Научная статья на тему '“Y Tú, MUJER, JUNTO AL TRABAJADOR” LA MILITANCIA FEMENINA EN EL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE'

“Y Tú, MUJER, JUNTO AL TRABAJADOR” LA MILITANCIA FEMENINA EN EL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE Текст научной статьи по специальности «История и археология»

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GéNERO / MILITANCIA FEMENINA / PERíODOS / MEMCH / GLADYS MARíN

Аннотация научной статьи по истории и археологии, автор научной работы — Fernández-Niño Carolina

El Partido Comunista de Chile (PCCh), es un referente dentro de la historia Política chilena, historiar su trayectoria y detenerse en algunos aspectos que han sido menos tratados, como busca esta propuesta, es contribuir al debate de la izquierda chilena. Esta ponencia es más bien una propuesta indagatoria que, como parte de una labor mayor en la que estamos trabajando, pretende caracterizar brevemente la historia de la militancia femenina dentro del PCCh desde sus orígenes hasta 1973, con el objetivo de comprender la mirada que ha tenido el Partido frente a las mujeres.

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Текст научной работы на тему «“Y Tú, MUJER, JUNTO AL TRABAJADOR” LA MILITANCIA FEMENINA EN EL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE»

Carolina Fernández-Niño "Y tú, mujer, junto al trabajador" La militancia femenina en el Partido Comunista de Chile

Revista iZQUIERDAS

Año 2, Número 3 ISSN 0718-5049

" Y tú, mujer, junto al trabajador'' La militancia femenina en el Partido Comunista de Chile

"And you wife along to the employee" The militancy of women in the Communist Party of Chile

Carolina Fernández-Niño*

Resumen

El Partido Comunista de Chile (PCCh), es un referente dentro de la historia Política chilena, historiar su trayectoria y detenerse en algunos aspectos que han sido menos tratados, como busca esta propuesta, es contribuir al debate de la izquierda chilena.

Esta ponencia es más bien una propuesta indagatoria que, como parte de una labor mayor en la que estamos trabajando, pretende caracterizar brevemente la historia de la militancia femenina dentro del PCCh desde sus orígenes hasta 1973, con el objetivo de comprender la mirada que ha tenido el Partido frente a las mujeres.

Palabras clave: Género, militancia femenina, períodos, MEMCH, Gladys Marín

Abstract

The Chilean Communist Party is a landmark in the political history of Chile, recounting his career and stopped in some areas that have been treated less like looking for this proposal is to contribute to the discussion of the Chilean left.

This paper is a proposal that questioning as part of a larger work in which we work, intended to characterize briefly the history of women's activism within the PCCh from its origins to 1973 with the aim to understand the look that has taken Party against women

Keywords: Gender, female militancy, periods, MEMCH, Gladys Marin

* La autora es estudiante de Licenciatura en Historia y Ciencias Sociales, USACH

Carolina Fernández-Niño "Y tú, mujer, junto al trabajador" La militancia femenina en el Partido Comunista de Chile

Revista iZQUIERDAS

Año 2, Número 3 ISSN 0718-5049

Tanto el tema como la perspectiva que se asumen en este trabajo, han sido escasamente desarrolladas, ya que si bien la historiografía política ha hecho hincapié en diferentes aristas de las historia del PCCh, magramente se ha tratado el tema de la militancia femenina . Por este motivo, es que mediante esta reflexión, se espera aportar tanto al tema del Partido Comunista como al de la mujer en la vida política-social, puesto que consideramos que detenerse en este matiz de la practica discursiva, es un modo de dar luces de la composición del Partido en sí mismo, de su subjetividad e, incluso, constituye una invitación a reflexionar acerca de cómo la izquierda chilena se hace cargo hoy de la "cuestión de la mujer".

Antes de referirnos a la hipótesis central, es necesario precisar que en esta proposición, recogemos algunos elementos conceptuales de la teoría de género , ya que consideramos que ésta innegablemente ha permitido desentrañar la naturaleza de las relaciones sociales, al incorporar el cuestionamiento hacia lo femenino y lo masculino y sus consiguientes asignaciones de roles3 y estereotipos4 como parte de la lógica patriarcal5. A partir de estas consideraciones es que proponemos una aproximación a este tema utilizando el ya mencionado concepto "cuestión de la mujer", dado que nos parece el más pertinente para remitirnos al debate, postura o declaración discursiva que problematiza la "naturaleza" de lo femenino o el quehacer de las mujeres (roles), es decir, se trata de un concepto aglutinador más amplio que "feminismo" puesto que este último alude a movimiento social que incorpora un cuestionamiento sociocultural abiertamente emancipador.

