Научная статья на тему 'ECO, LAS ONGS Y LA LUCHA CONTRA LA DICTADURA MILITAR EN CHILE. ENTRE LO ACADéMICO Y LO MILITANTE'

ECO, LAS ONGS Y LA LUCHA CONTRA LA DICTADURA MILITAR EN CHILE. ENTRE LO ACADéMICO Y LO MILITANTE Текст научной статьи по специальности «СМИ (медиа) и массовые коммуникации»

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ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES / DICTADURA DE PINOCHET / EDUCACIóN POPULAR / TEOLOGíA DE LA LIBERACIóN / MEMORIA POPULAR

Аннотация научной статьи по СМИ (медиа) и массовым коммуникациям, автор научной работы — Garcés Durán Mario

En la historicidad social de los años de la dictadura (1973-1989), un factor relevante a examinar fue el protagonizado por las organizaciones sociales y académicas opositoras. Referidas comúnmente como ONG’s, su rol se centró no sólo en prestar diversos apoyos profesionales a las necesidades materiales de la población pobre del país, sino también, y en grados distintos, aportar a la renovación político-cultural de la política en el contexto de la lucha por la recuperación democrática.

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Текст научной работы на тему «ECO, LAS ONGS Y LA LUCHA CONTRA LA DICTADURA MILITAR EN CHILE. ENTRE LO ACADéMICO Y LO MILITANTE»

ECO, las ONGs y la lucha contra la dictadura militar en Chile. Entre lo académico y lo militante

ECO, NGOs and the struggle against military dictatorship in Chile. Between the academic and activist

Mario Garcés Durán*

Resumen

En la historicidad social de los años de la dictadura (1973-1989), un factor relevante a examinar fue el protagonizado por las organizaciones sociales y académicas opositoras. Referidas comúnmente como ONG's, su rol se centró no sólo en prestar diversos apoyos profesionales a las necesidades materiales de la población pobre del país, sino también, y en grados distintos, aportar a la renovación político-cultural de la política en el contexto de la lucha por la recuperación democrática.

Palabras clave: Organizaciones no gubernamentales- dictadura de Pinochet - Educación popular - Teología de la liberación - memoria popular

Abstract

In social historicity of the years of the dictatorship (1973-1989), an important factor to consider was the one led by social organizations and academic opposition. Commonly referred as NGOs, their role was focused not only in providing professional support to the material needs of the poor people of the country, but also, in different levels, contributing to the political cultural renewal in the context of struggle for the restoration of democracy.

Keywords: non-governmental organizations - Pinochet dictatorship Popular education - Theology of Liberation - popular memory

* Chileno, Doctor en Historia, académico del Departamento de Historia. Universidad de Santiago de Chile. Director de ECO, Educación y Comunicaciones. mario.garces@usach.cl

Las ONGs y la lucha en contra de la dictadura

La denominación "organizaciones no gubernamentales" es una denominación relativamente tardía en dictadura, que comenzó a popularizarse a mediados de la década de los ochenta. Sin embargo, muchas ONGs que alcanzaron un importante desarrollo en esos años, ya existían previamente a su nueva denominación. En su origen, entonces, hay que reconocer dos tipos de organizaciones que dieron origen a las ONGs, al menos en esa etapa: aquellas que surgieron como "centros académicos", por ejemplo, los Círculos de Estudio de la Academia de Humanismo Cristiano o que prolongaron esa identidad, bajo nuevas condiciones, como la FLACSO; y, por otra parte, instituciones que surgieron como "organizaciones de apoyo al movimiento popular", como SEDEJ (Servicio de Desarrollo Juvenil), SEPADE (Servicio Evangélico para el Desarrollo) y también ECO (Educación y Comunicaciones).

En su desarrollo, varias ONGs combinaron ambas dimensiones: el apoyo directo a las organizaciones populares y la investigación social, como fue en los casos de SUR Profesionales; PET, Programa de Economía del Trabajo; GIA, Grupo de Investigaciones Agrarias; CIDE, Centro de Investigación y Desarrollo de a Educación, el PIIE, Programa Interdisciplinario de Investigación de la Educación, etc.

En la mayoría de las ONGs que buscaron desempeñar este doble rol, esta relación se vivió con variadas tensiones en la medida que el apoyo asistencial o militante no siempre se encontraba con los ritmos y con las orientaciones de la investigación y la producción de saber social.

