Научная статья на тему 'EL COMUNISMO ARGENTINO Y SUS DIVISIONES EN LOS AñOS VEINTE. UN ANáLISIS DE LA DISPUTA EN EL MOVIMIENTO SINDICAL ENTRE EL ‘PENELONISMO’ Y EL PARTIDO COMUNISTA'

EL COMUNISMO ARGENTINO Y SUS DIVISIONES EN LOS AñOS VEINTE. UN ANáLISIS DE LA DISPUTA EN EL MOVIMIENTO SINDICAL ENTRE EL ‘PENELONISMO’ Y EL PARTIDO COMUNISTA Текст научной статьи по специальности «Социальная и экономическая география»

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COMUNISMO / ARGENTINA / MUNDO SINDICAL / PENELóN

Аннотация научной статьи по социальной и экономической географии, автор научной работы — Ceruso Diego

El presente artículo propone estudiar una de las rupturas del Partido Comunista en la Argentina encabezada por la figura más importante del partido en los años veinte: José Fernando Penelón. En particular, observaremos las motivaciones y su impacto en el mundo sindical en paralelo a la respuesta que ensayó el Partido Comunista frente a dicha experiencia.

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Текст научной работы на тему «EL COMUNISMO ARGENTINO Y SUS DIVISIONES EN LOS AñOS VEINTE. UN ANáLISIS DE LA DISPUTA EN EL MOVIMIENTO SINDICAL ENTRE EL ‘PENELONISMO’ Y EL PARTIDO COMUNISTA»

Diego Ceruso, El comunismo argentino y sus divisiones en los años veinte.Un análisis de la disputa en el movimiento sindical entre el 'penelonismo' y el Partido Comunista - The argentine communism and its divisions in the twenties.An analysis of the dispute in the

union movement between the 'penelonismo' and the Communist Party Revista www.izquierdas.cl,ISSN 0718-5049, número 18, IDEA-USACH, Santiago de

Chile, abril 2014, pp.37 - 56

El comunismo argentino y sus divisiones en los años veinte. Un análisis de la disputa en el movimiento sindical entre el 'penelonismo' y el Partido Comunista

The argentine communism and its divisions in the twenties. An analysis of the dispute in the union movement between the 'penelonismo' and the Communist Party

*

Diego Ceruso

Resumen

El presente artículo propone estudiar una de las rupturas del Partido Comunista en la Argentina encabezada por la figura más importante del partido en los años veinte: José Fernando Penelón. En particular, observaremos las motivaciones y su impacto en el mundo sindical en paralelo a la respuesta que ensayó el Partido Comunista frente a dicha experiencia.

Palabras clave: comunismo, Argentina, mundo sindical, Penelón

Abstract

This article proposes to study one of the breaks of the Communist Party in Argentina headed by the most important figure of the party in the twenties: José Fernando Penelon. In particular, we see the motivations and their impact on the trade union movement parallel to the response that the Communist Party tested against the experience.

Keywords: communism, Argentina, trade unions, Penelon

* Argentino. Historiador, Doctor © Universidad de Buenos Aires. diegoceruso@gmail.com

Diego Ceruso, El comunismo argentino y sus divisiones en los años veinte.Un análisis de la disputa en el movimiento sindical entre el 'penelonismo' y el Partido Comunista - The argentine communism and its divisions in the twenties.An analysis of the dispute in the

union movement between the 'penelonismo' and the Communist Party Revista www.izquierdas.cl,ISSN 0718-5049, número 18, IDEA-USACH, Santiago de

Chile, abril 2014, pp.37 - 56

El trabajo del Partido Comunista (PC) en Argentina en relación al movimiento obrero durante la década de 1920 ya ha sido analizado.1 Pero la historiografía no ha avanzado en el desempeño de las diferentes escisiones del comunismo que se provocaron a lo largo de estos años. El PC inició su influencia concreta en el mundo del trabajo con posterioridad a 1925 con la adopción de la orientación de la 'proletarización' y 'bolchevización'. Casi simultáneamente y durante el siguiente lustro sufriría crisis internas que se materializaron en reacomodamientos, cambios de estructura, expulsiones, purgas, etc. Aquí analizamos la ruptura que se desenvolvió a partir de 1927 y tuvo como protagonista a José Fernando Penelón, la figura más importante del partido en los años veinte.

Los motivos de la división, al menos formalmente, giraron en torno a los 'grupos idiomáticos', las relaciones con la Internacional Comunista (IC) y la 'cuestión sindical'. Nuestro interés es abordar éste último punto. Luego de una descripción general, nos ceñiremos a revisar las políticas sindicales del 'penelonismo' con el propósito de observar si durante aquellos años previos al golpe de Estado de 1930 construyó una propuesta gremial específica. Algunos interrogantes nos impulsan: ¿tenían peso en el movimiento obrero? ¿qué políticas emplearon en su afán por obtener o conservar influencia en el proletariado? ¿cuestionaron las estrategias sindicales del PC oficial? En paralelo, analizamos las respuestas a esta crisis. Procuramos observar el desenvolvimiento del PC: las políticas que impulsaron en el plano sindical a partir de la ruptura 'penelonista', d efinir en qué medida ésta influyó y las consecuencias que ello provocó en su deriva estratégica de finales de los años veinte.

Intentamos profundizar el conocimiento sobre estos actores porque, sin perder de vista la dimensión del objeto, su revisión puede ayudarnos a una comprensión más cabal de la experiencia comunista y, en definitiva, abrevar a la reconstrucción de la historia de la izquierda en su vinculación con el movimiento obrero.

El Partido Comunista y sus crisis internas en la década de 1920

El partido durante la década de 1920 sufrió tres rupturas. La primera de ellas en 1922 conocida como 'frentista' se originó en una divergencia de un grupo de militantes sobre la política de frente único. A partir del III Congreso de la IC realizado en junio de 1921 la política impulsada por el comunismo a nivel mundial fue el frente único2 Esta línea, bajo la influencia de Lenin y Trotsky, buscaba la agitación de las masas con la intención de acercarlas a los preceptos revolucionarios. Para ello se habilitaban los acuerdos con las restantes fuerzas de izquierda con el objetivo último que las bases

1 Camarero, Hernán. A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editora Iberoamericana. 2007.

2 Para una explicación más minuciosa Hájek, Milos. Historia de la Tercera Internacional. La política de frente único (1921-1935). Barcelona: Crítica. 1984.

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advirtieran el reformismo de sus dirigencias y se alejaran. El grupo 'frentista' fue acusado de distorsionar la estrategia y la dirigencia del PC los denunció aduciendo que proponían una alianza permanente con el Partido Socialista (PS) e inmediatamente los calificó de 'desviacionistas de derecha'. Este núcleo disidente estaba compuesto por algunos destacados militantes como Luis Koiffman y Pedro Milesi pero, en sintonía con la estructura partidaria oficial en ese momento, tuvo escasa incidencia en el movimiento obrero.