Proponemos aquí que desde los albores del PCCh, las mujeres han conformado parte de sus filas; sin embargo, su participación y relevancia se ha ido modificando a la par con el desarrollo de la cultura política del PCCh y, por ende, con la influencia del contexto externo. Bajo este argumento es que, a continuación, esbozamos tres etapas que, a nuestro juicio, constituyen momentos diferenciados de la historia de la militancia femenina.

Primera etapa: Mujer sinónimo de "compañera de"

1 Existe un trabajo que aborda este tema desde la óptica del género, se trata de Yazmín Lecourt Kendall: Relaciones de género y liderazgo de mujeres dentro del partido comunista de Chile. (Santiago: 2005) Ver en: http://www.cybertesis.cl/tesis/uchile/2005/lecourt y/sources/lecourt y.pdf Sin embargo, este trabajo se identifica más con la propuesta de Rolando Álvarez: La tarea de las tareas: luchar, unir, vencer. tradición y renovación en el Partido Comunista de Chile (1965-1990). Tesis doctoral. Santiago, 2007.

2 El género entendido como la construcción social y cultural de los roles que definen derechos y obligaciones a partir del sexo de cada persona. Desde esta premisa es que se construye el ideario de lo que se supone es lo masculino y lo femenino.

3 Los roles entendidos como las tareas o papeles que se le confieren a una determinada persona en la sociedad.

4 Por estereotipos entendemos las construcciones abstractas socialmente compartidas acerca de las características que supuestamente identifican a un determinado sujeto o grupo social.

5 Entendemos patriarcado como una forma de organización social que eleva al varón a la posición máxima de la familia para luego proyectar dicha posición -como una suerte de estatus superior- al resto de la sociedad.

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Año 2, Número 3

ISSN 0718-5049

Esta primera imagen transcurre desde 1912 hasta 1926, en otras palabras, desde la génesis del PCCh con la fundación del POS, hasta la creación de movimientos y organismos con reivindicaciones propias de género. Para este periodo resulta complejo aislar el discurso eminentemente comunista referente al papel conferido a las mujeres, por ello es que hemos decidido utilizar como fuente al líder político del periodo Luís Emilio Recabarren, de modo que esta parte de la reflexión atravesará genéricamente al movimiento obrero.

Identificar la opinión de género de Recabarren en su obra, es una tarea compleja. Las reducidas referencias a este tema yacen latentes en el conjunto de sus reflexiones y denuncias; sin embargo, existen ciertos lineamientos en su obra que dejan entrever una opinión frente a la

"cuestión de la mujer".

Desde sus orígenes, el movimiento obrero incluyó a las mujeres de manera específica. Sin ir más lejos, una mujer, Teresa Flores, participó en la fundación del POS, lo que es una clara muestra de militancia femenina. Sin embargo, existe también una referencia discursiva mucho más genérica que, de igual modo, da luces de la composición militante obrera como fue La Declaraaón de Principios de la FOCH en 1919, bajo la influencia de Recabarren, pues en ella se defiende y demanda a favor de "toda la clase trabajadora de ambos sexos", denominación que además se extiende por todo el comunicado y que se repite en otros documentos de la autoría de Recabarren, como folletos propagandísticos y discursos .