ECO, Educación y Comunicaciones, que es la organización sobre la que quiero comentar en esta ponencia, nació, de alguna manera, en medio de esta tensión y con el propósito explícito de articular esta doble dimensión de la práctica social: las acciones concretas que podían reconstruir y fortalecer al movimiento popular y la necesidad de producir teoría que acompañara y potenciara esos procesos de rearticulación políticas que ese vivían en las bases populares.

Los orígenes de ECO y sus principales opciones de trabajo

ECO nació en 1980 como una organización de profesionales de las ciencias sociales, la educación y las comunicaciones que buscaban constituir una "institución de apoyo" al movimiento popular en medio de la dictadura militar. Quienes concurrieron a su fundación, compartían una visión crítica de los efectos del régimen militar sobre los sectores populares, provocados tanto por la represión política como por los cambios en el modelo de desarrollo. Valoraban, a la vez, los esfuerzos de auto-organización que se generaban en el pueblo, especialmente en el ámbito poblacional, así como la acción de diversos agentes que colaboraban en estos esfuerzos: la Iglesia Católica, los partidos políticos de base popular, además de profesionales e instituciones independientes.

En este contexto, las primeras opciones y definiciones estratégicas de ECO se orientaron a especializar sus apoyos en tres ámbitos de la práctica social: la Educación Popular, las Comunicaciones y la Teología de la Liberación.

Durante la década de los ochenta, estas orientaciones fueron especialmente productivas ya que permitieron organizar un Programa de Formación de Educadores Populares que apoyó procesos de intercambio, sistematización y teorización entre una vasta red de profesionales vinculados al mundo popular: trabajadores/as sociales de las Vicarías Zonales de la Iglesia Católica; personal de las primeras ONGs; dirigentes sociales de base; militantes de Partidos de base popular; agentes de pastoral, miembros de Comunidades Cristianas y activistas de Derechos Humanos. Sólo entre 1980 y 1983, más de trescientos de estos profesionales recibieron apoyo y participaron en cursos y talleres de formación en Educación Popular. En los años siguientes, alrededor de mil personas participaron directamente en talleres de Historia del Movimiento Obrero en Chile, en Talleres de análisis de los Movimientos Sociales, en talleres de intercambio entre trabajadores sociales, etc. A través de estas diversas iniciativas, ECO contribuyó decisivamente a constituir la Educación Popular como un movimiento significativo durante los años de dictadura.

Desde la especificidad de las comunicaciones, a través de talleres anuales que se iniciaron en 1982, se contribuyó a la formación de comunicadores de base, los que luego se agruparon en la RED de Prensa Popular, que coordinó y estableció contacto, en distintos períodos, con un número aproximado de unas ochenta organizaciones e iniciativas de comunicación popular a lo largo del país. Ello permitió acopiar sobre 1.000 boletines populares que fueron donados al Archivo Nacional cuando se recuperó la democracia. Paralelamente a la RED de Prensa Popular, una productora de video editaba, desde ECO, materiales de apoyo para la formación cultural y socio-política de diversos grupos de base.

En el ámbito de la Iglesia Popular, se acompañó teológicamente a diversas instancias oficiales de la Iglesia Católica, así como a la Coordinadora de Comunidades Cristianas Populares; se promovieron Encuentros de Laicos que reunían periódicamente a más de quinientas personas; se editó periódicamente una serie de documentos de trabajo que permitieron la difusión en Chile de importantes trabajos de la Teología Latinoamericana de los años ochenta.

Con el advenimiento de la democracia y en el contexto del retiro gradual de los aportes de la Cooperación Internacional, ECO debió reducir sus equipos profesionales, adaptarse al limitado campo de fondos nacionales para proyectos, así como limitar sus iniciativas al ámbito de la formación y la comunicación social para el desarrollo y democratización local, sin abandonar una reflexión más amplia sobre la realidad nacional.

Las principales opciones políticas: Reconstruir el Movimiento Popular

En sus orígenes, se discutió en ECO -más allá de su forma jurídica como institución, que era una cuestión complicada en dictadura-, si en vez de una institución formal más o menos tradicional, no debía constituirse como Centro de Cultura Popular.