La segunda de las rupturas ocurridas en aquellos años se materializó en el denominado Partido Comunista Obrero (PCO). Las desavenencias se iniciaron a partir del III Congreso del PC (abril de 1920) en donde se produjo el debate en torno al programa. Un grupo, que conformó la corriente 'izquierdista', se mostraba contrario a la posibilidad que el partido enarbolara un programa de reivindicaciones mínimas. Basados en el clima de convulsión social a nivel mundial y en el rechazo a las concepciones reformistas, que sostenían en todo caso debían encarar los sindicatos, planteaban el carácter revolucionario de las tareas que debían emprender. Aunque aún falta un análisis sobre la cuestión, ya ha sido señalado el empalme de esta corriente con las ideas impulsadas por Amadeo Bordiga en el PC italiano.3 Encabezados por el rosarino Tomás Velles, este grupo de militantes, muchos de pertenencia obrera, se constituyó como mayoría dentro del congreso y se enfrentó con la minoría liderada por Rodolfo Ghioldi, Victorio Codovilla, José Penelón y Pedro Romo, entre otros, que defendían la aplicación del programa mínimo y la utilización de la vía parlamentaria como método de lucha para ello. El crecimiento de la fracción 'izquierdista' dentro del PC se hizo evidente y constante en los años subsiguientes aunque los cuadros dirigentes pertenecían mayoritariamente al grupo contrario. El IV (enero de 1922) y el V Congreso partidario (1923) mostraron este avance que se terminó sellando con la obtención de la mayoría de los cargos directivos por parte del grupo 'izquierdista' durante la realización del VI Congreso en julio de 1924.

En este marco de fricciones internas, la IC daba señales inequívocas de su avance en la imposición de políticas de acción y organización. El V Congreso de la IC que se desarrolló a mediados de 1924 selló la definitiva dirección hacia la 'bolchevización' y la 'proletarización'. La primera implicaba un PC cad a vez más sometido a la deriva de Moscú y la adopción de un 'centralismo democrático' reinterpretado en pos de una pérdida de autonomía de las instancias inferiores partidarias. Por su parte, la 'proletarización' buscaba asirse de un perfil obrero mediante el fomento y adopción de la estructura de células sobre las cuales se debía basar la reorganización. Estas decisiones comenzaron a desgajar el equilibrio entre ambas fracciones del comunismo argentino que alternaban estas disonantes mayorías y minorías en la estructura partidaria y en la dirección. El grupo de Ghioldi, Codovilla y Penelón, ahora minoritario en los puestos directivos, no cesó en su intención de dotar al PC de un programa de reivindicaciones inmediatas y finalmente consiguió la intervención en la disputa, en su favor, de la IC. Esto ocurrió en enero de 1925 con el envío

3 Vargas, Otto. El marxismo y la revolución argentina. Tomo 2. Buenos Aires: Agora. 1999. Págs. 248-249.

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de la Carta Abierta del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista al PC de la Argentina en donde se saldaba la reyerta en favor del sector opositor al 'izquierdismo'. La epístola marcaba la necesidad de convertirse en "un partido de acción" con la imperiosa tarea de "ir a las masas" y "estudiar detalladamente sus más vitales e inmediatas aspiraciones".4 Esto selló la disputa y colocó en un inmediato retroceso al grupo derrotado quienes intentaron vanamente recomponer posiciones dentro del partido. En la decisión de la Comintern no sólo influyeron los lazos personales que Penelón y Codovilla habían construido en Moscú sino también que en esos instantes se iniciaba la persecución de los elementos trotskistas al interior del movimiento. Entre marzo y abril de 1925, el V Pleno del CE de la IC puso en marcha definitivamente las decisiones de su V Congreso en referencia a la composición y estructuración interna de los partidos comunistas de todo el mundo. La estocada final estuvo dada por la reunión del Comité Ejecutivo del PC argentino en junio del mismo año que aprobó la carta de la IC sin reparo alguno. El desenlace se vería a los pocos meses con la realización de un nuevo cónclave partidario.

A fines de 1925, los bendecidos por las resoluciones de la IC lograron la mayoría en el VII Congreso del PC y se impusieron sobre el 'ala izquierda'.5 La conducción real, aunque no formal, quedó en manos de Penelón, Ghioldi y Codovilla quienes procedieron a la expulsión del grupo derrotado con puestas en escena y argumentos varios. Entre los raleados se encontraban importantes militantes que habían participado en la organización del Partido Socialista Internacional (PSI), el antecesor del PC, y encabezado numerosas luchas: Angélica Mendoza, Cayetano Oriolo, Miguel Contreras, Mateo Fossa, Rafael Greco, Romeo Gentile y Teófilo González, por mencionar a los más reconocidos. A ellos se sumaron un reducido grupo organizado en torno a la revista universitaria Insurrexit como Héctor Raurich, Luis Hipólito Etchebéhere y Micaela Feldman. Todos juntos constituyeron el PCO en enero de 1926 y editaron el periódico La Chispa, de allí que serían conocidos como 'chispistas'.

La tercera crisis dentro del PC se desenvolvió a partir de 1927 y tuvo como actor central a Penelón, la figura más importante dentro del partido en los años veinte. Esa relevancia se anclaba en el rol que había cumplido en la fundación del PC y el desempeño en el Concejo Deliberante en el que cumplió funciones en la década de 1920 y fue reelecto en los años treinta con su nuevo partido.

Inicialmente, la flamante estructura surgida de esta escisión se denominó Partido Comunista de la Región Argentina, para la elección presidencial de 1928 adquirió el nombre de Partido Comunista de la República Argentina (PCRA) para finalmente adoptar, luego de 1930, el de Concentración Obrera. El periódico oficial del grupo fue Adelante del que se editaron sesenta números entre febrero de 1928 y diciembre de 1930 bajo la

4 CE de la IC, "Carta abierta" al CE del PC de la Argentina, Moscú, enero de 1925.

5 Durante este Congreso fue asesinado el dirigente de la Federación Juvenil Comunista (FJC) Enrique Germán Müller, ligado a la línea que finalmente se impuso. Del crimen fue acusado el obrero gráfico Modesto Fernández que pertenecía al 'ala izquierdista'.

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dirección de Penelón. Como Partido Concentración Obrera publicaron a partir de 1942 Frente democrático que salió de modo discontinuo hasta 1956. Luego de una breve descripción general de su origen y desarrollo, nos abocaremos específicamente a revisar sus políticas y prácticas sindicales.

La ruptura y la conformación del nuevo partido

En los últimos días de diciembre de 1927 un núcleo de reconocidos dirigentes del PC no asistió a la reunión del Comité Ejecutivo Ampliado. Era el anuncio de una inminente ruptura que expresaba desavenencias en varios puntos ocurridas durante los últimos meses. Un grupo de 300 simpatizantes acompañó el alejamiento que comandaba el personaje más importante del partido durante la década del veinte. Obrero gráfico, militante socialista, miembro fundador del PSI, dirigente encumbrado del PC y de diversas instancias comunistas latinoamericanas y concejal metropolitano, José Penelón contaba con vastos pergaminos personales que le permitieron aglutinar un compacto grupo de seguidores.6 Entre los más conocidos se encontraban Germán Müller, Guillermo Schulze, Luis Sommi, Florindo Moretti, José Ravagni, Ruggiero Rúgilo y Benjamín Semisa.7 Muchos de ellos cumplían reconocidas tareas en el campo gremial por su procedencia y desempeño, Moretti era ferroviario, Semisa metalúrgico y miembro de la conducción del sindicato municipal, Luis Sous y Ruggiero Rúgilo se desenvolvían en el gremio gráfico, Luis Sommi era obrero del mueble y José Ravagni trabajaba entre los metalúrgicos navales. Éstos son sólo algunos de los referentes que otorgaron en sus inicios una nítida composición obrera al PCRA. Otro dato a destacar radica en que entre los integrantes de este partido se encontraba Roberto Guinney, su hijo y el español Camilo López que conformaron, luego de su separación en 1929, el Comité Comunista de Oposición, el primer grupo trotskista en la Argentina, editando el periódico La Verdad. De allí en más se emparentaron con el ya mencionado integrante del PCO, Héctor Raurich y con Antonio Gallo, éste último relacionado al PS.8 Desde sus inicios, y más adelante también, el PC lanzó contra el PCRA diversas acusaciones que oscilaban entre el reformismo burgués al trotskismo: "los puntos de contacto entre penelonistas y trotzkistas son múltiples. Del penelonismo surgió el primer grupito trotzkista, de escasa vida y menor significación; ese grupito sigue en los núcleos trotzkistas de hoy".9 Pero este hermanamiento general y directo entre la corriente naciente y

