Научная статья на тему 'Brasil: ascenso, declinación y nuevos desafíos de una potencia emergente (2003-2018)'

Brasil: ascenso, declinación y nuevos desafíos de una potencia emergente (2003-2018) Текст научной статьи по специальности «Социальная и экономическая география»

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Brasil / Lula / América Latina / BRICS / Bolsonaro / Brazil / Lula / Latin America / BRICS / Bolsonaro

Аннотация научной статьи по социальной и экономической географии, автор научной работы — Raúl Bernal-Meza

Se analiza la evolución de Brasil, potencia emergente, entre su ascenso con Lula y su importante proceso de declinación, que comienza bajo el primer gobierno de Rousseff, continúa con su destitución y se mantiene bajo la presidencia de Temer. La hipótesis se sostiene en el ciclo ascenso-declinación de la proyección internacional y el liderazgo regional y el surgimiento de la Alianza del Pacífico que no representa el modelo de integración que impulsó Lula. Se concluye que el gobierno de Bolsonaro pondrá en confrontación la tradición política de Itamaraty con la política exterior que propone. La metodología se basa en el análisis de fuentes secundarias y la cita de fuentes primarias.

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Brazil: rise, decline and new challenges of an emerging power (2003-2018)

It analyzes the evolution of Brazil, emerging power, between its rise with Lula and its important process of decline, which begins under the first government of Rousseff, continues with his impeachment and remains under the presidency of Temer. The hypothesis is sustained in the rise-decline cycle of international projection and regional leadership and the emergence of the Pacific Alliance that does not represent the integration model that Lula promoted. It is concluded that the government of Bolsonaro will put in confrontation the political tradition of Itamaraty with the foreign policy that it proposes. The methodology is based on the analysis of secondary sources and the citation of primary sources.

Текст научной работы на тему «Brasil: ascenso, declinación y nuevos desafíos de una potencia emergente (2003-2018)»

Brasil: ascenso, declinación y nuevos desafíos de una potencia emergente

(2003-2018)

Brazil: rise, decline and new challenges of an emerging power (2003-2018) Brasil: ascensao, declínio e novos desafios de uma potencia emergente (2003-2018)

Raúl Bernal-Meza*

Resumen: Se analiza la evolución de Brasil, potencia emergente, entre su ascenso con Lula y su importante proceso de declinación, que comienza bajo el primer gobierno de Rousseff, continúa con su destitución y se mantiene bajo la presidencia de Temer. La hipótesis se sostiene en el ciclo ascenso-declinación de la proyección internacional y el liderazgo regional y el surgimiento de la Alianza del Pacífico que no representa el modelo de integración que impulsó Lula. Se concluye que el gobierno de Bolsonaro pondrá en confrontación la tradición política de Itamaraty con la política exterior que propone. La metodología se basa en el análisis de fuentes secundarias y la cita de fuentes primarias.

Palabras clave: Brasil, Lula, América Latina, BRICS, Bolsonaro.

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Abstract: It analyzes the evolution of Brazil, emerging power, between its rise with Lula and its important process of decline, which begins under the first government of Rousseff, continues with his impeachment and remains under the presidency of Temer. The hypothesis is sustained in the rise-decline cycle of international projection and regional leadership and the emergence of the Pacific Alliance that does not represent the integration model that Lula promoted. It is concluded that the government of Bolsonaro will put in confrontation the political tradition of Itamaraty with the foreign policy that it proposes. The methodology is based on the analysis of secondary sources and the citation of primary sources

Keywords: Brazil, Lula, Latin America, BRICS, Bolsonaro.

Resumo: Analisa a evolugao do Brasil, poder emergente, entre a sua ascensao com Lula e seu importante processo de declínio, que se inicia sob o primeiro governo de Dilma Rousseff, continua com sua demissao e a presidencia de Temer. A hipótese se fundamenta no ciclo ascensao-declínio da protegao internacional, a lideranga regional e o surgimento da Alianga do Pacífico, que nao representa o modelo de integragao proposto por Lula. Conclui-se que, com a política exterior que propoe o governo Bolsonaro se coloca em confronto a tradigao política do Itamaraty. A metodologia baseia-se na análise de fontes secundárias e na citagao de fontes primárias (documentos públicos do

* Investigador del INTE, Universidad Arturo Prat. Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y Profesor de las Universidades de Buenos Aires y Nacional de La Plata (Argentina) bernalmez a@hotmail.com

Itamaraty, estatísticas económicas e análises e relatórios de órgaos públicos). Palavras-chave: Brasil, Lula, América Latina, BRICS, Bolsonaro.

Recibido: 9 enero 2019 Aceptado: 23 marzo 2019

Introducción

Dos libros, Paul Kennedy (1987), de enfoque histórico y mundial, y el de Brainard y Martínez-Díaz (2009), contemporáneo y con un enfoque económico específico sobre Brasil, ayudan a comprender el ascenso de la potencia regional y la crisis en la construcción de poder hacia la posición de potencia mundial. Kennedy analizó lo constante, que explica por qué las potencias han ascendido y caído. Brainard y Martinez-Diaz explican las fuentes económicas del ascenso de Brasil como un gran poder emergente de condición mundial. La guerra ocupa un papel central en la interpretación del proceso histórico en Kennedy, mientras que para historiadores brasileños como Cervo y Bueno (2015), Saraiva (2014) y Cervo y Lessa (2010) el softpower es una característica central de la política exterior brasileña, que fue seguida por Lula, Rousseff y Temer y que pareciera estar siendo abandonada por el gobierno de Bolsonaro —al menos en las iniciativas políticas respecto de Venezuela- y por eventuales decisiones estratégicas, vinculadas con la seguridad militar. En este sentido, el presidente Bolsonaro 517

podría marcar un punto de inflexión dentro de esa tradición, si aceptara la opción por el desarrollo nuclear estratégico que impulsan ciertos sectores nacionalistas y militares, lo que llevaría a Argentina, su socio fundamental en el Mercosur, a reiniciar su propio desarrollo no pacífico. A nivel político, el cambio implicaría una confrontación entre la tradición de Itamaraty y la eventual predisposición de confrontación del nuevo gobierno, que rompería parte de aquello que ideológicamente acerca a Bolsonaro al neoliberalismo de Cardoso: la no disposición a la confrontación y la continuidad de la línea de pensamiento internacionalista liberal en política exterior.

Sin embargo, la evolución —del ascenso a la crisis y la declinación- identificada la primera etapa con el primer y parte del segundo gobierno de Lula; la segunda, reflejada desde la última etapa del segundo gobierno de Lula y el primero de Rousseff, y la declinación, expresada y coincidiendo con su segundo mandato, el impeachment de Dilma; su sustitución por Temer y el triunfo presidencial de Bolzonaro, junto con las manifestaciones y efectos (internos y externos) de la crisis y los efectos políticos de los casos de corrupción adjudicados a Lula y a los gobiernos de las dos presidencias del PT, ponen de relevancia el importante conflicto que se dio (y seguramente continuará) al interior del Estado brasileño, en el cual los inestables compromisos entre los sectores sociales dominados y aquellos dominantes, se reflejaron también en la forma cómo se resolvió la lucha social y en definitiva la desintegración de la alianza política que sostenía el gobierno de Rousseff y del PT.

Si bien la argumentación anterior permite comprender parte de la naturaleza de la crisis -expresada en el ciclo ascenso y declinación- es una hipótesis que presentamos más que probamos. Nos concentramos en demostrar el componente de relaciones internacionales y política exterior de la hipótesis. La razón está en que nuestro objetivo es analizar el ascenso y la declinación del Brasil en el marco del sistema internacional inter-estatal.

No obstante, hacemos una breve referencia a la primera parte de la hipótesis. Sostenemos que hubo una estrecha alianza entre el Estado y un sector de la burguesía nacional cuyo objetivo fue internacionalizar el capitalismo brasileño. Según García Saggioro (2012, p. 238) este proceso se dio por vía de una fuerte intervención del banco estatal BNDES, que

"adquire a^oes, participando, assim, diretamente, de empresas por meio de sua holding BNDESPar. O próprio Banco passa atualmente por um processo de internacionalizado, com a abertura de filiais em Montevidéu e em Londres. Desse modo, o BNDES se tornou, também, um ator da política externa brasileira, juntamente com o Ministério do Desenvolvimento, Indústria e Comércio (MiDIC), a Agencia Brasileira de Exportado e Investimento (APEX), a Cámara de Comércio Exterior, as próprias empresas, além do Itamaraty (e, como parte dele, a Agencia Brasileira de Cooperado). Com o governo Lula, o país diversificou suas rela^oes políticas e comerciais, aprofundando e expandindo as rela^oes com os países da América Latina, Caribe, Africa e Oriente Médio".

Como se verá del texto, la semi autonomía que adquirió al final del ciclo el Ministerio de Relaciones Exteriores para expresar la crítica a la conducción de la política exterior de un Estado del cual formaba parte como estructura burocrática gubernamental, pone en evidencia el conflicto que se dio al interior de las estructuras del Estado. La alianza de Lula (y del Partido de los Trabajadores) con un sector de la burguesía nacional dejó de lado los intereses de otros sectores, económicos, políticos y sociales, que terminaron por establecer una alianza para terminar con el ciclo del PT. Poulantzas (1977, 1980), ayuda a entender, teóricamente, parte importante del conflicto y su desenlace.

La transición del orden internacional y los nuevos emergentes

Desde los tiempos de Rio Branco (1902-1912) Brasil buscó una posición de liderazgo regional y transformarse en el interlocutor de las relaciones con Estados Unidos (Bueno, 2012; Fonseca, 2012). En los años de 1970 se inicia la aspiración por transformarse en "potencia media" o "regional" y ser 518

reconocido como tal por sus vecinos. Esta aspiración se basaba en la calidad de "país intermedio" en la estructura del poder mundial (Lima, 1986), que Brasil poseía por sus capacidades como gran Estado periférico. Según Guimaráes (2005) este tipo de países, ubicados en la periferia del sistema internacional, presentan diferencias significativas como sociedades y Estados: países no desarrollados, de gran población y territorio; donde se formaron estructuras industriales y mercados internos significativos.