Este debate inicial daba cuenta de una temática que recorrería luego la construcción de la identidad institucional: el valor que otorgábamos, por una parte, al papel de los sujetos colectivos populares en la acción política, y por otra, a las cuestiones culturales en la construcción de los sujetos políticos.

Se trataba de dos problemas íntimamente relacionados, ya que daban cuenta de una visión autocrítica, que empezábamos a formularnos con relación a la derrota del movimiento popular en 1973. Esta visión autocrítica, que se conecta con los orígenes de la "renovación socialista" en su versión plebeya (o auténticamente socialista, tendríamos que decir), indicaba que en la derrota del movimiento popular de 1973 estaba implicado un "modo de construcción" del propio movimiento popular. Este modo de construcción había estado afectado por una fuerte dependencia de los partidos políticos y, al mismo tiempo -nos decíamos- era parte de una propuesta teórica que suponía a los sujetos como pre constituidos en la estructura económica y social. Es decir, en ECO éramos críticos del marxismo mecánico, economicista o vulgar y, de alguna manera, nos supusimos "protogramscianos". Imaginábamos entonces que la única manera de revertir la derrota, era favoreciendo el desarrollo del "protagonismo popular", que entendíamos como un proceso de reconstrucción del movimiento popular en el que los propios sujetos de base recuperaban y recreaban roles activos en los procesos de construcción social y de formulación de un proyecto político popular. Al mismo tiempo, estas proposiciones nos obligaban a revisar el papel de los intelectuales, al que atribuíamos un rol muy activo, siempre y cuando su producción se vinculara a los requerimientos de estas nuevas formas de construcción de los sujetos políticos populares.

La referencia a Gramsci, poco a poco fue ganando prestigio en ECO y, más ampliamente, en el campo de la Educación Popular. Y, por cierto, junto a otras referencias teóricas relevantes (como Paulo Freire y los teólogos de la liberación), se constituyeron en fuentes importantes en las cuales beber en medio de la derrota.

Estas referencias y orientaciones generales fueron tomando forma en los diversos campos en los que ECO elegía actuar: en la Educación Popular, la Comunicación Popular y la Iglesia Popular. En cada uno de estos campos, se llevaron a cabo iniciativas que buscarían vincular las experiencias prácticas de los sectores de base, el papel de los profesionales y militantes, y la elaboración teórica.

La Educación Popular, nuevos enfoques educativos y políticos

En el campo de la Educación Popular, sin dudas que ECO -junto a ONGs como el CIDE y el PIIE- hizo aportes significativos no obstante, claro está, ninguna de ellas inventó la "educación popular" en Chile. Se trataba de una experiencia que desarrollaban las propias organizaciones populares, ya sea por tradición o porque la nueva situación imponía adquirir nuevas herramientas para organizarse y enfrentar problemas nuevos, relativos a la cultura, la sobrevivencia, los Derechos Humanos, etc. También influían nuevos condicionamientos o culturas institucionales, como los de las Iglesias cristinas, especialmente la Iglesia Católica, la

que no solo generaba iniciativas de apoyo a las organizaciones populares, sino que contemplaba en ellas las cuestiones relativas a la "formación".

También llegaban a Chile, a pesar de su aislamiento, los ecos de la renovación y emergencia de nuevos movimientos sociales -especialmente brasileños- que reflexionaban y proponían nuevas estrategias educativas para las organizaciones sociales. En este contexto, en 1980 diagnosticamos que existía un conjunto de prácticas educativas o de formación en las organizaciones populares que se denominaban de "Educación Popular", pero que carecían de "un segundo piso teórico" que las potenciaran, unificaran y proyectaran políticamente. En consecuencia, y habida cuenta de este diagnóstico, la tarea de ECO debía consistir en contribuir a la elaboración teórica y política de la acciones de formación que se desarrollaban en los grupos populares.

En este proceso de elaboración, fueron tomando forma varias proposiciones. Entre las más relevantes, estaban:

a) Considerar la educación como un componente de las propias prácticas de las organizaciones populares;

b) Admitir que una propuesta educativa con orientación liberadora o emancipadora, debía dar cuenta de una concepción educativa o un enfoque educativo distinto al tradicional, que fuera capaz de facilitar la expresión y participación de los educandos, problematizar la realidad y favorecer la organización y la unidad del pueblo;

c) Una tercera orientación, tal vez más compleja, se relacionaba con la necesidad de hacer surgir nuevas concepciones y nuevas formas de acción política. Una visión más amplia de la política vinculada a la sociedad civil y formas políticas que nacieran de las propias organizaciones sociales

d) Una cuarta proposición, menos explícita en ciertos sentidos, se relacionaba con el papel del educador que, desde ECO, concebíamos como un intelectual, es decir, un sujeto capaz de producir nuevos saberes.