Existen además propuestas que no sólo materializan la inclusión de las mujeres a la clase obrera, sino que además demuestran una mayor preocupación por el tema, como fue el hecho de que en el Programa mínimo de mejoramiento social del POS, se solicitase la creación de casas de maternidad. He aquí una demanda concreta que, por una parte, denota una incipiente preocupación por las condiciones laborales femeninas y, por otra, identifica a la mujer como una de las afectadas por los "males" de la clase explotada. Esta consideración de la mujer obrera como aquejada por el sistema capitalista, está patente en la obra de teatro escrita por Recabarren, "Redimida", una obra de denuncia social que relataba la historia de una mujer sola y pobre, aquejada por el capitalismo. A primera vista, podría suponerse que se trata de una obra más de las varias realizadas para retratar el sueño socialista y que, sirviéndose de la riqueza del teatro, instaba a la lucha; no obstante, resulta interesante detenerse en el hecho de que se escoja a una mujer para retratar los perjuicios del capitalismo y representar la esperanza de la redención socialista. A nuestro juicio, esta presencia no es fortuita y más bien esconde un principio valorativo que emplea la figura martirizada de la mujer obrera para ejemplificar la redención socialista; en este sentido, cabe destacar que la figura de la redención se aproxima considerablemente al imaginario religioso de la salvación, aquella promesa dirigida a los fieles más desvalidos, en este caso, la mujer obrera.

Conocido es que dentro de la propuesta político-social de Recabarren, se cuenta la regeneración del pueblo, y es en este contexto donde la educación como herramienta configuradora adquiere un rol fundamental. La educación poseía un significado amplio: incluía

6 Ver Patria y Patriotismo en El Pensamiento de Luís Emilio Recabarren. Santiago, 1971, Eduardo Devés y Ximena Cruzat: Recabarren, escritos de prensa (1898-1924). Santiago, 1985. 4 vols

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desde la instrucción lecto-escritora, pasando por la educación en valores (sociales, fraternales, políticos), hasta esgrimirse como difusora de la propaganda del Partido (periódicos) para, como gran objetivo de fondo, mejorar la vida obrera a nivel material e intelectual. El programa político-social de Recabarren contempló escuelas, centros de estudio y bibliotecas que instruirían, como primer objetivo, al obrero, pero más extensivamente pretendían alcanzar a toda la familia obrera, donde finalmente se considera a la mujer. Con respecto a la extensión de propaganda como medio educativo, en sus escritos acerca de la acción sindical, Recabarren señalaba a las mujeres como parte de los sujetos obreros que deben formar parte de la ilustración política. Esto habla de la inclusión de la mujer dentro del núcleo familiar obrero y de su consideración como sujeto político.

Por tanto, podemos conjeturar que la mujer obrera figura como destinataria de la misión educadora del proyecto de Recabarren, a la vez que existe una innegable incorporación de la mujer a la "cuestión obrerd' como parte de sus filas militantes. No obstante, cabe preguntarse, ¿qué carácter posee esta incorporación de la "cuestión de la mujer' en el discurso de Recabarren? Mucho ha dicho la historiografía al respecto, pues, considerando estos argumentos y otros tales como su relación con Teresa Flores o la iniciativa de Recabarren de invitar al país a Belén de Sárraga7, es que se ha concluido que existe una premisa visionaria frente al movimiento feminista en los actos de Recabarren. Sin embargo, en esta ponencia nos inclinamos por sugerir que si bien existe el claro reconocimiento de una "cuestión de la mujer' en el discurso de Recabarren —lo que se vislumbra en su ideal de educación, de regeneración del pueblo y en los epítetos utilizados para referirse al universo obrero- dicha consideración de la mujer obrera se enmarca dentro de un imaginario naturalista que no se aleja de la visión patriarcal dominante de la época. Visión en la cual —y de la que Recabarren no se escapa- prevalece una asignación maternal al rol femenino, cuya materialización en el ámbito de lo público no es más que una extensión del rol privado, es decir, para ambos casos, se concibe una mujer como sinónimo de "madre", "esposa de" y "compañera de". Esta noción esta claramente manifestada en la siguiente cita:

"Cuando el socialismo combate la prostitución, la mas infame de las llagas sociales que mantiene nuestra actual sociedad, hace obra de alto patriotismo, porque quiere librar a la patria y a la familia, que es su base, de esa degradación en la que caen nuestras mujeres llamadas a ser las madres de la humanidad"8

7 Esta premisa ronda, entre otros trabajos, también el de Julia Antivilo Peña: La influencia del pensamiento feminista y praxis política de Belén de Sárraga en la consolidación del movimiento de mujeres chilenas, 1913-1920. Tesis de Pregrado. Santiago, 2003, Yazmín Lecourt Kendall: Relaciones de género y liderazgo de mujeres dentro del partido comunista de Chile. Santiago, 2005, Gabriel Salazar: Luís Emilio Recabarren: Pensador, político, educador social, tejedor de la soberanía popular en Patriotas y ciudadanos. CED, 2003 y Alejandro Witker Velásquez: Los trabajos y los días de Recabarren. La Habana, 1977.