El proyecto de política exterior de las presidencias de Figueiredo y Sarney, asociado al desarrolb nacional, entró en una fase de crisis y contradicciones (Cervo y Bueno,1992; Cervo,1994; Bernal-Meza, 2002), con una política exterior reactiva y defensiva (Albuquerque, 2000; 2001), que no se condecía con su calidad de gran país periférico. Coincidió este proceso con los cambios del sistema internacional, que concentraron poder y management internacional en las potencias capitalistas lideradas por Estados Unidos. Uno de los hechos más importantes de la economía política internacional sería la transición del eje Norte-Sur hacia un eje Este-Sur, que puso en evidencia el surgimiento de una región —Asia del este-extraordinariamente dinámica en el campo económico, tecnológico y comercial, dentro de la cual China aparecía como la emergente potencia mundial. Jan Pieterse (2011) señaló un giro Este-Sur en el sistema mundial, a medida que el poder económico se iba desplazando hacia Asia y el Sur global. Las relaciones entre la semi-periferia y la periferia, aquellas Este-Sur o Sur-Sur, como entre China y Africa, y China y América Latina, serían clave para entender los cambios en la economía mundial. Según Miyamoto (2000), Guimaráes (2005), Cervo (2008) y Cervo y Bueno (2015), la ambición de ser reconocido como potencia regional y su aspiración al liderazgo1 impulsaron a Brasil a una activa presencia en los foros internacionales. Esta ambición, aunque se remontaba a décadas (Albuquerque 1996; 1996a), sería un hecho muy relevante con Lula. Este acontecimiento fue identificado con la expresión Brasil: de la región al mundo (Bernal-Meza y Bizzozero, 2014): un período considerado como el punto más alto del proceso de ascenso global de la potencia regional emergente.

1 Entendemos aquí el liderazgo según lo sintetiza Saraiva (2016), como la capacidad del país de influir sobre los demás para que éstos adopten un determinado comportamiento.

Continuidades y rupturas en la política exterior

Las estrategias internacionales dirigidas a ese fin -el ascenso como potencia emergente- fueron distintas bajo los gobiernos de Cardoso (1995-2002) y de Lula (2003-2010), porque se sostuvieron en visiones internacionales diferentes: idealista; de adscripción al orden liderado por Estados Unidos y adhesión al multilateralismo liberal, con Cardoso, que buscó en la alianza con las potencias occidentales el respaldo para dicho reconocimiento (Cervo, 2002; 2008). Con Lula la concepción política se sostendría en el realismo y la construcción de instancias políticas contra-hegemónicas, (Bernal-Meza, 2009a; 2011; 2012; Pecequilo, 2008). A pesar de esas diferencias, Brasil aspiró a liderar la región por medio de iniciativas de integración y regionalismo, expresadas en la creación del Mercosur (1991), la propuesta ALCSA (1993) y la creación de IIRSA (2000), propuestas de los gobiernos de Collor, Franco y Cardoso, respectivamente; finalizando bajo Lula con la Comunidad Sudamericana de Naciones (2004) -luego UNASUR (2008)- y el Consejo de Defensa Sudamericano (2008). Mercosur sería una pieza clave en la estrategia de posicionamiento regional de Brasil como eje de un subsistema sudamericano (Bandeira, 1996; Almeida, 2014) y aunque no siempre manifestado explícitamente (Lima, 2009; Bizzozero, 2011; Mellado, 2015), sería objetivo central de la política exterior bajo el primer gobierno de Lula.

Lula representó un cambio significativo respecto del pensamiento en política internacional predominante en Cardoso y del modelo ideal de Estado necesario para la inserción en el contexto sistémico marcado por la transición del orden y la globalización de la economía-mundo capitalista. Ambos aspectos marcarían lo que su gobierno haría en integración, cooperación sudamericana y frente a los sistemas político y económico mundiales.

Según Cervo (2015, p. 561-562) dos tendencias caracterizan la inserción internacional de Brasil ^^

en el siglo XXI: ascensión y declinación; la primera, coincidiendo con los dos gobiernos de Lula da Silva, con estrategias de globalismo y multilateralismo de la reciprocidad, regionalismo cooperativo en América del Sur, internacionalización de la economía y política internacional basada en la negociación de los conflictos; la segunda con el primer mandato de Dilma Rousseff, cuya forma de gobernar distanció al Estado de la sociedad, condiciones que deterioraron el diálogo y la calidad del proceso decisorio. Siendo Sudamérica y el MERCOSUR los ámbitos privilegiados de la inserción internacional del Brasil, Rousseff tuvo dificultades con sus dos socios regionales estratégicos: Argentina y Venezuela.

El ascenso a potencia media mundial. Las estrategias internas y externas de Lula

Las prioridades de política exterior de Lula (primer discurso presidencial) serían tres: obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para lo cual era necesario promover la reforma de la Carta de la organización y la ampliación de su Consejo; el reforzamiento del Mercosur como base de apoyo para la construcción de un espacio económico integrado en América del Sur y la conclusión de las negociaciones comerciales multilaterales iniciadas en 2001. También se revertiría la posición sobre ALCA, que había sido aceptada por Itamar Franco y su canciller, Celso Amorim (Almeida, 2014: 193), diplomático que acompañaría en dicho cargo a Lula en sus dos gobiernos.

Lula implementó un conjunto de estrategias para llevar a Brasil a la condición de potencia regional: construcción del Estado logístico2, tipo ideal3 que tomando elementos positivos de los tipos

2 Modelo de inserción post-desarrollista, formulado por Amado Luiz Cervo, para superar las asimetrías entre las naciones; elevando la situación nacional al nivel de los países avanzados; transfiriendo a las sociedades las responsabilidades del anterior "Estado empresario", histórico ejemplo de la política desenvolvimentista, ocupándose ahora de secundar a la sociedad en la realización de sus intereses. El Estado logístico imita el comportamiento de las naciones avanzadas, particularmente de Estados Unidos, país que se considera el prototipo del modelo. En las relaciones económicas internacionales, apunta a reducir la dependencia tecnológica y financiera, promover la innovación productiva y otras iniciativas que disminuyan la vulnerabilidad externa. Internamente, busca reforzar el núcleo económico estructural nacional para poder impulsar su internacionalización (Cervo,2008).

"Estado desarrollista" y "neoliberal"; transfiere al sector privado la responsabilidad de generar la riqueza y el dinamismo del crecimiento económico (Cervo, 2009): internacionalización de la economía a través de la internacionalización de las grandes empresas (públicas y privadas), con apoyo financiero del banco estatal BNDES; combate a la pobreza e incorporación de nuevos sectores sociales al consumo en el mercado interno, (lo que además justificaba el discurso internacional de justicia distributiva), cooperación sur-sur y construcción de nuevas alianzas internacionales con el objetivo de hacer de la política y la economía internacionales un escenario más multilateral (Bernal-Meza 2015; Bernal-Meza y Bizzozero, 2014; Mercadante, 2013).

Desde el punto de vista de sus ideas sobre el modelo de acumulación capitalista y alejándose de sus antiguas ideas, aquellas de sus tiempos de sindicalista, definidas como "comunistas" por sus detractores, llevó a Lula, durante su campaña política a escribir la llamada Carta a los brasileños (junio de 2002). Su objetivo fue, por un lado, enfrentar la despiadada crítica de importantes sectores empresarios y en especial de los medios de comunicación escrita y televisiva, que ponían atención en su pasado e ideas comunistas. El segundo objetivo fue comprometer a su gobierno con la defensa del sistema capitalista brasileño, dando seguridades a los grandes grupos económicos y en particular a los grupos financieros de que su gobierno respetaría las reglas del mercado liberal. Allí se encuentran las grandes líneas de lo que se sería el compromiso de sus gobiernos con el respeto a los contratos nacionales e internacionales.

García Saggioro (2012, p.), en su tesis doctoral señala que "No Brasil, no período recente, o apoio a empresas com capacidade de competir globalmente tem sido central para a estratégia de desenvolvimento, assim como para seu novo papel como 'país emergente' na ordem mundial. O 'interesse nacional' mescla-se, em muitos casos, com os interesses privados das multinacionais

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brasileiras no exterior"- La protección del capitalismo nacional, apoyando a una fracción de la burguesía 520

brasileña, a través del sistema financiero estatal fue un elemento central de la política económica de Lula. Bugiato (2017), continuando su análisis sobre el capitalismo brasileño4 bajo los gobiernos de Lula, ya había analizado

"o papel do BNDES no Brasil durante o governo Lula e suas a^oes na frente neodesenvolvimentista, capitaneada pela grande burguesia interna e articulada pelo Partido dos Trabalhadores. Com o mesmo referencial teórico (o bloco no poder de Nicos Poulantzas) e a mesma hipótese (o Estadáo brasileiro privilegiou as demandas de tal fra^áo de classe no governo Lula), seguimos com nosso objeto de estudo, o BNDES, deslocando o foco da análise para a política externa. Defendemos que, como na política económica, o banco atendeu as demandas da grande burguesia interna ao se converter em propulsor dos negócios desta fra^áo no exterior, tornando-se um importante agente da política externa brasileira (PEB) no governo Lula" (p. 43).

La política exterior brasileña debe ser entendida entonces en el marco de los cambios políticos internos que ocurrieron en Brasil en los años 2000, siendo marcada por la nueva configuración del bloque en el poder, más exactamente por la escalada de la gran burguesía interna y, en menor magnitud, la presencia de las clases populares como fuerza social en la política nacional. Es decir, la nueva política exterior del gobierno Lula se entiende mediante cambios en la política interna brasileña y cambios en el escenario internacional (Bugiato, 2017, p. 49) .

Bajo la estrategia de vincular la política interna con la política exterior y teniendo como instrumento a una fracción de la gran burguesía nacional, Brasil, bajo el gobierno de Lula, creció en todas las áreas —economía, comercio, desarrollo científico y tecnológico, energía y agroindustria-, transformándose en potencia mundial en biocombustibles y alimentos, e ingresando al grupo de países

3 Siguiendo a Max Weber (1921), So%iologische Grundbegriffe.

4 Cayo Bugiato, "A política de financiamento do BNDES e a burguesia brasileira", Cadernos do Desenvolvimento, vol. 9, n. 14, de 2014.

de alto desarrollo tecnológico aeronáutico y de exploración y explotación de petróleo en alta mar (Brainard & Martínez-Diaz, 2009). Se impulsó la cooperación Sur-Sur buscando un mayor equilibrio con los países del Norte; practicando un fuerte protagonismo internacional y consolidando los cambios necesarios en política exterior con la adhesión del país a los principios y normas internacionales por medio de alianzas Sur-Sur (Vigevani y Cepaluni, 2007). América del Sur pasaba a ser clave en la estrategia de ascenso global (Couto, 2013; Saraiva, 2010).