6 Penelón fue concejal de la ciudad de Buenos Aires, Argentina en los períodos 1921-1924 y 1927-1930. En los treinta, con su nuevo partido, lo sería en 1932-1936 y 1938-1941.

7 En particular, resaltaban los nombres de Müller y Schulze que eran figuras de larga data y reconocimiento en la izquierda argentina. Ambos habían sido integrantes del Club Vorwärts y miembros fundadores del PSI.

8 Rojo, Alicia. "Los orígenes del trotskismo argentino: de los años 30 al surgimiento del peronismo. Elaboraciones teórico-políticas y vínculos con la clase obrera". Revista Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, núm. 1, 2012. Pág. 104.

9 Rodolfo Ghioldi, "Los trotzkistas argentinos", Soviet, revista editada por el CC del Partido Comunista, I, 3, septiembre de 1933, pp. 19-31.

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la oposición de izquierda quedaba desacreditado por los propios dichos de los integrantes: "el problema fue exclusivamente nacional porque hasta esa fecha marchábamos todos de acuerdo. Nosotros nunca fuimos trotzkistas".10 En esta caracterización influyó la persecución que el PC había iniciado un par de años atrás contra Trotsky y sus seguidores a nivel mundial. A partir de mediados de los años veinte a las rupturas o líneas internas en el PC se las denunció muy frecuentemente como focos trotskistas y se las combatió con ese argumento siempre a mano.

Los motivos de la ruptura entre ambos bandos resultan complejos de establecer con precisión. El grupo encabezado por Rodolfo Ghioldi y el delegado de la IC, el ruso Boris Mijailov, acusó a Penelón fundamentalmente de actitudes 'caudillescas' aunque años más tarde se le añadió el argumento de constituir una ruptura de 'derecha' y de volcarse al reformismo parlamentario amparándose en su concejalía capitalina.11 Sin entrar en los pormenores de la división, cabe aclarar que la discusión se centró en torno a tres ejes que referían al plano de la estructura partidaria pero también al programático: los 'grupos idiomáticos'; las relaciones con la IC y la 'cuestión sindical'.

En un país con altos índices de inmigración como Argentina, indudablemente la cuestión con los extranjeros no podía pasar desapercibida para los partidos de izquierda. En particular, el PC había construido una compleja relación respecto de sus 'fracciones idiomáticas' que eran agrupaciones formadas para incidir políticamente entre los obreros extranjeros que no hablaban español.12 Aunque siempre destacaban que habían ayudado en la organización e incorporación de cuadros, no faltaban las constantes advertencias que el PC lanzaba sobre los peligros de las desviaciones nacionalistas, la falta de disciplina y la excesiva independencia de las secciones. La discrepancia surgió a partir de la llegada a la

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Argentina de Anselmi, delegado de la Internacional Sindical Roja (ISR). El desacuerdo de criterios se plasmó en la sesión del Comité Regional de la Capital del 17 de agosto de 1927 en donde el grupo de la mayoría, encabezado por Anselmi y defendido por Ghioldi, proponía una organización de los grupos de extranjeros con cierto grado de autonomía respecto de la estructura partidaria mientras que el proyecto de Penelón, en minoría, establecía un trabajo con la extranjería de modo más integrado al partido y con menos

10 Entrevista a Ruggiero Rúgilo, en Corbiere, Emilio. Orígenes del comunismo argentino (El Partido Socialista Internacional). Buenos Aires: CEAL. 1984. Pág. 78.

11 Se puede ver la caracterización oficial en: Partido Comunista (Comisión del Comité Central). Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina (Origen y desarrollo del Partido Comunista y del movimiento obrero y popular argentino). Buenos Aires: Anteo. 1947. Pág. 54. Págs. 61 y ss. También puede consultarse Vargas, Otto. Op. cit. Págs. 358-418.

12 Específicamente sobre el rol del PC respecto de los trabajadores extranjeros en general puede verse en Camarero, Hernán. Op. cit. Págs. 285-345. Sobre los judíos en particular: Kersffeld, Daniel. Rusos y rojos. Judíos comunistas en los tiempos de la Comintern. Buenos Aires: Capital Intelectual. 2012.

13 La ISR, también conocida como Profintern por sus siglas en ruso, fue fundada en 1921 como estructura opositora a la Federación sindical reformista con sede en Ámsterdam. Como institución máxima de la política sindical del comunismo a nivel internacional orientó el desempeño gremial hasta su disolución en 1937.

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'juego propio' de dichos grupos. La propuesta de la mayoría fue la más votada en el organismo y, en consecuencia, implementada en el corto plazo.

También existieron diferencias relacionadas a cuestiones políticas y a la relación que se debía entablar con la IC. En primer lugar, había surgido un entredicho en torno al probable desenlace de una guerra inminente contra la URSS a mediados de 1927. Ante este peligro, el Secretariado Sudamericano había elaborado una declaración, a cargo de Ghioldi, cuya consigna era "ni una bolsa de harina, ni un kilo de carne a los ejércitos contrarrevolucionarios". Penelón, que era secretario del organismo continental, se opuso a dicha consigna, pero apoyando la declaración, por considerarla no sólo exagerada sino también de improbable implementación dada la debilidad y escasa influencia del partido. Un segundo momento de discrepancias se gestó durante ese mismo año alrededor de la labor de concejal desempeñada por Penelón. Los críticos apuntaban al desgaste que esto provocaba en relación al trabajo para y por el partido y, más enfáticamente, a su plataforma reformista "que en nada se diferenciaba de la de la socialdemocracia clásica".14

Además de lo expuesto surgieron temas de menor índole en la disputa como la relación con el PS. Tampoco deben descartarse las diferencias particulares y luchas personalistas por espacios de poder dentro del PC en ese momento. Como vimos, el proceso de ruptura fue política e ideológicamente confuso debido a que ambos bandos se preocuparon por no clarificarlo y porque, en definitiva, las cuestiones estratégicas, políticas, tácticas e ideológicas parecieron ocupar un lugar de segundo orden en las argumentaciones.15 Pero dentro de este proceso el tema gremial dominó una porción importante del altercado. Su importancia realza en tanto no debemos olvidar que entre los aproximadamente 300 simpatizantes que siguieron a Penelón se encontraba un nutrido círculo de militantes gremiales.16

La 'cuestión sindical'

Entendemos que revisar los puntos discordantes en la política sindical y observar la práctica del PCRA entre los obreros organizados nos podría permitir encontrar líneas de interpretación que colaboren en la comprensión de las motivaciones de la ruptura y posterior formación de un partido. El debate alrededor del mundo sindical entre ambos bandos se desenvolvió en un contexto de complejidad. Algunos sindicatos en manos de

14 Partido Comunista (Comisión del Comité Central). Op. cit. Pág. 62.

15 Incluso, el documento elaborado por el sector 'penelonista' hacía hincapié en la ausencia de disidencias ideológicas de fuste y enfocaba el problema en los manejos dirigenciales y las maniobras de la dirección. Ver: "Manifiesto a todas las agrupaciones y afiliados del Partido Comunista", en Corbiere, Emilio. Op. cit. Págs. 157-175.