8 Ver conferencia de Iquique 1915, en respuesta a las quejas de anti-patriotismo, en El Pensamiento de Luís Emilio Recabarren. Santiago, 1971. p 210

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La idea de madre de la humanidad está muy presente en la obra de Recabarren, en múltiples escritos y discursos se hace referencia a este rol público9. Con respecto a la cita, podemos decir que además de constatar el discurso patriótico y de regeneración del pueblo, visualiza un imaginario doble de lo femenino, a saber, el ideario de "mujer fatal' —representado por la imagen de prostituta- frente al de "mujer maternal' , como muestra del ideal femenino; de aquí surge inmediatamente la siguiente pregunta: ¿este discurso acerca de lo femenino, se aleja de la visión religiosa o no será acaso un símil del ideal Mariano construido por la Iglesia Católica? A nuestro juicio, el concepto de fondo es similar, pues, en ambos subyace una valoración de la familia que justifica la relegación de la mujer al ámbito privado y que además la ubica en una situación asimétrica con respecto al rol masculino, con la diferencia que Recabarren le confiere una legitimación distinta dado que explica la situación como una consecuencia del sistema capitalista.

Y a propósito de lo anterior, ¿qué carácter adquiere la militancia femenina? Nuestra respuesta es que en este primer momento el rol asignado a las mujeres está relegado al lado de los varones, es decir, se les sitúa como "compañeras dé', encargadas de velar por la constitución familiar. Y es desde esta limitada posición que Recabarren reconoce la importancia de la mujer obrera y de la educación femenina, pero visualizando una imagen de mujer dominada por el rol maternal, vale decir, que la imagen del Movimiento Obrero en este momento es "transgresora pero limitada". Transgresora en el sentido de que se avizora una incipiente noción de militancia femenina, en donde eminentemente se incluye a la mujer obrera dentro de las demandas y problemáticas propias de la clase trabajadora; sin embargo, dicho reconocimiento es limitado pues prevalece una posición asimétrica de las mujeres con respecto a los varones.

Segunda etapa: La pugna entre demandas de clases y de género.

Esta etapa va desde 1926, cuando se constituye la Comisión Femenina del Partido Comunista hasta 1950. Dentro de la caracterización de este periodo podemos mencionar dos elementos claves. Por una parte, la militancia femenina logró aunar el comunismo con el feminismo, en el sentido que el PCCh reconoce y apoya una "cuestión de la mujer", es decir, mientras que en el periodo anterior las demandas de clase primaron por sobre las de género, en esta etapa las reivindicaciones propiamente feministas se levantaron tanto o más que las de carácter económico, de manera que no sólo se acusa al sistema económico del perjuicio de la mujer,

9 Julio Pinto Vallejos hace una breve pero certera aproximación a este tema en el artículo Socialismo y salitre: Recabarren, Tarapacá y la formación del Partido Obrero Socialista. Santiago, 1999. Ver en http://www.archivochile.com/Historia de Chile/sta ma/HCHsta-ma 06.pdf

10 Mireille Dottin-Orsini en La Mujer Fatal. Buenos Aires, 1996. La autora realiza una ejemplificado ra explicación histórica acerca del imaginario femenino diferenciando entre el ideal Mariano que construye un ideario de Mujer inocente, pura, casta y, por sobre todo, abnegada y servicial a nivel familiar, es decir, una "Mujer Madre" que se entrega con toda su sensibilidad maternal a la esfera privada-doméstica. Sin embargo, este ideal convive con el imaginario de La "Mujer Fatal", entendida como la construcción de una imagen de Mujer exuberante, vulgar, sucia, de costumbres frívolas. Este comportamiento se entendería por su "naturaleza" histérica, estúpida (alejada de la razón masculina) y, por sobre todo, sería resultado de sus lascivos impulsos.