La diplomacia brasileña comenzó a dar preferencia a la adopción de posiciones multipolares y anti-hegemónicas (Saraiva, 2016; Gratius e Saraiva, 2013; García 2013); construcción de nuevas alianzas con potencias emergentes o potencias medias regionales. Brasil se asignaba a sí mismo tal calidad5. La primera de esas alianzas fue la creación de IBAS (India, Brasil, Sudáfrica), a la que seguiría BRICS (Brasil, Rusia, China, India, Sudáfrica). A nivel regional, diferenció entre un área próxima y dependiente de Estados Unidos (México y Centroamérica) y otra independiente que giraba en torno al Mercosur (Sudamérica) e impulsó nuevas instituciones, siendo la primera la Comunidad Sudamericana de Naciones, luego denominada UNASUR.

El acercamiento de Brasil a China e India había comenzado a mediados de la década de 1980. La opción por escoger socios preferenciales o "parcerías estratégicas", comenzó a tomar forma hacia fines de esa década. Lessa y Oliveira (2013: 9) señalan que este concepto se convirtió en una idea importante de las políticas exteriores de muchos países, además de Brasil. Albuquerque (2013) afirmó que la expresión "parceria estratégica" ya había sido aplicada a las relaciones bilaterales de Brasil con China durante el gobierno de Franco (1992-1995), pero que esa relación alcanzó un carácter especial bajo el gobierno de Lula, como consecuencia de la combinación del extraordinario crecimiento de los flujos de comercio e inversiones entre los dos países, resultado de las relaciones Sur-Sur, como entonces Brasil entendía sus relaciones con China. Para Brasil, ella sería la más importante parcería estratégica fuera de América del Sur, mientras que en ésta lo sería la Argentina.

Los diálogos formales de BRIC (antes de la inclusión de Sudáfrica) comenzaron en 2006 y los Jefes de Gobierno se encontraron por primera vez en junio de 2009, sin tener una agenda definida, pero con una posición crítica sobre el sistema financiero internacional. El gobierno de Lula, que había impulsado su creación, como una alianza de potencias medias o "emergentes", con el fin de posicionarlas como una alternativa al poder de las potencias occidentales, concebía a BRICS como un instrumento para posicionar a los "Grandes Estados Periféricos" -de acuerdo a la expresión formulada por Guimaraes6- en el marco de la economía política internacional, con una agenda de intereses distintos del management de las grandes potencias capitalistas, respecto del orden político y económico global (Stuenkel, 2015).

Fiori (2013) señala que la formación de un grupo político de cooperación diplomático-económico con flujos comerciales y financieros más o menos significativos entre Brasil, Rusia, China, India y África del Sur era un hecho nuevo que podía llegar a ser la base material de alianzas sectoriales y localizadas, entre todos o entre algunos de esos países; sin embargo, era muy poco probable que sólo eso fuera suficiente para justificar una alianza estratégica de largo plazo entre esos cinco grandes. Según Pfeifer (2013), a pesar de ello, BRICS pasó a ser la plataforma colectiva internacional más poderosa que se le presentó a Brasil en el futuro inmediato, aunque como socio bilateral, Estados Unidos seguiría siendo la referencia primordial.

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5 Aun cuando desde las últimas décadas del siglo XX autores de diversos países se referían a ciertos Estados, entre ellos Brasil, como "potencias intermedias", "potencias regionales", "potencias medias"; también autores brasileños, como "países intermediarios", "potencia emergente" o "potencia regional" y por otros autores como "potencias globales". Cfr. Lima (1986, 2005), Guimaraes (2005 y Grabendorff (2010).

6 Cfr. Samuel Pinheiro Guimaraes, (1998), Desafios e dilemas dos grandes países periféricos: Brasil e Índia, Revista Brasileira de Política Internacional, 41 (1): 109-132.

Las alianzas globales

La política exterior de Lula, primer gobierno del Partido de los Trabajadores en la historia política brasileña, inició a comienzos de 2003 una estrategia orientada a la revisión de las instituciones internacionales surgidas bajo la hegemonía norteamericana. Con una política proactiva en los foros multilaterales intentó presentarse como representante de los países del Sur y especialmente de Sudamérica, proceso que se inició en la cumbre de la OMC en Cancún en 2003. Desarrolló una red de coaliciones internacionales y regionales e impulsó nuevos instrumentos de gobernanza regional que dejó como herencia a su sucesora, Dilma Rousseff. Esta política se identificó con el liderazgo regional.

Con la cooperación entre similares se buscó mejorar la posición relativa del país en la estructura de poder mundial, mientras a través de la integración sudamericana se aspiraba a mantener la posición de superioridad frente al resto de los países sudamericanos (Bandeira, 1996; Bernal-Meza, 2008; Lima, 2008; Almeida, 2014).

Sin embargo, desde los dos últimos años del segundo mandato de Lula las condiciones internacionales e internas de Brasil se modificaron negativamente en comercio exterior, inversión extranjera directa y altos intereses en el endeudamiento interno. Así se produjo un deterioro del país en el contexto de la economía política internacional derivado de sus fragilidades externas e internas, en parte como cobnsecuencia del importante de su atraso en el desarrollo científico-tecnológico (Cervo e Lessa, 2014). Internacionalmente, la reproducción intra BRICS de una relación centro-periferia entre China y Brasil, la desilusión de no haber alcanzado con China una relación de pares y que Beijing no lo hubiera asociado a su política mundial hicieron que la presencia de Brasil en BRICS y su consiguiente relación Norte-Sur con China, llevaran a condiciones de debilidad que afectarían las capacidades de BRICS como poder emergente y líder del Segundo Mundo7 en la construcción del nuevo orden mundial.

Lula y luego Rousseff reiteraron que Brasil quería asociar su destino al de América del Sur (García, 2013, Mercadante, 2013) y llevarlo a la gran política mundial con un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Guimaráes (1999) había argumentado precedentemente sobre las razones por las cuales países como China y Brasil debían compartir un lugar diferenciado dentro del sistema internacional. Brasil representó a la región sudamericana de este grupo de nuevas economías emergentes uniendo un extraordinario desarrollo económico (Brainard & Martínez-Díaz, 2009), con una vocación de liderazgo regional (Bernal-Meza y Bizzozero, 2014; Almeida, 2014; Bernal-Meza, 2011; 2010; Cervo e Lessa, 2010). Simultáneamente, se proyectó al mundo, a través de BRICS, como parte del poder emergente del segundo mundo, en la economía política internacional y el nuevo orden mundial (Li, 2014; Christensen and Bernal-Meza, 2014). En este diseño, la alianza con China era una prioridad y Beijing fue visto como el nuevo y más importante socio a nivel global.

Lo que señala Li en su capítulo "China's Double Positions in the Capitalist World Order: A Dual Complexity of Hegemon and Counter-hegemon"8, en el sentido de que China tiene una posición capitalista contestataria del capitalismo occidental, pero mantiene relaciones Norte-Sur con rasgos de dependencia con otras regiones y países, se verificó en la relación bilateral China-Brasil y en la participación de ambos en BRICS. Mientras esta asociación, ha cumplido funciones de poder contra-

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7 Según Christensen y Bernal-Meza (2014), la evolución del sistema internacional desde las décadas de 1970-1980 y la aparición de coaliciones y poderes regionales, como los BRICS, dieron por resultado la configuración de un orden sistémico caracterizado por la emergencia de un segundo mundo. Los autores señalan que "Does the Second World refer to a condition or to a counter position to a Firs World and a Third World, or does it refer to a position in the structure of the world system" (p. 37-38). Khanna (2012) ha definido como el "Segundo mundo aquello representado por macro-regiones que no forman un espacio geográfico que está unificado, sino que está formado por espacios geográficos separados: Europa del Este, Asia Central, América Latina y Oriente Medio. Estas son regiones que concentran algún nivel de poder como economías emergentes. Cfr. Khanna, P. (2012). "Surge of the Second Worls". The National Interest, 119:62-9.

8 Li Xing (ed.), The International Political Economy of the BRICS, London: Routledge; en proceso de edición. Capítulo aportado para este texto por su autor.

hegemónico, al impulsar un reforzamiento del multilateralismo -que de por sí tiende a limitar el poder hegemónico- e impulsado algunas agendas globales -reforma del orden de Bretton Woods y reforzamiento de la seguridad estratégica, regional y colectiva-, desde el punto de vista económico la relación bilateral China-Brasil correspondería a las características de una estructura centro-periferia.

Brasil tuvo especial participación en la política de counter-hegemon, al impulsar, en su propio entorno regional, un nuevo mapa de instituciones a la par del tradicional inter-americanismo norteamericano (OEA) pero sin confrontarlo abiertamente, a través de la creación de la Unasur, el Consejo Sudamericano de Defensa y la CELAC. Dilma mantuvo esta política en el discurso, pero no en las acciones. En su segundo mandato la política proactiva de Brasil se fue diluyendo y con ello disminuyó el papel político regional y global de Brasil. Según Saraiva (2014, 2016, 2017), Cervo y Lessa (2014) y Cervo y Bueno (2015), el país fue perdiendo protagonismo en la política mundial y en el ámbito regional, pasó de una dinámica proactiva a otra reactiva.

Potencias emergentes, nuevos capitalismos y nuevas dependencias

Una de las características centrales de BRICS es que sus miembros simbolizan los VoC o "nuevas variedades de capitalismo" (Becker, 2013). Se trataba de modelos de desarrollo capitalista que no seguían el camino capitalista clásico identificado en los ejemplos anglosajón, renano y japonés. Brasil representó a la región sudamericana en este grupo de economías emergentes, uniendo un importante desarrollo económico con la aspiración de liderazgo regional. El desarrollo de esta variedad de capitalismo se dio a través de la implantación del tipo ideal weberiano de Estado logístico. El PT, a través de sus dos presidentes, no intentó abandonar el modelo de acumulación capitalista. No fue su objetivo. Por el contrario, desarrollaría nuevas alianzas entre el Estado y una fracción de la gran burguesía nacional, representada por un grupo específico de grandes empresas.

