanas o distantes con el alfonsinismo marcarían desde el comienzo las discusiones al interior de la Marrón y la readecuación de los postulados combativos, anti burocráticos y anti gubernamentales a la nueva coyuntura política marcada por el retorno de la democracia y la pérdida de poder global de la clase obrera.

Como fuera mencionado anteriormente Alfonsín depositó en la UOM V.C. la expectativa de contar con un aliado táctico para su proyecto de reordenamiento sindical y en su lucha para disminuir el peso de la jefatura sindical peronista. No sólo brindó ayuda a Piccinini para que pudiera ser reconocido como metalúrgico sino que visitó personalmente al gremialista en Villa Constitución34 y le abrió las puertas a los espacios sindicales que el radicalismo venía fomentando para confluir con la rama sindical de tradición independiente y opositora al modelo gremial hegemónico. También Piccinini manifiesta haber recibido propuestas de candidaturas y cargos del radicalismo, y también de la izquierda.35

Frente a estas iniciativas auspiciadas desde el radicalismo como el Movimiento de Renovación Sindical, con preceptos cercanos a los esbozados por la Marrón, Piccinini se mantuvo expectante sin descartar de plano su participación pero priorizando la recuperación de la seccional metalúrgica villense. El mismo Piccinini reconoció conversaciones con ese sector impulsado por "Antonio Mucci (futuro ministro de trabajo de Alfonsín) del gremio gráfico, Yasiuc (sic) de los ferroviarios y Fernández de Gas del Estado (sic)", y si bien afirmó en una entrevista "tenemos coincidencias en cuanto a la democratización de los sindicatos [...] los que lo impulsan quieren crear una corriente pluralista, democrática, e independiente de cualquier partido político", también remarcó "Yo no formo parte de ese movimiento".36

Finalmente la seccional metalúrgica de Villa Constitución participaría del armado de un bloque o espacio sindical de dirigentes asociados con la tendencia combativa al interior del movimiento obrero denominado Encuentro de Trabajadores Argentinos (ENTRA), junto a Julio Guillán de FOETRA y Francisco "Barba" Gutiérrez de la UOM Quilmes.

Este reposicionamiento en el escenario sindical argentino de la Marrón fue afirmado tras la victoria definitiva en las urnas en noviembre de 1984 por el 88% de los votos, 4.144 para la Lista Marrón y 529 para la Lista Azul y Blanca identificada con las 62

37

Organizaciones (dirigidas entonces por Lorenzo Miguel) , con un porcentaje de participación en los comicios superior al 90%. Este triunfo confirmó la conducción de la Agrupación 6 de Diciembre Lista Marrón sobre la seccional UOM V.C.

34 Entrevista a Alberto Piccinini, Op. Cit., 17/11/2005.

35 Página 12, Buenos Aires, 5 de Abril de 1988.

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36 Entrevista de Mona Moncalvillo a Alberto Piccinini, Op. Cit.

37 Revista Democracia Sindical. Bs. As. Junio de 1984.

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La lista Marrón, que ganó tras un compás de nueve años de ausencias de elecciones sindicales, estuvo conformada por activistas y dirigentes muy ligados a su referente más

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importante, Alberto Piccinini.38

Con la Seccional normalizada definitivamente y los liderazgos legitimados comenzó para la regional metalúrgica una nueva etapa de fortalecimiento de la organización interna y de vinculación político-gremial hacia afuera del ámbito villense. En esa línea Victorio Paulón manifiesta que "la UOM de Villa [Constitución] transita los ochenta con una fuerte impronta de rescate de la memoria de los Derechos Humanos, de conocer lo que había pasado, de la CONADEP. Un fuerte compromiso con la democracia. En ese momento Villa fue muy protagonista cuando fueron los levantamientos carapintadas, por ejemplo un par de

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vigilias que se hicieron en la plaza durante toda la noche, en los momentos más críticos".