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sino que también se cuestionan las bases sociales y culturales el sistema. Por otra parte, está el hecho de que en este periodo, las mujeres se vuelven protagonistas de sus demandas; a diferencia de la etapa anterior, en que el movimiento obrero fue interlocutor de las demandas de las mujeres, aquí son las mujeres las que hablan y demandan desde organizaciones que no sólo son femeninas, sino que feministas, situación que, como veremos con el ejemplo del MEMCH, fue tiñendo de emancipación el discurso de las mujeres.

Realizando una suerte de revisión de antecedentes, podemos decir que desde los años previos venían constituyéndose distintos organismos femeninos de carácter obrero, como los centros femeninos Belén de Sárraga, pertenecientes al POS desde 191311, el Consejo Femenino de la FOCH en 1917 y la Federación Unión Obrera Feminista en 1921. Estos organismos femeninos, sin ser feministas, sentaron las bases para lo que sería el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH) en 1935 y, luego, la FECHIF, hasta 1951.

El MEMCH estaba formado por mujeres comunistas y contaba con el apoyo del Partido. Dicho movimiento, autodefinido como feminista, fue clave en la instalación de un debate más elaborado a cerca de la "cuestión de la mujer', tendiente no sólo a mejorar su condición social sino que a cuestionar las bases materiales y simbólicas de la sociedad definida como patriarcal. Como parte de este cuestionamiento social y del llamado reivindicativo abiertamente emancipador del MEMCH, se incorporaron demandas de distinta naturaleza afines con su autodefinición: "una amplia organización con carácter naáonal, que agrupa en su seno a mujeres de todas las

tendenáas ideológicas que estén dispuestas a luchar por la liberación biológica, soáal, económica y jurídica de la

■ »12 mujer" .

La discusión entre la preeminencia de las demandas de género por sobre las de clase o viceversa fue y, sigue siendo, un tema controvertido. Al respecto Edda Gaviola señala, a propósito del ocaso del MEMCH, que existían divergencias al interior de la organización "expresadas en dos tendencias principales una, que proponía la transformación de la organización en el prinápal referente de las mujeres obreras y otra, que sugería mantener la amplitud social, política y religiosa que había caracterizado al MEMCH desde su fundación"13. El hecho de que este tipo de debates saliera a la palestra da cuenta de una disparidad de objetivos y prioridades políticas, situación que también devino en roces entre el MEMCh y el PCCh y que, finalmente, fue uno de los elementos que desencadenó el fin de este movimiento feminista.

A modo de conjetura para esta etapa, podemos decir que existe un momento de controversias respecto a la "cuestión de la mujer" en que, por causa de la influencia del contexto nacional — como fue la emergencia del movimiento feminista en Chile- se asentó con mayor profundidad el cuestionamiento "clase versus género", lo que puede significar un pequeño "avance" con respecto a la situación de la mujer como "compañera de" hacía una concepción más paritaria de la militancia comunista. Sin perjuicio de ello, la separación entre el MEMCH y el PCCh es la

11 Aquel año visita Chile la feminista española Belén de Sárraga por invitación de Luis Emilio Recabarren.

12 Estatutos de MEMCH, ed. Antares, Santiago, 1938 citado por Edda Gaviola Artigas: Queremos votar en las próximas elecciones: historia del movimiento femenino chileno 1913-1952. Santiago, 2007. p 69.

13 Ibid. p 72

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evidencia de que el camino que se eligió fue el de la clase, ello demuestra que una vez más el Partido confirmó su premisa fundacional y que, por tanto, de ahora en adelante, la lucha de la mujer debería estar contenida dentro de ese margen ideológico.

Tercera etapa: Gladys Marín ¿mujer o militante?

Las características de esta etapa en la militancia femenina comunista, que va desde 1950 hasta 1973, están marcadas por el contexto histórico externo. Como señala Hobsbawm , el periodo de La Revolución Social significó cambios sustanciales en la vida de las mujeres, ello por distintos factores e hitos tales como: la incorporación masiva de las mujeres a la enseñanza superior, la inserción de las mujeres casadas en el mundo laboral —profesional y obrero-, la significativa influencia de los movimientos feministas, a lo que hay que agregar, la impresionante influencia que significó la incorporación de la píldora anticonceptiva. A juicio de Hobsbawm, "lo que cambió en la revoluáón soáal no fue sólo el carácter de las actividades femeninas en la sociedad, sino también el papel desempeñado por la mujer o las expectativas convencionales acerca de cuál debía ser ese papel, y en particular las ideas sobre el papel público y su prominencia política"5. Tal como lo señala el autor, en este periodo se vivieron hechos que fueron modificando tanto la vida de las mujeres como su propia auto-percepción, pero además fueron modificándose los roles sociales asignados a las mismas.

