Научная статья на тему '“Crecimos en un suelo fértil”. Memoria afirmativa y acción de las pobladoras en Santiago de Chile'

“Crecimos en un suelo fértil”. Memoria afirmativa y acción de las pobladoras en Santiago de Chile Текст научной статьи по специальности «Социологические науки»

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pobladoras / memoria afirmativa / movimientos sociales / derecho a la vivienda / Chile / pobladoras / affirmative memory / social movements / right to housing / Chile

Аннотация научной статьи по социологическим наукам, автор научной работы — Mónica Iglesias Vázquez

Este artículo se centra en el papel que juega la memoria colectiva en el activismo de las mujeres pobladoras en Santiago en el siglo XXI. A partir de entrevistas en profundidad a pobladoras que desempeñan un liderazgo indiscutido en el actual movimiento social por el derecho a la vivienda, muestro que la memoria tiene un rol fundamental en la comprensión de su acción y en los sentidos que otorgan a su lucha. La memoria provee modelos de liderazgo, repertorios de acción y proyectos de transformación social que contribuyen a enraizar su movimiento y afirmarlas como sujetos históricos y políticos.

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"We grew up in fertile soil". Affirmative memory and action of pobladoras in Santiago de Chile

This article focuses on the role of collective memory in the activism of pobladoras (shantytown women) in Santiago in the 21st century. Based on in-depth interviews with pobladoras who play an undisputed leadership role in the current social movement for the right to housing, I show that memory plays a fundamental role in understanding their actions and the meanings they give to their struggle. Memory provides models of leadership, repertoires of action, and projects of social transformation that contribute to rooting their movement and affirming them as historical and political subjects

Текст научной работы на тему «“Crecimos en un suelo fértil”. Memoria afirmativa y acción de las pobladoras en Santiago de Chile»

52, agosto 2023: 1-25

"Crecimos en un suelo fértil". Memoria afirmativa y acción de las pobladoras en Santiago de Chile

"We grew up in fertile soil". Affirmative memory and action of pobladoras in Santiago de Chile

Mónica Iglesias Vázquez*

Resumen: Este artículo se centra en el papel que juega la memoria colectiva en el activismo de las mujeres pobladoras en Santiago en el siglo XXI. A partir de entrevistas en profundidad a pobladoras que desempeñan un liderazgo indiscutido en el actual movimiento social por el derecho a la vivienda, muestro que la memoria tiene un rol fundamental en la comprensión de su acción y en los sentidos que otorgan a su lucha. La memoria provee modelos de liderazgo, repertorios de acción y proyectos de transformación social que contribuyen a enraizar su movimiento y afirmarlas como sujetos históricos y políticos.

Palabras clave: pobladoras, memoria afirmativa, movimientos sociales, derecho a la vivienda, Chile.

Abstract: This article focuses on the role of collective memory in the activism of pobladoras (shantytown women) in Santiago in the 21st century. Based on in-depth interviews with pobladoras who play an undisputed leadership role in the current social movement for the right to housing, I show that memory plays a fundamental role in understanding their actions and the meanings they give to their struggle. Memory provides models of leadership, repertoires of action, and projects of social transformation that contribute to rooting their movement and affirming them as historical and political subjects.

Keywords:pobladoras, affirmative memory, social movements, right to housing, Chile.

Recibido: 27 marzo 2023 Aceptado: 24 agosto 2023

* Española, Socióloga (Universidad de Barcelona), Doctora en Estudios Latinoamericanos (Universidad Nacional Autónoma de México), profesora adjunta de la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, investigadora del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Teoría Social y Subjetividad de la misma Universidad. Correo electrónico: monica.iglesias@uv.cl. Este artículo es resultado de la investigación financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT), Posdoctorado N.° 3160468.

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Introducción

Un rasgo novedoso del actual movimiento poblacional en Chile es el creciente protagonismo político de las mujeres.1 Tradicionalmente las instancias comunitarias han estado sostenidas de forma prominente por mujeres, pero en el siglo XXI ellas también desempeñan roles de liderazgo público y visibilidad mediática, en vocerías y cargos dirigenciales. En los últimos lustros las pobladoras se han candidateado en distintos procesos electorales, irrumpiendo en un espacio tradicionalmente asociado al liderazgo masculino. En 2013, por ejemplo, el Partido Igualdad —herramienta política creada en 2009 por diversas organizaciones poblacionales—, presentó como candidata presidencial a una dirigente del movimiento de deudores habitacionales2, circunstancia que otorgó visibilidad al drama de la vivienda en el país y al rol protagónico de las mujeres en la lucha por la democratización de la ciudad y de la sociedad. Por su parte, desde marzo de 2020 la pandemia por COVID-19 recrudeció las condiciones de vida de los sectores populares, agravando los problemas de cesantía, pobreza, hacinamiento, falta de salud y violencia machista, pero puso de manifiesto nuevamente el protagonismo de las mujeres en la reemergencia y consolidación de organizaciones comunitarias, como las ollas comunes, para hacer frente al hambre en contexto de crisis social y sanitaria.

En los últimos años se han publicado varios trabajos que buscan caracterizar al "nuevo movimiento de pobladores" y actualizar el marco conceptual de las luchas urbanas, como veremos en el siguiente apartado.3 Sin embargo, la mayoría de los estudios —con muy pocas excepciones4— sigue sin examinar el carácter de género de las organizaciones poblacionales, pese al reconocimiento de que hoy, como ayer, el movimiento es mayoritariamente femenino. En este artículo pretendo contribuir a subsanar ese vacío, llamando la atención sobre esta nueva generación de pobladoras organizadas,5 mujeres con una activa participación en el movimiento social por el derecho a la vivienda. Me interesa comprender qué papel juega la memoria colectiva en su activismo y, por extensión, en el movimiento de pobladoras y pobladores contemporáneo.

La pregunta por la relación entre memoria y acción colectiva es relativamente reciente en Chile, con excepción de los trabajos sobre el movimiento de derechos humanos, que tienen la memoria histórica como un pilar fundamental. Con todo, algunos autores, desde la historia social y la educación popular, han enfatizado la importancia de la elaboración del pasado para quienes se organizan en el presente: Gabriel Salazar se refiere a una "memoria para la acción" y Mario Garcés rememora que, tras varios años de

1 Zenteno, Elizabeth, Kimberley Sepúlveda, Katherine Johnson, y José-Ignacio Díaz. «Mujeres pobladoras en la reemergencia y consolidación de las tomas de terreno en Viña del Mar, Chile.» Revista EURE - Revista de Estudios Urbano Regionales 49, n° 147 (2023): 122.

2 Se trata de Roxana Miranda, de la Asociación Nacional de Deudores Habitacionales (ANDHA Chile).

3 Algunos de los principales trabajos en este sentido son: Angelcos, Nicolás, y Miguel Pérez. «De la "desaparición" a la reemergencia: Continuidades y rupturas del movimiento de pobladores en Chile.» Latin American Research Review 52, n° 1 (2017), 100. Pérez, Miguel. «"A New Poblador Is Being Born": Housing Struggles in a Gentrified Area of Santiago.» Latin American Perspectives 44, n° 3 (2017): 2845. Pérez, Miguel. «"Uno tiene que tener casa donde nació". Ciudadanía y derecho a la ciudad en Santiago.» Revista EURE - Revista de Estudios Urbano Regionales 45, n° 135 (2019): 71-90. Angelcos, Nicolás, y Juan Pablo Rodríguez. «Amplifying dignity in the neoliberal city: the Pobladores movement in Chile.» Social Movement Studies, 2023. Angelcos, Nicolás, y Miguel Pérez (eds.). Vivir con dignidad. Transformaciones sociales y políticas de los sectores populares en Chile. Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2023.

4 Castillo, María José. «Competencias de los pobladores: potencial de innovación para la política habitacional chilena.» Revista INV 29, n° 81 (2014): 79-112; Pérez, Miguel. «El derecho a la vida digna: luchas por la vivienda y vida cotidiana en Santiago de Chile.» Chungará 51, n° 3 (2019b): 497-508.

5 Uso esta expresión para referirme a una parte de las mujeres que participan activamente en el movimiento social por la vivienda. Este trabajo no pretende representar a todas las pobladoras organizadas y mucho menos al "mundo poblacional", pues asumo que el término "poblador" es una categoría política, que alude al movimiento social y político, y no sociológica, en el sentido de un estrato de población.

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"militancia en los talleres de memoria popular", constató que 'la memoria trabajaba como resistencia frente a un régimen que negaba o satanizaba el pasado de luchas".6 A su vez, trabajos recientes han problematizado la relación entre posmemoria y subjetivación política en la posdictadura, destacando el legado de la lucha antidictatorial para impulsar las movilizaciones recientes y para renovar los lenguajes y las formas de la acción política.7

Siguiendo esta senda, propongo examinar las narrativas de las pobladoras organizadas con el foco en el trabajo prospectivo de la reelaboración del pasado. Es decir, en cómo las tradiciones, los recuerdos y los aprendizajes de luchas pretéritas configuran un reservorio de saberes y capacidades que las pobladoras movilizan en sus acciones y proyectos políticos. En particular, utilizo la noción de "memoria afirmativa" para designar esa apropiación del pasado por parte de los sujetos, para nutrir y potenciar su acción política.