En el plano sindical, a la ya mencionada participación en el ENTRA se agregó también la estrategia replicada de los setenta de trabajar en constituir un nucleamiento gremial fuerte en la región. Como describe Paulón la UOM V.C. "Se empieza a integrar al movimiento [...] al conjunto del movimiento sindical a partir de la experiencia de la CGT Regional. En la etapa de [Saúl] Ubaldini existían los plenarios nacionales de la CGT, pero existían los plenarios regionales donde participaban los delegados de base, los sindicatos locales. Y ahí empieza una experiencia donde nos empezamos a encontrar con otras experiencias de renovación sindical que se habían dado a la salida de la dictadura, en un momento de relativa fragilidad del aparato burocrático. Para darte una idea, en las elecciones de la UOM del '84 hubo nueve seccionales que estaban fuera de la órbita del esquema de Lorenzo Miguel".40

Las formas de organización y praxis gremial en la recuperada seccional UOM de Villa Constitución fueron una continuación de las experiencias de organización esbozadas en los setenta y se plasmaron en la institucionalización de una práctica gremial democrática, a partir del principio de la unidad obrera y de la participación colectiva. De este modo la asamblea se convirtió en el órgano decisorio principal y el sindicato local era la instancia organizativa fundamental desde donde se estructuraba la representación de clase. Este proceso al interior de la seccional no estuvo exento de tensiones internas y disputas por lógicas y formas de desempeñar la representación del mandato del conjunto de los obreros de las plantas metalúrgicas de Villa Constitución.

38 La misma estaba integrada de la siguiente forma: Secretario General - Alberto Piccinini; Secretario Adjunto - Mario Aragón; Secretario de Organización - Elvio Nardoni; Secretario de Administración - Luis Lascano; Tesorero - Luis Ramírez; Pro tesorero - Victorio Paulón; Secretario de Actas - Jorge Galdo; Secretario de Acción Social - Pedro Parada; Secretario de Prensa y Cultura - Dante Manzano. La nómina se completaba con los Vocales: 1° Miguel Lezcano; 2° Carlos Vázquez; 3° Benito Ojeda; 4° Érico Schneider; 5° Raúl Alomar; 6° Carlos Cabrera; 7° Walter Contreras; 8° Obdulio Ríos; 9° José Alba Fernández. Electores Nacionales Titulares: Ramón Córdoba, Julio Zapata y Héctor Totro. Electores Nacionales Suplentes: Salvador Metz, Francisco Fernández y Santos Reche.

39 Entrevista a Victorio Paulón, Ex Secretario General UOM V.C. y miembro del Comité de Lucha de 1975. Villa Constitución, 11/03/11.

40 Ibíd.

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Si bien la unidad en la acción reivindicativa cohesionaba al activismo al interior de la Marrón, la existencia de diferentes identidades políticas y generacionales se manifestaron en la dinámica interna de coexistencia de esas heterogeneidades. Cuestiones como los posicionamientos políticos clásicos del tipo peronismo-anti peronismo que regían los debates obreros desde mediados de siglo reaparecieron en las discusiones al interior de la clase obrera metalúrgica villense. Las posiciones del sindicato local frente al gobierno de Alfonsín y a las estrategias gremiales del titular de la CGT Saúl Ubaldini eran materia constante de disputas sobre los posicionamientos de la seccional.

Estas diferencias políticas existentes tensionaron el proceso de participación interno. Así por ejemplo, los obreros del sector acería de Acindar reclamaron a la Comisión Directiva de la UOM V.C. encabezada por Piccinini que la elección de la Comisión Interna de la fábrica se realizara a través del voto directo, y no a criterio único del Secretario General. No obstante, las asambleas continuaron siendo el marco de estas discusiones internas. En una de ellas se produce "[...] la ruptura con la Marrón de un grupo que era noventa por ciento de la acería rompe con Piccinini, por alguna cuestión generacional, indudablemente éramos todos muy jóvenes, estamos hablando de 1984-86".41

Otro factor de discusión al interior de la Marrón fue la postura de la seccional frente a las medidas de fuerza convocadas por la CGT. Así lo manifiesta el por entonces joven activista metalúrgico: "nosotros discutíamos mucho cuando comienzan los paros de Ubaldini en contra de Alfonsín. En dos oportunidades no se moviliza a Buenos Aires, la UOM no moviliza y nosotros decíamos, no, hay que ir a Buenos Aires, hay que ir [.] y ahí

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empieza toda una discusión de peronismo-anti peronismo adentro del sindicato".