La variedad de un modelo capitalista VoC le ayudaría a su estrategia de posicionamiento internacional. Menezes y Palermo (2012) sostienen que "Lula siguió fundamentalmente el modelo implantado a partir del gobierno de Collor y consolidado en el gobierno posterior, de F. H. Cardoso, y lo complementó, en el margen, con un incremento de política social. De acuerdo con esa interpretación, Lula y su gobierno representarían, en lo esencial, una continuidad en lo que se refiere al modelo de acumulación y política distributiva"9. Los autores citan a Mineiro (2010, p. 157) 10, quien señala que:

"No período a partir de 2006, fica cada vez mais evidente um processo de reconcentrado empresarial no país, com a cria^ao de enormes conglomerados setoriais e multissetoriais. Essa concentrado é estimulada por uma visao que prevalece no BNDES, bastante otimista a respeito dos impactos positivos das grandes empresas, por seu potencial financeiro, tecnológico, gerencial e de mercado, entre outros, e suas sinergias nao apenas internas, mas também na articulado com uma cadeia de fornecedores, distribuidores e prestadores de servidos variados".

Lula buscó internacionalizar el capital brasileño a través de las grandes empresas, apoyadas por el BNDES. Actis (2011)11 señala que "Desde 2003 el Banco apoya los proyectos de IED de empresas brasileñas en el exterior por medio delfinanciamiento o de participación accionaria (BNDES, 2008). A partir de ese año, elfomento

9 Thiago Melamed de Menezes y Vicente Palermo, "Gobierno de Lula y lulismo: examinando algunas hipótesis sobre las condiciones de posibilidad y la naturaleza del lulismo", http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-984X2012000100001

10 A. S. Mineiro (2010), "Desenvolvimento e inser^ao externa: algumas considerares sobre o período 2003-2009 no Brasil", en J. P. A. Magalhaes (Org.), Os anos Lula: contribuifdes para um balando crítico 2003-2010, Rio de Janeiro, Garamond.

11 Esteban Actis, "La estrategia "híbrida" de desarrollo del gobierno de Lula: neodesarrollismo Heterodoxo", http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-984X2011000200007

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a la internacionalización de empresas fue identificado como un objetivo. Desde entonces, año a año, los montos destinados a dicho fin son acompañados por estructuras organizacionales en el interior del BNDES". García Saggioro (2012) confirma esta afirmación al señalar que "A partir de 2003, com o governo Lula, tem início, no Brasil, uma nova (quarta) fase de internacionalizagao, que é marcada pelo papel decisivo das políticas públicas e do crédito direto". En síntesis, hubo una alianza entre el gobierno y sectores de la burguesía nacional destinada a dar un nuevo desarrollo al capitalismo brasileño y proyectar el mismo a la economía internacional.

Poder económico y poder blando

Brasil —potencia regional no nuclear- usó el soft power de su liderazgo regional como factor de equilibrio de poder frente a Rusia, China e India, potencias nucleares que manifestaban dificultades para imponerse como líderes en sus propias regiones. Brasil era el único de los países de la región que compartía con China la aspiración a reformular el orden global y que participaba con ésta en alianzas globales, (Christensen y Bernal-Meza, 2014), pero no el único, en América del Sur y Caribe, que dentro de sus objetivos políticos internacionales mantuvo una estrategia de contra-hegemonía: también lo hicieron Venezuela (Bernal-Meza, 2017) y Cuba (Domínguez, 2009).

China mantuvo a Brasil como socio en la cooperación sur-sur, pero no lo asoció a los grandes temas de la política mundial. Tampoco apoyó su demanda de ingresar como miembro permanente al Consejo de Seguridad (Saraiva, 2017). Brasil quedó así ajeno a la discusión y negociación de las agendas globales de la seguridad y el orden mundial, pero también se fue distanciando de la región.

Brasil-China: la reproducción intra BRICS de una relación centro-periferia y el

fracaso de la "alianza estratégica"

La idea original de Rusia, China, India y Brasil fue crear un grupo de articulación política como contrapunto a los grandes actores internacionales, Estados Unidos y la Unión Europea (Thorstensen y Oliveira, 2012), y con la inclusión de Sudáfrica, BRICS surgió como mecanismo político-diplomático en momentos de rediseño de la gobernanza global, cuando se hacía cada vez más aguda la percepción de un déficit de representatividad y por tanto de legitimidad de las estructuras gestadas en la pos guerra (Reis, 2013). Luego de la inclusión de Sudáfrica, 'los países BRICS se centraron en la construcción de una identidad común alrededor de la necesidad de gestionar la crisis financiera internacional y la reforma de las instituciones internacionales con una mayor participación de los países en vías de desarrollo" (Becard, 2017:404). Sin embargo, las frustraciones brasileñas respecto de China y más tarde el cuestionamiento interno en Itamaraty a BRICS (Saraiva, 2017), pusieron en evidencia la crisis de la relación Brasil-China y su impacto sobre la cohesión y fortaleza de BRICS.

La estrategia brasileña hacia Sudamérica, comenzando por la relación con Argentina a partir de 1985, luego con la creación del Mercosur y posteriormente de la UNASUR, fue transformarse en un actor indipensable para los países de la región. La creación del Mercosur fue un objetivo estratégico con el fin de transformarlo en el eje de una integración regional que girara en relación a su economía más industrializada y pilar de su liderazgo regional en el sistema internacional (Bandeira, 1996; Saraiva, 2016). Durante su primer gobierno Lula definió a América del Sur como el punto de partida para una nueva inserción de Brasil en el sistema internacional. Lima (2008: 99) y Cervo (2008: 203) afirman que durante el gobierno de Lula Sudamérica se transformó en la prioridad externa de Brasil. Sin embargo, fue China la que se volvió un país indispensable: primero para la economía política mundial (Li, 2010, 2012, 2012a) y luego indispensable en comercio, inversión extranjera y préstamos para los países sudamericanos. Aquellos que debían ser los "socios naturales de Brasil", terminaron siéndolo de China (Dussel, 2016).

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El ingreso de China a la economía política de Sudamérica, desplazó a Brasil del lugar preponderante que ocupaba dentro del bloque Mercosur y en el contexto regional. Hiratuka (2016) señala que China se consolidó como el principal socio comercial de la región a partir del año 2009 y las importaciones desde China pasaron a desplazar el comercio de los socios en la propia región.

China introdujo en la región y en el rol de Brasil en América del Sur un factor de profundo desequilibrio (Dussel, 2016), al transformarse en un actor clave de la inserción económico-comercial internacional de América Latina y particularmente de Sudamérica. Oliveira (2013) señaló que según el economista Barros de Castro, la preocupación brasileña era que las relaciones sino-brasileñas iban adquiriendo una dimensión global, lo que conducía a reflexionar sobre cómo Brasil podía reaccionar a los desafíos y oportunidades derivados del dinamismo chino.

La primera manifestación del fracaso de la alianza estratégica fue la estructura del comercio bilateral. Como señala Becard (2017:405), 'luego de aplicar el concepto de asociación estratégica al análisis empírico de las relaciones entre China y Brasil, se puede concluir que ambos países están interesados, pero no son completamente capaces de promover relaciones horizontales a largo plazo". Oliveira (2013: 60), ya había señalado que "durante algún tiempo, nuestras exportaciones de bienes durables crecieron significativamente, pero al comienzo del nuevo siglo eran las exportaciones de materias primas las que crecían, mientras caían las ventas de manufacturas". Por su parte, Albuquerque (2013: 72) sostuvo que el principal corolario acerca de la existencia de una relación excepcional —calificada o no como estratégica- vino a ser la existencia de un flujo de comercio muy relevante. Es decir, comercio, pero no otras agendas tan importantes para Brasil en la dimensión global de intereses.

El acelerado desarrollo de una relación centro-periferia o norte-sur en el comercio bilateral fue señalado en trabajos de diferentes autores: Barbosa y Jenkins (2012), Sevares (2012), Oviedo (2014) y Oliveira (2016), que ya habían analizado y descrito en sus estudios el carácter primario-exportador que Brasil ocupaba en la estructura del comercio internacional chino. La precepción de amenaza ya había transitado desde los temas clásicos de la guerra fría y la post guerra fría (democracia, derechos humanos), a la preocupación por los efectos negativos o positivos de la acentuada presencia económico-comercial china (Oliveira, 2012), que Uehara (2013: 36), describió en términos que preanunciaban la desilusión sobre la relación bilateral:

"Nevertheless, coincidently after 2004, the year in which President Lula's statement promising to recognize China as a market economy, the trend in the trade relations was reversed, resulting in bigger growth in imports from China to Brazil than in exports from Brazil to China. Another disadvantage to Brazil is that its imports tend to include products of higher added value, while most of its exports are still commodities. The increase in imports of Chinese goods has been viewed as a threat by some industrial sectors and, in the late years, the Brazilian government started to develop defensive trade policies".

Para Brasil y América Latina, la complementación comercial de armonía de intereses con China constituye el eje central de la relación entre ambos socios. La demanda china de materias primas armoniza con la oferta regional. Pero esta armonía es asimétrica (Oviedo, 2014: 144), porque su matriz responde al clásico modelo diagnosticado por Prebish y la Cepal a fines de los años de 1940. Pero era en la dimensión de parcería internacional donde para Brasil debía ratificarse esa alianza estratégica. Albuquerque (2013), argumentó que esa dimensión de asociación, implicaba una división de tareas y objetivos comunes que iban más allá de los flujos de comercio. Éste sería el segundo fracaso que Brasil advirtió en su relación con China. Se concluyó que entre ambos no había una parcería estratégica porque esa asociación, en la dimensión política internacional, tenía una función residual. Como argumentó Albuquerque, (2013: 87-88):

"as a result of the tactic that would have one believe that Brazil's pretensions are methodological, and about representation and efficiency rather than power, Lula undertakes, in his speech, to deflate the political nature of the UNSC. To his own rhetorical question —'how do you explain that

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Brazil is not part of it? — Lula has not answer, because it would imply a discussion of power relations in the world order and the impossibility of a political partnership between Brazil and China in the case of UN reform".