16 Nada desdeñable la cifra si consideramos que se calcula que el PC tenía aproximadamente 800 militantes gremiales.

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comunistas habían sido expulsados de la USA y otros se estaban reorganizando en torno a la afiliación a la COA o estableciendo lazos con la autónoma Unión Obrera Local.17

El primer punto de disidencia se encontraba ligado a las centrales obreras. El panorama, recordemos, estaba compuesto por una USA, de predominio sindicalista, con poco más de 10000 adherentes y en clara tendencia decreciente, la COA, de tendencia socialista, que nucleaba cerca de 100.000 trabajadores aunque la mayoría eran ferroviarios y la FORA que intentaba retener los pocos miles de asociados que todavía conservaba.18 Durante todo el año 1927 se produjo un debate interno en el PC en torno a la cuestión sindical. Recordemos que a un movimiento obrero con escasa dinámica en los veinte se le sumaba un trabajo de los comunistas que había comenzado de modo sistemático en 1925 pero que inmediatamente había sufrido la primera crisis de importancia con la creación del PCO en cuyas manos quedó la conducción de los sindicatos metalúrgico y del calzado.

Esto llevó a discutir el plan de acción. Los primeros contrapuntos se cristalizaron en la Conferencia Sindical de la Capital desarrollada en mayo de 1927 y en las resoluciones surgidas de ella.19 Las posturas eran las siguientes: por un lado, el grupo de Penelón, que se encontraban en minoría, planteaban que debía priorizarse el ingreso de los comunistas a la COA mediante el diálogo con los jefes gremiales de dicha central; por otro lado, el bando encabezado por Ghioldi, la mayoría, proponía mantener la presencia en la USA para 'recuperarla' y trazar un hoja de ruta que permitiera ingresar a la COA pero con la prudencia que ameritaba lidiar con una central reformista y con funcionamientos burocráticos. Obviamente, esta postura de Penelón respecto de la COA le valió una nueva acusación de reformismo. La refriega pareció pasar por una apuesta del PC a la revitalización de la USA y una desconfianza respecto de la COA a la que Penelón valorizaba.

Codovilla, que tuvo una posición menos directa en el conflicto quizá por encontrarse en Moscú durante 1927, rescataba el valor de la COA y de los socialistas en el movimiento obrero al tiempo que pretendía que el PC enfocara su trabajo en los obreros industriales y en las grandes empresas.20 Una visión que se emparentaba con la del secretario general de la ISR, Alexander Lozovsky, que manifestaba que "en el PCA se discutía todo el tiempo si ir o no a la COA, pero no cómo trabajar en las fábricas y ganar a los obreros para los sindicatos".21 La cita sirve para evidenciar que existían límites a la tarea del PC en el movimiento obrero, la necesidad de impulsar al partido en el plano

17 Camarero, Hernán. Op. cit. Pág. 115.

18 Matsushita, Hiroshi. Movimiento Obrero Argentino, 1930-1945: Sus proyecciones en los orígenes del peronismo, Buenos Aires: Hyspamérica. 1986. Págs. 21-51.

19 Primera Conferencia Sindical de la Capital, 3/5/1927.

20 Campione, Daniel, et al. "La cuestión Penelón: división en el comunismo argentino a fines de la década del

'20". Ponencia presentada en XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Tucumán. 2007. Pág. 12.

21 Vargas, Otto. Op. cit. Pág. 379.

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sindical y la necesidad de no perder terreno frente a las otras corrientes políticas, incluidas las rupturas del PCO y del PCRA.

Este altercado sobre la cuestión sindical y la composición obrera del 'penelonismo' nos permite dirigir nuestra mirada a la labor gremial que desarrolló el PCRA en estos pocos años de finales de los veinte. La incidencia de los 'penelonistas' en el movimiento obrero tuvo su máxima expresión en la industria textil. Comunistas, anarquistas y socialistas desempeñaban su tarea en la Federación Obrera de la Industria Textil (FOIT) con injerencia en la Capital Federal y sus alrededores. Había sido fundada en 1921 y los comunistas alcanzaron su conducción en 1926 de la mano de sus dos figuras principales Carlos Ravetto y Eugenio Rubino. El sindicato no se mantuvo al margen de las fricciones ya que por momentos funcionó como gremio autónomo debido al enfrentamiento, que terminó con la expulsión de la FOIT, entre los comunistas y la dirigencia de la USA. Asimismo, en el marco de ruptura del PC, Rubino junto a varios militantes textiles emigraron con Penelón y esto permitió conformar grupo de acción ligado al PCRA.

En el gremio textil, el PC había logrado cierto éxito al obtener presencia con sus células en las principales fábricas. Tanto en las dos sedes de Campomar y Soulas como en la Fábrica Argentina de Alpargatas las células comunistas funcionaban regularmente y lograban editar su prensa: Nuestra Palabra y La Lanzadera en Campomar y El Alpargatero en Alpargatas.22 Pero, aunque tenía presencia en el resto de las fábricas, la ruptura se hizo sentir en el trabajo cotidiano con los trabajadores. Llamativamente, y quizá haga falta indagar con mayor profundidad esta situación, la labor del PCRA no hizo eje en las células sino en la extensión de las comisiones internas de fábrica. Esta situación pudimos registrarla en un conjunto de empresas de segunda línea (la mayoría de ellas de entre 300 y 700 trabajadores). Veamos algunos ejemplos.

En la fábrica Barlaro, en la calle Monteagudo al 500 del barrio de Parque Patricios, la comisión interna mantuvo numerosos conflictos con la patronal por el trabajo de los menores y la extensión de la jornada laboral.23 Misma situación ocurría en la empresa La Unión, situada en la calle Alvarado 2003 de Barracas,

como nuestros compañeros saben, hay una comisión interna que trata de hacer cumplir la ley que reglamenta el trabajo de los menores y las mujeres, y como también ha hecho cumplir la promesa del director que, después de mandar a una de nuestras compañeritas a sacar la libreta del trabajo, una vez sacada el director resuelve no darle trabajo; enterada la comisión, se entrevista con el director y éste dice que la menor había tardado mucho en sacar la libreta, a lo que la comisión contesta que no es

22 Camarero, Hernán. Op. cit. Págs. 30-31.

23 Entre otros: "Los obreros de la fábrica textil de Barlaro se hacen respetar", Adelante, órgano quincenal del Partido Comunista de la Región Argentina, I, 1, 4/2/1928, p. 7.

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motivo para dejarla sin trabajo, y el director se ve obligado a decir que

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venga a ocupar el puesto que tenía antes.