De esta ruptura interna surgió un nuevo agrupamiento de obreros de identidad peronista y sintonía política con el liderazgo sindical nacional de Saúl Ubaldini. Se armó así la Lista Verde, con un fuerte componente del sector acería de Acindar, que competía electoralmente con el sector de Piccinini y disputaba la influencia de éste sobre el Cuerpo de Delegados.

Uno de los dirigentes de la generación joven e integrante de esa nueva lista vinculada a la renovación peronista, Aldo Strada, plantea que la conformación de una línea opositora al oficialismo surgió del cuerpo de delegados del sector acería "que entró rápidamente en contradicción con la dirección del sindicato. Ese proceso después tiene otra expresión que son las elecciones en el '88 donde se elige la nueva Comisión Directiva, nosotros armamos otra lista, la Lista Verde donde participan estos compañeros que venían del peronismo".43

En ese contexto, influye sobre las elecciones de la seccional local el fuerte impulso que había adquirido la renovación al interior del peronismo y genera una ruptura transitoria al interior de la Marrón. Siguiendo a Strada: "La Lista Verde se forma [...] en el '87. Porque en realidad se rompe parte de la Comisión Directiva, o sea, ahí lo que yo te decía, o

41 Entrevista a Aldo Strada, Op. Cit., 16/10/10.

42 Ibíd.

43 Ibíd.

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sea, Luisito Ramírez y varios compañeros más que eran de la Comisión Directiva, que venían del peronismo, que eran peronistas, que habían armado una agrupación peronista también, porque ellos también estaban en el proceso de renovación partidaria. Inclusive te digo más, Luisito llega a ser el presidente del PJ [Partido Justicialista] en Villa [.] la Lista Verde se arma con un núcleo que tenía que ver fundamentalmente con sectores del peronismo y sectores independientes y quedan al costado los compañeros que habían transitado parte de nuestro camino, que venían del socialismo y la izquierda y todo lo demás. Tampoco integraron la Lista Marrón porque ellos habían discutido junto con nosotros, pero terminaron apoyando y votando a la Lista Marrón".44

El proceso de competencia interna entre las dos líneas de acción sindical identificadas con las consignas anti burocráticas y democratizadoras duraría hasta el inicio de los fuertes conflictos con la patronal por la introducción de los nuevos métodos de trabajo. Las luchas que se desarrollaron a principios de los noventa por resistir la imposición de la flexibilidad laboral unificaron nuevamente a los activistas de la seccional bajo la referencia de la agrupación 6 de Diciembre-Lista Marrón.

Reflexiones finales

A partir de lo analizado pudimos observar que a mediados de los años setenta la represión adquirió en la Argentina una centralidad excluyente como modo de resolver los conflictos y las tensiones sociales. Ello impactó particularmente en el mundo de los trabajadores ya que como resultado de la represión descargada contra la clase obrera provocó un cambio en la situación global de la misma, es decir una pérdida de su capacidad de discutir las condiciones de las relaciones capitalistas y de participar en la arena política.

Este legado, que dejó su huella en Villa Constitución, implicó una gran dificultad para la recuperación de la lucha gremial en la transición hacia la democracia de los años ochenta. No obstante, pese a la cárcel, a la persecución y a las víctimas de la represión, los sueños incumplidos de la vanguardia obrera villense reaparecieron entre los escombros del régimen militar implosionado tras la Guerra de Malvinas.

El proceso de recuperación del proyecto de democratización sindical de los líderes y activistas de la Agrupación lista Marrón, que comenzó durante el ocaso de la dictadura, fue clandestino, lento y capilar. Una combinación de factores voluntarios e involuntarios, entre los que marcamos el exilio de algunos dirigentes a los que se les concedió esa posibilidad y su tarea de denuncia en el exterior, la libertad de los dirigentes sindicales presos y su retorno a la militancia gremial, la renovación generacional de los obreros que trabajaban en las plantas metalúrgicas villenses, y otros hechos de la coyuntura política nacional, generaron las condiciones para que aquellos decidieran retomar las banderas de un sindicalismo combativo.