En las siguientes secciones, primero presento una revisión conceptual de la literatura sobre el actual movimiento social por la vivienda, para dar cuenta de las continuidades y rupturas con el histórico movimiento de pobladoras y pobladores;8 después, elaboro la noción de memoria afirmativa, poniendo de relieve la importancia del ejercicio de rememoración que realizan los movimientos sociales como parte de la construcción de su identidad colectiva y enraizamiento histórico. A continuación, presento los métodos y expongo los resultados de la investigación. En primer lugar, muestro que el pasado tiene un lugar central en la construcción identitaria de las pobladoras, a partir de dos momentos clave: la fundación de las poblaciones a las que pertenecen sus familias y la resistencia contra la Dictadura. En ambos casos, el relato está atravesado por recuerdos de marginación, represión y privaciones materiales, pero frente a ello sobresale la capacidad de organizarse, luchar y resistir, por lo que las pobladoras construyen una memoria afirmativa, orgullosa de su trayectoria y de su existencia. En segundo lugar, llamo la atención sobre la importancia de la experiencia de organización y participación política de las entrevistadas: sus trayectorias muestran la impronta de las militancias partidistas y también las tensiones y rupturas fraguadas al calor de los movimientos sociales recientes con tendencias hacia la horizontalidad y el asambleísmo, especialmente el movimiento estudiantil secundario. En tercer lugar, muestro cómo las actuales pobladoras están muy conscientes de la persistencia de estereotipos de género en todas las dimensiones de la vida y cómo han desplegado en sus organizaciones estrategias para reconocer el protagonismo histórico de las mujeres, afirmando su actoría en el legado de sus predecesoras. Finalmente, relevo la importancia que conceden a la organización como un espacio y un proceso performativo del tipo de relaciones sociales que quieren construir, en donde la dimensión afectiva, los vínculos y el cuidado son tanto o más importantes que la lógica instrumental, subvirtiendo de esa manera la relación medios-fines que ha primado en otras etapas o estructuras de organización y lucha popular.

6 Ver Salazar, Gabriel. «Memoria, hermenéutica y movimiento de la "baja sociedad civil" (Chile sobre el 2000).» En Memoria para un nuevo siglo. Chile: miradas a la segunda mitad del siglo XX, de M., Milos, P., Olguín, M., Pinto, J., Rojas M. T. y Urrutia, M. Garcés. Santiago: LOM, 2001. Garcés, Mario. «El Taller Nueva Historia: Historiografía y mundo popular en Santiago de Chile, 1979-2004 (Una historia en primera persona).» Revista Divergencia, n° 16 (2021): 154-168.

7 Ver Natalucci, Ana, y Andrea Andújar. «Dossier "Las huellas de la movilización popular: memoria, protesta y política en Argentina y Chile.» Clepsidra. Revista Interdisciplinaria de Estudios sobre Memoria (CIS-CONICET/IDES) 8, n° 15 (2021); y Ortiz, Nicolás. «Political Subjectivation, Generation, and Postmemory: Understanding the Activists of the 2011 Chilean Student Movement» Latin American Perspectives, 2021.

8 Algunos trabajos fundamentales para examinar la historia del movimiento de pobladores son: Garcés, Mario. Tomando su sitio: el movimiento de pobladores de Santiago, 1957-1970. Santiago: LOM, 2002; Iglesias, Mónica. Rompiendo el cerco. El movimiento de pobladores contra la Dictadura. Santiago: Ediciones Radio Universidad de Chile, 2011. Bruey, Alison J. Bread, Justice, and Liberty: Grassroots Activism and Human Rights in Pinochet's Chile. Madison: University of Wisconsin Press, 2018.

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El actual movimiento de pobladoras y pobladores

Después de treinta años de posdictadura, existe un amplio consenso respecto de que la transición a la democracia requirió la desarticulación de los movimientos sociales que habían luchado contra Pinochet, y que la Concertación de Partidos por la Democracia instauró un estilo de gobierno que procuró la desactivación de los actores populares.9 La política neoliberal en materia de vivienda mantuvo la liberalización del suelo, establecida desde 1979, y se basó en el gasto focalizado para la construcción de vivienda social subvencionada. Es decir, buscó instalar una lógica particularista, mercantilista y descolectivizada en la consecución de la "casa propia".10 El resultado de esa política neoliberal fue un notable incremento de viviendas sociales, ubicadas en lugares periféricos, a los que las familias fueron obligadas a desplazarse, perpetuando, ahora por la vía del mercado, la política de las erradicaciones forzadas practicada durante la Dictadura.11 Las familias que se trasladaron a los nuevos emplazamientos acusaron las consecuencias negativas del desarraigo, el rompimiento de lazos familiares y comunitarios, la pérdida de capital social, la guetización, el déficit de infraestructura y la falta de oportunidades. Nicolás Angelcos y María Luisa Méndez han propuesto el concepto de "descalificación territorial" para referirse a los componentes materiales y simbólicos de la experiencia de desplazamiento provocada por la creciente segregación y gentrificación del centro de la ciudad y sus alrededores.12 En definitiva, la política habitacional de la Concertación, presentada como exitosa por sus defensores porque redujo significativamente el déficit de viviendas, no mejoró la calidad de vida de los sectores populares; por el contrario, transformó el problema de los sin techo en el desafío de "los con techo".13

Esta política gubernamental conllevó la reconversión del movimiento de pobladoras y pobladores en comités de vivienda y comités de allegados, regulados por el Estado, que se organizan para postular a los subsidios habitacionales. En este contexto, las y los pobladores tuvieron dificultades para articular una crítica al Estado y enfrentar la atomización social, configurando una "periferia domesticada", en palabras de Edward Murhpy.14 La autonomía y las formas de lucha más contenciosas se vieron muy disminuidas, con algunas excepciones como la toma del Campamento Esperanza Andina, en 1992, y la toma de Peñalolén, en 1999.15 Son

9 Oxhorn, Philip. «Where Did All the Protesters Go? Popular Mobilization and the Transition to Democracy in Chile.» Latin American Perspectives 21, n° 3 (1994): 49-68; Delamaza, Gonzalo. «Los movimientos sociales en la democratización de Chile.» En El modelo chileno. Democracia y desarrollo en los noventa., de P. y Jaksic, I. Drake, 377-404. Santiago: LOM, 1999.

10 Ozler, I. «The Concertación and Homelessness in Chile: Market-based Housing Policies and Limited Popular Participation.» Latin American Perspectives 39, n° 4 (2012): 53-70.

11 Angelcos, Nicolás, y María Luisa Méndez. «Struggles against Territorial Disqualification: Mobilization for Dignified Housing and Defense of Heritage in Santiago.» Latin American Perspectives 44, n° 3 (2017): 100—112.

12 Ibid.

13 Rodríguez, Alfredo, y Ana Sugranyes (eds.). Los con techo. Un desafío para la política de vivienda social. Santiago: Ediciones SUR, 2005.

14 Murphy, Edward. Por un hogar digno. El derecho a la vivienda en los márgenes de Santiago de Chile, 1960-2010. Santiago: LOM, 2021.

15 Ver respectivamente: Valenzuela, Catherine. «El movimiento de pobladores en Santiago. La memoria social del Campamento Esperanza Andina de Peñalolén, Santiago (1992-1998).» Revista Historia y Justicia, n° 3 (2014): 109-136. Guzmán, Romina, Henry Renna, Alejandra Sandoval, y Camila Silva. Movimiento de Pobladores en Lucha. "A tomarse Peñalolén para conquistar la ciudad". Santiago: Ediciones SUR, 2009. No son las únicas tomas del período, pero sí las más importantes por su magnitud e impacto político. Aun así, es importante señalar que una lectura más pormenorizada y compleja de la posdictadura permitiría matizar la lectura de ese periodo como un desierto de movilización, dando cuenta de la capacidad del movimiento de pobladores, en particular de los comités de allegados, para desplegar distintas formas de acción colectiva, incluidas las tomas, y sostener su lucha por una solución habitacional. Ver Giannotti, Emanuel, y Santiago Braithwaite. «Las tomas de terrenos y viviendas en Santiago de Chile, 1978-2000.» Atenea, n° 524 (2021): 175-194. Moyano, Cristina, y Santiago Braithwaite. «"Ya No Queremos más promesas". Tiempo histórico, Expectativas Y Conflicto Social En La movilización De Las Familias Allegadas En Los Primeros años De La transición a La Democracia». Cuadernos De Historia, n.° 58 (2023): 121-145.

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estas experiencias las que marcan el "retorno de los pobladores"16 y dan inicio, a comienzos del siglo XXI, a un nuevo ciclo de protesta caracterizado por:

Un nuevo lenguaje político por el derecho a la ciudad, a la vivienda y la vida digna que depende de la conformación de "un nuevo poblador" capaz de reconstituirse como sujeto político según se reencuentre con la "memoria histórica" del movimiento que le dio origen.17

El principal vínculo del "nuevo poblador" con el movimiento histórico es la reemergencia de la disposición de lucha por la vivienda social.18 Para ello, el lenguaje del actual movimiento reedita una economía moral vinculada, por un lado, con la noción de injusticia, y, por otro, con los valores de lucha, esfuerzo y sacrificio.19 A la luz de las consecuencias de las "soluciones habitacionales" de la política concertacionista, las y los pobladores reclaman no sólo acceso a la vivienda, sino que esas viviendas les garanticen una vida digna, para lo cual exigen no ser expulsados de los barrios donde han crecido. Así, el actual movimiento ha articulado la histórica reivindicación por la vivienda con el derecho a permanecer en sus comunas de origen como parte de un derecho más amplio, que es "el derecho a la ciudad".20 Esta narrativa signa el paso del beneficiario de subsidio al sujeto político de derechos.21

El significante vacío que ha permitido movilizar nuevamente a las y los pobladores, resistir la fragmentación social y proyectar su lucha articulando la demanda específica por la vivienda con la crítica a la ciudad, y a la sociedad, neoliberal es el concepto de "dignidad".22 Este concepto, desligado de su origen religioso, emerge asociado al marco maestro de los derechos humanos, lo cual, de un lado, da cuenta del procesamiento, en clave poblacional, de las narrativas de la justicia transicional y, de otro, nos aproxima a la reelaboración que hacen estos nuevos actores de la noción de ciudadanía, en oposición a la lógica neoliberal, es decir, del predominio de los derechos sociales por sobre los bienes de mercado.

En la construcción de ese relato, la memoria histórica juega un rol preponderante, tanto para acerar la disposición de lucha del movimiento, como para proveer modelos de organización y de acción social y política, y para proponer utopías pretéritas que actualizan deseos de transformación social. Este uso estratégico del pasado configura una memoria afirmativa.