Este fenómeno revolucionario junto con otros elementos políticos del periodo, tales como el aumento del universo electoral y la incorporación del sufragio femenino, fueron configurando un panorama político diferente al anterior. En el caso del PCCh se configuró un fenómeno de expansión del electorado y de las bases políticas que contó con amplia suscripción femenina . Dicho telón de fondo nos permite comprender la activa participación de mujeres comunistas como dirigentes políticas y sindicales, fenómeno que, a nuestro juicio, está marcado por el ascenso de Gladys Marín a la Secretaria General de las Juventudes Comunistas de Chile, puesto que ello demostró que la presencia femenina había dejado de ser accesoria o separada del proyecto comunista, y más bien adquiere una homologación a la militancia "genénccT del Partido, entendiendo por "genérica" el tipo de militancia que enmarca al universo de personas que participan comprometidamente con el Partido.

La pregunta que surge de este hito es ¿qué características específicas adquiere la militancia de las mujeres comunistas? En este punto es ineludible cuestionarse acerca del protagonismo de Gladys Marín y qué ideal de militancia representa. Y, a raíz de su liderazgo, ¿existió un cambio en la percepción del PCCh hacía las mujeres?

14 Eric Hobsbawm: Historia del siglo XX. Capítulo X. Buenos Aires, 2006

15 Ibid. p 315

16 Ver: Marcela González Oteíza: Te hablo a ti: madre. Esposa, dueña de casa. La mujer en las campañas presidenciales de 1964 y 1970 en Revista Dimensión histórica de Chile número 13/14 Mujer, historia y sociedad. UMCE, 1997-1998

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Para comenzar a aventurarnos en dar respuesta a estas preguntas, proponemos analizar el tema partiendo de la base de que existe una doble tensión entre la teoría y la práctica del PCCH en lo referente a la militancia femenina. Más específicamente, juzgamos que existe una disparidad entre lo que se dice y lo que se hace con respecto a la participación de las mujeres en su contingente militante.

La primera contradicción tiene que ver con la concepción de militancia dentro del Partido. El PCCh posee una definición de militancia que no hace distinciones patentes de género pues se incluye la participación de varones y mujeres como parte activa de la orgánica del Partido. Sin embargo, ello convive con una concepción especifica acerca del rol militante de las mujeres, es decir, concibe una "cuestión propia de las mujeres", por ello es que posee un Frente Femenino. Este organismo es una forma de diferenciar los objetivos masculinos de los femeninos, aún cuando no se margine a las mujeres de la militancia a nivel genérico, el hecho de constituir un organismo independiente da luces de que es un tema instalado dentro del Partido que se pretende solventar mediante un ejercicio militante específico. Por tanto, la pregunta que cabe hacerse es ¿si la militancia es una sola, para qué realizar un Frente Femenino? La respuesta tentativa puede ser que ello obedece a una tensión entre la concepción ortodoxa de militancia comunista, enfrentada a la necesidad de incluir a nuevos actores —o actrices en este caso- al contingente militante del Partido. De modo que, la militancia teóricamente sigue siendo única, y sin perjuicio de ello, nuestra propuesta es que pese a ser teóricamente única, la militancia no es neutral, pues a ella subyacen criterios patriarcales que hacen concebir un tipo de militancia aparentemente neutral que "eliminé' o "neutralicé' el sexo y/o el género del sujeto que sigue el camino militante, es decir, concibe una practica entregada al Partido a tal punto de que no sólo se relegue la vida privada, sino que supere la condición de mujeres y varones en pos de constituir a sujetos militantes neutros dedicados ciento por ciento al Partido. No obstante, ¿hasta qué punto la militancia logra ser, en la práctica, neutral? Creemos que no lo logra, pues aquella aparente neutralidad encubre una lógica masculina, es decir, la militancia comunista está eminentemente constituida por un referente masculino, esto a nivel de roles, identidad y de ideales que son parte de un imaginario patriarcal.