44 Ibíd.

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La lucha por reconquistar el sindicato estuvo también atravesada por el encuentro de dos generaciones, los viejos referentes setentistas que protagonizaron los conflictos sindicales del primer quinquenio de los '70 y los nuevos activistas que ingresaron en la fábrica en tiempos dictatoriales y comenzaron a familiarizarse, por la transmisión oral y las reuniones clandestinas, con la historia de luchas y los proyectos de la generación anterior.

En este proceso de vinculación de los intereses y aspiraciones, de los valores e ideales de dos generaciones paridas en momentos históricos muy divergentes, fue fundamental el rol cobrado como ámbito de encuentro por el CEFS, que aportó de manera significativa tanto en la reorganización de la militancia gremial, como en la formación de los nuevos cuadros sindicales -tanto en lo referente al ámbito gremial como a conocimientos sociopolíticos más generales- que se sumaron a participar en la actividad sindical al calor del clima de la primavera alfonsinista.

Por otra parte, en relación con los cambios en la participación política del gremio metalúrgico villense, y de sus dirigentes, en un tiempo histórico de reformulación de las identidades y prácticas políticas, los postulados gremiales de la agrupación sindical se mantuvieron inalterados aunque las estrategias para alcanzarlos fueron variando, de posturas radicalizadas a posiciones más reformistas, dado el clima defensivo de los ochenta y la influencia de la ideología socialdemócrata que fue asumida por los líderes históricos de Villa Constitución.

Estas nuevas tramas identitarias incorporadas por aquellos estuvieron atravesadas por las discusiones con las nuevas camadas sobre la actuación sindical y política del gremio a partir de la clásica disputa peronismo-anti peronismo, que se reprodujeron en las controversias al interior de la Marrón y marcaron diferencias tanto generacionales como políticas, que llevaron a una ruptura transitoria de la agrupación sindical.

Más allá de estas divisiones internas, el amplio triunfo (71% de votos) en las elecciones de la Seccional UOM V.C. de 1988, tuvo una importancia especial porque significó la consolidación del proceso abierto con la reorganización de la Marrón a comienzos de los años ochenta, en plena dictadura.

El desafío de sostener la conducción sobre la regional metalúrgica a partir de la relegitimación del proyecto gremial en las urnas era una circunstancia no atravesada en su trayectoria por la dirigencia local e implicaba demostrar el fortalecimiento de la construcción gremial por sobre las diferencias internas que emergieron con el grupo de activistas identificados con la corriente de la renovación peronista.

En este sentido, la Marrón logró durante los años ochenta reconquistar y sostener un amplio dominio en la política gremial metalúrgica de la zona, y pudo recomponer la trama organizativa del activismo obrero que fue duramente reprimido y perseguido por la dictadura.

Por otra parte, estas reflexiones finales también permiten arriesgar algunas preguntas sobre los futuros desafíos con los que se encontraron los metalúrgicos villenses en los años posteriores a la recuperación de la seccional metalúrgica, en particular con dos coyunturas indudablemente clave en su historia sociopolítica: por una parte la experiencia

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de la profunda reconversión productiva que encaran las empresas del sector (Acindar en particular) en el contexto de la imposición de una nueva matriz neoliberal que impulsó el menemismo y su impacto en la conciencia y el accionar de los metalúrgicos villenses.

Por otro lado, mucho más reciente, pero posiblemente tan central como aquella coyuntura son los años en curso donde la histórica lista Marrón (o por lo menos sus herederos más conspicuos) pierden en elecciones democráticas la conducción de la seccional a manos de líderes más identificados con el nuevo gobierno peronista, pero que también proclaman su identificación con aquella tradición.

En ambas coyunturas los desafíos a una identidad obrera construida sobre la reivindicación de un pasado combativo están a la orden del día: qué y cómo se resignifica esa memoria "heroica", que ya en ese entonces portaba tensiones (políticas, ideológicas), son dilemas en tanto los actores los perciben como necesarios para articular y legitimar sus prácticas. Indudablemente estas preguntas están más allá de poder ser respondidas en estas páginas, no obstante nos parecía por lo menos pertinente traerlas a colación como potencial agenda de investigación para futuros trabajos.

RECIBIDO: 30 marzo 2015 ACEPTADO: 9 junio 2015

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