Aún si matizamos los logros obtenidos, la cita permite ver el funcionamiento de una comisión interna que ejercía la representación de todo el personal y que oficiaba de interlocutora frente a la patronal. En las fuentes ligadas al PC se corrobora el desempeño de la comisión interna en esta fábrica en particular.25

La FOIT pareció otorgarles institucionalidad a estas estructuras dado que de modo constante se las convocaba a reuniones en el local sindical para encomendarles diversas tareas ligadas a la agitación, al fomento del periódico del gremio El Obrero Textil o al cobro de la cuota sindical.26 En la misma dirección, las declaraciones de los militantes textiles 'penelonistas' enfatizaban el rol de estos comités de base: "(...) el aumento de las cotizaciones se debe a la actividad desplegada por las comisiones internas de fábrica (...)".27 Las represalias sufridas por los trabajadores se reiteraban ya que podemos registrar numerosas denuncias en los periódicos que destacaban la cantidad de despedidos por pertenecer a la comisión interna y la represión conjunta entre la patronal y las fuerzas del orden estatal, por ejemplo en la importante fábrica textil Giardino, ubicada en Avellaneda y en la que trabajaban cerca de 700 obreros: "la policía en el interior de la fábrica atropellando a los obreros que habían optado por retirarse, deteniendo a 7 de los mismos, la mayoría de los cuales miembros de la Comisión Interna, y que momentos antes habían sostenido con el industrial la entrevista de que hacemos mención más arriba para solucionar el conflicto promovido por las razones ya enunciadas". 28

Los avatares del sindicato textil continuaron durante este período con la expulsión

29

de la USA durante 1927 y un intento trunco de reingreso a la central al año siguiente. Además, durante 1929 los comunistas perdieron la mayoría en el Consejo Federal del sindicato frente a una lista que agrupó a los 'penelonistas', los anarquistas y los socialistas que venían ganando posiciones dentro del gremio. Aunque falta profundizar, el caso de los textiles constituye un interesante ejemplo para observar el funcionamiento de las corrientes políticas ya que casi la totalidad de las fuerzas tenían expresión allí. Por otro lado, era un

24 "En la fábrica de tejidos 'La Unión', la Federación Textil debe tener un baluarte", Adelante, órgano quincenal del Partido Comunista de la Región Argentina, I, 3, 3/3/1928, p. 7.

25 "En la fábrica de tejidos 'La Unión'", Juventud Comunista, órgano de la Federación Juvenil Comunista, VI, 48, enero de 1928, p. 3.

26 "Por las fábricas textiles", Adelante, órgano quincenal del Partido Comunista de la Región Argentina, I, 5, 7/4/1928, p. 5.

27 "Asamblea de la Federación Obrera Textil del 16 de diciembre", Adelante, órgano quincenal del Partido Comunista de la Región Argentina, I, 19, 30/12/1928, p. 3.

28 "Los obreros de la Giardino están otra vez en huelga", Adelante, órgano quincenal del Partido Comunista de la Región Argentina, I, 19, 30/12/1928, p. 3.

29 "La asamblea general de la Federación de la I. Textil", La Internacional, órgano del Partido Comunista de la Argentina, X, 3179, 19/3/1927, p. 4 y "Federación de la Industria Textil", Bandera Proletaria, órgano de la Unión Sindical Argentina, VII, 375, 23/8/1928, p. 4.

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sector en constante crecimiento y en donde la presencia de grandes establecimientos con las características plenamente ligadas al industrialismo resultaba cada vez más generalizada. Simultáneamente, pero no casualmente, la presencia de instancias colectivas de representación en la planta industrial pareció florecer. En las fuentes resalta esta particularidad sobre la intervención del PC más estructurada en torno al trabajo de las células (partidarias, clandestinas y con presencia casi con exclusividad de comunistas) mientras que el PCRA hizo énfasis en las estructuras de las comisiones internas en los lugares de trabajo (visibles, ligadas al sindicato e integradas por la totalidad del personal de una fábrica). Esto no permite hacer un contrapunto tajante y definitivo pero sí permite señalar que durante este corto período de tiempo y en este gremio el peso del trabajo de ambos partidos recayó en tácticas diferentes.

El conflicto entre el PCRA y el PC se dirimió con intrigas entre los dirigentes, fricciones, toma de locales partidarios por la fuerza y, en ocasiones, enfrentamientos armados.30 Finalmente, en marzo de 1928 (en realidad, en Argentina se conoció a finales del mes de mayo) la IC tomó una resolución al respecto reconociendo al PC como la única sección argentina y cuestionó, aunque con algunos leves matices, las posiciones de Penelón en todos los aspectos. Esto implicó su separación del cargo de secretario general del Secretariado Sudamericano de la IC ante la negativa de retornar a la estructura partidaria reconocida. La IC envió dos documentos que actuaron de modo conjunto al momento de deslegitimar al sector de Penelón y trazar la hoja de ruta del PC en lo inmediato. La carta-resolución que el Presidium del Comité Ejecutivo de la IC envió al PC argentino tabicó la contienda y marcó los lineamientos nodales que sirvieron como eje para los debates en su VIII Congreso en noviembre de 1928.31 De modo contundente, el organismo que dirimió el conflicto y reafirmó su rol a la hora de zanjar probables disidencias en las instancias nacionales fue la Internacional Comunista. En la resolución, sobre la actitud del 'penelonismo' frente al asunto de la central obrera, se decía:

la minoría, persiguiendo como la mayoría, la directiva justa de concentrar nuestras fuerzas y nuestro trabajo en la COA ha cometido la falta de concebir la unificación de las fuerzas obreras en la COA como un asunto administrativo y no como el coronamiento de una lucha para obtener de la COA garantías que aseguren a los comunistas la posibilidad de desarrollar su propaganda y su acción, y de un trabajo metódico, serio en las organizaciones de base de la COA, para que los obreros hagan en ese sentido, presión sobre los jefes reformistas.

30 Para ver una descripción detallada ver Vargas, Otto. Op. cit. Pág. 349-445.

31 "Crónicas del VIII Congreso", La Internacional, órgano del Partido Comunista de la Argentina, XI, 3265, 10/11/1928, p. 4.

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Y recomendaba enfáticamente a los comunistas encarar el trabajo

sobre todo en los centros industriales y en las aglomeraciones obreras más importantes y las ramas industriales más concentradas. Brevemente, un trabajo sindical práctico, lo más intenso en la base, en la usina, sobre el terreno local y en las federaciones de industria, tales son las tareas primordiales de los comunistas en el movimiento sindical, tal debe ser el centro de gravedad de la acción sindical de los comunistas.32

Asimismo, se emitió el fallo que reconocía a las autoridades elegidas en el congreso de diciembre de 1927 y se instaba a Penelón y sus adherentes a retornar al PC de inmediato. En ese fallo, la IC también alertaba al grupo triunfante sobre los riesgos y la inconveniencia de crear una cuarta central sindical (hecho que finalmente sucedería con la concreción del definitivo cambio estratégico del PC que se venía insinuando y que comentaremos más adelante). Por supuesto, la resolución de la IC daba la razón en todos los puntos tratados a la mayoría y, en el plano sindical, se condenaba el reformismo de los 'penelonistas', se reafirmaba la capitulación que suponían los planteos respecto de la COA, se enfatizaba la necesidad de insistir en el reemplazo de las organizaciones de oficios por sindicatos por rama industrial y se ponderaba la necesidad de trabajar por la unidad en todas las centrales con punto de partida en los sitios de producción.