La "alianza estratégica", según la visión actual de la cancillería brasileña, fracasó (Saraiva, 2017); tema sustancial que condiciona la supervivencia y efectividad de BRICS como instancia donde participa Sudamérica por vía de Brasil, porque éste se convirtió en periferia de China. Siendo una potencia regional, Brasil no consiguió modificar lo que aconteció entre China y el resto de la región. Transformada la potencia asiática en el principal socio comercial del propio Brasil, de Venezuela, Perú, Chile y Uruguay y el segundo de Argentina, Colombia y Paraguay, Brasil no fue el eje del comercio exterior de Sudamérica.

En la percepción latinoamericana China transitó de la oportunidad al desafío. El proceso de primerización y re-primerización de las exportaciones se reprodujo en toda la región, tal como señalan Barbosa y Jenkins (2012), Oliveira y Lessa (2014), Sevares (2014), CEPAL (2015), Medeiros y Cintra (2015), Dussel (2016) y Medeiros y Trabat (2017). La conclusión es que la evolución de las relaciones comerciales entre América Latina y China lleva a un reforzamiento de las exportaciones primarias. El comercio entre América Latina y el Caribe y China es netamente inter-industrial: materias primas por manufacturas. Brasil no modificó esas características del comercio regional.

La situación de Brasil como miembro de BRICS, debilita a este agrupamiento por tres razones: porque su vínculo económico-comercial con China reproduce al interior del grupo una relación centro-periferia, que es la característica estructural de la economía capitalista; divide al sistema mundial entre desarrollo y subdesarrollo y sostiene el statu quo de la economía política internacional, razones contra las cuales BRICS fundamentó su nacimiento y posición como el segmento preponderante del Segundo 526

Mundo; porque la política exterior de Rousseff abandonó la preocupación de atar su destino al de Sudamérica y desatendió su vocación de liderazgo regional, desinteresándose por los propios esquemas de regionalismo que Lula había impulsado, en particular la UNASUR, debido a lo cual la calidad representativa de Brasil se redujo; y porque su crisis interna -política, económica y social- deterioró su condición de fortaleza económica emergente y debilitó su posición natural de liderazgo político y económico regional. En síntesis, BRICS nació y comenzó a evidenciar condiciones de debilidad interna sin que Sudamérica estuviera representada como tal.

Relaciones Brasil-Rusia

Estas relaciones se han dado esencialmente en el marco de BRICS, entendidas ambas como "potencias emergentes", en el marco de la economía política internacional (Li, 2019; Pecequilo y Luque, 2013); considerando ambas a su relación como de "socios estratégicos" y en el contexto de una "contrapartida diplomática a la hegemonía de los Estados Unidos", con una estrategia de soft balancing (Pecequilo y Luque, 2013). No obstante, la agenda de cooperación e intercambios bilaterales se comenzó a desarrollar con anterioridad a la creación de BRICS, pero ambos países tienen puesta la prioridad de sus intereses en sus respectivas zonas geográficas de inserción e influencia: América del Sur para Brasil; Eurasia para Rusia, mientras que la esfera de relaciones multilaterales se da en el marco de BRICS (Pimentel, 2013) y centradas en los asuntos comerciales internacionales, particularmente en el marco de las negociaciones en la OMC (Thorstensen y Oliveira, 213).

La enorme diferencia en el potencial estratégico y el sorprendente crecimiento de Rusia en los aspectos geopolíticos, así como el extraordinario crecimiento de China en los campos económico y comercial y de ambas potencias en sus respectivas capacidades tecnológicas en relación a la debilidad de Brasil, hicieron que no se pudieran profundizar otras agendas que interesaban a Brasil (Cervo, 2015). A medida que el principal objetivo internacional de Putin, a partir del año 2000, fue el fortalecimiento de las capacidades de poder y el reposicionamiento de Rusia en lo más alto de la estructura internacional de poder (Van de Maele, 2017), aplicando una política de poder duro y Brasil mantuviera su política de soft

power, era muy difícil que las agendas internacionales de Brasil y Rusia coincidieran. De allí que el ámbito de articulación de intereses estuviera en el marco de BRICS —un agrupamiento que le permite a Rusia aplicar un efecto de soft balancing vis-à-vis los estados Unidos y la Unión Europea (Van de Maele, 2017)-y la pérdida de relevancia de esta asociación económica y comercial de los cinco grandes emergentes, junto a las debilidades estructurales del Brasil, afectaran la expansión de objetivos y agendas comunes. Así, a medida que los objetivos internacionales de Rusia se consolidaban, los respectivos intereses no confluyeron.

El cuestionamiento interno de BRICS

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El segundo nivel de las frustraciones brasileñas pasó a ser BRICS. El hecho que Brasil no alcanzara los objetivos que esperaba llevó a que esa asociación comenzara a ser cuestionada por Itamaraty, que originalmente, bajo los dos gobiernos de Lula y los primeros años del primer gobierno de Rousseff sus diplomáticos apoyaron, tal como se advierte en diversas publicaciones: Pimentel (2013; 2013a), Baumann et.al. (2015). Un reciente documento elaborado por la Secretaria-Geral da Presidencia y la Secretaria Especial de Assuntos Estratégicos de la Presidencia de la República12, cuestiona duramente la política exterior de los gobiernos conducidos por el PT. BRICS, la estrategia de la cooperación Sur-Sur -que sustituyó a la relación Sur-Norte que había impulsado Cardoso en sus dos mandatos (Cervo, 2002), la insistencia en el objetivo del Consejo de Seguridad sin buscar el apoyo de actores clave de la política mundial, la política comercial extra-regional y la integración sudamericana son presentados como grandes errores de la diplomacia brasileña. El documento señaló a BRICS como un agrupamiento de poco futuro.

El abandono de la aspiración de liderazgo regional

Brasil impulsó BRICS y pensó en representar allí a Sudamérica como líder regional. Ese liderazgo nunca fue una realidad y fue cuestionado como tal (Cervo, 2014; Almeida, 2014; Couto 2013). Brasilia nunca concertó posiciones con los países sudamericanos (Bernal-Meza, 2015), tampoco con los socios del Mercosur y ni siquiera con Argentina -su principal socio estratégico sudamericano- sobre las agendas internacionales de BRICS, ni tampoco para llevar a ese foro la opinión de los países de la región. La relación de China con los países sudamericanos impidió que Brasil pudiera alcanzar el objetivo de transformarse en el socio comercial indispensable, porque la oferta exportadora sudamericana armonizó con la demanda china, pero no con la demanda brasileña. Paralelamente, se producían cambios en las prioridades y las acciones de la política exterior, al paso del gobierno de Lula a Dilma. Como señala Saraiva (2016: 300):

"desde muito cedo as diferenças começaram a se fazer sentir, ampliando-se no decorrer do mandato. A diplomacia presidencial e o papel da presidencia como elemento incentivador e equilibrador de diferentes visôes de política externa, que habiam acontecido durante o governo de Lula, foram abandonadas. A vontade política demonstrada pelo presidente Lula de articular visôes favoráveis à construçâo de uma liderança na regiâo se perdeu".

Con Rousseff, el objetivo de un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dejó de ser una prioridad de la política exterior.

12 Cfr. http://www.secretariageral.gov.br/noticias/copy_of_titulo-da-noticia-entre-35-e-90-caracteres-com-

espaco/BrasilUmPasemBuscadeumaGrandeEstratgia.pdf. Visitado el 15 de septiembre de 2017.

El impacto externo de la crisis interna

Como afirma Saraiva (2017) "como é frequente acontecer em situagoes de crise, a política externa ficou em segundo plano". La crisis política interna, cuyos puntos más dramáticos fueron la destitución de Rousseff y la asunción de Temer, también fuertemente cuestionado con acusaciones de corrupción y con una debilidad política derivada de la forma como alcanzó la presidencia, inmovilizaron internacionalmente a Brasil. Temer asistió a la siguiente cumbre de BRICS, pero su objetivo de corto plazo fue conseguir recursos para paliar la crisis. En su viaje cometió errores que debilitaron su propia imagen y la del país.13 Subsecuentemente, BRICS perdió apoyo dentro del nuevo gobierno.

El proceso de declinación

Tres defectos, carencias o déficits marcaron la construcción de potencia de Brasil y lo llevaron a su declinación en términos estructurales, ya que afectaron el ámbito interno y el externo; debilidades que se arrastraban desde los años de 1980. El bajo nivel de producción de conocimiento científico; como consecuencia, un bajo nivel de invención y aplicación tecnológica a la producción industrial y quedándose en el estadio de un eterno desarrollo "emergente", sin nunca alcanzar la madurez del proceso de desarrollo14

Estas deficiencias son comunes a toda América Latina y han sido puestos de relevancia al confrontar el nivel de desarrollo alcanzado por China y al analizar el patrón de intercambio comercial entre los países de la región y la potencia asiática (Dussell, 2016; Beckerman y Moncaut, 2016; Oviedo, ¡^g

2012), pero que pasaron a ser más importantes al confrontarlos con la estructura económico-industrial de Brasil, que es el país más industrializado de América Latina (Bernal-Meza, 2018; Becard, 2017).

Fue sobre las consecuencias de este proceso y de la errónea política gubernamental seguida por Dilma Rousseff que la declinación fue profundizándose. Desde los dos últimos años del segundo mandato de Lula las condiciones internacionales e internas de Brasil se estaban modificando negativamente. Se produjo un deterioro del país en el contexto de la economía política internacional derivado de sus fragilidades externas e internas y como consecuencia también de la crisis financiera internacional de 2008. El primer dato a considerar es la evolución de las estadísticas del comercio exterior. Según informes basado en datos de la OMC provistos por Brasil, "la balanza comercial de Brasil es estructuralmente excedentaria, pero ha tenido una tendencia a la baja estos últimos años, debido a la disminución de los precios de las materias primas, el alza de las importaciones de energía y una menor competitividad de los productos brasileños. La balanza de cuentas actual de Brasil representó -0,6% del PIB en 2017, en comparación con -1,3% en 2016. De 2013 a 2015, Brasil marcó déficits comerciales, pero la balance ha repuntado desde mediados de 2016, llegando según las estimaciones a 8.000 millones USD a fines de 2017"15.