16 Renna, Henry (comp.). Siete y Cuatro. El retorno de los pobladores. Lucha por la vivienda, autogestión habitacionaly poder popular en Santiago de Chile. Santiago: MPL y Quimantú, 2011.

17 Angelcos, Nicolás, y Miguel Pérez. «De la "desaparición" a la reemergencia».

18 Pérez, Miguel. «"A New Poblador Is Being Born"».

19 Pérez, Miguel. «"Uno tiene que tener casa donde nació"».

20 Renna, Siete y cuatro.

21 Mathivet, Charlotte, y Claudio Pulgar. «El Movimiento de Pobladores en Lucha, Santiago, Chile.» Diálogos, propuestas, historias para una Ciudadanía Mundial,, 2010.

22 Rodríguez, Juan Pablo. «Mapping the Neoliberal City: Pobladores Resisting Social Fragmentation in Chile.» En Resisting Neoliberal Capitalism in Chile. Marx, Engels, andMarxisms, de Juan Pablo Rodríguez, 119-158. Palgrave Macmillan, 2020; Angelcos, Nicolás, y Juan Pablo Rodríguez. «Amplifying dignity in the neoliberal city». En todo caso, el concepto moral de dignidad no es completamente nuevo en el movimiento de pobladores; ya durante la Dictadura, en 1983, emergió un referente político ligado a la Izquierda Cristina que se llamó Movimiento Poblacional Dignidad; en 1985 la Vicaría de la Solidaridad organizó el Encuentro Pobladores por una Vida Digna; y aún antes, en los años veinte, los arrendatarios articularon sus reivindicaciones "por una vivienda digna de ser ocupada por seres humanos". Sobre este último ver Cerón, Nicky. «"Por una Vivienda Digna de ser ocupada por seres humanos". Movimiento Social Arrendatario: dinámicas asociativas y de politización popular (1914-1925)». Informe final para optar al grado de Licenciado en Historia. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, 2017.

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La memoria afirmativa: porque fuimos, seremos

En Chile, como en otras sociedades marcadas por las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, los procesos de rememoración han estado permeados por los efectos del trauma psicosocial y político causado por el terrorismo de Estado.23 En consecuencia, el campo de estudios de la memoria ha enfatizado la "obstinada permanencia de una memoria traumática"24, centrada en las víctimas, en la reparación moral, la conmemoración y su dignificación. No obstante, en las últimas décadas, varias investigaciones han advertido cómo esa "memoria victimizante"25 eclipsa o impide ver otras dimensiones, como las militancias, los imaginarios y las potencialidades políticas de los actores derrotados. Por eso, Peter Winn ha señalado que la auténtica memoria prohibida no es la de la Dictadura, sino la de la Unidad Popular, es decir, los recuerdos de la "revolución desde abajo" protagonizada por trabajadores, campesinos y pobladores.26

En consonancia con esta crítica, ha ido ganando fuerza un nuevo prisma en la elaboración del relato de la experiencia vivida, o transmitida, que ya no interroga el pasado desde la perspectiva de la tragedia, la derrota y la víctima, sino que lo hace desde las luchas que libraron quienes sufrieron las violaciones de los derechos humanos:

Antes de ser "víctimas", las personas cuyos nombres figuran hoy en listados de ejecutados políticos y de detenidos-desaparecidos, se nombraban a sí mismas usando múltiples palabras y tomaban posición en una sociedad de determinadas maneras, lo que, a su vez, llevó a otros a designarlas como "enemigos", "subversivos", etc.27

Este desplazamiento desde una memoria traumática, basada en la violación de los derechos humanos y centrada en el paradigma de la víctima, hacia una memoria de las luchas, alumbra una relación productiva entre memoria y movimientos sociales.28 Estos invocan una referencia significativa del pasado, dotan de densidad histórica las protestas del presente y actualizan las ideas y repertorios de movilizaciones pretéritas.29 De esta manera, el pasado se hace presente al encarnarse en las nuevas generaciones de activistas: los recuerdos colectivos conectan las experiencias pasadas con las presentes en el proceso de creación de la identidad colectiva.30 Desde esta perspectiva, la forma y el contenido de las memorias cambian con el tiempo, porque la memoria es un catalizador y una herramienta para la acción social y política, un ingrediente de la subjetividad colectiva que las personas invocan y moldean para crear selectivamente 'lazos afectivos" que son necesarios en la construcción colectiva de proyectos políticos.31 Entonces, es interesante examinar cómo los

23 Lira, Elizabeth, y María Isabel Castillo. «Trauma político y memoria social.» Psicología Política de la Universidad de Valencia, n° 6 (1993): 95-116; Iglesias, Margarita. «Trauma social y memoria colectiva.» Historia Actual Online, n° 6 (2005): 169-175.

24 Lazzara, Michael J. Prismas de la memoria: narración y trauma en la transición chilena. Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2007.

25 Kriger, Miriam. «La enseñanza de la historia reciente como herramienta clave de la educación política.» Persona y Sociedad XXV, n° 3 (2011): 29-52.

26 Winn, Peter. La revolución chilena. Santiago: LOM, 2013.

27 García, Antonia. «Restituir una trama. Acerca de una investigación sobre memoria y desaparición realizada en los años 1990.» En

Aproximaciones teóricas y conceptuales en estudios sobre cultura política, memoria y derechos humanos, de Ximena Faúndez, Fuad Hatibovic y Jaime Villanueva, 63-84. Valparaíso: CEI-CPMDH, 2020, pp. 77-78.

28 Traverso, Enzo. Elpasado, instrucciones de uso: Historia, memoria, política. Madrid: Marcial Pons, 2007.

29 Eyerman, Ron. «Social Movements and memory.» En Routledge International Handbook of Memory Studies, de Anna Lisa Tota y Trever Hagen. Abingdon: Routledge, 2015.

30 Gongaware, Timothy B. «Collective Memories and Collective Identities: Maintaining Unity in Native American Educational Social Movements.» Journal of Contemporary Ethnography 32, n° 5 (2003): 483-520.

31 Bruey, Alison J. «Memory and Method: New Studies on Chilean History.» Ethnohistory 56, n° 4 (2009): 741-747.

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movimientos sociales de las últimas décadas vehiculizan recuerdos que en etapas anteriores estaban olvidados o silenciados, porque eran memorias que no encontraban un contexto favorable para su elaboración y enunciación, porque habían sido deslegitimadas: memorias "subterráneas"32 o "eclipsadas".33

Por oposición a la memoria traumática, propongo el concepto de memoria afirmativa, que defino como la elaboración del pasado basándose en hechos con una valencia positiva y alto impacto emocional.34 El significado positivo asociado a los hechos no depende tanto del hecho en sí (la historia) como del proceso de rememoración realizado bajo una disposición distinta, determinada por el momento presente (la memoria). Así, el trauma es resignificado al insertarlo en el conflicto político que lo originó y que lo sucede: la rememoración es parte de una lucha actual por el significado del pasado. En estos casos, la memoria traumática es desplazada, o subordinada, por un relato heroico basado en los ideales de lucha, solidaridad y organización, como sucede precisamente en algunas poblaciones emblemáticas como La Victoria, Villa Francia o José María Caro.35

La memoria afirmativa se configura, entonces, como un recurso para la acción, a partir de la afirmación del sujeto que lucha y de proyectos antagónicos a la sociedad actual, porque "cuando la memoria moviliza la experiencia pasada y presente y produce efectos de realidad proyectados hacia el futuro, se convierte en un recurso político. [...] La memoria se constituye en un recurso para reafirmar la vida, para existir y reexistir".36 El pasado deja de ser un "almacén" y adquiere una dimensión política porque mantiene una relación vital con el presente, tal y como postula Aleida Assmann respecto de la diferencia entre "memoria funcional" y "memoria de almacenamiento": la primera es una "memoria viva" porque está compuesta de elementos cargados de significado que se caracterizan por su "relación con el grupo, su selectividad, su contenido axiológico y su orientación hacia el futuro".37

El actual movimiento de pobladoras y pobladores se funda en ese ejercicio de memoria colectiva, en el que reelabora el pasado encontrando allí elementos que le permiten afirmar su existencia y su historicidad.

Método

El estudio de la memoria y de los procesos de subjetivación requiere un enfoque cualitativo de investigación, capaz de comprender la experiencia de las personas desde sus propias narrativas. En este trabajo hemos empleado un diseño narrativo38, centrado en la biografía de un conjunto de pobladoras que ocupan vocerías y posiciones de liderazgo en sus respectivas organizaciones. Para producir los datos utilizamos la entrevista en profundidad; estas fueron realizadas, de manera presencial, entre septiembre de 2017 y septiembre de 2018,

32 Pollak, Michael. Memoria, olvido, silencio. La producción social de identidades frente a situaciones límite. La Plata: Ediciones Al Margen, 2006.

33 Montealegre, Jorge. Memorias eclipsadas: duelo y resiliencia comunitaria en la prisión política. Santiago: Editorial Asterión, 2013.

34 Iglesias, Mónica. «Notas para una conceptualización de la "memoria afirmativa" de los movimientos sociales.» En Aproximaciones teóricas y conceptuales en estudios sobre cultura política, memoria y derechos humanos, de Ximena Faúndez, Fuad Hatibovic y Jaime Villanueva, 103130. Valparaíso: CEI-CPMDH, 2020.

35 Ver respectivamente: Cortés, Alexis. «Da memória traumática ao relato heróico: o papel da violencia na identidade do Bairro da Población La Victoria, em Santiago do Chile.» Sociedade e Cultura 14, n° 2 (2011): 357-367. Raposo, Gabriela. «Territorios de la memoria: La retórica de la calle en Villa Francia.» Polis 11, n° 31 (2012): 203-222. Parraguez, Leslie. «La reconstrucción de movimientos sociales en barrios críticos: el caso de la "Coordinadora de Pobladores José María Caro", Santiago, Chile.» Revista INVI 27, n° 74 (2012): 217-246.