Esto impactó de lleno en el PCRA ya que un núcleo importante de cuadros sindicales había conformado un Comité Pro aceptación de la resolución de la IC (entre ellos Moretti, Sommi y Pedro Chiarante).33 Conocida la sentencia cominternista la negociación encabezada por Moretti finalizó con el retorno al PC 'oficial'.34 El golpe no había sido menor aunque lentamente gran parte de los cuadros obreros retornaban de las huestes de Penelón, el mismo Moretti narraba la vuelta: "yo, y otros cuarenta y dos cuadros obrer os (...) decidimos retornar a nuestro Partido".35 Algunos tendrán un rol importante en el armado sindical que estructuraría el PC de allí en adelante: Pedro Chiarante en la construcción, Próspero Malvestiti en la industria textil, Sommi en la madera, por ejemplo. Pero, aunque parece exagerada la visión unos años más tarde de Juan José Real que con Penelón se fueron "todos, absolutamente todos los obreros (...) el penelonismo fue la expresión de una clase obrera que rechazaba las consignas sectarias, izquierdistas y

32 Últimas dos citas corresponden a la carta-resolución de la IC. El documento completo en Godio, Julio. El

movimiento obrero argentino (1910-1930). Socialismo, sindicalismo y comunismo. Buenos Aires: Legasa. 1988. Págs. 321-352.

33 "Declaración del Comité Pro-aceptación de la resolución de la IC, La Internacional, órgano del Partido Comunista de la Argentina, XI, 3265, 10/11/1928, p. 4.

34 Moretti no sólo era secretario del PCRA sino que había conformado la fórmula presidencial que junto a Penelón se presentó en las elecciones realizadas en abril de 1928.

35 Lozza, Arturo. Tiempo de huelgas. Los apasionantes relatos del campesino y ferroviario Florindo Moretti sobre aquellas épocas de fundaciones, luchas y serenatas. Buenos Aires: Anteo. 1985. Pág. 267.

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extrañas a la realidad nacional que imponía el Partido Comunista"36, no parece excesivo sostener que acusó el golpe de esta ruptura.

Las "Tesis sobre la situación económica y política" que estructuraron el VIII Congreso del PC que se desarrolló a finales de 1928 también reconocían el cimbronazo recibido por la ruptura: "es en la Capital Federal, donde la crisis tuvo gran repercusión, pues se circunscribió casi a ella, donde el trabajo se ha paralizado en el último año y medio. A pesar de la división penelonista y de la agresión del oportunismo, el Partido, con la ayuda de la IC se ha mantenido en una línea justa, que perfeccionada, completada y despojada de sus insuficiencias, sirve hoy para continuar su marcha con perspectivas de un excelente trabajo entre las masas". 37 A modo de ejemplo podemos señalar, según los documentos internos partidarios, que en 1928 el PC tenía 60 células que abarcaban a 642 afiliados y 250 de ellas se habían ido con el 'penelonismo'. El prestigio personal de Penelón y la extracción obrera de los cuadros que lo siguieron fueron dos de los motivos más importantes por los cuales el PC vio afectado su desempeño en esos pocos años en que se desarrolló el conflicto.

El golpe sería casi terminal para el 'penelonismo' que durante los años treinta careció de una incidencia relevante en el mundo sindical y concentró sus esfuerzos en el plano municipal, dirigiendo su atención y obteniendo el voto entre los trabajadores prioritariamente, con la formación del Partido Concentración Obrera. El PC, mientras tanto, sacó su propio balance de esta última ruptura. Se diría en ese sentido: "la crisis de Penelón fue la última crisis que afectó profundamente a nuestro Partido". 38

Respuesta y reacomodamiento del PC

Resuelta esta cuestión, el PC se enfocó en la preparación de VIII Congreso y la elaboración de lo que sería el documento central (las ya mencionadas "Tesis sobre la situación económica y política"). Allí, entre otras decisiones, se

comenzó a caracterizar, de modo ya definitivo, la estructura socioeconómica argentina en términos de un capitalismo insuficiente y deformado por la dependencia de los imperialismos inglés y norteamericano, el peso del latifundio y los resabios semifeudales, y a entender la revolución por realizar en el país como 'democráticoburguesa,

36 Vargas, Otto. Op. cit. Pág. 416.

37 El documento completo se publicó en La Correspondencia Sudamericana, revista quincenal editada por el SSA de la IC, 2a época, 6, 15/12/1928, pp. 5-21.

38 Partido Comunista (Comisión del Comité Central), Op. cit. Pág. 64.

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agraria y antiimperialista', bajo la dirección del proletariado y su vanguardia.39

Lo cierto es que la reestructuración luego de la crisis y la adopción de la nueva estrategia se cimentaron sobre el acrecentamiento del control interno del partido y la clausura de los canales de discusión respecto de la problemática sindical junto a otras que conformaron la estrategia y táctica del PC en aquellos años. Además, tanto el caso del PCO como el del PCRA, permitieron solidificar la injerencia de la IC en el PC argentino y establecer los parámetros para el resto de las estructuras en América Latina. Durante el proceso de ruptura, el 'penelonismo' no cesó en su intento por apelar al reconocimiento de la instancia internacional con resultados infructuosos y esto mostraba el papel cada vez más decisivo jugado por ella a la hora de dirimir escenarios de disputas.

En la misma dirección, el cierre de este ciclo de rupturas en torno a la segunda mitad de la década del veinte habilitó la cristalización del tándem Codovilla-Ghioldi en la conducción real del PC. A partir de allí, se ocuparon los cargos dejados por Penelón y sus cada vez más escasos seguidores, los peldaños directivos del partido también sufrieron modificaciones y se incorporaron numerosos cuadros obreros, entre ellos Miguel Contreras, Pedro Chiarante, José Peter, Gerónimo Arnedo Álvarez y Guido Fioravanti ocuparían en los años siguientes lugares encumbrados. Como se sostuvo:

la ruptura con el 'penelonismo', el VIII Congreso partidario y la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, ocurridos entre 1928 y 1929, se convirtieron en el punto de inflexión que aseguró la definitiva homogeneización ideológica, política y organizativa del PC argentino, clausurando, así, la anterior década de grandes discusiones y disensos internos que conducían a la conformación de tendencias y fracciones. En el futuro, existieron caídas en desgracia de algunos dirigentes y cuadros partidarios, pero en todos los casos, se trató ya de casos individuales. La continuidad y la unidad interna quedaron implantadas con la existencia de un sólido aparato partidario, una ideología inconmovible (el marxismo-leninismo), unos aceitados vínculos con Moscú y un equipo de dirección cambiante y no exento de fuertes crisis endógenas pero incapacitado para transformarlas en luchas fraccionales al resto de la organización. Este fue uno de los productos del giro a la estrategia de clase contra clase40

El PC comenzó a cerrar el círculo para plasmar los cambios en el campo institucional. Con la definitiva supremacía de José Stalin en las estructuras del comunismo soviético y de la IC el cambio no se hizo esperar. Desde finales de 1927, se propició la idea

39 Camarero, Hernán. "El tercer período de la Comintern en versión criolla. Avatares de una orientación combativa y sectaria del Partido Comunista hacia el movimiento obrero argentino". Revista A contracorriente, una revista de historia social y literatura de América Latina, núm. 3. 2011. Pág. 207.

40 Ídem. Pág. 213.