En cuanto a la evolución del PIB, el inicio de la recuperación comenzó en 2017, es decir con posterioridad a la destitución de Rousseff. Según los datos estadísticos de IPEA, organismo oficial del Estado brasileño, su Grupo de Conjuntura "ressalta que maior contribuido da demanda interna sinaliza melhoria na composigao do indicador, mesmo com repetigao do desempenho de 2017"16. El informe oficial señala que

"Corroborando o cenário de recuperagao gradual, o produto interno bruto (PIB) avangou modesto

0,1% no quarto trimestre de 2018, na comparagao com o trimestre anterior livre de efeitos sazonais

13 Miriam Saraiva (2017) señala errores incomprensibles, en ese viaje, para una diplomacia tan profesional como la brasileña.

14 Conversación mantenida con el historiador brasileño Amado Luiz Cervo, 2 de marzo de 2019.

15 Fuente: https://es.portal.santandertrade.com/analizar-mercados/brasil/cifras-comercio-exterior

16http: //www.ipea.gov.br/portal/index.php?option=com content&view=article&id=34610&catid=3&Itemid=3http: //www. ipea.gov.br/portal/index.php?option=com content&view=article&id=34610&catid=3&Itemid=3

— de acordo com os dados do Sistema de Contas Nacionais Trimestrais (SCNT), divulgados pelo Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE). Com isso, o PIB encerrou 2018 com crescimento de 1,1%, mesmo desempenho verificado em 2017. O crescimento do quarto trimestre representou desacelera^ao em rela^ao ao período anterior (0,5%), deixando um carry-over de apenas 0,4% para 2019 — ou seja, caso permane^a estagnado ao longo dos próximos quatro trimestres, o PIB fechará o ano com alta de 0,4%".17

Indicadores de comercio exterior 2013 2014 2015 2016 2017

Importación de bienes (millones de USD) 250,556 239.152 178,798 143,474 157,476

Exportación de bienes (millones de USD) 242.034 225,101 191,134 185,280 217,769

Importación de servicios (millones de USD) 81.053 85.916 63.921 63.750 66.293

Exportación de servicios (millones de USD) 36.462 39.047 32.989 33.300 33.677

Importación de bienes y servicios (crecimiento anual en %) 7,2 -1,9 -14,2 -10,2 5,0

Exportación de bienes y servicios (crecimiento anual en %) 2,4 -1.1 6,8 1,9 5,2

Importación de bienes y servicios (en % de! PIB) 13,9 13,7 14,1 12,1 11,6

Exportación de bienes y servicios (en % del PIB) 11,6 11,0 12,9 12,5 12,6

Balanza comercial (mitones de USD) 389 -6.629 17.670 45.037 64.028

Balanza comercial (incluyendo servicios) (millones de USD) -45.984 -54.736 -19.276 14.590 30.178

Comercio exterior (en % del PIB) 25,6 24,7 27,0 24,6 24,1

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Fuente: WTO - World Trade Organisation; World Bank, últimos datos disponibles

El deterioro de su posición en la economía mundial18, en la política internacional -por los condicionantes y limitaciones de BRICS- y regional —UNASUR- marcan un fracaso del softpower y el soft balancing, que Brasil impulsó como su paradigma de política internacional y hemisférica (Flemes, 2012, 2012a; Mijares y Nolte, 2018; Saraiva, 2016).

Lo que sucedió a partir de los últimos años del gobierno de Lula, se profundizó bajo las administraciones de Dilma Rousseff y que se proyecta al presente, es una situación en la cual Brasil ha visto debilitada su situación como variedad exitosa de capitalismo, debido a la crisis económica que lo afecta desde los últimos años de Lula. La caída de los precios de sus exportaciones y de la demanda china de commodities influyó significativamente, junto con el deterioro del liderazgo político regional (Saraiva, 2017, 2013; Cervo e Lessa, 2014). El deterioro de la imagen del Brasil se ha dado no sólo por la pérdida progresiva de su proactivismo y actor estructurador de las instituciones regionales -ejemplo,

17IPEA, "Carta de Conjuntura", N° 42, 1° Trimestre de 2019,

http://www.ipea.gov.br/portal/images/stories/PDFs/conjuntura/190228 cc42 desempenho do pib.pdf

18 La participación del PBI brasileño en el PBI mundial, que en 1987 había sido del 4,2%, pasó en 2006 a ser del 3%,

aumentando al 3,8% en 2010, fin del mandato de Lula. Luego se iniciaría una nueva fase de caída hasta 3% en 2014, con

proyecciones de 2,89% para 2015 y de 2,82% para 2016; las cifras más bajas desde 1980. Cfr.

https://www.santafe.gov.ar/index.php/web/content/download/219987/1145933/version/1/file/2015+julio+20+Brasil+hr.

pdf.

ante UNASUR, que sufrió la suspensión de los aportes financieros brasileños-, sino también por su crisis interna y por la debilidad política de las dos recientes presidencias -Rousseff y Temer- en asumir posiciones frente a Sudamérica (Saraiva, 2017) y porque la exportación regional de corrupción, por vía de las grandes empresas, que contaban con respaldo del banco estatal BNDES, deterioraron también la imagen política y económica del empresariado brasileño. Algunas grandes empresas brasileñas, con obras en un número importante de países de América del Sur y el Caribe se vieron comprometidas en graves delitos de corrupción lo que debilitó la imagen del empresariado brasileño en la región. Este deterioro afectó directamente al gobierno porque las inversiones para los proyectos fueron financiados por el banco BNDES, bajo el control directo del gobierno. En síntesis, Brasil exportó a la región prácticas de corrupción que ya estaban implantadas internamente desde las gestiones gubernamentales de Lula.

Miriam Saraiva (2017) señala que bajo el gobierno de Rousseff el comportamiento exterior del país fue perdiendo el proactivismo y asumiendo una posición pragmática, buscando ganancias en el corto plazo. La Presidenta vació el contenido de la dimensión política del comportamiento brasileño frente a la región en relación a las acciones de Brasil como actor estructurador (impulsor) de las instituciones regionales y en términos internacionales optó por movimientos espasmódicos y discontinuos. De acuerdo a Almeida (2014), la política exterior estaba siendo cuestionada —interna y externamente a Itamaraty- ya desde la época de Lula.

La ausencia de liderazgo, que se advirtió desde la llegada de Dilma, favoreció el surgimiento de proyectos alternativos, como la Alianza del Pacífico, que no implicó una mayor presencia de México en Sudamérica para rivalizar con Brasil por el liderazgo en su propio entorno regional simplemente porque ese objetivo no estaba en los planes de la política exterior mexicana (González y Velázquez, 2014; Herrera Chaves, 2014). La existencia de modelos de regionalismo opuestos a la visión brasileña de 530

integración, como ALBA y la Alianza del Pacifico, reflejan justamente la oposición que encontró Brasil para su liderazgo y la promoción de su visión de la integración de la región.

La desatención del liderazgo regional se advierte al comparar tres de las mayores situaciones de crisis que vivió América Latina en la última década: la crisis en Honduras, el asunto de las bases militares norteamericanas en territorio colombiano y la crisis en Venezuela. Mientras en las dos primeras Brasil, durante el gobierno de Lula, adoptó posiciones muy fuertes en defensa de la soberanía, la seguridad y la democracia -a través de decisiones unilaterales y por vía de la UNASUR-, frente a la crisis venezolana el gobierno de Temer mantuvo una posición de bajo perfil.

Pérdida de relevancia y fracaso de la UNASUR

La integración de América del Sur fue un objetivo estratégico de Brasil (Couto, 2013) y parte de su proyecto globalista (Cervo, 2014). Para Lula, UNASUR sería el símbolo de una mayor autonomía de América Latina en la política internacional. Sin embargo, la crisis de liderazgo, junto con la falta de consenso sobre los valores comunes que debían guiar a la región, hizo que el organismo internacional fracasara19.

Los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú anunciaron, el 20 de abril de 2018, la suspensión de su participación en la organización que representó la mayor apuesta regional de gobernanza, concertación e integración regionales de Brasil. Colombia fue más allá y se retiró. Como señalan dos analistas, "Esta defección colectiva es, hasta ahora, el paso más importante en un proceso de deconstrucción de Suramérica como bloque geopolítico y actor en el sistema internacional (Nolte y

19 Cfr. Cfr. "Unasur: El complejo momento de la agrupación impulsada por Bachelet, Lula y Chávez", Fuente: Emol.cl, 20 de abril de 2018. http://www.emol.com/noticias/Internacional/2018/04/20/903374/Unasur-El-complejo-momento-de-la-agrupacion-impulsada-por-Bachelet-Lula-y-Chavez.html Visitado el 20 de abril de 2018.

Mijares, 2018)20; y aun cuando los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guyana, Suriname y Uruguay, no adhirieron, el hecho de que cuatro de los más importantes países sudamericanos suspendieran su participación, deja a la organización sin sustento político de representación internacional.

Si bien puede considerarse que la muerte de Chávez provocó un primer impacto negativo, ya que él fue quien propuso el cambio de nombre de la ex Comunidad Sudamericana de Naciones por la de UNASUR e impuso ciertas agendas temáticas, como la energética, sus intereses eran muy distintos a los de Lula, tanto políticamente —a nivel regional, hemisférico e internacional- (Bernal-Meza, 2017), como en relación a los proyectos de integración, energéticos y de infraestructura. Pero fueron la caída de Dilma, el profundo deterioro político que significó la salida del poder del PT (cuya plataforma política internacional era la autonomía y la oposición a la hegemonía norteamericana) y el posterior procesamiento judicial y encarcelamiento de Lula los elementos decisivos que marcan el fin del ciclo PT.

La declinación del regionalismo impulsado por Brasil, como expresión de una nueva visión sobre los mecanismos e instrumentos de cooperación e integración para Suramérica, fue impactado por el despliegue del regionalismo post-liberal (Sanahuja, 2012; Serbin, 2012) o post-hegemónico (Riggirozzi y Tussie, 2012; Briceño-Ruiz y Morales, 2017), como instrumentos estratégicos en la definición de nuevos modelos de desarrollo (Serbin, 2018, p. 23). Como señala este autor,

"Paradójicamente, mientras la narrativa del regionalismo post-hegemónico o postliberal, privilegió

la concertación política inter-gubernamental, el rol del Estado sobre el mercado, y la búsqueda de

nuevos modelos de desarrollo, la nueva coyuntura regional, junto con las debilidades antes

mencionadas y en el marco de la persistencia de las relaciones asimétricas de la región con la 531

mayoría de los actores más poderosos del orden global emergente, tiende a privilegiar la

restauración de políticas neoliberales y un debilitamiento del estatismo, retomando los valores de la

gobernanza global impuesta por Occidente" (Serbin, 2018, pp. 23-24).