36 Vignolo, Paolo, Jefferson Jaramillo, y Marta Jimena Cabrera. «Memorias del presente y del futuro: ¿cómo, para quién, para qué?» Revista Colombiana de Sociología, n° 40 (Supl. 1) (2017), pp. 20-21.

37 Erll, Astrid. Memoria colectiva y culturas del recuerdo. Estudio introductorio. Bogotá: Ediciones Uniandes, 2012, p. 42.

38 Sautu, Ruth. El método biográfico. La reconstrucción de la sociedad a partir del testimonio de los actores. Buenos Aires: Editorial de Belgrano, 1998.

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con el propósito de indagar en el rol de la memoria en la construcción de la subjetividad política de las pobladoras. La pauta de la entrevista consideró una batería de temas y preguntas para reconstruir la trayectoria personal, familiar, comunitaria y política de las pobladoras. Los encuentros tuvieron una duración de entre 2,5 y 3 horas, y se realizaron siguiendo los resguardos éticos para la investigación, lo que incluye el procedimiento de consentimiento informado que garantiza la confidencialidad de la información y el anonimato de las participantes. Para proteger la identidad de las informantes, sus nombres han sido reemplazados por seudónimos. No obstante, los nombres de poblaciones y organizaciones no fueron modificados. Se trata de organizaciones con dilatada trayectoria y presencia en la ciudad de Santiago. A continuación, presente una breve caracterización de las entrevistadas.

Tabla 1. Caracterización de las entrevistadas

Nombre (ficticio) Año de nacimiento Nivel educativo Hijos Organización

Karla 1968 Ed. Secundaria Sí Comité de Allegados Don Bosco

Ana 1981 Ed. Terciaria Trabajadora social Estudios de magíster No Movimiento de Pobladores Ukamau

Rosa 1982 Ed. Terciaria Trabajadora social No Movimiento de Pobladoras y Pobladores en Lucha (MPL)

Emilia 1987 Ed. Terciaria Trabajadora social Sí Movimiento de Pobladoras y Pobladores Vivienda Digna (MPVD)

Para el análisis de las narrativas, las entrevistas fueron trascritas y analizadas, primero de forma individual, explorando su sentido general e identificando las categorías y temas ilustrados por cada una; posteriormente, se realizó una comparación entre narrativas, identificando temas comunes y disímiles, y ensamblando las narrativas en una historia general o narrativa que conjunta las cuatro historias. A continuación, presento los principales tópicos o aspectos de esta narrativa, en relación con el problema de investigación: esto es, el rol de la memoria en su subjetividad política y en su activismo.

Resultados

Tradiciones familiares y comunitarias: recuerdos de sacrificio y solidaridad

Las familias de las mujeres entrevistadas han sido parte de los grandes procesos que vivieron los sectores populares a lo largo del siglo XX chileno: la migración campo-ciudad, la politización y radicalización de amplias capas de la población, la militancia y movilización masiva en torno a la casa y a la transformación social, y la lucha contra la Dictadura. Estas distintas temporalidades históricas se superponen en sus relatos, dotándolos de capas de espesor. El "mito fundacional", esto es, la toma de sitios y la autoconstrucción de las poblaciones a manos de los propios habitantes, constituye el núcleo de sus recuerdos porque "esa gesta es la mayor demostración de su historicidad, su capacidad de construir historia":39

39 Aguilera, Mariana, Romina López, y Daniel Fauré. Mujeres pobladoras. Tejiendo memorias desde la población Los Nogales (1948-2017). Santiago: Editorial Quimantú; Ediciones Chuchunco, 2020, p. 53.

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Nuestros vecinos y nuestras vecinas, que son organizados del comité de la Pincoya, vienen con la historia de sus abuelas; ellas se reconocen como las nietas de las mujeres que estuvieron en la toma de la Pincoya y así ellas se referencian, con esa identidad (Emilia, MPVD).

Yo creo que hay procesos históricos que nosotros heredamos, que nos permitieron llevar adelante este proyecto y tener este triunfo40, porque la misma historia que nuestras abuelas y abuelos, o bisabuelas y bisabuelos llegaron a tomarse un terreno a finales de los años cuarenta. (Ana, Ukamau).

Esta arraigada memoria histórica configura la identidad de las fundadoras y es recreada por las generaciones jóvenes que buscan afirmar sus orígenes y su acción social y política. Es una memoria de esfuerzo, sacrificio y privación, pero en un contexto de auge de la movilización social y política, y de creciente protagonismo de los sectores populares, en vísperas de un gran triunfo: es una historia de sufrimiento y angustia en un contexto de esperanza jalonado por la utopía de la revolución. Por eso, es una memoria, sobre todo, de solidaridad y fuerza colectiva que se sobrepone a las penurias y carencias materiales:

Cuando llegan los habitantes a la Población Santiago, como no había luz, entre todos los vecinos juntaron todos los pedazos de cable de luz que tenían e hicieron un cordón y lo adosaron a la última casa de Los Nogales que tenía luz y con ese cable llegaron y le dieron luz a la Población Santiago (Ana, Ukamau).

Tal y como recuerda Ana, entre las dos poblaciones se formó un "cordón umbilical" que mantiene unidos, en el imaginario de sus habitantes, a ambos territorios a través de una historia de solidaridad, de fortalecimiento de lazos sociales, de construcción de autonomía, que constituyen elementos de orgullo para las pobladoras. Una población da [a] luz a la otra, con la ayuda mutua.

En los años previos al golpe militar los partidos de izquierda desplegaron una labor intensa en el ámbito poblacional y muchos pobladores y pobladoras mantuvieron militancias simultáneas en sindicatos, partidos políticos, juntas de vecinos, centros de madres y otras organizaciones. Así pues, la historia de la lucha poblacional es inseparable, en cierto modo, del devenir de la izquierda chilena y de sus organizaciones sociales y políticas. Por eso es muy común encontrar en los relatos la referencia a familiares militantes de partidos políticos, como los padres de Rosa (MPL), que eran "dos jóvenes que en el momento en el que en Chile hubo un Gobierno popular se incorporaron a las filas de las luchas. mi papá era de las Juventudes Comunistas y mi mamá fue del MIR [Movimiento de Izquierda Revolucionaria]".

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Memoria de la resistencia y de la lucha antidictatorial

Con el golpe de Estado muchos pobladores fueron perseguidos, asesinados y hechos desaparecer. Junto con la represión selectiva, la Dictadura llevó a cabo allanamientos masivos en las poblaciones y, más tarde, erradicaciones de campamentos, con el fin de expulsar por la fuerza a los pobres urbanos de las zonas céntricas de la ciudad. Sin embargo, en los años ochenta el protagonismo popular se manifestó contundentemente durante las Jornadas de Protesta Nacional, en las poblaciones que circundaban Santiago: los jóvenes y las mujeres sostuvieron la resistencia.

40 Alusión a la construcción del barrio La Maestranza, ubicado en el centro de la ciudad, proyecto de vivienda popular de Ukamau, ejemplo de democratización de la ciudad.

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En aquellos años las pobladoras entrevistadas eran apenas niñas, algunas casi recién nacidas. Pero, ya sea de manera directa o por medio de los relatos familiares, todas tienen memoria de las violaciones a los derechos humanos que sus familias sufrieron en carne propia: el tío de Ana (Ukamau), militante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), fue ejecutado en una emboscada; la tía de Emilia (MPVD) engrosa las listas de detenidos desaparecidos; a su abuelo materno lo mataron en la tortura el año 1978 y ella recuerda que su abuela, también militante, "queda con diez hijos, de los cuales entrega todos a la organización". Por eso, afirma con orgullo: "Yo vengo de una familia de izquierdas que luchó contra la Dictadura, miembros del Partido Comunista, miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez".

La participación de sus familiares en las organizaciones de derechos humanos ha sido un elemento central en la identidad y en la formación política de las mujeres entrevistadas. La memoria de sus familiares ejecutados o detenidos-desaparecidos ha acompañado su proceso de subjetivación:

Mi abuelo nos mezcló en esa lucha, nos incorporó... sin contarle a nadie, lo hizo nada más, porque era su familia. E integra a mi abuela al grupo folklórico de mujeres de familiares de detenidos desaparecidos y lo que hace mi abuela (como mis padres trabajaban) es empezar a llevarme a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Entonces, los primeros ápices de organización nacen con esta cantidad de mujeres que buscaban a sus familiares, que cantaban, que bailaban y que lloraban por esa pena. [...] Todo eso fue [...] mi base organizativa, por así decirlo, y fueron ellas las que de una u otra forma me fueron empapando con su lucha (Emilia, MPVD).

En su condición de niñas participaban de la vida cotidiana de sus barrios, sabían de la colaboración de sus mayores en la lucha antidictatorial e incluso tomaban parte en actividades culturales y políticas de resistencia. Por eso tienen una memoria viva de la represión. Reproduzco en extenso el relato de Rosa (MPL) porque condensa todos estos elementos:

Tengo imágenes en la cabeza y me he encargado toda mi vida de que no se me olvide jamás. Porque creo que es lo único que yo puedo hacer por mis hijas, decirles lo que yo vi, lo que yo viví. y para que ellas tengan claro. esa es su memoria también. Es su memoria histórica, porque su memoria ancestral es otra, viene ya desde los pueblos antiguos de mis abuelos. pero es su memoria histórica, ellas tienen que saber lo que pasó en este país: que aquí hubo persecución, que hubo un golpe militar, que asesinaron al Presidente, que se desbarató todo un proceso social que estaba levantado desde abajo. Yo me he encargado toda mi vida de no olvidarme de eso y, sí, tengo algunos recuerdos bien pencas, por ejemplo, acá en Peñalolén Alto, que andaban buscando a mi papá y a su hermano porque los dos eran de la Jota41. Y vivíamos acá en Peñalolén Alto y un día estábamos durmiendo, era de madrugada y llegaron los milicos y mi papá —yo debo de haber tenido como 6 años— tuvo que saltar para la casa de al lado, de la vecina, que le golpeó —nosotros vivíamos en una media agua—, y le golpeó: "¡qué vienen los milicos!". Se dio la vuelta, saltó por el techo y se fue para la casa de al lado. Y entonces entraron los milicos y nos sacaron a todos nosotros: a mi mamá, a mis dos hermanos y a mí para el patio. Y dos se nos pusieron acá [señala al frente, a corta distancia] con sus metralletas y todo el cuento. y uno de ellos agarró a mi hermano chico del brazo. Y con su metralleta: "¿dónde está el huevón? ¿dónde está el huevón?" (tú sabes cómo son ellos, te tratan a garabatos). Y mi

41 Expresión coloquial para referirse a las Juventudes Comunistas (JJCC), ala juvenil del Partido Comunista.

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mamá obviamente no podía decir nada, dijo que no estaba, que se había ido, que la había dejado botada [risas]. Y a nosotros nos preguntaban también, nosotros estábamos shockeados, no dijimos nada, yo no dije nada, mi hermano mayor no dijo nada y mi hermano chico, que tenía una pistola guardada en el pañal, no dijo nada. Ese es uno de mis recuerdos más tristes, yo creo, bueno. además de todo lo que pasó, porque cuando fueron muriendo compañeros de ellos.