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de un cambio de etapa del capitalismo mundial ya que, superado el período de estabilidad, se iniciaría un tercer período de crisis final. En este marco, la colaboración del comunismo con las fuerzas socialdemócratas era inviable y se impuso la estrategia de clase contra clase, formalmente aprobada en el VI Congreso de la Comintern de 1928, que imposibilitó acuerdos con las fuerzas políticas 'burguesas' y 'reformistas'. Esta orient ación que impidió aunar esfuerzos con las restantes fuerzas de izquierda, y por ello sectaria y aislacionista,

se planteaba la necesidad de escindir los sindicatos existentes para crear organismos gremiales revolucionarios, se tendía a anular las diferencias entre dictaduras y democracias burguesas, y sólo se reconocía la existencia de dos campos políticos excluyentes: fascismo versus comunismo. Esos serían los dos únicos polos en los que acabaría dirimiéndose la política internacional y las situaciones nacionales. Los socialistas, desde ese entonces, fueron etiquetados como 'socialfascistas'41

En consecuencia, la única posibilidad de construir el frente único era por la base y con aquellos obreros que desconocieran a esas dirigencias ajenas a los preceptos revolucionarios del comunismo. Al respecto de este cambio estratégico se ha señalado:

eso no explica que entre 1928 y 1934 la Comintern asumiera súbitamente la retórica de los ultrarrevolucionarios y del izquierdismo sectario, pues, más allá de la retórica, el movimiento no esperaba ocupar el poder en ningún sitio ni estaba preparado para ello. Ese cambio, que resultó políticamente desastroso, se explica ante todo por razones de política interna del Partido Comunista soviético, cuando su control pasó a manos de Stalin y, tal vez también, como un intento de compensar la creciente divergencia de intereses entre la URSS, como un estado que necesitaba coexistir con otros estados -comenzó a obtener reconocimiento internacional como régimen político a partir de 1920-, y el movimiento comunista, cuya finalidad era la subversión y el derrocamiento de todos los demás gobiernos.42

La Primera Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en Buenos Aires a mediados de 1929 mostró la aplicación de los preceptos despreciando todo tipo de alternativa estratégica o vertiente que negara la visión oficial estalinista con el pretexto de la necesidad de coordinar la acción de los comunistas en la región. A causa del avance en el movimiento obrero latinoamericano del comunismo se planteó la necesidad de crear estructuras de acción sindical en escala continental. Para ello se convocó en mayo de 1929 a un congreso constituyente en Montevideo en el cual se conformó la Confederación

41 Ídem. Págs. 206-207.

42 Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX, 1914-1991. 1994. Barcelona: Crítica. 2005. Págs. 78-79.

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Sindical Latinoamericana (CSLA). El objetivo principal era construir una organización que articulara en su seno al conjunto de las tendencias políticas pero, en la práctica, estuvo integrada por las estructuras sindicales dominadas por los comunistas en los diferentes países y, a su vez, encauzó la línea de acción impartida por la ISR. En la Argentina, estos cambios imposibilitaron a los comunistas establecer lazos y tareas comunes con otros actores del mundo del trabajo y conformaron, como correlato institucional, su propia central obrera que denominaron Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSC). En los primeros movimientos de la CSLA la línea de los comunistas habilitaba acuerdos con otras fuerzas políticas ya que todavía primaba la línea de frente único y esto se plasmó incluso en el proyecto de estatutos.43 Pero rápidamente quedó expuesta la naciente estrategia de clase contra clase que abortaría cualquier acuerdo y así se expresó, por ejemplo, en el discurso del enviado de la ISR en el congreso constituyente en donde se evidenciaba el viraje.44

Las resoluciones de la CSLA se dirigieron a abogar por un sindicalismo que desechara la constitución por oficios y construyera sindicatos industriales con asiento en los grandes centros productivos.45 Esto significó reafirmar el trabajo con la base pero dotarlo de una nueva dinámica organizativa con un impulso a los comités de fábricas. Éstos debían desarrollarse en las grandes empresas aunque aclaraba que en los pequeños talleres podía mantenerse "en pie el viejo sistema, es decir, el delegado de taller, quien es, en última instancia, el embrión de los Comités de Fábrica". Además, la relación institucional era con el sindicato y los integrantes, entre siete y once, debían ser elegidos por la asamblea de todos los obreros y dotarse de una representación proporcional de las secciones internas. Existía una división de tareas para priorizar áreas como propaganda, actividad cultural, publicación del periódico, organización de la biblioteca, etc. Otro de los consejos era que "los sindicatos deben luchar por el reconocimiento de los Comités de Fábrica por parte de los patrones" aunque no era indispensable y podían funcionar ilegalmente. Por último, establecía: "y para tener una mayor ligazón con la masa obrera, el Comité de Fábrica podrá crear un órgano accesorio denominado 'cuerpo de delegados', que estará constituido por los delegados de las secciones de la fábrica, elegidos en asambleas seccionales". 46

En el VIII Congreso se discutieron cuestiones referentes al movimiento obrero y se tomaron resoluciones que señalaban la necesidad de profundizar los trabajos iniciados. La conformación de células les había permitido insertarse y expandirse y tras el mencionado Congreso el PC reforzó las políticas que entendía le haría ganar posiciones en las empresas, principalmente en las grandes. El camino de enfatizar el trabajo de base resultaba prioritario

43 "Proyecto de Estatutos de la Confederación Sindical Latino Americana", El Trabajador Latino Americano, órgano oficial de la Confederación Sindical Latino Americana, II, 10-11, 31/1/1929 a 15/2/1929, p. 33.

44 Iscaro, Rubens. Historia del movimiento sindical. Tomo 2. Buenos Aires: Fundamentos. (Versión anterior: Origen y desarrollo del movimiento sindical argentino, Buenos Aires: Anteo. 1958). 1973. Págs. 150 y ss.

45 "Sobre cuestiones de organización. Resolución del congreso de la CSLA", El Trabajador Latino Americano, órgano de la Confederación Sindical Latino Americana, II, 19, 15/8/1929, p. 39.

46 Todas las citas de este párrafo: "Sobre los comités de fábrica y los sindicatos de industria", El Trabajador Latinoamericano, órgano oficial de la Confederación Sindical Latino Americana, I, 8, 31/12/1928, pp. 19-24.

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y en el informe de Codovilla al comité central ampliado del PC se dirigía la atención al trabajo en las fábricas y empresas bajo el signo del tercer período:

hay que crear los Comités de fábricas, reunir a esos trabajadores en conferencias de fábrica o empresa, discutir con ellos los pliegos de condiciones, constituir los Comités de huelga, y lanzarse a la lucha. Esa es la verdadera forma de realizar el frente único por la base: la de crear los comités de fábricas en los cuales participen obreros organizados y desorganizados, y donde se aplique la verdadera democracia sindical.47

Conclusión

La pretensión del trabajo recayó en observar la dinámica del comunismo y el movimiento obrero a través del análisis de una de sus rupturas ocurridas en los años veinte. Mediante la reconstrucción de la discusión y posterior separación del grupo de Penelón y las causas ligadas al movimiento sindical intentamos colaborar en una mejor comprensión de la experiencia comunista en relación a los trabajadores. A partir de ello se imponen algunas reflexiones de índole general.