Lo paradójico es que la crisis del regionalismo post-hegemónico, expresado en el proceso de desintegración del proyecto de Sudamérica como bloque geopolítico y actor relevante en el sistema internacional (Mijares y Nolte, 2018), fue iniciada por las propias decisiones del gobierno brasileño de Dilma Rosseff (Saraiva, 2017; 2016). Como ya señalamos, su gobierno suspendió incluso la contribución financiera a la organización (Saraiva, 2017).

El regionalismo post-liberal, cuya mayor expresión había sido la UNASUR, fue puesto en contraposición por la Alianza del Pacífico. La AP desafió la estrategia brasileña e implicó el retorno del modelo del regionalismo abierto (Saraiva, 2017, 2016; Mijares y Nolte, 2018).

Sin liderazgo, esta dinámica de acontecimientos, que fue coincidente en el tiempo con el ascenso y fortalecimiento de la Alianza del Pacífico —que representa un modelo de regionalismo opuesto a los impulsados por Brasil (Mercosur, CSN-UNASUR)21, terminó por dejar a la UNASUR en el listado de los fracasos de la integración regional.

Paralelamente, los gobiernos que declararon suspender la participación en la organización22, hicieron una declaración conjunta respecto de la situación política interna de Nicaragua23. Con ello

20 Detlef Nolte y Víctor M. Mijares, "La crisis de Unasur y la deconstrucción de Sudamérica", Nota de opinión, publicada el 23 de abril en el diario El Expectador, 23 de abril de 2018, https: / /www.elespectador.com/noticias /el-mundo/la-crisis-de-unasur-y-la-deconstruccion-de-sudamerica-articulo-751730. Visitado el 24 de abril de 2018.

21 Cfr. al respecto Giacalone (2014).

22 Cfr. "¿Fin de una era?: Seis países suspenden su participación en la UNASUR". Fuente: Ambito.com, 20 de abril de 2018. http://www.ambito.com/918871-fin-de-una-era-seis-paises-suspenden-su-participacion-en-la-unasur. Consultado el 20 de abril de 2018.

"Unasur: El complejo momento de la agrupación impulsada por Bachelet, Lula y Chávez", Fuente: EmoLcl, 20 de abril de 2018. http://www.emol.com/noticias/Internacional/2018/04/20/903374/Unasur-El-complejo-momento-de-la-agrupacion-impulsada-por-Bachelet-Lula-y-Chavez.html. Consultado el 20 de abril de 2018.

manifestaron su disposición a mantener posiciones conjuntas independientemente del resto de miembros de UNASUR.

Conclusiones

El ascenso, crisis y declinación, que se reflejan en el cambio político-ideológico radical, que representa la llegada al gobierno de Lula y finalmente la elección de Bolzonaro, ponen de relevancia y reflejan el importante conflicto que se dio (y seguramente continuará) al interior del Estado brasileño, en el cual los inestables compromisos entre los sectores sociales dominados y aquellos dominantes, se expresaron también en la forma cómo se resolvió la lucha socio-económica y política interna. La semi autonomía que adquirió luego del impeachment el Ministerio de Relaciones Exteriores para expresar la crítica a la conducción de un Estado del cual formaba parte, reflejaban el conflicto interno, con el cuestionamiento a la política exterior, los objetivos internacionales y el modelo de inserción internacional del Brasil. Para concluir, presentamos una síntesis comprensiva de la evolución del ciclo ascenso y declinación, centrándonos en los aspectos internacionales.

Como señalan Saraiva (2017), Mercadante (2013) y García (2013), entre 2003 y 2010 Lula estructuró su política exterior con el objetivo de llevar a Brasil a la posición de una potencia mundial. Para ello adoptó una política de iniciativas y activismo internacional; por una parte, a través de la construcción de coaliciones internacionales dirigidas a la revisión de las instituciones del orden global y por otro, con acciones orientadas a la estructuración de una gobernanza regional en América del Sur, bajo el liderazgo brasileño. Esas iniciativas reposaban en una coincidencia favorable de factores externos -como la relación con China y la creación de BRICS- e internos, tal el desarrollo de Brasil ^^

como una potencia económica, lo que en ciertas áreas alcanzó. La relación con China y la participación en BRICS fueron para Brasil decisiones estratégicas de Lula, a través de las cuales intentó ascender a posiciones de mayor influencia y prestigio en la política internacional pero que no consiguió. Paralelamente, China se transformó en un actor perturbador de las relaciones entre Brasil y los países sudamericanos, debilitando su posición como socio comercial y afectando negativamente los procesos de integración subregionales (Dussell, 2016). La destitución de Dilma Rousseff marcó el declive del interés brasileño en el proyecto regional de la UNASUR. Brasil, por causa de su crisis política y económica, fue víctima de los contrapesos internos, que le impidieron seguir impulsando sus ambiciones internacionales (Mijares y Nolte, 2018, p. 109).

El hecho que el documento elaborado bajo la Presidencia de Temer señalara como graves errores todo lo que caracterizó y diferenció a la política exterior de los gobiernos del PT, pone en duda la continuidad del esfuerzo brasileño por fortalecer a BRICS. Miriam Saraiva (2017), concluye que los cambios que ocurrieron en el comportamiento exterior de Brasil, entre 2016 y 2017, sumados a las críticas hechas en el documento de la presidencia a la política exterior de los gobiernos petistas entierran la creencia frecuente acerca de la existencia de un Itamaraty monopólico y de una política exterior permanente y homogénea; por el contrario, la agencia está apoyada en falsos "intereses nacionales". Lo que puede advertirse a futuro es la profundización de esas diferencias.

Es evidente que el fracaso de la "alianza estratégica" con China, la ausencia de compromisos participativos de los grandes miembros de BRICS (China y Rusia) con los menos fuertes (Brasil y Sudáfrica) en direccionar en conjunto estrategias dirigidas a la política mundial en sus principales agendas, ha contribuido a que la mirada brasileña sobre el futuro de BRICS sea muy pesimista.

Políticamente, que China no apoyara el ingreso de Brasil (e India) al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en calidad de miembros permanentes, no sólo hizo fracasar la

23 Cfr. "Gobierno de Chile y cinco países llaman urgentemente a deponer la confrontación y cesar los actos de fuerza en Nicaragua". Fuente: Emol.cl, 23 de abril de 2018.

http://www.emol.com/noticias/Internacional/2018/04/22/903512/Gobierno-llama-urgentemente-a-deponer-la-confrontacion-y-cesar-los-actos-de-fuerza-en-Nicaragua.html. Consultado el 23 de abril de 2018.

internacional de Brasil con China, sino que ha impedido que BRICS se transforme en un actor de poder influyente en el sistema internacional. La decisión china tiende a mantener firmemente el statu quo de la actual estructura de distribución del poder mundial: el de las cinco grandes potencias.

Brasil sigue siendo el gran país de la región, pero más por su pasado reciente que por su presente. Tendrá que reinsertar sus aspiraciones de liderazgo regional en un ámbito en el cual ahora tiene competidores en los liderazgos personales, como Macri, y modelos de regionalismo —Alianza del Pacífico- que le restaron visibilidad y dinamismo a sus proyectos. Lo que queda más claro para Brasil es que China no es su socio estratégico a nivel bilateral ni tampoco a nivel internacional. Las consecuencias son que BRICS no será más de lo que ya es, al menos desde la perspectiva brasileña, en la medida que Brasil no alcance un rol importante en la política internacional y retome la voluntad de liderazgo en Sudamérica.

El gobierno de Bolsonaro: presente y futuro

El gobierno de Temer se caracterizó por el bajo perfil regional e internacional y dejó en manos de su vecino argentino, el impulso de iniciativas, apoyando las posiciones de Macri, vinculadas al escenario político y económico latinoamericano —cuestionamiento de los regímenes venezolano y nicaragüense; acercamiento entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico y relanzamiento de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea para alcanzar un acuerdo de libre comercio-. Esta situación tendería a modificarse si las presunciones respecto de la política exterior de Bolsonaro se cumplen durante los años 2019-2023.

El presidente Bolsonaro, introdujo cinco importantes cambios en la política exterior sudamericana del Brasil, en relación al período 2003-2018: retornó al país a una relación cercana a la 533

política exterior norteamericana; quitó su apoyo y luego comenzó a impulsar —junto a Piñera- un nuevo agrpamiento que reemplace a la UNASUR; quitó el respaldo político al gobierno venezolano, identificándolo como la principal amenaza para la seguridad y estabilidad de la región24; puso al MERCOSUR como un tema no prioritario de la agenda y redujo el perfil de prioridad que Brasilia tradicionalmente —desde 1985- le asignaba a Buenos Aires.25

Según el embajador Samuel Pinheiro Guimaraes, Secretario General de Itamaraty durante los gobiernos de Lula da Silva, No período de Michel Temer, o Brasil se juntou aospaíses da Alianza do Pacífico e aos países do Grupo de Lima contra a Venezuela, infringindo os principios de autodeterminafao e de nao intervenfao, gerando desconfianzas e ressentimentos, no esforfo de agradar aos Estados Unidos em sua campanha para derrubar o governo da Venezuela.26

En el discurso de asunción, el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, puso la figura del presidente Bolsonaro como un libertador de Brasil y definió la nueva etapa de política exterior como aquella que se liberaba del pasado. En sus palabras, "O presidente Bolsonaro está libertando o Brasil, por meio da verdade. Nós vamos também libertar a política externa brasileira, vamos libertar o Itamaraty, como o presidente Bolsonaro prometeu que faríamos, em seu discurso de vitória.27

24 Anunciando lo que sería la política del gobierno frente a Venezuela, el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, señaló en su discurso de posesión que: "Admiramos os que lutam contra a tirania na Venezuela". Cfr. Cita N° 24.