Ninguna de estas proposiciones estaba exenta de diferencias y dificultades. Tal vez las dos primeras proposiciones eran más consensuales, no así la tercera y cuarta proposición. En efecto, tanto las proposiciones relativas a la política como las referidas al papel del educador, fueron siempre objeto de disensos y polémicas.

En el primer caso, con relación a la política, cuando ECO se fundó (1980), vivíamos un momento crítico en la política popular, tanto por efectos de la represión como porque tampoco había claridad para evaluar la derrota de 1973 y generar formas eficientes de resistencia a la dictadura. Por una parte, el MIR había sido fuertemente golpeado y la política de retorno pronto demostraría sus límites e insuficiencias; el PC, también fuertemente golpeado, iniciaba o hacía público sus nuevas orientaciones políticas orientadas a la rebelión popular de masas; el PS, divido, facilitaba la convivencia de diversas posturas más cercanas o distantes al PC; otros

sectores socialistas, como el MAPU, la IC y fracciones del PS iniciaban, además, lo que denominarían el proceso de "renovación socialista".

En este contexto, la invitación a repensar la política era un paso importante y la propia experiencia de organización popular abonaba nuevas formas de concebir y hacer la política popular. Pero además, el contexto general de cierre del sistema político, de control y censura de los medios de comunicación, y la imposibilidad de hacer política en las formas tradicionales, también favorecía y estimulaba la necesidad de "reinventar la política".

Para los educadores populares y los diversos activistas (militantes de partidos, agentes de pastoral, profesionales, etc.) la necesidad de reinventar la política podía tomar diversas formas, pero todas debían tener en cuenta una doble perspectiva: por una parte, colaborar con la resistencia y la acción pública que desestabilizara al régimen y, por otra, fortalecer las organizaciones y redes sociales de base. Y como suele ocurrir muchas veces en la política, esta doble orientación no era fácil de articular y, en muchas ocasiones, tensaban los debates y las opciones, sea en favor de la acción política de resistencia pública, sea a favor de la "reconstrucción del movimiento popular" por la base1.

Sin lugar a dudas, la emergencia de las "protestas nacionales" modificaron este cuadro y abrieron otro curso a la política popular, pero no resolvieron adecuadamente sus dilemas -que venían de antes: la relación entre la acción pública -capaz de afectar al Estado- y la acción de base de alcances locales o sectoriales.

Con relación al papel del educador popular, el debate podía tomar diversas formas, pero tal vez dos campos eran especialmente problemáticos. Por una parte, la cuestión de si el educador era fundamentalmente un "facilitador" que hacía posible la expresión del saber popular, o si el educador era también un actor, con sus propias intencionalidades, que influía en los procesos de aprendizaje. Se trataba de campos complejos, ya que una de las originalidades de la Educación Popular tenía que ver con favorecer lo que Paulo Freire llamó "la recuperación de la palabra" y ello permitió el desarrollo y la creatividad de muchos educadores para imaginar o construir variados "materiales educativos". El riesgo sobre el que llamaron la atención algunos educadores brasileños, era si no había en esta orientación una suerte de "populismo pedagógico". Para el equipo de ECO, este debate era importante, por cuanto queríamos ver y promover la idea de que el educador era mucho más que un facilitador, era un actor, era un intelectual. Pero, ¿qué podía significar concebir al educador como un intelectual? Me parece que básicamente implicaba enfrentar dos problemas: que el educador se reconociera como un actor que intervenía en la producción de nuevos saberes en la propia acción educativa (lo que Freire llamó "síntesis cultural); y que el educador debía ser capaz de sistematizar y elaborar su experiencia a efectos de producir nuevos saberes sobre la cultura popular y los procesos políticos que comprometían al pueblo.2