Los allanamientos a las poblaciones o directamente a sus casas eran vividos con mucha angustia porque las fuerzas represivas irrumpían en el espacio íntimo, buscando a algún familiar, destrozando los pocos enseres que tenían, generando terror e incertidumbre:

Hacían allanamientos constantes durante todos los días, teníamos un vehículo policial, una tanqueta fuera de la casa y si un paco decía "ah, entremos", y entraban a las 2 de la tarde, a las 2 de la mañana, a las 5 de la tarde. supuestamente buscando armas, porque [mi tío] había dejado cosas ocultas en la casa. A veces en la madrugada sacaban a todos los hombres en calzoncillos a la calle y nosotros con nuestras mamás nos quedábamos en las piezas que tenían las diferentes familias, revisaban todo, revolvían, rompían, entonces, y eso tomó muchos días, mucho tiempo (Ana, Ukamau).

En la rememoración se mezclan distintos sentimientos: de un lado, temor y vulnerabilidad, de otro, rabia e impotencia, pero, sobre todo, sobresale en el relato el orgullo por haber burlado a la policía, la dignidad por la capacidad de sobreponerse a la represión, de formar parte de la resistencia y de la lucha contra la Dictadura, y también la solidaridad y complicidad de los y las vecinas.

Cuando ya comenzaba la tarde, empezaban a aparecer las barricadas, también. La represión era terrible. A nosotros nos encerraban en el baño, a todos los niños. porque, además, tiraban lacrimógenas dentro de las casas cuando perseguían a los muchachos que hacían la resistencia, a las compañeras, pero había mucha solidaridad, mucha solidaridad. Claro, yo no lo recuerdo al cien por ciento, pero todavía cuando los más viejos, o los con más experiencia, nos dicen "las vecinas dejaban las rejas abiertas, las puertas de las casas abiertas, nos dejaban limones en la reja de la casa". [.] Yo recuerdo esas cosas porque, además, que son cuestiones que marcan. como que quedan tatuadas en la memoria (Ana, Ukamau).

Las postrimerías de la Dictadura fueron un "tiempo peligroso" para los sectores populares que habían participado activamente en la lucha antidictatorial.42 El triunfo en el plebiscito de 1988 auguraba una apertura política: "Salimos a la calle, con todos los vecinos, que ese día era fiesta" (Rosa, MPL). Pero la transición a la democracia fue un pacto entre élites que exigió la marginación del pueblo y de sus aspiraciones de democratización social y política.43 Para muchos sectores, la posdictadura se configuró como un tiempo de desencanto y frustración; y en los relatos de las jóvenes pobladoras emerge una memoria amarga de esos años,

42 ECO. «Los movimientos sociales en la coyuntura post-plebiscitaria: Un tiempo peligroso.» Taller de Análisis Movimientos Sociales y Coyuntura, n° 3 (1988).

43 Iglesias, Mónica. «Social Movements in Chile (1983—2013): Four Theoretical and Historical Moments.» Latin American Perspectives 44, n° 4 (2017): 99-113.

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resultado de ver a sus padres44 desconcertados, frustrados, sin proyecto colectivo, sin espacio político, sin posibilidad de proyectar su militancia. En algunos casos ese recuerdo es una memoria de la traición y el desengaño.

Después, con la vuelta de la democracia, eso se fue a las pailas, la resistencia ahí no sirvió, [mi papá] no tuvo ni un reconocimiento, ningún fruto porque el mismo Partido Comunista decidió volver a la democracia con la DC, con todo ese grupo de gente. y la alegría llegó. supuestamente . estábamos en democracia, ya no había que resistir, ya no había que formarse ni autoeducarse, ni ninguna cuestión porque ya habíamos vuelto a la democracia. Entonces, ahí mi papá se sale de las Juventudes Comunistas, en el 88-89, cuando fue el plebiscito [.] Así que él ya deja su militancia (Rosa, MPL).

[Mi papá] después de la Dictadura quedó pa' la cagá, no sabía qué chucha hacer con su vida, frustrado porque los otros huevones habían negociado y él quería combatir. Para eso se había formado toda la vida y por eso había pensado que él iba a morir. Muchos de los amigos de mi papá están en la droga, están en el alcohol o se suicidaron. Mi papá quedó muy solo después de eso porque el negocio de la vuelta a la democracia te dejó un vacío, un vacío histórico tremendo, tanta gente. muchos compañeros de los que tienen hoy entre 45 y 60 años tienen esa huevada muy perdida, una desorientación política ahí compleja. Mi padre no logra nunca levantarse como militante, no lo logra (Emilia, MPVD).

En todo caso, las pobladoras organizadas conectan su actual actividad social y política con una herencia de participación y militancias familiares.

Mis abuelos también tenían participación activa en política, entonces yo digo. yo no estoy aquí simplemente por una cosa del azar o porque me encontré un día con alguien y me convenció de algo, sino que esa memoria histórica y esa memoria con que . porque a veces uno cuando niño vive esos momentos, pero no los recuerda (Ana, Ukamau).

Yo soy nieta de las mujeres y los hombres que la dictadura no logró matar. Soy como una resistencia, fruto de eso, y me siento muy orgullosa de ese pasado, así como me siento muy orgullosa de organizarme con compañeros y compañeras que no tienen ese pasado, pero, sin embargo, han decidido llevar esta lucha con carne, como propia (Emilia, MPVD).

Aunque no siempre fue sencillo asumir esa herencia y continuar ese legado. El trauma colectivo que supuso el terror de Estado y el sufrimiento que vivieron sus familias hizo que, en ocasiones, fuera difícil comunicar esas experiencias:

Historias que yo, después, cuando ya más grande y tratando de averiguar quién era mi familia, lo supe, porque ellos, con todo lo que pasó en este país, era muy difícil que quisieran hablar de política y de su militancia y de sus pensamientos políticos. Hubo un tiempo en donde fue súper difícil que incluso a mí me dejaran participar, sobre todo pensando en lo que pasó con mi tío

44 Es importante resaltar que esta impotencia es más notoria en los padres, en los varones, que en las madres. Ellas parecen demostrar más resiliencia, una mayor capacidad de adaptarse a las circunstancias, un sentido práctico vinculado a la subsistencia familiar que las impulsa a perseverar.

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[.] hubo un tiempo en que se resistieron mucho a nuestra participación en política (Ana, Ukamau).

La cita anterior da cuenta de que las memorias requieren un contexto propicio de enunciación, y que el trabajo de elaboración del pasado es una actividad personal y colectiva que no sigue un camino lineal. Pero, en última instancia es siempre el presente el que convoca los recuerdos, por eso la memoria es, esencialmente, conexión entre pasado y presente, como pone de manifiesto Ana (Ukamau), en el siguiente relato:

Utilizando la figura de Salvador Allende, utilizando la figura de Víctor Jara, de Violeta Parra, utilizando figuras de compañeras y compañeros que dieron la vida por un ideal, por defender algo que se nos arrebató a la fuerza y que lamentablemente ellos [la Concertación] siguieron profundizando. Hoy día no tenemos a los milicos en la calle, pero los ladrones de "cuello y corbata" de la Concertación han seguido igual, o sea, hay dirigentes desaparecidos, hay mapuches asesinados.

En definitiva, la familia aparece como un reservorio de referencias ineludibles, modelos de compromiso social y de participación política, pero no hay una transmisión lineal o automática de esos modelos, sino que las entrevistadas activan sus recuerdos, van a la búsqueda de cierto pasado, a partir de las luchas que libran en el presente.

Trayectoria personal: militancias y aprendizajes propios

Las pobladoras entrevistadas son mujeres que siempre han destacado por desenvolverse en distintos espacios y niveles de participación política y por sus dotes de liderazgo. La enseñanza media constituye para ellas un momento particularmente importante porque les permitió foguearse en las luchas del movimiento estudiantil secundario al calor de un ciclo ascendente de protesta. Ana (Ukamau) recuerda que fue "dirigenta del Cordón Popular de Educación acá en la región Metropolitana. ya en la enseñanza media yo me vinculé mucho más políticamente". A su vez, Emilia (MPVD) considera que la "revolución pingüina"45, en la que participó muy activamente desde la Coordinadora de Secundarios de Maipú (COSEM), fue "una lucha muy formadora".

En la mayoría de los casos, la militancia partidista aparece como una solución de continuidad con las trayectorias familiares, como una opción "natural" y es, por eso, una de las primeras decisiones en sus trayectorias políticas:

Yo a los 16 años entré a militar al Partido, a la Jota. A los 16, mientras mis amigas andaban bailando y carreteando, yo andaba creyendo que la revolución la iba a hacer en cuatro paredes (Emilia, MPVD).

Con 17 entré a militar en la Jota, pero antes hice una premilitancia en la brigada Víctor Jara, en Peñalolén, que era de la Jota. Ahí estuve como un año y después de eso decidí incorporarme a las Juventudes Comunistas y en la Jota estuve como 6 años, pero yo ingreso a militar porque también tengo una memoria de lucha que viene con mis papás, con mi papá y con mi mamá (Rosa, MPL).