25 Desde 1985 había existido una tradición presidencial: el primer viaje internacional de un presidente brasileño era a Buenos Aires. Bolsonaro declaró que su primer viaje oficial al exterior sería a Chile (Cfr. "El primer viaje de Jair Bolsonaro será a Chile", http://www.t13.cl/noticia/mundo/el-primer-viaje-jair-bolsonaro-sera-chile

26 Cfr. Samuel P. Guimaraes, "A política exterior e a posifao do Brasil no mundo ", 5 de diciembre de 2018,

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27 Ministerio das Relagóes Exteriores, Ministro das Relagóes Exteriores — Discursos - Discurso do ministro ErnestoAraújo durante cerimónia de Posse no Ministério das Relajóles Exteriores—Brasíia, 2 de janeiro de 2019, http://www.itamaraty.gov.br/pt-BR/discursos-artigos-e-entrevistas-categoria/ministro-das-relacoes-exteriores-discursos/19907-discurso-do-ministro-ernesto-araujo-durante-cerimonia-de-posse-no-ministerio-das-relacoes-exteriores-brasilia-2-de-janeiro-de-2019

Bolsonaro está mucho más cerca de la visión neoliberal de Cardoso que del nacionalismo izquierdista y en cierto sentido antisistema de Lula. Según Cervo, tanto Bolsonaro como Cardoso coinciden:

"Os dois presidentes tém uma visao de mundo e da inser^ao internacional do Brasil semelhantes: sao liberais, nesse sentido, inovadores relativamente ao período anterior a seus mandatos, de governos mais nacionalistas e introspectivos. Isso significa, para a política exterior, um novo ciclo de abertura da economia a empreendimentos, capitais e tecnologías vindas de fora"28.

Para el historiador Amado Cervo no habrá ruptura en la política exterior, porque ella presenta, desde hace siglos tres trazos que componen la estrategia brasileña de largo plazo: universalismo, cooperación y pacifismo. Pero deben recordase aquellos lineamientos que marcaron la política exterior de Cardoso (Cervo, 2002; Bernal-Meza, 2002). En ese sentido, el vínculo con Estados Unidos y las potencias del capitalismo central, el apoyo a las instituciones de la gobernanza global sostenidas por la hegemonía norteamericana y la posición a favor de Occidente frente a los conflictos mundiales y al supuesto enfrentamiento civilizatorio es posible que dejen atrás lo que Bandeira (2004) denominó como as relapes perigosas. El ministro de relaciones exteriores, Ernesto Araújo, en el único escrito que se le conoce29, elogia a Trump, a quien ve como el defensor de Occidente, "un caballero cruzado que pelea para rescatar la identidad de Occidente"30. Para Araújo (2017), Trump y su política internacional representan la disposición a una lucha global para recuperar el pasado simbólico que ha representado la historia y la cultura de las naciones occidentales, para la supervivencia (y el dominio) de Occidente.

Un gran interrogante es qué pasará con el papel que la política exterior brasileña jugará en la región y si ella retornará a la disposición por el liderazgo que marcó el período de Lula o dejará en 534

manos de potencias secundarias regionales —como Chile- esa posición; país al que Bolsonaro considera un modelo.31 A nivel de política internacional, un posicionamiento en la línea de la política de Trump, podría tener dos grandes impactos. Un mayor acercamiento —o coincidencias- con la política de Washington alejaría a Brasil de su tendencia más tradicional, aquella de la autonomía (Saraiva, J.F, 2015)- cuyo efecto sería un alejamiento relativo de los BRICS. Asimismo, la predisposición del presidente Bolsonaro a restablecer una relación de cooperación militar con Estados Unidos, incluyendo la eventual instalación de una base militar norteamericana32, despertaría en la región viejos temores — nunca olvidados- sobre el subimperialismo brasileño. Sería el propio nacionalismo militar el que haría retroceder tal predisposición.33

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28 Cfr. "Governo Bolsonaro nao trará ruptura a política externa, avalia Amado Cervo";

https://exame.abril.com.br/mundo/governo-bolsonaro-nao-trara-ruptura-a-politica-extema-avalia-amado-cervo/?utm_source=whatsapp

29 Ernesto Araújo, "Trump y el Occidente" (2017).

30 Cfr. "Ernesto Araújo, el canciller de Bolsonaro que mira a Trump", https://elpais.com/internacional/2018/11/14/actualidad/1542224082_262753.html

31 Según el presidente Bolsonaro, "Chile para nosotros es un ejemplo de país que estableció elementos macroeconómicos muy sólidos, que le permitieron ser un país completamente diferente de toda Latinoamérica. Tiene la cuestión de la Presidencia mucho más resuelta que acá; tiene un proyecto educacional de alta calidad, muy diferente de acá. Entonces, Chile es para nosotros un modelo". Cfr. https://tn.com.ar/internacional/el-primer-viaje-de-bolsonaro-sera-chile_910476

También: "Brasil y Chile tienen todo para fortalecer sus relaciones",

http://www.adaradio.cl/noticias/internacional/bolsonaro-responde-a-pinera-brasil-y-chile-tienen-todo-para-fortalecer-sus-relaciones/20181029/nota/3818151.aspx

32 El presidente Bolsonaro dijo este jueves que podría discutir "en un futuro" la instalación en territorio brasileño de una base militar de Estados Unidos, con el que busca una estrecha alianza. Cfr. Emol.com -

https://www.emol.com/aoticias/Iateraacioaal/2019/01/03/933068/Bolsoaaro-dice-estar-abierto-a-discutlr-ea-ua-futuro-la-instalacion-de-una-base-militar-de-EEUU-en-Brasil.html

33 Cfr. https://www.clarin.com/mundo/jak-bolsonaro-da-marcha-decide-instalar-bases-eeuu-brasil_0_hEuINvDxe.html

Bolsonaro y Trump parecen tener muchos puntos en común. De las coincidencias más delicadas es su rechazo al globalismo34 -que para Araújo se convirtió en odio- y que ambos presidentes estén dispuestos a destruir lo que las diplomacias de sus propios países construyeron bajo el sistema internacional contemporáneo35: la creación y fortalecimiento de las organizaciones internacionales, el sistema de Naciones Unidas y las negociaciones mundiales (Cervo y Bueno, 2015; Correa, 2012; Altemani y Lessa, 2006; Kagan, 2012; Spanier, 1991; Keohane y Nye, 1988), sobre asuntos que importaban a la sociedad internacional y que se plasmaron en temas y agendas globales, como el medio ambiente y el cambio climático, a pesar de los períodos de política ambivalente de la superpotencia (Patrick and Forman, 2002; Borja, 2005). Ambas serían tendencias de cambio profundo que impactarían sobre todo el escenario latinoamericano. Sin embargo, lo más preocupante es imaginar a Brasil inmerso en un enfrentamiento respecto del papel de Occidente en la defensa de la llamada "cultura occidental", puesto que ella ha sido el instrumento más importante del colonialismo y la dominación de las potencias occidentales sobre la periferia del mundo.36

Lo que parecieran ser manifestaciones de desinterés (al menos) respecto de su socio estratégico sudamericano, al no incluir Bolsonaro a Argentina en su primer viaje al exterior y las declaraciones de su ministro de Hacienda respecto del Mercosur, señalando que éste no será una prioridad para Brasil, pueden traer consecuencias negativas para las relaciones intra-sudamericanas. Debe recordarse que la base de cualquier entendimiento de cooperación y gobernanza regional y la continuidad para hacer de la región una zona militarmente desnuclearizada pasa por la relación cordial entre Brasil y Argentina37. La construcción de una "zona de paz" en el Atlántico Sur, que luego se proyectó al Pacífico Sur, por vía de la superación de las hipótesis de conflicto entre Argentina y Chile, se ha basado en la continuidad de esa relación de cooperación. Desde estas perspectivas, la presidencia de Bolsonaro no sólo implicaría el retorno a Sudamérica de concepciones ideológicas radicalizadas que se suponían superadas, incluyendo nuevos vínculos estrechos en materia de seguridad con Estados Unidos sino también el inicio de una etapa de incertidumbre en la región.

535

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34 Dice el ministro Araújo en su discurso de toma de posesión del cargo: 'Nao estamos aquipara trabalhar pela ordem global. Aqui é o Brasil". Cfr. Ministerio das Relaçoes Exteriores, Ministro das Relaçoes Exteriores — Discursos - Discurso do ministro Ernesto Araújo durante cerimônia de Posse no Ministério das Relaçoes Exteriores—Brasilia, 2 de janeiro de 2019, http://www.itamaraty.gov.br/pt-BR/discursos-artigos-e-entrevistas-categoria/ministro-das-relacoes-exteriores-discursos/19907-discurso-do-ministro-ernesto-araujo-durante-cerimonia-de-posse-no-ministerio-das-relacoes-exteriores-brasilia-2-de-janeiro-de-2019

35 Dice el ministro Araújo; "O Itamaraty existe para o Brasil, nao existe para a ordem global". Ibid.

36 Adam Watson explicó cómo la "sociedad internacional europea", cuya expansión mediante prácticas, normas y principios se concretó en el siglo XIX, era el resultado de la civilización y la cultura europeas, desarrolladas a partir del siglo XVI. Para Amado Cervo. Esa "Sociedad Internacional" fue el formidable instrumento de explotación y dominio de Europa sobre el mundo. Cfr. Watson (2004) y Cervo (1997).

37 Este es un punto en el cual coinciden autores de ambos países. Cfr. Mario Rapoport y Eduardo Madrid. 2011. Argentina y Brasil. De rivales a aliados. Buenos Aires: Capital Intelectual; Roberto Russell, y Juan G. Tokatlian. 2003. El lugar de Brasil en la política exterior argentina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica; Miriam Gomes Saraiva. 2012. Encontros e Desencontros. O lugar da Argentina na política externa brasileira. Belo Horizonte: Fino Traço; José Botafogo Gonçalves. 2013. "Aliança estratégica entre Brasil e Argentina: antecedentes, estado atual e perspectivas". En O CEBRI e as Relaçoes Internacionais no Brasil. Leonardo Paz (organizaçao). Sao Paulo: Editora Senac, pp. 41-67; Carlos, E. Vidigal. 2009. Relaçoes Brasil-Argentina: a construçao do entendimento. Curitiba: Juruá.

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