En esta lógica, lo que sucede con la práctica militante femenina -cuando las mujeres logran establecerse dentro del "ideal militante comunista"-, es que en su quehacer militante se "masculini%a", entendiendo que "masculini%ación" es el proceso en que la mujer abandona el género femenino que, recordemos se trata de una construcción social, y se va aproximando al género masculino, ello en la medida que va adquiriendo los roles y estereotipos de ese género; vale decir, que todo esto sucede en el marco de la militancia, es decir, que con esta "masculini%ación" no queremos señalar que llegue a insertarse en el cuerpo, en la vestimenta o apariencia, como si sucedió en el caso argentino17, sino que más bien creemos que se trata de un fenómeno más amplio que incluye la adquisición de una lógica militante que se va

17 Ver: Alejandra Oberti: Contarse a si mismas. La dimensión biográfica de los relatos de mujeres que participaron en las organizaciones político-militares de los 70 en Vera Carnovale, Federico Lorenz y Roberto Pittaluga (comps.): Historia, Memoria y Fuentes Orales. Buenos Aires, 2006. p 58

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instalando silenciosamente, en la medida que se van asumiendo nuevas tareas propias de aquella militancia.

¿Qué sucede entonces cuando no se logra aquel ideal? Lo que creemos que sucede —y esta es la segunda contradicción entre teoría y práctica- es que se realizan distinciones en la práctica militante, es decir, se discrimina de una u otra forma en consideración del sexo, de modo que las tareas asignadas, y la elección de los cargos guarda estrecha relación con el "nivel" de masculini%aáón de la militancia femenina. De modo que en la práctica, lo que hay de género femenino, se irá mermando hasta masculini%arse por completo, a fin de alcanzar con esto el ideal de militancia femenina.

La última pregunta que cabe realizarnos en el marco de esta hipótesis, es ¿qué significó Gladys Marín en materia de militancia femenina comunista? Sostenemos que Gladys Marín se constituyó como líder y referente de la militancia comunista —lo que se hizo evidente sobre todo en el contexto de la Transición y al momento de su muerte- pues significó un quiebre superficial y una permanencia en materia de militancia comunista. A saber, el liderazgo de Gladys significó la emergencia de una figura que repercutió —externamente- en el Partido, en el sentido de que arrasó con su personalidad, entrega y pasión por la lucha hasta constituirse como una líder (en vida) y un icono (luego de su muerte) para la militancia comunista. Sin embargo, este aspecto fue sopesado por la continuidad que a nivel de militancia Gladys Marín propugnaba, en el sentido que se amoldó —tal vez no en lo externo, pero sí en lo esencial- al ideal militante comunista, es decir, ella se neutralizó como mujer —aún cuando usara falda- para imbuirse en la lógica de una militancia masculina.

Reflexión final

Luego de esta somera revisión de la militancia femenina comunista desde sus albores y hasta el quiebre democrático, queda la sensación de que se trata de un tema "pendiente" dentro del Partido de la vanguardia obrera, un debate que necesita mayor discusión y reflexión tanto en este partido como en la totalidad de la izquierda chilena, y no solamente a lo largo de la historia, sino que, sobre todo, en el marco de la política actual.

En cuanto al estado de la discusión, creemos que es necesario aportar desde la disciplina histórica una óptica problematizadora distinta a la que ha entregado la ciencia política y la sociología en torno a este gran debate "mujer y política", por ejemplo, en torno a temas tales como los liderazgos políticos femeninos, el electorado femenino y las distintas motivaciones que definen y han definido a lo largo de la historia las opciones políticas de las mujeres. En definitiva, la invitación que aquí planteamos está dirigida a ampliar la reflexión en torno al debate mujer y política y no sólo mirando el pasado sino que proyectándolo a la actualidad a fin de cuestionar el carácter que hoy posee la militancia femenina, tanto en los partidos de izquierda como en el panorama partidista chileno en general.

Carolina Fernández-Niño "Y tú, mujer, junto al trabajador" La militancia femenina en el Partido Comunista de Chile

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Recibido: 2 de julio 2008 Aceptado: 16 diciembre 2008

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