45 Primer episodio de movilizaciones masivas de la posdictadura, protagonizado en 2006 por estudiantes de la educación secundaria, conocidos como "pingüinos" por su uniforme escolar.

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La memoria de lucha, a la que alude Rosa, se traduce en una aceptación "natural" de la decisión de organizarse. Aunque en las organizaciones poblacionales hay una proporción importante de pobladoras y pobladores sin militancias previas y sin trayectorias familiares de organización social y política, lo cierto es que en el origen y en el liderazgo de esas organizaciones encontramos a personas con fuertes tradiciones militantes:

Somos un equipo de mujeres y hombres que venimos participando en política hace mucho tiempo, algunos con algunas militancias anteriores, gente que viene del MIR, otros compañeros que eran más autónomos no tenían una militancia clara, pero siempre ligados a la izquierda más radical (Ana, Ukamau).

[El MPL] surge a raíz de la necesidad que conocimos en nuestra comunidad, en nuestros vecinos, el hacinamiento que pudimos ver en nuestras poblaciones, pero, además, nosotros éramos militantes de las Juventudes Comunistas. Y ahí tuvimos toda nuestra formación política (Rosa, MPL).

Sin embargo, en el caso de las Juventudes Comunistas, las entrevistadas dan cuenta de una conflictiva relación con el Partido Comunista, que se traduce finalmente en su expulsión. Los desencuentros surgen ante la crítica de las jóvenes a las estructuras partidarias, a la forma de hacer política, y a la ausencia de un anclaje territorial, de una orientación estratégica hacia las poblaciones.

Milito 4 años en el PC, me terminan echando porque se nos ocurre con otros compañeros destruir la verticalidad interna de la organización porque el Partido tiene una estructura militar y nosotros éramos asamblearios. y a diferencia de muchos compañeros que pasan desde la asamblea al Partido, al instrumento político, yo paso del instrumento político a la asamblea (Emilia, MPVD).

Y a todos nos habían expulsado de las Juventudes Comunistas porque teníamos ahí una contradicción importante, de cuál era el objetivo del periodo, la lectura política que hacíamos, pues nosotros creíamos que teníamos que luchar también contra el Estado, desde y contra el Estado. Desde el Partido Comunista no se podía entender ese planteamiento, se entendía que tenía que ser todo institucional, y no salirse un poco de los márgenes. así es como unos se fueron del Partido, de la Jota, y a otros nos expulsaron [.] Yo soy agradecida del Partido Comunista porque yo me formé ahí, porque aprendí lo básico de lo que es luchar, lo importante de las ideologías y de los planteamientos políticos, pero no cabíamos ahí. Y el Partido Comunista no tenía una propuesta para trabajar con los pobladores; sí con los trabajadores, pero no con los pobladores (Rosa, MPL).

Además de las trayectorias familiares de organización y militancia, la propia experiencia de vida influye en la decisión de organizarse de las jóvenes pobladoras. Si en su imaginario, la toma está en el génesis de las poblaciones, su condición de allegadas caracteriza su experiencia vital con la vivienda. Las familias allegadas crecieron exponencialmente durante la Dictadura ante las dificultades para llevar adelante tomas de sitios. La situación de la vivienda, que era una "olla a presión" en los años ochenta, siguió siendo un problema en la posdictadura.

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Nosotros46 todos vivimos allegados, en una ruca, sin alcantarillado en algún momento, en la casa del abuelo, de la abuela, del tío. a todos alguna vez nos echaron con toda la familia, para afuera, a la calle (Rosa, MPL).

La precariedad que conlleva el allegamiento que, si bien es posible en muchas ocasiones gracias a los lazos familiares, también tensiona esos mismos lazos poniendo en riesgo el sostén material y afectivo de las familias, resulta tanto más agraviante en relación con las y los hijos:

Si vivías de allegado no tenías patio, tus hijos tenían que andar en la calle. el tema del patio es importante, porque la mayoría de la gente reclama que si tu hijo es drogadicto es por eso, el hecho de vivir de allegado y, por no molestar, tienen que andar todo el día en la calle (Karla, Comité de Allegados Don Bosco).

Junto con las tradiciones organizativas familiares y barriales, de las militancias y de la experiencia en carne propia de ser allegada y vivir situaciones de precariedad, las pobladoras entrevistadas incorporan en su lucha un nuevo elemento, que sí es un rasgo distintivo del actual movimiento de pobladoras y pobladores: la formación académica y profesional. Son jóvenes que, aun con dificultades, han accedido a la educación superior, a diferencia de lo que sucedió con la generación anterior de pobladoras, sus madres y abuelas que, en caso de ingresar a la universidad, lo hicieron ya de mayores. De forma reveladora, en ocasiones la decisión de seguirse formando está íntimamente vinculada al proyecto de lucha:

En un momento determinado nos damos cuenta de que sin conocimiento técnico de cómo funciona la política, cómo va el subsidio, cómo se accede, cachamos que no podíamos avanzar, teníamos una piedra de tope porque no había conocimiento de lo técnico. Y un grupo de nosotros decidimos: "Bueno, ya, hay que estudiar, hay que conocer cómo funciona, hay que saber cuáles son las pillerías del sistema, el tejemaneje, a dónde hay que ir, cuáles son las oficinas". Y nos pusimos a estudiar varios de nosotros (Rosa, MPL).

El conocimiento técnico y profesional adquirido constituye un capital adicional en su haber, un nuevo saber que se coloca al servicio de la lucha y que funciona como lógica de fortalecimiento interno del movimiento, porque combate la idea de un "saber experto" externo, que ha construido históricamente al movimiento de pobladoras y pobladores desde la política y desde la academia:

Soy súper autocrítica en eso, o sea, sistemáticamente, los movimientos de pobladores, particularmente, han seguido poniendo como protagonistas a otros. Estamos capacitados para eso, los pobladores no somos personas ignorantes. Claro, y en muchos casos me dicen: "Oye, igual tení que decir que estudiaste en la universidad [risas] (Ana, Ukamau).

Yo ahora retomo esta lucha desde la población, no sólo por hacerle honor y carne al proceso que hemos vivido desde la historia, sino que lo retomo como una responsabilidad de que las nuevas generaciones tengan un techo digno donde vivir, para mí eso es lo más importante. Lo importante es cómo yo lo resignifico y lo que hago, porque no tengo espíritu de mártir, no

46 Ese "nosotros" alude al conjunto de personas que da origen a la organización.

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pretendo que la población tenga los nombres de nosotros, sino que para mí lo importante, los protagonistas son las sujetas y los sujetos pobladores (Emilia, MPVD).

El reclamo por el protagonismo de las y los pobladores, no sólo en la construcción de su lucha por la vivienda, por la ciudad y por una sociedad más democrática, sino también por la construcción de su propia historia como movimiento, rememora la noción de "protagonismo popular" que la educación popular impulsó en los años ochenta. La memoria actúa sobre el presente y sobre el futuro, recuperando y afirmando una identidad popular fuerte, protagónica, histórica.

Mujeres, feminismo popular y comunitario

He señalado que las entrevistadas provienen de familias militantes y con tradición organizativa en sus poblaciones; ahí encuentran referentes y modelos de participación política. Pero no resulta fácil evaluar esos modelos desde una perspectiva feminista; y tampoco es posible establecer generalizaciones. Podría comenzar señalando que abundan los referentes masculinos: abuelos, padres y tíos militantes, dirigentes sociales y políticos. Pero las mujeres no están ausentes en sus memorias: ellas participaron activamente en la vida comunitaria, en la construcción de sus poblaciones, en las organizaciones sociales y políticas, en la resistencia contra la Dictadura.

Mi mamá siempre fue una mujer organizada, tenía un grupo de mujeres muy cerca de aquí que se llamaba 'las mujeres solidarias"; y yo soy la hija mayor, así que era la hija [.] que iba a las actividades que desarrollaban las mujeres. Mi mamá también (con la vuelta a la democracia) del Frente [FMPR] pasa al Partido nuevamente (Emilia, MPVD).

Las figuras femeninas aparecen en su memoria ligadas a las labores reproductivas y de cuidado. Por eso, la presencia cotidiana de mujeres en la niñez de las pobladoras entrevistadas es abrumadora, ante la figura de padres que no están ausentes, pero cuyas responsabilidades laborales y políticas les "impiden" pasar más tiempo con sus familias.

Y mi abuela era la que se quedaba en la casa, entonces, cuidaba a sus hermanos y a sus hijos al mismo tiempo (Ana, Ukamau).

De todas maneras, yo creo que mi mamá no quiso involucrarse más porque tenía a sus hijos; y las mujeres, como madres, siempre optamos por el bien de nuestros hijos. [.] Pero igual toda la vida nos habló de lo importante, de la UP [Unidad Popular], de lo que le pasó a ella. a mí me dijo: "Mira, llegó el golpe militar y yo no pude ir a la universidad" y ella siempre se sintió muy frustrada por eso, porque quería estudiar (Rosa, MPL).

Como nos señala Rosa, es frecuente encontrarnos con que son las mujeres las que "deciden" dejar sus actividades (formativas, laborales y/o militantes) en los momentos más complejos, volcándose en labores reproductivas, y sacrificando espacios de desempeño personal, profesional o político:

Y mi mamá, con el golpe, deja su militancia. Entonces no pudo estudiar, ahí ya no pudo ni militar porque no tenía ni para comer. Entonces, tenía que ver la forma de comer, dónde vivir. (Rosa, MPL).