En primer lugar, un punto de desacuerdo surgió en torno a la valoración de las centrales obreras y el proceder que, en consecuencia, ello implicaba. La valoración sobre la COA generó un primer elemento de debate entre ambos grupos. Penelón pareció priorizar el ingreso a la COA por la magnitud y proyección de ésta y desechó la opción de la USA por su tendencia decreciente y porque supondría una traba para el ingreso a la central ligada al socialismo. Aunque la propuesta de acercamiento a la COA le valió la acusación de reformista, el planteo pareció sustentarse más en el pragmatismo y la intención de ligarse a una estructura en crecimiento. Ahora bien, entendemos que no puede emparentarse esta postura de Penelón con una política que expresaba una lucha contra el sectarismo naciente del comunismo en manos de las directivas de Stalin ya que en el momento de plantearse esta discusión la estrategia de clase contra clase no se encontraba en aplicación. Que las posturas del PCRA o de Concentración Obrera más adelante incluyeran críticas no habilita a que éstas se encontraran en el origen y hayan sido causales de la división como se ha querido sugerir.48 De hecho, Penelón no expresó disconformidad alguna con la 'bolchevización' impulsada desde 1925 que apelaba a una merma de la disidencia interna y ligaba el partido a los designios, cada vez más tendientes a la burocratización, de Moscú. Incluso no dudó en cumplir un importante rol en la disputa y separación de los 'chispistas'. Aún más, en el proceso de formación del PCRA buscó que fuera reconocido por la IC como 'PC oficial' sin miramiento o crítica alguna a aquella entidad internacional comunista.

47 Partido Comunista (Comisión del Comité Central). Op. cit. Pág. 68.

48 Oriolo, Jacinto. Antiesbozo de la Historia del Partido Comunista (1918-1928), 2 volúmenes, Buenos Aires: CEAL. 1994. Pág. 133; Godio, Julio. Op. cit. Pág. 320; Corbiere, Emilio. Op. cit. Págs. 147 y ss.

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En el plano de la políticas gremiales, el PCRA siguió la hoja de ruta trazada por el PC en tanto enfocó su práctica en los sectores productivos manufactureros e industriales de peores condiciones de trabajo y en donde las otras corrientes políticas tenían posiciones menos sólidas: metalúrgicos, textiles, etc. Allí dirigieron sus esfuerzos que se limitaron al ámbito de la Capital Federal y sus alrededores y a empresas puntuales. El otro punto de continuación con la estructura oficial fue la tendencia de obtener presencia en el sitio laboral en paralelo al manejo o representación en los cargos directivos de los sindicatos. Quizá la particularidad relevada en esta perspectiva es la existencia de comisiones internas de fábrica en el sector de mayor presencia del PCRA en contrapunto con la estructura celular que priorizaba el PC. No encontramos un planteo programático que estableciera las causas de esta diferencia en el órgano de prensa del 'penelonismo'. No descartamos que esta situación fuera consecuencia de estructuras que previamente y con normalidad funcionaban en un gremio como el textil en donde comenzaban a proliferar fábricas de mayor tamaño y en donde casi la totalidad de las corrientes políticas de la época tenían una implantación concreta.

El PC sacó su propio balance de la crisis. La de Penelón sería la última de importancia en el PC durante este período. El rumbo por el que optó se cimentó sobre el acrecentamiento del control interno del partido y la clausura de los canales de discusión respecto de la problemática sindical junto a otras que conformaron la estrategia y táctica del PC en aquellos años. Además, el ciclo de escisiones inaugurado a comienzos de la década le permitió, en cada una de ellas con mayor presencia y nitidez, solidificar la injerencia de la IC en el PC argentino y establecer los parámetros para el resto de las estructuras en América Latina. Asimismo, con Penelón como ángel caído, se materializó el férreo control partidario impuesto por Codovilla y Ghioldi quienes, de allí en adelante, lograron reducir las disidencias a expresiones individuales e impedir críticas políticas, ideológicas o programáticas enarboladas colectivamente por un grupo crítico interno.

En referencia a las políticas sindicales empleadas en lo sucesivo por el PC, nos inclinamos a considerar que más nítidamente a partir de los últimos años de la década del veinte los comunistas capitalizaron el éxito de la implantación celular y ejercitaron la construcción del frente único por la base, consecuencia de la línea estratégica de clase contra clase, impulsando estructuras de trabajo en las fábricas y empresas que incluyeron la apertura a la participación del conjunto de los trabajadores. Aunque ya fue analizado, creemos que se debe seguir profundizando el estudio sobre los comités de fábrica que, a modo de hipótesis, pudieron funcionar como el relevo organizativo de las células y abrir un paradójico surco hacia el trabajo con obreros de otras corrientes políticas o independientes. Estas instancias de representación comenzaron a debilitar su vinculación directa con el PC para establecer lazos dentro de la estructura sindical prioritariamente. Denominadas de diversas maneras (comités de fábricas, comités de empresas, grupos sindicales, secciones sindicales, entre otros), la mayoría de ellas cumplían la misma función y tenían similares características: eran estructuras en el lugar de trabajo que incluían a todos los obreros, ligadas orgánicamente al sindicato de industria, elegidas por los trabajadores, afincadas en

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las secciones internas de las fábricas, por mencionar algunas. Aunque esto no implicó el abandono total del trabajo en células. En un período estratégico signado por el sectarismo, allí su aspecto paradojal, entendemos que el PC priorizó gradualmente el trabajo de base en estructuras que incluyeron a todos los obreros de la fábrica y con vinculación dentro del sindicato. El desarrollo más extendido de esta experiencia se produjo en la construcción pero también en textiles, metalúrgicos, frigoríficos, madera e industria del vestido.

En términos concretos la ruptura tuvo un alto pero efímero impacto en relación al PC, los cuadros obreros iniciaron la huída con Penelón pero en menos de un año la mayoría había retornado. Así, el PCRA quedó reducido a la figura de su líder y un grupo de militantes que difícilmente lograron soportar el golpe de Estado de 1930. Ya con el Partido Concentración Obrera, la predilección por el trabajo municipal constituyó la norma y resultó electo concejal por un nuevo período en los comienzos de los años treinta. Tras el golpe militar de 1943 y de cara a las elecciones de 1946, Penelón se opuso a la candidatura de Perón pero se mantuvo al margen de la conformación de la Unión Democrática. En 1951 fue candidato a presidente y, tres años después, falleció a la edad de 64 años.

Recibido: 9 septiembre 2013 Aceptado: 24 enero 2014

Diego Ceruso, El comunismo argentino y sus divisiones en los años veinte.Un análisis de la disputa en el movimiento sindical entre el 'penelonismo' y el Partido Comunista - The argentine communism and its divisions in the twenties.An analysis of the dispute in the

union movement between the 'penelonismo' and the Communist Party Revista www.izquierdas.cl,ISSN 0718-5049, número 18, IDEA-USACH, Santiago de

Chile, abril 2014, pp.37 - 56

Fuentes principales

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• Adelante, órgano quincenal del Partido Comunista de la Región Argentina.

• Bandera Proletaria, órgano de la Unión Sindical Argentina.

• El Trabajador Latinoamericano, órgano oficial de la Confederación Sindical Latino Americana.

• La Correspondencia Sudamericana, revista quincenal editada por el SSA de la IC.

• La Internacional, órgano del Partido Comunista de la Argentina.

• Soviet, revista editada por el CC del Partido Comunista.

Bibliografía

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