1 Ver entre otros materiales, Equipo ECO, "Orientaciones políticas de la Educación Popular" Educación Y Solidaridad N° 5, ECO, Santiago, 1983; también de Gonzalo de la Maza y Mario Garcés, La explosión de las mayorías, Ediciones ECO, Santiago, 1985

2 Se puede consultar: Equipo ECO, "Los procesos de concientización" Educación y Solidaridad N° 3, Santiago, 1982

Los diversos desarrollos de ECO: nuevos actores y nuevas temáticas

A decir verdad, la Educación Popular constituyó un verdadero paradigma para muchas ONGs latinoamericanas y chilenas. Algunas de las proposiciones ya referidas, de algún modo cruzaron transversalmente los enfoques y orientaciones de nuestra ONG: pensar y elaborar desde la experiencia, potenciar las organizaciones de base, favorecer la autonomía de las organizaciones, eran todas orientaciones prácticas que podían tomar distinta forma según fuera el ámbito y el sector social con que se trabajara.

En el caso concreto de ECO, estas orientaciones generales -educativas y políticas- fueron ganando en desarrollo en el primer lustro de los ochenta, al menos en cuatro campos: el de los jóvenes, la memoria histórica, la comunicación popular y la teología de la liberación.

No me es posible referirme en esta ocasión, de modo sistemático, a los desarrollos que en cada campo se alcanzaron. De este modo, solo indicaré algunas cuestiones generales, ideas fuerza que animaron a estas iniciativas:

a) En el campo juvenil, se hizo evidente en estos años que los jóvenes jugaban un rol político de primera importancia en los barrios y poblaciones, en las parroquias y grupos culturales. Las preguntas que nos hacíamos en ECO eran si este nuevo sector se constituía en un nuevo actor político, si sus dinámicas les permitirían configurar un movimiento juvenil, sobre cuáles eran los elementos que otorgaban sentido al movimiento, etc.

b) En el campo de la memoria, entre 1980 y 1983 se elaboraron una serie de diaporamas relativos a la historia del movimiento obrero y, a partir de ellos, se elaboró una sencilla metodología que permitiera el desarrollo de Talleres de memoria popular. El recurso a la memoria histórica entre nosotros fue contemporáneo a la dictadura, no solo un momento posterior, y su objeto de reflexión fueron las propias luchas populares antes que la temática de la violación de los Derechos Humanos. En este contexto -y en especial por la elaboración de cursos para el movimiento sindical- se confeccionó una serie de Cuadernos de Historia Popular, que alcanzó 11 números

c) En el campo de las comunicaciones, se avanzó en un programa de Comunicaciones Populares, que acompañó la elaboración de Boletines y otros medios. Se entendió la comunicación no solo como intercambio de información, sino como la construcción de mensajes portadores de sentido. Se buscó aprender y conectar la reflexión con la tradición popular asociada a la prensa obrera de principios del siglo XX y se logró generar un RED de Prensa Popular, con encuentros anuales de formación e intercambios.

d) En el campo de la teología, ECO formó parte de un movimiento latinoamericano, difundió muchos de los escritos de los teólogos de la liberación a través de una serie de

documentos de trabajo llamada Fe y Solidaridad. Los énfasis de este programa estuvieron puestos en el apoyo a las propias comunidades de base -la Iglesia de base-cuando diagnosticábamos que se había producido una verdadera "irrupción de los pobres" en la Iglesia Católica. En consecuencia, los debates relativos a la eclesiología adquirieron gran importancia.3

Conclusiones

Evidentemente, los años ochenta fueron especialmente estimulantes en cuanto a la búsqueda de nuevas formas de acción política y de nuevas formas de relación de los intelectuales y los profesionales con el mundo popular. Búsquedas que abrieron otros surcos para la acción y la reflexión con un sentido emancipador. Nuevas búsquedas que buscaban reconstruir el movimiento popular luego de la profunda derrota del 11 de septiembre de 1973. Sin embargo, hay que también admitirlo, estas nuevas búsquedas no lograron modificar de manera sustantiva las inercias históricas, mucho más fuertes, de una política que tenía su centro en los partidos políticos, y pronto, con la recuperación de la democracia, en el Estado y sus instituciones.

Recibido: 4 de junio 2010 Aceptado: 22 de julio 2010

3 Ver entre otros, Fernando Castillo L, Iglesia Liberadora y Política. Ediciones ECO, Santiago, 1986

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