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En todo caso, la presencia mayoritaria de las mujeres, no sólo engrosando las organizaciones comunitarias, que es una constante histórica, sino en las vocerías y dirigencias de muchas de las organizaciones actuales, y el empuje del feminismo en los últimos lustros es un dato indesmentible y un cambio significativo respecto del movimiento de pobladoras y pobladores histórico. Todas nuestras entrevistadas desempeñan roles de liderazgo y de visibilidad pública y, en sus espacios políticos el protagonismo de las mujeres es un tema relevante, como pone de manifiesto, por ejemplo, la inclusión reciente del término "pobladoras" en el nombre de algunas organizaciones47 y la reflexión permanente sobre su condición de mujeres populares. Así, han levantado un trabajo de reconocimiento sobre la relevancia de las mujeres para la comunidad a través de talleres, asambleas o espacios propios, recurriendo para ello a figuras históricamente significativas ya la conmemoración de fechas cargadas de simbolismo:

Para fechas emblemáticas o que nosotros queremos poner como emblemáticas, hacemos actividades más politizadas para la comunidad: contar historias de mujeres luchadoras, procesos históricos que han llevado adelante mujeres [.] y después de eso empezó la discusión acerca de cómo nos identificábamos nosotras como mujeres y qué sentíamos siendo mujeres pobladoras, luchadoras (Ana, Ukamau).

Las vecinas cuando cuentan sus historias de violencia, es porque nosotros acá damos el espacio de alguna forma para en nuestro discurso decir: "No vamos a aceptar violencia". Aquí nadie se puede quedar callado si alguien ve a un vecino golpeando a una vecina o al revés, o a un niño o a una niña, porque son cosas que no vamos a permitir (Emilia, MPVD).

Nos hicimos feministas comunitarias, levantamos la orgánica del feminismo comunitario en Chile y desde ahí tenemos la mayor parte de nuestro aprendizaje desde el feminismo. Ahora, tenemos nuestra memoria también de lucha de las pobladoras, del feminismo popular, entonces, con todo eso, nosotras hicimos un revoltijo de cosas y levantamos nuestra propia asamblea para despatriarcalizar nuestra herramienta [Partido Igualdad] y nuestro espacio de lucha (Rosa, MPL).

Sin embargo, las jóvenes pobladoras admiten que ese trabajo no ha sido fácil: una cosa es reconocer el protagonismo de las mujeres en las luchas sociales y políticas, y otra asumir el feminismo como una lucha transversal en todos los espacios de la sociedad, incluso en la propia organización.

Igual los que la llevan son muchos hombres, entonces piensan de otra manera, hacen las cosas de otra manera y es verdad, habla una mujer y "ah, déjela nomás, que está buena, que hable.", se dan vuelta y se hace lo que ellos dicen y ahí te queda la escoba (Karla, Comité de Allegados Don Bosco).

Sí, muy difícil, complejo, doloroso incluso, mucha estigmatización: "Ah, estas son feministas, quieren andar abortando, se quieren acostar con los huevones' [.] o "se están convirtiendo en feministas, van a separar la organización". Porque no son sólo los hombres los que hacen resistencia, también son las mujeres [.] Y nosotras reconocemos que nuestros propios compañeros y compañeras son machistas (Rosa, MPL).

47 Movimiento de Pobladoras y Pobladores Vivienda Digna; Movimiento de Pobladoras y Pobladores en Lucha.

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Todavía las militancias de las jóvenes pobladoras están atravesadas por los estereotipos e imposiciones sociales de género. Uno de los temas más sensibles sigue siendo la condición de madres de muchas jóvenes pobladoras organizadas y la necesidad de compatibilizar ese rol con sus responsabilidades políticas:

Las mujeres, cuando peleamos por nuestras casas, lo hacemos porque queremos dejarle algo a nuestros hijos, queremos que ellos vivan bien. Entonces, nuestros hijos están siempre, están en todo nuestro quehacer. Al único lugar donde no los llevamos es a la barricada o a la protesta. Si tenemos toma, los niños van a estar ahí igual, se van a ir a la toma porque ¿dónde los dejas? (Rosa, MPL).

¿Cómo tú pones a disposición no sólo tu vida, tu cuerpo, sino que también pones a disposición a tu hija, ¿no?, y eso como "no puedes andar hasta tan tarde", "¿por qué pasas tan poco tiempo con ella?", "es que tú lo elegiste, tú quieres criar a tu hija así". Yo ¿sabes qué siento? ahora que lo estoy pensando, no ha sido tan fácil por ser hija de gente militante, ha sido igual de difícil, igual de discriminador y, de hecho, peor. porque esas discriminaciones de repente vienen de tus propios compañeros y de tus propias compañeras, y eso es más doloroso aún porque no lo comprendí, porque tú piensas que cualquiera tiene esa misma entrega y no es tan así la cosa, no todos están en disposición de dar lo mismo (Emilia, MPVD).

Rosa explicita una arraigada característica de las pobladoras organizadas: sus proyecciones de futuro se desarrollan en torno a la continuidad generacional, a la posibilidad de dar una vida mejor a sus hijos/as, sin las mismas privaciones, con mayores oportunidades. A su vez, Emilia trasluce las críticas que recibe por su estilo de crianza, que es inseparable de la lucha por la vivienda y por la transformación de la sociedad. En el transcurso de estos años ha decidido resignificar esa crítica politizando la decisión que ha tomado de incorporar plenamente a su hija a su trabajo político, lo cual supone repensar la niñez y sus derechos:

Yo me siento muy culposa de esta crianza y no me puedo sentir más culpable porque, en verdad, lo que yo quiero es que mi hija sea una sujeta de dignidad, una sujeta política con conocimiento (Emilia, MPVD).

Uno de los cambios en la concepción de la política que introducen estas pobladoras en el movimiento es que, si en la década de los ochenta, la participación en las mujeres en actividades de sobrevivencia fue interpretada, en ocasiones, como la extensión de los roles reproductivos al ámbito comunitario (la población como una "casa grande") y ello le restaba politicidad al movimiento, ahora la gestión comunitaria del territorio, las labores de cuidado y los temas vinculados a la vida cotidiana (la vida digna) son el núcleo de la acción poblacional y del discurso político del movimiento de pobladoras y pobladores. Las mujeres siguen yendo con sus hijos/as a las actividades comunitarias, la diferencia es que ahora ese hecho no le resta politicidad alguna a su quehacer y, aún más, es parte intrínseca del proyecto político que enarbolan.

"La organización sana": proyecto y espacio político afectivo

"Nuestra lucha es más grande que la casa" es una consigna que acuñó el Movimiento de Pobladores Revolucionarios (MPR), la sección poblacional del MIR, y resume el devenir del movimiento de pobladoras y pobladores en los años inmediatamente anteriores al golpe militar: la lucha por la vivienda era parte de un proyecto integral contra la miseria y la injusticia, y por la revolución socialista. En los últimos años, el horizonte socialista ha desaparecido del discurso de las y los pobladores, pero ese lema o sus derivaciones

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("Nuestro sueño es más grande que la casa propia", dice el MPL), sigue interpretando su lucha. Como decíamos anteriormente, la consigna del "derecho a la vida digna" resume actualmente las aspiraciones de las pobladoras organizadas. Las nociones de derecho y dignidad que afirman su discurso aluden a la posibilidad de decidir dónde, cómo y con quién vivir, entrañan una agencia y un protagonismo popular que implica una transformación revolucionaria de las relaciones sociales:

Para nosotros vivir dignamente significa recuperar todo lo que nos han negado, porque lo producimos todo, sus tierras, sus barrios... Las asesoras del hogar, las nanas para ellos, para nosotros son nuestras vecinas, que dejan a sus hijos para criar otros. Y ellos, esa clase, ¡nos ha quitado todo! Y ¿qué queremos recuperar? Todo lo que nos corresponde legítimamente por ser los constructores de la ciudad (Emilia, MPVD).

Las jóvenes pobladoras conocen y revindican la experiencia histórica, como sucede con la historia del Campamento Nueva Habana: "Es una de las grandes experiencias del MIR, que para nosotros nos ha dejado muchas enseñanzas" (Emilia, MPVD). Pero también hacen una evaluación crítica tanto de la realidad del movimiento histórico de pobladoras y pobladores como de su propia trayectoria, en el caso de las organizaciones más antiguas. Así, establecen rupturas y distancias con ciertos planteamientos o lógicas de acción más rupturistas y revolucionarias. Concretamente, desarrollan una crítica a planteamientos que definen como "sectarios", "iluministas" o "voluntaristas", que identifican con una "lógica del autoconsumo, de juntarnos los convencidos, ¡los más revolucionarios del mundo!" (Ana, Ukamau). A juicio de Ana, en la década de los noventa imperó ese discurso y perdieron "un poco la brújula". Y fue, en este caso particular, el ejemplo de movimientos de otros lugares de Sudamérica (Argentina, Brasil y, principalmente, Venezuela) los que les mostraron un camino distinto en el que, a su juicio, la disputa electoral no estaba reñida con la radicalidad del movimiento "porque hasta antes de eso ¡esto de participar en las elecciones pa' nosotros era la traición más grande!" (Ana, Ukamau). También aquí actúa la memoria histórica porque en esa evaluación influía la experiencia y el legado de la izquierda revolucionaria: "Todas estas tesis de no estar en lo electoral también se fundan en los procesos que vive América Latina en los sesenta" (Ana, Ukamau).

La contrastación con otros movimientos y la reevaluación de la experiencia histórica llevó a algunas organizaciones a modificar la "forma de hacer política; hoy día son las mayorías las que van a cambiar a través de procesos electorales, pero procesos electorales conscientes" (Ana, Ukamau). De alguna manera esta idea está presente también en el Movimiento de Pobladoras y Pobladores en Lucha, que hizo famosa la máxima "sin el Estado, contra el Estado y con el Estado". Lo que, a primera vista, pudiera parecer una contradicción lo explica Rosa de la siguiente forma:

Sin el Estado es esto, los comités. Contra el Estado está la barricada, la marcha, la protesta, el cacerolazo, todo eso. Y desde el Estado está nuestra participación cívica. Nosotros tenemos nuestros propios candidatos populares y para eso necesitábamos esta herramienta [Partido Igualdad] que nos permitiera tener candidaturas, que nos permitiera también desarrollar una política de participación ciudadana y con recursos del Estado. Ahí nosotros hacemos recuperación de recursos, [.] y podemos invertirlos en nuestra lucha también; por ejemplo, con el Partido Igualdad hemos financiado encuentros nacionales de la Federación, de la FENAPO [Federación Nacional de Pobladores]. Y, además, esto nos permite posicionar nuestro pensamiento, nuestras demandas con nuestros propios candidatos (Rosa, MPL).

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Ese viraje, que en cierto sentido es una vuelta al repertorio tradicional del movimiento de pobladoras y pobladores —que, a mediados del siglo XX, combinó acciones masivas e ilegales, como las tomas, para presionar a las autoridades, con instancias de negociación y formas de autogestión y poder popular—, es presentado como un proceso de maduración:

Y ahora ya hemos madurado, también, venimos entendiendo que no vamos a ganar a puras tomas. De que hay otros que. nosotros podemos luchar, luchar, luchar. pero quien escribe después de esa lucha no somos nosotros, son otros, están en el Parlamento y nosotros no tenemos incidencia ahí, nosotros no podemos ir colgados de eso. Porque los subsidios, la asignación, todo es una lucha institucional, una disputa institucional. Decidimos también que no podemos quedar marginados de la institucionalidad, no podemos llegar, sentarnos a la mesa y quebrar nosotros la mesa. Es lo que tiene la izquierda, nos cansamos de eso, nos cansamos de ese choque. Ahora nosotros queremos ser los protagonistas, no sólo luchando, sino que también queremos escribir, ser partícipes de un proyecto de ley, por ejemplo. Conversando con la institucionalidad, conversando con los Partidos, conversando con la gente, así, y no peleando, y si hay que sacarse la foto... puta, hay que sacarse la foto, nomás. Si es que hay que avanzar, eso es lo importante, avanzar. porque si no, no tenemos victoria. Si hay que conversar, hay que conversar. Ojalá se pudiera evitar siempre la derecha, porque son los que no tienen. están todos cagados. Pero si hay que flexibilizar. pues la diplomacia, compañeros, hay que ejercer la diplomacia (Emilia, MPVD).

Junto con esta lógica que integra distintas formas de lucha y que no descarta la participación institucional (revisando críticamente los postulados de la izquierda revolucionaria), observamos una nueva valoración de la organización que apela a la construcción de un espacio integral, basado en relaciones de afecto, en vínculos solidarios y seguros. Esta orientación está marcada por la experiencia de que no es posible (y tampoco deseable, como veíamos anteriormente) separar la militancia o el activismo de la vida cotidiana, de la crianza; por el hecho, también, de que la construcción de organización en el barrio involucra distintas esferas de la vida social y comunitaria y teje a los integrantes en una red densa de lazos afectivos: no son sólo compañeras de organización, son vecinas y vecinos, que conviven cotidianamente. Por eso, para ellas la organización poblacional rompe las dicotomías público-privado, trabajo productivo-trabajo reproductivo, abarcando la mayor parte de su vida:

El movimiento es una construcción cotidiana de amor, eso es. No es solamente donde las mujeres pobladoras y los hombres pobladores vienen a buscar un lugar donde organizarse para reivindicar un derecho (que muchos no son conscientes de que eso debería ser un derecho). No solamente es eso, el espacio donde te formas porque parte del proceso de formación requiere que tú tengas un vínculo con esas personas. [.] Y muchos nunca han luchado en su vida, nunca se han organizado y eso requiere confianza, afecto, trabajar esa confianza, trabajar en esos afectos. Entonces, para mí la organización no es solamente el lugar donde yo vengo a reivindicarme como sujeto político, con toda esa carga histórica muy dura: "Somos hijos del capitalismo, somos hijos del patriarcado" . todo ese discurso. no es solamente eso, es el lugar donde yo encuentro reciprocidad y mi hija se va criando con otros hijos y con otras hijas que tienen las mismas necesidades, y que necesitan la misma atención y el mismo amor. Y eso es para mí la organización, va más allá de la reivindicación (Emilia, MPVD).

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Desde esta perspectiva, la organización tiene una dimensión performativa que va más allá de la cuestión económica o redistributiva, prefigura un tipo de relaciones sociales, basadas en la confianza, en los vínculos interpersonales:

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Si hay algo que valoro de la organización es que la organización sana, compañera, sana. Y yo me siento una de esas mujeres que se ha sanado gracias a la organización. Tengo menos carencias afectivas que antes, no las he eliminado todas porque esas son cosas que uno trae desde la crianza, pero yo no me siento sola, no tengo ese miedo a la soledad. [...] A mí me pasó que me enamoré de esta organización, yo siento un amor por esta organización (Emilia, MPVD).

Conclusiones

La narrativa de las jóvenes pobladoras constituye un ejercicio de "imaginación sociológica"48 que entreteje sus biografías con la historia; en sus relatos se entremezclan la trayectoria personal y familiar con los grandes acontecimientos sociales, económicos y políticos del país. Siguiendo el método biográfico narrativo podemos comprender y reconstruir la sociedad a través del testimonio de estas mujeres, en cuanto que actoras sociales. Las pobladoras de hoy pertenecen a los sectores populares, igual que sus predecesoras, y su acción entronca con una trayectoria larga de organización y movilización; también de marginación y derrota, que es su contracara invariable. El origen y el devenir de las poblaciones a las que pertenecen está marcado por experiencias colectivas de lucha y sacrificio, de resistencia y solidaridad. Hoy esas poblaciones han sido engullidas por el crecimiento descomunal de la capital, pero en aquel entonces los terrenos que se tomaban estaban situados en la periferia de la ciudad, eran chacras:

Cuando se llegó a esa población, eso, lo que había ahí, era un campo de maravilla, que era un suelo muy fértil. Entonces, lo que uno planta en este suelo crece, o sea, hasta el día de hoy. Entonces crecimos en un suelo fértil (Ana, Ukamau).

Lo que trasmite de forma poética Ana es la importancia del sustrato en el que crece el actual movimiento de pobladoras y pobladores: las sucesivas capas de experiencias históricas que configuran la trayectoria de lucha de los sectores populares urbanos han ido sedimentado el terreno sobre el cual se yerguen hoy muchas organizaciones poblacionales, que recuperan y reivindican en sus discursos y en sus prácticas el legado, la tradición, el aprendizaje de esos procesos pretéritos. Para ello, elaboran el pasado relevando la capacidad de organización y resistencia de las y los pobladores, definidos no como pobres urbanos, sino como las y los que luchan, lo cual demuestra su historicidad y protagonismo histórico: ellas y ellos son los constructores de la ciudad. Ese reconocimiento legitima su existencia y habilita su derecho a la vivienda y a la ciudad.

El análisis de los relatos de las pobladoras organizadas nos muestra que la memoria resulta un elemento clave para comprender su acción y los sentidos que le confieren a su lucha y a su organización social y política en la doble dimensión de mujeres y de luchadoras populares. Pero la memoria no actúa en un único sentido, sino que actualiza ciertos elementos del pasado y descarta otros, siempre desde un presente que reclama una elaboración ad hoc. Así, en las dos primeras décadas del siglo XXI observamos la emergencia de un nuevo ciclo de luchas en torno al derecho a la vivienda, protagonizadas por pobladoras que reivindican la dimensión antagónica del movimiento histórico de pobladoras y pobladores, la tradición militante de las izquierdas y el protagonismo de las mujeres. Pero, al mismo tiempo, combinan esta herencia con la

48 Mills, Charles Wright. La imaginación sociológica. México: FCE, 1961.

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recuperación de prácticas institucionales que han puesto en marcha otros movimientos sociales en América Latina y en Chile. En este caso, descartan la herencia revolucionaria antinstitucional sobre la idea de un protagonismo popular y una radicalidad que no peligra ni se contamina, a su juicio, por su incursión en tácticas electorales. Jóvenes pobladoras, con el empuje de sus tradiciones militantes familiares y comunitarias, con un saber hacer y una experiencia propia forjada al calor de su participación en los movimientos sociales recientes, con formación universitaria, emergen como sujetos políticos conscientes de los peligros, pero también de las potencialidades de su camino de lucha, dispuestas a afrontar los riesgos para correr el cerco. También evidencian una clara consciencia de la desigualdad de género que enfrentan, de los estereotipos asociados a su condición de mujeres, de la carga que se les impone con la maternidad. Frente a estos lastres, reelaboran la imposibilidad de escindir el liderazgo social y político de sus labores reproductivas, politizando la vida cotidiana, resignificando la organización desde la perspectiva del cuidado comunitario y los afectos.

En este artículo nos hemos centrado en cuatro trayectorias de pobladoras dirigentes y voceras de sus respectivas organizaciones que son representativas del protagonismo y liderazgo político que han adquirido las mujeres en las últimas décadas. Sin embargo, para seguir profundizando en las características del actual movimiento de pobladoras y pobladores se requiere ampliar este estudio en varios sentidos: en primer lugar, incorporando a otras mujeres dirigentes y voceras de organizaciones poblacionales, para evaluar qué tanto los hallazgos de esta investigación son generalizables a otras organizaciones, por ejemplo, aquellas de más reciente trayectoria o que emergen en poblaciones no "emblemáticas" y que, por tanto, no son portadoras de memorias políticas de organización y resistencia (es decir, no arraigan en la memoria histórica del movimiento de pobladores); también a mujeres que no ocupan puestos dirigenciales o vocerías, pues si bien ese rol es fundamental para encuadrar y legitimar la acción de los y las pobladoras, se requiere comprender cómo las pobladoras "de base" movilizan sus experiencias previas y las resignifican en el contexto de la lucha y la organización; y, en tercer lugar, a otras regiones del país, pues el estudio se centró en Santiago y, en ese sentido, necesitamos ampliar la comprensión de otros territorios con sus propias dinámicas de organización y protesta. Finalmente, a la luz de la presencia cada vez mayor de personas extranjeras en las tomas, campamentos, poblaciones y organizaciones de pobladoras, resulta imprescindible incorporar sus propias experiencias y trayectorias vitales para comprender cómo están reconfigurando la identidad y la lucha de los y las pobladores.

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